Traspasada varias veces (04)

Mi jovencísima colega La Rubita tiene problemas y me veo obligada, por solidaridad entre furcias, a ayudarla en sus servicios.

Antes de leer este capítulo es preciso leer el anterior. Ello es obvio para cualquier serie y, en mi caso, más porque no acostumbro a recapitular. Sin embargo hay gente estúpida como yo que entra en un episodio solamente para ojear si conviene leer los anteriores fundándose en el estilo de la redacción o el interés del actual. Creo que es un error aunque yo lo cometa reiteradamente.

También quiero decir que nadie que apruebe la conducta de mis personajes, sea de este relato u otro, sean dominantes o sumisos, está en su sano juicio. Recibo gran cantidad de mensajes –que no respondo casi nunca- que revelan la convicción de que los relatos son ciertos en su totalidad. Supongo que son menores de edad o gente inmadura. A todos ellos les manifiesto que la única parte veraz de mis relatos es, desgraciadamente, la oscura, triste, vergonzante y sarcástica. El resto es aderezo para que algun@s disfruten de una masturbación y, en algún caso, un potencial violador pierda capacidad para serlo.

Saciadas mis necesidades me incorporé a un grupo de putas que bailaba sobre una pista de cemento junto a la piscina intentando que algún caballero se fijara en mi y suponiendo que el tal Nico, que me había reservado de vagina y ano, acudiese al lugar por ser el más visible y concurrido.

Después de bailar de la forma más lasciva que sabía intentando llamar la atención, y de hacerlo sobándome bien a fondo con otras putas que me recriminaron que con la pinta de mamá que tenía no iba a conseguir polla, me dirigí a una de las mesas y me senté sobre ella. Me recosté sobre un codo, levanté uno de mis jamones y estiré el otro bien separado mostrando descaradamente la mercancía, sobre todo la de abajo.

Ya había estudiado la luz y sabía que mis anillos vaginales y de los pezones iban a brillar, que mis pesados pechos serían espectacularmente acentuados por las sombras que escoltarían su gallarda caída. Que mis hermosas manos de uñas impecablemente lacadas en rojo mostrarían el centelleo de mis dos alianzas de viuda acentuando el morbo de la puta con pinta de mamá. Y, sobre todo, que mis tres dedos entrando y saliendo de mi gruta brillarían tanto como mis jugos resbalando hacia el agujero inferior desde el pulido y desnudo entorno de mi agujero frontal.

En esas estaba, y ya tenía a dos varones y –lamentablemente- cinco hembras contemplando mi impúdico espectáculo cuando una camarera anunció que se buscaba urgentemente a alguna de las putas de Charli. No tuve más remedio que levantar la mano, no la fuera a pifiar. Según interrumpía mi lascivo espectáculo observé que uno de los varones hacía un gesto de desagrado. Seguro que la fulana que le manejaba el pito no le gustaba tanto como yo para enfundarlo en ella. Por cierto que dos de las colegas se estaban dando el lote entre si mientras me miraban.

  • Ven a la casa principal. Hay una prostituta joven, una tal … "nosequé" Dolors que está creando problemas al jefe. Y si el jefe se enfada, la putita lo va a pasar mal y su chulo se la gana.

  • ¿Y qué quiere el jefe que haga yo? Allá cada puta con su trabajo. No se lo voy a hacer yo y que cobre ella.

  • Solo es convencerla. Es que parece muy poco experta y anda reacia a algún tipo de servicio.

  • Eso si, poco experta ya lo es. Bueno, veamos qué le pasa a esa novata.

De camino a la casa y barruntando que la necia adolescente había montado un pollo de cojones que me costaría, de una forma u otra, la caricia de la correa de Charli sobre mis nalgas y lomos, si no peor, busqué ansiosa e infructuosamente con la vista la figura de Tess. Cuando entré en la casa, un inmenso salón de dos niveles, mi vista se dirigió de inmediato adonde salían unos espectaculares gemidos.

La Rubita se encontraba siendo sodomizada de una manera que solamente había visto en las pelis porno. Con la pelvis sobre lo alto del respaldo de un sofá en tendido prono, los dedos apenas llegando al suelo para mantener el equilibrio y una enoooorme polla negra bombeando impetuosamente dentro de su ano. Su cara reflejaba –creía yo- su sufrimiento: Bañada en lágrimas y cubierta de mocos y babas de nariz para abajo.

Me abalancé sobre el fornido negro golpeándole para que dejase de matar a la putita.

  • ¡¡¡Pero so cabrón!!! ¿no ves que es una bebita? ¡¡Déjala!! La estás destrozando. ¡¡saca de ahí tu sucio rabo negro!!

Mientras lo golpeaba aprecié la recia musculatura del tipo y en un relámpago me vino la idea de estar en el lugar de la víctima. Noté los efluvios de mi chumino mientras otro tipo contenía mi agresión.

