Tres mujeres y un viudo (11)

Mi sobrinita se entretiene con su novio en el descansillo de la escalera, pero no disfruta tanto cómo conmigo.

Hoy me he sentido un tanto maltratado por mi sobrina. Yo me esfuerzo en enseñarle todo lo que necesita para ser la chica más deseada de la universidad, y ella en la primera oportunidad que tiene de mostrarse amable conmigo delante de sus amistades me da la espalda.

Al llegar a casa la he encontrado con su novio en la entrada del edificio. Al pasar junto a ellos, ni tan si quiera me ha dedicado una mirada. Es más, creo que intencionadamente ella se ha apretado un poco más contra él y su morreo se ha hecho más apasionado, quizás para demostrarme que está muy por él y que yo, su querido tío,  solo soy su maniquí de pruebas.

Me pica mucho la curiosidad , me gustaría verla en acción y comprobar si lo que le voy enseñando lo pone en práctica de una manera acertada. Para poder espiar lo que hacen tengo un plan. Espero con paciencia en un banco que hay cerca de la entrada hasta que los veo venir cogiditos de la mano. Me adelanto a que suban hasta el último descansillo de la escalera donde se creen a salvo de miradas indiscretas. Yo me escondo en el cuarto de contadores que hay al lado. Allí se entregan a la pasión, se morrean y se magrean como dos poseídos durante un buen rato.

Andrea se la reconoce como más atrevida, se desabrocha el sujetador. Sus hermosas tetas cuelgan ahora libres y se dejan acariciar por encima de la ropa por la manota del novio. Mi sobrina contraataca metiéndole la mano por la bragueta tal como le he enseñado, con lo que el chico termina por desabrocharse el cinturón y deja caer sus pantalones y calzoncillos hasta los tobillos.

Ella le coge la polla , le da unos cuantos apretones sobre el capullo y en los huevos, y empieza a pajearlo. Al chico le cambia la cara, y tras unos instantes aguantando los meneos certeros y habilidosos de mi sobrina, solo sabe decir que se la chupe.

-        Me voy a correr…que me corrooo… chúpamela, chúpamela –

Ella no le hace caso y continua con su masaje. Tanto insiste él, que Andrea se agacha, se mete el capullo en la boca durante unos instantes y luego vuelve con el meneo. El chaval empieza a gemir como poseído por el diablo,  balancea sus caderas para acompañar el movimiento de la mano de Andrea.

Parece como si se estuviese follando fuera de todo control a alguien imaginario. Yo puedo seguir la escena de cerca desde donde estoy escondido. La celosía para ventilación de la puerta me permite ver con discreción todo lo que sucede a metro y medio de distancia.

Él la toma por las tetas y se las aplasta. Le levanta el jersey y dos naranjas grandes saltan hacia fuera. Al verlas y tocarlas directamente sobre la piel, su excitación sube muchos enteros y se empieza a correr como un bendito. Saca varios borbotones de leche que escurren entre los dedos de la nena.

Para completar su placer se amorra sobre las tetas de ella y chupa uno de los pezones como un bebe. Pasados unos instantes, en señal de agradecimiento, le da varios besos en la boca y le frota el coñito por encima del pantalón tipo leggins que lleva ella.

Mi sobrina no tarda en gemir como una perrita en celo, da la sensación que está cerca de ansiado orgasmo. A cubierto de sus miradas, yo hace rato de me estoy pajeando estimulado por la contemplación de la escena entre ellos.

Andrea gime cada vez más fuerte, mientras él frota y frota, cada vez más rápido y con más intensidad. No hace ninguna concesión a las caricias dulces y delicadas que requiere un coñito con el de Andrea. Dudo que mi querida sobrinita, tan delicada ella, llegue al climax con estos frotes tan bruscos y torpes.

Sin embargo, ella gime entrecortadamente, resopla y finge que se corre. Sujeta la mano de su novio  para detenerlo, y resopla complacida como si hubiese llegado a su climax. Tras unos instantes de reposo, él se viste, le da un par de besos, se despide y sale pitando escaleras abajo. ¡Vaya una mala forma de tratar a un chica!

