Tres en el tren

Siempre tengo la manía de que cuando me subo a un transporte público me fijo a donde hay alguna mina que este buena, no importa la edad, solo que me atraiga bastante físicamente.

Hola este es el primer relato que escribo, me llamo Fede y tengo 24 años. Esto que les voy a contar me pasó hace unos meses en el tren que va de Chacarita a San Miguel.

Siempre tengo la manía de que cuando me subo a un transporte público me fijo a donde hay alguna mina que este buena, no importa la edad, solo que me atraiga bastante físicamente.

Esta vez cuando subí al tren en los asientos de a cuatro (dos enfrente de otros dos) encontré el banquete ideal, había dos pendejas de unos 16 o 17 años que seguramente se iban para alguna bailanta de San Miguel, estaban vestidas muy trolas... una con minifalda bien corta y una musculosa bien ajustada que le hacia apretar tanto las tetas que parecía que iban a explotar. La otra con un jean bastante bajo que dejaba ver la el triangulito de se tanga roja. Todo ese conjunto de cosas me hizo poner super duro.

Apenas me senté hice lo posible para verle la bombacha a la que tenía pollera... pero en ese momento no tuve suerte. Las chicas empezaron a hablar en voz baja y se decían cosas al oído, mientras me miraban, era muy claro que me estaban observando mi palo que estaba ya durísimo y como venía de jugar al fútbol, estaba con mi short que ayudaba a que se me notara demasiado mi bulto.

Cuando se dieron cuenta que yo las estaba mirando y que me estaba excitando con ellas se propusieron calentarme mas y la que yo tenía enfrente de pollera, se acomodó abriendo bien las piernas para que yo pueda verle toda su tanga. Era blanca transparente y se le veían todos los pendejos y hasta se le notaba la rajita. Yo estaba por explotar de solo mirar me moría de ganas de chupar esa concha.

En eso sube otra amiga de ellas y se sienta al lado mío se ponen a hablar entre ellas y enseguida la nueva amiga que estaba mucho mejor que las otras dos, voltea para mirarme y se da cuenta rápidamente que tenia la pija dura como una roca. Comienzan a reírse y de golpe se callan yo ya estaba con los ojos cerrados porque no quería ver mas, era demasiado y cuando estaba un poco más tranquilo siento que la chica de al lado se tira para adelante apoyando sus codos en sus muslos como para taparme a mí de la poca gente que iba en el tren.

Cuando la nueva amiga hizo esto la de la pollera comenzó a tocarme con el pie descalzo, me lo metió por el costado del short y empezó a masajearme la pija de una manera espectacular... no tenía desperdicio. Yo le deje hacer lo quisiera, de golpe abrí los ojos y ella se asustó pero con un gesto le di a entender que siguiera. Y no solo siguió sino que se acerco y comenzó a chuparme la pija como nunca antes me lo habían hecho, era una experta. La que había subido última estaba justo a la altura de mi palo y la ayudo a esta a chupármela, eran dos pendejas insaciables tragándome todo. No tarde mucho en acabar, las muy perras me limpiaron con su boca toda la leche que les derrame en la cara, recién después de eso nos dirigimos la palabra. La que estaba a mi derecha me dijo: "ahora te vas a tener que portar vos... nos toca a nosotras, bajemos acá. "

Nos bajamos en la siguiente estación (F. Moreno), hicimos una cuadra para adentro y me pidieron las tres que por favor me las cogiera. Como era de noche, no había casi gente y pude complacer a las tres pendejas más putas con las que me crucé. Pero eso será en la próxima entrega.

Las que quieran escribir, o comentar algo solo háganlo.