Tres chicas, un chico y un maduro (1)

Chicas, chicos...he descubierto que todo me gusta.

Hace unos meses tuve una experiencia sorprendente y totalmente inesperada. Soy un hombre corriente, con una vida ordenada que no espera sobresaltos ni tampoco los busca. Paso de los cuarenta, estoy felizmente casado, tengo tres hijos y tengo un buen trabajo que me proporciona un buen nivel de vida.

Mi vida conyugal es normal, practicamos sexo de una forma regular y rica. Me siento satisfecho. Hace unos meses me sucedió algo que me sacó de mis casillas y cada vez que lo recuerdo mi polla se revuelve inquieta.

Volvía de un viaje de negocios día caluroso de primavera a media tarde. La gestión con el cliente había ido muy bien y regresaba a casa varias horas antes de lo previsto. Me pareció buena idea dejar la aburrida autopista para serpentear por una carretera local que discurría por la costa.

En el borde de la carretera vi un joven haciendo autostop. El calor de la tarde es insoportable y detuve el coche pensando que era inhumano que estuviese allí bajo un sol de justicia esperando que alguien lo llevara a no sé qué lugar. Pensé que lo podría llevar durante algunos kilómetros y aligerar su calor.

Me pregunta si puedo llevarle unos kilómetros más allá, hasta el pueblo cercano. Cuando le digo que sí y le abro la puerta para que suba, el hace una señal a alguien que aguardaba resguardado en la sombra de un árbol.

Me preocupa un poco pues no sé a quién está llamando. Mi inseguridad se desvanece cuando veo acercarse dos jovencitas de aspecto frágil e inocente. Se suben los tres en el auto y se presentan.

Soy Francisco, pero me llaman Fran, y estas son Ingrid y Nora— me presenta a sus acompañantes

Somos amigos, estudiamos medicina juntos y hemos venido a pasar unos días a la casa de verano de mis padres

Los tres deben rondar los veinte años. Las dos chicas se han sentado en los asientos posteriores y por lo que veo por el retrovisor son bastante guapas, aunque tienen un look bastante rompedor, con corte de pelo extraños, piercing en la nariz y en las cejas. El chico parece más normal, aunque le adivino un cierto ramalazo por la forma que mueve las manos y como se expresa.

Durante el corto trayecto compruebo que son buena gente y los llevo donde me indican dentro del pueblo, van a comprar provisiones en una pequeña tienda.

Y luego ¿Cómo volveréis?... cargados y con este calor— les pregunto

Alguien nos llevará o volveremos andando— responden sin ningún síntoma de preocupación

Ante tal respuesta me ofrezco a llevarlos de vuelta. También entro a la tienda con ellos, entre los tres tienen solo 37 euros y con eso no van a comprar mucho. Haciendo gala de mi generosidad les digo que compren lo que necesiten para la cena y el desayuno de mañana que yo correré con los gastos.

Hacen una compra bastante extensa que incluye refrescos, bebidas con alcohol y muchas cosas para picar. Los chicos están muy agradecidos por mi ayuda y por llevarlos de regreso a su casa. Antes de bajarse del auto me invitan a tomar un refresco en la terraza, dicen que tiene unas vistas espectaculares de la costa,  la casa esta sobre una especie de acantilado que domina varias calas de acceso casi exclusivo.

Justo al entrar, pasada la verja que conduce a un jardín con piscina, me doy cuenta que ellas dos se desentienden del chico, se abrazan y bromean entre ellas, yo diría que son algo más que amigas por la forma en que se relacionan entre ellas.

En la casa hay una tercera chica, al verme entrar se acerca presurosa en búsqueda de alguna explicación que justifique la presencia de un desconocido, que les dobla en edad. Enseguida parece que se enciende una luz roja de estado de alarma en toda la casa, hay un intruso. Ahora ninguno actúa con la naturalidad acostumbrada y yo me siendo observado… evaluado.

Resulta ser la hermana de él, se llama Aurora. Es de cuerpo menudo, bien proporcionada con una melena rubia y lacia que le llega a los hombros. Tiene carita de niña bien, dulce y amorosa, que no corresponde en nada con su actitud dominante del grupo. Es la hermana mayor, la que rige el destino del grupo y a la que las otras dos chicas y su hermano obedecen sin rechistar.

