Tres regalos del destino 1

Tome otra toalla y fui a la ducha mientras mi madre se ponía crema en su cuerpo y se cepillaba el cabello; no tarde más de diez minutos y salí, solo con un slip ajustado que no ocultaba mi verga semi erecta y secándome el cabello. Mi madre me miro y abrió los ojos con sorpresa pero sin decir nada

Tres regalos del destino

RITA Y ARMANDO

A veces el destino te tiene reservadas algunas sorpresas que sin querer se juntan y te llegan todas a la vez; creo que la perseverancia y el no dejar de luchar por un objetivo me dieron la recompensa que esperaba y unos regalos extra…

Mi nombre es Armando y tengo 22 años, mi madre, Rita actualmente tiene casi 50 años y un cuerpo escultural; para ser sincero tal vez a algunos no les guste ya que los cánones de belleza dicen que entre más delgadas son la mujeres, mejor se ven… Yo en lo particular no estoy de acuerdo con eso; creo que entre más curvas tiene el cuerpo de una mujer, más deseable es, ya que hay más de dónde agarrar.

Mi madre despierta en mí, los más insanos deseos de lujuria ya que su cuerpo es muy parecido al de algunas estrellas del cine porno, para que se den una idea, Ella es muy parecida a Pinky de cuerpo (trasero y caderas enormes, cintura estrecha y pechos medianos que no te caben en una mano yo creo una talla 36 B) y de rostro se parece Serena Grandi con sus facciones finas pero con pómulos angulosos y labios gruesos, que se te antojan morder. Todo un manjar de mujer.

Desde que recuerdo, siempre he estado enamorado de mi madre; al principio cuando era niño, miraba a mi madre con tanto amor como cualquier chiquillo de mi edad, y pensaba que cuando fuera mayor me casaría con Ella y que dejaría a mi padre para dedicarse solo a mí.

Ya en la adolescencia miraba a mi madre con sus ropas normales como cualquier ama de casa y a pesar de usar ropa holgada, se podía adivinar un enorme trasero bajo las faldas que usaba más abajo de las rodillas; casi no se ponía pantalón ya que mi padre es muy celoso e inseguro; como mi madre llenaba los pantalones con sus enormes nalgas, esto hacia que se le marcaran sus bragas y daba pie a discusiones que terminaban cuando mama se despojaba de su pantalón y se ponía una falda holgada para que no se le notara el enorme y sabroso trasero.

Fue en esta época en que mi amor por mi madre creció junto conmigo además del interés que mis hormonas despertaban por tan lujurioso cuerpo materno.

Mirar el delicioso vaivén de sus caderas y nalgas mientras hacía los deberes del hogar, sacudía, lavaba la ropa o aseaba las recámaras, me ponía tan caliente que sin que lo pidiera, yo me ofrecía a ayudarle en todo con tal de estar cerca de ella y admirar y tal vez rozarla o tocar por “descuido” su monumental atributo.

Nuestra relación era de lo más normal, como madre e hijo único; charlábamos de lo que me ocurría en la universidad, de mis amigos y amigas, de mis planes a futuro y Ella me contaba de su día, de cómo los problemas con mi padre se le hacían cada vez más insoportables, como algunos tipos la pretendían, aun sabiendo que era casada pero que rechazaba por la fidelidad hacia papa pero decía que ya lo dudaba porque entre ambos habían decidido dormir en recámaras separadas; mi padre solo la buscaba cuando tenía ganas de montarse en su soberbio trasero hasta descargar su calentura y después no le volvía a hablar por un mes o dos así  que Ella decidió no volver a ceder a sus peticiones de sexo y hacía más de un año no tenían contacto alguno aparte de las comidas o cenas y los arreglos en lo económico para la manutención del hogar. Entonces fue que decidí cambiar mi comportamiento con solo un objetivo: SEDUCIRLA.

Con 18 años y muchas ganas de llevármela a la cama, empecé a llevarle regalos que yo sabía que le gustan; chocolates, flores, peluches y a veces le daba notas escritas en una servilleta durante el desayuno a escondidas de mi padre, donde le decía lo afortunado que soy al tener a la madre más hermosa y buena del mundo y deseando que su día fuera el más lindo; que yo esperaba con ansias la hora de volver de la universidad solo para regresar a casa, darle un beso y pasármela junto a Ella el resto del día; el hecho de dárselas en secreto hacia más excitante el momento.

A veces le escribía mientras mi padre no había bajado de su recámara, diciéndole que lucía espectacular y hermosa con el vestido que usaba en ese momento y que estaba orgulloso de tener una mujer tan preciosa a mi lado; le pasaba los recados por debajo de la mesa, sin que mi padre se diera cuenta.

Ella se guardaba los recaditos en su bolsillo y se dirigía a la cocina, desde donde yo la miraba y después de leer, me miraba con una sonrisa y me guiñaba un ojo en señal de complicidad y me lanzaba un beso al aire. A todas las mujeres les gustan ese tipo de detalles y les derrite que un hombre les diga que se ven súper atractivas. Ella esperaba a que se fuera mi padre y como enseguida me marchaba yo, me esperaba en la puerta y me decía:

Mil gracias hijo, eres un sol me alegraste todo el día, yo también estoy orgullosa de tener un hombre tan guapo y gentil conmigo, si no fueras mi hijo, pensaría que tratas de conquistarme. Yo le decía que es lo menos que merecía, sin aclarar si me refería a tener la mujer más hermosa o si trataba de conquistarla.

Me daba un besito en los labios y se despedía de mí; se alejaba hacia las escaleras ondulando sus enormes nalgas sin que mis ojos la perdieran de vista hasta desaparecer en la parte de arriba de la casa; yo me salía rumbo a la escuela con esa imagen grabada y pensando que ese enorme trasero seria MIO y me preguntaba si mi madre pensaba lo mismo… yo creo que sí.

En ese tiempo, conseguí un trabajo de medio tiempo para no depender de mi padre ya que sentía que no era correcto que a la vez de procurarme la escuela, yo estaba seduciendo a su esposa; con lo que me pagaban era suficiente para invitar a mi madre a comer o al cine, por lo que ella estaba encantada.

Entrabamos a todos lados tomados de la mano como si fuéramos novios y ella me decía que si no le daba pena que me viera la gente con una mujer tan vieja, a lo cual yo sonriendo le decía que al contrario; que ella no estaba vieja, que lucía radiante y que yo quería lucir semejante mujerón; que ir conmigo me hacía sentir orgulloso ya que la gente pensaría que yo tenía una novia súper guapa y atractiva… en broma le decía “para que vean todo lo que me ando comiendo” Ella estallaba en carcajadas y yo notaba en su mirada que se sentía halagada y complacida.

Esto sucedió durante los siguientes tres años, en los cuales termine la carrera y escale puestos en mi trabajo ahora de tiempo completo, llegando a gerente de área a mis 22 años y a pesar de que muchas mujeres se interesaban en mí, yo seguía con concentrado en mi madre; quería que fuera con ella mi primera vez en el sexo.

Como mi puesto me exigía más tiempo en la oficina, a veces llegaba pasadas las diez de la noche, mi tiempo con mama, era poco pero trataba de compensarlo con otras cosas: le llamaba 5 o 6 veces al día y le mandaba arreglos florales y frutales hasta la casa con tarjetas de mi oficina donde al reverso le escribía “Para la mujer más hermosa del planeta; besitos mami”.

Mi madre me esperaba, me daba mi beso en los labios todos los días y cenábamos juntos a pesar que le decía que no se mal pasara por esperarme… Ella decía que prefería esperar a su “hombrecito” que cenar con el amargado de mi padre, lo cual yo le agradecía con otros besitos en sus labios.

Me eligieron para representar a la empresa en un simposio internacional que se realzaría en un paradisíaco puerto del pacífico mexicano y el viaje seria por doce días ya que tan solo el evento duraba nueve más los días de viaje; me hicieron la reservación en un céntrico hotel, para dos personas (supuestamente las hicieron así para quien fuera con su esposa) con todo pagado, así que aproveche para invitar a mi madre y distraerla de su diario trajín; mi padre no se opuso ya que su autoridad se había reducido por su distanciamiento y no vio nada de malo en que su esposa acompañara a su hijo.

