Trilogia en la selva
En los tiempos de los dioses antiguos, jefes militares y reyes; una tierra confundida pedía a gritos un héroe: Xena, princesa guerrera. Xena, una poderosa princesa forjada en el calor del poder... la pasión... y el peligro. Su osadía cambiará el mundo sometiendo a su presa: un esclavo sumiso
TRILOGIA EN LA SELVA
En los tiempos de los dioses antiguos, jefes militares y reyes;
una tierra confundida pedía a gritos un héroe: Xena, princesa guerrera.
Xena, una poderosa princesa forjada en el calor del poder... la pasión... y el peligro. Su osadía cambiará el mundo.
No se si la leyenda es cierta, pero cambio mi mundo al menos. Estaba como siempre en mi jungla particular, acostumbrado a reinar como todos nosotros sobre la flora y sobre ellas, cuando de pronto junto al arrollo en que me bañaba, apareció XENA, montada sobre su corcel de libertad.
Cual amazonas griega, con sus túrgidos senos al aire, clamando libertad, su mirada profunda y su sonrisa enigmática y subyugante. Me acerque, quería su esplendor, su vitalidad y su energía, revoloteando entre flores y aromas de selva virginal cual mariposa en el viento, quería atraparla y hacerla mía. Su postura y astucia no lo permitirían, era tal su grandeza que su sola mirada me petrifico inmóvil, y caí literalmente rendido ante su hermosura y el poder de su voluntad.
Un hechizo sin duda, hábil seria Xena en el conocimiento de la naturaleza y de nosotros los seres inferiores, que no podíamos trabar combate con guerreras como ellas. Sino solo con las féminas débiles de carácter y voluntad. La vi como una Reina de la selva, un Hada entre los hombres y una Guerrera de la vida.
Extendió su delicado pie hacia mi, y le rendí tributo de inmediato, inclinándome a besar sus pies, hermosos a pesar del polvo que los cubría. Y ese acto sumisión hacia Ella no la doblego; certeramente introdujo todo su pie descalzo en mi boca, poseyéndome como su mascota; con excitante decisión y firmeza.
Su pie jugando con mi lengua culminó por doblegar cualquier resquicio de voluntad que me quedaba, fundiéndome entonces mi voluntad a la suya, con la misma avidez y encanto que me producían sus dedos en el fondo enmudecido de mi garganta y la erección retenida entre mis piernas, que palpitaba tan rápido como mi corazón cada vez que su rostro sonreído expresaba la satisfacción de su poderío sobre mi.
Rogué por sus favores de hembra, anonadado por el deseo y la lujuria; mi osadía de develar sus encantos ante la Mujer ya Diosa, ya fértil y naturalmente reproductiva… seria severamente sancionado por tal atrevimiento... antes de saberlo su diestras manos me habían envuelto en rudas ataduras, maniatado sobre las losas frias y lacerantes de las rocas…como presa para ser inmolada.. pagando el tributo de ser sometido a los juegos y escarceos de semejante Princesa Guerrera.
Uno tras otro, interminables y excitantes, los azotes llovieron sobre mi piel. Piel rasgada con trazos cáusticos, perceptible y ardientes, tanto en mi alma viril y como en mi orgullo macho frustrado.
Mis piernas y brazos tensaban las prisiones que me ataban, sudoroso y palpitante, casi hasta el límite, explotando los golpes certeros como dardos, disparados por la Princesa XENA. Los azotes emitían sonidos y hacían ecos acompasados en mi cerebro y en el aire; y en cada palpitar me sentía mas sometido, humillado y dominado… pero feliz a pesar del castigo, por saberme parte de su voluntad…mejor que ser ignorado por semejante Diosa, cuyo corazón solo podría amar a otra deidad como Ella.
Suplique y rogué la dicha de la unión de nuestros cuerpos, implore por el frenesí amatorio entre ambos; y mis suplicas finalmente amainaron el castigo: AMA XENA accedió a unir nuestros cuerpos en coito. Claro que de la forma que una Princesa Guerrera como Xena acostumbra, preservando su dominio y poder, penetrándome y violándome a mi, y no al revés.
Cada embate de sus juguetes o sus dedos en el fondo de mis entrañas, cada azote sobre mis nalgas ya mallugadas y sobre mi espalda, me obligaban a contorsionar y acompasar sus embates, derrumbando mi voluntad. La invasión se antojo en violación y la humillación en abatimiento. Los azotes terminaron por hacerme disfrutar de su invasión y claudique ante Ella junto a su satisfacción dibujada en sonrisa.
Fue un pequeño tributo a una Princesa, humillado y derrotado, rendido nuevamente a sus pies e implore la clemencia de descargar mi virilidad; con la dicha infinita de sentirme suyo, sometido y dominado… fundiendo mi voluntad a la suya, con mi cuerpo como apéndice de sus caprichos y mi lujuria disciplinada por sus azotes…
La dicha de saborear los pies de Princesa de AMA XENA, o en ocasiones de los besos ortogonales de su sexo en mis labios, son suficiente premio a mi esclavitud voluntaria. Mis limites se van ensanchando cada vez mas y mas, junto a mi devoción a AMA XENA. El trato degradante y humillante de sus castigos e imposiciones terminan minando mi voluntad y aumentan mi sensación de plenitud al sentirme cada vez mas suyo, mas cerca Ella, mas dominado y poseído. Como tener que lamer y tragar mi descarga sobre los polvorientos pies de AMA XENA, hasta dejarlos impecables.
La jornada en la selva, en mi último encuentro con la Princesa Xena, terminó en la trilogía; vale decir en mi aceptación tacita que soy solo su juguete, su esclavo y perra, que seré azotado, humillado y sometido como la Princesa Xena disponga.
Y en consecuencia podre ser prestado, usado y sometido ante cualquier trio o trilogía que AMA XENA disponga.
Luego de nuestro último encuentro estoy claro que mi única recompensa, será la sonrisa de satisfacción en el rostro de la Princesa XENA WARRIOR.
Así, cuando Ud me de sus instrucciones del próximo encuentro para Castigo No consensuado, yo solo diré …Si AMA XENA como Ud. mande , soy su esclavo y Ud. ordena y me arrojare a tus pies,suplicando tus divinos castigos y humillaciones , implorando ser el objeto de tu poder y dominio.