Tres idiomas y tres lenguas

Mi eterno compañero con quien comparto la obsesión por el sexo me visita en Francia y solo pensamos en una cosa: integrar a mi novio en nuestras deliciosas depravaciones.

Trilingüe. Idiomas y lenguas, así nos vamos a mezclar.

Tengo planeada una triangulación perfecta. Yo te voy a hablar castellano, tú le hablarás en alemán y él me hablará en francés.

Ya me masturbé varias veces imaginando todas las posibilidades que tendríamos. No te puedes imaginar lo rico que me vine y cuánto morbo me dan ustedes juntos.

Me avisaste pocos días antes. “¿Estás en Paris? Ya. Voy para allá la próxima semana.”

Mientras te ayudaba a conseguir un departamento barato para unos días, estaba buscando la forma de llegar a lo que tenía en la mente desde hacía meses. Tú también la tenías clarita. Claro que no habías viajado exclusivamente para visitar esta parte de Francia en verano y disfrutar de la gastronomía.

A mí, la única cosa que me importaba, era cumplir con la fantasía de este trio trilingüe que me había imaginado.

Todavía no sé si eso es la realidad y que sí, pasó, o si estoy alucinando al verlos ahora, desnudos, sudados y felices, echados en lo que es más parecido a un campo de batalla que a un sofá, compartiendo un cigarro.

Habíamos llegado al depa que alquilabas con un par de botellas de vino, ni siquiera le había comentado nada, solo esperaba que opere la magia de la arrechura compartida. Estaba apostando que mi novio nos iba a seguir, que de cierta forma le íbamos a contagiar. Despertarle esta parte sucia, cálida y chorreante, la que comparto contigo y que invocamos juntos, con tanta facilidad, hasta a distancia.

La sala tiene unos de estos sofás en L, gris, con una manta más oscura que lo cubre en parte. “Está perfecto”, pensé apenas pasé la puerta. Así lo había imaginado.

Pongo las dos botellas de vino en la mesita baja. Los tres nos alegramos al encontrar copas en la cocina. Ustedes ya empezaron a conversar banalidades en alemán, no entiendo ni mierda, pero lo que importa es que podamos conversar los tres, que para cada uno haya una forma de comunicar con los otros dos.

Copas llenas, quesos en la mesa, un pan rico, música que sale de un parlante, se prenden los cigarros y así empezamos esta noche. Había presentado el programa sencillamente a mi novio: “Mi amigo acaba de llegar a Burdeos y propone tomar un vino juntos en su Airbnb tranquilos, está un poco cansado por su viaje y no le apetece salir”.

Nos quitamos los zapatos para estar más cómodos y no ensuciar la alfombra gruesa y suave que ocupa la sala. Me senté entre ustedes. Él no es una persona muy demostrativa fuera de la intimidad, pero a la segunda copa ya puso su mano en mi muslo, acariciando lentamente, como para asegurarse de mi presencia o mantener un contacto. Aprovecho que anuncies una buena noticia para abrazarte, y me quedo con mi mano en tu hombro. Ya estamos conectados, solo le falte una pequeña parte a este triángulo para que la geometría sea perfecta.

Tercera copa. Pongo mi mano sobre la suya, la hago subir un poco, dos de sus dedos ya están escondidos por mi falda. La presiono un poco para sentir sus dedos cálidos sobre mi piel. Con mi pie, estoy tocando el tuyo, suavemente, el hueso de tu tobillo. Estás mirando su mano que avanzó un poco más debajo de mi falda. Sé que eso ya te la está empezando a parar.

Hay una ligera tensión en esta sala. Tengo miedo de que mi novio se asuste, que no nos siga, que se sienta ofendido. Un sorbo de vino. Le beso. Le beso más, mi lengua acaricia la suya y no le deja duda sobre lo que va a ocurrir.

Te acercaste a nosotros, siento tu pierna contra la mía y tu respiración en mi hombro. Me doy la vuelta y te beso también. Paso lentamente mi lengua sobre mis labios para disfrutar de sus salivas que se mezclan allí. “Ya estamos”, te digo en voz baja y me contestas con una sonrisa rapaz.

Abrí ligeramente las piernas. Siento los latidos de mi corazón en mi clítoris que empieza a hincharse. Tu mano se puso en mi otro muslo, empieza una lenta carrera entre ustedes hasta mi calzón, cada uno subiendo en una pierna. Paso de una boca a otra, de una lengua en francés a una en castellano, todo sabe a arrechura.

Tengo mis manos ocupadas, tocando sus vergas que siento endurecerse debajo de la tela de sus pantalones. Hay pocas cosas que me excitan tanto como ver y sentir una erección contenida por la ropa, este momento en lo cual todavía se espera un ratito para liberarla, hasta que esté totalmente parada y que los gemidos se vuelvan súplicas.

