Tratante de mujeres (4/4)

Tras un periodo de tiempo de adiestramiento y comprobación del mismo, la esclava ya es considerada lista para atender perfectamente a todos los vicios orientales y por ello se procederá a su venta... Ese será el triste destino de una más de las mujeres desaparecidas y jamás encontradas.

Tratantes de mujeres (4/4)

Capitulo 4.- La esclava ya lista para los vicios orientales

Dos semanas más tarde Adam Tober regresó de su viaje y visito al ahora Amo de Lesly… El oriental lo recibió en sus aposentos cómo la vez anterior y tras los saludos de rigor, le dijo:

  • “Sr. Tober, su pupila ha respondido perfectamente al tratamiento y puedo decirle que tal y como convinimos, le pagaré lo estipulado.”

  • “Me alegra saber que Lesly ha sido capaz de superar las pruebas que Vd. le ha impuesto y me alegra saber también que podré cobra lo convenido, pero me gustaría antes de regresar de nuevo a mi país, despedirme de ella, poder follármela y azotarla, si me lo permitiese.”

  • “No existe impedimento alguno para para que Vd. pueda satisfacer sus deseos, al contrario dentro de breves instantes podrá ver con sus ojos los progresos que ha tenido y pueda disfrutar de ella.”

Finalizado el ritual de saludos, el oriental se levantó del sillón y dijo:

  • “Si me acompaña Sr. Tober, vera a Lesly entrenar.”

Adam Tober se dirigió tras el chino, que abría la marcha y tras abrir una puerta de laca roja con un gran dragón dorado, entraron en una habitación… En el centro, sobre un estrado iluminado se encontraba Lesly completamente desnuda, erguida y sentada sobre una pequeña plataforma redonda situada sobre una barra de metal dorado.

Sus pies no tocaban suelo y su amplio culo sobresalía mucho de la pequeña plataforma sobre la que se hallaba sentada… Su silueta erguida indicaba que su postura no venía provocada ni por su altivez, ni por su orgullo, sino que dicha postura erguida era producto del esfuerzo continuado por parte de la mujer para permanecer en la posición que le señalaba la continuidad de la barra de metal sobre la que se encontraba sentada.

Sus brazos, caídos a lo largo del cuerpo permanecían quietos… Su vientre hundido, hacía resaltar sus pechos que se alzaban erguidos y desafiantes, ofreciéndose a cualquier caricia que quisieran hacerles.

El oriental, seguido por Tober se acercó al estrado y dirigiéndose a éste, le dijo:

  • “Vuestra antigua esclava, en estos momentos se encuentra en ejercicio sobre la cucaña… Su culo se encuentra perforado por un grueso falo de metal que la dilata… Dentro de unos breves minutos, cuando la arena de ese reloj de arena que ve, haya caído toda dentro del segundo recipiente, será bajada y podréis gozar de ella a vuestro antojo.”

Tober dirigió la mirada hacia el reloj de arena que le había dicho el oriental situado en otra plataforma situada sobre otro palo similar al que sostenía a Lesly.

  • “¡Impresionante!... ¡Realmente, impresionante!”, dijo

  • “No tiene nada de impresionante, Sr. Tober… Esto es la consecuencia de un trabajo agotador y de un entrenamiento adecuado… Su antigua esclava ha sido dilatada para que su culo pueda tragarse grandes falos, algunos enormes, sin riesgo a ser destrozado… Hoy en día, Lesly puede ser penetrada por un puño sin riesgo a ser estropeada… En esta fase de su entrenamiento, se trata de que no sólo su cuerpo sea capaz de absorber falos de grueso calibre, sino que su intestino llegue aceptar falos de longitudes fuera de los que diríamos normales.”

  • “Sí, comprendo, pero esto es impresionante”, dijo Tober al tiempo que subía al estrado, se acercaba a Lesly, que permanecía de espaldas y le acarició la espalda.