Cuando hacíamos los preparativos para viajar, no sé por qué, me hacía a la idea de que sería nuestra luna de miel; con mi madre no había avanzado mucho ya que no pasábamos de darnos besitos en los labios y abrazos largos, leves frotamientos de mi pene en sus nalgas y algún toque de mis manos a sus pechos “por descuido”, todo con la aceptación y sonrisas de mi madre, pero yo pensaba que esta era la oportunidad de seducir a mi madre por completo.

Lo más importante era que mi madre SABIA que yo la pretendía como mujer; ELLA SABIA por intuición, que en este viaje yo pensaba sólo en hacerla mía y lo más interesante era que a ella le agradaba la idea de dejarse seducir por su hijo; todos los detalles y acercamientos con ella, habían debilitado su resistencia: mi madre me consideraba un chico muy guapo y varonil (eso me lo dijo desde hacía mucho) y eso le hizo pensar, que aun siendo su hijo, sería lindo ser novios o si se daba el caso AMANTES; Ella estaba preparada para hacer el amor conmigo, sin ninguna clase de  remordimiento, ya que había logrado enamorarla: ella lo deseaba.

Aterrizamos por la tarde y de ahí en taxi al hotel para encontrarme con inmensa alegría que la habitación tenía sólo una enorme cama King Size que tendríamos que compartir aunque yo por discreción le propuse a mi madre que dormiría en un sofá que había en la habitación a lo cual ella se negó diciendo que había suficiente espacio para los dos… yo acepte encantado.

Las reuniones serian de las doce del día hasta las seis o siete de la tarde por lo que dije a mi madre que aprovechara para salir del hotel a dar paseos por ahí y comprar ropa o algo que le gustara, para que no se aburriera. Caímos rendidos por el viaje y dormimos juntos pero sin ningún acercamiento; que desperdicio!!!

Nadie imaginaba que dos historias de amor incestuoso, entre madres e hijos se darían justamente en ese hermoso destino turístico y que por azares del destino, estas se juntarían para una deliciosa comunión entre dos madres y sus calientes hijos.

PATRICIO Y JULIETA

En otro sitio de la ciudad de México un chaval de nombre Patricio miraba extasiado el pronunciado escote de su madre Julieta; ambos vivían solos en una pequeña casa de una céntrica colonia. Su padre radicaba en Italia y muy pocas veces tenían comunicación entre ellos… tal vez esa soledad hacia más fuertes los lazos entre madre e hijo. La separación de Julieta con el padre de Patricio se dio en buenos términos así que Ella aprovechaba para salir con algunos novios que le rondaban, sin planear volver a unirse a nadie en matrimonio.

Las heridas duelen y es mejor evitarlas pensaba Ella, y que mejor bálsamo para curar esas heridas que la compañía permanente de su hijo y la visita de algún amante ocasional para desahogar toda la pasión que desbordaba entre sus muslos.

Ella es una hembra joven (36 años) y aparte de ser atractiva física y moralmente, su carácter alegre y jovial le habían ganado muchas amistades y la admiración de muchas personas. Sin embargo en la intimidad es una mujer realmente explosiva.

La relación con su hijo era casi como amigos: se tenían toda la confianza del mundo y se contaban sus planes, sus romances, y salían de vez en cuando a divertirse y a bailar como si fueran novios en vez de familia; aunque últimamente Julieta se percataba que su hijo la abrazaba y besaba con más frecuencia y a veces sentía la excitación en los pantalones de su hijo cuando la sujetaba por la espalda por más tiempo del habitual o que sus besos se acercaban peligrosamente a sus labios; esto no le molestaba, más bien le producía algo así como morbo, emoción y por qué no reconocerlo: excitación.

Patricio había escuchado en más de una ocasión los encuentros entre su madre y sus variantes novios y se había masturbado hasta quedar con los huevos secos al escuchar los gemidos que se convertían en alaridos de placer que su madre emitía en cada envión que su amante le prodigaba a su mojada vagina. Hay que reconocer que era una mujer muy caliente pensaba Patricio.

Soy tu putita!!! Dime que soy tu puta!!!! Cógeme así cabrón!!!!, Métemela toda!!! Métesela toda a tu perra caliente!!! Gritaba Julieta en cuatro patas mientras recibía los embates que su amante daba a su exquisito trasero, dando fuertes palmadas en sus blancas y suaves nalgas. Ella se empujaba hacia el enorme pene que hurgaba en su mojada gruta y las lágrimas corrían por sus verdes ojos; le encanta que se la metan de a perrito, pensaba Patricio sin perder detalle de la fenomenal cogida que le estaban dando a su madre y sin dejar de machacarse la verga.

Patricio estaba enamorado de su madre desde que recuerda; solía dormir en su cama abrazado a Ella hasta que el sol lastimaba la penumbra de la habitación materna y olía el perfume dulce que emanaba de su cuello; eso lo extasiaba tanto como ahora lo hacia el escote que miraba mientras su madre revisaba el correo en la mesa del comedor.

Una carta hizo que Julieta estallara de alegría: en un sorteo de una tienda comercial había ganado un viaje para dos personas con todo pagado a la mejor playa turística del país; se lo comunicó a su hijo entre carcajadas de felicidad y abrazados festejaban el inusual suceso. Hicieron maletas el día señalado por la agencia de viajes y partieron a unas merecidas vacaciones, aunque Patricio tenía algo más en mente.

Ya con 18 años encima, virgen y con la madre más erótica del continente pensaba solo en el escultural cuerpo de su madre… los pechos más grandes que había visto, así como las piernas más largas y torneadas, con un trasero firme, redondo y muy grande, solo eran superados en belleza con el angelical rostro y sus enormes ojos verdes; toda una HEMBRA!!!

Se instalaron en un majestuoso hotel y desempacaron. Descansaron del viaje y planearon su itinerario en la playa; también quedaron en ir a bailar a un antro del puerto, donde ponían música caribeña y tropical; esto más unos traguitos y el hecho de que, hacia casi tres meses desde el último encuentro sexual de su madre, le daban muy buenas perspectivas a Patricio; este plan hacia volar su imaginación; Patricio quería dejar de ser virgen entre los muslos de su madre; regresar al canal que lo trajo al mundo, aunque solo fuera su miembro el que entraría, se había convertido en su obsesión.

RITA Y ARMANDO (PRIMER REGALO)

El primer día regrese con Ella a las seis y la encontré mirando televisión; no había salido a la playa por esperarme para que le acompañara a dar la vuelta, así que me di una ducha, me arregle y salimos tomados de la mano del hotel… mi madre lucia despampanante en un vestido gris de una pieza que se adhería a su cuerpo como una segunda piel, haciendo resaltar su figura.

Fuimos a cenar y después a mirar a un centro comercial cercano, donde estuvimos jugando en videojuegos y después a un billar donde entre lección y lección, le daba unas arrimadas de verga celestiales al trasero de mi madre que sonreía coqueta sintiendo mi paquete pegado en sus nalgas… Disfrutaba como la estaba seduciendo sin duda; regresamos al hotel a eso de las diez de la noche y se metió a bañar con la puerta del baño semi abierta y me ubique en donde podría mirarla sin que Ella me viera a mí y la contemple por primera vez, totalmente desnuda.

Dios de mi vida!!!!!! Si vestida era atractiva, desnuda era todo un espectáculo erótico y lujurioso… enjabonaba sus pechos, frotándolos con sensualidad, apretando sus duros pezones mientras se pasaba la esponja por su entrepierna llena de pelos negros, cerrando sus ojos; se daba vuelta para mostrar su generoso trasero, sabiendo que yo, no perdía detalle… sabia del poder hechizante que sus formas ejercían sobre mí y que yo a la vez, la pretendía como mujer. Eso la erotizaba sin duda para dar este show solo para mí.

