Travesía a una traición
Parte N°1 de la historia de Sebastián y Vanessa.
TRAVESÍA A UNA TRAICIÓN
1
Era un día lluvioso, gris y lleno de melancolía. Ironía pensé, acaba de morir mi padre y el maldito clima me lo hace recordar. ahí me encontraba sentado cerca de la caja fúnebre, sintiéndome extraño y sobre todo incrédulo, no cabía en mi mente la idea que él ya no estaba, después de no hablarle por más de 5 años, no sentía tristeza ni alivio, solo estaba inerte, sin ninguna expresión en el rostro, viendo como mi madre lloraba al lado de su esposo y mi hermana la consolaba. Maldije el día en que aceptamos la idea de mi tío, según sus palabras: “Sobrino¡¡, tenemos que despedirnos de tu padre como es debido” Dijo con expresión eufórica – Mi tío había perdido el contacto con su hermano hace más de 10 años, una manera de limpiarse la conciencia pensé- No soportaba ver a los “amigos” de mi padre conversando, comiendo y diciendo cada 5 minutos lo excelente persona que había sido, claro, como dicen por allí, no hay muerto malo.
Días después del entierro llegó a mi casa ella, la protagonista de ésta historia, Vanessa, una mujer que era parte de mi vida desde hacía ya 7 años. Una chica de 24 años – 2 años menor que yo, pero mentalmente mucho mayor- era alta, delgada y estilizada, tenía unos senos medianos con unos pezones claros y grandes, más aún cuando se excitaba, tenía un trasero firme y muy bien puesto y unas piernas que eran todo un espectáculo, siendo largas y tonificadas con la rutina de gimnasio a la que iba como religión 4 veces a la semana.
Se sentó en el sillón donde estaba y me sonrió con una mirada que me hizo enternecer, me abrazó y me besó en la mejilla – Vanessa llegaba de viaje, ella estaba estudiando Filosofía en una universidad fuera de la ciudad, nos habíamos dado un tiempo, teníamos separados 4 meses debido a que, según ella, quería darse un respiro y tener la seguridad que me amaba. Yo la verdad pensé que era una forma bonita de decirme: “oye, ya me aburrí de ti y quiero un respiro para follar con otras personas”.
Vanessa: ¿Hola amor, como lo estás llevando?
Yo: Bien, por ahora aún sigo un poco pasmado, sabía que llegaría éste momento, pero no sabía que llegaría tan pronto, además no sé si me ha dejado algo en la herencia, por cierto, gracias por el “amor” respondí en tono sarcástico – Mis padres no eran millonarios, pero si poseían una solvencia económica más que respetable. Él, un empresario de bienes raíces exitoso y ella, una directora de una firma de abogados.
Vanessa: Es la costumbre, después de 7 años se me queda esa palabra. Perdón por no estar en el entierro, enserio, respetaba mucho a tu padre y lo sabes, aunque tuviéramos nuestras diferencias – Mi padre nunca trato bien a Vanessa, una de las tantas razones por la cual perdí el contacto con él-
Yo: Losé, entiendo que estabas ocupada con tus exámenes – claro, pensé, que excusa más ridícula, sabía muy bien que ella no quería venir, no quería ver a mi hermana ni a mi madre ni mucho menos al resto de mi familia reunida-
Vanessa: Oye, ahora que estoy aquí tenemos que aprovechar en hablar de lo nuestro, enserio te extraño mucho, solo llevamos 4 meses separados, pero lo he sentido como 4 años. Enserio quiero que sepas que te amo Sebastián.
Yo: También te amo, pero no sé si sea buen momento, ahora estoy hecho un lío, no sé si pueda hablar de lo nuestro en estos momentos – amaba como loco a esa mujer, anhelaba volver con ella, sentirla mía otra vez, pero tenía miedo, no soportaba la idea de que en estos 4 meses alejados se haya dado cuenta que era un inseguro y un dependiente sentimental a ella.
-Subimos las escaleras hacia mi cuarto, cuarto que no veía hace más de 5 años, eran las 9 de la noche y recordaba los momentos en ese cuarto, las ex´s novias que habían estado ahí, pero sobre todo los primeros polvos con Vanessa, cuando ambos creíamos que estaríamos juntos para siempre y que nada ni nadie nos iba a separar.
