Tres días de diciembre

Sonia, con una lencería blanca que resaltaba su sensualidad, vio como Eusebio le quitaba el sujetador, acariciaba sus tetas...

Jueves 15 de diciembe de 2016.

Eusebio tenía sesenta y cinco años. Llevaba quince años viudo y solo. Sentado en un sillón de la sala de estar miró la página de contactos del periódico. Allí había de todo, desde univesitarias a maduras. Optó por el térmimo medio. "Pilar, treinta y cinco años, senos grandes, buen trasero. Hago de todo". Descolgó el teléfono, que tenía a su lado sobre un mueble. Marcó un número. Una voz femenina, le dijo:

-Diga.

-¿Pilar?

-Sí. ¿Quién eres?

-El nombre no importa. ¿Tienes libre el sábado 17 por la noche?

-¿Cuánto tiempo?

-Toda la noche.

-¿En mi casa o en la tuya?

-En la mía.

-¿Estarás solo o acompañado?

-Solo.

-¿Dónde vives?

Se lo dijo.

-Eso me debe quedar a unos veinte kilómetros.

-Te pago el taxi.

-No hace falta, tengo coche, pero te va a salir muy caro

-¿Cómo de caro?

-Doscientos euros.

-Te espero a las nueve.

-Nos vemos.

-Nos vemos.

Sábado 17 de diciembre de 2016.

A las nueve menos cinco llamaron a la puerta de la casa de Eusebio. Abrió y allí estaba Pilar. Era morena, de estatura mediana, melena y ojos negros, grandes tetas y tremendo trasero. Vestía un vestido azul bajo un abrigo marrón y calzaba zapatos negros de aguja. Eusebio, vestido con un traje gris, camisa blanca, corbata gris y zapatos marrones, invitándola a pasar, le preguntó:

-¿Te costó mucho dar con la casa?

-No.

-¿Me das el abrigo?

Pilar se lo dio y Eusebio lo puso en un colgador que había al lado de la puerta.

A Pilar no le disgustara Eusebio. Por la voz que oyera por teléfono sabía que era un persona mayor, pero no esperaba que fuese delgado, alto y atractivo. Las sorpresas no iban a acabar ahí. Al llegar al comedor se encontró con una mesa puesta para dos, en la que había langostinos en dos platos y dos botellas de albariño con sus respectivas copas de vino. El comedor estaba iluminado por dos velas. Eusebio, le dijo:

-Se me olvidó decirte que no vinieras cenada.

-No acostumbro a cenar. ¿Qué se celebra?.

-Noche Buena. Ese día voy a cenar solo, por eso la voy a celebrar por adelantado en tu compañía.

-¿No tienes hijos?

-No, mi difunta esposa...

Pilar, sin querer, había metido la pata.

-¡Lo siento, no debí preguntar!

-No pasa nada. Ya hace quince años que me dejó. La pena ya desapareció. ¿Te sientas?

Eusebio separó la mesa de la silla y la volvió a acercar cuando Pilar se sentó. Se fue al otro lado de la mesa, se sentó en su silla y comenzaron a cenar. Pilar, le dijo:

-No estoy acostumbrada a que me traten como a una señora. A las putas nadie nos trata como me estás tratando tú.

-Se me había olvidado. ¿Cuándo quieres que te pague?

-Mañana. Inspiras confianza. Esta noche mi cuerpo es tuyo.

-No hace falta que me des tu cuerpo. Pago por tener compañía y para dormir esta noche con una reina a mi lado.

-Entonces pensaré que soy reina por una noche.

A los langostinos siguieron las cigalas las nécoras, los centollos y el cordero asado.

Después del café, del anís para Pilar y del aguardiente para Eusebio, y ya sentados en la sala, Eusebio puso en el reproductor un dvd de Rod Stewart. Sonó: Idon´t want to talk about it . ¿No quiero hablar de eso) Eusebio, le dijo a Pìlar:

-¿Bailas, reina?

-Por supuesto.

