Tribulaciones de un ciudadano normal 6

Las cosas se precipitan y se producen grandes cambios en mi vida. Un trágico suceso me pone en la línea de salida para lo que pude ser mi gran carrera. Hay tribulaciones, pero como los duelos, con pan, son menos.

6.- Intermedio para un desquite.

El resto de 2009 pasó y apenas pude darme cuenta de ello, me hice cargo de las nuevas funciones que conllevaban mi nuevo puesto de trabajo y me volqué de lleno en ellas. Marcelo me fue orientando en la filosofía de la empresa así como en todos los detalles que podían ayudarme en mis funciones, conocí a todos los empleados y colaboradores, internos y externos, y prestó especial cuidado en que conociera bien el bufete de abogados con el que trabajaba la empresa y que le llevaba toda la gestión legal, así como la asesoría fiscal y solucionaba los distintos problemas que suelen presentarse, tarde o temprano con la Administración y la burocracia, ya sea estatal, autonómica o municipal. Presté especial atención, con vistas al futuro, a esa relación con dicho bufete, al cual voy a llamar “F H, Hijos y Asociados”. El fundador del bufete era FH, que empezó con un despacho y se ha convertido en un influyente despacho de abogados que trabaja para importantes empresas, el hecho de que trabaje para Marcelo Arbona se debe a que se conocen desde hace mucho tiempo, cuando ambos empezaban, ambos han conservado su amistad y fidelidad. FH tiene tres hijos, dos varones y una mujer, los tres son abogados especializados en distintas ramas del sistema legal, los asociados ocupan las otras y diversas ramificaciones del entramado y laberinto de leyes que dan trabajo a tantos trabajadores de la Justicia. Marcelo me ha encarecido que cualquier problema, de la empresa o personal, lo ponga en manos de FH Hijos y Asociados. Por si alguien ya se está imaginando que tuve una aventura con la hija de FH, siento desilusionar, pero no, está felizmente casada y yo muy entregado a mi trabajo, lo cual no quiere decir que haga vida de monástica o haya hecho voto de castidad, no, Rosa y yo nos seguimos viendo a menudo, al menos los fines de semana, si bien no todos, porque depende de nuestras obligaciones.

Marcelo está cada vez más débil y fatigado y cada vez delega mas responsabilidades en mí, siempre me ha tratado como a un hijo, era muy amigo de mi padre y nuestras familias también lo eran, bueno, las dos parejas, porque ellos nunca tuvieron hijos.