Vanessa: ¿En qué piensas?
Yo: En nosotros Vanessa, no puedo creer que tiraras todo a la mierda solamente porque te sentías confundida – La mire con rabia y a la vez acongojado por los 7 años que había desperdiciado, losé era egoísta, quería que ella fuera mía para siempre. Luego la vida me mostraría que lo mejor hubiese sido dejar las cosas como estaban-
Vanessa: Sabes por qué lo hice, no es fácil estar en una relación tantos años y más aun siendo tan jóvenes, entiéndelo, nos hemos perdido de muchas cosas, yo me he perdido de muchas cosas, nuevas experiencias, aventuras y no te voy a mentir, también he perdido de estar con chicos. Pero no es eso lo que ayudo a tomar mi decisión, la gota que derramo el vaso fue ese día cuando me propusiste matrimonio. Me sentí espantada, aterrada y sobre todo confundida.
-Recuerdo ese día muy claramente, aún me dan ganas de llorar de lo devastado que estaba. Era un viernes por la noche, me había vestido lo más galán que me podría haber vestido, en ese momento me sentía un soñador, un hombre al que la vida le sonreía y a la vez lo premiaba con amar a una mujer que era perfecta (hasta ese momento), me sentía seguro y con la confianza suficiente como para pedirle matrimonio en plena cena navideña en la casa de mis padres. Mi hermana me ayudo con todos los preparativos, ella era la única que sabía de la sorpresa. Llegó ese tan fatídico día que jamás se borra en mi memoria, la peor vergüenza y decepción que hasta ese momento había pasado (Irónica la vida, no era nada a lo que me pasaría después) Justo después del brindis por noche buena llegó el momento de hacer manos a la obra a mi preparado plan, a pesar de ser una persona tímida, estaba completamente seguro que iba a ser un día especial( valla que lo fue ), la miré y le dije cuanto la amaba, recuerdo que ella me miró con sospecha a que algo iba a pasar. Finalmente me arme de valor y me arrodille, le enseñe el anillo y le hice la esperada pregunta: ¿Vanessa, te quieres casar conmigo? Le sonreí esperanzado y alegre, sabiendo la respuesta y además siendo consciente de la sorpresa que traía mi hermana (una torta de chocolate con corazones y una cajita que contenía las llaves del departamento que había comprado para mudarnos juntos) pero en ese momento de excitación mental que tenía vi su rostro, un rostro aterrorizado, con vergüenza y tristeza. En ese momento supe que ni me iba a casar ni que mi relación seria la misma. Recuerda esas palabras que suenan constantemente en mi cabeza: “NO, quiero que nos demos un tiempo, lo siento mucho”. Sin más ella se levantó, avergonzada, momento después dio las buenas noches y se fue.
Volví de mi recuerdo a mi cuarto, ella seguía aún mirándome con cara de duda y miedo. Ella era muy racional y directa, sabía muy bien lo que estaba pensando.
Vanessa: Sé lo que piensas, que soy una zorra sin corazón, no te culpo la verdad, a pesar de que no estamos juntos, aun te amo y quería conversar de lo nuestro. He tenido tiempo de reflexionar y en estos 4 meses…. Bueno, he estado con varios chicos. No te preocupes, no pasó nada más que salir y conocernos, pero caí en la seguridad de que ellos no eran tú, aunque suene obvio y racional que me alejara de ti para conocer a otro tipo de personas, siempre intento compararlas contigo y siempre termino pensando en ti.
Yo: Lo comprendo, sé que querías vivir nuevas perspectivas, yo también en algún momento lo pensé, pero lo que no entiendo es que esperas con venir a mi casa después del entierro, yo te invité a despedirte de mí papá, no ha recuperar lo nuestro – La miré molesto, le había dicho días atrás por un mensaje de WhatsApp que mi padre había muerto y que si quería estaba invitada a acompañarnos, ella me respondió a los minutos diciendo que lo sentía mucho y que esperara que no estuviera desecho. Me avisó que vendría de todas maneras a apoyarme. Lo cual no ocurrió, en el día del funeral me mando otro mensaje de WhatsApp diciéndome que no podría asistir, que de verdad la perdonara, tenía un examen muy importante y que se le haría imposible llegar.