Cuando termino su ducha, salió envuelta en una toalla que solo cubría sus pechos y hasta la mitad de sus muslos, me dijo:

Listo hijo, ahora te toca ducharte para que duermas más fresco, mientras me preparo para dormir, OK?

Claro mami, este calor nos hace sudar como una sauna, verdad? Pondré el aire acondicionado para que se refresque y podamos dormir.

Tome otra toalla y fui a la ducha mientras mi madre se ponía crema en su cuerpo y se cepillaba el cabello; no tarde más de diez minutos y salí, solo con un slip ajustado que no ocultaba mi verga semi erecta y secándome el cabello. Mi madre me miro y abrió los ojos con sorpresa pero sin decir nada; seguro pensó: “Dios mío, todo eso me quiere meter?”.

Yo también la vi, vestida con una fina bata de dormir a medio muslo que dejaba ver sus suculentas formas y un conjunto de lencería fina, no muy sugestivo pero de muy buen gusto; su braga, sin ser una tanga era muy breve así como su sostén de media copa, eran una invitación al pecado… al verla así pensé “Santo Dios!! Todo eso me voy a comer?”

Mi verga reacciono al momento y se me puso más dura, por lo que me tape y seguí con lo del desodorante y loción para irme a dormir; mi madre miro el movimiento bajo mi trusa y levantando las mantas, se metió en la cama diciéndome nerviosa que cuando terminara apagara la televisión; se acomodó dándome la espalda para dormir y yo hacía tiempo para que se me bajara la erección.

Apague las luces, me recosté a su lado casi sin moverme para no molestarle y me puse a ver TV por un par de horas hasta que me di cuenta que mi madre dormía; antes de apagar el TV levante las mantas y sabanas para ver mi anhelado tesoro: ahí estaba el cuerpo de mi madre, completamente a mi alcance, todo el esplendor de su trasero apenas cubierto por la delgada tela de la bata para dormir que se había subido un poco dejando ver la mitad de sus posaderas. Su respirar suave y pausado me indicaron que dormía profundamente, así que apague el TV y me acomode junto a Ella.

La imagen de su trasero semidesnudo estaba grabada en mi mente y lentamente saque mi verga de su encierro y comencé a masturbarme lentamente, sintiendo en mi pierna sus nalgas tibias y durante media hora soñé despierto lo que sería penetrar el canal mojado y caliente por el que hace veintidós años vine al mundo.

Pensando en esto sentía a mi madre revolverse un poco entre sueños hasta que se puso boca arriba y quedo pegada a mi muslo, permitiéndome sentir la calidez de sus carnes, entonces armándome de valor, deslice mi mano mojada de líquido pre eyaculatorio por sus grandes caderas, acariciándola y yendo cada vez más hacia el borde de su braga, atreviéndome incluso a meter mis dedos bajo su calzón para sentir su monte de venus cubierto de pelos suaves y ensortijados.

Llegue más adentro y pude sentir su rajada caliente y localizar donde se escondía su clítoris más abajo; su sexo empezó a abrirse y a mojarse un poco, facilitando mi exploración por su intimidad; Ella se revolvió un poco y sacando mi mano por si despertaba, hice como si estuviera dormido boca arriba.

Se estiro un poco y dándose la vuelta quedo de nuevo con sus grandes nalgas apuntando hacia mí, como invitándome a seguir; esta vez me volví de costado hacia Ella y aproximándome con cautela quede pegado a su trasero como dicen por ahí en posición de cucharita; con el corazón a punto de salirse de mi pecho, agarre mi verga y la dirigí hacia su trasero, sintiendo la delgada tela que cubría su intimidad y sus muslos desnudos; empuje hasta sentir mis pelos púbicos pegarse con sus nalgas para lentamente retirarme como si la estuviera penetrando.

La lubricación de mi pene hacia deliciosa la ilusión de estar cogiéndome a mi madre y pensé que si Ella estuviera despierta y hubiera visto hacia abajo, seguro habría visto mi glande salir de entre sus piernas.

A veces dejaba mi verga donde yo sentía que estaba la entrada de su vagina para sentir su calor y la humedad que poco a poco salía de su interior mojando su braga; entre sueños se movía colaborando en el rico movimiento sexual; era como si de verdad estuviéramos haciendo el amor y Ella se estaba excitando!!.

En el límite de mi cordura metí mis dedos entre las bragas de mi madre e hice un espacio para meter mi verga por él; sentí su vagina caliente y empapada, así que deslice mi pene entre sus labios íntimos y su calzón; nuestros jugos de excitación se mezclaron para lubricar el delicioso vaivén; mi madre se movía sincronizada con mis empujes y hasta llegue a pensar que estaba despierta, pero decidí seguir con cautela y disfrutar del rico contacto.

Ya a estas alturas mi mente estaba nublada por el deseo y lo intente; cuando deje de moverme mi madre hizo lo mismo, lo que me indico que seguía dormida, así que tomando mi verga mojada, la retire de su dulce intimidad, para restregársela a lo largo del canal de sus nalgas, deteniéndome unos segundos en su orificio trasero, dándole suaves piquetes como si fueran besos para no despertarla y enseguida seguía frotando toda la extensión de sus enormes nalgas.

A punto de venirme decidí probar su mojada almejita; metí dos dedos en su interior y me los lleve a la boca: el sabor más delicioso que jamás había probado se quedó en mis labios… Puse el glande en la entrada vaginal de mi madre y empuje unos centímetros… sentí como se abrió el canal íntimo de mi madre, recibiendo mi erecta verga, comprimiendo y abrazando la cabeza de mi pene, llenándome de sus calientes caldos. Apretaba y soltaba mi verga como si la estuviera chupando pero esto fue demasiado para mi excitado miembro que empezó a latir para expulsar la carga de semen acumulada en mis huevos.

Un chorro de semen se perdió dentro de mi madre y se la saque para taparme con mi slip, descargue lo que parecía una cantidad interminable de leche caliente en lentos estertores de placer… al fin había probado una hembra para convertirme en hombre y como en mis sueños, había sido con mi deliciosa madre!!! Ahora con mi esperma dentro de ella, estaba marcada como mi propiedad, ERA SOLO MIA: ya era desde ahora mi MUJER. Aunque no hubiera sido por completo, me sentí orgulloso y satisfecho de perder la virginidad con ese monumento de mujer que yacía a mi lado… MI MADRE.

PATRICIO Y JULIETA (PRIMER REGALO)

Mientras Rita se duchaba en la habitación del hotel, Julieta miraba la Televisión arrellanada en el cómodo sofá de su cuarto, con su hijo Patricio a su lado; el día en la playa había estado de lo más cansado; habían nadando y se asolearon con gusto, como si mañana lo fueran a declarar ilegal. Miraban un programa de baile de lo más aburrido… no era lo mejor que pasaban ese día, así que entre corte y corte, ella se sumía en un sopor relajante, recostada su cabeza sobre las piernas de su hijo, quien igual cabeceaba del aburrimiento hasta que miró a su madre semi dormida en su regazo.

Patricio miraba las exuberantes tetas de su madre; vestía una fina blusa escotada que dejaba a la vista una buena parte de sus grandes atributos y una pequeña parte de su sostén rojo; tan singular espectáculo hizo que la verga del chaval despertara, amenazando con salirse del short deportivo que lo contenía; la cabeza de su miembro asomaba sobre el resorte de la ropa y descubrió una gota cristalina de lubricante en el glande: estaba excitado con la vista de los pechos de su madre, a milímetros de su cara!!!

Julieta cambio de posición para estar más cómoda, volteándose sobre sí misma, quedando sus ojos frente al parado pene de su hijo; “si se le ocurre despertar ahora me matara” pensaba Patricio, pero aun así no dejo de admirar los suculentos pechos que hace un tiempo lo alimentaron.

Posó una mano sobre el hombro de su madre para tantear si despertaría; su madre era de sueño pesado y a veces le costaba despertarla para que se fuera a su recamara pero decidió no arriesgarse.