Por otro lado, yo seguía recibiendo información de Herminia acerca de lo que sucedía en casa de mi ex, aunque yo empezaba a notar que cualquier día me diría que lo dejaba todo, así que le hice una propuesta: Mi estabilidad económica mejoraba bastante bien, la inmobiliaria de Marcelo era una de las más importante y potente de la zona, y por lo visto mi aterrizaje en ella no había dejado indiferentes a a la cuadrilla de mi ex y el que creía ser aún mi abogado, ya que yo no le había hecho saber que estaba al tanto de su jugarreta, ya se daría cuenta, ya. Le propuse a Herminia que a partir de 2010 trabajaría para mí a jornada completa con el sueldo que concertáramos más un plus, también concertado, para que siguiera en casa de Hortensia, hasta que yo le dijera, cosa que esperaba no tardara demasiado, y, aunque con no poca reticencia, aceptó. Fue este uno de los asuntos meramente personales que consulté con FH, encargándole el que redactara el contrato laboral con Herminia. Si algo de esto le extrañó, no dio la menor prueba de ello, cosa que elevo unos puntos en mi estima como profesional. Unos días antes de que comenzaran las vacaciones navideñas, la cité en una conocida taberna a las afueras de la ciudad que al no tener el glamour que hubiese requerido mi ex, hacía casi imposible que una fatal coincidencia nos reuniera allí. La invité a comer, le dí el contrato y le pedí que lo leyera detenidamente y se tomara el tiempo necesario, me dijo que no hacía falta pero insistí, así que lo leyó mientras tomábamos un aperitivo, le pareció correcto y lo firmó. Una vez firmado le dije que cuando le dijese que podía abandonar la casa de Hortensia estudiaríamos unas mejoras del mismo porque quizás le pediría nuevas responsabilidades, ahora sí, en el ámbito puramente doméstico, nada de espionajes. Eso la hizo sonreír, y se fue tranquilizando. La conversación derivó hacia temas familiares, así supe que tenía dos hijos, chico y chica, que su marido tenía serios problemas con el alcohol y que los trabajos no le duraban nada, que, aunque no era, lo habitual, a veces se le iba la mano, que su hijo era digno de su padre, mal estudiante y peor hermano y que le preocupaba mucho, que las alegrías, gracias a Dios, se las daba su hija, que con unas notas muy buenas le preocupaba si podría llegar a ir a la Universidad. Traté de tranquilizarla diciéndole que todavía faltaba para eso y que si sacaba tan buenas notas quizás fuese posible que optara a algún tipo de beca, que cuando llegara el momento ya se miraría. Tras la comida me ofrecí a dejarla en su casa, me dijo que sí pero que ella me diría donde debía dejarla, no quería arriesgarse a que su marido o su hijo la vieran llegar en el coche de un extraño. A varias manzanas de su casa me pidió que parara, lo hice, bajó del coche y yo también lo hice para despedirme de ella, le extendí la mano que ella apretó con fuerza y calor, dio unos pasos y volvió sobre ellos, se acercó a mí y me dio un suave beso en lo labios, sonrojada, dio media vuelta y con paso rápido se alejó. Era la segunda vez que lo hacía, aunque ahora había sido algo diferente. En fin nada importante, una muestra de agradecimiento quizás un poco exagerada.

Comenzó 2010, el panorama económico parecía ir despejándose, de pronto algunos propietarios extranjeros que se habían comprado enormes propiedades, las habían remodelado interiormente y se habían gastado mucho dinero en ellas, querían venderlas, y eso era algo que le venía muy a nuestro negocio, porque muchas de esas operaciones caían en nuestras manos, aumentaban nuestro prestigio como empresa y los beneficios considerablemente. Pero no todo eran alegrías. Un día del mes de abril Marcelo me citó en su casa, ya no aparecía por las oficinas con la excusa de que, con la experiencia en las empresas que perdí y lo aprendido en esos últimos meses, me podía dejar solo, no me quedé nada convencido, pero era el jefe y yo procuraría no defraudar su confianza. Me presenté el día y hora convenida, que no era otra que la de comer, la mesa estaba preparada con tres servicios, así que, vista la hora, supuse que yo era el invitado. Me sorprendió mucho el estado de Marcelo, muy desmejorado, sentado en una butaca balancín y arropado con una manta desde la cintura a los pies. Me impactó e impresionó su imagen. Me recibió con lo que quiso ser una sonrisa pero que apenas llego a sus labios, sin embargo sus ojos me transmitían un gran afecto y cariño. Yo estaba tan anonadado de encontrarlo en ese estado que no supe como reaccionar, me acerqué a él le tomé la mano y la llevé a mis labios mientras dos gruesas lágrimas rodaron de mis ojos, su mano libre rozó mi cara con dos palmaditas débiles y su voz, apenas un susurro, me decía “¡Tranquilo, Javier!. Otra mano se posó en mi hombro, era Margarita, su esposa, que me pedía que me levantara, a su lado estaba una mujer con uniforme de enfermera o algo así. Margarita me pidió que la acompañara un momento fuera, pues le iban a administrar una medicación y a Marcelo no le gustaba que nadie estuviera presente.

  • Ahora le van administrar también una dosis de morfina, que le aliviará un poco el dolor, al menos lo suficiente para poder decirte todo lo que quiere decirte.