¿Qué hago yo aquí en una casa en medio de la nada con cuatro jovencitos con lo que no tengo nada en común?, me pregunto.

Tras un detenido examen da su beneplácito y acepta que yo sea su invitado. Tras explicarle la peripecia de la tarde, mi generosa aportación en la tienda y lo bien que le he caído a Fran, me invita a quedarme con ellos lo que resto de tarde.

Miro el reloj, a estas horas ya debería estar llegando a la oficina para terminar la jornada. Tomo el teléfono y llamo primero al trabajo y luego a casa.

Cariño, se me ha complicado un poco el viaje y me quedo a ceñar con el cliente. Mañana por la mañana continuaremos con el trabajo. Esta noche me quedaré en un hotel— le digo a mi esposa buscando una excusa para poderme quedar a pasar la noche con estas chicas.

Escasos minutos después se presentan las dos chicas con sus trajes de baño y van hacia la piscina y tras jugar unos instantes entre ellas, en medio de risas y gritos de niñas traviesas, se meten en el agua.

Aurora que ha entrado en la casa vuelve con tres botes de cerveza, que ofrece a su hermano y a mí. Sentados cómodamente en un balancín contemplamos la escena de las dos chicas jugueteando en el agua como dos crías pequeñas haciéndose ahogadillas mutuamente.

Las dos tienen un cuerpo deliciosamente hermoso, resulta encantador ver como saltan, nadan y se pelean entre ellas en la piscina. Con los juegos, a una de las chicas se le salen los pechos del bikini, que por cierto los tiene muy hermosos. Como represalia, ésta hace que la otra quede debajo del agua unos instantes. Al salir apresuradamente para tomar aire, se le deshace el nudo del bikini, con lo que quedan ambas igualadas enseñándonos las tetas.

La chica de pelo castaño y piel más blanca, se llama Ingrid. Tiene las tetas como dos medias naranjas, y parece la más decidida, la otra es Nora, tiene el pelo de color rojizo teñido, lleva un pearcing  junto a la boca y sus formas son claramente redondeadas, con un pequeño exceso de peso.

Todo parece que va sobre ruedas y me empiezo a relamer pensando que pasará a continuación en esta inesperada aventura. Disfruto de una de las fantasías eróticas de cualquier maduro, estar inmerso en una escena con jóvenes y lindas mujeres, que lucen sus cuerpos sin temor a ser observadas.

Se muestran semidesnudas, sin ningún pudor, mientras yo disfruto de la escena. El chico y  su hermana, como anfitriones están contentos por tenerme a mí como acompañante observando los juegos de esas dos bellezas.

Algo cambia cuando veo como las dos chicas se unen en un largo y húmedo beso. Resulta que las dos son pareja, son lesbianas y no dudan en darse un buen repaso ante nosotros. La sorpresa continua para mi cuando sorprendo al chico mirándome el  paquete. Poco a poco ha ido creciendo a la vista de las evoluciones de las chicas y no he sentido la necesidad de reprimirme.

No me cabe la menor duda, a él le ha interesado más la erección que he tenido, que la contemplación de las dos chicas. Me siento acorralado y lo que se presentaba como juego casi inocente de mirón, o quizás un polvete fácil con alguna de las chicas, se está complicando. Por un instante pienso que lo mejor es recoger velas y volver a mi viaje de regreso a casa y considerar que ha sido una pequeña aventura sin consecuencias.

Mientras estoy cavilando sobre la mejor manera de desaparecer de la escena, Aurora interviene para anunciar que es hora de entrar en la casa para comer alguna cosa de las que hemos traído.

Minutos más tarde se establece una tregua. Mientras comemos algo, conversamos amigablemente,  resulta ser un grupo muy animado y simpático, nos gastamos bromas y nos reímos muchísimo. Tengo que reconocer que forman un grupo muy bien avenido. La sequedad inicial de la hermana se difumina y resulta ser una excelente anfitriona.

Luego ponen música y nos acomodamos en el salón para seguir con la charla. Las dos nenas se inhiben de la conversación y empiezan la suya propia en voz baja. A los pocos minutos empiezan a juguetear y a darse besitos. Pronto los besitos se convierten en besos y los juegos en caricias sobre sus partes más íntimas.

