Traspasada varias veces (11)

Cuando uno de los directores sugirió hacerme unos tatuajes para hacerme más excitante, me dejé hacer en la creencia de que me daría un aspecto más sofisticado y perverso haciendo pasar desapercibida mi cara de matrona.

Antes de leer este capítulo es preciso leer los anteriores. Ello es obvio para cualquier serie y, en mi caso, más porque no acostumbro a recapitular. Sin embargo hay gente estúpida como yo que entra en un episodio solamente para ojear si conviene leer los anteriores fundándose en el estilo de la redacción o el interés del actual. Creo que es un error aunque yo lo cometa reiteradamente.

También quiero decir que nadie que apruebe la conducta de mis personajes, sea de este relato u otro, sean dominantes o sumisos, está en su sano juicio. Recibo gran cantidad de mensajes –que no respondo casi nunca- que revelan la convicción de que los relatos son ciertos en su totalidad. Supongo que son menores de edad o gente inmadura. A todos ellos les manifiesto que la única parte veraz de mis relatos es, desgraciadamente, la oscura, triste, vergonzante y sarcástica. El resto es aderezo para que algun@s disfruten de una masturbación y, en algún caso, un potencial violador pierda capacidad para serlo.

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Nuevamente me encontraba traspasada al margen de mi voluntad y esta vez a una persona jurídica. Aquello me desconcertaba. No sabía realmente quien era mi nuevo chulo o, acorde con la palabra "VENDIDA", mi propietario. ¿Con quien había de tratar? ¿Quién acordaba mis servicios? ¿El gerente? ¿Los directores de las películas? ¿El dueño del Club de alterne?

Pronto me fueron aclaradas mis dudas. Todos ellos y algunos más dirigían mis quehaceres y disponían de mis encantos si no estaba trabajando en el plató o con clientes.

Tan pronto me llevaba el gerente a una partida de póquer con sus amigos donde me usaba quien quisiera, como algún director me llevaba a una orgía u otro me tenía el fin de semana en su casa a disposición. Me usaba el primero que me pillase sin trabajo asignado. Así que pasé a ser puta de 24 horas todos los días del año. Era agotador pero a la vez estimulante y me hice tan adicta a los orgasmos que ya no podía imaginarme una vida sin ser del viejo oficio.

Tras rodar una buena cantidad de películas y vídeos SM donde mis tetazas pletóricas de leche fueron objeto de tratamientos demasiado fuertes se me retiró a la leche y dejé de protagonizar para pasar a actriz de reparto. Eso significó algún alivio, porque ya estaba muy delgada, destacando mis tetas de una manera que no me gustaba porque colgaban demasiado a causa de la lactancia constante y el ginecólogo me había dicho que debía dar algo menos de caña a mis agujeros pues de seguir así tendrán que hacerme una reconstrucción vaginal o jubilarme.

De jubilarme nada, porque me gustaban demasiado los orgasmos. Pero no quería trabajar tanto. El Charli me dejaba descansar dos días a la semana y si algún cliente abusaba de mi, él y su pandilla lo ponían en su sitio. Pero ahora como reclamaba yo y a quien, si era propiedad de una persona jurídica (Lo de persona jurídica no lo sé por estudios, que como ya les conté son muy escasos, si no por un cliente que trataba por el móvil con otra persona mientras yo le hacía una felación y tuve posibilidades de enterarme de que eso era una empresa y otras cosas como las comunidades de propietarios. Lo de la palabra felación tampoco lo conozco por estudios, sino porque me gusta ser limpia y bien hablada y un cliente culto me pedía eso en lugar de "dame una mamada" y yo adopto enseguida todas las palabras cultas)

Bueno, no quiero divagar, pero el hecho es que estaba muy confusa. Si una persona física de una persona jurídica abusaba de mi, pongamos el gerente, para tenerme un fin de semana limpiando su casa y follando con su mujer y una pareja de amigos que además me meaban y me cagaban sin pagarme el servicio ¿cual era la otra persona física de la persona jurídica a la que me tenía que quejar?

Vagamente pensé afiliarme a un sindicato de putas, pero yo ya había oído decir a varias colegas que eso es para putas independientes, porque si eres una puta con chulo y éste se entera de que te has afiliado al sindicato te hace un chirlo en la cara o te raja una teta o te corta un dedo. Y si eso te lo hace una persona física como es un chulo, que no paga IVA ni IAE, ¿qué te puede hacer una persona jurídica? Lo mismo te meten en una caja de madera y te tiran al mar. (lo del IVA y el IAE no lo sé por estudios sino ….)