Julieta no respondió al contacto, ni cuando su hijo paseaba su mano entre su cuello y hombro; pasó su mano con miedo, sobre el pecho de su madre sin respuesta: con más valor acarició la turgente esfera de carne y se detenía… no despertaba.

El pezón de Julieta si despertó, ya que en la tercera caricia furtiva de su hijo, se puso erecto como una bala, haciendo una protuberancia sobre su blusa, cosa que su hijo aprovecho para acariciar, haciendo círculos alrededor de este y apretando con suavidad… el pene de Patricio quería estallar de lo duro que estaba.

Con más ganas que miedo metió su mano dentro del sostén de su madre sin pensar en lo que diría Ella si despertaba en ese momento; sintió la dureza y calidez del seno materno pero fue más allá; buscó con sigilo el pezón que apuntaba a su cara y lo sintió tal cual: duro, rugoso con una aureola grande.

Jalo las prendas que cedieron con elasticidad para admirar el hermoso panorama: ahí estaba su pecho enorme con su pezón desafiante a ser mamado de nuevo, como en su niñez; haciendo malabares para no despertar a su madre, se inclinó lo más que pudo y paso su lengua, para saborear el duro pezón de su madre quien suspiro más profundo sintiendo entre sueños la lasciva caricia.

Tal vez Julieta tenía algún sueño erótico porque cuando su hijo se metió su rico botón en la boca, jadeo como si la estuvieran penetrando y entre dientes decía:

Asííííí, papi, asíííí!!!

Loco de deseo Patricio se incorporó y liberó su pene para acercarlo a la boca de su madre: se lo pondría en los labios solamente, pensó el chaval.

Julieta al sentir la forma del intruso en sus labios, reconoció la textura y suavidad de un miembro masculino y como acto reflejo, se lo metió en la boca, saboreando y acariciándolo con su lengua, dándole una mamada fenomenal, sin saber que era a su hijo a quien hacia feliz en ese momento.

Patricio se asustó al ver la reacción de su madre, pero enseguida miró que seguía durmiendo y se dispuso a disfrutar la rica mamada que su madre le prodigaba; cuando sintió que iba a eyacular pensó en sacársela de la boca pero y… si despertaba? Mejor decidió dejarla seguir y si despertaba ya pensaría en algo: su verga empezó a lanzar chorros de espesa leche dentro de la boca de su madre y Patricio sintió que moría una y otra vez.

Sin despertar y sin saberlo Julieta recibió la descarga completa de semen en su garganta, pasando enseguida a su estómago; chupo la verga de su hijo hasta dejarla limpia y continuo durmiendo; dejo salir de su boca el pene cubierto de saliva de su hijo y se volvió boca arriba; Patricio cubrió de nuevo los pechos de su madre con sus ropas y se quedó quieto, extasiado y recordando, la sublime felación que su madre la acababa de hacer.

Lo que es más importante: ahora su madre llevaba dentro de ella, la semilla de su hijo, también la había marcado con su semen, como su propiedad; en adelante más que su madre, sería su mujer, su esposa, SU HEMBRA.

RITA Y ARMANDO CON JULIETA Y PATRICIO

La noche transcurrió sin sobresaltos y la mañana llegó para otro día de ajetreo, afortunadamente era viernes y las reuniones terminaban a las cuatro de la tarde; pensé que sería una buena idea salir a bailar con mi MUJER, así que solo regresar al hotel, le propuse ir a comprar ropa para ambos y salir a divertirnos por la noche; mi madre acepto encantada.

Mi adorada madre eligió un vestido negro de una pieza, entallado hasta la rodilla de hombros descubiertos y una abertura lateral hasta casi medio muslo; pasamos por el área de lencería y le ayude a elegir un conjunto de ropa interior con liguero y medias de seda también en negro; regresamos al hotel y nos duchamos por turnos, con mi ansiado show de la puerta entreabierta. Mi madre disfrutaba lucir su cuerpazo para mí.

Cuando me toco mi turno, entre y llenando el jacuzzi me propuse darme un delicioso y relajante baño, dándole tiempo a mi madre de vestirse y arreglarse para nuestra cita; una hora después mi amada madre llamo a la puerta del baño sacándome del sopor en el que estaba.

Secándome rápidamente salí del baño solo para encontrarme con la visión más hermosa y excitante que jamás haya visto: mi madre posaba para mí, con su nuevo vestido, zapatillas de tacón de aguja, maquillada como una Diosa y mirándome sonriente me pregunto:

Y bien hijo, que te parece como me veo?

Santo Dios, mama, luces espectacular!!!!! Te ves súper hermosísima y mega sexy!!! Respondí con los ojos abiertos como platos.

JAJAJAJAJAJA, no es para tanto hijo, pero te agradezco el cumplido!! Pensaba que este vestido no sería adecuado para alguien de mi edad; lo siento un poco atrevido, no te parece?  Que crees que diría tu padre si me viera vestida así?

LUCES GENIAL MAMA!!! Si mi padre o cualquier otro te ve así, júralo que tratará por todos los medios de seducirte!!!!

JAJAJAJAJAJA Hay hijo!! Solo lo dices porque soy tu madre y me quieres mucho, pero esta noche soy solo TUYA y créeme que ningún hombre va a seducirme, hijo… tengo a mi hombre conmigo para cuidarme de todos los patanes, incluido tu padre, cierto mi amor?

Claro mami, esta noche serás SOLO MÍA…

Salimos a la noche fresca del puerto, a un sitio que me habían recomendado y tan solo llegar, a más de uno se le iban los ojos en mi madre quien caminaba conmigo tomados de la mano… su vestido se pegaba a Ella dibujando su deliciosa silueta y realzando sus redondeces; el local estaba casi lleno pero nos ubicaron en una mesa cerca de la pista mediante una generosa propina en euros al mesero.

Fue entonces que nos vimos… en la mesa de al lado se encontraban una mujer madura delgada con un trasero que se adivinaba de buen tamaño, una piernas largas y torneadas enfundada en un minivestido rojo con un estampado del águila americana y un top que desbordaba con unos pechos enormes; su cara angelical de ojos verdes y su cabello rubio completaban lo que yo defino como un MUJERON.

A su lado estaba un chaval de unos 18 o 19 años, rubio también y delgado que la tomaba de la mano y charlaban animadamente; nuestras miradas se cruzaron al mismo tiempo y nos sonreímos cordialmente. Mis ojos fueron de Ella al chaval y los de este, de mi madre a mí; ambos sabíamos que teníamos unas mujeres maduras muy excitantes y hermosas. Sonaba la música y ellos se fueron a la pista de baile, mientras nosotros pedíamos una botella de ron.

Nos atendieron rápidamente y sirviendo un par de bebidas, brinde con mi madre diciéndole que me sentía orgulloso de tener a la mama más hermosa del mundo. Ella sonrió complacida y vimos a nuestros vecinos de mesa regresar de bailar, tomaron sus bebidas y sonriendo brindaron con nosotros; levantamos los vasos y brindamos con ellos.

Tome a mi madre de la mano para llevarla a la pista y bailamos animadamente un buen rato; en una vuelta que dimos, chocamos con otros bailarines… eran nuestros vecinos de mesa y disculpándonos mutuamente entre risas nos propusieron cambiar de pareja un rato.

La madura mujer se afianzo a mi haciéndome sentir sus grandes pechos pegados a mi delgada camisa; sonreía abiertamente preguntándome mi nombre y si era mi esposa quien me acompañaba; me presente con Ella y supe que su nombre era Julieta y su hijo Patricio, también le dije mi nombre y el de mi madre anunciándole que éramos madre e hijo en un viaje de negocios.

Que gran coincidencia que ambas parejas seamos madre e hijo! Verdad? Comento Julieta, mirando cómo su hijo se apretaba a las suculentas formas de mi madre; una mezcla de celos y excitación salían de mi cerebro llegando a mi vientre, para convertirse en miles de mariposas que volaban hacia mis huevos. Una desconocida y morbosa satisfacción para mí, era saber que otro hombre, y tal vez muchos más se excitarán y desearán a mi HEMBRA.