Vanessa: ¿Crees que podamos recuperar lo nuestro?, haré lo posible por corregir el error que cometí, te he extrañado como no tienes idea, extraño sentirte….
Yo: Vanessa, no hagas eso, sabes muy bien que te deseo como el primer día y que sí por mí fuera volvería ahorita mismo contigo, pero enserio no quiero que éste momento sea la excusa para que te sientas apenada y arrepentida. ¿Sabes?, pienso que solo me dices esto para hacerme sentir mejor y que es solo una ilusión, que cuando sepas que esté bien te iras otra vez. – La verdad es que quería precisamente eso, sé que era una canallada de mi parte y un acto por sobre todo manipulador además de una clara baja autoestima, pero quería conseguir que se quedara conmigo, aunque sea por pena.
Vanessa: No, tonto, ésta no es ninguna excusa ni lo hago para que te sientas mejor, enserio quiero hacerlo, quiero recuperar lo nuestro.
-En ese momento ella se acercó y me dio un beso cálido y suave, recordé infinidad de anécdotas y momentos que habíamos pasado. El beso cada vez se hacía más y más apasionado, nos acostamos en la cama y la miraba embobado por su belleza, sus ojos color miel que tanto me fascinaban llegaban al punto de deslumbrarme en el caos de ese momento.
Yo: ¿Quiere de verdad hacerlo?, le pregunté – deseaba con todas mis fuerzas que pasara, anhelaba sentir el calor de su cuerpo otra vez y sumergirme en su interior, invadir su ser y ser un solo individuo.
Vanessa: Sí, creo que éste momento lo recordaré para siempre, ¿Sabes?, sí en algún momento quieres volver a pedirme matrimonio diré que sí.
Yo: Me alegra escuchar eso Vanessa, pero no sé lo que pasara en un futuro, solo quiero vivir el presente - mentí, estaba desesperado por volver a pedirle matrimonio, ahora que recuerdo todo esto me doy cuenta de lo patético que fui y esa obsesión por ella sería mi ruina.
-En ese momento la volví a besar, recorrí mis dedos por sus hombros y luego bajé a su espalda. Quería tomarme mi tiempo para acariciar su cuerpo, sentirlo mío de nuevo, puse mis labios en su cuello y bese cada centímetro de aquel cuello perfectamente perfumado con su aroma, le quite su blusa azul y mire un encaje negro. Se veía hermosa, momentos después le quite el pantalón jean que tenía y visualice unas braguitas también de color negro, la quedé mirando y quería detener el tiempo para tomar una foto mental. Ella me miro con una sonrisa y me quito la camisa y los pantalones que tenía. Ambos nos fundimos el uno con el otro y terminé por desnudarla. Sus pechos perfectamente firmes y una vagina completamente depilada que se notaba lo mojada que estaba y que me invitaba a penetrarla. Me quitó mi bóxer y me acaricio el pene.
Vanessa: Cuanto lo extrañaba, ven, quiero que me hagas el amor mi vida. – En ese instante la penetre y escuche un leve gemido, sabía que era mía otra vez y me encantó.
-Estuvimos así por al menos 40 minutos, me perdí en su interior y fui el hombre más feliz del mundo. Pensé que todo volvería a ser como antes y me sentí afortunado.
-Al día siguiente ella se fue de regreso a sus estudios en la universidad y yo no quería estar más tiempo en la casa de mis padres.
Yo: Cami!, llamé a mi hermana. Oye Cami tengo que hacer unas diligencias en el juzgado y se me hace tarde - Se me quedo mirando con indiferencia porque sabía que era solo una excusa para irme, ella siempre me había recriminado porque me fui de la casa, siempre fuimos unidos y ella era mi hermana menor por 5 años, comprendía que se sentía abandonada de cierta manera.
Camila: No me sorprende la verdad Sebastián, desde que te fuiste hace 5 años prácticamente eres un extraño en ésta casa. No puedes quedarte ni siquiera por respeto a mamá. Espero que algún día no te arrepientas de lo que haces, no te quiero volver a ver por aquí.
