Trauma sexual con mi primera novia 4

Continúo la trágica historia de María. Han pasado unas semanas desde el cumpleaños de Javier. Yo ya soy consciente de que ellos están liados pero no me atrevo a dejarlo aún con ella. Hubo un día que sucedió algo singular.

El aspecto de María cambió casi de golpe. Empezó a llevar minifalda y camisetas con escote, prendas que antes nunca llevaba. También se puso un piercing en el ombligo. De esto me di cuenta un día que la vi con minifalda y una camiseta de tirantes muy corta y apretada. Llevaba un chaleco vaquero corto que era imposible de atar debido al tamaño de sus pechos. Es cierto que María tenía la costumbre de no llevar sujetador ya de antes pero claro, cuando vestía con camisetas anchas y ropa deportiva no se notaba. En cambio vistiendo así se la veía practicamente todo. Iba con ella agarrada de la mano por la calle y notaba como algunos hombres, y algunas mujeres, la miraban con deseo.

-          ¿Cúando te hiciste el piercing?

-          El martes pasado. Me voy a hacer un tatuaje también.

El tatuaje en cuestión era una especie de flor con formas geometricas. Años después descubriría a otras chicas con el mismo tatuaje y en el mismo sitio, la zona lumbar, un poco más arriba de la nalga. Me enteré, tiempo después que era una señal que les ponía Javier, que sabía hacer tatuajes y tenía instrumental para hacerlo. Así “marcaba” a las mujeres que se había follado. María evidentemente no sabía eso, y, al igual que otras antes y después de ella, pensaba que era algo especial entre ella y Javier. Esto no lo sabía pero ahora me imagino todo el morbo que tenía que ser para él pensar en que ahí quedaba el tatuaje, como una marca de que habían sido suyas de alguna manera.

Os preguntaréis si María y yo seguíamos teniendo una relación normal. La situación, desde luego, no lo era. Pero yo fingía que todo seguía como siempre. Quedábamos, hacíamos planes juntos etc. En lo que si había cambiado el tema era en las relaciones sexuales. Cuando íbamos a su casa y estábamos a solas, intentaba que tuviéramos sexo, pero ella no quería. Solo un poco de magreo y enseguida me decía que parase. Yo tenía todo el rato la polla a punto de reventar.

-          Diego, puedes hacerte una paja si quieres, no me importa que lo hagas mirándome, pero no me apetece follar ahora mismo.

-          No te apetece follar... conmigo. Eso es lo que te pasa.

-          Estoy tratando de no herir tus sentimientos. Pero mira, si te vas a poner así te lo digo todo. Sí, me estoy follando a Javier. Tengo derecho a hacerlo, y si no te gusta ahí esta la puerta.

-          Vale. Me voy- En un arranque de dignidad cogía mi abrigo y me dispuse a salir, pero ella se interpuso. Se me abrazó y comenzó a llorar.

-          Diego, yo te quiero, lo siento de verdad, no es culpa tuya pero.. – sollozaba y me abrazaba con fuerza.- Se que te hago daño pero no puedo negar mis sentimientos y mi deseo.

Estuvimos hablando un buen rato, ahora mismo no recuerdo bien que sucedió o que me dijo para que me quedara. Pasaron las horas y yo me sentí algo mejor.

Ella leía un libro tumbada en el sofá. De repente se quitó la camiseta, se levantó y empezó a desnudarse. Mientras lo hacía ni me miraba. Era como si yo no estuviera presente. No entendía bien su comportamiento pero en ese momento me daba igual. Me volvía loco el aspecto que tenía, como si acabara de descubrir lo buena que esta, con sus tetas perfectas y su cuerpo de bailarina de danza del vientre. Creo que la privación a la que me había sometido durante semanas me hacía estar aún más excitado. Mi polla estaba durísima, y ella no había hecho más que quedarse solo en tanga. Me sorprendió que usara esa prenda ya que normalmente llevaba bragas normales. Imaginé que sería otra de las exigencias de Javier, pero en aquel momento no me importaba. Estaba tan excitado que solo quería follar con ella. Le acaricié la pierna con la idea de ir subiendo poco a poco. Me quitó la mano.

-          No quiero que me toques. Solo mirame y masturbate.- Dijo mientras se incorporaba para quitarse el tanga. Llevaba todo rasurado, y eso que ella siempre se quejaba de lo incómodo que era tener que hacérselo.

María desnuda de pie ante mi estaba impresionante, como una diosa. Con los ojos cerrados empezó a acariciarse el cuerpo con suavidad. Me bajé el pantalón y el calzoncillo y me saqué la polla, empecé a pajearme como loco. La tenía durísima. Ella se acariciaba los pechos y se tocaba los pezones, bajaba la mano por su vientre hasta acariciarse entre las piernas. Noté que estaba muy mojada. Se tumbó en el sofa y se abrió de piernas.

-Comeme el coño- Al parecer había cambiado de idea así que me puse de rodillas y empecé a lamer. Subí un poco y le lamí el ombligo (con el nuevo piercing), el vientre y las tetas, chupando con delicadeza sus pezones. Ella gemía mientras yo hacía todo esto, pero mantenía los ojos cerrados.

-          Diego, metemela.

No me lo podía creer, me terminé de bajar el calzoncillo, coloqué mi polla erecta y empujé. El placer que sentí fue inmenso. Sus problemas vaginales parecían haber desaparecido (Javier se había encargado de partirla en dos a juzgar por lo que había visto el día aquel y leído en su diario) y mi polla entró hasta el fondo. Noté la calidez de su interior y la presión que ejercía, ya que estaba muy apretado. María gimió con los ojos cerrados. Cuando fui a besarla apartó la cara y se agarró con fuerza a mi espalda. .

-          Ah sigue,sigue, metemela.

No habría pasado ni un minuto cuando noté que iba a eyacular. Fui muy precoz, pero por un lado estaba demasiado excitado y su vagina estaba muy apretada y por otro lado realmente no estaba acostumbrado a penetrar a una mujer. Me corrí con mucha intensidad dentro de ella. Era la primera vez que lo hacía, que la penetraba sin condón y eyaculaba dentro. A ella evidentemente no le dio tiempo a llegar al orgasmo, pero no me pidió que le hiciera nada más. Se incorporó y fue al baño a limpiarse.

-          He empezado a tomar la píldora.

-          ¿Pero no decías que te sentaba mal y te alteraba las hormonas?

-          Algo si, de hecho me han crecido las tetas desde que la tomo. Pero Javi necesita hacerlo sin condón, con el latex no siente nada y además una vez le intenté poner uno pero no le cabía.

No supe que responder por lo que decidí callarme. Tenía una mezcla de sentimientos en mi interior. Al poco rato marché a mi casa. Fue la última vez que la penetré (aunque si volvimos a tener sexo, ya os contaré como).

Continuará....