Tres mujeres y un viudo (6)
Abandona un antiguo amigo por "mi culpa"
Esta mañana estoy solo en casa, mi cuñado se fue muy temprano y no vuelve hasta las 2:00 p.m. Mi sobrina Andrea está en la Uni y mi cuñada Carolina ha salido de compras, según me ha dicho no volverá antes de las doce. Tengo la oportunidad de curiosear a mi antojo por las cosas personales de mi cuñada. Tengo intención de hacer un bonito regalo por el trato que me da al acogerme en su casa.
Me gustaría que fuera un regalo muy personal y que realmente le guste. Para ello necesito recoger información sobre sus gustos. Lo voy a intentar mirando en su armario, viendo el tipo de vestidos que usa, los colores preferidos y los complementos.
Luego me doy una vuelta por la cómoda donde guarda su ropa íntima. Allí me entretengo revisando la colección que tiene de braguitas y sostenes a cual mas bonita. He descubierto que mi querida Carol es mucho mas coqueta de lo que parece, veo que le encanta sentirse guapa por dentro y eso me gusta.
En el extremo del cajón hay un calcetín que no se corresponde con el resto de la prendas, lo cojo y del interior sale un cilindro de plástico color hueso. Al tomarlo entre los dedos reconozco que estoy delante de un vibrador a pilar discretamente escondido. El hallazgo estimula mi fantasía por lo que pronto estoy imaginado los momentos en que habrá dedicado su tiempo en la estimulación de su coño
Supongo que, como todos alguna vez, habrá sentido la necesidad de dar satisfacción a sus deseos a pesar de no sentirse acompañada, y el vibrador bala es un juguete muy eficaz. Procuro dejarlo todo como estaba, he aprendido algo mas sobre ella y lo tendré en cuenta para no dejarla sola nunca más.
Sigo con la inspección de sus cosas, ahora tocan sus zapatos. Hay muchas cajas apiladas dentro del armario que voy abriendo poco a poco para verlos. No tiene muchos pero todos son muy bonitos, van desde el zapato negro de puntera y medio tacón, a las típicas bailarinas y varios tipos de sandalias de dedo de alegres colores y adornos.
Abro una caja que hay un poco apartada, dentro no hay zapatos, hay una bolsa de tela con cierre de unos veinte centímetros alargada. Dentro de la caja también hay un bote de spray rotulado como “lubricante intimo / total care”. Desligo la bolsa y ante mi se presenta un sorprendente dildo de silicona marrón canela.
Este hallazgo consigue trastornarme bastante. Lo que parecía una actitud esporádica para usar el vibrador ahora se ve reforzada por la existencia del dildo. Deduzco que Carol ha sufrido muchos momentos de soledad y que ha tenido que auto satisfacerse de la mejor manera. Me conjuro para que eso no vuelva a suceder mientras este yo aquí.
Lo dejo todo en su sitio, bien recogido para que ella no sienta violentada su intimidad, con la satisfacción de que ahora conozco mejor a mi cuñada y así podré complacerla cómo se merece.
Sobre las 11:30 a.m Carolina regresa con las bolsa de la compra que ayudo a colocar en su sitio.
- ¿te gusta mi nuevo corte de pelo?¿me sienta bien? – me pregunta exhibiéndose como una modelo de peluqueria – Me he hecho un corte mas moderno, me siento mucho más joven – dice alegre.
- Estas muy bonita y te favorece mucho… - le digo mientras la contemplo realmente complacido por lo que veo.
Carolina ha aprovechado muy bien la mañana, ha ido a la peluquería, la han maquillado muy bien y ella ha puesto su sonrisa más bonita, para convertirla en la mujer que todos desearíamos encontrar en casa al regresar del trabajo.
Se pone a preparar la comida para que este lista cuando llegue mi sobrina y mi cuñado.
- ¿Quieres que te ayude en algo? – le pregunto. Yo de cocina no se casi nada pero puedo aprender si mi enseñas.
- Por su puesto… tu fíjate en como lo hago, y luego lo haces tu, ¿de acuerdo? – me invita a seguirla mientras corta la verdura y prepara las cacerolas.
- Fíjate bien como lo hago. Fíjate bien, eh! Luego lo tienes que hacer tu solo…sin equivocarte ni cortarte.
Me gusta estar cerca de ella, me gusta tropezarme con su cuerpo, que nuestras manos se encuentren y que me hable cerca del oído… es lo mas cercano que puedo sentir a su hermana mi difunta esposa. Poco a poco Carolina llena el hueco y me hace sentir muy feliz.
