Traspasada varias veces (08)

Y mi gozo en un pozo. Nada más salir a comerme el mundo como la mejor prostituta, me acordé de que mi ano no había recibido la lavativa que se requiere de una fulana refinada cuando prevé que va a ser utilizada por ese orificio.

Antes de leer este capítulo es preciso leer los anteriores. Ello es obvio para cualquier serie y, en mi caso, más porque no acostumbro a recapitular. Sin embargo hay gente estúpida como yo que entra en un episodio solamente para ojear si conviene leer los anteriores fundándose en el estilo de la redacción o el interés del actual. Creo que es un error aunque yo lo cometa reiteradamente.

Pido disculpas por tardar un año en proseguir esta serie, pero hay otras cosas que hacer en esta vida bastante más importantes. Y además soy perezosa.

También quiero decir que nadie que apruebe la conducta de mis personajes, sea de este relato u otro, sean dominantes o sumisos, está en su sano juicio. Recibo gran cantidad de mensajes –que no respondo casi nunca- que revelan la convicción de que los relatos son ciertos en su totalidad. Supongo que son menores de edad o gente inmadura. A todos ellos les manifiesto que la única parte veraz de mis relatos es, desgraciadamente, la oscura, triste, vergonzante y sarcástica. El resto es aderezo para que algun@s disfruten de una masturbación y, en algún caso, un potencial violador pierda capacidad para serlo.

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Y mi gozo en un pozo. Nada más salir a comerme el mundo como la mejor prostituta, me acordé de que mi ano no había recibido la lavativa que se requiere de una fulana refinada cuando prevé que va a ser utilizada por ese orificio. Pero peor aún: Mientras pensaba donde encontrar la forma de limpiar mis tripas para que los caballeros no ensuciasen sus apreciados penes dentro de ellas advertí que mi pubis estaba un tanto áspero. Ya tenía que haberlo afeitado nuevamente.

Recordé que en los vestuarios de la piscina era donde la "patrulla" de Don Nico y sus amigos limpiaban los rectos y afeitaban los conejos. Seguramente allí había instrumental para corregir mis dos defectos. Así que allí me fui saludando a mi colega de 22 años, ya aburrida de esperar acción y sorprendida de que no me quedase esperando con ella.

  • ¡Eeeh! Ande vas ¿no vas a trabajar?

  • Si, ahora vuelvo. Se me ha olvidado ponerme el enema y afeitarme el chumi, que ya está áspero.

  • ¡Ahivadios, a mi también! Voy contigo ¿sabes dónde se puede hacer?

  • Creo que sí. En los vestuarios de la piscina.

  • ¿Cómo te llamas? ¿quién es tu chulo?

  • Adelle. Mi chulo es El Charli ¿Y tú?

  • Yo soy María Jesús, pero me llaman Chuchona de nombre de guerra. Mi chulo es El Cheles. Creo que vamos a ganar una pasta estos días con los invitados de Don Guillem. El Cheles no me ha dicho cuanto ¿tú lo sabes?.

  • Ni idea. El Charli no me ha dicho ni mu.

  • Chica, estoy harta de este oficio, pero es que mi novio no consigue trabajo. Si nos fuese un tiempo bien a los dos podríamos casarnos y vivir de alquiler. ¿Que se queda en paro? Pues vuelvo al oficio. ¿Qué tiene trabajo? Pues me quedo en casa.

  • Eres joven ¿no tienes estudios para otro trabajo?

  • Bueeno. A mi no me gustaba estudiar, empecé de puta pronto. A los trece años me escapaba del colegio para ir a un solar y detrás de una tapia cobraba a los camioneros por dejarme sobar y hacerles pajas. De ahí pasé a las mamadas y el folleteo y a los 16 El Cheles me rompió el culo y se hizo mi chulo.

  • ¿Y eso del novio?

  • Ah, Raimon es muy majo. Aunque tiene 20 años más que yo y es divorciado. Su mujer le ponía los cuernos y le gustaba. Pero ella se largó y cuando me conoció se enamoró de mí y le gusta seguir llevando cuernos. Todos los días disfruta como un niño cuando le cuento lo que me han hecho los clientes. Sobre todo si me usa El Cheles.

  • ¡Joer tía! Si a tu novio le gusta eso, no va a buscar nunca trabajo. Dejará que seas siempre una ramera.