Lesly, como inconsciente, ladeó un poco la cabeza y miró a Tober… Su bonito rostro se llenó de lagrimas al ver a su antiguo jefe y un temblor agitó sus pechos, pero ni un solo músculo de su cuerpo abandonó la posición que tenía.

  • “¿Cómo estás Lesly?”

  • “Bien, señor”, fue su escueta respuesta.

Tober continuó acariciando su cuerpo hasta llegar a sus pechos y se entretuvo en palpar sus duros pezones que se mantenían tiesos, prueba evidente del alto grado de excitación en que se encontraba su cuerpo.

Luego, lentamente sus manos descendieron y acariciaron la tensa barriga de Lesly y Tober pudo notar a través de la piel, la protuberancia que el falo de metal ejercía dentro del cuerpo de la joven.

Cuando los últimos granos de arena habían caído, señalaban el final de la tortura de Lesly… Su Amo se acercó a un panel de mando situado al otro extremo de la habitación y tras manipular unos botones, Lesly comenzó a descender lentamente y dos minutos más tarde los pies de la joven tomaron contacto con el suelo.

Lesly, al sentir que sus pies se apoyaban en el suelo, separó lentamente sus piernas pero siguió descendiendo hasta que quedó en cuclillas sobre si misma, abriendo con su postura las amplias nalgas y poco a poco se fue sacando el falo de su culo.

Tober quedó impresionado al ver las bárbaras dimensiones del falo que estaba metido en el culo de Lesly…  Eran más de 20 cm de grueso metal con numerosos relieves, que terminaba en una cabeza ovoide imitando perfectamente el prepucio de un enorme pene… Y con un diámetro de unos 10 cm.

Tober la ayudó a levantarse y la atrajo hacia él dándole un beso en sus labios e introduciéndole la lengua como había hecho en incontables ocasiones.

El oriental se acercó y le dijo:

  • “Mi querido amigo, si queréis gozar de mi esclava podéis hacerlo aquí mismo o preferís la intimidad de una de mis habitaciones?”

  • “Aquí mismo”, respondió.

Y desabrochándose la camisa y los pantalones, pronto quedó totalmente desnudo.

El oriental, comprendiendo la necesidad del europeo, apoyo ls mano en el hombro de Lesly y la presionó hacia abajo para obligarla a arrodillarse.

Lesly cumplió la orden y se arrodillo delante de su antiguo Amo y tomando con sus mano su polla que este le ofrecía empezó a realizar lo que conocía perfectamente para darle placer… Acercó sus labios, abrió su boca y se metió en ella toda la gran polla que le ofrecia.

Apenas un par de minutos más tarde, Tober se dio cuenta que no iba a a poder aguantar más e interrumpió bruscamente la mamada que le estaba haciendo.

  • “Quiero azotarla”, dijo mirando a l oriental que permanecía impasible observando la mamada que Lesly le estaba haciendo.

  • “Eso vale dinero… Lesly es ahora mi esclava y desde que soy su Amo aún no la he azotado… Si queréis azotarla podéis hacerlo pero será pagando por vuestro capricho, aunque sea una cantidad pequeña.”

  • “¿Cuánto?

  • “100 dólares”

  • “Acepto.”

  • “¿Caña o látigo?”

  • “Caña, por supuesto.”

El oriental se apartó y dejó a Lesly con su antiguo Amo.

  • ¿Por qué?, preguntó Lesly dirigiéndose a él.

Tober la miró con ojos excitados y no le respondió a su pregunta… Tan sólo le dijo:

  • “Sigue chupando mi polla, zorra.”

A Lesly se le humedecieron los ojos  mientras de nuevo tomaba la polla de su antiguo Amo y comenzaba a mamársela.

Dos minutos más tarde entraba de nuevo el oriental trayendo en su mano un par de varas de bambú.

  • “Cómo queréis azotarla?”, le preguntó.

  • “Atada en un caballete”, respondió.

