Tres son multitud
Primera parte de un relato que espero me haya salido mejor.
Annie: ¿Alguna vez llegaste a quererme de verdad? (Las lágrimas habían echo correr el carmín de los ojos dándole un aspecto de loca o de mujer amargada)
Frank: ¿Qué tonterías son esas? ¡claro que te he querido de verdad! (Contestó con un hilo de voz mientras terminaba de cerrar la maleta)
Annie: ¿Ah, sí? entonces dime, ¿porqué? (Lanzó la última pregunta en tono desafiante)
Frank: Annie...tú nunca quisiste que rompiéramos la rutina, en cambio Laura...
Annie: ¡¿Ella sí se dejaba tratar como una puta?! ¿Es eso verdad? (Gritó lo más agudo que pudo, las manos le temblaban y hacía tiempo que había dejado morir el cigarro en el cenicero. La decoración sobria de la casa, junto con el olor del cigarro y la copa de cognac que tenía al lado la mareaba)
Laura: Oye, a mí no me insultes. Yo no tengo culpa de que no supieras tratar a tu hombre como se merece (Dijo ella, la mujer alta y rubia de labios eternamente pintados de rojo, colocándose las manos en jarras a la altura de aquellas increíblemente bien moldeadas caderas)
Frank: Laura...deberías ir al coche...(Él era alto, bien proporcionado. Nunca fue excesivamente musculoso, pero aquél peinado a lo mohicano le daba un aspecto estúpidamente pandillero)
Annie: Sí, Laura, deberías ir al coche a esperar a tu próximo cliente (Sonrió amargamente. Annie nunca fue llamativa, era baja, pero aquella melena negra junto a los dos pechos perfectamente moldeados a su estatura le daban ese toque atractivo. Los trajes oscuros, los tacones y aquellas gafas negras de montura cuadrada terminaban la faena, pero hoy no llevaba aquellas gafas, realmente no las necesitaba)
Laura: ¡Tú cállate, frígida! nunca le supiste satisfacer en la cama (Exclamó ella ya totalmente fuera de sí)
La discusión siguió así durante una buena media hora. Finalmente los ánimos parecieron calmarse. Frank no supo cómo, pero de repente se encontraba sentado en el sofá de cuero entre aquellas dos mujeres.
Annie: Decídete, Frankie, por una de las dos (Dijo repentinamente, rompiendo el silencio) Laura: Sí, dí cuál de las dos te gusta más en la cama y quédate con ella (Susurró) Frank: Estáis locas, las dos (Sentenció)
Frank se dispuso a marcharse de allí seguramente para irse al bar de Raúl a beber una cerveza. Pero se vió con aquellas dos despechadas mujeres acariciándole los muslos a un tiempo sin entender qué estaba pasando del todo. Pero a nuestro querido Frank éso no le importó en absoluto cuando notó como con un 'ziiiiip' su bragueta estaba siendo bajada. Dicen que a buen entendedor pocas palabras bastan, por lo que Frank se limitó a acomodarse en el sofá viendo un partido de los Lakers contra los Raptors mientras aquellas dos mujeres jugaban ahora a acariciarle el miembro. ¡La fantasía de cualquier hombre!
Annie: Apártate, zorra, esa polla es mía (Casi se abalanzó sobre la susodicha para 'evitar' que la otra tomase parte) Laura: Vas lista si crées que te la voy a dejar toda para tí (Y dicho ésto aferró el miembro de aquél tipo con una mano) Frank: Chicas, chicas, hay para todas...(Dijo con una estúpida sonrisa, pero funcionó)
Al punto notaba dos lenguas, cálidas y húmedas, recorrerle entero. Las lenguas pasaban desde la punta hasta los huevos recorriendo cada centímetro del tronco. No hay que decir que Frank pronto, con un suspiro apagado, no tardó demasiado en cambiar la vista de la pequeña pantalla hacia las dos mujeres, éstas le proporcionaban un espectáculo mejor, mucho mejor.
Frank: Oh tío...sí
Fue todo lo que acertó a decir mientras Annie se la tragaba prácticamente entera en un egoísta gesto, pero Laura aprovechó para cebarse en los testículos: se los metía en la boca, los succionaba, los lamía y los acariciaba. Frankie llevó las manos a la cabeza de Laura y Annie y las 'obligó' a trabajar en equipo. No hay que decir que él estaba en el séptimo cielo y que notaba, presa del gusto, cómo aquellas lenguas comenzaron a pelear entre sí en lo más alto de su rabo. Al principio fue tímidamente, pero poco a poco iban ganando confianza y al final se fundieron en un beso mutuo que incluía el miembro; él estaba encantado de la vida, pero no sabía lo que allí se estaba cociendo... al fin notó que le llegaba el orgasmo y se puso de pie. Las hizo a ambas volver a tragársela unos segundos y al final acabó pajeándose a una mano mientras un jugador de los Raptors se metía en el campo contrario a toda prisa. Se escuchó susurrar un "Sí, vamos sí" y finalmente eyaculó. La corrida les llenó la cara a las dos mujeres al tiempo que aquél jugador hacía un mate espectacular.
Frank: Oh sí nena...ha sido fantástico, ¿lo terminamos en el cuarto? (Sonrió jadeante mientras su miembro aún se mostraba reacio a perder la erección) Annie: Creo que Laura y yo tenemos cosas que discutir, ¿cierto? Laura: Sí, y las discutiremos ahora mismo...vamos, conozco un buen sitio donde hablar.
Ambas mujeres salieron de la casa tras limpiarse la corrida de aquél cerdo. Frank estaba completamente seguro de que iban a hablar de compartirle, de que ninguna podría vivir sin él. Eso le aumentó el ego hasta límites insospechados...pero ya veremos qué ocurre en el próximo capítulo.