  • Para, para, zorra. Que el problema no es el porculizado de la beba. Es otro.

  • Rubita, Rubita ¿Qué te pasa?

  • ¡Ay Adelle, no me molestes ahora! Que me corro ya.

  • Deja a tu coleguita disfrutar y el jefe te explica el asunto.

Según el nuevo personaje me conducía por el inmenso salón escuché los inconfundibles gemidos de un orgasmo femenino. La muy golfa de la niña se estaba corriendo con un rabo que hasta mi experto culo hubiera tenido dificultad en alojar. Desde luego tenía futuro en el oficio.

El paseo por el infinito salón terminó ante un individuo sentado en un sofá con una copa de licor en la mano y otros dos señores sentados algo más atrás. El tipo más cercano tendría unos cuarenta años y buena presencia. Me gustó.

  • Zorra, este es Don Guillem, es el dueño de esta casa y quien paga la fiesta, compórtate o tu chulo tendrá noticias.

  • Eh … ah … buenas tardes Don Guillem, dígame … jjeemmm … ¿desea algo de esta humilde puta a su servicio?. Eeer … ¿quizá sus distinguidos invitados?

Me evaluó a fondo durante al menos un minuto sin decir nada con una mirada fría que recorría toda la superficie de mi cuerpo.

  • Ofrece esas tetorras.

Otra cosa no será, pero yo en vender la mercancía creo que no tengo nada de mamá ni de ama de casa, así que orgullosamente balanceé mis pechos, los sopesé, los amasé, me llevé los pezones a la boca para morderlos y después succionarlos, puse mi mejor cara de vicio y, satisfecha de la actuación me incliné para que el caballero apreciase mis tetonas colgando. A mi me parece que es cuando mejor están, bien estiradas por la gravedad y exhibiendo toda su masa al límite.

Y cuando estaba tan contenta de mi actuación escucho:

  • Oye mamá, y a tu marido ¿qué le parece que seas puta?

  • ¡Oiga caballero … don … Don Guillem, yo no soy ni he sido mamá! … ¡Ah! Y soy viuda, no casada.

  • Pero ama de casa sí. Me apuesto 2.000 euros.

  • Y qué más da eso. Fue hace tiempo. Le gusta la mercancía o no.

  • De momento sí. Anda, date la vuelta y ofréceme otra actuación.

Picada ya con el asunto del aspecto de mamá, le ofrecí al individuo aquél mi mejor espectáculo bamboleando mis sublimes nalgas, inclinándome mientras las separaba para mostrar los agujeros, metiendo mis dedos en ellos, estirando de mis anillos para que evaluase la elasticidad y resistencia de mis labios, flexionando las piernas para que apreciase la reciedumbre de mis muslos y mis piernas.

Dos minutos llevaba así sin que el tipo hablase. Ya estaba a punto de montar el número de meterme el puño en el coño para venderlo cuando por fin escuché:

  • Arnau, ponla en la lista de esta semana y pacta el precio con el chulo. Tú, furcia, escucha: La nena esa, la tal …. Jos …. Nosequé …. bueno, la Rubita, se ha puesto borde. El Charli prometió que, pese a ser una bebita, era ya toda una profesional y me ha sacado una pasta por ella. Ella ha cumplido bien un rato conmigo y éstos mis amigos y ahora has visto que cumplía con mi guardaespaldas negro que tiene un buen rabo. Pero se niega en redondo a cumplir con mi madre y mi mejor amigo al tiempo.

  • Yo … Don Guillem … esq … esq … jeem es que no sé que decirle. No la conozco. Solamente la he visto hoy. Pero por su forma de hablar sobre su experiencia en el oficio me extraña que se niegue … parece ser buena puta … quizá la mamá de usted es muy mayor … no sé … ¿le puedo preguntar a la putita?

  • Mi señora madre tiene sesenta años pero parece de cuarenta, y muy bien conservada, ahí está sentada, mírala. ¿Crees que puedo consentir que una putita de dieciseis años desprecie comer su delicioso coño?

Francamente, así vista y sentada la señora me pareció atractiva, y debía darle la razón a su hijo sobre la edad que representaba. La señora se puso en pié para saludarle amablemente y pude verificar que su figura era esplendida. Su aroma cuando me dio dos besos de saludo me afirmo que además era una persona pulcra. No podía comprender cómo La Rubita se negaba a comerle el coño. Claro, que a lo mejor la nena no había tenido ningún servicio lésbico aún.

  • Don Guillem, viendo a su atractiva señora madre no puedo comprender por qué La Rubita se niega a comerle el coño. Debería hablar con ella.

  • ¡Nguema! Deja de sodomizar a la putita y tráela acá.

Me pareció percibir que tanto La Rubita como el negrazo de enorme polla nos miraron con cierto gesto de disgusto cuando Don Guillem les cortó el juego. El negro sacó su polla del confortable alojamiento y ámbos se acercaron ante el patrón.

