Tributo por ser infiel

Para esconder una infidelidad hay que pagar; pero ¿Cómo?

Era principios de septiembre, se habían acabado las vacaciones de verano, se debía volver a la rutina de los estudios, seria el último año de instituto, para pasar a la universidad.

Aun faltaba una semana para el inicio de las clases, decidí ir a ver a mis compañeros y amigos, el que vivía mas cerca era Juan José, Juanjo. Llame a la puerta, me abrió el padre de Juanjo.

-          Buenos días, esta Juanjo.

-          Buenos días José Antonio, Juan José esta dentro, pasa, en su habitación.

Fui directo a la habitación de Juanjo.

-          Buenas colega, que tal las vacaciones.

-          Bien, aunque no he ido a ningún sitio, me fui a la casa de campo.

-          Y de follar que tal, bien ya te contare, aquí las paredes tienen oídos.

-          Vamos a dar una vuelta antes de comer.

-          No puedo debo hacer la maleta. Nos vamos después de comer.

-          A donde, dentro de diez días comienza las clases.

-          Volvemos a la casa de campo, yo estaré desde este finde hasta el próximo, mi padre se vuelve el domingo, estará la semana aquí, volverá el viernes para recogerme y volver juntos el domingo ya definitivamente.

-           Eso se le llama alargar las vacaciones hasta el máximo.

-          ¡Tengo una idea! ¿Por qué no te vienes?

-          Acabo de llegar, no se si mi abuela me dejara.

Vivía con mi abuela desde hacia dos años que mis padres se habían separado.

-          Me voy contigo para convencer a tu abuela.

-          ¡Y tu padre!

-          No creo que tengamos problemas.

Salimos al salón, el padre de Juanjo estaba leyendo unas facturas.

-          ¡Pa! Le he dicho a José Antonio que se venga con nosotros.

-          Si sus padres le dejan.

-          Mi abuela, mis padres no están aquí.

-          Si claro, tu abuela, la recuerdo.

Fuimos a ver a mi abuela, no le hizo mucha gracia pues había estado mas de dos meses fuera; pero también comprendía que durante el curso estaba todos los días con ella.

Prepare el macuto y me fui con Juanjo. Comí en su casa y después nos marchamos. El trayecto era de poco más de una hora.

No era la primera vez que iba a la casa de campo de Juanjo, había estado en otras ocasiones. Recordaba que eran dos casas y en medio una piscina, una de las casa era del tío de Juanjo y la otra de su padre, compartían la piscina.

Cuando llegamos nos estaba esperando el tío de Juanjo.

-          ¿Qué tal el viaje Fer? – dijo el tío de Juanjo, Fer era el diminutivo de Fernando.

-          Bien – dijo el padre de Juanjo, Fer.

-          ¡Tío Miguel! Traemos a un invitado, te acuerdas de José Antonio.

-          José Antonio, buenas tardes.

-          Buenas tardes, señor.

-          Miguel, simplemente Miguel.

-          Tito, donde esta tita Juli. ¿José Antonio te acuerdas de mi tía Juliana?

-          Si me acuerdo de ella.

-          Comprando en el pueblo, para la cena de esta noche – dijo Miguel.

-          Nos vamos a dentro  - dijo Juanjo.

Entramos, Juanjo me indico mi habitación. Mientras fuera se quedaron hablando los dos hermanos. Yo fui a la habitación de Juanjo.

-          Me contaras ahora con quien has estado este verano.

Recordando a su tía Juli (Juliana) y lo sucedido a mi mismo con la mujer de mi tío Carmen (Relato: Relatos de verano – La profesora) deduje que la amante de Juanjo podría ser su tía.

-          Es, Vicenteta, la hija del boticario del pueblo. Bueno con Vicenteta solo he tonteado, follar ha sido con la madre, Vicenta, una cincuentona, que está muy caliente.

Juanjo como siempre haciendo honor a su mote “PichaBrava. Al ver mi cara de contrariedad.

-          ¿Con quien habías pensado?

-          Pues con tu tía.

-          ¡Con tía Juliana! Esta buenísima; pero es una estrecha.

-          ¿Por qué dices que es una estrecha?

-          Si se come alguna polla es la de mi tío, es muy puritana.

Dejamos de hablar porque sentimos pasos dentro de la casa, era su padre.

-          Juanjo tu tía ya ha llegado, ha preguntado por ti.

-          Ahora bajamos.

Fuimos a saludar a la tía de Juanjo.

-          Buenas tardes tía Juli.

-          Buenas tardes, Juanjo. Tú serás José Antonio.

-          Si señora, soy José Antonio, buenas tardes.

-          No me llames señora, soy Juli, no soy tan mayor.

Era cierto que no era tan mayor, debería tener unos treinta y pocos, aunque de cara era corrientita se notaba que se cuidaba tenia una figura envidiable, además iba vestida resaltándola, con un bikini de dos piezas, y un pareo fino, anudado a la cintura, haciendo de falda.

-          Vamos a preparar la barbacoa para hacer la carne.

