Tres

m/f/f, incesto.

Yo tenía 15 años por aquel entonces y vivía con mi madre y mis dos hermanas, Ginger y Laura.Mi padre nos había abandonado seis años atrás y se había largado con una mexicana a Texas, por lo tanto nosotros cuatro nos tuvimos que quedar solos y salir adelante como pudimos.

Mi madre, Ginia, trabajaba en una oficina del centro de Seattle, por lo que pasaba más bien poco tiempo con nosotros, que no salíamos muy a menudo de Olympia.Solía salir a eso de las siete de la mañana y volver pasadas las seis de la tarde, por lo tanto yo y mis hermanas teníamos que hacer todas las cosas de la casa cuando volvíamos de clase.

Ginger era mi hermana mayor, de 17 años.Ella solía encargarse de hacernos la comida y de limpiar las zonas más difíciles de la casa.Era una chica extraña, algo taciturna.Solía salir poco y no tenía novio.Estaba en su último año de instituto y no pensaba seguir estudiando, sino buscar un trabajo en la ciudad y vivir sola.A pesar de no tener novio, la chica no era nada desagradable.Medía 1'63, tenía pelo castaño rojizo, ojos marrones y la piel muy blanca.Sus medidas eran 98-73-106, lo cual indica que estaba algo rellenita, pero de una forma agradable.

Laura tenía 13 años y era algo distinta a mi hermana Ginger.Ella solía salir con sus amigas y flirteaba con algunos chicos, pero también era amante de la vida en casa y no salía demasiado.Eran sus notas lo que preocupaba a mi madre.Había tenido que repetir curso y no parecía tener intención de aprobar ese año tampoco.Era algo rebelde, pero tenía una cara tan dulce y llena de inocencia infantil que casi nunca se atrevían a reñirle.En lo referente a su cuerpo, medía 1'57, tenía el pelo moreno, los ojos verdes, y la piel algo más oscura que Ginger.Sus medidas aproximadas eran 80-65-92, lo cual le daba un aspecto muy agradable y sexy ante el cual muchos chicos habían alucinado en el colegio.

Yo, por mi parte, era el típico chico de 15 años.Medía 1'78, era flaco, tenía el abdomen con los músculos algo marcados y era moreno de pelo.Me iba razonablemente bien en el instituto y, al igual que Ginger, era una persona algo taciturna y solitaria, cuya pasión era la televisión, el ordenador y el sexo.Esto último era algo que me tenía frustrado, ya que sólo en una ocasión había tenido la oportuniddad de besar a una chica.Salí con ella dos o tres noches, pero después de varias negativas por mi parte a salir por ahí, me dejó y desde entonces no había vuelto a tener novia.

La vida con mis dos hermanas era bastante agradable.Por extraño que parezca, los tres nos llevábamos muy bien y estábamos muy unidos, tal vez porque no teníamos padre y porque nuestra madre era casi inexistente también.Solíamos jugar a juegos de mesa o a las cartas muy a menudo y veíamos la tele siempre juntos, aunque no siempre nos poníamos de acuerdo sobre qué ver.También solíamos charlar mucho entre nosotros, ya que, como he dicho, Ginger y yo no éramos precisamente el tipo de persona más sociable que se pueda encontrar.

La relación con nuestra madre era puramente superficial, ya que ésta se limitaba a proveernos de ropa, comida y algo de dinero.De lo demás, pasaba totalmente, así que realmente, la vida familiar se limitaba a nosotros tres.Además, muchas noches salía con sus ligues y nos dejaba solos, a veces hasta la mañana siguiente.Al principio no lo había hecho con mucha frecuencia, pero ahora, a la edad de 39, raro era el fin de semana en el que pasaba más de diez horas con nosotros.

A nosotros nos daba igual y sólo nos preocupábamos de hacer las cosas de la casa.Muchas cosas las habíamos tenido que descubrir nosotros solos sin que nadie nos ayudase, pero casi lo preferíamos a que nuestra madre nos lo enseñase de mala gana y fríamente.Los tres nos arreglábamos con lo que teníamos y no exigíamos nada, salvo algo de dinero, lo cual no era un gran problema, ya que mi madre nos daba quince dólares a cada uno cada semana.

En cuanto a otros detalles de nuestra vida en común, los tres sabíamos todo o casi todo lo que hay que saber sobre el sexo, y en ocasiones hablábamos del tema, ya fuera por dudas o por divertirnos un rato.A veces nos habíamos visto desnudos parcialmente por accidente.Por ejemplo, al salir de la ducha, a mí una vez se me cayó la toalla y mi hermana Ginger me vio desnudo.Yo tenía 14 años y ella se puso algo colorada y se rió con una risita tonta típica de niña avergonzada.Por lo demás, ellas dos sí se veían desnudas y a veces incluso se duchaban o bañaban juntas, lo cual me producía una envidia terrible al no poder sumarme a ellas.