Me llevé a La Rubita aparte para preguntarle sobre su reticencia a comerle el coño a la distinguida señora madre de tan espléndido cliente que pagaba toda la orgía.

  • Pero bueno Jo..Dolors, qué te pasa. ¿No te dijo El Charli que el servicio comprendía todo lo que quisieran?. El Charli te va a soltar una tunda que hasta tus padres van a notar. O peor aún, te va a rechazar como una de sus putas y soltar el rumor de que eres una inútil y tendrás que dedicarte al peligroso callejeo. ¿Es que nunca te has comido el coño de una mujer?

  • Que no, Adelle, que no es por la señora, que es por su "mejor amigo", me da miedo.

  • ¡Ah, vaya! ¿Y la enorme tranca negra que tenías metida en el culo no te daba miedo? Si hasta yo me he quedado impresionada y pensaba ver tu agujero destrozado y soltando chorros de sangre.

  • Pero bueno Adelle, si a mi no me importa follar con quien sea, pero con esa fiera … joer … es muy fuerte.

  • ¿Pero qué le pasa al tipo? ¿Tiene cuatro pollas?

  • ¿Tipo? ¡Que tipo ni niño muerto! Es un perrazo enorme con unos dientes de dragón. A mi me dan mucho miedo esos animales. Cuando tenía 10 años me mordió uno.

  • ¡Joooder!, un perro. Ya tiene morro el Guillem éste. Seguro que El Charli no sabe el asunto. Le llamaré.

  • No, espera. Don Guillem dice que nuestro chulo ya lo sabía y que acordó un extra por el servicio.

  • ¡Qué hijosdeputa! Si un día me quedo preñada espero abortar antes que traer al mundo gente así. ¿Y ahora que hacemos?

  • Yo había pensado que … si no te importa

  • ¡Uy uy uy! Me suena mal.

  • Bueno … verás … yo … esto … tu que eres puta experta empiezas con el bicho y si no te come o te arranca un brazo … pues … pues … si no te pasa nada … ya seguiría yo

  • ¡Joer colega! Yo tampoco he follado nunca con un bicho. Me pides algo muy fuerte. Yo soy solidaria con las colegas, pero lo que me pides ….

  • Poooorfa, Adelle. Yo quiero seguir con El Charli, me ha prometido meterme de pornstar en cuanto cumpla los 18. No quiero ser puta callejera.

  • Pues no seas puta, termina el bachillerato, estudia una carrera en la universidad y trabaja de ingeniera o de abogada o lo que te guste. Tus viejos tienen pasta para eso ¿no?

  • ¡Mierda Adelle! Sabes lo que quiero. A mi me gusta follar como a ti, me lo ha comentado Tess. Y la mejor manera y al tiempo sacar pasta es ser puta de lujo o pornstar. Y yo quiero ser una de las dos cosas. No quiero hacer la calle.

  • Pero El Charli, salvando sus virtudes como follador, no creo que tenga medios e influencia para hacerte puta de lujo … y menos "pornstar".

  • ¡ EEEEHHHHHH putas, ya está bien de relajo! ¿trabajais o no?

  • ¡¡ Adelle!! Porfa, ayúdame.

  • Lo voy a intentar … pero … yo … ¡joer! … no sé si seré capaz de follar con un bicho así de grande como dices. Jobar ¡Qué asco! Diossss qué vida la de puta, si no fuera por los orgasmos …. Oye, por curiosidad, ¿cómo justificas a tus padres que a esta hora no estés en casita?

  • Porque duermo en casa de una amiga que también quiere ser puta y El Charli se la está tirando para entrenarla. Ella tiene mi móvil y si mis papis preguntan estoy en la ducha.

  • Ahh … ya.

Haciendo de tripas corazón nos acercamos a Don Guillem y le dije:

  • A mi coleguilla no le importa "hacer el coito con su mejor amigo" ( la expresión me salió de tirón y le impresioné –sobre todo con lo de coito- y estuve segura de que apreció que yo era una puta educada y limpia) pero dado que tuvo una experiencia traumatizante en su infancia con esa clase de "amigos", tendré que empezar yo el servicio y si no se da algún "adverso incidente" ( me quedó mejor. Don Guillem asombrado de mi vasta cultura) ella seguiría con el "coito con su mejor amigo" (reincidir en la estrategia) . Desde luego puedo asegurarle que en la inicial negativa de mi principiante colega no ha tenido nada que ver su honorable madre a cuyos genitales, tanto ella como yo, estaríamos honradas de hacer servicio con sumo placer. Por tanto

  • Venga furcias, dejaos de rollo y empezad. ¡Nguema! Trae a Colino.

Cuando el negro trajo bien sujeto a Colino me arrepentí de ayudar a La Rubita. Una bestia negra como la antracita, la boca abierta, jadeante y babeante mostrando unos dientes como los de un tiburón. Tuve la premonición de que de allí saldría sin alguna parte de mis generosas carnes.

Continuará