Lo que es mejor es que ambos hijos somos muy afortunados de tener unas madres tan guapas y atractivas, Julieta. Respondí.

Wow, que galante hijo tiene Rita, además de guapo!!! Exclamó Julieta pegando más sus exuberantes senos a mi pecho; mientras mi madre sonreía con las ocurrencias de Patricio, quien se apretaba a su escultural cuerpo, disculpándose por su torpeza al bailar… habíamos empatizado genialmente: el destino nos estaba uniendo!!

Decidimos compartir mesa y charlamos, de nuestros gustos y aficiones, además de nuestros planes en el puerto y bailamos hasta el cansancio con nuestros nuevos amigos; como cambiábamos las parejas entre una y otra pieza, cuando me tocaba bailar con mi madre, la abrazaba más fuerte sintiendo sus pezones duros en mi pecho y pegaba mi bulto en su entrepierna para que sintiera lo excitado que me tenía; se lo restregaba de lado a lado y ella correspondía moviendo su pubis en mi bragueta, sonriendo: ambos estábamos calientes. Entonces mire a nuestros amigos y me di cuenta de otra cosa.

Patricio cortejaba a su madre; le daba besitos muy cerca de sus labios, en su cuello, la apretaba contra su cuerpo sintiendo sus redondas formas, sus manos recorrían desde la espalda hasta las caderas maternas… trataba de conquistarla al igual que yo a la mía. Noté al igual que a Julieta no le disgustaba para nada; no rechazaba sus besos en la comisura de sus labios, ni se inmutaba por los apretones que su hijo le daba, haciéndole sentir la potente erección que había en sus pantalones… gozaba dejándose seducir poco a poco.

Mi madre también se dio cuenta de eso y me preguntó:

No crees que Julieta y Patricio sean en realidad amantes o novios? Mira cómo la abraza y la besa! Cualquiera diría que se la quiere llevar a la cama!!! Su sonrisa nerviosa me decía que no le parecía mal su conducta ya que era muy similar a la nuestra y obviamente pensando en que yo me la quería llevar a ella también a la cama, como si los hijos se hubieran puesto de acuerdo para hacer el amor con sus madres… y sonriendo le respondí:

No mami, lo que pasa es que ambos se quieren mucho y al estar solos casi siempre, se tienen toda la confianza del mundo… son confidentes, amigos, madre e hijo y en realidad no me extrañaría si son amantes también; yo creo que son como nosotros, que también nos abrazamos y nos damos besos en los labios; eso no es algo malo, o si? Fue mi respuesta o más bien mi insinuación dándole un besito en sus labios.

Ella sonrió entre convencida y dudosa pero creo que la idea no le disgustaba para nada; miró de nuevo a Patricio y su madre, y volteando a mí, me devolvió el beso.

La siguiente pieza que bailamos, como ya era tarde, fue de música romántica; pegándome a ella, bailamos lento con mis brazos en su cintura y los suyos en mi cuello; nuestros sexos se frotaban lascivamente uno contra el otro y el rostro de mi madre descansaba en mi cuello; aprovechando el momento íntimo, besé su cuello e hice que se estremeciera, después subí hacia su cara con besos cortos y al llegar a la comisura de su boca y pase mi lengua por sus labios en franca provocación; saboree el labial de mama y sentí como abría un poco su boca.

Mordí suavemente su labio inferior y su lengua acarició mis dientes y labio superior; posé mis labios en los suyos y mi lengua se internó en su boca que recibió la ardiente caricia; nuestras lenguas se entrelazaban sin querer soltarse, mientras nuestra saliva se mezclaba y ambos bebíamos de ese delicioso néctar.

Chupando su lengua como si fuera un biberón, entreabrí los ojos para encontrarme a nuestros amigos mirándonos embelesados y sin soltar su abrazo de baile, Julieta jaló suavemente a su hijo por el cuello y lo beso apasionadamente; nos imitaron, mientras seguían frotándose uno contra el otro sin querer despegarse de tan rico e incestuoso abrazo.

Nos quedamos en la pista hasta que la música cesó, sacándonos de nuestro rico sueño; al volver a la mesa habíamos cambiado: Ya no éramos madres e hijos: sino dos machos excitados que seducían a sus hembras para consumar el apareamiento.

En la mesa servimos el resto de la botella, en los cuatro vasos, brindando, entre besos y caricias a nuestras respectivas madres y decidimos pedir la cuenta para continuar la fiesta en otro sitio. A eso de las tres de la mañana salimos de ahí.

Al llegar a su auto, me pidieron conducir por ser mayor que Patricio y porque se me notaba menos los efectos del alcohol. Este y su madre abordaron los asientos traseros, y mi madre de copiloto; sus hermosas piernotas abrían la abertura lateral del vestido dejando a la vista su liguero y sus medias de seda; me fascinó ese panorama!!!  Enfile por donde sugirieron nuestros nuevos amigos; en el asiento trasero la fiesta de besos y abrazos continuaba; ya habíamos roto la barrera del pudor entre nosotros cuatro, así que sin más, tome a mi madre de la mano y entre un semáforo y otro, nos dábamos besos muy tiernos y con mucha pasión; cuando metía el cambio de velocidad, acariciaba su pierna subiendo al borde de su media para sobar suavemente la carne desnuda de su muslo; Ella solo sonreía nerviosa y excitada; sabía que su hijo la iba a poseer esa noche. Seré suya sin duda!!! Pensó.

Después de parar en varios locales, ninguno nos convenció, así que decidimos ir a descansar para reunirnos por la tarde para cenar juntos; enfilamos a nuestro hotel a las cuatro de la mañana y en cuestión de minutos llegamos, despidiéndonos de nuestros nuevos amigos.

ARMANDO Y RITA (SEGUNDO REGALO)

En la habitación, mi madre dejo su bolso en la mesa, diciendo que se ducharía por lo sudada que venía; entró al baño y yo me desnudé como de rayo y entré tras ella.

Tras el cristal, mi madre apenas abría las llaves del agua mojándose, cuando corrí la puerta y entré: mi madre me miro sorprendida de mi audacia, cubriendo sus senos en un acto reflejo pero luego sonriendo, tomó una esponja para lavar su exuberante y sudado cuerpo; tome otra y la empecé a lavar, pasando la esponja por su cuello, brazos, pechos y vientre… Ella hizo lo mismo, enjabonando mi cuerpo, en un baño mutuo que aumentaba nuestra calentura.

Cuando llegue a su peluda vulva, abrió ligeramente sus piernas, permitiéndome lavar su intimidad; mi verga estaba dura y apuntando hacia Ella, quien al darse cuenta, la agarró con una mano y lavándomela con la otra… más que lavarnos, nos estábamos masturbando uno al otro.

Sin hablar, se giró para que enjabonara su espalda; la frote toda y seguí con sus enormes nalgas, muslos, pantorrillas y pies; cuando regrese arriba, volví a pasar la esponja en su espalda, haciendo mucha espuma que bajaba por el canal de sus nalgas; deje la esponja y con mis manos recorrí su espalda, acariciando sus hombros y brazos además del contorno de su talle y caderas; mi madre cerro sus ojos disfrutando de las atrevidas caricias.

La cercanía hacia inevitable, el roce de mi erecto pene en el trasero de mama; sin dejar de acariciar su espalda, me pegue a Ella y mi falo entró en la abertura de sus muslos, metiéndose entre sus labios íntimos; ella respondió, lanzando su enorme trasero al encuentro de mi babeante mástil, en un movimiento como si la estuviera penetrando: entonces sucedió:

El glande de mi verga entro solo un poco dentro de su caliente y resbalosa funda, quedándonos quietos un momento como dudando pero enseguida Ella solita fue retrocediendo y sintiendo cada milímetro de mi miembro; lo comprimía con las paredes de su vagina, mojándolo con sus jugos, hasta que quedaron pegadas sus exuberantes nalgas en mis pelos púbicos.