Juanjo y yo nos pusimos a jugar a las cartas, mientras su padre y su tío hablaban preparando la barbacoa, y su tía Juli estaba tumbada al lado de la piscina, aprovechando los últimos rayos de sol del día.

Por fin estuvo la barbacoa preparada, y se comenzó ha hacer la carne. Cuando terminamos de cenar nos fuimos a dentro, Juanjo se puso a jugar con su tío al ajedrez, tía Juli se fue su casa, el padre de Juanjo dijo que iba a dar una vuelta. Yo me quede viendo jugar al ajedrez; pero como me aburría me fui a dar una vuelta.

No fui muy lejos, desde un lateral de la piscina se veían las luces del pueblo cercano. Entonces sentí un ruido cerca, provenía de la caseta de la piscina, primero pensé en un perro que su hubiera metido y quedado encerrado, iba a llamar pidiendo ayuda por si el perro era de los salvajes, pero entonces dentro escuche hablar, me imagine que seria alguien que estaba allí, un posible ladrón. Entonces los ruidos se repitieron, sonreí acaba de distinguirlos, alguien estaba en el cuarto de la piscina follando, por las voces debían ser un hombre y una mujer. Me pico la curiosidad por saber quien era, iba a llamar a Juanjo; pero para eso debía irme y en ese tiempo podían irse. Espere paciente, no fue mucho unos minutos después se abría la puerta, como había un foco cerca se veía con cierta nitidez, mi sorpresa fue ver al padre de Juanjo y a su tía Juli. Estos no me habían visto pero desde la casa me llamo Juanjo.

-          José Antonio te toca – grito Juanjo desde la puerta.

-          Ya voy – conteste yo, levantando la voz.

Entonces ellos, el padre y la tía de Juanjo, se dieron cuenta de mi presencia, con la mano los salude, y me fui a dentro. Jugué al ajedrez con Juanjo, su tío se marcho, unos minutos después entraba el padre de Juanjo. No se atrevió a mirarme. Por la noche en mi cama, le daba vueltas a lo que había visto, sabia que no lo podía contar; pero como podía hacer para beneficiarme, pensando en eso me quede dormido.

Por la mañana me despertó Juanjo.

-          Me voy al pueblo, a ver a Vicenteta – dijo con cierta ironía – ¿Te vienes?

-          No me quedare y me daré un baño en la piscina

-          Bueno me acompañara mi tío.

-          ¿Y tu padre?

-          Mi padre se quedara leyendo y tía Juli, supongo que haciendo tareas de casa.

Se marcharon, cuando baje estaba el padre de Juanjo leyendo un libro.

-          Buenos días.

-          Buenos días, tenemos que hablar.

-          Usted dirá.

-          Lo de anoche, no es lo que parece.

Lo mire sonriendo. En eso llego tía Juli.

-          Has hablado con el.

-          Eso es lo que estaba haciendo, le decía que no era lo que parecía.

-          Ya lo se que no estaban jugando a cartas, simplemente estaban follando.

Los dos se quedaron callados.

-          Mi silencio tiene un precio.

-          Nos vas hacer chantaje – dijo Fer.

-          Si creo que así se llama.

-          Cuanto dinero quieres – dijo Fer.

-          Quien ha hablado de dinero.

Los dos se me quedaron mirando. Entonces Juli se puso roja.

-          No pensaras que yo...

Entonces el padre de Juanjo se dio cuenta de lo que me refería.

-          Eres un cabrito, un...

-          Sigue, pero el cabrón es el marido de esta – dije señalando a Juli – y hermano tuyo. Ella es la adultera.

Juli me miraba y miraba a Fer.

-          Bueno estaré en mi habitación. Cuando decidáis algo me lo comunicáis.

Y me subí a la habitación. No tardo mucho en subir Juli.

-          Estoy aquí.

-          Y Fer.

-          Abajo, en el salón.

-          No, eso no, el tiene que subir, llámalo.

-          Fer sube.

Fer subió.

-          Tienes que estar presente – le dije.

-          Pero eso es...

-          Todo lo que quieras pero tú has de ser testigo.

Fer iba a responder, cuando Juli lo cortó.

-          Dime que quieres que haga.

-          Tu te sientas en la silla – le dije a Fer – y tu desnúdate.

Fer se sentó, Juli se comenzó a desnudar tardo poco pues solo llevaba puesto el bikini y una camiseta larga.

-          Y ahora.

-          Túmbate en la cama, abierta de piernas.

Juli obedeció, yo me quite el bañador y la camiseta quedando desnudo.

-          No te excita ver a tu cuñada desnuda – le dije a Fer.

Me tumbe junto a ella, haciendo que mi polla rozara con su muslo, acerque mi boca a su oreja, le di un pequeño mordisco.

-          No te preocupes no te hare nada que no te guste.

Acaricie sus pechos, ella comenzó a respirar agitadamente, para unos segundos después al mordisquear sus pezones, soltar los primeros gemidos. Mire a Fer.

-          Ves comienza a gustarle – dije refiriéndome a Juli -  y por lo que veo a ti también – dije mirando a Fer, pues su paquete empezaba a hincharse.

Mi mano bajo por el vientre de Juli, para llegar a su entrepierna, acaricie su vello púbico, y seguí hacia abajo, hasta tocar su clítoris, allí me entretuve jugueteando.