El oriental se dirigió de nuevo al cuadro de mandos y pulsando un botón, se abrió una trampilla de suelo y de él salió una especie de mesilla baja que se elevó sobre unos 50 cm.

Luego fue a por Lesly y cogiéndola por la mano la ayudó a levantarse y la llevó hasta donde estaba la mesilla… Y ordenó a la joven que apoyara su vientre sobre la mesilla… Después coloco unos brazaletes a cada extremidad de la joven y ató unas cuerdas a las anillas de los brazaletes y las sujetó fuertemente con cuatro anillas que habían en el suelo, quedando en forma de X muy abierta.

Finalmente volvió al cuadro de mando y elevó más la mesilla para que el cuerpo de Lesly quedase lo más tenso posible ofreciendo su culo al castigo que su anterior Amo Tober quería administrarle por última vez.

Tober se acercó a ver de cerca la desnuda carne de su esclava y colocándose detrás de ella observó el culo abierto de la que antes fue su amante y contemplo absorto el gran agujero que ahora era el ano de la desgraciada chica.

Cogió una de las cañas de bambú, que debería tener unos 80 cm de larga y 1 cm en la parte más fina… Se situó en la parte izquierda de la víctima  a un metro escaso de ella, situó la vara sobre el culo de la joven como buscando la distancia y sin pensarlo dos veces, descargó el primer golpe.

La vara zumbó en el aire y el estallido seco resonó en la estancia:

Zzzzzzzuuuuaaaasssccchh ’… ‘ Plaaaaasssttt

El grito de Lesly salió de lo más profundo de su garganta:

“Aaaaaaggghh”

Pero Tober había alzado la vara y de nuevo caía silbando y rasgando el aire:

Zzzzzzzuuuuaaaasssccchh ’… ‘ Plaaaaasssttt

El nuevo varazo alcanzó de lleno las nalgas de la torturada que se volvió a crispar en sus ataduras, contrayendo sus músculos.

Las nalgas blancas y suaves del culo de Lesly aparecieron marcados con dos rayas rojas perfectamente dibujadas, mientras los músculos de ambos hemisferios se contraían, abriéndose y cerrándose como buscando atenuar el dolor que los golpes habían desencadenado.

Pero Tober no tenía bastante y de nuevo alzó el brazo.

El tercer golpe de vara llegó más brutal que los dos anteriores… La caña se dobló en el aire y cuando se aplastó sobre la blanda carne de Lesly, no sólo se aplastó, sino que se hundió en ella aumentando el dolor del castigo.

El grito de Lesly estalló en la estancia cómo un lamento prolongado.

El oriental, Amo de Lesly, que asistía impasible a la tortura de su esclava sintió cómo la excitación se apoderaba de él y sus manos buscaron su polla e iniciaron una lenta masturbación, mientras sus ojos no perdían detalle del terrible castigo a que era sometida su esclava.

La polla de Torbe se balanceaba entre sus separadas piernas y de la punta de su capullo salía una espesa baba que poco a poco iba formando un pequeño charco a sus pies.

El cuerpo de Lesly, tensado por las cuerdas y abierto al terrible castigo, temblaba y se agitaba sobre la pequeña mesa de tortura.

El cuarto, quinto, sexto y séptimo varazo, cayeron seguidos sobre el culo de la joven y a cada golpe ella respondía con gritos alocados y un estremecimiento de su cuerpo cada vez más fuerte, mientras que sus nalgas se abrían y cerraban dejando ver perfectamente sus labios vaginales depilados y un poco más arriba el semiabierto orificio anal, que a cada golpe se crispaba cerrándose o abriéndose según la contracción nerviosa de los músculos del esfínter.

Torbe, con las piernas abiertas y afianzado sobre la punta de sus pies cada vez que descargaba un nuevo varazo, disfrutaba de las contracciones de las carnes de Lesly, que desesperada, gritaba y gritaba incansablemente.

Diez minutos más tarde de haber descargado el primer golpe, quince verdugones rojos y brillantes, se dibujaban perfectamente sobre las nalgas de Lesly.

