Tras la puerta. Segunda parte.
Domingo, 19 de Septiembre. 12:15 p.m. Hoy es el día para Julia. Algunos de ustedes recordarán que Julia irá voluntariamente al club Tras la puerta y entrará en la jaula de la serpiente el día de hoy. Ésta se alimenta normalmente una vez al mes, y las horas y fechas son programadas para ajustarse a los deseos de la persona en turno a ser devorada.
El primer video ha estado disponible en el club mostrando las últimas horas de Julia. Ella ha sufrido el destino de las comidas previas de la serpiente y poco podemos hacer, salvo recordarla.
El primer video empieza poco antes de que se abra la puerta de la jaula. Se puede ver a la enorme serpiente moviéndose lentamente alrededor, olfateando con su bífida lengua su bandeja de comida mientras espera su próxima presa. Es monstruo de casi doce metros de largo, con la parte mas gruesa de su cuerpo de 90 centímetros de diámetro y una cabeza de cerca de 60 centímetros de largo.
La puerta se mueve y Julia camina dentro del cuarto con la serpiente, ella cierra la puerta cuidadosamente tras de sí. Julia está completamente desnuda, de pie nerviosamente de frente a la serpiente. La gran cabeza se mueve lentamente para examinarla. La bífida lengua entra y sale rápidamente cuando la bestia se acerca en círculos alrededor de su próxima comida. Julia giró cuando la serpiente se movió alrededor de ella, retrocediendo hasta que el borde de la bandeja de comida se aproximó a sus pies. Pronto sus tobillos chocaron contra el borde de la bandeja y Julia se dio cuenta que la serpiente la había llevado deliberadamente hasta ahí. Su cuerpo desnudo se estremeció y, lentamente, se sentó en la bandeja. Su plano vientre podía verse subiendo y bajando debido a su rápida respiración y, finalmente, ella se recostó, se apoyó sus manos y levantó sus pies del suelo. Levantado sus piernas juntas, ella extendió sus pies hacia la serpiente y esperó, viéndola fijamente con grandes ojos.
Arrastrándose hacia ella, la serpiente extendió su cabeza hacia sus pies y los olfateó. Luego simplemente abrió su hocico y Julia vio los brillantes pliegues dentro del obscuro túnel de la garganta. El hocico se movió hacia ella y Julia se estremeció cuando los suaves pliegues se deslizaron sobres sus pies. Ella extendió sus pies hacia la garganta y la serpiente cerró dócilmente su hocico y empezó a moverse hacia sus piernas.
Julia respiraba rápidamente a través de su boca abierta incapaz de apartar sus ojos de la serpiente que la estaba devorando. Ella se movió visiblemente en la bandeja, su pecho subía y bajaba rápidamente cuando sus pies se deslizaron hacia la viscosa garganta, pero la serpiente se empujó suavemente para engullir sus rodillas. Su cuello comenzó a abultarse levemente cuando los pies de la mujer pasaron a través de su garganta y la escamosa piel se onduló cuando ella dobló sus pies adentro. Sus rodillas desaparecieron dentro de la obscura garganta y pudo verse la saliva gotear del hocico de la serpiente, cubriendo sus piernas cuando entraron.
La serpiente abrió su hocico mas ampliamente y tragó sus muslos, comenzando a estirarse sus mandíbulas alrededor de la asustada mujer. Ríos de saliva se podían ver fluyendo sobre los músculos de sus piernas cuando la nariz de la serpiente se deslizó arriba de sus muslos. Cuando la serpiente abrió su hocico para tragar mas arriba comenzó a retorcer su cabeza hacia atrás y hacia delante, empujando un lado de su hocico para apretar los gruesos muslos de la mujer y luego empujando el otro, avanzando lentamente sobre su cuerpo. Apoyándose sobre sus manos, Julia empezó a torcer sus caderas ligeramente al mismo tiempo con los movimientos de la serpiente, deslizando una pierna primero y luego la otra, las mandíbulas de la serpiente siguieron tragando. Pronto, la nariz de la serpiente tocó su vientre, presionando el monte de vello entre sus piernas. Ella pareció estremecerse en su hocico y luego se relajó visiblemente, cerró sus ojos, se recostó y se dejó llevar. Tomó un largo respiro, levantó sus nalgas y dejó que la serpiente se las tragara. La bestia continuó torciendo su cabeza mientras la mujer continuaba torciendo sus caderas al mismo tiempo. La espesa y viscosa carne envolvió la mitad inferior de su cuerpo cuando el cuello se distendió enormemente con las piernas de la mujer dentro de él. La serpiente tragó su cintura y, finalmente, Julia se relajó con la mitad de su cuerpo dentro del cuello de la creatura. La bestia continuó arrastrándola y ella comenzó a entrar en el viscoso hocico, respirando entrecortadamente cuando su vientre entró en la estrecha garganta.
