Traspasando límites 4: la prueba (1)
Dani hace vivir a Javi nuevas experiencias. De su mano conocerá a más hombres. Entre todos le cambiarán la vida para siempre.
TRASPASANDO LÍMITES 4: LA PRUEBA (1)
Son algo más de las once y media de la noche. Los martes el club Romero esta practicamente vacío y los empleados se entretienen en la barra. Algun juego más inocente con los clientes habituales. Y son padre e hijo los únicos que acaban follando estos días. Escogen a sus presas entre las empleadas de la casa pero hoy Dani tiene preparado algo especial.
Miguel, el padre de Sergio y Dani, se toman una copa en el bar. Es un hombre fornido. Con su cuerpo cuidado sus presas no le hacen ascos al ser elegidas. Sabiendo de los clientes babosos que se pueden encontrar, acabar la noche con el jefe es de lo mejorcito a lo que aspiran. Vestido con vaqueros ajustados y camisa azul claro ahoga las horas en gintonic. El negocio le va bien y aprovecha esos días tranquilos entre semana para disfrutar un poco él de su club.
A su lado un cliente y amigo, Juan. De buen ver tambien. Ambos, con sus casi cincuenta años son dos machos con los que cualquier putilla se giraria cachonda al verlos por la calle.
Y allí llega Dani, con su chuleria habitual y con una ilusión reflejada en su cara que se hace extraña en él. Después de saludar a su padre llama al camarero, Marcus, el único empleado masculino. Marcus, un mulato de veinte y pocos años, se podría decir que es el compinche de Dani en muchos de los juegos y fiestecitas privadas que lleva a cabo con las chicas del club.
- Que tal Marcus? - con una amabilidad que cuesta encontrar en Dani.
- Bien tio, tranquilo hoy. - alargando su mano.
- Mejor, tengo algo preparado para hoy - estrechandole la mano y con una mueca de complicidad que el camarero bien interpreta como malévola y muy viciosa. - A las doce va a llegar un amigo por la puerta de atrás. Lo entras y lo llevas con las chicas, vamos a probarlo.
- ¿Un tio? - Extrañado - ¿Que quieres que hagamos aquí con un tio? Ya sabes que tu padre es muy estricto con esto, solo quiere clientes masculinos.
- ¿Quien te ha dicho a ti que ese tio se folle coños? jajajaja
Con la misma cara se va hacia una zona apartada del bar donde están dos de las chicas charlando y se sienta en el medio. De camino se para al lado de su padre.
- Tengo a alguien para probar. ¿Hoy es buen día no?
- ¿Otra amiga que tengo que alimentar? Me vais a arruinar entre tu y tu madre.
- Esta va a comisión, si no tiene clientes no verá ni un duro. Ya me encargaré yo de hacerle promoción. - Guiñandole un ojo a su padre.
- Vale, avísame cuando esté lista que vamos a catarla. ¿No, Juan?
- Siempre es un placer ayudar al negocio jajaja
- Bien, en un rato os aviso. - Sonriendo, todo está saliendo según su plan. - Ah, y Papa, en el ordenador tienes una carpeta con un video de la guarra de hoy cuando la probamos el otro dia Lucas y yo. Para que sepas quien es después de haberte corrido en su cara jajaja.
- Que cabrón eres, hijo jajaja
Las cuatro de la tarde. Javi se dirije a abrir. Se oyen voces en la cocina. Sus padres están discutiendo, como siempre. Al ver que nadie va acudir a la llamada del timbre, resignado se dirige a la puerta. Había pasado dia y medio desde el encuentro con Dani pero aun su cuerpo estaba adolorido.
Su sorpresa al abrir lo deja atónito. Allí estaba él, chulo como siempre, pero hoy con una enorme sonrisa. Austado mira hacia atras para asegurarse que nadie los observa, tiene miedo de lo que pueda pasar a continuación. Y con razón.
- ¿Como esta mi perrita? - Sin aflojar su sonrisa ni un milimetro.
- Ehm...hola, buenos días. - Está muy nervioso. ¿Que pasaria si su padre se entera de que el hermano pequeño de su amigo le llama perrita? ¿Y que pasaria si se entera de todo lo demás?
- ¿Que pasa? ¿No me vas a invitar a pasar?
- Dani, no estoy solo.
- Ok, pues vamos al baño que te tengo que explicar una cosa y allí no nos oirá nadie.
Sus palabras suenan como ordenes en la cabeza de Javi. No ve otra opción que hacerle caso, girarse y dirigirse al baño.
- Pero por favor, no tardemos que mis padres si no se darán cuenta. - Un intento por influir en la voluntad de aquel joven que lo tiene dominado.
