Tres en uno

Empece a seguirle el ritmo, bajando mis manos hasta sus nalgas, acariciando la entrada de su lubricada abertura anal...

TRES EN UNO

PRIMERA PARTE: ORALMENTE.

Es mi primer año en esta escuela, a pesar de tener ocho en el mismo nivel de secundaria, nunca habia tenido una experiencia como esta.

Soy profesor de educación fsica; 1.65, bronceado por el sol, cabello castaño; siempre alegre y muy platicador, al igual me gusta saber escuchar a las personas, cualidad que ha hecho que ellas confien mucho en mi, discreto y sincero; nunca oculto que estoy casadp.

Aquí conoci a Aviel, una guapa señorita del tercer grado; alta morena, con unas bubis grandes y deliciosas, imnteligente y de un criterio muy amplio.

Enseguida descubrimos que teniamos mucho en comun, coincidiendo en gustos y aficiones. Llego a tal la confianza que pronto empezamos a hablar de temas sexuales. Me confeso que no era virgen y que su novio habia sido el primero y el unico, desde hacia ya unos meses.

-¿Y usted tiene mucha experiencia?- Me pregunto en alguna ocacion.

-Mira, si te dijera cuanta experiencia tengo, no me lo creerias, no hay algo que no haya hecho con una mujer- Le conteste con sinceridad.

-Pues habra que comprobar- Dijo sonriendo y se retiro.

En clases y en los descansos no perdiamos oportunidad para tocar el tema, que si las posisiones, que si los metodos anticonceptivos, que si me gustaba el sexo oral.

-Claro Aviel, me encanta dar y recibir, ¿ y a ti?.

-Pues mi novio dice que lo hago muy rico.

-Ahh, en serio... pues habra que comprobar-Repeti lo que ella en una ocacion me habia contestado, ahora un poco en broma, un poco en serio, arriesgando de una vez a que se molestara y me mandara al diablo, o que se enterara de que todos los mensajes subliminales de que yo le gustaba, eran tambien correspondidos.

Solo me lanzo una mirada coqueta, pero fue suficiente para sentir que nuestra química nos llevaria a algo mas que una simple platica.

Una tarde después de nuestra clase, me acompaño a la bodega para guardar el material, era ovio que los dos teniamos las mismas intenciones, asi que nada mas entrar y sentirnos solos, nos estrechamos en un beso apasionado, que tenia semanas esperándonos. A partir de esa tarde no perdiamos oportunidad para repetirlo e ir incrementando las caricias.

-Sabes-Me dijo llamándome de tu, a partir del primer beso- A pesar de lo que hemos platicado y de las veces que lo he hecho con mi novio, no tengo mucha experiencia.

-¿de verdad?- Dije incrédulo.

-En serio, hay muchas cosas que no he probado todavía.

-¿Cómo que?.

-Nunca me han hecho sexo oral, a mi novio no le gusta.

-¿Como puede ser posible?, ¡que idiota!-Recalque- perdon pero no se me ocurre llamarle de otra manera, mira que tenerte enfrente... es un desperdicio.

-Si verdad, pero a mi si se me antoja que alguien me lo haga- Dijo con un poco de timidez.

-Mira, le saque la lengua, tocándome con ella la punta de la nariz-¿Conoces alguien que la tenga asi de larga?- Nego con la cabeza un poco impresionada- Imagina lo que puedo hacer con ella.

-...A ti te gusta hacerlo y yo quiero que me lo hagan- Dijo sonriendo y me dio una palmada en el hombro.

-¿De verdad te gustaria?- Pregunte con una mirada inquisitiva.

-Si tu quieres- Respondio ya mas seria, viéndome a los ojos.

Al verla hablando tan en serio, senti un poco de temor y dude; pero inmediatamente la parte lasciva de mi mente, el morbo y el saber que otra oportunidad como esta seria difícil de volverse a presentar, salieron vencedores y sintiendo una inoportuna erección por abajo del pant´s, me atrevi a hablar otra vez.

-A mi me encantaria, pero no se como le podriamos hacer.

-¿Cómo que no sabes como le hariamos?.

-Pues si... tu sabes... la escuela, los maestros, tus compañeros. Eso no es lo mismo que besarnos en la bodega.

-¡Claro que no!, por eso nos veriamos en otro lugar que no fuera aquí.

-Ahh, perdon, je,je, que ingenuo.-Dije con cara de imbecil- Pero es peligroso y si se enteran en la escuela, o tu novio, o peor aun, tu mama.

-No tienen por que. ¿O tu les vas a decir?.