-Sabía que ella tenía razón y por eso solo me fui. Llegué al departamento que había comprado y me recosté en el sillón, pensando que al menos había recuperado de cierta manera mi relación con Vanessa. Recordé como la conocí, yo no era precisamente un galán, me consideraba un chico sencillo y simpático sin más, iba al gimnasio y me mantenía en forma precisamente para no quedarme atrás con Vanessa, ella era una chica muy deportista y yo era más holgazán. Conocí a Vanessa porque era la hermana menor de un amigo de la universidad, cuando me la presentó quede flechado. Al principio tenía cierto pudor por cortejarla debido a mi relación amical con su hermano. Finalmente me atreví a invitarla a salir y para mi sorpresa mi amigo no lo tomó a mal, al principio me encantó su madurez para su edad, yo en ese entonces tenía 19 años y ella estaba por cumplir los 18 en algunos meses. Cuando me citaba a Schopenhauer, Nietzsche o algún poema de Bécquer simplemente me perdía en sus palabras. Yo estaba en 1 año de derecho y aunque era un alumno bueno no era precisamente uno excelente, me consideraba modestia aparte, culto en muchos aspectos, pero sin lugar a dudas Vanessa era superior intelectualmente a mí y eso me gustaba. Los primeros meses fueron muy buenos, nos llevábamos de maravilla, cuando fue la primera vez que tuvimos sexo fue algo bochornosa. Recuerdo estar en la posición del misionero muy nervioso (era mi segunda vez con una mujer) y a los 5 minutos me corrí, fue de lo más vergonzoso, pero lo tomó a bien, igual yo sabía que solo era amable. Mientras estaba recordando aquellos pasajes de mi vida me llamó Vanessa desde la universidad.
Vanessa: Hola, sebas te quería decir que hoy estaré ocupada aquí haciendo unos trabajos grupales con unos compañeros, Sí salgo antes te llamo para confirmarte si viajaré hoy en la noche hacia allá.
Yo: Está bien Vane, igual mantenme informado para estar listo y comprar el vino que nos gusta, de todas maneras, cuídate sí?
-Me quede apenado, tenía ganas de verla ese día. Me propuse no hacer lo que estaba pensando, pero no me pude resistir. Salí del departamento y me subí al auto, me dirigí rumbo a ver a Vanessa, quería darle una sorpresa. A medio camino me llamó mi hermana, tuve que parar en una gasolinera para poder atender a la llamada.
Camila: Sebas, hola, quería disculparme por mi actitud de la mañana, sé que estuvo mal decirte eso. Te quiero y me siento mal cuando te vas y prácticamente desapareces, sin llamar, sin dar ningún signo de vida.
Yo: No te preocupes hermanita, no tienes por qué disculparte, ahora no puedo hablar mucho tiempo, ahorita mismo estoy yendo a ver Vanessa a la universidad.
Camila: Entonces sí tenía razón, ¿volviste con ella?
Yo: No, solo nos estamos viendo otra vez, intentamos arreglar las cosas – No quería que Camila me diera un sermón de que ella no me convenía.
Camila: Sebas, piénsalo bien, ella no es lo que parece, créeme, se lo que te digo.
Yo: ¿A qué te refieres?, no te entiendo, ¿sabes acaso algo que yo no sepa y no me lo quieres contar?
Camila: Olvídalo, solo he oído cosas, ten cuidado con ella.
Yo: Pero si me lo pones de esa manera es imposible que lo olvide Camila, dime, ¿qué cosas sabes de ella?
Camila: Bueno, he oído que está con otro chico en la universidad, mi amiga me confirmo hace una semana que los había visto besándose en el campus. Te lo iba a decir, pero me pareció más importante ocuparme de papá en el hospital, te lo digo a hora porque no quiero que sufras más por ella. Búscate otra chica, eres chico guapo, no se las ganas de seguir atrás de ella.
Yo: Camila, la verdad no sé qué decirte, Vanessa me dijo que había salido con otros chicos pero que no había pasado nada, solo salidas y eso. No tenía idea de lo que me acabas de decir.
Camila: Te lo digo por tu bien, deja de estar como perrito faldero y de una vez por todas mándala a tomar por culo. Bueno, te dejo, voy a ver a mamá.
