Trilogía de la boda: El enlace
Tercera y ultima parte. Por fin llega el dia de la boda. Y ya se sabe, de una boda sale otra boda. O quizas no!
Trilogía de la boda: El enlace
por si no has leido la 2º parte Capitulo anterior
No la había acompañado a comprar su vestido para la boda, no es que no me gustara ir de compras con una “modelo”, es que había sido una semana de chicas, con todo lo que se tenían que comprar, mejor que fueran todas juntas, incluso la novia. Yo por mi parte para esa boda iba a alquilar el chaqué donde los alquilaba el novio, así que en una hora habíamos terminado y el resto de la tarde fue para tomar cañas.
Por fin llego el día de la boda. Llevaba una semana sin afeitarme para tener un rasurado perfecto, había ido a la peluquería para dejarme el pelo a la medida justa para que no se me vieran demasiado las entradas, las canas me daban lo mismo, de hecho me daban un aire a lo Red Richards que le gustaba a Fátima.
Antes de irnos se probo el vestido para que lo viera antes de la boda, cuando salió de su habitación me quede muerto del susto, no podía articular movimientos excepto en los ojos, la miraba y volvía a mirarla y solo pensaba en una cosa, lo guapa que iba a estar y la suerte que tenia. Si hace un año me llegan a decir que estaba a punto de ir a una boda acompañado de la mujer mas maravillosa del mundo, me hubiera reido del chiste.
Fátima vestía un vestido negro, largo, palabra de honor, con la falda en gasa, no se le veían los tacones, pero sabía que debían de ser de infarto porque me sacaba algo de altura. El pelo recogido en un moño, los ojos pintado de negro, no mucho maquillaje pero suficiente para notarle algo de colorete, los labios no muy pintados, y las joyas solo unos pendientes, aunque le faltaba una sorpresa.
Después de articular una única frase, “estas guapísima” se volvió a meter a su habitación, le faltaba algo me dijo. Me fui a la bolsa que me había traído a su casa, y pille un estuche negro y alargado, me acerque a su habitación y llame a la puerta, cosa que sabía que la pondría sobre aviso de que pasaba algo.
No era necesario ni nunca lo había sido llamar a la puerta, a no ser la del baño. Entre en su habitación y la vi que me miraba a por el reflejo del espejo, yo llevaba las manos atrás, y cuando se dio la vuelta para hablar directamente, saque lo que tenía en las manos. Un collar de oro blanco y un diamante, sus ojos no se despegaron de esa lágrima de carbono, mientras sus manos tapaban su boca, abierta por el susto, quizás de ver otra clase de joya.
- Diego, pero que has hecho? No tenias porque, a que viene esto??
- Fátima, quiero que seas la segunda chica en que más se fijen en la boda, y la primera más guapa. Y creo que te faltaba poco para ello, pero quería asegurarme.
- No tenias porque!!! Es precioso, y no te voy a preguntar cuánto te ha costado, pero eres un tonto.
- Sí, soy tu tonto. Y no te debería importar cuánto me ha costado, es otra forma mas de decirte, te quiero.
- Si no fuera porque no llegaríamos a tiempo, esto te lo haría pagar en la cama.
- Bueno puedes hacérmelo pagar esta noche después de la boda.
- Ya veremos cómo volvemos de cansados, pero no creas que te voy a dejar sin tu merecido.
Me dio eso si un beso que me recordó al primer beso que me dio una chica en mi vida, y es que era un beso de esos que se tardan en olvidar, porque bueno este beso significaba algo mas que un beso de agradecimiento.
Y eso que mi plan no había hecho más que comenzar, tenía otra caja negra con otro regalo mas caro del que ya le habia regalado, y ese era un poco más especial. Y además la noche estaba preparada para que fuera especial.
La boda iba a ser en un monasterio, y después la celebración en un parador nacional, lo que Fátima no sabía es que el mismo día que nos dijeron donde iba a ser (ya estábamos saliendo) había pillado no una habitación, sino una suite.
Si la habitación de los novios tenia de todo, esta tenia lo mismo, lo único que no tenía un balcón como la mitad de mi piso, con vistas a todo el valle. Eso sí, jacuzzi sí que tenia, y una cama mas grande que la de su casa, así que, por lo tanto, tenía suficiente para ambos.