El cuerpo de la muchacha se agitaba desordenadamente sobre esa mesita y su cabeza seguía el compas que cada golpe le marcaba… Con cada golpe, la cabeza de Lesly se levantaba, cómo buscando el aire que el dolor le arrancaba, para después desesperada caer de nuevo abatida y colgando.

Al llegar al varazo veinticinco, el cuerpo de Tober estaba impregnado de sudor y su piel brillaba bajo el reflector que iluminaba la escena, pero también el cuerpo de Lesly brillaba por el sudor y sufrimiento.

Mientras contemplaba tan diabólica escena, el oriental seguía masturbando su endurecido miembro sintiendo mucho placer con la infame tortura que su ex Amo daba sobre las carnes de Lesly.

Torbe sudoroso, buscaba correrse sin tocarse y sabía que para lograrlo tenía que seguir azotando el destrozado cuerpo de su antigua amante… Y sabía, también, que no estaba lejos de lograrlo… Tenía, pues que seguir dándole varazos para que en un momento sin precisar, su polla comenzase a soltar chorros de leche.

Así que, sin piedad, alzaba su brazo una y otra vez golpeando el ya tumefacto culo de la desdichada mujer que gritaba con desesperación y se agitaba todo lo que le permitían sus ligaduras.

Lesly sabía que todo acabaría cuando Torbe se corriera y seguía desesperada y angustiada esperando que cada golpe fuera el último que recibiría… Y así sucedió.

Al llegar al golpe 42, Torbe sintió como su polla comenzó a soltar chorros de semen y cerrando los ojos sintió como esa leche blanca y viscosa salía abundantemente y vaciaba sus huevos.

Lesly comprendió que la tortura había terminado ya que Torbe había alcanzado su placer.

El chino detuvo su masturbación sabiendo que pronto sería su turno y se acercó a Torbe diciéndole:

  • “¿Satisfecho Se. Trobe?

  • “Sí”… Fue su breve respuesta, comenzando a vestirse.

El chino se acercó para ver el cuerpo de Lesly que seguía agitándose temblorosamente sobre la mesilla… Vio como las marcas de la vara se encontraban distribuidas a lo largo y ancho de las dos nalgas… Ni un solo centímetro se había escapado a los golpes y la piel, roja y llena de verdugones, se había rasgado en diversas zonas y unos finos hilos de sangre se deslizaban lentamente a lo largo de las tumefactas nalgas.

Él quería también lograr su placer pero debía esperar a que Torbe se marchara… Mientras tanto, Lesly, permanecería es la posición en la que estaba hasta que volviese.

Mientras Trobe se había terminado de vestir, el oriental se le acercó y le dijo:

  • “¿Queréis seguirme Sr. Tober?

Tober dirigió una última mirada al cuerpo tembloroso de Lesly y sin decirle nada, siguió al oriental que lo llevó de nuevo al salón… Vió como se dirigió a un mueble verde oscuro y sacó un fajo de billetes de dólares, que cóntó y tendió a Tober.

Tober los volvió a contar y finalmente se los introdujo en su bolsillo y dio la conformidad.

  • “Espero que en un futuro próximo podamos seguir haciendo negocios Sr. Tober.”

  • “Eso espero yo también, pero deberá Vd. mejorar mi oferta… Tengo nuevos contactos y hubiera sacado más dinero por Lesly.”

  • “Desde luego Sr. Tober que puedo mejorar mi oferta pero también es necesario que Vd. mejore su mercancía… Ahora estoy interesado en comprar una joven oriental de unos 18 años, ¿me la podría conseguir?”

  • “No sé… Se puede intentar… ¿Cuánto pagaría por ella?

  • “Es un encargo y el cliente está dispuesto a pagar 30.000 dólares”

  • “Es una cantidad interesante… Estaremos en contacto.”

Se despidieron y una vez que Tober se fue, el oriental regresó de nuevo a la estancia donde se encontraba Lesly, todavía sujeta sobre el altar de tortura.