La putilla se quedó callada rumiando tan sorprendente deducción y yo también callé pensando en lo que pasaba con el dinero de mi pensión de viudedad y mi pisito.

Llegamos al vestuario y encontramos enseguida los utensilios para administrarnos los enemas y afeitarme el conejo. Ella ya había sido afeitada a la entrada por la "patrulla" de Don Nico porque solía llevar el pubis solo recortadito. Me alegró haber ido con ella porque me afeitó en un pis-pas. Yo hubiera tardado mucho en hacerlo sola.

De regreso al edificio donde estaba el estrado en que habíamos sido citadas me comentó la colega:

  • Oyes. Lo he estado pensando y tienes razón. Si al Raimon le gusta que yo sea prostituta para sentirse cornudo, nunca buscará trabajo ¿sabes lo que te digo? Que tengo que hablar muy serio con él.

  • Ya lo creo, ya. Tienes dos chulos.

De camino, tras unas plantas escuchamos una conversación y nuestra natural tendencia de putas a la curiosidad gatuna hizo que nos parásemos a escuchar:

  • No sabe usted Don Guillem el favor que me hace. Es que es mucho dinero y si mi chulo o mi marido se enteran, de seguro que sí, que he dejado pasar este servicio, me tunden a palos.

  • Va, no te preocupes, mujer, el niño estará bien atendido por la criada. ¡Ala! Tú a hacer trabajar tus agujeros.

  • Pero por favor, Don Guillem, dígale a la criada que si el niño vuelve a tener fiebre que me avise. Y desde la ventana de la habitación donde esté no me verá trabajar ¿no?

  • No te preocupes. El niño estará en una habitación de la fachada norte y a ti te follarán en la parte sur de la parcela como a las otras. Y si tiene fiebre llamarán al médico. Yo lo pago. Tú tranquila y folla como si nada pasase.

  • ¡Ay, Don Guillem! No sabe cuánto se lo agradezco. No es normal que a una puta se le permita acudir a un servicio llevando a su niño de ocho años enfermo. Cualquier cosa que quiera de mí, a su disposición. Lo que se le ocurra. Como si quiere hacer SM conmigo. Y gratis.

  • Mmmm lo pensaré. Estás muy buena zorra. Y aprovecharse de una mamá en apuros me da mucho morbo.

  • Pues no le dé corte Don Guillem. Aprovéchese de mí. Un caballero tan generoso se merece todo para satisfacer su morbo. Pero, por favor, no le diga ni a mi marido ni a mi chulo que me he ofrecido gratuitamente. Son bastante roñosos con los asuntos de dinero.

  • Nada, nada, mujer. Hasta ahora.

O sea, que la puta de 30 había aparecido por fin y nada menos que trayendo a su hijito al trabajo. Ya le valía.

Nos juntamos las cinco zorras, bueno, las cuatro y la señora mamá de Don Guillem. De inmediato aparecieron tres hermosísimos y musculosos jóvenes en bolas: Dos blancos y uno negro que se pusieron a observarnos cuchicheando entre ellos sobre la mercancía. Desde luego ellos eran divinos y ostentaban unos rabos impresionantes aún en posición de descansen armas.

Al poco vimos acercarse la comitiva de los caballeros invitados y cuatro personas vestidas: Un chico y una chica portaban al hombro una videocámara profesional cada uno y otras tres chicas, con un maletín una de ellas. Cuando empezamos a actuar comprobé que la del maletín era maquilladora y ayudante de iluminación junto con otra y la tercera la directora de las escenas que íbamos a filmar.

La idea de ser filmada follando como una cerda me ponía más cachonda que ser follada en público en directo, porque follar en directo se pasaba una vez protagonizado y la película perduraba y quizá me viese mucha gente en todo el mundo. Joder, me sentía como Silvia Saint o Asia Carrera, salvando las distancias claro. Aunque tras pensarlo bien, creo que me gustaba ser una de esas guarras anónimas que intervenían en las películas extremas. Imaginar eso me ponía a cien, pero no consideraba capaz porque soy una puta tímida y limpia. Claro, que la actividad de la noche anterior había arrasado con la mayoría de mi timidez. No obstante, como parecía que la racha de pensar, cosa que rara vez hacía, no me abandonaba, deduje que lo que me calentaba sobremanera era ser tímida y sometida a guarradas en público. La Directora habló:

  • Si les parece, caballeros, señora y zorras, vamos a hacer una cosa. En primer lugar me van a posar las protagonistas femeninas una por una individualmente de mayor a menor edad mostrando su talento y encantos a la cámara. Tras ello tomaremos unas escenas lésbicas –para calentar al público- emparejando mayores con menores. Solo serán dos escenas, ya que faltando la menor de todas, una tal Josianne Dolors, según me han indicado, la señora madre de Don Guillem queda exenta de la escena lesbiana.