Recogimos las cosas y nos fuimos a coger el coche para llegar a la boda, nos cambiaríamos allí para no arrugar el vestido, ni ir con la marca del cinturón de seguridad en la camisa.
Llegamos de los primeros, aparcamos bien para salir, y encima tuvimos tiempo de cambiarnos sin que nos molestaran, y dar una vuelta por el monasterio, que la verdad era bastante bonito.
Nos hicimos un par de fotos, y ya cuando vimos que la gente empezaba a llegar nos fuimos a saludar, para ver a los amigos y porque no, para que Fátima pudiera arrebatar a cada una de las invitadas, sus expectativas de ser la más guapa de la boda. Ese honor ya estaba pillado.
Llego primero el novio con la madrina, y les saludamos y nos hicimos una foto los amigos con el novio antes de que se casara, y después también nos hicimos mas, y él por su lado también. Cuando ya estaba más que nervioso apareció el Bentley con la novia, así que todos nos metimos para la capilla y a esperar a que el cura les casara.
La ceremonia no fue muy larga, pero más que nada porque me tire la mitad de ella mirando como los hombres se comían con la mirada el escote de mi chica, y las mujeres la miraban primero el vestido y después la joya que tenía en el cuello. Yo pasaba desapercibido, pero cada vez que Fátima se daba cuenta de la mirada de algún señor mayor me lo decía para que yo le mirase también. Y eran esos momentos en los que yo dejaba de ser un invitado mas, a ser el acompañante de la más guapa de la boda, con el permiso de la novia.
Por fin salimos a tirarle el arroz a los recién casados, acto que es más o menos como decir que la celebración acababa de empezar. Se hicieron corros para felicitar a los recién casados, muchos abrazos, besos, y familia de un lado a otro para ser los primeros o los segundos. Los amigos estábamos apartados, y cuando ya toda la familia fueron dejando sitio, empezamos a acercarnos a hacer lo propio, felicitar a la pareja, por su nuevo estatus social. O como dijo una prima pequeña de la novia, para poner un me gusta en tu nuevo estado del Facebook.
Nosotros no fuimos de los últimos, pero sin duda fuimos de los que más ilusión teníamos por hacerlo, y es que no es por nada, pero el título de mejor amigo del novio lo tenía yo. Y eso pesa un montón, más que el titulo de primo segundo o cosas así.
Nos fuimos al parador, mientras los novios iban con el fotógrafo a hacerse las fotos de la boda.
Así que aun estaríamos un rato mas sin la presencia de los novios, y bueno la cena aun tardaría en llegar, y con ello, aun quedaba más para los cubatas.
Llegue y en vez de meter el coche como todo el mundo en el parking para invitados, yo lo hice en el de clientes, Fátima pensó que simplemente es que tenía mucho morro y no quería ensuciar el coche con la arena del parking sin asfaltar y por ello lo metía en el otro, menos mal que no descubrió lo que pasaba, no en ese momento.
Subimos como todo el mundo a esperar el salón antes de entrar en el comedor. La gente ya estaba empezando a picar de las bandejas, y nosotros con el hambre que teníamos nos pusimos a hacer lo mismo. He de reconocer que el ibérico estaba muy bueno, quizás demasiado para la dieta. Igual que el resto de cosas que sacaban y de las cuales íbamos dando cuenta todos y cada uno de los invitados. Mientras Fátima se quedaba hablando con la madre de la novia, y demás amigas, yo tuve que darme prisa para ir a la recepción, ya había pagado y había presentado la documentación para coger la habitación, dado que era de la boda me dijeron que no hacia falta que pusiera el cartel de no molestar en la puerta que cuando saliéramos de la habitación avisáramos a recepción y se ocuparían de limpiarla a cualquier hora.
Volví a la zona de invitados y por fin después de casi una hora allí bebiendo y comiendo, con moderación eso sí, aparecieron los recién casados. Un poco más y se quedan sin nada del coctel. Otra vez las mismas personas pero esta vez mas fotos, con mas colorete en las mejillas después de un par de copas de vino.