Habíamos consumado la unión de nuestros cuerpos consientes los dos, que no había marcha atrás; madre e hijo se habían convertido en amantes; hembra y macho copulando con placer, siguiendo sus instintos calientes; agarre a mi madre de su cintura y Ella se volteó para ofrecerme su boca, besándonos con pasión: enseguida se inclinó un poco, tomándose de las llaves de la regadera para facilitar el acceso del intruso que palpitaba en el interior de su vagina.

Al estar así unidos, sin movernos, tal vez recordamos cuando éramos un solo ser, hasta el día en que me dio a luz; pensar en eso disparo mis deseos de poseerla y volver a ser uno solo. Sin soltar sus caderas, saque casi todo mi pene de su interior para volver a metérselo, deslizándolo suave hasta topar con el cuello de su matriz; cuando supe que no entraría más, repetí la penetración más rápido, arrancando dulces gemidos y jadeos de la boca de mi madre.

Me incline igual, pegando mi pecho en su espalda y tome sus hermosos melones, frotando y estrujando; mi madre permanecía con los ojos cerrados, disfrutando la sensación de tener su vagina completamente llena con mi carne dura y tomando su cara la voltee hacia mí; quería que me mirara, haciéndola mía y convirtiéndola en mi mujer, mi esposa, mi amante y mi hembra desde ahora.

Mira a tu hijo convirtiéndose en hombre con la mujer que más desea en el mundo; TU, mi hermosa y adorada madre. Mamá, te gusta cómo te hago el amor? Pregunte.

Abrió sus ojos, suspirando, con la cara roja de excitación y jadeando, me susurro:

Mi amor, que delicia!!! Jamás nadie había llegado hasta donde me llega tu rica verga, amor mío!!! Sigue cogiéndome, amor!! ASÍ ASÍ PAPI!! Haz a tu mami gozar, papito!!! DIOS!! La tienes tan grande, bebé!!! Me llenas toda, amor, DAME MÁS!!! HAZME TU MUJER!! MÁS PAPI, MASSS!!!! CÓGEME AMORRR!!.

Hablaba bajito cómo si tuviera miedo de que alguien nos escuchara, tal vez por su educación tradicional o porque toda su vida había estado bajo el dominio de mi padre y las expresiones de gozo en voz alta, con él, estaban prohibidas…

Cuando sentí que estaba a punto de eyacular, saque mi miembro goteante de su interior y cerrando las llaves del agua, tome una toalla para secar a mi madre… no quería que este delicioso encuentro terminara aún. Tome otra toalla y secándome le dije a mi madre: Ven mama! Estaremos más cómodos ya secos y calientitos.

La conduje a la cama siempre pegado a su soberbio trasero y a sus pechos; al pie de la misma, me despegue de ella para admirar sus sinuosas curvas; mi pene saltaba de alegría al contemplar tan grandes atributos y babeaba de excitación; mi madre se inclinó para levantar una manta y estuve a punto de acercarme para ensartarle mi pene, pero me contuve.

Subiéndose a la cama, mi madre me miró y extendiendo su mano hacia mí, me dijo:

Ven amor! Haz a mami, la mujer más feliz del mundo, hijo mío!

Me acerqué a su lado, tomando su rostro en mis manos besé sus labios con ternura; la intensidad del beso subió de tono convirtiéndose en un huracán de pasión entre nuestras lenguas: mi madre masajeaba mi erecta verga, subiendo y bajando mi prepucio, gimiendo con mi lengua enredada en la suya.

La recosté suavemente en la cama, sin despegar nuestras bocas y subiéndome en ella, recorrí con mi lengua sus dulces labios y mejillas; penetre en el interior de sus oídos, haciéndole gemir de placer; baje con mi lengua haciendo un recorrido por sus hombros y de ahí a sus erectos pezones y aureolas, los cuales fueron blanco de mi boca que mamaba con gran apetito erótico.

Al llegar a su ombligo y ver lo perfecto que lo tiene, no se salvó de que lo dejara cubierto de mi saliva después de chupetearlo un rato. Continué bajando al objeto de mi fijación; despeje su pepita escondida entre sus vellos púbicos y esta se erizó al sentirse atrapada por mi boca: Mi madre se retorcía de placer en la cama.

AHHH!!! MI AMOR, QUE ME HACES!!! QUE DELICIAS HACES CON TU LENGUA MI AMOR!!! ASI PAPI, CHUPAME RICO MI AMOR!!!

El sabor almizclado de su sexo nublaba mis sentidos y me enardeció más aún al sentir los jugos calientes que salían del interior de mi madre: su orgasmo estallo en mi boca que bebía sin parar del delicioso elíxir de su intimidad.

DIOS MÍO!!! ME VENGO PAPI!!! QUE RICO, MI AMOR!!! CHUPAME HIJO, CHUPAME!! AAAHHH!!! QUE DELICIA, ME ESTOY VINIENDO EN TU BOCA, PAPACITO!!!!

Después de unos segundos, cuando su orgasmo parecía llegar a su final, me dijo:

Ven hijo, súbete en mí y méteme la verga, papi!!! Me tienes tan caliente y mojada, como nunca nadie lo ha logrado mi amor, ni siquiera tu padre!!! Haz gozar a mami, hijo!!! Hazme tu mujer, papi, que desde hoy, ya eres mi hombre!!! Nadie más que tú me puede poseer!! Soy tuya mi amor!!!!

Haciéndole caso, me subí entre sus impresionantes muslos y centrando mi tolete en la entrada de su vagina; deslice mi verga dentro de ella, con un gemido de placer, hasta llegar al final de su estrecho túnel; los músculos de su intimidad comprimían mi dura macana; parecía que no quería que abandonara otra vez el lugar por el cual  llegue al mundo.

Con movimientos suaves, empecé un vaivén dentro del agujero de mi madre; Ella sincronizaba sus movimientos para ir al encuentro de mi verga y recibirla con sus piernas enlazadas en mi cintura; Por fin estaba haciendo realidad mi sueño de cogerme a mi madre!!!

Sin despegar nuestras bocas ni sexos, la abrace y dándole vuelta, quedó encima de mí, iniciando una cabalgada apoteósica: subía y bajaba ensartada en mi mojado pene, para luego girar en círculos sus enormes caderas, batiendo nuestros jugos que llenaban su intimidad; se movía de atrás para adelante, embarrando sus generosas nalgas en mis testículos y volvía a empezar sin terminar nuestro beso que sellaba nuestra relación prohibida.

Sentándome la abrace y la gire de espaldas para penetrarla cómo siempre soñé; la recosté boca abajo e hice que cerrara sus piernas: me senté en sus gruesos muslos y apunte mi verga a su vagina: entre de nuevo en mi madre estrujando sus nalgas, dándole velocidad y profundidad a la penetración. Mi madre gemía con su espalda mojada de sudor, lo que se me antojo y recostándome en ella pude sentir nuestros sudores mezclándose y sus grandes nalgas contoneándose bajo mi estómago, mientras la sujetaba de los hombros; a veces recorría el contorno de sus hombros, bajando para amasar sus pechos aplastados contra la cama; mi cara en su cuello luchaba por alcanzar sus labios y continuar con nuestro beso interminable.

Después de disfrutar algunos minutos en esa rica y anhelada posición, me baje de su gigantesco trasero y ella se sentó en la orilla de la cama, atrayéndome a sus labios, besándome con pasión; se tiró de espaldas al colchón y metiéndome entre sus muslos, levante sus piernotas acercando mi mojado ariete a su gruta cliente: cerro sus ojos para recibirme en sus entrañas y disfrutando el momento, tome mi verga para pasearla a lo largo de su raja, entre sus labios íntimos, dando golpecitos en su entrada y en su clítoris que lucía desafiante ante el amoratado glande que se mecía frente a él.

Mi madre suplicaba que se lo metiera entre jadeos y le di gusto: Metí mi mástil y lo recibió pujando por la fuerza con que invadí su intimidad; Nuestros pelos púbicos quedaron pegados como una sola mata y lo deje ahí un momento para recrearme la vista con el espectáculo: mi madre yacía ante mí, abierta de piernas y ensartada por completo, moviendo sus caderas para acoplarse mejor al invasor que hurgaba en su intimidad; se la saque un poco para acomodarme mejor y darnos la mejor cogida de nuestras vidas.

