Tres en uno (3: anal...izame)
...y asi lo hice, se la deje adentro sin moverme durante unos instantes, disfrutando con los ojos cerrados de tan rico culo.
TERCERA PARTE
ANAL...IZAME.
Ya casi para finalizar el ciclo escolar, debido a la envidia y chismes de algunas personas, ya casi no podíamos vernos o platicar dentro de la escuela, mucho menos buscar la oportunidad de besarnos dentro de la bodega. Además las diferencias entre mi director y yo habían crecido tanto, que yo estaba seguro que había puesto espías sobre mí, para que cualquier falla de mi parte, le diera la razón.
Esto en vez de alejarnos, tubo el efecto contrario y con las cartas que Aviel me enviaba, los mensajes y las llamadas telefónicas entre sí, le íbamos metiendo mas leña al fuego de nuestra pasión, hasta que concretamos nuestra ultima cita del ciclo escolar, una semana antes de que este terminara.
Ese viernes, fue irnos de pinta para ambos. No sabíamos cuanto tiempo pasaría para volver a vernos o si esto ocurriría, era una despedida y decidimos disfrutarla.
Sin preguntar siquiera, inmediatamente que abordo el automóvil, ambos sabíamos hacia donde dirigirnos. El hotel al sur dela ciudad y la tarde nublada eran perfectos para lo que se avecinaba.
Nada más. Cerrar la puerta de la habitación a nuestras espaldas, desato una verdadera tormenta de pasión y deseo, al mismo tiempo que al exterior. La humedad de las ventanas salpicadas por las gotas de lluvia, se quedo corta con la que sentí al meter mi mano entre las piernas de mi Aviel, por debajo de su (como siempre) diminuta y sensual prenda.
No queríamos, pero nos detuvimos un instante, necesitábamos agarrar la respiración, el revolcón que nos habíamos dado en la alfombra, no nos dio tiempo de nada. Mientras ella paso al baño para ponerse cómoda, yo cerré las cortinas, deje todo a media luz me quite casi toda la ropa a excepción del boxer, metiendome entre las sabanas.
Al salir, quiso aparentar pudor envolviéndose en una toalla, pero antes de que yo pudiese articular alguna pegunta, se la retiro de un jalón, lanzándomela directamente a la cara, luego brinco sobre mí destapándome y cubriendo todo mi cuerpo de besos. Su lengua ya bajaba hasta mi ombligo cuando la detuve.
-Espera- Le dije, mientras aventaba el boxer sobre el tocador.
-¿Qué paso?- Pregunto confundida.
-ES que ahora tengo ganas de hacértelo oral yo a ti- Susurre a su oído, mientras ella levantaba la cadera, para ayudar a retirarle su mojada tanga.
-Pero es que yo también quiero mamartelo.
-A bueno, entonces tengo una idea.
Me acosté de espaldas, colocándola a ella encima, con su lindo coño destilando humedad frente a mi lengua y mi dura y ansiosa verga, frente a su inigualable boca, conformando un perfecto sesentaynueve.
Empecé besando sus labios mayores y menores, al mismo tiempo que ella lamía el claro semen que emanaba de mi glande. Poco después mi lengua jugueteaba entre la entrada de su vagina y su erecto y rozado clítoris. Mientras ella se tragaba la totalidad de mi hinchado miembro. Esa cálida sensación de tener todo mi pene cubierto por la deliciosa humedad de su experta boca y su envolvente lengua, me hicieron empezar a mover la cadera de arriba abajo, provocando un mete y saca, que imagino le llego hasta la garganta y mi dedo pulgar se dedico a acariciar su clítoris cuando ya casi la totalidad de mi lengua estaba dentro de ella.
Después de haber estado así durante varios minutos; la acosté bocarriba, le abrí las torneadas piernas y dándole un jugoso beso de lengua en la boca; lento pero seguro, me deslice dentro de ella, obteniendo un sensual acoplamiento.
Ambos nos movíamos a un solo ritmo, nos tocábamos por todo el cuerpo, nos besábamos fundiéndonos en uno solo.
Y de repente, sucedió algo que en vez de molestarme, aumento mi excitación.
Una extraña música empezó a sonar desde no sé dónde, dentro de la habitación.
-¿Y ese sonido?.
-Perdón amor- Se quiso disculpar, intentando incorporarse Es que me dijo mi novio que me llamaría un poco mas tarde, para saber como me encontraba.
Por supuesto que mi peso sobre ella, el tener mas fortaleza física y las arremetidas con mas potencia, bombeando con frenesí, que provoco en mi, el saber que en otro lado estaba su novio queriendo comunicarse con su linda noviecita; no la dejaron ni moverse.
-Ni modo que le contestes diciéndole que te encuentras abajo de mí.
El teléfono continuo sonando durante un buen rato, ella se rindió y antes de que este se callara, ya nos estábamos besando, como si nada nos hubiese interrumpido.
-¿Recuerdas tu promesa?- Pregunte una vez que volvimos a tomar el ritmo, al tiempo que le acariciaba el resbaloso perineo a causa de la lubricación.
-Sí- Contesto segura.
-¿Sabes a lo que me refiero?.
-Claro, te prometí que tu serias el primero en hacérmelo por atrás. ¿Lo quieres ahora.
