Tres chicas, un chico y un maduro (2)
El chico recibe su recompensa...yo no me lo puedo creer.
Hay un relato anterior que explica cómo se llega a la situación que describo en este relato.
— Ya sabes lo que te toca…querida hermanita— dice Fran orgulloso de haber sido quien se ha ganado la competición y se ha llevado el premio de mi leche repartida alrededor de su boca.
— Ya sabes que soy yo quien gana más veces, así que no te pases, eh— le reconduce ella, mientras ambos toman sus respectivas posiciones para poder recibir sus respectivos premio y castigo según les ha ido.
Fran se pone de rodillas en medio de la cama, se inclina hacia delante hasta apoyar el pecho y la cara sobre el lecho, dejando su culo bien alto y en pompa. Extiende los brazos en cruz para ganar estabilidad y le deja el resto del trabajo a su hermana. Esta se acomoda a su lado, con acceso a sus genitales que cuelgan hacia el vacío y a su culito perfectamente depilado.
Le propina unos sonoros azotes en ambos cachetes para indicarle que el show comienza. El premio consiste en que Aurora le debe dar unas buenas lamidas en el ano al tiempo que le masajea los huevos que cuelgan y le hace una paja con un movimiento similar al de ordeñar, la mano cogiendo el pene, haciendo subir y bajar el pellejo.
Escuchando los gemidos de él, se diría que le encanta sentir la punta de la lengua de su hermana jugueteando con su ano. Ella abre la boca y deja caer un generoso chorrito de saliva que cae entre los cachetes. Con el dedo índice la reparte y le va dando toquecitos hasta conseguir que se relaje y se dilate.
En estos momentos de preparación se han olvidado de mi, están muy concentrados en lo que están haciendo. Fran se abandona y se deja acariciar, goza de las caricias que su hermana le proporciona. Esta se esfuerza por cumplir “su castigo”. Poco a poco le va metiendo la yema del dedo medio y con la otra mano sigue ordeñando la polla de su hermano.
Hace una pausa, se levanta y se dirige hacia el mueble de donde Nora antes saco su falo de goma. De allí saca otro juguete, con forma cónica y una especie de agarrador redondo en la parte posterior. Lo coloca sobre el ano y lo va metiendo poco a poco, lo que hace que el esfínter se vaya dilatando progresivamente.
El juguete es grande, con un diámetro que va incrementando considerablemente. El esfínter del chico se va relajando con lo que el culo se va abriendo y abriendo.
Aurora le coge de la polla rodeándola con su mano y le da varios meneos arriba y abajo…arriba y abajo…mientras él gime con desconsuelo, igual que una perrita maltratada y le pide que le de mas fuerte.
La hermana sabe muy bien lo que tiene que hacer para “maltratar” a su íntimo compañero de juegos y lo hace de forma concienzuda. Cuando por los gemidos de Fran creo que se va a correr, Aurora coge el cono de goma por el agarradero posterior y lo saca muy poco a poco, recreando en el movimiento.
Ya lo tiene todo fuera, el ano permanece abierto, le escupe varias veces y luego le pasa el dedo por el borde para arrancar nuevos gemidos. Mete el dedo índice, luego prueba con dos dedos y luego con tres…el culo de Fran los acepta sin problema, y responde gimiendo todavía más fuerte.
— Ven aquí…coge la polla y menéala así— me ordena como si fuera la cosa más natural del mundo.
— Es parte de su premio y me tienes que ayudar— dice cogiéndome la mano para llevarla entre las piernas del chico y así poder masturbarlo en esta incomoda postura.
No me apetece mucho hacer lo que me ordena, así que obedezco con poca convicción. Aurora coge mi verga, después de haberme corrido como un gorrino, ha vuelto a ganar volumen sin motivo aparente. Me la menea unas cuantas veces para que termine de alcanzar un nivel de dureza aceptable. Me da una intensa chupada, introduciéndose hasta la campanilla. Cuando la saca está chorreando de saliva y ha cogido un buen tono.
— Vamos…métesela… te está esperando y tú también lo estas deseando— me dice Aurora con tono autoritario y sin rodeos. Esto me sorprende totalmente.
Esta mañana, durante mi viaje de negocios, no podría haber imaginado que por la tarde iba a terminar así. Nunca lo habría imaginado… una sesión de sexo entre jovencitas lesbianas. Luego una mamada mano a mano entre dos hermanos que se disputan el privilegio que recibir la eyaculación en la cara, una chica… y un chico. Luego ser testigo como le follan el culo al chico y para rematar me piden que me lo folle yo…que es lo que esta desenado con impaciencia… es demencial…pero me encanta.
De forma celerada mi cerebro cavila, piensa, evalúa la situación…estoy ante un dilema y no descarto que termine metiendo mi polla en ese culito tan rico que se me ofrece. Me vienen a la cabeza muchas preguntas ¿Cómo será darle por culo a un jovencito como Fran? ¿me gustará? ¿querrá luego él darme por culo a mi también? ¿qué hago?¿me dejo llevar?