-Por supuesto que no, pero comprende mis nervios, esto no es algo que hago a diario.

-¿Confias en mi?-Me tomo de la mano, mirándome a la cara.

-Si –Le tome la suya con las dos mias.

-Entonces nadie tiene por que enterarse, ni tu por que ponerte nervioso. Ademas, si salimos, no tendríamos por que hacer algo, ¿o, si? -Pregunto sonriendo- Seria mas que nada para conocernos mejor, ¿qué te parece?.

La confianza que me inspiraba, el aprecio que nos teniamos, su manera tan sencilla de ver las cosas, su madurez, pero sobre todo las ganas que tenia de estar con ella a solas, sin las miradas indiscretas de mis compañeros y los murmullos de los suyos; terminaron por convencerme.

Fue un jueves de la ultima semana de noviembre. Se veia hermosa con su blusa escotada y su falda blanca tableada, arriba de las rodillas. Quite el seguro del automóvil y subio sentándose junto a mi con una tranquilidad tan segura, que me asombraba.

-¡Hola!- La salude con un beso tronado en los labios -¡A donde vamos?.

-A donde tu quieras- Me contesto sin siquiera voltearme a ver.

Inseguro todavía de lo que podia proponerle y todavía con el miedo al rechazo, dije.

-¿Qué te parece si nos estacionamos en un parque que esta por aquí cerca?.

Si eso es lo que quieres- Se noto decepcionada.

A pesar de ser un lugar publico, no perdimos oportunidad para besarnos y abrazarnos dentro del coche; nos sentiamos libres, solos. Poco a poco el sol fue bajando, al contrario de nuestra temperatura y nuestras caricias que, cobijadas por las sombras de los arboles, eran cada vez, menos reprimidas.

-¿Se lo haz hecho por atrás a alguna mujer, alguna vez- Me pregunto al oido, con su mano sobre mi miembro, por encima del pantalón.

-¡Claro!- Mi mano se poso sobre su muslo- ¿Por qué la pregunta?, ¿acaso a ti nunca te lo han hecho anal?.

-La verdad no, aunque mi novio ha estado insistiendo en las ultimas ocaciones, que me lo quiere hacer por ahí.

-¿Y tu que piensas?.

-Pues si tengo ganas, pero con todo lo que me han dicho que duele y con el tamaño de la de mi novio, me da mucho miedo.

Para entonces mi mano ya habia subido, pasando por su entrepierna, llegando hasta su ombligo, y mis dedos trataban de abrirse paso por debajo de un pequeño short de licra que Aviel traia puesto encima de su diminuta tanga. L voltee a ver buscando aprobación, la cual inmediatamente encontre, mirando un parpadeo suyo, acompañado de un profundo suspiro. Casi al instante, la palma de mi mano descansaba ya sobre su pubis, suave y liso, a causa de tenerlo totalmente depilado y mis dedos, navegaban sobre la humedad de sus fluidos vaginales, que ahora desbordaban en torrentes.

-No sabia que e gustaba tenerlo asi –Susurre, mientras mi dedo medio, le provocaba un espasmo, acariciándole de arriba abajo, su rozado clítoris.

-Desde que me empezaron a salir los primeros pelitos, me los he quitado, me gusta mas sin nada.

-Tambien a mi, se siente super rico, acariciártelo asi de suave, por cierto que yo tambien los traico recortados.

-Tendria que ver, para creerte –Me fue desbotonando el pantalón, metio su mano por debajo de mi boxer, encontrando mi falo totalmente hinchado, al cual no tardo en empezar a friccionar de arriba abajo, mientras unas gotas de semen resbalaron inmediatamente hacia sus dedos, a causa de mi intensa exitacion.

-¿Se te antoja? –Pregunte dándole un beso en la comisura de los labios.

-Aja –afirmo con la cabeza.

-Pues que te parece si ahora compruebo lo que dice tu novio de tu boca.

Poco a poco se fue agachando, hasta rozar sus labios en mi glande, paso su lengua alrededor y despacito muy despacito se lo fue metiendo en su linda, tibia y humeda boquita.

¡Increíble!, esta niña de verdad que tiene una garganta profunda. Se la metio todita sin hacerle gesto alguno, luego la saco y empezo a succionar, tomándome la base con una de sus manos.

De verdad que me estaba dando un gran placer. Ninguna mujer que hubiese tenido mi miembro en su boca, habia logrado tenerlo todo adentro.

Sus labios deliciosos resbalaban desde la punta hasta la base, provocándome con su lengua sensacionales corrientes electricas de pasión.