En esas circunstancias de inseguridad jurídica me encontraba yo sin hombre, proxeneta, chulo o como quieran llamarlo que velase por mi ( Lo del inseguridad jurídica no lo sé por estudios sino …)

Perdonarán ustedes que insista tanto en explicar cómo conozco las palabras cultas que uso, pero es que tengo a gala ser una puta limpia y bien hablada. Ya lo he dicho varias veces, y lo lamento, pero junto con mis tetas, mis nalgas y mis manos son mis mayores atractivos … creo yo. Porque mi cara siempre dicen que es de ama de casa y peor desde que parí y tuve leche tanto tiempo. El dueño del club me llamo Mamá Adelle y los de la productora lo adoptaron como nombre artístico para las carátulas de los DVD. Los clientes también lo adoptaron y ya no dejaron de preguntarme por mis alianzas y darme el pésame por ser viuda con un hijo tan pequeño. Cualquiera explicaba el negocio en que me metió Tess usando hasta mi útero.

Cuando uno de los directores sugirió hacerme unos tatuajes para hacerme más excitante, me dejé hacer en la creencia de que me daría un aspecto más sofisticado y perverso haciendo pasar desapercibida mi cara de matrona.

Así que desde entonces luzco un extenso tatuaje floral con pequeños faunos y animales diabólicos que se enroscan en mis extremidades y que nace en un hombro para descender por mi torso y cadera hasta el glúteo, donde se expande, y seguir su descenso por el muslo y el dorso de la pierna hasta el tobillo.

Además, me cambié los anillos de los pezones que había dejado de usar desde que nació el bebé y me los quité para darle de mamar -poco, como ya os conté- porque las escenas porno de lactantes con anillos puestos en los pezones son un asco ya que en vez de salir la leche propulsada cuando te aprietas las tetas, resbala por los anillos y cae al suelo sin salpicar para que la cámara lo pueda filmar. El mismo que me tatuó la filigrana floral me ensanchó las perforaciones de los pezones para ponerme otros anillos bastante más gruesos. Otra cosa que me desagrada, pues el peso de esos anillos vence mis pezones y los dobla hacia abajo. Pero el gerente dice que dan mucho morbo y no me deja usar los anteriores.

Pero todo ello no ha servido de nada. Seguí siendo Mamá Adelle. Quien tiene mala suerte tiene mala suerte. Bueno, una cosa sí fue muy positiva en esa época de mi vida: por fin ví el dinero. El dueño del club me pagaba religiosamente al finalizar la jornada mi parte del precio del servicio, que era del 30%, descontando gastos indirectos de habitación y elementos de higiene, y la productora me pagaba semanalmente unas sumas que me hicieron creer millonaria. Nada menos que mil euros semanales ¡Cabrona de la Tess!

Rodando y rodando escenas porno fui estrechando lazos con el actor que os dije que me follaba con gran delicadeza. Cada vez era más agradable ser partenaire suya y después de terminar los rodajes comenzamos a tener charletas en el bar del Club mientras no me arrendaba ningún cliente. Eso disgustó al dueño que nos montó una bronca porque decía que si yo no tenía clientes era porque creían que Lucas, que así se llamaba el autor era un cliente.

En vista de eso acordamos con el propietario que tendríamos charletas siempre que no hubiese más clientes en el bar y que, además Lucas y yo nos tomaríamos un güisqui para hacer gasto.

Un buen día, o malo según se mire, Lucas me sorprendió proponiéndome que nos casáramos. Aquello me emocionó mucho y me recordó a mi difunto esposo al que tanto amé. Lloré como una adolescente recién enamorada y acepté su propuesta, pero al día siguiente ya tenía una lista de impedimentos:

  • Pero Lucas, de qué vamos a vivir, yo solo sé hacer esto. Y no te gustará que tu esposa sea utilizada por varios hombres al día ni que la vean en Internet siendo sodomizada o tragando semen a mares.

  • Bueno amor, tampoco yo sé hacer otra cosa. Supongo que te pasaría igual a ti. Pero somos profesionales y ya sabemos qué es esto.

Me callé lo que me gustaba follar y tener todos los orgasmos posibles fuera quien fuera el que me los proporcionase.

  • Cielo: ¿y lo de mi relación con la productora? Porque yo no sé como es. Cuando mi último chulo Hariri trató mi traspaso se habló de VENTA. Yo no sé si tengo derecho a vivir fuera del club y pasar las noches y los fines de semana en un hogar.

  • Nena, eres una tontina, esa gente te ha explotado de mala manera. Tu exchulo no te podía vender. Ya he hablado con el gerente y le puesto las peras al cuarto y amenazado con denunciarle por secuestro y extorsión.

