Trata de blancos (3)

La vida de la esclava blanca de los negros.

En una celda con paja en el suelo tumbada y encadenada por el cuello se encuentra la prima. Allí se encuentre desde que la desengancharon de la carreta. Se abrió la puerta enrejada y un esclavo le dio un recipiente con agua y en otro con granos de maíz con trozos de pan. El chico tendría más o menos su misma edad. Los dos sintieron deseo. Cuando le acercó la comida no apartaba la mirada de su pene pero el joven sabía que las relaciones entre esclavos estaban prohibidas salvo para procrear.

Mas tarde el amo apareció con el capataz y le dijo: esta es la hembra que he comprado en el mercado. El capataz la toco los brazos, la espalda, las piernas. Le separó los labios para ver sus dientes, finalmente apretó sus pechos y examinó su coño. Después la desencadenó y la llevo fuera. Tiró un palo a lo lejos y le ordenó recogerlo tras darle un sonoro latigazo en el culo. Había que verla correr. Para ir su espalda, sus nalgas, sus piernas, al venir sus pechos el mechón de pelos de su parte mas íntima. La ordenó ponerse en cuclillas , saltar de esta manera y levantarse varias veces.

Excelente compra le felicito dijo el capataz, es un buen animal una vez domada sacaremos un buen beneficio.

Encadenada una vez más fue llevada a una dependencia de la plantación. Allí encendieron un brasero con un hierro de unos 40 centímetros , el cual tenía un mango en una punta y en otra una figura . Era exclusivo de cada propietario el herraje de los esclavos y cada uno tenía un hierro registrado como cualquier ganadería. La prima temblaba cuando el hierro al rojo se aproximaba a la parte izquierda y superior de la espalda. Al contacto con la carne salía humo y un ruido apagado como un silbido sonó.

A la vez un tremendo alarido llenó la silenciosa estancia. Fueron 7 segundos eternos.

La misma operación en la nalga derecha.

Así pasó la noche le escocía las quemaduras.

Al alba del día siguiente la despertaron. Un negro la sacó agarrada del brazo. Se formo un grupo de unos 100 esclavos de ambos sexos. Iban desnudos y descalzos y todos eran jóvenes. Se observaba desde adolescentes de 14 años hasta algunos de casi 40 años. Cuando un esclavo pasaba esa edad se le destinaba a labores domesticas. Eran muy pocos los que llegaban a ello puesto que sus duras condiciones poca esperanza de vida les permitía alcanzar. ¡Corred cerdos blancos!. Los capataces negros repartían latigazos.

El cuero mordía las nalgas, la espalda y las piernas. Los esclavos sobre todo las hembras gritaban.

Llegaron a los campos sembrados de cereales , algodón , tabaco.

Era la época de la recolección del algodón. Repartieron canastas entre los esclavos. La prima cargaba su canasta y la echaba en un carro como sus compañeros. El sol calentaba cada vez más. La temperatura superaba los 40 grados.El sudor le bañaba el cuerpo. Se paso la mano por la frente y tuvo la mala suerte de ser vista por uno de los capataces:!trabaja esclava! , un par de latigazos cruzaron la lustrosa y empapada espalda, crack, ahhhhh, crack, ahhhhh. Ahora al pesar del calor comenzó a trabajar muy deprisa. A toda velocidad arrancaba la planta y la depositaba en el canasto. Sus hermosas y mojadas tetas bailaban de un lado a otro, y de arriba abajo cuando con el cesto en la cabeza iba a depositar al carro el contenido de su cesta.

El carro era llevado al almacén por dos esclavas que tiraban del mismo. Un negro subido en la parte posterior del mismo y con armado con un largo látigo las animaba,

mas rápido esclavas o de lo contrarios os arrancaré la piel a tiras.

Así pasaron todo el día hasta el anochecer, unicamente pararon para comer.

La sociedad esclavista era muy rentable. Los negros eran cada vez mas ricos.

Los esclavos eran seleccionados entre los jóvenes y fuertes. Se les hacía trabajar sin descanso y no tenían coste apenas. Se les alimentaba con lo que sobraba de las plantas y las vísceras y desperdicios de los animales. Ropa no se les daba, el clima tropical era caluroso. Trabajaban mejor desnudos y mas le dolían los azotes que recibían por pereza, errores o nada.

La prima esa noche lloraba. Se acordaba de su vida en la oficina. Su aire acondicionado, sus vestidos sus zapatos. Sus novios.

A día siguiente. Se negó a levanterse. La llevaron a fuera. La ataron las manos hacia arriba de dos cadenas que colgaban del larguero de lo que se parecía a una portería de fútbol o un columpio. La dieron 40 latigazos. La primera docena danzaba como una condenada, sus pechos no paraban de moverse. A partir de la mitad sus fuerzas flaquearon. Casi de rodillas recibió los últimos. Al terminar numerosas marcas rojas y muchas con sangre surcaban su espalda , nalgas y la parte superior de los muslos. La desataron apenas podía caminar. La hicieron ponerse a cuatro patas y la lavaron las heridas con vinagre, sal y pimienta. Aullaba pero de esta manera se curaría mejor a parte de aumentar el castigo.

Estuvo un par de días inútil para el trabajo

Cuando terminó la recolección se celebró una fiesta. Había sido un buen año.

La prima desnuda y descalza servía bandejas de comida y bebida entre los negros elegantemente vestidos. Una dama negra y obesa cercana a los 50 años se acercó al amo de la prima y tras darle la enhorabuena le preguntó si las hembras trabajaban tanto como los machos. Desde luego que rinden contestó. Se dirigió a la esclava , tú ven aquí , y dandole la vuelta le mostró las señales de los latigazos de la espalda. El látigo es el mejor inventó de la historia , todo nuestra prosperidad se debe al mismo comentó y añadió voy a proponer un monumento al mismo.

Esa noche fue el amo se la llevó a la habitación. Se la chupó y la dio por detrás pero no la penetró. Una hembra blanca , robusta y sana debía ser utilizada como reproductora con un semental blanco de las mismas características.