Fran, su hermana y yo, las observamos de reojo y hacemos broma sobre su “apasionamiento”. A los tres nos gusta mirar cómo se abrazan y como se acarician. Cuando empiezan a desnudarse mutuamente la escena sube de tono y a nosotros nos gusta todavía más.

Estoy sentado entre los dos, y no sabría decir quien está más pendiente de mí. La hermana no duda en acercarse disimuladamente para hacer rozar sus pechos con mi brazo, y Fran no pierde detalle de la evolución de mi polla debajo del pantalón mientras yo me dejo llevar por lo que va aconteciendo.

Ingrid y la pelirroja ya están completamente desnudas, con sus cuerpos en el suelo entrelazados, cambiando de postura continuamente, tanteando antes de elegir lo que más les apetece hacer esta noche.

Se besan, una le chupa a la otra los pechos, luego la otra le mordisquea el culo, le pone la lengua sobre la vagina lamiéndole el clítoris, para que la primera se revuelva y se ponga a meter el dedo en el chocho.

La pelirroja se levanta, va hacia un mueble cercano y de un cajón saca un falo que parece de gelatina semitransparente de color verdoso. Armada con este instrumento, se coloca junto a Ingrid. Chupa el falo recubriéndolo de saliva, deja caer un poco de baba sobre la rajita de su amiga, la restriega con la mano y luego se introduce el juguete en el coño con cuidado.

Nora se despatarra para que se lo pueda introducir hasta  la cerviz de su útero, luego, viene un mete y saca que parece transportarla hasta el séptimo cielo a juzgar por sus gemidos y contorsiones. Acompañada por una estremecedora canción compuesta por gemidos, la chica mueve el falo de plástico como si fuese el palo de una zambomba.

Cuando Nora ya no puede resistirlo más, se deshace en gritos y se corre pidiendo más y más. En cuanto recupera mínimamente el aliento, se invierten los papeles y es ella la que le mete el juguete a la pelirroja en su conchita. El desenlace si repite esta vez con la más gordita como protagonista.

Los hermanos y yo seguimos la escena como espectadores de excepción a escasos centímetros.  La hermana me observa con insistencia para medir la reacción de mi cuerpo, conocedora que un espectáculo así produce una buena excitación a cualquier mortal, y a un madurito convencional como yo, mas todavía.

Fran por su parte me mira descaradamente al paquete, relamiéndose los labios cada vez que se imagina como será lo que tengo debajo del pantalón. Aunque la situación resulta un tanto embarazosa no me desagrada y dejo que ambos se ilusionen… no sé qué pasará a continuación.

¿Te gusta?— me pregunta la jovencita sabiendo de antemano mi respuesta a la vista del enorme bulto que tengo en el pantalón.

A los hombres maduritos como tu le pone mucho ver a dos chicas jóvenes comiéndose el coñito y follándose entre ellas, ¿verdad? — añade al tiempo que pasa a la acción.

Aurora toma la iniciativa, sin muchos miramientos pone su mano sobre mi paquete delimitando  con sus dedos la forma de mi verga. Da unos ligeros masajes ante la atenta mirada de su hermano, que parece algo intimidado por la determinación de ella, al tiempo que se muere de ganas por participar.

No había sentido en mi vida algo semejante. Estaba en las nubes, la vista recreada en una escena de amor entre jóvenes lesbianas, una chica muy mona metiéndome mano y para aumentar el morbo un chico guapito muriéndose de ganas por entrar en acción…yo no podía imaginar algo semejante.

Tras comprobar que su mano ha agarrado una buena polla, y que ya esta bien dura, Aurora habla con su hermano, gesticula y parece que llegan a un acuerdo. Algo traman entre los dos y yo estoy justo en medio. Me siento muy complacido, cuando al final se deciden a quitarme el pantalón y bajarme el calzón, yo lo estoy deseando con todas mis ganas. Quiero que vean que tienen delante una buena verga que esta deseando entrar en juego.

Me dejan sentado, desnudo y con las piernas separadas luciendo una erección de campeonato. Me siendo importante y satisfecho de poderme lucir de esta manera ante estos jóvenes hermanos. Tras un tanteo previo, sus manos se alternan para acariciarme la polla y los huevos. Primero uno y después el otro, como tanteando el terreno de juego.