Llega la hora de comer y nos sentamos los cuatro a la mesa, a un lado mi cuñado, al otro mi sobrina Andrea y en enfrente mi cuñada Carolina. Que bueno le quedo el guiso y que delicioso debe ser estar con ella.
Durante la tarde no podemos seguir con nuestras conversaciones, Pedro está soñoliento en el sillón pero ahí está, y Andrea entrando y saliendo de su habitación no me permite proveer su presencia para poder acercarme a mi cuñada.
Cenamos los cuatro juntos: sopa y croquetas con pure de patatas. Es el único momento que puedo estar tan cerca como para rozar su pierna por debajo del mantel. Carolina me mira y se sonríe como el que tiene alguna sorpresa guardada y que espera para sacarla en el momento apropiado. Este momento llega cuando en la tele sale una noticia que capta la atención de mi sobrina y mi cuñado.
Pone su mano discretamente por debajo de la mesa hasta alcanzar mi entrepierna que no tarda en reaccionar. Después de estar todo el día fantaseando con ella, con un vestido o con otro, con braguitas blancas o moradas, con sostén o sin sostén. El contacto de su mano y la expresión de su cara terminan por elevarme la temperatura, aunque desgraciadamente no podemos ir más allá.
- Esta noche ¿soñaras conmigo?...te he visto durante todo el día mirarme con deseo…eso me agrada mucho y me pone muy cachonda. Yo me acostaré pensando en ti – me dice a modo de despedida antes de irnos cada uno a nuestros respectivos dormitorios.
Me cuesta mucho resignarme, solo en la habitación recuerdo todo lo acontecido durante el día y se me empina como a un chaval. Puedo resistir la tentación, me conformo pensando que quizás mañana tengamos oportunidad de desquitarnos cuando estemos los dos solos.
Hace un rato que me acosté, pero todavía no he podido dormirme y ando dando vueltas pues esto no termina de bajarse. Se abre mi puerta despacio, sin hacer ruido. Se vuelve a cerrar con alguien que se ha quedado dentro. Se acerca a la cama, se echa a mi lado y con cuidado de no despertarme me empiezas a tocar muy cuidadosamente.
En medio de una total oscuridad no me atrevo a responder a los tocamientos No quiero meter la pata, tanto puede ser que la mano que me toca la entrepierna sea de mi sobrina o de mi cuñada. Me acomodo para que tenga mejor acceso y dejo que siga con el juego que me está provocando una buena erección.
- Chisstttt, no digas nada… deja que te toque – me susurra Carolina que se ha tumbado a mi espalda accediendo con facilidad a mi polla tras colar la mano bajo el pijama.
- ¡Estas loca!...¿que haces aquí?... no ves que nos pueden pillar… ¡menudo desastre sería! – le contesto en voz baja.
- ¡Anda vuelve a la cama…ya tendremos mejoras ocasiones – añado.
- No te preocupes… tonto… los dos duermen muy profundamente… hoy la sopa para ellos tenía un ingrediente muy especial – me confiesa al tiempo que comienza a darme unos suaves meneos que terminan por ponerme la polla bien dura.
Al contarme esa maniobra me tranquilizo, me doy la vuelta para encontrarme con mi cuñada que lleva puesto un escaso camisón y unas braguitas pequeñas. En medio de la total oscuridad de mi habitación nos fundimos en un gran abrazo, nos besamos como dos recién casados sabiendo que tenemos tiempo por delante para nosotros. Estamos retozando así un buen rato, dejando que nuestra excitación crezca y crezca.
- Perdona, necesito ir al baño – le digo interrumpiendo la escalada en sus caricias.
- Jooo!, que inoportuno – se queja echándose hacia atrás para dejarme espacio para que pueda moverme.
Salgo sigilosamente de mi habitación y en vez de encaminarme al baño me dirijo a su dormitorio. Alli esta Pedro durmiendo a pierna suelta, lo que me permite recoger lo que he ido a buscar sin mayor problema. Al volver, Carolina me recibe muy cariñosa, se ha quitado el camisón y permanece echada bocarriba con solo las braguitas puestas esperando a que yo se las quite.
Vienen besos, caricias sobre sus pechos y una mano a su entrepierna. Primero sobre la tela, luego debajo de ésta para acariciar los abultados labios de su vulva. Al pasar los dedos por la rajita, noto su calor intenso y como su humedad empieza a aflorar.