Recuerdo un fin de semana en el que nuestras antiguas inhibiciones y tabúes sufrieron un duro varapalo.Mi madre nos había dicho que se iba el sábado por la tarde a Portland y que no volvería hasta el lunes por la tarde después del trabajo.Así, los tres nos quedamos solos en casa haciendo nuestras cosas.Después de todo no sería tan aburrido quedarse solos este fin de semana, ya que mi madre había tenido por fin un bonito detalle, poner la televisión por cable con todos los canales de pago.Los tres nos habíamos alegrado mucho y estábamos ansiosos por devorar series y películas recientes.

Aquella noche de sábado, Ginger y Laura se quedaron en el salón con la pantalla grande para ellas viendo una película romántica mientras yo me iba a ver otra de acción a la sala de estar.Después de verlas, sobre la medianoche, me fui con ella al salón.Teníamos intención de divertirnos mucho aquella noche y de acostarnos tarde.Sacamos las cartas y estuvimos jugando un rato hasta que nos cansamos y seguimos viendo la tele con entusiasmo.

Estuvimos zapeando un poco, y de pronto sucedió.Delante de nosotros aparecieron imágenes de una película guarra.Una mujer estaba chupándosela a un hombre de rodillas.Mis dos hermanas se quedaron de piedra y yo también, aunque ya sabía que teníamos canales guarros y pensaba grabar algo de ellos.Ellas, sin embargo, no lo esperaban y se quedaron atónitas.Parecía que nunca habían visto una película porno y estaban muy metidas en ella.

-Qué...¿os gusta eso...? -les dije sonriendo.

-Nun...nunca había visto algo así... -dijo Laura con esa cara inocente que solía poner.

-Cámbialo Ginger... -dije.

-Ni hablar...Quiero verla un poco -dijo Laura.

Ginger sonrió mirándome y miró de nuevo a la pantalla.La mujer seguía chupándosela al tío y con una mano se acariciaba su sexo.Lamía y relamía su pene con la lengua fuera y gemía de placer.El hombre tenía un pene enorme, de unos 22 cm, y a la mujer de la película parecía entusiasmarle, tal y como les entusiasmaba a mis dos hermanas.

Luego, la mujer se puso encima del hombre y comenzó a botar encima de él con su pene ya dentro.Los dos gemían en voz alta y mis hermanas no quitaban la mirada de la pantalla como si se hubieran quedado pegadas.Las dos estaban vestidas con un camisón blanco con flores y estaban sentadas la una junto a la otra.Estaban con las piernas cruzadas delante de ellas y con los brazos apoyados detrás.

Poco después, la mujer de la película se puso de rodillas de nuevo y metió el pene del hombre en su boca.Se lo metió y sacó de la boca varias veces más hasta que el tío lanzó una enorme descarga de semen en su cara que la mujer relamió y tragó.Luego chupó su pene para limpiarlo y ahí terminó la película, que debía haber empezado sobre medianoche.

Mis dos hermanas se levantaron un momento y salieron del salón correteando como dos chiquillas.

-Ya está con sus jueguecitos... -pensé.

Al poco, Laura vino  riéndose tontamente y algo colorada.Más atrevida que Ginger, se me acercó un poco y me dijo:

-Ginger quiere que vayas un momento a nuestra habitación, Eddy...

-¿Qué? -pregunté.

Volvieron a escapársele risitas y se llevó una mano a la boca debido a la vergüenza.

-Creo que quiere...que le enseñes tu...picha... -dijo riéndose tímidamente.

-¿Qué...?

-Sí, me ha dicho que después de la película le entrado ganas de ....ya sabes...estar con un chico...Dice que se le han mojado las bragas y me ha dicho que te lleve a su cuarto con alguna excusa para que estés cerca de ella...

-¿Eso te ha dicho...? -dije yo algo sonriente.

-Sí -rió Laura

-Bueno, vamos...

Los dos fuimos rápidamente por las escaleras hasta el piso de arriba.Por el camino se me pasó por la cabeza que tal vez me había visto el bulto de mi entrepierna mientras estábamos viendo la película, pero no me esperaba una cosa así, aunque ella se comportaba de una forma algo extraña conmigo desde hacía dos o tres años.Siempre me miraba de una forma extraña, algo sugerente quizás, pero yo no había sabido qué quería decir con ellas.

Por fin llegamos a la puerta del dormitorio de mis hermanas.Estaba cerrada, pero abrimos y vimos a Ginger sentaba en su cama con la espalda sobre el cabecero.Estaba muy colorada y tenía las rodillas levantadas y recogidas con sus brazos.No tenía puestos calcetines, y pude ver sus pequeños y sexys pies con las uñas pintadas en negro.

-Bueno, ¿qué querías Ginger...? -pregunté.