Unos apretones, una subida y bajada del pellejo, un mojarse la mano con saliva para rodear el capullo y frotarlo…uhmmm los dos saben bien lo que hacen y a mi me encanta tenerlos a los dos pendientes de mi placer.

Es muy obvio que no es la primera vez que compiten entre ambos por ser quien consigue la eyaculación de la polla que hayan escogido. Hay una rivalidad entre ellos evidente que manifiestan disputándose el privilegio de recibir una buena andanada de leche en su boca.

Se han propuesto sacarme la leche haciéndome una buena mamada…todo ello siguiendo unas reglas que parece que han pactado previamente entre ellos. Seguro que yo no soy el primero, ya lo han practicado anteriormente y ahora se trata de ver quién de los dos consigue hacerme explotar en un jugoso orgasmo… yo solo soy el sujeto donde demostrar todas sus habilidades.

Fran cede a Aurora galantemente el privilegio de ser la que da comienzo al juego. El tiempo de cada intervención está tasado y ninguno se puede incumplir una regla básica: solo se pueden utilizar las manos un corto periodo del tiempo asignado.

Son dos hermanos y dos estilos completamente distintos que rivalizan entre si por conseguirme como trofeo. Aurora opta por practicar una garganta profunda. Se coloca de rodillas entre mis piernas, acerca la boca hasta poner sus labios sobre el capullo, baja la cabeza…empuja y poco a poco la va engullendo. La contemplo con lujuria, veo como la va acogiendo en su boca hasta hacerla desaparecer por completo.

¿Dónde la puede meter? Es una chica menudita y mi polla es bastante grande, su boca se hace pequeña luego debe ir mucho mas allá. Después de acogerla totalmente, se retira un poco para dejarla escapar lo suficiente para poder hacer un frenético mete y saca.

Se retira bruscamente evitando que la arcada la haga vomitar… quedándose con la boca justo encima para que la baba pueda caer sobre mi verga. Repite todo el proceso una vez más arrancándome unos sonoros gemidos.

Segundo contendiente, Fran toma posición…pone su mano alrededor del tronco y lo masajea dulcemente repartiendo la abundante saliva que su hermana ha repartido generosamente. Es la primera vez que otro hombre me coge la polla así… y estoy expectante. Un sube y baja suave y lento da paso a un masaje retorciendo el puño que me proporciona un roce intenso.

Fran, es un hombre, se debe pajear como todos y sabe reproducir lo que le gusta a él sobre mí. Juguetea con los dedos alrededor del capullo, apretando la punta y rozando el anillo inferior. Su hermana le llama la atención…debe ser sin manos. Fran enseguida responde y se pone a darme lengüetazos por roda la punta, marcarme el tronco con los dientes y metiendo el capullo en la boca mientras sorbe con fuerza.

Terminada la primera ronda sin que yo me haya corrido, dan paso al segundo intento. Aurora, opta por apretarme los huevos, se mete uno en la boca y sorbe, luego hace lo mismo con el otro. Una nueva garganta profunda que la lleva de nuevo al borde de la arcada…me babea y reparte la saliva con sus labios rodeando el capullo.

Turno para el hermano, se mete el capullo en la boca, aprieta los labios justo por debajo del capullo, sobre para hacer el vacio y su lengua empieza a girar como un molinillo sobre la punta…uffff… que cabrón…como me ha puesto. Sabe sacar chispas de la punta… va a conseguir que me corra.

Gimo, doy sonoras palmadas sobre el asiento…mueve el culo, retuerzo el cuerpo…

Sigue…sigue….te voy a llenar la boca de leche— le advierto porque sé que la eyaculación está al caer.

Animado por mis comentarios, Fran aumenta el ritmo hasta que nota que la leche esta saliendo de los huevos y ya recorre el conducto ascendente para salir por el capullo como si fuera un surtidor. Espera paciente con la boca abierta, la lengua fuera y la cara con una clara expresión de triunfo.

Dásela toda… hoy me ha ganado limpiamente— dice Aurora aceptando que hoy su hermano ha sido más intenso que ella.

No me esperaba que la cosa terminase así…me dejo ir y le lleno los labios y la barbilla de leche. Ufff, no recordaba que pudiera tener una corrida tan grande como la que he tenido.

A continuación os contaré en qué consiste el premio que se lleva el ganador de esta extraña competición.

Deverano.