No sé de quién es la mano que me aprieta una teta, ni la que juega con mi calzón, siento que me mojo. Él jala el cuello de mi blusa hacia abajo para chupar mi pezón, le encanta mamar. Abriste tu pantalón y pones mi mano sobre tu verga para que te masturbe. Este contacto nos hace suspirar a los dos. Cuánto te extrañé, mi vida…

Siento que pasas tus dedos dentro de mi calzón. Uy…te mojaste , me soplas. Me metes un dedo y ahogas mi gemido con tus labios. Un segundo dedo alcanza el tuyo, su boca suelta mi teta y te mira. Me doy cuenta de que está atento a cada uno de nuestros movimientos y que parece estar disfrutando de lo que pasa, dado el tamaño que alcanzó su verga ahora que también la saca de su pantalón. Ich möchte auch teilnehmen . Intercambio una mirada con ustedes, ya estamos llegando el nivel de morbo que esperaba. Me están masturbando juntos, un dedo cada uno. Sonríes, Zwei ? Y me metes un segundo dedo. Mi falda está levantada y estoy casi echada en el sofá, con las nalgas en el borde y las piernas abiertas, impúdica y respirando hondo. Dann wird es 4 sein. Chorreo, me encanta sentir como me llenan con sus dedos.

J’ai envie de te lécher , me dice . Te paras, él se arrodilla. No resiste al placer de pasar su lengua en mi sexo cuando me siente mojada así.

No sé qué se acaban de decir, pero cayó su ropa en el piso.

Su boca pasa de mi teta a mi concha y mi lengua de tu boca a tu verga, recuerdo el video nuestro que me habías mandado. Cuánto nos habremos masturbado mirando como te la chupaba mientras me comías el culo…

La tienes bien parada como me gusta, te la lamo todita, de las bolas a la punta, te la pongo más dura y brillante. Al mismo tiempo, siento su lengua recorrerme de arriba abajo en idas y vueltas lentas. Me dio su dedo para que se lo moje, lo tomo en mi boca junto con tu verga y lo lleno de saliva.

Empieza a jugar con mi ano, lo acaricia haciendo circulitos y presiona un poco sin dejar de lamerme. Me excita mucho y quiero que lo sepas, te dejo deslizarte en mi lengua hasta mi garganta. Qué rico me llenas la boca así. Avanzo mis caderas hacia su dedo que ya quiero sentir. Siento que endurece su lengua para hacerla entrar un poco dentro de mí, veo que se la está corriendo. Gimo con la boca llenada por tu verga mientras siento su dedo entrar en mi culo y su lengua que me penetra. Me vengo una primera vez así, entre ustedes.

Te sentaste en el sofá y te pajeas suavemente. Me dejé caer sobre la alfombra y lo estoy besando. Todavía tengo hambre de ustedes. Me quito mi polo y me pongo en cuatro en el piso, con la cara hacia ti. Imagino que tienen una visión que les gusta, al ver que se tocan más rápidamente. Estoy demasiado arrecha, la falda levantada y mi culo en ofrenda, con mi calzón apenas bajado en las piernas. Avanzo así, gateando hacia tu verga, la quiero de nuevo en mi boca. Mi novio se puso detrás de mí, agarró mis caderas y siento que entra poco a poco. Sabe que me encanta cuando lo hace así, lentamente, para sentir su sexo duro y ancho entrar centímetro por centímetro, para disfrutar de cómo me estira deliciosamente. Sus caderas tocan y presionan mis nalgas, ya me llena totalmente y me mantiene así para que sienta bien como me la está metiendo. A ti te encantó ver esta lenta y húmeda progresión, santo voyerista que eres, y me metes la tuya más profundamente en la boca. No te imaginas cuanto disfruto estar así, entre sus dos vergas. Estoy segura que me podría venir sin que nos movamos, solo por la arrechura que me da estar en esta posición.Mi saliva chorrea en mi barbilla, me agarras la cabeza y me vengo una segunda vez así, con un solo movimiento de cadera suyo.

Me abraza y me besa, satisfecho. Le encanta hacerme venir. Noté tu morbo al ver su cara mientras me cachaba. Esta cara que conozco muy bien, cuando respira hondo y que me anima, Vas-y, jouis, mon amour, jouis fort, comme ça…

Me senté en el piso. Se llenan de nuevo las copas, les beso sucesivamente. Qué rico es tenerles así desnudod y arrechos, con sus labios húmedos y sus lenguas sabor a Malbec con las cuales se mezcla la mía.

Ni tuve el tiempo de secarme que ya mi novio me invita a sentarme sobre él, dándole la espalda. Lo siento entrar de nuevo en mí. La tiene bien parada, me está llenando buenazo , te digo mientras me besas. Te sientes a nuestro lado para corrértela. Con tu mano libre sigues mis movimientos agarrando fuerte mi cadera para clavarme más en su sexo, nos seguimos besando. Me muevo lentamente, con movimientos hondos para disfrutar plenamente del momento. Él está jugando con mis tetas y mis pezones, amasa, aprieta, pellizca. Es un dolor ligero que no deja de excitarme.