Cuando su Amo entró en la estancia, Lesly levantó la cabeza y le dijo:

  • “Por favor, no puedo más… Estoy destrozada.”

Su Amo le sonrió y acercándose a un timbre, lo pulsó… A los pocos segundos apareció una de sus dos esclavas a la que le dio una orden en chino y la esclava se retiró mientras él se acercó a Lesly y levantándole la cara le dijo:

  • “Lesly, ahora me toca a mí disfrutar de tu tormento, pero yo no quiero cansarme como se ha cansado tu ex Amo, por ello he mandado llamar a uno de mis ayudantes para que castigue tu precioso culo, mientras yo gozo de tus gritos y tu sufrimiento.”

Cuando terminó de pronunciar sus palabras hizo su entrada en la estancia un corpulento chino, cubierto sólo con un taparrabos… Todo era músculo y su piel brillaba bajo la luz del foco.

Su Amo le entregó la vara que todavía no había sido utilizada… El corpulento chino, conocedor de su oficio, se situó detrás de Lesly y levantando la vara lanzó un golpe con fuerza sobre el torturado culo de la joven europea.

El grito agónico de Lesly resonó por toda la estancia casí al mismo tiempo que el sonido del golpe de vara al golpear sus tumefactas nalgas.

  • “¡Aaaaagggh!”

El rostro de su Amo se iluminó viendo como su esclava blanca se retorcía de dolor y su rostro crispado se alzó y volvió a caer arrastrando tras de sí su larga cabellera rubia… Él, estaba disfrutando viendo los gritos y contracciones de cara que esclava le mostraba por el intenso dolor del golpe que había recibido.

Cuando el sirviente levanto de nuevo la vara para darle un nuevo golpe, el Amo le hizo una pequeña señal y detuvo su brazo.

Cuando Lesly levando de nuevo la cabeza buscando aire, su Amo pudo ver claramente el terror reflejado en sus ojos y el sufrimiento que estaba pasando.

Para su placer, Lesly debía continuar sufriendo y con un ligero movimiento de cabeza, el Amo dio la señal al sirviente para que descargase un nuevo golpe, lo cual hizo de inmediato cayendo sobre las tumefactas carnes del culo de Lesly dejando un nuevo surco rojo a la ya enrojecida piel torturada de su culo.

El grito ronco y ahogado de Lesly sonó fuerte por toda la alcoba, mientras su cabeza se agitaba de nuevo de forma salvaje.

El Amo sabía que el brazo de su sirviente era terrible y que los varazos que le dio su ex Amo habían sido una simple caricia en comparación con los que administraba este coloso… Por tanto, debía esparcirlos y dar tiempo suficiente a la esclava blanca para que pudiera recuperarse.

A cada nuevo varazo que recibía Lesly, su polla se ponía cada vez más tiesa porque su placer se acentuaba… Los gemidos de la desgraciada eran música divina para sus oídos y las contracciones del culo de Lesly era todo un espectáculo que enardecía sus sentidos.

Las dos nalgas de Lesly estaban amoratadas y cruzadas por muchos verdugones… Seguían abriéndose y cerrándose espasmódicamente, ofreciendo a las ávidas miradas de los dos hombres el agujero semiabierto del culo de la joven europea… Y un poco más abajo, los labios carnosos y depilados de su coño, que alcanzado por alguno de los varazos había doblado su volumen y sobresalían obscenamente.

El Amo hizo de nuevo una señal con la cabeza a su sirviente y este de nuevo golpeó con fuerza el culo de Lesly.

Un temblor continuado agitó su culo enrojecido y tumefacto, mientras un nuevo alarido salió de la garganta de la desgraciada:

  • “¡¡AaaaaaGggggYyyyyAaaa!!”

El momento de placer supremo había llegado a su Amo y éste le hizo una indicación al sirviente para que parase… Se acercó a Lesly y cogiendo su cabeza con sus manos, le dijo:

  • “Dame placer esclava o volveré a ordenar que siga golpeándote.”