La lujuria se apodera de mi, aquí ya no valen razonamientos ni razones…aquí solo manda el deseo imparable por meterle la polla en el culo. Ante la invitación de la chica mi cuerpo ha reaccionado casi de forma automática, me sitúo detrás de Fran, me cojo la polla y dirijo la punta para que se encare con su ano. Empujo un poco, enseguida mi capullo se introduce dentro, recibiendo el calor intenso de su recto.
Uffff, que sensación tan placentera….su recto abraza mi verga envolviéndola con un tacto aterciopelado y cálido. Siento como me la aprieta y tengo ganas de dejarla ahí dentro para siempre.
— Métemela toda… todaaaaa— dice Fran culeando para que mi polla se clave hasta las mismas bolas.
Gemía y gritaba…gemía y gritaba… cuanto más gritaba yo más fuerte y rápido le daba…más duro…más rápido. Él en medio de sus gemidos me pedía más, yo que oía me hacía enloquecer y solo tenia en la cabeza una cosa: darle fuerte, meterle la polla hasta las mismas pelotas, hacer crujir sus glúteos con cada embestida.
— ¿esto es lo que quieres?... pues toma, toma y toma— le gritaba fuera de mi al tiempo que le golpeaba salvajemente con mi pubis en sus nalgas.
Quien me iba a decir a mi que me iba a dejar hacer una soberbia mamada por un chico hasta correrme en su cara y que luego le iba a dar por el culo con tantas ganas y tanta furia. La escena debía ser tan intensa que captamos la atención de Ingrid, Nora y su hermana Aurora.
Sentí en la espalda todas sus manos, restregándome el sudor de un lado a otro. El tremendo esfuerzo que estaba haciendo me hacía berrear como un animal y sudaba por todos los poros de mi piel.
Otras manos me tocaban la entrepierna y los muslos. Sentía como me agarraban los huevos, los amasaban y los acariciaban acompañándolos en su acompasado vaivén. En ese momento me sentí como el caballo de carreras por el que todos apuestan y jalean.
Yo no podía defraudar a la audiencia, estaban pendientes de mí, Fran seguro que esperaba el empujón final y además a mí me encantaba meterla hasta el fondo, sintiendo el inmenso calor de su recto rodeándome la verga inmensa que tenía en ese momento.
Nora se acercó a Fran, puso la mano por debajo del vientre y exclamó:
— Se está corriendo!...se está corriendo!— al tiempo que sacaba la mano llena de lefa para mostrárnosla y así certificar la veracidad de su afirmación.
Al oír esto, yo, totalmente encabritado, le di unos cuantos empujones mas para descargar todo mi calentón, para luego sacarla y correrme de nuevo sobre las nalgas del chaval.
Fran no dejaba de gemir como un cochino al que van a degollar, Nora lo estaba ordeñando con intensidad para sacarle hasta la última gota de lechecita que pudiera quedar en su bolas.
De la mía no se desperdició ni una sola gota, allí estaba Aurora para lamer los glúteos de Fran y recogerlas con la lengua, como si de miel se tratase.
Ufff, me sentía agotado, tembloroso por la incómoda postura que había mantenido, sudando a mares…pero completamente saciado, satisfecho…feliz.
En ese momento solo me apetecía darle un buen cachete en la nalga… como señal de dominio… ese culo había sido mío y quería que se sintiera el ruido de mi palmada. Lo hice….plashhh. Me gustó…y lo repetí… plashhh… plashhh. Fran gimió de nuevo y movió las caderas en señal de sometimiento y agrado.
Me deje caer sobre la cama exhausto, con ganas de paladear lo que acababa de sentir. Fran se puso a mi lado para darme besitos en el pubis y chuparme la polla que ahora estaba flácida y pequeña. A pesar de eso estaba extremadamente sensible y a él le encantaba chupetearla con sumo cuidado.
Sus lamidas eran dulces, suaves como si estuviese venerando a un santo. Ufff, delicioso. Hasta que hizo algo sorprendente… dirigió la polla dentro de la boca y primero uno y después el otro, acompaño mis huevos y se los metió en la boca todo junto. En su boca había cabido la polla y los dos huevos…y además yo notaba moverse la lengua y una tremenda succión.
¡Wouuu, wouuu… que bestialidad… eso si que era chuparla de verdad!
En el otro lado de la cama se colocaron la hermana de Fran y las dos amigas lesbianas para verlo todo bien cerquita. Menudo espectáculo les habíamos proporcionado. A estas alturas la única que no se había corrido todavía era Aurora, por lo que las otras dos chicas la pusieron en el centro de sus caricias. Había llegado su turno.
Nora e Ingrid estaban junto a Aurora, la rodeaban con sus manos y piernas, estaba prisionera para recibir toda clase de caricias, ella se retorcía, parecía resistirse aunque en realidad lo estaba deseando con todas sus fuerzas.
Las chicas sabían muy bien que hacer para seducirla y que abandonase toda ilusión de resistencia, allí estaban ellas para darle uno o varios orgasmos, solo hacía falta una cosa…dejarse llevar. Yo estaba allí para presenciarlo y disfrutarlo.
…y lo que viene a continuación os lo contaré en el próximo relato.
Deverano.