-Claro, ¿Y tu?, ¿Ya estas lista?-
-También lo quiero y cuando este lista, no dependerá de mí, sino de ti.
Se la saque y le pedí que se colocara en cuatro en el borde de la cama, ella, como la niña traviesa que era, brincoteo sobre la cama haciendo lo indicado y una vez en posición; todavía volteo a preguntarme con su linda sonrisa, si asi estaba bien.
Asentí, coloque mi cara a la altura de su gran trasero y volví a una segunda dosis de sexo oral, acariciándole s su vez ese par de lindas nalgas con las manos. Mientras mi lengua se introducía en su vagina y luego volvía sobre su clítoris; mi pulgar empezo un suave masaje en la entrada virgen de su pequeño ano. No resistí la tentación y decidí cambiar los papeles. Ahora mi dedo se paseaba por toda su vulva y mi boca lentamente se aproximo a consumar un beso negro.
Con mis manos separaba sus nalgas, mi lengua se trataba de introducir en su pequeño orificio intentando dilatar en lo más posible y luego, una vez lubricado con saliva, inserte mi dedo medio, comprobando que su esfínter estaba casi al punto.
Me levante. Mi firme y babeante falo apuntaba hacia su objetivo, lo tome y empecé a frotarlo en su apretada entrada. Con el glande utilice sus propios fluidos vaginales para lubricar mejor y también un poco de saliva que transportaba desde la boca, hasta su impenetrable cueva, con uno de mis dedos.
Se que un desvirgamiento, sobre todo anal, es muy difícil, pero con ternura, paciencia y confianza, se complica menos. Al sentir ella, como se introducía la cabeza, quiso apartarse, pero otra vez resulto vencida. Con una mano la detuve de la cintura y me acerque a su oído tranquilizándola.
-¡Es que duele!- Dijo con voz llorona.
-Ya lo sé, pero pronto pasara.
Me quede quieto por un momento, besándole el cuello, hasta esperar a que estuviese mas relajada. Una vez que lo estuvo, regrese a la carga. Le retire lo que apenas tenia metido y otra vez a frotar, utilizando la saliva como alternativa de lubricante, luego me acomode en su orificio, empujando con cuidado y a pesar de que vi reflejado su rostro de dolor en el espejo, no me detuve, hasta que la tuvo toda adentro.
-¡Auch! -Expreso su dolor- No te muevas, p...por favor.
-¿Te duele?.
-¡Sí! Pero no la saques.
Y así lo hice. Se la deje adentro sin moverme durante unos instantes, disfrutando con los ojos cerrados, de tan rico culo. Pronto; despacio, hacia fuera y hacia adentro, comencé a moverme, utilizando mis secreciones de abundante semen, para deslizarme mas suavemente por su interior.
-¿Qué tal ahora?, ¿Todavía duele?.
-Es increíble, pero ya no, el dolor solo fue al entrar.
Ante esas palabras, ambos retomamos la pasión. Pugidos, sudor y fluidos se volvieron uno solo. Cuándo de sobresalto, ¡otra vez el maldito (o bendito) teléfono sonando!.
-Ahí esta tu novio de nuevo.
-Yo no escucho nada.-Dijo sin inmutarse- ¡Vamos vaquero, no te detengas!.
Y mi verga más dura que nunca, arremetió con todo dentro de su ojete.
Iba y venia por dentro sin dificultad alguna. No solo podía sentir, si no observar a través del espejo, como ella, al igual que yo, lo estábamos disfrutando, como si no fuera la primera vez.
Aviel, ya entrada en confianza, corroborándome que cualquier síntoma de dolencia había quedado atrás; acerco la palma de su mano hacia su vulva para frotársela, provocándose mas placer y cuando sintio que se acercaba al extasis, utilizando sus propios jugos la transporto hacia mis testículos, dándome un suave y humedo masaje, que inmediatamente cobro resultados. Ninguna mujer con mas experiencia me había provocado ese tipo de sensación y ahora esta sensual niña, casi me hacia ver las estrellas.
-¡Así papi! -Gemía- No te detengas papacito, dame mas, damelo todo, ah, ahh, ahhhh...
Al observar como se estremecía viniéndose, sintiendo sus contracciones en mi miembro a punto de explotar y sus dedos lubricados en mis huevos, no me pude contener mas y derrame, dentro de su dilatado ano, chorros y chorros de espesa leche; hasta quedarme sin movimiento encima de ella, acariciando sus grandes y hermosos senos, besando sus hombros y cuello, al tiempo que yo sentía como perdía mi erección.
Nos derrumbamos exhaustos, concluyendo, al igual que afuera, con la tormenta que ahí había tenido lugar, con un tierno beso.
La tome de cucharita y pude sentir como ella, sin preocupación dejaba que se le derramara mi leche hacia su vulva, nalgas y piernas, empapando las sabanas, hasta vaciarse.
Tenemos casi un año que ambos abandonamos la escuela, pero no la relación. Al contrario, la pasión y las nuevas ideas y la creatividad sexual han crecido entre los dos y a pesar de que ya no nos vemos tan seguido como el curso anterior, todavía nos quedan muchas cosas por hacer juntos. Eso sí, nunca olvidare, que sus tres orificios fueron míos en un ciclo escolar.
06 04 06.