Mi hermana se sonrojó aún más y Laura se rió provocando una risita tonta también en mi hermana mayor.

-Na...nada Eddy... -tartamudeó nerviosamente Ginger.

-Oh, venga, Gin, ¿y lo que me has dicho antes...? -preguntó Laura.

Yo me acerqué y me senté en la cama de Laura mirando a mi hermana algo nervioso.

-¿Qué le has dicho, Ginger...? -le pregunté yo.

-N...nada...

-Venga Gin, si me has dicho que querías que se bajara los calzoncillos... -dijo por fin Laura.

Ginger se sonrojó tremendamente de nuevo y yo también.

-¡Laura...! -dijo fingiendo sorpresa.

-¿Es verdad eso, Gin...? -le pregunté.

-Bu...bueno...Verás...Es...es...que... -tartamudeó de nuevo.

-Suéltalo ya, Gin...Quieres que te enseñe la picha... -dijo Laura.

-¿Es verdad...? -dije.

-S...sí -admitió por fin Ginger.

Entonces llevé mis manos al pantalón de mi pijama y me lo bajé ante la atenta mirada de las chicas, cuyas caras reflejaban esa inocencia pícara de las chicas cuando están en una situación algo picante.Mi calzoncillos eran pequeños y casi no podían albergar el tamaño de mi pene erecto.Lentamente me los fui bajando sonriente.De pronto, mi pene surgió de debajo de la tela blanca y en todo su esplendor se quedó apuntando hacia arriba completamente erecto.

Mientras terminaba de bajarme los calzoncillos hasta los tobillos vi por el rabillo del ojo que Laura se movía de una forma extraña.Cuando miré vi cómo sus braguitas blancas le caían hasta los tobillos mientras me miraba lascivamente.Yo saqué mis pies de los calzoncillos y quedé allí completamente desnudo, con mi pene de 18 cm apuntando hacia arriba con medio glande fuera.

-Vaya, Eddy, sí que la tienes grande... -dijo sonriendo Laura mientras terminaba de quitarse las bragas.

Laura se dirigió hacia mí se levantó el camisón, dejándome ver su apenas llena de pelo vulva.Podía ver perfectamente su raja y cómo brillaba al estar húmeda.Entonces se acercó más y me tocó el pene.Me masturbó durante unos instantes ante la atenta y sorprendida mirada de Ginger, cuyos largos cabellos rojizos le caían ahora por delante de los hombros.

-Mmm, qué duro está, Eddy... -dijo Laura-.Venga Gin, ahora te toca a ti quitarte algo -continuó mientras se sacaba el camisón por arriba dejándome ver sus medianas y firmes tetas de pezones como guisantes rojizos.

-Pero, Lauri, es que yo quiero estar un momento con él a solas...¿No te importaría salirte un rato mientras nosotros hablamos un poco...? -dijo ahora más tranquila Ginger.

-Bueno, vale...Me voy...Volveré cuando me llaméis...Estaré abajo en el salón...

-Gracias, Lauri...

Cuando cerró la puerta tras de sí, Ginger dio un respingo y se dirigió a mí rápidamente.Se estrelló contra mis labios e introdujo su lengua en mi boca, explorándola mientras gemía casi llorando...

-Mmm, Eddy, te quiero...Te quiero... -gemía.

-Yo, yo también a ti, Gin -dije algo confuso.

-Te necesito, Eddy, quiero que me toques y me  dés besos, por favor...Por favor... -me dijo casi llorando.

Yo la acaricié y ella se puso sobre mis muslos.Mi pene quedó debajo de su camisón, pero sin tocarle el cuerpo.Ella me acarició la cara y yo le acaricié los brazos.Esatab fría por el miedo y los nervios, pero yo la conforté con mis caricias y pronto dejó de temblar.

-Eddy...Perdona que te haga esto, pero es de verdad...Desde hace mucho tiempo he querido que esto pasara...Quiero estar contigo en la cama y que nos acariciemos y nos besemos...Quiero tenerte cerca...Te quiero, mi amor... -dijo con dos lágrimas corriendo por sus mejillas.

-Tranquila, Gin, yo también te quiero y he pensado en ti también, pero no pensaba que sintieras eso por mí...

-Pues lo siento....Te quiero...Y quiero perder la virginidad contigo...Quiero que me hagas una mujer...que me rompas el himen...

Yo la besé en la boca y ella me correspondió devorándome con su hambrienta lengua.Los dos nos caímos hacia atrás y nos pusimos de lado uno enfrente del otro.Ginger se puso de rodillas a mis pies y se quitó el camisón por arriba, dejándome ver sus grandes y turgentes tetas de pezones gordos.Luego llevó sus manos a las pequeñas bragas blancas y se las fue bajando poco a poco revelando su poblado y negro sexo triangular.