Yo: Vale, cuídate. – Me quede desconcertado, no sabía si era cierto lo que me decía Camila, tiempo atrás ella ya me había dicho cosas así solo para hacerme terminar con ella. Nunca pude entender porque ella odiaba tanto a Vanessa, siempre buscaba cosas para hacer que yo dejara.
Encendí el auto y me puse en marcha, si era cierto al menos que ella me lo dijera, quería estar cien por cien seguro de que Vanessa ya no estaba interesada en mí, pero entonces lo de ayer ¿Qué fue? ¿Una broma de mal gusto?, no quise pensar más en eso y me dirigí camino a la universidad.
Me encontraba en la entrada de la universidad, tenía sentimientos encontrados, por un lado, quería verla y por otro no. Me dirigí hacia el campus en búsqueda de ella, la llamé y no me contesto, ya se estaba haciendo de noche por lo que deduje que se debería encontrar en su facultad. Fui hacia un encargado de seguridad y le pregunté en donde se encontraba la facultad de filosofía, una vez sabiendo donde se ubicaba fui hacia allá.
Cada vez me sentía más asustado sin saber el motivo, mis manos y mi frente empezaban a sudar y me encontraba desconcertado en medio de la universidad. Llegué a la facultad de filosofía, tenía que encontrar a Vanessa, quería saber si estaba con otro chico.
Había poca gente en aquel lugar, se escuchan los sonidos de los estudiantes reír y susurrar, no la encontraba. Intente llamarla otra vez, pero ésta vez me cortó, me estaba empezando a poner inquieto y ni siquiera sabía el porqué, en ese momento me fije en una cara conocida, Patricia, una de las mejores amigas de Vanessa y amiga mía, me miró extrañada y con sorpresa.
Patricia: Hola, ¿Qué haces por aquí Sebas?
Yo: ¿No te alegra verme?
Patricia: Claro tonto, solo que nunca te había visto por aquí, ¿me imagino que vienes a ver a Vanessa no? Para que estés por acá, porque no creo que te hayas cambiado de universidad – me sonrió con nerviosismo y preocupación. Sabía que algo andaba mal, mi instinto me gritaba que me largara de allí y que regresara a mi departamento-
Yo: Pues sí, la verdad la he venido a ver, ¿Sabes dónde está?
Patricia: No tengo ni idea, tenemos diferentes horarios y ya casi no nos vemos. Porque mejor no me invitas una copa y hablamos, hace tiempo que no sé de ti y la verdad estas más guapo que antes.
Yo: Gracias por el piropo guapa, pero ahora no puedo, necesito ver a tu amiga – Patricia en todos estos años había desarrollado un juego conmigo de coqueteo, la verdad siempre era de esa manera, pero somos muy buenos amigos y nunca pasó nada entre nosotros.
Patricia: Vale guapo, cuídate y mucho por favor, ya me tengo ir.
Me despedí de ella y seguí buscando, pasaron 15 minutos más y ya me había rendido, estaba sentado en el banquillo de una zona del centro de la universidad, mirando mi móvil a ver si Vanessa daba señales de vida.
En ese momento oí su voz, era su voz indudablemente, mire por todos lados, pero no podía verla, visualice un árbol cerca del lado de una zona alejada, había poca luz y no podía ver de manera clara que estaba haciendo. En ese instante lo pude comprender, Vanessa estaba agarrada del cuello de un chico, era muy guapo y fornido. No pude evitar sentir como mi estómago se encogió y un vacío de aire me invadió al pecho, mi garganta se hizo un nudo y no podía reaccionar.
Ella estaba besándolo, él metía su lengua al interior de su boca de manera muy lasciva, parecía otra mujer, estaba disfrutando como nunca la había visto, él bajo sus manos hacia su trasero y lo toco de manera feroz y contundente. Se podía ver como intercambiaban sus lenguas y las unían a cada momento.
Como pude empecé a caminar hacia esa dirección, completamente ido, ausente y asustado. Esa ruta hacia ver más de cerca el final de mi amor se hizo eterna, como si el tiempo pasara muy lento, finalmente ella me miro y yo me quede pasmado, sin saber que decir.
Vanessa: Sebastián!!.
...............................