  • ¡Eeeee! Por qué voy a quedar exenta.

  • Por falta de la más joven que está en el colegio. Esta tarde la filmaremos a usted comiéndose ese tierno coñito.

  • ¡Ah, bueno!

  • Y ya después nuestros tres superdotados sementales profesionales se follarán una a una a las furcias por orden de edad de menor a mayor.

  • Y a mí ¿qué?

  • Ejem … disculpe señora. Es un desliz. La incluí como furcia por apresurarme a abreviar el discurso. No tengo perdón.

  • Ah, no hija, si es así estás perdonada. Creí que me quedaba sin catar a esos lindos chicos. A mí no me importa que me llames furcia, de hecho cuando empecé en el oficio, allá en Alcázar de San Juan

  • Mamá: CÁLLATE.

  • Bueno vale, me callo. Pero ¿por qué de menor a mayor?

  • Mamá: QUE TE CALLES.

Posaron la vieja señora y Tess. Y con tal desenvoltura y gracia vendieron sus encantos maduros que no me creí capaz de superarlas. Pero una vez arriba del estrado perdí mi timidez y la compostura y me exhibí como una leona en celo a pesar del agobio de las cámaras. Hasta grité, rugí más bien, pidiendo polla mientras abría todo lo posible mis dos agujeros inferiores para demostrar su capacidad. Creo que llegué a pedir unas estacas para taparlos porque me estaba secando del líquido que manaba de mi coño. Y era cierto. Cuando terminé, la maquilladora pasó una fregona por el estrado y una toalla por mi entrepierna. Todo el mundo estaba silencioso.

Las dos más jóvenes fueron más comedidas aunque tuvieran un cuerpo menos ajamonado que el mío. Tan mal les fue que los distinguidos caballeros y los hermosos atletas comentaban entre sí perdiendo parte de la actuación.

En la escena lésbica conseguí que la mamá del niño enfermo se corriese a pesar de que, como me confesó después, era totalmente hetero. Pero anda que no era yo experta comiendo los coños de Tess y La Negra. Por cierto, Tess y la jovencita de 22 no salieron bien paradas, y no sería por falta de empeño de la madre de mi chulo, tan experta como yo en comer coños y tetas. Pero la jovencita muy fría.

Igualmente fue fría, aunque profesional, cuando se la follaron los tres hermosos mozos de brava polla. Se dejó usar sin más con los ojos casi siempre cerrados y sin tomar absolutamente ninguna iniciativa. Vomitó con poca polla en la boca cuando fue follada por ese agujero y se quejó cuando le follaron simultáneamente coño y ano. No admitió la tercera polla en la boca mientras le hacían el sandwich. Pero lo peor es que fue lenta y torpe para seguir las instrucciones de la directora sobre las posturas a adoptar para que los distinguidos espectadores y las cámaras apreciaran las penetraciones y los gestos de su inexpresiva cara.

La mamá del niño mejoró la actuación de nuestra colega más joven, pero tampoco había aprendido gran cosa de lo que había que hacer.

Cuando me tocó turno de subir al estrado lo tenía muy claro: Primero: Ellos no me follarían a mi sino que yo los follaría a ellos. Segundo: Mi cara o mis agujeros debían estar orientados en lo posible a las cámaras y a los espectadores. Tercero: Tenía que hacer correrse al menos a uno de los tres, que aguantaban como si fueran de palo, y llevarme su semen en la boca para mostrarlo a una de las cámaras. Con ese plan subí al estrado.

Nada más llegar arriba me acerqué al más potente y le agarré la polla fuertemente diciéndole en voz alta:

  • Te voy a hacer acabar en mi boca con toda seguridad.

Mientras me lo llevaba al centro del estrado tomé al otro de la mano y le dije, también en alto: - Me vas a alegrar este culazo.

Y al tercero le dije: -Haz algo por mis tetazas y, si te portas bien con ellas, a lo mejor te dejo inseminarme en el coño mientras tus amigos usan mi culo y mi boca.