  • Marga, yo… no me esperaba esto, no no sabía que estaba tan mal.

  • ¡Claro que no, Javier! Siempre hablaba contigo después de la inyección. No quería que te preocuparas por él y eso afectara al negocio y te sintieras responsable. Y escucha, te va a decir cosas que te van a sorprender un poco, pero los dos estamos de acuerdo, no intentes discutirlo porque ha sido muy meditado. No preguntes nada, deja que él decida los momentos. Comeremos y procuraremos estar alegres, porque esos pocos momentos en que no tiene dolor o es más llevadero, son los mejores para él. Es muy consciente de que cada vez serán menos y más breves. Sabe que un día lo sedarán y será el final.

  • Pero ¿como no me habéis dicho nada? Quizás podía haber ayudado en algo, Yo…

  • Porque él no ha querido preocuparte. Ya sabes como es, te quiere como a un hijo, acuérdate de como jugaba contigo cuando eras un niño y lo último que quería era que le vieras en este estado. Ahora tiene que aclarar algunas cosas contigo y no le ha quedado más remedio que aceptar que tenías que verle, pero, Javier, tienes que aceptar que esto será también una despedida, me lo ha dejado muy claro. Cuando llegue el momento, te llamaré porque voy a necesitar que estés a mi lado.

Me eché en sus brazos llorando, sin poder contenerme. Mejo llorar uso minutos y después me hizo ir a refrescarme la cara.

  • El espera que te afecte, pero mejor no hacerlo evidente.

Cuando volvimos al comedor mi aspecto exterior era muy diferente a como me sentía yo internamente. O eso esperaba.

La comida transcurrió casi en silencio. Marga y yo comentábamos noticias y chismes mientras Marcelo hablaba poco y comía menos. A la hora del café, que Marcelo rehusó, pasó a explicarme la razón de hacerme venir a su casa:

  • Se ha redactado un documento en el que se dice que tú pasas a hacerte cargo de la dirección de la empresa asumiendo todas las responsabilidades y esta que será tuya mediante la compra, que se hará por partes, tú abonaras un porcentaje, el que acordemos, y el resto será una participación, que también acordaremos y que será continua, en los beneficios de la empresa. En caso de muerte, los derechos pasarán a mis herederos, que ya están designados en mi testamento.

  • Pero, Marcelo, yo no puedo pagar ahora un porcentaje del valor de tu empresa. Ya sabes en que situación quedé después de…

  • Ya acordaremos el porcentaje y como pagarlo. Marga te explicará el resto, lo hemos hablado y estamos de acuerdo. Y cualquier duda de tipo legal lo consultas con FH, él está al corriente de todo, es quién ha redactado el documento, te llamará cuando lo tenga dispuesto y aclarará cualquier duda. Ahora necesito descansar. Volveremos a vernos para la firma.

La enfermera se lo llevó y quedamos Marga y yo, que tenía un lío en la cabeza enorme, no acababa de comprender muy bien todo lo que estaba pasando.

  • Escucha bien, Javier, no tienes que preocuparte, FH ya tiene todo preparado. Cuando Marcelo falte, la inmobiliaria será tuya, yo tendré el dinero que heredaré y la participación en la empresa, sin contar con mi pensión, la que me corresponda después de tantos años de trabajo.

Me llamaron apenas una semana después, a su casa otra vez, cuando llegué, allí estaba ya FH. Con el fin de no fatigar a Marcelo, todo fue muy rápido, FH me paso unos documentos y yo sin más dilación me dispuse a firmarlos, FH puso su mano sobre mi brazo y me dijo:

  • Esto que ibas a hacer ahora, te ha dejado en la situación en la que estás.

  • ¿A que te refieres?

  • A firmar sin leer -contestó Marcelo por mi.

  • No compares.Yo me fio totalmente de vosotros. -aduje avergonzado.

  • También te fiaste de tu amigo y abogado, ¿no?

  • Bien. De acuerdo. Mensaje recibido y lección aprendida.