Pasamos a la mesa del comedor, y estábamos todos los amigos y sus novias en la misma.
Cosa lógica por otra parte. Aunque la verdad es que no hubiera querido sentarme en otra sitio, tener delante de mí a David y a Laura se me hizo un poco raro, y es que mis ojos por desgracia iban directamente a la zona derecha del cerebro el de la memoria, donde aun tenia grabado la escena de la despedida de soltero, en la que vi a esa parejita follando en la trastienda del pub donde estábamos.
Laura llevaba un vestido rosa de tirantes con un escote que dejaba poco a la imaginación. Y es que no puedo decir si se le veía más o menos de la teta, era una proporción del 50% más o menos.
Fátima se dio cuenta que no podía mirar al frente, y me dio una patada por debajo de la mesa. Pensando que lo que hacía era mirar por si se veía algo más de lo que no se veía. Vamos que creía que me había pillado en un marrón con la novia de mi amigo, pero cuando pude decirle la verdad, ella hizo lo mismo pero mirando a David. Y no nos desconojamos de nosotros mismos de milagro.
La velada después de eso la verdad es que fue muy entretenida, gritando a los novios que se besaran, degustando una cena deliciosa y levantándonos para saludar a los demás miembros de la velada.
Cuando se acercaron a la mesa los señores les obsequiamos con un gran aplauso y un par de besos a la novia y un gran estrechón de manos al novio.
Pasada la fase de comida, llegamos a lo que es la primera copa de la noche, la cual para no variar fue el detonante de muchas borracheras que nos enteraríamos en días sucesivos.
Cuando dejamos ya la mesa del comedor para ir a la zona de baile, le dije a Fátima que fuera subiendo que teína que ir al coche a por el sobre para los novios. En el coche cogí la mini maleta que había hecho para esa noche y la subí a la habitación, tome el pequeño estuche negro que era lo que mas me importaba y lo deje en la mesilla de noche, comprobé que había una botella de cava y dos copas. No, no tenía pensado meterle el anillo en la copa y que se lo tragara por equivocación. Tenía pensado ponerme de rodillas y abrirle el estuche mientras le preguntaba algo de suma importancia. Lo deje todo preparado y volví al baile.
El baile ya había comenzado con el baile de los novios, y los padrinos, por lo cual ya estábamos todos autorizados para comenzar a bailar, otra cosa es quien era el primero en salir a hacer el ridículo.
En vez de eso, fuimos a por más combustible, que nunca bien mal para quitarse la vergüenza de encima.
Cuando vía a Fátima de espaldas a mí, no pude más que acercarme, pasar mis brazos por su cintura y si que se diera la vuelta darle un beso en el cuello, en ese punto en el que le rompo las defensas físicas y emocionales y se calienta lo suficiente para que juguemos.
Cuando se da la vuelta la agarro de la cintura, de la mano y la llevo paso a paso a la pista, quiero poder fardar de chica, quizás no podre hacerlo de bailarina, pero no me hace falta una mujer perfecta teniéndola a ella.
No llegamos a tiempo al balls, ni queríamos, más que nada porque se ve el resto había ido a más bodas y lo tenía mas ensayado. Solo dimos vueltas, dando un paso para aquí y otro para allá. Yo no pidió apartar la vista de sus ojos, no miraba a ningún sitio, y es que en un momento me quede parado, en medio de la pista, Fátima se quedo preocupada como si me hubiera dado un infarto pero antes de que pudiera decir nada, el novio se me acerco y me dijo si podía bailar con la chica más guapa de la boda, a lo cual acepte, y al darme la vuelta la novia ya me estaba esperando para bailar con ella.
Fue una parte que quedo muy bien en el video de la boda, al menos ellos sabían como se bailaba, por lo tanto nosotros solo nos movíamos a su ritmo.
Cuando termino la canción, aplaudí a la novia y le di las gracias y dos besos y me fui a por mi chica, que estaba en el otro lado de la pista.
Pero antes de llegar se me acerco mi ex. Verla no me sorprendió, pero tampoco es que quisiera acercarme, la salude y me paro diciendo que quería bailar conmigo. Podía haberme negado, pero la verdad es que lo que menos quería era estropearle la fiesta a mis amigos, aunque sinceramente si me la llego a encontrar fuera de la boda no le hubiera dado ni la hora.