Al llegar a la puerta Javi deja pasar a Dani primero. Al entrar se da la vuelta y se queda mirando a la puerta como entra su presa.
- Cierra la puerta. - Javi le mira con cara de perrito asustado - Si me haces caso va a ser rápido, pero no hagas que lo tenga que repetir.
Javi se gira, cierra la puerta y pone el pestillo, tiene claro que esto no va a ser una charla. Dani mientrastanto se ha bajado el pantalon y su polla morcillona cuelga gloriosa des de su entrepierna. Javi se queda mirandola sin poder apartar la vista.
- jajajaja ¿con lo que te dimos el otro dia y aun tienes ganas de más polla?
- Si, bueno, si, me gusta…
- Va pues de rodillas y chupamela un ratito mientras te cuento mi idea para esta noche.
Javi se deja caer a los pies de Dani. Su mano derecha va directa a agarrar el rabazo cuando la izquierda de Dani la aparta golpeándola.
- ¡Solo con la boca puta!
De rodillas se echa para adelante y hacía abajo. Su boca abierta y con la lengua fuera se acercan cada vez más a ese capullo rojizo y babeante que le espera.
- Que lento eres…
Con la mano derecha se agarra la polla que suelta su primera gota de precum y la levanta apuntando a Javi hacía su cabeza que empuja hacia él con la izquierda.
No hace ni una semana des de el primer encuentro entre los dos pero ya se hacía patente una cierta soltura para la comida de rabo. Disfrutando de ella Javi lamía todo su tronco con los ojos cerrados. Se metía algo menos de la mitad en la boca, su falta de experiencia combinada con el gran tamanyo del mástil de Dani dificultaban que cupiera más.
Dani disfrutó callado durante unos minutos de esa mamada hasta que se puso a hablar. Javi seguia inmerso en disfrutar de ese enorme pollón.
- Sigue comiendo, no hace falta que respondas. Verás, he pensado que esta noche podriamos jugar un poco más. Quiero probar hasta donde puedes llegar. Voy a montar una pequeña fiesta privada en un local y tu serás el invitado de honor. No me hagas enfadar y llega puntual.
Agarrándose la polla y dandole unos golpes con ella en la cara, dejándole babas y precum por toda la mejilla. Mira con superioridad a Javi tirado en el suelo con la boca abierta y la lengua fuera esperando su biberón de leche...
- Jajajaja quieres mi lefa, ¿no? - Javi asiente con ansia. - Si te portas bien esta noche tendrás más de una ración. Aquí tienes la dirección. - Buscando en su bolsillo encuentra un papelito y lo tira al suelo delante de Javi.
Justo al terminar se guarda la polla en los pantalones. Se dirige hacia la puerta, abre el pestillo y se va por donde ha venido, dejándolo de espaldas, de rodillas y pajeándose hasta correrse en el suelo de su baño. En la cabeza de Javi, Dani, el único pensamiento de estos días.
Los nervios no pueden estar más presentes en todo mi cuerpo. Sentado en el portal de un callejón, esperando como perro abandonado la aprobación del niñato que me ha metido en esto. La rabia hacia Dani y la vergüenza por todo lo que estoy haciendo y por mi amigo, Sergio, van irremediablemente unidos al morbo que me produce vivir una nueva experiencia cada día y de la sumisión placentera con la que sirvo a Dani.
De repente se abre una puerta en el callejón. De ella sale un chico joven, mulato, muy guapo y cuerpo bien definido. Deja poco a la imaginación porque va vestido muy ajustado con unos pantalones negros y una camisa blanca. Todo le queda de lujo. Y de propina, un bulto considerable se marca en el pantalón. Es un chico perfecto y no puedo hacer más que embobarme por la sonrisa que me regala.
- Ei, chaval, tu debes de ser el amigo de Dani. Marcus, encantado. - Alargando su mano para saludarme.
- Hola, si, soy Javi. - Con la voz entrecortada por tener delante un machito tan buenorro.
- Ven. Dani me ha dicho que te lleve con las chicas. - Justo antes de girarse le guiña un ojo. Lo que le faltaba para encandilarme.
Marcus me conduce por los pasillos interiores al local hasta llegar a una puerta. Un cartel en ella indica paso prohibido a ajenos al personal del local. Marcus abre la puerta con su gran sonrisa quedándose en el portal y enseñándome lo que se encuentra en su interior.
A mi derecha, justo en la entrada, un sofá vacío. A su lado dos puertas. En frente, dos chicas están conversando tranquilamente mientras una maquilla a la otra. Más sofás, mesas, sillas, tocadores,... llenan el vestuario. A su izquierda otra sala de donde aparecen tres chicas.