Carolina, presa de la impaciencia levanta el culo y se desprende de las braguitas en un rápido movimiento. Pone las piernas separadas haciendo puente y me deja todo su coño para que lo disfrutemos juntos. Le paso la mano una y otra vez para repartir sus jugos y dejarlo bien preparado para lo que viene a continuación.
Primero con mis dedos, luego con el dildo que me he traído de su armario, le froto suave sobre su coñito jugoso. Al instante mi cuñada reconoce el contacto del juguete, con una mano coge la mia con la otra me aparta poniéndola sobre mi pecho.
- ¿esto que es?¿que me haces? – pregunta con gran sorpresa.
- Tranquila… creo que ya lo conoces… lo usaremos con cuidado – la tranquilizo conduciendo su mano para que encuentre y reconozca el falo de goma.
- has estado rebuscando en mis cosas, ¿no?. Vaya cuñado tan travieso que tengo… me encanta que seas así de atrevido mi me des estas sorpresas tan ricas –
- Tu fíjate en cómo lo hago, y luego lo haces tu, ¿de acuerdo? – me invita a seguirla mientras se frota toda la raja con el dildo.
- Fíjate bien como lo hago. Fíjate bien, eh! Luego lo tienes que hacer tu solo…sin equivocarte ni hacerme daño-
Me suenan muchos esas palabras aunque ahora ya no estoy para otra cosa que no sea coger el pedazo de goma y jugar con el coño de mi querida Carolina. Siguiendo sus indicaciones lo meto y lo saco haciendo que roce intensamente con las paredes de su vagina. De vez en cuando lo saco completamente lo desplazo a lo largo de la raja y termino por hacerlo pendular para que le deunos golpecitos sobre el clítoris.
- ¡Que cabronazo estas hecho! Parece que lo hubiese practicado toda la vida…me encanta…vas a hacer que me corra como un perra – me confiesa.
- No andas mal encaminada… con tu hermana aprendí mucho a jugar con estas cosas…jejeje ¿te sorprende? ¿Creías que tu hermana era una mojigata?...jejeje …era como tú…una diosa en la cama –
- Sigue, sigue… no te entretengas… lo haces divino…y me vas ha hacer correr muy rico si continuas igual. Dale…dale…un poco mas duro…así…así…seguidito –
Hinco las rodillas en la cama, me siento sobre los talones y tomo posición junto a mi cuñada para tener mejor acceso y facilidad de movimientos con el dildo que sujeto con una mano.
- Ahhh, ahhhh…..me viene…me viene – dice con voz entrecortada antes de incorporarse un poco lo suficiente para alcanzar con su boca mi polla que permanecía erecta y dura sin recibir consuelo de ninguno.
Le sigo dando a la mano arrancándole los gemidos mas extraños que he oído, para ahogarlos se amorra a mi pubis y se mete la polla hasta el fondo. Para para respirar, gime otra vez y se la vuelve a tragar toda.
El juguete puede mas que nosotros y hace que Carolina se corra dejando ir una buena cantidad de flujos y una retahíla de interjecciones para demostrarme que ha llegado a su climax.
Dejo que descanse, que recupere el aliento antes de colocarme encima. Yo también quiero tener mi orgasmo. La meto, entra suave como si rozara sobre un cojín de seda, le doy varios empujones fuertes, jugando con el movimiento basculante de mis caderas. No se trata de meterla y sacarla, sino de hacer que la punta picotee en el fondo de su vagina y que el troncho roce sobre los sitios adecuados.
Después de todas las emociones vividas este día no aguanto apenas nada, y me corro con abundancia dentro de ella. Al sentir mi leche y mis contracciones, mi cuñada se vuelve a correr por segunda vez en muy pocos minutos.
Retozamos casi exhaustos sobre la cama hasta recobrar el aliento. Le acaricio los hombros, juego con su melena recién cortada y dejo que mi mano se pasee por encima de su cadera. Ella apoya la mejilla sobre mi pecho mientras se entretiene en hacer caracolitos con el pecho de mi cuerpo.
En medio de la madrugada es la hora de que ella vuelva a su cama y ambos durmamos una cuantas horas antes de que suene el despertador. Nos damos muchos besos cariñosos, desde la puerta me dice:
- Quédate con el juguete…ya no lo necesito… te tengo a ti – me dice luciendo una gran sonrisa mientras alarga la mano para señalar el dildo que ha quedado olvidado sobre la cama.
Deverano.