Junte sus piernas y las puse en mis hombros y colocándome encima, la penetré a fondo; mi madre recibió la profunda estocada abriendo su boca y sus ojos, gozando como posesa mi tranca que palpitaba en su interior, empujando su útero como si quisiera atravesarlo.

Mi madre ahora ya gritaba del placer que le hacía sentir al taladrar su encharcada vagina en un ir y venir constante y me pedía que no me detuviera; sus tabúes ya estaban completamente rotos.

POR DIOS HIJO MÍO!  AAAHHHH! CÓGEME ASI MI AMOR! QUE DELICIA, BEBÉ!!! DAME MÁS, MÁS!!! AAAAHHH! CÓGEME MI AMOR!! LLENAME CON TU LECHE!! SOY TUYA PAPITO, SOLO TUYA!!! AAAHH ME VENGO HIJO MIO!! ME VENGO!!!!!

Al sentir sus contracciones en mi verga y la cascada de jugos calientes que salían de su interior, mi orgasmo se le unió haciendo uno solo para dos cuerpos; empecé a bombear chorros de espeso semen dentro de su intimidad, abrí sus piernas para recostarme en su inmensa anatomía y las puertas del cielo, se abrieron.

YO TAMBIEN MAMI!!! ME VENGO!!! ME VENGO, MAMA!!!

SI HIJO MIO, ECHAMELOS ADENTRO!!! DALE A TU MAMI TODA TU LECHITA, PAPI!!! ECHAME TODOS TUS MOQUITOS ADENTRO, HIJO MIO!! ASI QUE RICO!!! NOS ESTAMOS VINIENDO JUNTOS, MI AMOR!! QUE DELICIA!! YA LA SIENTO PAPI!! QUE RICO ME LLENAS CON TU LECHITA!!! TENGO TODO TU SEMEN DENTRO DE MI, HIJO, QUE DELICIA!!!

QUE RICO MAMA, QUE RICO!!

Me derrumbe encima de ella, jadeando y besándola con pasión; sin dejar de estremecernos y sintiendo los últimos espasmos de placer, otra vez fuimos uno solo; poco a poco el cansancio nos venció y sin sacar mi verga del interior de mi madre, nos quedamos dormidos. El amanecer nos encontró unidos y desnudos, yo encima de ella pero conectados por nuestros sexos.

JULIETA Y PATRICIO (SEGUNDO REGALO)

A las cuatro y veinte mientras me duchaba con mi madre, otra historia de amor filial estaba por completarse:

Julieta dejo su bolso en el sofá, encendiendo el reproductor de música y poniendo baladas lentas, pidió a su hijo una copa de vino tinto para relajarse de las emociones recién vividas; Aún no digería lo que había sucedido en la pista de baile: es cierto que su hijo, desde hacía tiempo, la miraba extasiado, la tocaba y besaba en cuanto podía; buscaba la manera de seducirla y eso la excitaba y le fascinaba la idea de dejarse conquistar por su muchachito; Patricio la había excitado al máximo mientras bailaban, con sus besos cerca de su boca, los abrazos apretados y las frotadas que su hijo le daba y que después mutuamente se daban, la tenían caliente y mojada; tal vez por eso al ver que sus amigos madre e hijo también, se besaban con pasión en la pista, había decidido dar el siguiente paso. Pero necesitaba estar segura de lo que Él pensaba.

Patricio apareció en el umbral de la cocina con dos copas en las manos y extendiendo una a su madre, brindo con Ella:

Por la madre más hermosa, sensual y cariñosa del mundo… salud!!

Hay hijo, que cosas dices!!! Salud!!!

En serio mami; tengo a la madre más hermosa del mundo; ven vamos a bailar!!

Patricio tomó a su madre, que se dejó arrastrar al centro de la sala y abrazados empezaron a bailar como en el club, donde inicio la aventura entre madre e hijo. Pegando sus cuerpos, bailaban en cámara lenta, restregando sus pelvis, sintiendo cada uno las durezas del otro; Patricio apretaba contra si, a su madre tomándola de la cintura; recorría con sus manos la espalda de su madre, hasta sus macizas nalgas, dibujando la silueta de sus caderas con lascivia.

Julieta lo atrajo hacia Ella, primero rozando sus labios con los de él y abriendo sus labios, dejo entrar la lengua de su hijo en su boca, besándolo con pasión y lujuria; embarraba sus grandes melones en el pecho de Patricio… sabía desde siempre que esa exuberante parte de su anatomía, volvía loco a su hijo y eso la enorgullecía y excitaba por igual.

Mientras Patricio disfrutaba el sensual contacto, Julieta pensaba en las infinitas ocasiones que había sorprendido a su hijo espiándola cuando se cambiaba de ropa o se duchaba; alguna vez le pareció ver que su hijo se masturbaba, mirándola y eso la excitaba; despertar los instintos eróticos de un hombre joven y guapo como Patricio y el hecho que la deseara como mujer, era para llenar de orgullo, no solo a Ella si no a cualquier mujer madura; y que se excitara al mirarla, siendo su madre la excitaba más, por lo morboso de la situación.

Patricio se dejaba llevar por su madre, así que ni se enteró cuando Julieta le quito el cinturón y sus pantalones cayeron a la alfombra; de haberse puesto calzoncillos también los habría bajado, pensó su madre, mirando como la verga de su hijo, saltaba como impulsada por un resorte, señalándole a ella y en ese momento su vagina se mojó aún más: lo hizo sentarse en el sofá, quitando igual sus zapatos y calcetines, dejándole solo la camisa, que el mismo se quitó al instante.

Julieta se levantó; miró el desnudo y excitado cuerpo de su hijo; su hombría estaba dura y llena de venas, lo que le hizo imaginar que, de un momento a otro estallaría en pedazos: ese pensamiento le hizo sonreír. Su dura verga, goteaba lubricante por su único ojo, mojando la gran cabeza amoratada de su miembro.

A un paso de su hijo, Julieta le dio la espalda, levantando su mini vestido de abajo hacia arriba, dando un espectáculo inimaginable a su hijo que absorto miraba sus macizas nalgas y sus torneadas piernas… deslizo sus medias con ambas manos enrollándolas hacia abajo y soltó los broches de su sostén: sus enormes pechos saltaron libres de su encierro cuando Julieta se incorporó quedándose solo con la tanga puesta y mirando a su hijo pregunto:

Te gusta lo que ves, hijo? Te parece que soy bonita? Pregunto con la mirada más caliente y erótica que Patricio jamás había visto en otra mujer.

Estas bellísima, mamá!! Eres la mujer más hermosa del universo, lo juro por Dios!!!

Que hermoso hijo tengo!! Eres un amor!!! Sabes hijo?… hace tiempo que he notado que me miras de una manera diferente… como si me desnudaras con la mirada y al principio me inquietaba pero ya no me molesta mi amor, al contrario, me halaga que te fijes en mí, cuando podrías andar con muchas jovencitas de tu edad; pero dime en serio… Te gusta mamá, como mujer hijo? Te gusta al cuerpo maduro de tu madre? Te excita esta mujer que te dobla en edad? Preguntó Julieta poniendo una mano en su breve cintura en actitud desafiante.

Por Dios mama!!! Pero claro que SI!! Quien no se va a excitar teniendo una mujer tan atractiva como tú, durante todo el día? Hace mucho que no tengo ojos para ninguna otra mujer… estoy perdidamente enamorado de ti, mamá… perdóname pero no puedo evitarlo!!! Te deseo mamá!!! No hago otra cosa en la escuela, que pensar en tu hermoso cuerpo; estar en casa cerca de ti y mirarte tan hermosa y sensual; créeme, es un martirio vivir sin poder decírtelo… ahora que lo sabes creo que mi alma descansará un poco. Respondió Patricio sin dejar de admirar el sinuoso cuerpo de su madre.