-Si quieres –Empece a hablar mientras ella continuaba en lo suyo- yo podria hacertelo por atrás, tendría mucho cuidado y trataria de que te doliera lo menos posible.

-No sabes como lo deseo -Contesto separando los labios por un instante de mi ansioso miembro.

-Entonces es un trato.

-Te prometo que tu seras el primero.

Fue lo ultimo que dijo y de ahí en adelante me dio la mejor clase de cómo una mujer puede hacer venir a un hombre en el momento que lo desee. Por mas que trate de aguantar, sus labios apretados y su caliente y juguetona lengua, me provocaron espasmos en mi abdomen, tensión en mis musculos y una gran inevitable eyaculacion. Que pude ver y sentir, como por mas que lo intento, no pudo tragarlo todo y derramo un poco de esperma hacia mis testículos.

-¡Lo haces fabuloso!- Susurre, acariciando su cabello.

-¡Lo tienes fabuloso!- Dijo con una sonrisa, cerrando los ojos, recostada en mi pierna.

CONTINUARA...

Sangreazul08@hotmail.com

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SEGUNDA PARTE

Al regresar de las vacaciones de diciembre, en nuestros rostros se notaba el deseo y en nuestra mirada, el ansia por saciarlo. Nuestra confianza el uno por el otro habia crecido tanto, que no sentiamos pena por mostrarnos el aprecio que teniamos y en nuestras conversaciones siempre terminábamos incluyendo algun tema sexual.

-Sabes -me confeso- aunque la vez pasada no pudimos estar mucho tiempo juntos, lo disfrute mucho.

-¿De verdad?, por que a mi me encanto. Yo no se quien te enseño, pero nadie me habia hecho el sexo oral como tu.

-Pues a mi, el sentir tu gran miembro en mi boca fue una experiencia bien padre. Ojala lo pueda sentir en otros lados.

-Pues aunque no lo paresca, tambien a mi me gustaria que lo sintieras en otros lados.

-Cuando tu quieras. De verdad te asombrarias si supieras las ganas que tengo de estar en tus brazos. Ademas espero cumplir el deseo de poder comprobar si es cierto todo lo que presumes y si realmente tienes una gran experiencia en la cama y ojala no me decepciones.

-Pues yo tambien espero no decepcionarte, si es que lo llegamos a hacer y que yo tambien no me vaya decepcionado.

-Espero algun dia poder enseñarte todo lo que escondo debajo de mi uniforme y demostrarte que en poco tiempo de experiencia si me se mover y muy bien. Aparte que tambien puedo ser muy mujer. Si tu quieres, nada mas dime cuando.

Fijamos la fecha para un sabado antes de las vacaciones de primavera. Mientras se llegaba ese dia, continuamos con nuestros besos a escondidas, caricias furtivas y toqueteos atrevidos. Que sirvieron sin querer, para alimentar esa llama de deseo incontenible que a los dos nos quemaba el interior.

Aun con los nervios, pero después de haberlo platicado un momento e el coche, decidimos abordar el hotel. Entre platica, caricias y besos, poco a poco, mutuamente nos fuimos desnudando hasta quedar, ella en tanga y yo con mi boxer.

Era increíble que una niña de secundaria, pudiese tener esas curvas tan hermosas de mujer. Pero era lógico, con esa mentalidad tan inteligente y madura, para su edad, su cuerpo no podia quedarse atrás.

Lo primero que hice, fue abordar sus grandes senos; uno con una mano y el otro con la boca, al mismo tiempo que, despacito la iba acostando sobre la cama. Una vez tendido sobre ella, empece a jugar con la lengua sobre cada uno de sus pezones y mi mano se apoyo sobre su pubis, mientras mis dedos navegaban entre sus fluidos vaginales.

Aviel, con los ojos cerrados pujaba y me abrazaba apretándome la espalda. De repente me detuve y me levante, ella se me quedo viendo extrañada preguntándome con la mirada por que lo habia hecho.

-Solo quiero sentir por un momento, otra vez tu caliente y rica boca, haciendomelo oral. –dije al momento de sacarme el boxer.