Cuando se hace de nuevo el silencio, ella se pone la mano debajo del jersey y se acaricia las tetas muy lentamente; se pellizca con sumo cuidado el pezón, mientras la otra mano se hunde bajo el pantalón en búsqueda de su coñito húmedo y dolorido. Debe estar caliente y ansioso por recibir las dulces caricias que se merece.

Juega con su cuerpo, se acaricia y se complace con dulzura, no como el bruto de su novio, que no ha sabido darle su merecido orgasmo. Con los dedos metidos en su chochito, da unos pasos hacia delante, se asoma por el hueco de la escalera… no ve a nadie y vuelve a sus intimas caricias.

Se vuelve a asomar… tampoco ve subir a nadie y continua. Me gustaría salir de mi escondite para complacerla. Le enseñaría mi polla completamente hinchada y tiesa, deseosa de ser acariciada y de penetrar en su jugoso chochito.

Me imagino dándole unas buenas lamidas en esa vulva tan apetitosa que tiene,  clavándosela por detrás haciendo chocar mi pubis con su hermoso culote, al tiempo que sus tetas se balancean como dos grandes campanas.

Ella sigue con sus tocamientos, hasta que sus gemidos se hacen más profundos y ahogados. Ahora si que reconozco que son realmente fruto de su goce y nada fingidos. Yo siento como la punta de mi polla gotean las ultimas gotas de leche que quedaban en la reserva. El resto hace algunos minutos que salió disparado, y debe estar pegado a la puerta o en el suelo. Luego cuando encienda la luz del cuarto ya lo veré.

Después de retorcerse disfrutando del subidón,  recompone su vestimenta, se asoma de nuevo al hueco de la escalera, y tras comprobar que no viene nadie, baja pausadamente las escaleras que la llevan a su casa.

Para salir de mi escondite espero a que el más completo silencio vuelva a reinar en la escalera. Me prometo a mí mismo ser un poco más osado y no dejar que mi sobrina tenga que darse ella misma placer…para eso está su tío bien dispuesto.

Parece que lo sucedido ayer se va a repetir de nuevo. Mi sobrina y su novio vienen muy animados y contentos. Las risitas nerviosas de ella me hacen pensar que vienen los dos lanzados. Pronto ocupan su rincón preferido y se concentran en comerse a besos y darse mil y un apretones.

Andrea viste una faldita con bastante vuelo, que incita a meter la mano por debajo para buscar entre sus muslos y acariciar sus nalgas regordetas. Una camiseta ajustada retiene a duras penas sus tetas, pero las resalta animando a tomarlas entre las manos y comerlas como dos dulces melones.

Ambos juguetean provocando la excitación. Ella con mucha picardía se levanta lentamente la faldilla y lee enseña sus nuevas braguitas tanga, diminutas pero llenas de bordados que animan a contemplar el triangulito, disfrutarlo y desnudarlo lentamente. ¡Eso se lo enseñe yo! ¡Que bien aplica lo aprendido de mi! Pienso mientras la contemplo

Su novio reacciona impetuosamente y prácticamente de un tirón se las quita sin reparar que eran una sorpresa que esperaba ser reconocida y aplaudida.

Sin más preámbulos se baja los pantalones y empieza a frotar su polla con las nalgas, y los muslos de ella. Se toma la polla y empieza a menearla con fuerza haciendo que la punta choque con la piel de ella. Andrea se deja manosear y se pone de culo para que él la apriete con su polla.

El chico está como loco pajeándose sin control, haciendo chocar la punta contra las generosas nalgas de Andrea. Ella espera paciente su turno, supone que después de este frotamiento vendrán todas las caricias que su cuerpo merece.

Manu relincha como un caballo, y deja ir una andanada de leche contra el culo de Andrea. Se está corriendo mientras que la chica apenas ha pasado del calentamiento inicial. Vaya amante más desastroso…le tengo que decir a mi sobrina que se lo deje y busque otro menos guapo pero más cariñoso y buen amante

Se sube los pantalones y se dispone a hacerle unas caricias a su novia. Ella, un tanto molesta hace gestos de que no es necesario, que ya ha gozado lo suyo y que no necesita nada más. Tras unos besos, da la impresión de que se van a ir juntos; al llegar a la escalera ella se detiene y le despide allí indicándole que es mejor bajar por separado.