Nuevamente mire a Fer, estaba furioso; pero su mano estaba sobre su paquete. Juli seguía jadeando y gimiendo.

Estaba muy excitada y su rajita muy húmeda, nuevamente acerque mi boca a su oído.

-          Pídemelo. Pídeme lo que quieres que te haga – dije en voz baja.

-          Fóllame – replico ella en voz baja.

-          Más fuerte, quiero que lo oiga Fer.

-          Métemela, quiero sentir tu polla dentro, quiero que me folles.

-          Así me gusta. La has escuchado Fer, quiere que se la meta.

Fer escuchaba nada se había sacado la polla y se estaba masturbando.

-          Mira Juli, Fer también se esta divirtiendo.

Juli miro.

-          ¡Fóllame! – dijo gritando.

Y la complací, me metí entre sus piernas, me cogí la polla, se la pase por el clítoris y los labios vaginales, acariciándoselos. Haciendo que mi polla se lubricara, y lentamente se la metí, muy despacio, pero ella hizo un movimiento que se la metí de golpe, ella grito, fue un grito de triunfo y placer, unos segundos después alcanzaba un primer orgasmo.

No pare al contrario acelere los empujones, poco a poco, volvió a estar excitada y pedir que no parara, y no lo hice hasta que alcanzo un nuevo orgasmo. Hice que se pusiera a cuatro patas, mirando a Fer, mientras se la metía por detrás.

-          Fer acércate, que Juli te va a comer la polla.

Fer se acerco, y Juli le cogió la polla y comenzó a comérsela. Unos minutos después Fer se corría en la boca de Juli, esta no dejaba escapar ni una gota de leche, yo estaba apunto de correrme. Me corrí y ella alcanzo su tercer orgasmo.

Tras unos minutos de descanso.

-          ¿Y ahora que? – pregunto Fer.

-          Nada, ya habéis pagado el tributo por ser infieles.

Salí de la habitación, dejando a los dos hablando, tal vez hicieran algo mas pero eso ya no me importaba.

El lunes temprano se fueron Fer y su hermano. Poco después se levantaba Juanjo.

-          Me voy al pueblo.

-          Y eso.

-          Por la mañana el boticario esta muy ocupado en la tienda, y su hija le esta ayudando, su mujer esta sola en casa, voy a hacerle compañía – dijo sonriendo y se marcho.

Por mi parte me puse el bañador y baje a la piscina, me tumbe sobre una colchoneta, media hora después era Juli la que bajaba a la piscina. Me saludo con la mano, y se tiro, salió justamente donde yo estaba.

-          Buenos días – dijo Juli – donde esta Juanjo.

-          Buenos días, Juanjo esta camino del pueblo.

-          Entonces estamos solos.

-          Eso parece.

Salió de la piscina, se le marcaban los pezones.

-          No te gustaría cobrar nuevamente el impuesto de infidelidad – su mano paso por debajo de mi bañador y me agarro la polla.

-          Que dirá Fer.

-          Ni Fer ni mi marido se tienen que enterar.

Había conseguido sacarme la polla, comenzó a besármela, a darme lametazos con su lengua para terminar metiéndosela en la boca. Tras unos minutos jugando con mi polla se levanto, se quito la parte inferior del bikini.

-          No te muevas, déjame hacer a mí.

Y la deje hacer, muy lentamente de dejo caer hasta estar ensartada en mi polla, con movimientos suaves de vaivén, le agarre las tetas, hice que la parte superior del bikini saltara quedando sus tetas libres para ser manoseadas. Ella no paro, jadeaba, cada vez mas rápido hasta alcanzar un primer orgasmo, se dejo caer sobre mi.

-          No me importaría pagar este tributo cada día, tres veces.

-          Ni a mi cobrarlo.

Se separo de mí, hice que se pusiera sobre la toalla a cuatro patas, agachando su cabeza hasta tocar la toalla, la cogí por la cintura, puse mi polla en la entrada de su vagina y empuje, ayudado con las manos marque el ritmo. Unos minutos después me corría, pero seguí empujando hasta que ella alcanzo un nuevo orgasmo.

Me levante y me di un chapuzón en la piscina. Cuando salí ella estaba sobre la toalla desnuda tomando el sol, me acerque dejando que el agua escurriera y cayera sobre ella, dio un salto.

-          No seas malo.

-          Tengo que ser malo – introduje mi mano en su entrepierna, aun estaba húmeda.

-          Aun quieres más.

Comencé a chuparle los pechos, a mordisquear sus pezones, con la mano en su entrepierna, metía los dedos en la vagina y acariciaba su clítoris, volvió a gemir en esta ocasión más fuerte hasta alcanzar un nuevo orgasmo.

-          Para estoy rendida.

La deje en la piscina y me fui a la ducha.

Una hora después volvía Juanjo.

-          Mientras tú te aburrías aquí, yo le he pegado un polvo a la  boticaria – dijo Juanjo.

Pensé, si tú supieras lo que es aburrirse con tu tía, no pegarías tantos polvos a la boticaria.