Tres heteros, 10 noches... (Día 1)

Mi hermano Lucas me invita a pasar dos semanas en su nuevo piso que comparte con Alex y Miguel. ¿Podré dar rienda suelta a mis fantasías a espaldas de mi hermano?

DÍA 1

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La Llegada**

Siempre había tenido un vínculo afectivo muy cercano con mi hermano mayor Lucas. Aunque nos lleváramos 4 años nos llevábamos fenomenal, salíamos juntos de fiesta,... y confiábamos mucho el uno el otro. Tanto es así, que fue al único a quien fui capaz de confesar mi sexualidad. A los 14 años.

Hacía poco que mi hermano se había mudado a Madrid (el tenía 20 años y yo 16) y ya le echaba muchísimo de menos. Habíamos quedado en que en verano podría pasar un par de semanas ahí. El problema principal era que el compartía piso con otros dos chicos de su edad, aunque como le dije, a mi no me importaba dormir en el sofá.

Al llegar las preciadas vacaciones de verano, la primera semana de Julio cogí el AVE Barcelona-Madrid solo. Durante las 3 horas que duró el viaje, estuve extrañamente nervioso.

Al llegar a Madrid mi hermano me recibió en la estación y nos fundimos en un abrazo emotivo.

Fuimos andando hasta su apartamento. En el camino me puso al día de todo: que si las fiestas de Madrid, que si las “titis” de Madrid,… Simplemente me limité a escucharle y reír esporádicamente ya que no tenía nada que aportar.

Al entrar al Apartamento, el corazón se me puso a cien. Había un chico de mas o menos la edad de mi hermano tumbado en el sofá en calzoncillos.

No me tomó ni una décima de segundo en percatarme del ENORME bulto que se marcaba debajo del boxer. A parte de eso, me quedé maravillado con su belleza; más bien me enamoré. Moreno, con los ojos color avellana, un pelo perfecto al igual que sus proporciones… jamás había podido ver de primera mano unos abdominales y pectorales tan jodidamente perfectos. Probablemente mi éxtasis se hizo demasiado evidente, pero no me importaba.

-Lucas: ¡Alex, tío! Podrías irte a tu cuarto para hacer esas cosas. -Realmente no es necesario, pensé.

-Alex: Lo siento, tío… -Dijo nervioso, mientras intentaba ocultar lo inocultable con un cojín. - ¿Es tu hermano?

-Lucas: Sí, como te dije se va a quedar unos días.

-Alex: Alex, encantado. -Me tendió la mano con tal de que se la estrechase. Placer, que por segunda vez, me fue privado por mi hermano.

-Lucas: Tío, ¡sécate la mano! Mira que llegas a ser cerdo…

Alex obedeció, levemente avergonzado y se secó la mano con el cojín. Cojín que se restregaría por mi cara durante las 10 próximas noches… Ahora sí, nuestras manos se encontraron, impregnándome de su aroma varonil que más tarde olisquearía como si de oro se tratase.

-Lucas: ¡Ven! Que te voy a enseñar las habitaciones… Miguel está trabajando, llegará mas tarde.

Después de instalarme, nos pusimos una peli mi hermano, Alex y yo. Como comprenderéis, el único 7º arte que pude disfrutar esas dos horas fue el cuerpazo de Alex que seguía sin camiseta, provocándome.

La fiesta culminó en el sofá esa noche con una paja relámpago, acto seguido caí rendido a los pies de Morfeo.