Te la quiero meter también , me susurras.

Él se levanta para dejarte el sitio, pero me quieres en cuatro, apoyada en el respaldo del sofá como la última vez que tiramos: Lima diciembre 2019, qué tal cache de cumpleaños…

Pasó detrás del mueble para que se la chupe, me dice que le falta poco para venirse y que quiere que sea en mi boca. Es lo que prefiere, llenarme la lengua y la garganta de leche, ponérmela lo más profundo que se pueda y sentir como lo acaricio con la lengua.

Apoyada en los cojines, te estoy ofreciendo mi culo mientras empiezo a lamerle suavemente las bolas. Me sorprende sentir que tu mano se desliza, subiendo de mi culo a mi espalda, acompañada por besos. Pasa sobre mis tetas, al límite de mi axila, sube en mi cuello y llega a mi mejilla. Siento tus labios húmedos acercarse a mi boca mientras retomé mi mamada sobre esta hermosa verga que se presenta frente a mí. Levanto los ojos y veo su cara de felicidad, con los parpados cerrados y los labios entreabiertos, se está dejando llevar por esta caricia húmeda y suave. Ya tienes tu cara pegada a la mía, nos estamos besando y lamiendo los labios. Mi lengua pasa de la tuya a la punta de su verga, la paso sobre mis labios y te beso de nuevo, hasta que sienta tu lengua juntarse a la mía recorriéndole la verga. Tímidamente al inicio, estás descubriendo una sensación desconocida, estás probando lo suave que es esta piel. Tus lengüetazos se precisan, tu lengua sale más, toca la mía, ya lo estás lamiendo también. Me puse a corrértela y dado la erección que tienes, me doy cuenta que no te disgusta lo que estás haciendo, al contrario. Te lo había dicho, es riquísimo lamer. Le chupo la punta mientras recorres todo lo largo de su sexo, poca vez lo vi tan duro e hinchado, también se excita mucho al sentir este par de lenguas en su verga. Siento que quieres probarle la punta también y te dejo dueño de esta parte de su sexo, volviendo a sus bolas. Tu lengua empieza por jugar con esta superficie frágil y lisa, te sorprende lo suave de esta piel, la delicadeza de sentir como se desliza bajo tu lengua con tu saliva. Abres más los labios y lo haces entrar apenas, sin dejar de lamer, por debajo, lentamente. Alejo mi cabeza poco a poco, besándote el cuello, el pecho. Llego a tu verga y te tomo completamente en la boca. Ya tenemos los dos la boca llena con una verga y lo estamos disfrutando. Nunca te vi tan arrecho, ya cayeron los últimos limites que teníamos.

Pero no te basta que te la coma, hace rato que me la quieres meter. Me agarras suavemente la barbilla para que deje tu verga y me pones la suya en la boca. Así está bien, sigue con esta, te la voy a meter.

Lo que acabo de ver y sentir va más allá de lo había conocido, morbosos y arrechura compartida. Quiero que me hagas venir en cuatro tú también mientras me él me ahoga con su pinga.

Te pones detrás de mí, sigo apoyada sobre el sofá, tengo la concha más brillante que nunca, siento que me mojo tanto que me chorrea en las piernas. Me penetras de una vez, agarrando mis caderas y te quedas así, inmóvil mirando como le estoy chupando la verga mientras me agarra la cabeza para entrar más en mi boca. Lo mamo, llena y morbosa, hambriente, descontrolada, como si eran los últimos minutos de mi vida. Tienes una vista imperdible sobre mi culo y sobre que tu pulgar que juega con mi ano. Alternas caricias y cachetadas, me escupes en el culo y siento que cede poco a poco ante la presión de tu dedo. Qué rico sentirles así, están por todos lados, me están llenando todo. Siento mi saliva que chorrea en mi cuello, mi espalda que suda, estoy gimiendo más y más fuerte. Me metes otro dedo en el culo y ya me cachas fuerte como nos gusta. Sé que él está a punto de venirse, todo su cuerpo si crispa, respira hondo, repite mi nombre, me insulta, me ama, su verga se contracta y me la mantiene bien profundo en la boca. Me suelta un poco en el último momento y recibo su semen en mi lengua. Llego al colmo al sentir su explosión en mi boca mientras un tercer dedo tuyo me abre más el culo. Exulto, me arqueo para sentirte más aún y me vengo arañando el mueble, con un gemido largo y ronco, bajo sus miradas. No te falta más para venirte también, sacas tu verga y tomas los últimos segundos para masturbarte encima de mi culo. Tu leche caliente brota y cae en mis nalgas, la siento chorrear sobre mi ano que dejaste entreabierto y termina corriendo entre mis piernas.

Black out.

Me echo en le sofá, ya no tengo piernas, miro al techo y cierro los ojos.

Lo logramos.

Somos tres morbosos, sudados y felices. Se prenden otros cigarros, se vuelven a llenar las copas y ya se puede empezar a conversar de tu estadía turística.