Travesuras en el cine
Mocedades de una pareja muy joven y un amigo, amparados en la oscuridad de un cine de Lima.
TRAVESURAS EN EL CINE
Mocedades de una pareja muy joven y un amigo, amparados en la oscuridad de un cine de Lima.
TRAVESURAS EN EL CINE
Te fuiste al cine con tu novio enamorao,
te emocionaste con la cinta demasiao,
y aprovechando que estaba todo apagao
¡qué travesuras has gozao!
Nadie imagina que aun estas en el colegio
con tu figura de mujer monumental,
quién lo diría, con ese cuerpo tan regio,
pareces una bailarina tropical.
En la pantalla, una pareja hace el amor,
mientras tu novio te contagia de su ardor.
te da un abrazo y te suplica por favor,
que no le niegues tu calor.
Y mientras que se desarrolla la función,
lleva tu mano a su bragueta el muy bribón,
para mostrar que se ha parao su corazón
y que te ruega compasión.
Qué atrevimiento el de tus manos, qué pasión,
cómo palpita entre tus dedos su aguijón,
qué humedad entre tus piernas, que impresión.
...con tu uniforme de colegio y sin calzón.
¿Pero qué pasa en el otro asiento de al lao
qué mano audaz bajo la falda te ha tocao,
qué dedo medio se ha metido descarao,
en la boquita de tu conejo mojao?
Sin soltar prenda te volteas a mirar,
pero no hay nadie a tu derecha a quien culpar,
miras tus piernas sin poder asegurar
dónde se esconde aquel que te hace delirar.
Mientras tu novio ya te ha abierto otro botón,
para probarte los frutitos en sazón,
aquella mano te hace perder la razón
y estas ardiendo de pasión.
Detrás de ti, bajo el asiento esta agachao,
algún travieso amigo de tu enamorao
que se aprovecha del momento apasionao
para ganarse con tu coñito apretao.
El atrevido que te toca esta detrás,
te has dado cuenta y no lo quieres denunciar,
qué travesura, que manera de jugar,
aquellos dedos no se cansan de nadar.
Bajo tu blusa hay otro juego acalorao,
con el banquete que se da tu enamorao
qué manera de chuparte el descarao,
y ¡que sorpresa cuando busca tu melao!
Tu novio encuentra sin querer a su rival,
la mano ajena que cosecha tu panal,
duda un momento, se detiene a contemplar,
entre celoso y excitado por igual
Está molesto pero no puede evitar
que aquélla broma sin querer, lo haga gozar,
coge la mano, la detiene sin hablar
y se da cuenta que está llena de humedad.
Su enojo es solo aparente
n su reclamo sonriente:
¿cómo es eso que consientes
que otras manos te calienten?
El tocador pide disculpas enseguida
quiere pararse para buscar la salida
pero tu novio en un murmullo lo convida
y le dice que la fiesta es compartida.
¿Así que ahora resulta
que a mi nadie te consulta?
Le reclamas que te insultan
esas manos tan incultas.
Pero los dedos que auscultan
y esas braguetas que abultan
te hacen sentir tan adulta
que tus dudas las sepultan.
¿No quieres cambiar de dieta
y probar otra receta?
dice tu novio y te reta
quisiera que el te lo meta
Le preguntas, aturdida
¿estás seguro, mi vida?
y el responde, si querida,
me encanta verte encendida.
El te besa con locura,
te acaricia con ternura
y rogando te asegura
es solo una travesura
El jovencito de al lao
de todo ya está enterao,
y sabiéndose premiao
actúa como invitao.
Da la vuelta y se coloca
entre tus piernas abiertas
para jugar con su boca
en tu florcita entreabierta.
Cómo lame, el muy sediento,
cómo acaricia tu cresta,
cómo te moja su aliento,
qué locura, que gran fiesta.
Y tu novio, qué travieso,
qué caramelo te ofrece,
cómo reclama tus besos
en su tronco, que ya crece.
En la pantalla, la escena
muestra una chica en calor
pero tú te ves más buena
en la fila posterior.
Que se pare el invitado,
has pedido, susurrando,
y el muchacho afortunado
se levanta resoplando.
Ya tiene bien afinado
su poderoso instrumento,
lo acaricias con cuidado,
lo besas que es un contento.
Mientras tu novio te besa
y comprende que te aloca
tener otra verga tiesa
endulzándote la boca.
Cómo te busca, amoroso,
cómo juega, fantasioso,
tu novio tan generoso,
al decirte lo sabroso
que sería ver tu gozo
y qué dulce y delicioso
cuando ese miembro rijoso
te penetre vigoroso.
El deseo te enardece
y tus labios se estremecen:
qué enormidad, qué portento,
qué gran pija de jumento,
qué verga la de tu amigo,
que le llega hasta el ombligo.
Nunca hubiera imaginado
que querías contemplarme,
que estarías tan excitado
viendo que otro va a gozarme.
Tu novio ve que estás lista
y organiza bien la escena
para que esa lanza en ristre
sea la carne de tu cena.
A el le pide acomodarse
en la butaca de al lado,
a ti te pide sentarte
encima del invitado.
¿Qué te parece mi chica?
le pregunta, dadivoso,
¡mira qué nalgas tan ricas,
qué coñito tan sabroso!
Tu novio va separando
los labios de tu conchita
y tu te vas deslizando
sobre la verga exquisita.
Le encanta cuando cabalgas,
cuando bajas, cuando subes,
cuando tus hermosas nalgas
galopan hasta las nubes.
Y mirar cómo se alzan
tus ancas monumentales,
ver el miembro que te calza,
cuando entra, cuando sale.
Cómo disfruta mirando
aquel coito delicioso,
cómo ofrece delirando
tu trasero majestuoso
Ya sabes que no es celoso,
la escena no lo perturba,
al contrario, el muy mañoso,
al mirarte, se masturba.
Después te hace levantarte
y reclinarte de espaldas,
y a el lo invita a penetrarte,
levantándote la falda.
Y otra vez que te des vuelta
que te cuelgues de sus hombros,
y que lo trepes resuelta
para engullir el cohombro.
Que rodees con las piernas
las caderas del amante
y que tu conchita tierna
se la entregues por delante.
Que lo mires sonriente,
gozosa y agradecida,
que le digas lo que sientes
con cada firme embestida.
El te toma mientras tanto
por la parte posterior,
y tus dos cuevas, ¡qué encanto!
Están llenitas, ¡qué ardor!.
Entre los dos te agasajan
calmando toda tu sed
y llenan con sus alhajas
los dos cofres de tu piel
Uno entra y otro sale
o entran los dos a la vez
y sus vergas colosales
te desbordan de placer.
tu cuerpo tiembla de gozo,
tu respiración se agita
al cielo llegas y gritas
tu orgasmo maravilloso.
Cómo gozas, cómo bramas
entre los dos sementales
cuando los dos se derraman
en tus vasos virginales.
Cómo salen rezumando
esos miembros sudorosos
cómo se quedan chorreando
tus encantos primorosos.
Y tu novio, ¡Qué locura,
que lengua tan complaciente!,
¡cómo prueba con dulzura,
los juguitos de tu fuente!
Cómo te besa la boca,
cómo juega con tu piel,
y qué placer te provoca
en ese nuevo papel
Cómo susurra a tu oído
que esta no es la última vez,
que este goce compartido
es el colmo del placer.
Te pregunta si querrías
Revivir la fantasía
y tu contestas con ganas:
¿Lo repetimos mañana?