Tribulaciones de un ciudadano normal 3
Continúo relatando a mi hermana mi historia con Toñi y de como logró sorprenderme, pero de verdad.
3.- ¿Una pareja de tres o un trío de dos?
Al día siguiente, según habíamos acordado, llegué al bar y vi que Toñi hablaba con otra chica, no me acerqué para no interferir en su conversación. Cuando ella se percató de mi presencia, se acercó hasta mi, me dio dos besos y me dijo que estaba teniendo una conversación con su hermana pero que terminaba ya, si no me importaba esperar unos minutos. No me importaba. Volvió a alejarse hacia su hermana no sin antes dar un pequeño toque, como al descuido, a mi polla. ¡Aquello prometía! Mientras Toñi se acercaba hasta su hermana, esta me miraba con fijeza y lo que me pareció un cierto interés, dejé de prestarles atención y pedí un gin tonic al barman/DJ. Cuando volví a mirarlas me pareció que mantenían una acalorada discusión y que la hermana extraía algo de su bolso y se lo entregaba a Toñi con grandes aspavientos, y hago aquí un inciso para contar, aproximadamente, el tema y tono de la discusión, según me explicaría más tarde la propia Toñi.
Parece ser que Toñi se había sincerado con su hermana y le había contado los pormenores de nuestra anterior cita y que su hermana se había enfadado con ella por su miedo a un polvo en condiciones y su pánico a un embarazo (la vi en el momento en el que le entregaba un par de condones). Por lo que me contó Toñi el tono de su hermana fue un tanto desabrido:
¿Me quieres decir que ni siquiera se la has mamado, que tienes a un tío a tu disposición y no te hartas de polla?
Bueno, es que yo...
¿Es que tú qué, boba?
Pues que me dio vergüenza no saber hacerlo.
Y él ¿te lo comió?
¡Siii, y me corrí como una guarra!
¡Como una guarra, dice la pánfila esta! Anda, ve con él, le debes una buena mamada y un polvo como Dios manda. Si hubiese sido yo lo hubiese dejado seco.
Pues yo creo que se quedó igual de contento que yo.
¡Te podría yo enseñar de cosas!
Pues ven con nosotros y me las enseñas, lista.
¿Para qué? te ibas a morir de la envidia. Aunque bien pensado...
Pues mira, le voy a preguntar.
Y se vino hacia mí. La hermana intentó detenerla, había sido un farol que le había salido mal.
Cuando llegó a mi lado y me preguntó si no me importaba que su hermana se uniese a nosotros, en un principio me quedé de una pieza, pero viendo que no iba de bromas, le pregunté si a ella no le importaba, me dijo que no, que su hermana tenía más experiencia que ella y podía enseñarle cosas que le ayudarían devolverme lo que yo le había dado antes. No supe que contestar a eso y solo me salió un "Buen…, bien..., vale". Le hizo señas a su hermana, que se acercó muy mansamente, por esta vez Toñi la había dejado muy descolocada.
Mira, Javi, esta es mi hermana María José, que quiere enseñarme cosas, si a ti no te importa.
¡No te pases, Toñi, yo...
No la dejé terminar - Bueno, pues si queréis nos empezamos a ir.
El comienzo en mi casa fue casi una copia exacta de la vez anterior, una vez en mi habitación, Toñi comenzó a desnudarse inmediatamente mientra yo hacía otro tanto, María José, cuando vio la decisión de su hermana no quiso parecer una estrecha y también lo hizo. Toñi había decidido tomar la iniciativa, así que en cuanto me tumbe se puso sobre mí, con su coño en mi cara y pajeándome, muy pendiente de su hermana y dispuesta a aprender lo que aquella pudiera enseñarle. María José, una vez roto el hielo, le arrebató mi polla a su hermana y comenzó a regalarme una felación exquisita, su lengua acariciaba en círculos el glande mientras me acariciaba y amasaba mis testículos con delicadeza, mientras tanto, yo no perdía el tiempo, mi lengua se afanaba con el clítoris de Toñi y mis manos lo hacían con sus pechos, ella, inclinada a medias hacia su hermana, parecía no perder puntada ni detalle de la tarea de María José, que en ese momento ya se había apoderado totalmente de mi polla y la mamaba con deleite. Toñi se iba excitando viendo el trabajo, fenomenal, de María José y mi lengua y labios contribuían en gran medida a su estado de éxtasis, los movimientos de cadera y culo de Toñi me anticipaban la proximidad de su orgasmo, ya no me sorprendía la rapidez con que lo alcanzaba y me había demostrado con creces su capacidad multiorgásmica. Yo