Por fortuna no era una canción lenta ni nada, así que no tuve que cogerla ni abrazarla. Esperaba que si me veía Fátima viniera en mi ayuda, pero no lo hizo, fue a por una copa mientras yo estaba allí, sufriendo.
Cuando por fin vi a Fátima me estaba mirando mientras hablaba con David, parecía que se lo estaba pasando bien mientras yo ponía cara de pocos amigos. Al terminar la canción, la tonta de mi ex, dijo que al menos podía haber puesto buena cara. Me fui sin decir nada, no era el momento.
Le conté lo que acababa de pasar a mi chica y me dijo, que como podía ser tan zorra la puta esa, joder, no se si la madre de la novia la escucho, pero estaba al lado y la abuela de la novia también. Me la lleve del salón y fuimos al jardín, si iba a despotricar al menos que lo hiciera sin alterar a las personas de la sala. Le dije que no había importado nada, que ella era así, pero en el fondo tenia toda la razón.
Volvimos a la sala de baile, la música había cambiado, ya era algo mas moderna, bueno de vez en cuando metían algo de los 80 para las generaciones anteriores, pero se podía bailar todo. Ya cuando íbamos con unas copas de más, nos pusimos todos a bailar la conga, o Paquito el chocolatero, los grandes clásicos de las bodas.
Por fin toco una lenta, y me pude pegar al cuerpo de mi novia. Dado que debía de tener unos buenos tacones, íbamos a la par, se apoyo en mi hombro mientras me daba pequeños picos en el cuello, cosa que me estaba rompiendo por completo, pero no me dejo hacer lo mismo, su cuello era uno de los puntos débiles y claro en medio de la pista no era plan ponerse aquí a calentarse, aunque yo ya podía derretir un hielo si me lo ponían en cierta parte del cuerpo.
Después de un par de horas en las que ya mucha gente se había ido, la cosa empezaba a decaer, los amigos decían que menos mal que había autobús que iban bastante bebidos. Yo por mi parte iba bien, y encima no pensaba conducir, así que cuando la mayoría de ellos se cogió el primer autobús, le dije a Fátima que podíamos irnos cuando quisiera. Me dijo que no estaba muy cansada, que si llegábamos pronto me tenía que pagar una cosa. A modo de broma yo le dije que me tendría que pagar dos.
Fuimos al ascensor para ir a por el coche, o supuestamente para eso, pero en verdad cuando ella iba pulsar el botón del parking la tome de la mano la atraje hacia mí y la bese, un morreo y con la calentura que llevábamos por poco no le meto la mano por debajo del vestido.
Mientras la voy besando, pulso el piso al que vamos, por mucho que el beso fuera esplendido se que la gravedad nos delata y que vamos para arriba.
Así que por cuando se abren las puertas le digo que ya hemos llegado.
- Diego donde vamos?
- Pues veras, vamos a pasar una noche que no se te va a olvidar. Quiero que sea extraordinaria.
- Legen, espera, daria, jajaja. Pero bueno primero el collar y ahora esto, pero se puede saber que te he hecho para que me quieras tanto.
- Solo ser tu misma. – y la volví a besar.
- Diego, no sé como podrías hacer que esta noche fuera aun más maravillosa pero voy a contribuir para que lo sea.
- Con tu sola presencia ya lo haces.
- Espero que el alcohol no nos juegue una mala pasada esta noche.
- Y si lo hace me da igual, tenemos todo el día de mañana para compensar.
- Voy un momento al baño y te voy a hacer un striptease que dejara al de Demi Moore a la altura del betún.
- Cariño, no me hacen falta comparaciones, porque nada ni nadie se puede comparar contigo.
- Déjame, y después me contestas.
Se metió en el baño, solo escuche un momento el agua del grifo, yo mientras tome el estuche, respire profundamente y me prepare para el siguiente momento. Apague la luz y deje que saliera.
Cuando salió del baño, estaba todo apagado, solo se veía un poco por la luz del baño, pero yo no estaba en esa dirección, la vi, se había soltado el pelo, y lo llevaba algo mojado, si hubiera estado así en la boda, hubiera estado mucho más guapa o al menos a mí eso es lo que me parecía.