Leí los documentos, de vez en cuando levantaba la vista para mirar a Marcelo o Marga.

Cuando acabé de leerlo por segunda vez, los miré y pregunté:

  • ¿Es así como lo queréis?

  • Sí, exactamente así.

  • Tengo la sensación de estar cometiendo un atraco o un fraude…

  • Todo es legal y totalmente lícito. Es su propiedad y puede disponer de ella a su antojo. Lo demás son asuntos legales de los cuales nos encargaremos nosotros. - dijo FH dirigiéndose a mi.

Firmamos los documentos y una vez en el maletín de FH, nos dijo que nos enviaría las correspondientes copias compulsadas. Marcelo me dio un abrazo y se retiró acompañado por la enfermera. Marga me dio dos besos y me dijo que me tendría al corriente de todo.

FH esperó a que estuviéramos solos y me dijo: Todavía estás a tiempo de recuperar tus empresas si consigues pruebas de que hubo engaño y mala praxis por parte de tu abogado, al que supongo que no has hecho saber que lo sabes casi todo.

  • Estoy en ello, si.

  • Tienen problemas, y son graves. Muy mala gestión. Así que cuando se corra la voz de que eres el propietario de la inmobiliaria correrán a hacerte una oferta, desconozco cual, pero conociendo a Mario, será que te asocies con ellos. Y luego te la jugarán otra vez. La que vendrá a verte será tu ex.

  • ¡Joder ! Me siento un Michel Corleone. Tengo a alguien en la casa que me va informando. De momento no hay movimientos, pero, como tu dices, es posible que piensen que si me engañaron una vez, puedan volver a hacerlo. Creo que lo sabré con tiempo.

  • ¿La persona que tienes allí es de confianza?

  • De mucha confianza.

  • Pues lo que debes hacer es decirle que te avise cuando no hay nadie en las casa. Mandaremos a un especialista para que ponga unas cámaras y micrófonos. ¿Tienes mucho interés de que vayan a la cárcel? Te lo digo porque lo que se consiga de esa forma no tendrá valor en un tribunal aunque aleguemos la sospecha de intención de fraude o robo.

  • No, me basta con que les perjudique.

  • Encontraremos la manera. Mantenme informado.

Llamé a Herminia y le expuse el plan y lo aceptó con entusiasmo, de modo que a la primera oportunidad que se presentó, me llamó para decirme que Hortensia tenía hora en la peluquería para dos días después y que eso daría un margen de, al menos, tres horas, ya que ese era el tiempo mínimo que empleaba cada vez, pero que de cualquier manera ya tenía preparada una excusa para el caso improbable de que Hortensia volviera de improviso. No hubo ningún problema. Sin embargo yo tenía muchas dudas sobre la legalidad del asunto y así se lo expuse a FH. El, por toda respuesta, me dijo, que no había ningún asunto que él supiera, que no sabía de que le hablaba. Si no hubiese sido por la media sonrisa en su rostro, hubiese creído que me tomaba el pelo, así que entendí el mensaje.

Menos de tres semanas después me llamó Marga, habían ingresado a Marcelo, ya estaba sedado y se esperaba de un momento a otro el fatal desenlace. Corrí junto a ella, me esperaba. La abrace y quise transmitirle mi pena y dolor, pero no me dejó.

  • Es mejor así, Javier, estaba sufriendo mucho. Estas últimas semanas han sido un calvario para él, la morfina ya no le calmaba apena más de unos minutos. El sabía que este momento llegaría. En cuanto hemos llegado lo han sedado y esperan que en unas horas haya acabado todo.

  • ¿Y tú cómo estás?

  • ¿Como quieres que esté? Resignada. Hemos vivido más de 45 años juntos, en esos años hemos pasado por muchas cosas, buenas y malas, pero siempre juntos. Me quedo con las cosas buenas que han sido las que me han hecho feliz al compartirlas con él. Lo demás es ley de vida, ni justo ni injusto, simple ley de vida. Nada se puede hacer, nada. ¿Voy a poder seguir adelante sin él? ¡No lo sé! Él querría que sí, pero creo que me van a faltar las fuerzas.