Me enredé con él para que me dijese qué era la extorsión, porque como ya les he reiterado soy una puta limpia y bien hablada y quería saber qué era esa palabra tan culta y que me afectaba.

Después le puse muchas más pegas pero él las sorteó todas y me ofreció un panorama idílico: Tendríamos un hogar y (esto no se lo dije) yo tendría tantos orgasmos como quisiera porque seguiríamos trabajando en el porno.

  • Eh! Y como puta también, que casi gano más.

  • Sí cielo, como tú digas. Como puta también.

Nos casamos y fuimos una semana de luna de miel a Andorra, no sin pagar a la productora cuatro mil euros por lucro cesante ya que en mi traspaso no estaban estipuladas vacaciones ni licencias. Lucas se enredó invocando el estatuto de los trabajadores y el derecho a licencia por matrimonio pero prefirió dejar el asunto para la vuelta. En el trayecto a Andorra, Lucas tuvo que explicarme lo que era el "lucro cesante", lo que eran "estipular" y "licencia" y el horrible asunto del estatuto de los trabajadores que me dio dolor de cabeza. Pero como ya saben, soy una puta limpia y bien hablada y no puedo dejar pasar una palabra culta sin capturarla para mi léxico (No es que la palabra léxico estuviese en el programa de mis escasos estudios pero la aprendí con un cliente que ….)

Durante nuestra luna de miel, aparte de hacer lo que se hace en la luna de miel, aunque poco porque ya estábamos más que saciados, hicimos muchos planes y desplanes. Al regresar viviríamos en la habitación de la pensión de Lucas y mientras exigiríamos a Hariri y Tess que desocupasen mi pisito. Había que localizar al Charli para que me diese mis ganancias de tanto tiempo de ejercicio de puta y además el dinero de mi pensión de viudedad. Seguro que la Tess sabía donde estaba su hijo y Hariri nos ayudaría a presionarla para hacerse con las ganancias que La Negra había acumulado mientras su marido estaba expulsado de España y ella estaba tutelada por Charli.

Además Lucas se empeñó en tener un hijo. Como le vi tan ilusionado no le contradije, pero mientras yo pensaba en la pasta que pagaron por mi durante mi anterior embarazo y volver a rodar porno con barriga y tetas hinchadas no me pareció nada desagradable ahora que yo recibiría la pasta en lugar de Tess. Delante de él tiré a la basura mis cajas de píldoras anticonceptivas para demostrarle me intención de tener un bebé de él.

La verdad es que mis cálculos y posibilidades de alcanzar mi dinero estaban un tanto en el aire, pero entre lo que me debía Charli y lo que esperaba ganar como actriz preñada y puta me hacía la idea de ser millonaria.

Andorra, "el país de los Pirineos" podrá ser interesante en invierno con la nieve, pero a primeros de julio y una vez visitado todo es un sitio aburrido. En la tele del hotel vimos que empezaban los Sanfermines en Pamplona y le dije a mi Lucas:

  • Por qué no vamos a Pamplona? Estoy deseando juerga callejera después del tanto tiempo de encierro en el Club de alterne.

Y en Pamplona nos presentamos en plenos sanfermines. Quien conozca la ciudad en esas fechas sabrá lo que es y de sus aglomeraciones, sobre todo en los encierros. Llegamos allí de noche tras bajar de Andorra al valle del Ebro y volver a subir. Mi Lucas estaba cansado y no inició las maniobras necesarias para preñarme. Era comprensible, pobrecito mío.

Madrugamos para ver uno de los encierros y nos apostamos como pardillos cerca de la entrada de la plaza de toros. Aquella aglomeración era insoportable, las turbas de gente borracha, ya a tan tempranas horas, emprendía movimientos en masa para llegar a la barrera y desplazar así a pardillos como mi Lucas y yo y encima no había elegido bien mi ropa, porque vestía una camiseta de algodón sin sujetador, una tanguita y un fino pantalón corto también de algodón, así que mi culo y mis tetas eran sobadas continuamente, incluso por manos de procedencia que no conseguía ubicar. El caso es que perdí de vista a mi Lucas. Quise llamarlo por el móvil pero debía estar todo saturado. Así que intenté acercarme a la esquina más próxima con la intención de encontrar algo en el edificio que me permitiese trepar lo suficiente para localizar a mi recién estrenado marido entre aquel mar de cabezas todas apretadas y forradas de rojo.

En la esquina estaban apoyados dos enormes mozos rubicundos a los que pedí permiso para llegar a la pared y encontrar algo donde apoyarme y ver por encima. Visto que no había ni tan siquiera un bordillo o un zócalo me libré de mi timidez y pedí por favor a uno de los gigantes si podía elevarme:

  • I d’nt understand.