Lesly, como una autómata, abrió los labios y la polla de su Amo penetró en su cálida boca, mientras que las lágrimas resbalaban lentamente por la cara de la desgraciada muchacha que chupaba y chupaba sin cesar, buscando con ello acabar con su tormento.

Casi un minuto después su Amo se corrió en su boca y un torrente cálido y espeso del viscoso semen, expelido con fuerza por su polla, penetró por la garganta de Lesly resbalando hacia el estomago.

EL enorme caudal de semen que no pudo ser tragado con la rapidez necesaria para ello, refluyó dentro de la boca de Lesly y sobresalió por la nariz.

Unos minutos más tarde, completamente vacío, su Amo se retiró satisfecho de la boca de Lesly… El chino había conseguido su placer pero deseaba seguir humillando a la joven europea para que fuese aprendiendo la lección de lo que le esperaba en un futuro no muy lejano.

Le hizo una señal a su sirviente y éste se colocó delante de Lesly… Se quitó el taparrabos que llevaba y le mostró una polla muy grande con una cabeza roja del tamaño de una pelota.

  • “Chupa”, le ordeno su Amo.

Lesly abrió de nuevo su boca y la polla del sirviente penetro profundamente hasta su garganta, ahogando a la desdichada muchacha, que desesperada se agitaba en sus ataduras.

El sirviente, sin hacer caso a estos movimientos desesperados sostenía con sus manos la cabeza de Lesly y se la follaba oralmente.

La respiración de la desdichada muchacha se fue acompasando a los movimientos que le imprimía el coloso y después de un largo y continuo movimiento un torrente de semen empezó a descender hacia el interior del estomago de la joven europea.

La eyaculación del coloso sirviente era lenta, pero larga… Chorro a chorro los grandes cuajos del espeso semen fueron saliendo de su gran polla y resbalando por la garganta de Lesly que tragó durante más de un minuto el caliente semen que el oriental expulsaba.

Alcanzado plenamente el placer, el coloso sirviente se retiró y su Amo situado detrás de su esclava pudo comprobar los destrozos que los terribles cañazos habían realizado sobre las tiernas nalgas de Lesly.

Las dos nalgas sangraban por diversos puntos y los verdugones se cruzaban una y otra vez sobre la misma superficie… Los labios del coño de Lesly se habían hinchado y sobresalían obscenamente en medio de las dos nalgas… El semiabierto agujero anal también había sido alcanzado por alguno de los varazos y el anillo del esfínter también aparecía torturado.

Su Amo paso su huesuda mano por ambas nalgas y separándolas, contemplo el orificio anal… Después dejó que las carnes tumefactas volvieran a su posición original y se retiró de la estancia dejando a Lesly expuesta sobre la mesilla en la que estaba atada.

Minutos más tarde entraron las dos esclavas, la desataron y la llevaron a su dormitorio.

Durante cinco días Lesly estuvo en cama recuperándose del castigo que le habían infligido.

Quince días más tarde reanudo de nuevo sus trabajos y su culo siguió siendo perforado por gruesos falos de madera, metal o marfil, según le apeteció a su Amo… Estos gruesos falos fueron dilatando cada vez más su esfínter y haciéndolo más elástico y adaptable para el destino que su Amo le tenía reservado.

Dos meses más tarde de aquel terrible castigo, las heridas sufridas habían desaparecido y Lesly de nuevo volvía a presentar su culo mostrando sus carnes blancas y suaves que no dejaban vislumbrar el terrible tormento que las cañas de bambú habían hecho en su culo.

Su Amo, después de comprobar el perfecto estado de su esclava decidió que el momento de hacer negocio había llegado… La esclava europea ya estaba perfectamente adaptada a los vicios orientales y por tanto podría ser subastada entre sus clientes que seguramente pagarían por ella más del doble de lo que él había pagado.

F I N