Ni tiempo les di para reaccionar ya que yo fui la que dirigió la escena prescindiendo de la directora que, tras varios minutos de gritar instrucciones se dio por vencida limitándose a situar a las cámaras.

Con brusquedad y gestos de leona tendí boca arriba en el suelo al que me iba a encular. Agarré su verga y me la metí en el empapado chumino mientras me aplicaba saliva en el ojete del culo. Tras no más de treinta segundos de cabalgarlo apretando a fondo mi esfínter vaginal para excitarlo al máximo mientras con cada mano pajeaba las otras dos fenomenales vergas, me desacoplé y dirigí su arma al destino anunciado. Me dejé caer y la enorme verga ocupó mi recto. Sin más dilación comencé otra vez la cabalgada frenéticamente al tiempo que me llevaba a la boca la polla más grande y le indicaba al tercero que asistiese a mis cántaros de miel estirando de las gruesas argollas de los pezones.

Era la primera vez que hacía porno y les puedo asegurar que mamar una polla mientras cabalgas otra es verdaderamente difícil, pero poco a poco regulé mis movimientos para sincronizar las penetraciones de la boca con las del ano. Mis folladores le comentaron a la directora algo elogioso sobre mis dotes para el porno.

El caso es que conseguí mi objetivo y mi boca recibió bien claramente una buena dosis de semen que tragué ante la cámara mostrando la bola de mi lengua sin que tal escena tuviese posibilidad de haber sido manipulada. De las escasas prendas que vestía al comenzar la actividad no quedó nada aprovechable, así que quedé en pura pelota sin más que mis anillos de los pezones y el clítoris.

Tess me quiso emular y no quedó nada mal pero, sin que suene a petulancia, no me llegó a la altura aunque lograse hacer correrse a otro de los sementales.

La señora madre de Don Guillem bastante tuvo con procurar que los tres atletas no la descoyuntasen, aunque quedó francamente digna y por delante, diría yo, de la mamá del niño y la jovencita. Hay que reconocer en honor a la verdad que los dos cuyos huevos habíamos vaciado Tess y yo, no le pusieron ya mucho empeño. El tercer semental terminó con sus depósitos intactos.

El resto del día fue aburrido. Las rameras solo teníamos el trabajo de atender de cuando en cuando las necesidades de los caballeros, enfrascados en cosas de negocios. Todo se reducía a cosas como:

  • Ven putón haz pis delante de nosotros para entretenernos.

  • Oye zorrona, dame un masaje a la polla con esas manos tan bonitas que dios te dio.

  • Puta, sírveme un guisqui.

  • Zorra, me pica la espalda, ráscame.

  • Oye guarra, dame un masaje en los hombros.

Y así todo el rato.

Hasta que Don Arnau me tomó de la mano y me llevó a los vestuarios de la piscina donde habíamos pasado la "revisión" antes de la fiesta para jugar un rato con mi cuerpo y agujeros. Nos lo pasamos muy bien jugando a los médicos y debo reconocer que el caballero, pese a las cochinadas que hicimos, fue muy delicado. Ni mis tetas fueron excesivamente apretadas, ni los pezones sufrieron más retorcimiento con los anillos que lo justo, ni el enema que me administró fue exageradamente copioso.

Para meter su mano en mi coño y en el recto utilizó los lubricantes adecuados: acuoso para invadir mi orificio delantero y oleoso para meter su brazo hasta el codo explorando mi recto y mi cólon. Fue muy habilidoso y delicado y durante ambas deliciosas operaciones tuvo la deferencia de no dejar de estimular con su otra mano mi perforado clítoris, estirando de la chapita que proclamaba mi pertenencia a El Charli, o succionando mis erectos pezones y mordiendo y tironeando de sus gruesos anillos.

Sus juegos me proporcionaron dos maravillosos orgasmos y en agradecimiento conseguí una vez más extraer algo de jugo de sus testículos gracias a mi habilidosa boca prvista de su eficaz bolita de la lengua. Me solicitó cortésmente que me dejase orinar en la cara y los pechos y no solo se lo permití, sino que además le hice el homenaje de beber un poquito de su dorada lluvia.

Después de ducharnos juntos regresamos y ya había llegado Jos .. sianne Dolors procedente del colegio. Como era de esperar, la angelical hermosura de su rostro y su perfecta figura enfundada en su uniforme de colegiala y peinada con dos trenzas, tenían encandilados a los caballeros. Ella se encontraba en pie ante rodeada de los caballeros sentados en las butacas.