  • Que si por favor me puede subir un poco. Y le hice gestos de que me elevase.

  • Ah! Yea, yea. I’ll to please.

Como ya les he descrito mi anatomía saben que no soy mujer de peso pluma, pero así me sentí cuando el gigante yanqui me elevó como a unas pesas en dos tiempos y me dejó sentada sobre su manaza.

Mientras miraba intentando localizar a mi marido entre la marea de cabezas rojas noté como el pulgar de la mano del gigante yanqui donde estaba sentada comenzaba a frotar mi clítoris sobre el pantaloncillo y la tanguita. No le di importancia. Otro sobón más entre tantos de aquella masa de beodos tempranos. Mi asunto era localizar a Lucas.

No lo localizaba y entretanto el pulgar del gigante estaba haciendo estragos en mi libido que se revelaban en la humedad de las ligeras telas del pantalón y la tanguita. Escuché:

¡Ey! Med’m. Yu’will fuck?

Como saben ustedes soy una puta limpia y bien hablada aunque de pocos estudios. Y de idiomas no sé nada. Ni siquiera catalán. Así que miré al tipo, sonreí y asentí por cortesía pensando que ya estaba cansado y quería bajarme o que me preguntaba si había visto lo que buscaba. De todas maneras el pulgar del tipo ya debía estar empapado de mis flujos y podía sentirse incómodo.

¡Ey Jou! This mom is fuckable. Woud’yu?

¡ Ahhh ok, ok ok ¡ ¿just now?

  • Yea, yea.

Con una destreza increíble me bajó conjuntamente el pantaloncillo y la tanguita al mismo tiempo que me hacía descender apoyada en su pecho hasta dejar mis nalgas a la altura de su ingle. Un segundo más tarde su glande hacía irrupción en mi ano y la polla de su amigo en mi vagina.

Dada la estatura de los dos tipos, solo parecíamos tres amigos conversando sobre la carrera de los toros, pero mis dos agujeros eran taladrados sin compasión y bien a fondo hasta que fueron inundados de esperma.

  • A pleas’r med’m

Y desaparecieron de mi vista mediante una serie de empujones descorteses entre la masa humana que nos rodeaba. Y lo peor es que no me habían dado la oportunidad de correrme. Pero eso tuvo solución:

  • Tía, te han dejado al borde. Si quieres completo el trabajo.

Un chaval, que sin duda fue testigo porque estaba al lado era el que me hacía la oferta.

  • ¡Anda ya. Si eres un niño!

  • ¿Niño yo? Capulla estúpida, soy vasco de Bilbo. ¿qué apuestas a que te doy el orgasmo y encima te preño si no usas barreras?

  • Con el orgasmo me conformo. A ver si es verdad.

Me acostó contra el edificio y me la metió mientras con una mano manejaba hábilmente mi clítoris y con la otra sujetaba mis nalgas con un dedo metido en mi ano. Me consiguió el orgasmo como prometió y encima me inundó la cavidad vaginal. Cuando se lo iba a agradecer había desaparecido entre la muchedumbre.

Busqué mis pantalones por lo menos pero no los encontré. Así que llegué al hotel estirando por las calles mi camiseta para tapar mis bajos y metiéndome de cuando en cuando en un portal o comercio para recoger el semen que brotaba de mis agujeros. Hice lo que pude para disimular, pero el conserje de aquel hotel se fijó en mí.

Menos mal que llegué antes que Lucas y me dio tiempo a lavarme y vestirme. Me había estado buscando por todo Pamplona, cosa que le agradecí con numerosos besitos. Hicimos una siesta mañanera conforme con el madrugón para ver el encierro y la agotadora jornada de viaje anterior y después comimos.

Por la tarde salimos a ver Pamplona y después a tapear y tomar algo de vinillo de la Rioja alta. Todo estaba repleto de gente pero en un lugar conseguimos sitio en una mesa.

Con el cerebro a baja altura de trabajo por el vinillo y la tripita llena me pilló de improviso la presencia del chaval que me había follado el último por la mañana. Estaba en el mostrador y me hizo una seña para ir a los lavabos.

Será porque soy caliente genéticamente, pero le dije a mi reciente marido que tenía que hacer pis y me dirigí a los lavabos de mujeres. Como siempre había una cola monumental. El chaval de Bilbao llegó y me tomó de la mano sacándome por una puerta a un callejón.

  • Me gustan un güevo las amas de casa. Me follo habitualmente a una de Barakaldo y otra pija de Neguri. Quisiera verte y follar contigo muchas veces. Tienes una cara de ama de casa que me vuelve loco.