El chaval con alegre trote baja las escaleras dando saltos satisfecho del buen rato pasado. Andrea se ha quedado pensativa, dudando de nuevo si ir para casa o consolarse ella misma tal como hizo ayer.

Sin duda es el momento más adecuado para mi aparición.

-        ¿Qué estas haciendo aquí? ¿me espías?...¡vaya decepción! ¡Eres un viejo baboso y cerdo!¡que te has creído! – me grita realmente enfadada conmigo.

-        Perdóname, cariño…solo pretendía cuidarte – le digo arrepentido por haberla espiado y sobre todo por haber salido de mi escondite sin haber valorado correctamente su reacción.

La he cagado de forma estrepitosa. He perdido su respeto y confianza y es posible que nuestra relación se haya roto para siempre. No sé cómo se me ha ocurrido que esto era una buena idea. A mi edad he cometido un fallo de principiante, ¡sorpresas desagradables ni una!.

El silencia se hace insoportable… he cometido un error… aunque fuese con buena intención. Tras pensárselo un poco, Andrea decide que es mejor perdonar mi atrevimiento, echarse en mis brazos buscando consuelo y consejo.

-        Ya lo has visto… mi novio no me quiere…solo piensa en el mismo y yo siempre esperando. Le voy a dejar – me dice haciendo pucheritos.

-        Claro que si… hay muchos chicos apuestos y atentos que están deseando conocerte – le trato de animar.

Estamos así abrazados unos instantes hasta que ella se recompone y reobra su alegría natural.

-        Supongo que no querrás hacerlo… pero me encantaría que me enseñaras tus braguitas… las hay tan sexy…hoy con esa faldita no te costaría casi nada – jejeje – le dijo para crear un ambiente mas distendido y para que tenga oportunidad de lucir esas braguitas que con tanto cariño había elegido”.

Sonríe la picarona y duda un instante.

-        Quizás sea divertido pasar un rato con mi querido tio… no es dada especial, no es mi novio pero sabe acariciarme hasta lograr darme una buena corrida - debe estar pensando.

Con mucha intención, me da momentáneamente la espalda y se inclina a recoger algo del suelo. Ha puesto todo su culo a mi alcance. Le veo sus muslos y el inicio de sus nalgas. No puedo evitar acercar la mano y sobarle levemente las rotundas redondeces de su hermoso culo. Ella da un respingo haciéndose la sorprendida.

-        Así que quieres ver mis braguitas…ehh? -  dice. ..y si viene alguien  y nos ve? …menudo problema!! .

-        ¡eres un chico muy malo! … y te voy a tener que castigar…- me dice agitando el dedo índice en señal de amenaza

Dicho esto me hace poner de rodillas delante de ella. Se levanta poco a poco la falda y me enseña sus lindas braguitas. Esto le permite experimentar el goce del exhibicionista y del que dirige la secuencia. (Un poco domina si que puede ser mi sobrina, tiene el perfil adecuado)

Sus dedos juguetean con el elástico de las bragas hasta que termina quitándoselas. Me muestra su coñito orgullosa y con deseos de ser admirada. Tiene unos labios grandes, rellenos y algo echados hacia fuera. Solo tengo que acercar la cara, sacar la lengua y pasarla por encima de la rajita para darle una excelente lamida.

Se estremece y me hace llegar un poco de su flujo hasta los labios. Tan deseosa está de que le lama su vulva, que con una mano se separa los labios mayores mostrándome el escondite de su pepita, y la otra me conduce la cabeza para que me funda con su entrepierna.

Siento como su chochito ardiente se va dilatando, se va aflojando, se va llenando de la mezcla de saliva y flujos, y como palpita en mi boca. Mis manos no están quietas, acaricio sus muslos, aprieto sus glúteos y paso los dedos por en medio de la raja, siguiendo los movimientos adelante y atrás que provocan mis lamidas.

Andrea empieza a gemir como una ratita: “hiii….hiiii ….hiiiii”, y no se puede contener en sus vaivenes. Me aprieta la cabeza contra su pubis y deja ir una oleada de flujos. Siento como su cuerpo se contrae en el interior y como las piernas le tiemblan.

Tras unos instantes me libera de la presión y me permite recobrar el aliento. Yo me levanto y me bajo los pantalones enseñándole mi verga que está en su máximo tamaño, al tiempo que destila unas gotitas de líquido seminal.