Don Guillem la invitó a mostrar sus encantos y aquel proyecto de putón perfecto no dudó lo más mínimo en empezar por levantar su faldita de colegiala y mostrar su dulce coñito depilado mostrando el tatuaje de la mariposa.

Nadie debió alentarla para abrirse los labios mostrando el rosado interior ni para inclinarse y mostrar la duras nalguitas que separó con sus preciosas manos con uñas perfectamente lacadas en nácar para mostrar el dulce y apretado agujero posterior. Tampoco hubo que darle instrucciones para ir girando y mostrarse a todos los caballeros ni para acercarse a ellos con objeto de que palpasen y sobasen cuanto quisieran el atractivo género.

Evidentemente todos los caballeros quisieron meter sus dedos en los agujeros y oler y degustar los flujos de la niña que ya manaban a raudales haciendo brillar sus perfectos muslos evidenciando la veracidad de su vocación de ramera.

Sin que nadie le indicase nada nuevamente, se despojó de la faldita e, inmediatamente voló la camisita blanca para mostrar orgullosamente sus perfectos pechos anillados que igualmente ofreció a todos los caballeros para que comprobasen su turgencia y suavidad.

Obviamente no fue precisa la escena del streep tease y nos dirigimos al estrado al aire libre para que realizase la escena lésbica con la señora mamá de Don Guillem mientras hacían acto de presencia los tres sementales y el equipo de filmación.

La nena volvió a comerse el chocho de la vieja con la maestría y conocimiento del terreno que le permitían haberlo saboreado la noche anterior. La chavala sabía instintivamente, como yo, donde estaba la cámara y como colocarse y retirar sus trenzas para que se obtuviese un buen plano de su comida que aderezaba con la introducción de sus suaves deditos en los agujeros de la anciana. Ésta exteriorizó con unos rugidos bestiales y sin el menor pudor la eficacia del tratamiento de la licenciosa Rubita.

Conseguido el orgasmo de la vieja, la niña no se plantó, siguió lamiendo para tragarse los flujos que de aquel gastado chocho emanaban a raudales.

La indisimulada cara de alegría y procacidad que se le puso cuando vio a su alrededor a los tres sementales que se la iban a follar como al resto de putas no le pasó desadvertida a las cámaras cuyas operadoras le pegaron al zoom para no perderse tan obsceno gesto en tan angelical e inocente carita de niña buena.

No voy a contar las escenas que protagonizó aquella Venus perfecta y nacida para el sexo porque la envidia me corroe, pero baste decir que hizo correrse a los tres inconmovibles tipos tras hacerse penetrar simultáneamente por una polla en el tierno agujerito del ano y dos que distendieron monstruosamente su vagina sin que ella dejase de alentarlos a moverse y empujar con frenesí. Cuando los tres tipos se hubieron vaciado en ella, se agachó empujando sus esfínteres para recoger el semen y llevárselo a su boca. Lo mostró a la cámara y agarró por el cuello a la directora para darle un besazo de lengua traspasándole parte del preciado fuido.

Comoquiera que a la directora le sentase mal aquel gesto e intentase escupir el semen, mi calentura me impulsó a subir al estrado para apropiarme de aquel regalo que la tonta despreciaba. Le tapé su boca con la mía abierta para que me traspasase las apetitosas secreciones pero la muy estúpida me rechazó mientras soltaba la pota ante la triste mirada de La Rubita y mi escándalo por el derroche.

Advertí que del culito de Josianne Dolors aún manaba semen y me arrodillé tras ella para aprovecharlo, maniobra que la rubita facilitó agachándose mientras mostraba sus perfectos pechos sostenidos por sus manitas a la cámara. Como después se vio en las proyecciones, un rayo de sol poniente hacía brillar los anillos de sus pezones y sus nacaradas uñas mientras entre sus divinos muslos centelleaban los anillos de los míos y mi chapa de pertenencia al Charli entre mis contundentes muslazos. Cuando lo vi estuve de acuerdo de que aquella era una de las más eróticas estampas que en mi vida de profesional del sexo había contemplado.

Nos aplaudieron y los tres sementales nos tiraron a mí y a la Rubita a la piscina en su extraño modo de manifestar su aprecio por nuestras dotes. Más tarde las otras putas también estuvieron nadando con nosotras.

CONTINUARÁ.