Eusebio cogió a Pilar por la cintura. Pilar echó los brazos alrededor del cuello de Eusebio, puso su cabeza junto a su hombro y pegaditos, comenzaron a bailar. A I don´t want to talk abut it, siguió, The first cut is the deepest. (El primer corte es el más profundo) y después, Forever young (Joven para siempre) y cuando empezaba, Tonight´s the night, (Esta noche es la noche) Pilar, besó a Eusebio en los labios sin lengua, y le dijo:

-Sonia, me llamo Sonia.

-Yo me llamo Eusebio.

-Nunca había tenido una velada como esta, Eusebio

-¿No tienes novio?

-Las putas no tienen novio, tienen chulo. Yo nunca quise uno. Prefiero la soledad. En el infierno cuanta menos compañía, mejor.

-¿Nunca buscaste una mano amiga?

-En el infierno solo hay diablos y diablesas.

-Gracias por la parte que me toca.

-Tú eres el único ángel que iluminó mi vida en mis treinta y cinco años de vida. ¿Vamos para tu habitación?

Eusebio cogió de la mano a Sonia y la llevó a su habitación. De pie, al lado de la cama, la desnudó como si fuese una novia. Besándola en los labios y bajándole la cremalera del vestido... Besó sus hombros, su cuello. El vestido cayó al piso de la habitación. Sonia, con una lencería blanca que resaltaba su sensualidad, vio como Eusebio le quitaba el sujetador, acariciaba sus tetas y besaba, lamía y chupaba y mamaba tetas y pezones. Agachándose, le quitó el liguero, al tiempo que besó sus muslos. Le quitó las medias y después las bragas. Besó sú clitoris. Sonia. le dijo;

-Ahí no, ahí no que pasaron por ella miles de miembros de hombres.

-Eusebio la echó sobre la cama, y le dijo:

-No, reina, por ahí pasaron miles de miembros de muñecos.

Le hizo un cunnilingus clitoriano, moviendo su lengua de abajo arriba, hacia los lados y en círculos, tan despacito y tan dulcemente, que Sonia, cuando se iba a correr, llorando, le dijo:

-Gracias, Eusebio.

Se corrió, gimiendo y retorciéndose de placer.

Al acabar de correrse, Sonia, desnudó a Eusebio. Mientras lo desnudaba, Eusebio le preguntó:

-¿Has pensado alguna vez en cambiar de vida?

-Dentro de cinco años me retiraré. Ya tendré ahorrado lo suficiente para poner un negocio. Puede que ponga un bar de copas.

-¿Nunca has pensado en formar una familia?

-¿Quién iba a querer a una puta?

-Yo. Lo mío contigo fue un flechazo.

-No funcionaría, Eusebio. Aunque pudiese enamorarme de ti me perseguiría mi pasado.

-Podemos enterrarlo juntos. Aquí nadie te conoce. ¿Lo pensarás?

-No, Eusebio, yo sólo valgo para follar, y llegará un día que no valga ni para eso.

Ya desnudo, Eusebio besó a Sonia, que ya lo besaba con lengua, le comió las tetas bien comidas. y subió encima de ella.

Aquella noche, Sonia, por primera vez en su vida, no folló, hizo el amor, pues se había dormido la prostitua y habia despertado la mujer dulce y sensual... El final fue apoteósico. Cuando Sonia sintio la polla de Eusebio latiendo y corriéndose dentro de ella, con aquella leche calentita, tuvo un orgasmo como nunca había tenido en su vida, un orgasmo espectacular que dejó la cama empapada.

Después, abrazados, quedaron dormidos.

Mientras Sonia dormía, Eusebio puso los doscientos euros sobre la mesita de noche.

Por la mañana, cuando Eusebio despertó, los doscientos euros seguían en la mesita de noche. Sonia, se había ido.

Sábado 31 de diciembre de 2016.

La noche de Año Viejo, diez ninutos antes de dar las campanadas, llamaron a la puerta de la casa de Eusebio. Abrió la puerta. Era Sonia y traía una botella de champán en una mano y una maleta en la otra. Al ver a Eusebio, le dijo;

-No tenía con quien despedir el año? ¿Quieres pasar la noche conmigo?

Eusebio, con lágrimas en los ojos, le respondió:

-Y el resto de mi vida, si tu quieres, reina.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.