Después de arrojar sus prendas íntimas al suelo, Ginger prácticamente saltó sobre mí y, con sus pechos apretados contra el mío, nos besamos apasionadamente de nuevo.Ella acariciaba mis piernas con las suyas y jugueteaba con sus pies con los míos.Luego llevó una de sus manos a mi pene y lo acarició lentamente de arriba abajo mientras gemía y suspiraba.

Tras un largo beso, Ginger se puso boca arriba a mi lado y separó sus piernas voluptuosamente.

-Házmelo Eddy...Házmelo ahora...Rómpeme, por favor -gimió ahogadamente.

Yo me acerqué a ella de rodillas y ella llevó las suyas hasta su pecho, dándome libre acceso a su más íntimo tesoro.Cuando llegué a su sexo coloqué mi pene sobre su raja y la recorrí lentamente de arriba abajo con mi glande.Ella gemía como poseída y yo ya no pude aguantarlo más...Empujé con mi pene hacia dentro y deslicé todo mi glande dentro.Encontré el obstáculo que esperaba, y apreté con fuerza hasta que se rompió y mi pene pudo entrar más profundamente.

Ginger dio un grito de dolor mezclado con placer y puso sus piernas sobre mis caderas apretándome más contra ella.Yo la penetré más profundamente y toqué su cérvix, ante lo cual volvió a gritar de dolor y placer.Luego empecé a hacer movimientos regulares de mi pelvis, entrando y saliendo de su vagina, húmeda y cálida.Era una sensación maravillosa, de estrechez, humedad y calor al mismo tiempo, como si mi pene hubiera encontrado el lugar al que siempre perteneció.

Mientras me hundía en sus más privadas profundidades, Ginger se retorcía de placer jadeante.Puso sus manos sobre mi cuello y me apretó contra sus tetas mientras con sus piernas me mantenía entre sus piernas.Yo empecé a chuparle los pezones y a pellizcar el que no chupaba con mis dedos.La humedad dentro de su agujero de placer era cada vez mayor y ya casi goteaban sus jugos sobre las sábanas.Se podía oír un ruido de chapoteo al aumentar la rapidez y la fuerza con la que le penetraba.

Unos instantes después, Ginger se retorció y casi chilló de placer cuando alcanzó su primer orgasmo.Los músculos de su vagina se pusieron tensos y casi agarraron mi pene, pero yo seguí entrando y saliendo enérgicamente.Llevé una de mi boca y humedecí tres dedos, luego la llevé a su clítoris y comencé a describir círculos alrededor de él.Casi en ese momento, Ginger volvió a correrse poniéndose tensa y gimiendo en voz alta de placer.

Mi hermana separó sus piernas de nuevo poniendo sus pies sobre la cama.Cerró los ojos y agarró las sábanas con sus manos, retorciéndolas con ellas debido a las sensaciones que estaba experimentando.Yo seguí tocando su sitio mágico hasta que sintió un tercer clímax.Entonces casi se llevó las sábanas con ella al agarrarlas con una gran fuerza.Gemía desesperada y no sabía qué hacer para desahogarse.

Yo me estaba acercando a mi propio clímax, en parte influenciando por sus jadeos, gemidos y suspiros.Aumenté ligeramente el ritmo de penetración y poco después lo empecé a sentir.Ginger abrió los ojos y dijo gimiendo:

-¡Encima mía, Eddy...! ¡Hazlo encima mía...!

Yo saqué mi pene de su coño y seguí tocándomelo hasta que explotó y lanzó un enorme chorro de semen que llegó hasta sus tetas.Un segundo chorro cayó sobre sus labios y los dos o tres restantes cayeron sobre su ombligo y vello púbico.Ginger relamió lo que había caído sobre su boca y extendió con sus manos lo que había ido a parar a sus tetas para luego lamerse las manos.

Mi hermana me acercó a su cara y me besó apasionadamente en la boca.Su lengua recorrió cada rincón de ésta y luego mordisqué mis labios con los suyos.Los dos nos quedamos allí, el uno junto al otro sin saber qué hacer, pero besándonos y acariciándonos en todas partes.Yo tenía una mano puesta sobre su vulva, tan húmeda y llena de vello y otra sobre una de sus tetas.Ella me agarró el pene, ahora semierecto y con otra mano me acarició los brazos y el pecho.

Sin darnos cuenta nos quedamos dormidos y por la mañana  Laura nos despertó a empujones."Venga, bellos durmientes...", decía.Los dos nos sonreímos y nos besamos brevemente en la boca.Cuando nos levantamos descubrimos una mancha de sangre sobre las sábanas.Era evidente que no nos habíamos dado cuenta de que al perder la virginidad Ginger podía sangrar.Lo que hicimos fue envolver las sábanas y tirarlas a un contenedor antes de que nuestra madre se diera cuenta.