-diego, donde estas?
aquí, sigue mi voz cariño.
como me caiga con algo, te vas a acordar de apagar la luz.
Y de repente se hizo la luz, Fátima estaba delante de mí, con el pelo suelto y algo mojado, los ojos aun de negro y una mirada penetrante de sorpresa, llevaba un precioso sujetador de encaje que no tenia tirante, un cullote, y las medias acabadas en un liguero. No le dio tiempo a saltar ni una frase, saque la mano del bolsillo, doble la rodilla derecha, tocando el suelo, y con la cajita delante de ella, di un profundo respiro y le dije.
- Fátima Apellido1 Apellido2, se que puede sonar muy precipitado, puede que hayas tenido relaciones más largas, o puede que aun no estés preparada, puede que no seas consciente de lo mucho que te quiero, que te necesito y lo mucho que significas para mi, por eso y porque no puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo, quiero preguntarte. Quieres….
- Oh dios mío!!! – pudo articular esas palabras mientras aun con sorpresa se sentaba en la cama.
- Fátima, quieres dar un paso más y mudarnos a vivir juntos??
Me imaginaba que se esperaba otra pregunta, y la verdad es que la intención fue un poco de asustarla, aun llevábamos poco tiempo y la verdad es que si no fuera porque aun no habíamos vivido juntos y quería primero tener algo de convivencia con ella, la pregunta hubiera sido otra.
- Eres un tonto. Esto me lo podías haber dicho mañana, cenando y no aquí, los dos después de una boca, y tu de rodillas. Me has puesto el corazón en un puño.
- Te he asustado con la escenografía??
- Sí, me has asustado, pensé que me ibas a hacer otra pregunta.
- Jajaja, verdad que sí, soy muy malo lo sé.
- Pues ahora no pienso contestarte a tu pregunta, y me voy a dormir.
Esto lo dijo con cara de enfado, pero sabía que en verdad ninguna de las dos amenazas era cierta. En cuanto se dio la vuelta, me levante la agarre de la cintura y aunque intente darle la vuelta y que me mirara se quedo de espaldas. Con el pelo aun mojado sobre los hombros, se lo hice a un lado, y fui subiendo beso a beso desde su cuello hasta su oreja, la cual aparte de besarla se le chupe un poco.
- Cariño, no te enfades, lo que te he preguntado es algo que llevo pensando semanas, y ya sabes que si se me mete algo en la cabeza, no paro de darle vueltas. Un día que daba una vuelta con Julio por su barrio vi un piso en alquiler, me informe, fui a verlo, y bueno aun no has abierto la caja.
- No me estarás diciendo que has alquilado un piso para los dos sin contar conmigo.
- Bueno la caja tiene una llave, una vieja llave. Pero lo importante no es la llave si no la respuesta.
Se dio la vuelta y me miro con cara la misma cara que el verdugo mira a sus víctimas, pero con esa misma cara, me dijo SI. Y al segundo su rostro frio y de enfado se volvió el de una chica sonriente y feliz.
Nos besamos y mientras nos besábamos note como sus manos intentaban desabrochar mi camisa. Yo hice lo mismo con su sujetador. Cuando ya me quito el último botón se separo de mi, dejo caer al suelo su sujetador sin tirantes, quedándose en tanga y las medias, todo oscuro, aunque he de decir que más bien era violeta oscuro.
Me tiro a la cama, con el pantalón aun puesto. Y se subió encima mío, dejando las piernas a los lados de mi cintura, se agacho para besarme, un beso lujurioso, mordiéndome el labio inferior con pasión, pero sin hacerme sangrar. Después me va besando el pecho, mordiéndome también los pezones, lo cual me recuerda que le voy a hacer lo mismo.
Llega al pantalón y se levanta de la cama, me lo quita y lo tira al suelo, quitándome los calcetines también. Ya solo me queda una prenda, mientras que a ella aun está muy vestida. Intento levantarme para desnudarla yo a ella, pero no me deja, me pone un pie en el pecho y empuja, ahora que esta así, se quita el liguero y va quitándose la media. La vista es maravillosa, agachada, dejándome ver ese canalillo con el diamante coronando la vista.