Al instante, volvio a repetirme la dosis de lo que ya sabia y era experta en realizar; ahora yo de pie y ella incada ante mi, sin el miedo de que alguien nos pudiese estar observando. La vision era sublime, podia mirar como mi pene totalmente inchado se perdia dentro, hasta rozar con su garganta. Después de un momento eterno de felicidad y todavía sin querer retirarla de ahí, aguantándome las ganas de venirme; la levante, la conduje hasta el borde de la cama, la acoste con las piernas abiertas y sus pies sobre la alfombra y diciendo mientras le retiraba su diminuta tanga roja –Ahora sabras lo que se siente, el placer que te puede dar mi lengua- me inque, acomodando mi cara entre sus muslos; empezando a lamer primero sus labios mayores despacito, acariciando con mis manos sus nalgas y su pubis. Luego con la punta de mi lengua rozaba ya, su erecto clítoris y su olor a niña, me embriagaba, cuando su vagina derramaba torrentes de liquido lubricante, con el que uno de mis dedos jugaba entre su vulva y su ano apretado, virgen, aun.

Podia ver, como, con los ojos cerrados, movia su cabeza de un lado a otro y se mordia despacito su labio inferior. Sus manos apretaban mi cabeze, jalaban mis cabellos o arañaban con desesperación el rojo edredón de seda y sus gemidos me hicieron saber que estaba lista.

Cuando me levante, mi pulgar continuo con el trabajo de mi boca, la mire y me acerque para besarla. A continuación pose mis labios en cada uno de sus pechos y quedando frente a ella, busque con la mirada su aprobación, asintió con un movimiento casi imperceptible de su cara. Lentamente con mi falo entre mi mano, lo acerque a la entrada de su orificio vaginal y gracias a lo totalmente empapada que se encontraba, mi glande y poco a poco la totalidad de mi erecto miembro, se deslizaron hacia adentro haciendome sentir inmediatamente lo caliente que ella se encontraba por dentro.

No queria pensar en otra cosa que no fuera el momento que estaba viviendo con ella.

Mientras me movia; le besaba la boca, los senos, el cuello; le acariciaba cada poro de su tersa piel, sintiéndola como toda una mujer. De pronto, cuando mas concentrado me encontraba, me dijo algo que me desconcerto, haciendome detener de golpe.

-¿Le gusta profesor?.

-¿Cómo me dijiste?.

-¿Que si te gusta?.

-Mira Aviel, no se si notas que esto, que estamos haciendo me encanta, casi tanto como tu; pero te voy a pedir un favor.

-Dime, tu sabes que yo hago lo que tu quieras –Dijo con su encantadora sonrisa coqueta.

-No vuelvas a decirme asi.

-¿Profesor?.

-Si, asi. No quiero que lo repitas.

-Esta bien, no lo volvere a hacer, pero ahora tu por favor no te detengas.

Pasado ese pequeño momento de remordimiento continuamos con lo que habiamos dejado pendiente. Ahora yo me sente en la orilla de la cama y ella con sus nalgas sobre mis muslos, sus piernas abrazandome la cintura y sus perfectas tetas a la altura de mi boca.

-Ahora comprobaras que tal me muevo- Me dijo al oido, con una voz dulce y sensual.

-Adelante, soy todo tuyo.

Sus movimientos lo reafirmaron. El vaiven de su cadera al instante me hizo olvidar cualquier momento de duda que hubiese tenido y empece a seguirle el ritmo, bajando mis manos hasta sus nalgas, acariciando la entrada de su lubricada abertura anal.

Imagino que la seguridad con la que se meneaba se la habia ganado a pulso, haciendo venirse sin control a su novio, en mas de una ocacion, ya que cualquier otro hombre inexperto, no se hubiese podido contener ante tales movimientos. Alguna vez me habia insinuado que podia hacerme venir en el momento que ella lo deseara y yo le habia aceptado el reto.

Tendido ya de espaldas; con ella a horcajadas sobre mi, la deje moverse a sus anchas, primero con entusiasmo, luego con desesperación, y tiempo después con un poco de cansancio, ahí reflejo al instante su inexperiencia, ya que tal vez con un poco e habilidad, sentada en cuclillas y con ese sensual mivimiento de caderas, sacándoselo y metiendoselo hasta el fondo, no le hubiese aguantado ni un instante.

Después de una infinidad, le pedi volver a la posición inicial (de misionero). Me acomode frente a ella, incado, deslizándole mi miembro inflamado y ansioso por vaciar su contenido y empece un vaiven imparable, que no culminaria hasta lograr su objetivo. Acariciándole su inflamado clítoris, mordisqueando sus erectos pezones, colocando sus torneadas piernas en mis hombros, recostando todo el peso de mi tronco sobre ella; hasta que por fin lo senti.

Mientras abundantes y calientes chorros de esperma inundaban su interior, apoyado con mis manos a los costados y con los ojos cerrados, mordisqueaba mis labios, inhalando y exhalando; mientras poco a poco regresaba a la tierra después de haber estado por un segundo en el paraiso.