Lo de la cara de ama de casa en sitio distinto de BCN me confirmó que no tenía remedio. Era una puta atractiva para tipos comunes cuya obsesión es poner cuernos a un marido aunque sea desconocido.

  • Mira nene, me has visto con mi marido. Ayer tuve un problema mal resuelto. Pero hoy no. Así que me vuelvo al bar y listo.

  • Espera ¿Por qué has venido si no al hacerte la seña?

  • No sé … este … creí que tenías que disculparte por lo de esta mañana.

  • No. Has venido porque quieres que te folle de nuevo.

  • No, no, para oír tus disculpas.

  • Para follar.

  • Está bien, tienes razón, pero no ahora ni aquí.

  • Te seguí al hotel. El recepcionista nos facilita un cuarto en el sótano esta noche si follas también con él.

  • ¡Que cabrón, cómo me miró. Se dio cuenta de cómo regresé!

  • Sabe todo lo que te pasó. Es amigo mío. Se lo conté. Así que si no te follamos esta noche, tu marido lo sabrá también.

  • ¡Hijodeputa!

  • Bueno, pero ¿Follamos esta noche o no?

  • Qué remedio

  • Emborracha a tu marido. A las 01 en el vestíbulo, mi amigo está en turno de noche.

El resto de la tarde y noche procuré que mi marido infiriera todo el vino y la cerveza posible. El ambiente sanferminero se prestaba a ello. A la una de la madrugada roncaba como un cerdo. Bajé al vestíbulo con un simple vestido veraniego holgado y sin ropa interior. No me haría falta.

Nada más salir del ascensor el recepcionista amigo del chaval de Bilbao salió del mostrador y vino a buscarme, me tomó de la mano y me condujo por unas escaleras mientras hacía una seña a una mujer que ocupó su puesto de trabajo.

  • Esa también tiene que follarte.

  • ¿Y que tiene que ver esa conmigo? ¿Me tiene que follar toda Pamplona?

  • Joder, alguien tiene que estar en el mostrador del hotel. Y solo quiere que le comas el chocho y mearte en la boca. No nos pide dinero por cubrirme.

  • Será hijaputa.

Me bajó de la mano por unas escaleras que conducían a la sala de calderas del hotel. Allí esperaba el chico de Bilbao junto a un colchón tirado en el suelo en uno de los extremos de la sala.

El chico fue al grano de inmediato. Me deshizo del vestido con un habilidad que decía mucho de su experiencia con las mujeres. Se explayó cinco minutos enseñando mi cuerpo a su amigo y comentando ambos mis cualidades y sin más me tumbó en el asqueroso colchón y me follo en el coño vaciando una buena cantidad de semen. Seguidamente me folló el conserje del hotel mientras el chico vasco miraba, derramándose igualmente en el coño. El conserje se largó a su trabajo tras advertir que de inmediato bajaría la golfa que quería la comida de coño y mearme.

Miré al chico bilbaíno:

  • ¿No has terminado? ¿Te gusta ver un lesbo?

  • Me gusta. Y no he terminado. Cuando termine la lesbiana te la voy a meter por el culo.

En eso apareció la golfa. Por el peinado y lo fea debía ser batasunera. Sin preámbulos se bajó las bragas y me ofreció un chumino peludo y maloliente que no tuve más remedio que comer hasta que consiguió su orgasmo. Me meó en la cara y las tetas como si mease en el suelo. No pareció obtener mucho placer humillándome ya que no se recreó lo más mínimo. Me humilló más esa actitud de desprecio que si me hubiese obligado a beberme su orina y me hubiese escupido en la boca.

Después el bilbaíno me puso en cuatro y me sodomizó sin mucho entusiasmo hasta que se volvió a correr. Un asco de polvo. Podríamos haberlo pasado mejor.

Allí me dejaron y tuve que apañarme para regresar a mi habitación donde gracias a dios mi marido seguía roncando. Con la máxima discreción posible me duché y, según me administraba un enema, advertí aterrorizada que había recibido cantidad de semen en mi vagina sin ninguna protección contra el embarazo. Tantos años de ejercicio de ramera sin más cuidado que tomar las píldoras y, para una vez que dejo de tomarlas me olvido de ellas. No pude dormir esa noche pensando que, habida cuenta de mi trabajo, mi Lucas pediría un análisis de ADN de mi bebé para confirmar que era suyo.

Angustiada por mi descuido no quise seguir más en Pamplona y le pedí a Lucas regresar a Barcelona. No quería volver a encontrarme con el pollito de Bilbao y sus enredos.

CONTINUARÁ