Por fin se quita las medias, y las tira con el resto de la ropa, yo a su vez me quito el bóxer que llevaba, quedando tumbado con la polla ya en pie de guerra.
Vuelve a la cama y se tumba encima de mí, nos besamos pero esta vez al besarla voy acariciando su cuerpo con mis manos mientras mi miembro se encuentra tocando su cintura.
Al llegar a su culo, le abro un poco los cachetes para que la tira del tanga se le meta y poder después meter un dedo entre su cuerpo y la tira para ver si la prenda esta mojada o no. Es una prueba antes de comprobarlo directamente.
Pero no me da tiempo, ni opción. Directamente me dice que le rompa el tanga, que no quiere ya levantarse a quitárselo.
Con un poco de esfuerzo eso sí, se lo rompo, de un lado y la tira de atrás. Dejando a mi disposición sus tesoros, mis juguetes.
Fátima ya está encima de mí, con la polla le toco el culo, pero aun no quiero penetrarla, quiero disfrutar más y que se moje más. se agacha de nuevo y mis manos pasan de sus preciosos pechos a su cara, quiero atraerla hacia mí, besarla, empezar a acariciarla hasta que note la humedad de su coño en mí.
Después de un buen morreo y de tocar bien su culo y sus pechos, la levanto para que se pueda introducir bien mi aparato. Pero al cogerlo y ponérselo a la entrada de su vagina, para cabalgarme me dice.
- Te debo uno del collar, otro porque te quiero y ayer no lo hicimos, otro porque me has calentado esta noche estoy ardiendo, y uno más que vas a sufrir por la bromita de la noche.
- Puff, no sé si aguantare 4 seguidos.
- No hace falta que sean seguidos pero de aquí no me voy sin esos cuatro mínimo.
- Pues habrá que ponerse a trabajar, no crees??
Y lo hicimos, en cuanto termine la pregunta se fue metiendo mi polla en su coño, poco a poco, tragándosela, acostumbrando a los músculos de su vagina a ese invasor.
Empezamos el primero ella encima de mí cabalgándome, botando encima de mí, y yo imprimando un buen ritmo a mis caderas, las cuales se movían a ritmo con las suyas, para hacer del acto un ejercicio compenetrado.
Mis manos no paraban de subir, de sus muslos a sus pechos, a su cintura, no estaban quietas. Algo que no le gustaba y que ya me lo había dicho era que la azotaran en el culo, le parecía demasiado porno, por lo tanto como mucho cuando mis manos le estaban en su culo, lo apretaban o lo tocaban pero nada más. pero ese día, seria porque estaba excitado o porque me olvide, le di una pequeña palmada, a lo cual Fátima se sorprendió.
- Ahí, esas manos estarían mejor ocupadas.
- Lo siento, se me ha escapado.
- Si, pues ahora me toca a mí abajo.
Se puso ella en la cama y yo encima, típico misionero, peor en vez de eso, la cogí las piernas y se las coloque en mis hombros, y poco a poco fui penetrándola sintiendo aun mas que antes su pequeño coñito. En esa posición terminamos el primero, por supuesto y con ganas me corrí dentro, dejándole mi polla hasta que se consumió en sus fuerzas y me tumbe a su lado para descansar para el siguiente.
Fátima se levanto a lavarse un poco y volvió a la cama, apoyando su cabeza en mi pecho mientras yo le acariciaba la espalda o le masajeaba el cabello., ella me cogía la polla en estado más que lamentable e intentaba darle de nuevo vida.
- Lo del piso, me vas a contar mas?- me dijo mientras con una mano me hacia una paja y con la otra se arreglaba el pelo para que no le molestara en la cara.
- He pensado que ya que últimamente paso casi mas tiempo en tu casa que en la mía, que en vez de eso podríamos alquilar algo y mudarnos los dos a uno mas grande.
- Me crees si te digo que uno de los días que estuve mirando vestidos, le comente a las chicas que a lo mejor era buena idea que fuéramos pensando en vivir juntos.
- Y que te dijeron?
- Que esperaban que lo amueblara yo, que tu con el gusto que tienes quedaría horroroso.