Andrea hace intención de tomarla en su mano, supongo que quiere pajearme como a su novio. La dejo hacer unos instantes y luego la separo haciéndole ver que mi deseo es otro …yo quiero penetrarla. Ella se niega.

-        Quieres que te la chupe? - me dice -…a Manu le gusta mucho…-

La miro un poco sorprendido pues parece que me rehúye, y busca excusas y sucedáneos para no terminar en una buena follada. UN momento después termina por confesarme su problema, no es que no le apetezca… sino porque le da mucho respeto y se siente muy insegura. Con su novio siempre terminan con la misma solución: unos besos, unos apretoncitos, luego el se la saca, se hace masturbar por mi sobrina  y en cuanto se ha corrido se olvida de ella.

Esto hace que Andrea se sienta muy desdichada y al mismo tiempo muy insatisfecha. Trato de animarla y de hacerle ver que pronto llegara su momento y que luego se reirá de esta angustiosa situación que padece.

Ella se abraza a mi para sentirse más protegida y segura. No se da cuenta que me esta aplastado el costado con su pecho, que sus gimoteos me están poniendo caliente y que el calor que desprende su chochito atraviesa mi pantalón.

Le aconsejo que busquen otras formas paralelas de darse gusto, e igual que masturba a su novio, él la debería satisfacer a ella. Asiente con la cabeza y me mira resignada como queriendo decir que su novio no está por esas cosas.

Le pongo la mano sobre el culo. Ella no dice nada.  La muevo un poco hasta encontrar el borde de la braga. Andrea sacude un poco el culo, como para mostrar que no debo seguir por ese camino, aunque no pone mucho empeño en ello.

-        Hay otras formas de placer mucho mas discretas y seguras, pero igualmente placenteras, le digo mientras le sobo el culo sin hacer caso de su respingo inicial.

Mi joven sobrina se acomoda a mis costado como diciéndome que puedo continuar. Le pongo la mano por debajo del culo, en medio de las piernas justo encima de su conchita. El calor que desprende en inmenso.

Le sobo con cuidado, muy despacito, dando tiempo a que se acomode a mi presencia. Pronto empieza a suspirar y a babear sobre mi pecho. Mantiene los ojos cerrados y me abraza como si yo fuese su novio. Mi mano se desplaza intrépida entre los cachetes de su culo, entre las piernas y frotando sobre su rajita. Le cuelo un dedo por debajo de la braguita, y noto como su coñito también babea.

Le pongo por dentro de la braga toda la mano y le sobo con mimo toda su conchita. Andrea no cesa en sus suspiros. Con la mano por debajo de la falda consigo bajar unos centímetros la braga, lo suficiente para poder evolucionar con tranquilidad.

Le froto bien los labios externos viniendo desde delante hasta detrás. Apoyo el dedo índice y anular a ambos lados de su rajita, reservando el dedo medio para rozar suavemente sobre el borde de sus labios y después para introducir la yema.

Andrea se cierra de piernas atrapando mi mano en plena faena. Supongo que un ataque de pudor repentino ha dado fin a mis toques. No se separa de mi…sigue aferrada a mi brazo.Lentamente va aflojando las piernas y me deja que continúe con mis tocamientos. Le meto la primera falange del dedo en su conchita. Luego restriego sobre sus labios repartiendo los flujos que he recogido.

Le meto el dedo ligeramente encorvado hasta que mi mano tropieza con el pubis. Lentamente empiezo un mete y saca que la vuelve loca, también extiendo y recojo el dedo en el interior de su chochito dándole unos frotes muy intensos.

Siento como un aluvión de flujo corre el interior de su vagina y se desparrama entre mis dedos. Mi sobrina se empieza a retorcer, yo se ahora que debo parar para dejarla disfrutar de su orgasmo.

Pasados unos instantes, me besa cariñosamente en la barbilla y me mete la mano dentro de la bragueta.

-        ¿quieres que haga algo por ti?- me pregunta mientras coge mi troncho con su manita mas traviesa.

-        Me encantaría, aunque eso no es lo que más me gusta- le respondo.

-        Si prefieres podemos hacerlo por aquí-  dice señalándose el culo.

-        Por ahí no me da miedo -

Deverano.