hinchaba mi polla al máximo dentro de la boca de María José que aceleraba la felación, también se estaba excitando mucho al ver a su hermana, a la que miraba con sorpresa y un poco de admiración al verla disfrutar del sexo de ese modo. Fue en ese momento que Toñi obtuvo su primer orgasmo. Cuando su respiración de hubo calmado, le pidió a su hermana que le cambiara el sitio, a lo cual aquella cedió con reticencia, Toñi había aprendido muy bien, con apenas unos apuntes, la lección de su hermana y se aplicó en continuar con lo que aquella había empezado, y lo hacía con soltura y sorprendente habilidad. Quizás debido a su reciente orgasmo no sentía la necesidad de la prisa y su mamada era lenta y concienzuda, depositaba pequeños besos en la punta de mi polla y lamía con fruición el fluido preseminal que degustaba con placer. Mi lengua no había dejado, mientras tanto, de explorar la intimidades de María José y queriendo yo saber si su ano era tan receptivo como el de su hermana, le dediqué una selección de caricias y toques con la lengua, los aceptó de buen grado y evidente placer, pero cuando quise meter un dedo, la cosa cambió, apartó mi mano y acercó su coño a mi boca; estaba claro, le gustaban las caricias pero no la penetración. Mis huevos estaban al límite y Toñi pareció percibirlo porque se dio la vuelta, agarró mi polla, la dirigió a su ano, que ya había lubricado, y se lo introdujo despacito, tal como a ella le gustaba, y se movió, también muy despacio, disfrutando del momento y haciéndome disfrutar. María José, al ver tan desinhibida a su hermana y al escuchar sus jadeos y gemidos me exigía más y yo aceleré todo lo que pude la succión de mis labios en su clítoris hasta que, como una explosión, se corrió en mi cara, apretó su coño en ella y se restregaba aún más buscando un mayor contacto y un mayor placer, fui incapaz de aguantar un segundomás y me corrí también, el efecto fue inmediato ya que al sentir el torrente de semen y mi polla a su máximo grosor, Toñi volvió a correrse de aquella manera tan suya, sin parar de empalarse en mi polla pero perdiendo fuerza en cada embestida, fue un orgasmo a tres que nunca más he vuelto a vivir con tanta sincronización.
Estos orgasmos dejaban a Toñi KO durante unos minutos más de lo que solían dejarme a mí y, por lo visto, a su hermana, que no había quedado satisfecha ni mucho menos, ya que aprovechando la modorra de Toñi, se abrazó a mi, la recibí con gusto, aunque un poco pasivo, cosa que ella supo solucionar rápidamente. Estuvimos besándonos y acariciándonos durante un tiempo, luego ella jugueteó con mi polla hasta que esta se irguió orgullosa; yo acariciaba su coño, húmedo y a punto, se puso sobre mí y se metió la polla hasta los huevos, le pregunté si no temía un embarazo, sonrió y me dijo que no, ella ya hacía tiempo que tomaba precauciones. Toñi nos miraba con los ojos entrecerrados y una media sonrisa en sus labios, María José se balanceaba sobre mí y yo acariciaba sus pechos, me incorporé lo que pude y los besé y chupé sus pezones, nuestra excitación aumentaba a cada segundo, me apoderé de su culo, amasaba sus cachetes y su ano pero sin intentar penetrarla con el dedo, eso la tranquilizó y disfrutó del placer que esas caricias le daban, fue acelerando los movimientos hasta conseguir un orgasmo casi parecido al de Toñi, largo y muy explosivo, cosas del ADN, supongo. Durante toda la duración de su orgasmo quedó quieta y estirada sobre mí, solo jadeos y gemidos que subían y bajaban de volumen salían de su boca, yo hinchaba mi polla y la hacía gemir, Toñi me acariciaba el pecho y, sonriendo, me susurró al oído "Guarda algo de fuerza par mí".
María José, debió oírlo, porque recuperada ya de su largo orgasmo me dijo "Tú no te has corrido y voy a hacer que lo hagas ahora mismo", y comenzó de nuevo con su balanceo al tiempo que me daba profundos besos, no tuvo que esperar mucho porque yo volví a correrme.
Aquella noche dormimos los tres en mi cama, Toñi se colocó en medio, como marcando territorio con su hermana. Yo no entré en esa callada disputa, estaba derrotado, la tarde había sido una larga guerra con dos frentes abiertos y llegó el momento en que mi potencia de fuego se resintió y hasta mis labios y mi lengua estaban entumecidos, así que pedí y pactamos una tregua.