De entre las chicas una parece más convencida y al encontrarse junto a nosotros le da un pico a Marcus. Las otras dos se quedan atrás, como esperando alguna instrucción de su jefa. Luego descubriría que, al igual que Marcus se encarga de dirigir el servicio en la barra, Maribel es la reina de los vestuarios.
- ¿A quien nos traes cariño? ¿Quien es este? - Pegándose a mí y acariciándome la cara. Seguramente una cara entre asustada y de curiosidad por lo que va a pasar hoy.
- Al niño le ha dado por probar a un chico hoy, ya sabes que es un caprichoso - Riéndose con cara de maldad. Una maldad que aún no había visto en él.
- Pero al jefe no le va a gustar… - Javi ni se imagina que el jefe es el padre de Dani.
- Eso le he dicho yo... pero es que va a hacer la prueba del glory. - Maribel gira su sonrisa hacia mi.
- ¿Así que algo mariconcete, no? - No sabia que responder - Bueno pues vamos a enseñarte un par de cositas mis amigas y yo mientras haces la prueba, vale? - Ahora su sonrisa ha cambiado, intentando transmitirme tranquilidad y complicidad.
Estirandome de la mano las otras dos chicas me dirigen hasta un pasillo con dos puertas contiguas. Detrás, Marcus nos sigue agarrando a Maribel de la cintura.
- Esta sala suele ser bastante concurrida, pero hoy no hay nadie, tranquila. - Girándose hacia Marcus - ¿Te quedas cariño? Se que te gusta ver estas pruebas de cerca. - Su trato femenino hacia mi me deja helado pero a la vez me hace sentir parte de su manada de putitas y me da tranquilidad.
Me hacen entrar y cierran la puerta detrás. Y allí estamos los cinco, en una habitación no muy grande pero suficiente para estar todos anchos. En las paredes de la derecha y de delante había los típicos agujeros de gloryhole. A mi izquierda un sofá donde ya se habían sentado Marcus y Maribel.
- Bien, entonces. - Entra en su papel de profesora. - ¿Has estado nunca en un gloryhole?
- No. - Era verdad, nunca había estado pero sabía perfectamente lo que era. Un aficionado como yo al porno no puede no saberlo.
- Pero al menos sabrás que es…
- No, tampoco. - Me daba la sensación de que si me quería pasar de listo cometería un error. Prefiero que me diga lo que debo hacer.
- Espero que al menos la chupes bien, si no no duras ni dos días aquí. - Con cara de asombro por su ineptitud. - Esos agujeros que ves en la pared son para que los hombres pasen sus pollas por ellos. Tu solo tienes que darles placer como lo harías en persona pero con la diferencia de que está la pared entre los dos. ¿Lo entiendes?
- Si, pero, entonces ¿no sabré de quién es la polla?
- No, en este caso no. Pero ya veras que no está tan mal. Y más en tu primer dia. Al no verte ellos tampoco perderás la vergüenza enseguida y lo harás mejor. Nos pasa a todas…
De repente sin avisar ni llamar se abre la puerta por la que habían entrado, la única del habitáculo. Por ella entra Dani con su chulería que al ver la situación se dirige hacia mi.
- ¿Cómo está mi perrita? - Todos sonríen diabólicamente, ya todos saben que soy la perra sumisa de Dani. - ¿Preparado?
- No sé Dani, no lo veo claro.
- Ya empezamos… arrodíllate. - Al segundo estoy a sus pies de rodillas - Si te quejaras menos, disfrutarías más. Te estoy regalando tus mejores momentos como puta, los primeros, y tu solo te quejas. Va, ahora portate bien y haz que me sienta orgulloso, estaré observándote de cerca. Y vosotras enseñadle bien como hacerlo.- Guiñándoles un ojo y dándome dos suaves bofetones en la cara se gira para volver por donde ha venido.
- Vamos chicas, desnudadla - Maribel ya tenía una mano encima del paquete de Marcus. Ambos observaban atentos todo lo que pasaba.
La espera no fué muy larga, aun no me había terminado de desvestir, con la ayuda de las dos chicas que ya se oyeron ruidos que parecían venir de la habitación de al lado. Yo estoy de cara hacia ellos tapandome la polla con las dos manos. Muerto de vergüenza por estar desnudo y ellos vestidos mirándome. Maribel se levanta del sofá y se pone a mi lado.
- Dejame verte. - Como si fuera un maniquí, con las dos manos me da media vuelta. - Mira que culito de tia tiene. Es bonito. ¿No te gustaria probarlo Marcus?
- Para qué voy a probar un culo de maricon teniendote a ti…
Con las palabras dice que no pero yo noto su mirada clavada en mi culo. La verdad, no me importaría que este macho me diera un poco de su polla…
CONTINUARÁ
(Muchas gracias a los que me habéis comentado y enviado mails.)