  • No digas eso, Marga, me tienes a mí. Y otra gente que te quiere. No te vamos a dejar. ¡Yo no te voy a dejar.

Y otra vez tomó mi cara entre sus manos y con una triste sonrisa me dijo:

  • Lo sé, Javier, lo sé.

Marcelo nos dejó antes de que acabara el día. La vida continuaba para el resto del mundo. No lo sabían, pero era una vida diferente, porque siempre que una buena persona muere, el mundo es un poco menos bueno.

Poco antes del verano me llamó mi hermana, tenía que hacer una escapada al pueblo porque necesitaba hablar conmigo.

Me fui el fin de semana inmediato y muy preocupado, Emi, no quiso adelantarme nada de las tres cosas que, según ella, tenía que decirme. Llegué a su casa cuando empezaba a caer la tarde y un poco cansado. Emi, me recibió más alegre que una pandereta, lo que hizo que el cansancio me desapareciera de golpe. No me dejó ni que fuera al baño, tanta era la prisa que tenía por ponerme al corriente de sus novedades, y las fue enumerando:

Una. He empezado a salir con una persona, bueno es normal, no voy a salir con un perro, bueno, sí puedo salir con un perro pero para sacarlo a pasear. Lo que quiero decir es que no salgo con un perro…

  • Emi, Emi, para ¿lo conozco?

  • ¿A quién? ¿al perro? Pero ¡que estoy diciendo! No, creo que no, a lo mejor sí, pero puede que no.

  • ¡Emi! ¿Te quieres calmar por favor?

  • Si si si ya si ya no sí ya.

  • Emi… Respira hondo, calla y respira hondo.

  • Es que nunca me habían pasado tantas cosas buenas y todas juntas.

  • Bueno, a ver, recapitulemos: Sales con una persona, que puede que yo conozca o puede que no. Aclarado el primer punto. ¿Correcto? Cual es el segundo punto? Pero con calma y sin acelerarte ¿Vale?

  • Vale. No, nada, que el segundo punto es que voy a ser tía.

  • ¿Que dices, Emi, apenas lo conoces y ya…? ¡¿COMO QUE VAS A SER TÍA?! ¿Con quién? ¿de quién? A ver se supone… Tu… O sea, yo…

  • Javi… respira hondo. Eeeso, así, tranquilo. Rosa está embarazada. Vas a ser padre, Javi

  • Pero no me ha dicho nada.

  • Porque no lo ha sabido hasta hoy, papi.

  • Pero esto va a ser un marrón para ella, yo no he podido arreglar nada de lo suyo…

  • ¡Pues si vieras lo preocupada que está ella! Me ha dicho que en cuanto hable contigo, tira el disfraz. ¿Tu sabes de que disfraz habla? Por cierto, tengo su permiso para darte la noticia, para que cuando os veáis ya te hayas hecho a la idea.

  • ¡Madre mía, madre mía…!

  • Pues ponte tranquilo porque lo que viene es de infarto.

  • ¿Más todavía? No se si estoy preparado.¿Que son? ¿Mellizos? ¿Trillizos?

  • No, Javi, estamos hablando de millones, de muchos millones.

  • ¿Qué? ¿De que estás hablando?

  • Estoy hablando de los boletos que hago cada semana, ¿Te acuerdas? Dos boletos iguales, uno para mí y otro para ti!

  • ¿Nos ha tocado el Euromillón?

  • No, tonto, nos ha tocado el que se juega los domingos, pero no me he he enterado hasta hoy, porque no lo había mirado. Javi, esto soluciona muchos de tus problemas actuales ¿no es así?

  • ¿De cuanto dinero estamos hablando?

  • De mucho, de bastante.