- Pues perdona, pero tengo buen gusto.
- Diego que tu piso le falta un toque femenino, no mientas.
- Perdona pero tengo un buen gusto, con el vino, con los coches y con las mujeres.
- Ves me das la razón. Jajajaja.
- Si te doy la razón. Y ahora espera que te voy a demostrar que tengo también buen gusto en otra cosa.
Y la tumbe y me fui a su coñito, mojadito por el agua al limpiarse y por sus fluidos al estar tan excitada.
Poco a poco con cada una de las veces que lo había hecho me había convertido en un casi experto, no podía decir completo pero casi.
En más de una ocasión solo con mi lengua había llegado al orgasmo, hoy esperaba poder superar esa meta y hacerla llegar a más de uno.
Primero fui mordiendo los labios y después de mordérselos le daba besos, le pasaba la lengua por fuera hasta que ya no pude mas, ataque con ganas su clítoris solo con la punta de mi lengua, para después pasar a utilizar toda la lengua.
Fátima se retorcía de placer, no es que le encantara, es que esto la volvía loca. Mejor para mi, después me devolvería el favor, y es una chica muy detallista al devolver los favores.
Cuando conseguí que se corriera, después de casi diez minutos, me pare para que se recuperara, le acababa de dejar el coño muy sensible y no era plan comenzar otro asalto en esas condiciones.
Mi polla ya estaba otra vez en plena forma, y cuando me levante de entre las piernas de Fátima, ella vio que ya estaba más que listo para su turno.
Muchas son las terminologías para una felación; mamarla, chuparla, tomar el biberón, lamer, sacar punta al lápiz…
Pero sin ninguna duda, no había ni hay un término para lo que es capaz de hacer una chica que se lo propone y que sabe lo que se hace, con su boca, su lengua y sus dientes.
Fátima tenía un estilo propio, ninguna chica con la que he estado lo hacía igual que la anterior, pero todas más o menos hacían lo mismo. Pero como describir algo que no tiene nombre, pues así era lo que hacía Fátima para agradecerme los favores.
Si es verdad que la primera vez que tuvimos sexo oral, fue grandioso, ni punto de comparación con cómo me agradecía las cosas ahora.
Y allí estaba en plena faena de ser la mujer más agradecida del mundo, y sabia que por mucho que intentara avisarla no pararía, seguiría hasta que mi grito fuera de dolor o de placer. Y es que entre sus manos, que subían y bajaban con ese giro de muñeca, sus labios apretándome el grosor de mi aparato, su lengua que se movía en su boca por todas partes tocando y degustando mi pene por todos lados, y sus dientes, jugando con mi glande, apretando zonas de fácil excitación, o mordiendo la piel para hacerme un daño placentero. Su maestría no tenía fin. Pero yo sí, y poco menos de cinco minutos era lo que aguantaba su dulce tortura.
Cuando note que ya no podía aguantar más, note como me apretaba la base del pene para retrasar la eyaculación.
Y cuando se incorporo, libero la presión, me beso y note como llegaba al clímax, corriéndome en su mano y disparando a su cintura.
Y es que aunque en alguna ocasión me había corrido en su boca y a ella no le importaba, según avanzaba la relación era yo el que no quería hacerlo, había dejado de ser sexo oral a ser un agradecimiento sexual mutuo.
Por decirlo de otra manera, me sentía mal por terminar en su boca como si fuera una cualquiera, como si fuera una puta barata. Y aunque cuando estaba con mi ex, aun de pareja si me gustaba, de eso habían pasado año de madurez, y que contra Fátima no tenia nada en contra, y es que mi ex, mas que sexo era una venganza carnal por todas las cosas que me hacia pasar.
Cuando nos recuperamos los dos, volvimos a la cama, teníamos toda la noche, la mañana y la tarde por delante. Vamos que porque acabar todo en el primer round del combate cuando uno podía permitirse ganar por puntos en el ultimo.
Y es que sin ninguna duda, el día de la boda fue uno de los días mas felices de mi vida, y eso que no me casaba yo. Para la nuestra aun no teníamos fecha, ni lugar ni casi ganas. Nos iba genial y queríamos que siguiera así por mucho tiempo.