Julieta sonrió complacida y ya totalmente segura de lo que iba a hacer…

Se arrodillo frente a su hijo y extendiendo su mano; tomó el viril órgano de su hijo sopesando y midiéndolo; lo acarició suavemente de arriba abajo, admirando su tamaño y grosor: miro las venas que lo rodeaban y la cabeza brillosa; dudó un poco si sería capaz de alojar semejante miembro en su estrecha vagina… jamás la habían poseído con un pene semejante, pero haría el sacrificio… su hijo sería el primero y seguramente, ella sería su primer mujer, así que todo sacrificio por su hijo, lo valía.

Julieta paso su lengua alrededor del glande de su hijo, sintiendo la textura de su piel y su sabor; Patricio se estremeció como si recibiera una descarga eléctrica de su madre en lugar de una lamida. Lentamente su madre, se metió toda la verga en su cálida boca, chupando y apretando con sus dientes, deslizaba la barra de carne hasta el fondo y la sacaba despacio para disfrutar la longitud del pene de su hijo: él a su vez tomaba la cabeza de su madre acompañando el ritmo de la suculenta felación que su madre le prodigaba y estertores de placer, salían de su boca sin que se diera cuenta.

Patricio sintió que no aguantaría mucho tiempo la sensual caricia bucal, así que tomó a su madre de los hombros y cargándola en sus brazos, la llevó hacia la recamara materna, no sin antes comérsela a besos en el camino.

La depositó en la cama, aún con sus bocas unidas y se subió en ella; Julieta abrió sus piernas invitando a su hijo a posicionarse entre ellas; besando y lamiendo los labios, mejillas, oídos y cuello de su madre, Patricio fue recorriéndola despacio, hasta llegar a sus enormes pechos y estrujándolos con lujuria, los saboreo  lamiendo a placer; Julieta vibraba de pies a cabeza con las estupendas chupadas que su hijo le daba.

Patricio continuó su camino al sur de su madre pasando por su estrecha cintura y su pequeño ombligo que apenas se distinguía en el vientre materno; tomando las cintas de la tanga, la deslizo para sacarla con la colaboración de Julieta quien alzó sus caderas para facilitar su labor; el delicioso aroma de hembra en celo inundó su nariz al retirar la diminuta prenda, haciendo que Patricio fijara su atención en la depilada vulva que tenía frente a él.

Julieta abrió sus piernas y el embriagador perfume se hizo más intenso; su hijo exploró con sus dedos la jugosa hendidura, deleitándose con su suavidad y acercó su boca para beber el exquisito néctar directamente del lugar por donde vino al mundo: Julieta aferró a su hijo al sentir la electrizante caricia, jadeando y cerrando sus ojos para disfrutar lo que su pequeño le hacía.

Varios minutos después, ella sintió una cascada de jugos que salía de su gruta empapando la boca y cara de su hijo; sus gemidos se hicieron más audibles al llegar el clímax sin que Patricio dejara de hurgar con su lengua todos los rincones de la húmeda cavidad.

YAAA!! PAPI, QUE RICO MI AMOR!!! ME VENGO PAPI!!! SIGUE, SIGUE ASÍ!!!!

La mojada abertura aprisionaba su lengua en trémulas contracciones pero Patricio disfrutaba al igual que su madre del delicioso orgasmo femenino; al aminorar las convulsiones, el nuevo amante de Julieta escaló de nuevo y besándola compartió un poco del transparente y viscoso caldo caliente que obtuvo en su exploración.

Sin dejar de saborear su boca, Patricio se colocó encima de su madre y su duro ariete quedo justo en la entrada de la vagina de Julieta: se miraron a los ojos por unos segundos y el planeta entero se detuvo por unos segundos… como en cámara lenta, deslizó su duro pene dentro de ella.

Al sentir la penetración a su intimidad, Julieta jalo aire y puso los ojos en blanco recibiendo cada milímetro del enorme invasor que se abría paso entre los pliegues de su resbalosa y caliente gruta; cuando los testículos de Patricio toparon con sus labios íntimos, Julieta supo que había logrado alojar el enorme pene de su hijo; la sensación de sentirse completamente llena era desquiciante y la hizo abrir los ojos para mirar a su hijo, mirándola y haciéndola su mujer; la enorme verga palpitaba en lo profundo de su vagina y ella la apretaba con sus músculos íntimos, celebrando aquella prohibida pero deliciosa unión carnal entre madre e hijo.

La lubricación de ambos facilitó la entrada del enorme pene en su apretada vagina y aunque Julieta estaba totalmente empalada por su hijo, no sentía dolor alguno, al contrario, sentirse llena hasta el tope, le producía escalofríos de placer y ella sola empezó a moverse bajo el cuerpo de Patricio.

La verga del joven amante salió de su caliente funda, sintiendo cada pliegue de la mojada intimidad de su madre, para enseguida volver a entrar, acompañado del movimiento de caderas de Julieta que lanzaba su vientre al encuentro del nabo de su hijo; un entrar y salir constante hacia chapotear sus sexos en una batalla épica de placer mutuo… sus estómagos se frotaban mojados de sudor y sus bocas no se despegaban ni un segundo; Patricio aferraba a su madre con sus brazos bajo las axilas de Julieta al tiempo que ella rodeaba el cuello de su hijo, atrayéndolo hacia ella y en ese abrazo prohibido, entre madre e hijo se acercaban juntos al orgasmo que sellaba su pacto de amor: de amor filial.

MAMA, NO AGUANTO MAS!!! ME VOY A VENIR!!!!

HAZLO HIJO MÍO,!!! VENTE ADENTRO DE MAMA!!! LLENAME CON TU LECHE, MI AMOR!!! CÓGEME, PAPI!!!

Antes de que eyaculara, Patricio saco su verga y le indico a su madre que se pusiera en cuatro; la penetró de a perrito, aferrándose a las caderas y bombeando rápido, arrancando alaridos de placer a Julieta ya que coger en esa posición le encantaba ya que la hacía sentirse sometida y protegida por el macho que la cubría. Su macho aceleró el bombeo provocando la euforia de su madre; su pelvis chocando con las macizas nalgas de su hembra; parecía aplaudir celebrando la consumación del acto incestuoso entre madre e hijo. Julieta lanzaba alaridos de placer.

PAPI, ME ENLOQUECE LO QUE ME HACES, MI AMOR!!!! CÓGEME MÁS PAPI!!! DAME TÚ VERGA MI AMOR!!! CÓGETE A TU PUTITA!!! SOY TU PERRITA, SOY TU PUTITA, PAPI, CÓGEME ASI, PAPI, ASÍ!!!! DAME VERGA, PAPI!!!!!!

Patricio resoplaba tratando de contener el torrente de caliente semen que pugnaba por salir, pero era ya imposible; jadeando anuncio a su hermosa madre:

ME VENGO!!! TOMA MI LECHE PUTA!! SIENTE MI LECHE EN TU PANOCHA!!! TOMALA, PERRA!!! YA!!!!

Enterró su verga todo lo posible y sus testículos empezaron a bombear todo su esperma al interior de su madre que cayó hacia delante desmadejada, por otro orgasmo más fuerte que el anterior, llevándose a Patricio pegado con ella; cayeron unidos por sus genitales, conectados como uno solo, disfrutando de lo que parecía ser el clímax más largo y eterno del mundo; Patricio estaba quieto, pero su madre ondulaba su trasero, recibiendo los embates de su hijo y sintiendo interminables chorros de semen que se estrellaban en el fondo de su vagina, amenazando con penetrar hacia su matriz; así imaginó Julieta lo que sucedía en sus entrañas.

Este pensamiento hizo que Julieta sintiera un poco de ansiedad y nervios ya que por vivir al máximo el mágico momento, había olvidado ponerle un preservativo a su hijo; los últimos temblores del intenso orgasmo estaban terminando y lo último que ella pensó fue en los espermatozoides de su hijo que corrían dentro de ella en busca de fertilizar su óvulo; después se quedaron dormidos.