De madrugada, casi al alba, alguien rompió la tregua. Me desperté sintiendo un cuerpo muy pegado a mí y una mano que, delicadamente, acariciaba mis testículos. Pensé que Toñi había recuperado fuerzas y quería continuar con la guerra. Cuando se apercibió de que estaba despierto su mano pasó de mis huevos a mi polla y su lento sube-baja acabó de despejar los restos del sueño, me giré y descubrí que no era Toñi, sino su hermana la que, de alguna manera, había conseguido meterse entre Toñi, que dormía profunda y plácidamente, y yo. La respiración de María José era jadeante y entrecortada, lo que me hacía pensar que estaba muy excitada, y eso me puso a mí a 100. La abracé con fuerza y nos basamos con pasión, nuestros cuerpos eran pura ansiedad sexual y nuestras piernas se entrelazaban y se liberaban en un bucle continuo, ya buscando el contacto de nuestros sexos ya el abrazo estrecho, nuestras lenguas se enredaban y solo se separaban para tomar el poco del aire necesario para continuar; liberé uno de mis brazos para acariciar su sexo y ella me correspondió en el mio, no tardó mucho en tumbarse boca arriba tirando de mí para tenerme encima, seguí besándola, besé sus pechos, lamí sus pezones, bajé hasta su vientre y metí mi lengua en su ombligo, ya había perdido el control de mis actos y todo mi instinto esta volcado en besar,chupar y lamer, en ese estado febril llegué hasta su vulva y lamí sus abundantes jugos, besaba y lamía los labios de su vagina con ansia, me apoderé de su clítoris y lo mamé y acaricié con mi lengua hasta que, con un profundo suspiro y jadeos contenidos, María José se corrió, pero no le dí tregua, no podía, presa de un frenético deseo la penetré y, una vez dentro de ella, conseguí contenerme y la follé lo más calmada y pausadamente que mi deseo me permitía, ella continuaba jadeando y respirando entre gemidos de placer hasta que yo, incapaz de contenerme ni un minuto más, me vertí en ella, seguí bombeando dentro de María José hasta que volvió a alcanzar otro orgasmo que a diferencia del anterior fue, a mi parecer lento y más placentero, aunque igual de largo; ella siguió aprisionándome con sus piernas hasta que sin darnos cuenta y muy relajados volvimos a dormirnos.
Cuando desperté de nuevo, en mi cama solo estaba Toñi. María José se había ido dejando sobre la mesilla de noche de mi lado una nota, muy breve: "Os dejo para vosotros el resto del tiempo. Dale a mi hermana lo que necesita y no quiere reconocer. Ha sido maravilloso, pero no se repetirá. Te recordaré con cariño. María José"
A día de hoy puedo decir que la recordé con cariño durante mucho tiempo.
No mucho más tarde despertó Toñi y se incorporó extrañada de no encontrar a su hermana.
Se ha ido.
¿Cuando?
No sé. En algún momento de la mañana.
¿Sin decir nada?
Si. Solo ha dejado esta nota. -y se la pasé. La leyó y me miró.
Estás triste. ¿Te has enamorado de mi hermana?
¡No, por Dios, es solo que... ¡no sé, ha sido todo tan extraordinario!
Pero yo aún estoy aquí y puedo hacer que no la eches de meno. -dijo acercándose a mí y abrazándome.
Me besaba suavemente, como queriendo mimarme o consolarme. En ese momento sentí la necesidad de demostrarle lo importante que ella, Toñi, era para mí, así que correspondí a sus besos con la misma suavidad que ella, lentamente los besos fueron haciéndose más apasionados y les fuimos añadiendo las caricias nos enardecieron mucho más, mis manos recorrían su cuerpo con la misma pasión que poco antes lo hacían con el de su hermana, pero ya no pensaba en ella, en ese momento, no. Toñi se puso sobre mi y, sin dejar de acariciarme, hizo que su vulva encontrara mi polla y con mucho cuidado se la fue metiendo. Hice que me mirara y le pregunté en un susurro
¿Estás segura?
Totalmente -también en un susurro
La atraje hasta mí y la abracé, haciendo que nuestros pechos se tocaran, mientras la besaba culminé la penetración que tras muy pocos intentos rompió su himen, ella dio un leve gemido, me miro con ojos velados por la pasión y dijo con voz muy queda:
Ahora, ya soy enteramente tuya.
Y yo soy tuyo mientras lo desees y durante todo el tiempo que tú quieras -le respondí.
Y fuimos el uno para el otro durante un tiempo largo que se nos hizo corto.
Nos despedimos a media mañana diciéndonos que no deberíamos volver a vernos hasta haber finalizado los exámenes. El curso acabó y no la vi. Durante las vacaciones en el pueblo conocí a Rosa y empezamos a salir. El curso siguiente comenzó y tampoco la vi. Nunca más volví a verla. María José y yo nos vimos en una ocasión, de lejos, la saludé con la mano y no respondió a mi saludo. Tampoco he sabido nunca por qué.