Mirándose hacia abajo, Julia sentía deslizarse lentamente a través de la viscosa carne y los espesos fluidos dentro del cuello del animal. La nariz de la serpiente se posó entre sus pechos y, cuando la bestia abrió ampliamente el hocico para tragar, ella levantó sus brazos, metió sus manos entre sus pechos y los deslizó hasta su babeado vientre dentro del hocico de la serpiente donde fueron rápidamente cubiertas con saliva, ella extendió sus brazos y metió sus manos entre sus piernas dentro del cuello de la creatura. La serpiente alcanzó su pecho, aplastando sus senos suavemente. Ella jadeó por aire cuando los poderosos músculos apretaron su torso y sus piernas.
Ríos de saliva cubrían su cuerpo cuando ella entró en el hocico, comenzaron a fluir entre sus senos y su cuello, humedeciendo su cabello hasta obscurecerlo. Ella trató se ver su cuerpo, pero solo pudo ver la escamosa nariz frente a su barbilla. La nariz se levantó brevemente y ella vio su pecho y brazos cubiertos bajo una espesa capa de saliva cuando la garganta se relajó para recibirla. La viscosa garganta se deslizó casi delicadamente sobre sus senos, ella jadeó cuando la viscosa carne la apretó. La serpiente puso su hocico sobre la cabeza de la mujer. Julia pudo ver los brillantes pliegues dentro del hocico, vio también pequeños dientes cerca de sus ojos antes de que los músculos de la garganta se deslizaran hacia sus hombros.
Ella tuvo que estirarse para ver afuera de las dilatadas mandíbulas, una cueva de carne apretó alrededor de su cabeza, Julia tosió y jadeó cuando la espesa saliva fluyó sobre su cara. Cuando ella retrocedió hacia la obscura garganta Julia jadeó sus últimas bocanadas de aire a través de torrentes de saliva. Los músculos de carne deslizaron su cara hacia la garganta y la serpiente estaba sola otra vez. En el silencio de la jaula continuó la prodigiosa hazaña de haber tragado a una mujer completa.
Ningún rastro quedó de Julia, excepto por la distendida parte del cuello que forzaba lentamente a la mujer hacia el estómago por las contracciones de los poderosos músculos que la tragaron. Ella se movía a través del grueso cuerpo de la serpiente, que cambiaba y se abultaba ocasionalmente cuando su víctima se retorcía dentro. La figura de Julia era claramente visible dentro del cuello, pero se hizo menos evidente cuando se movió hacia el vientre de la serpiente, Eventualmente, ella alcanzó la mitad del largo cuerpo del reptil y comenzó a detenerse cuando sus piernas llegaron al estómago del reptil. Los poderosos músculos se contrajeron alrededor de su cintura, sosteniendo su cuerpo firmemente en su lugar con sus brazos sujetos a los lados. Los rayos X la mostraron aprisionada dentro de las costillas de la serpiente, las costillas se arqueaban delicadamente alrededor de la chica mientras ella se retorcía en el grueso y suave estómago. Con sus manos escondidas entre sus piernas, ella parecía incapaz de moverse en el interior de la creatura. Su cabeza se movía ocasionalmente en el vientre de su captor, pero ella aparentemente hizo pocos esfuerzos para escapar.
Pero la docilidad de la serpiente había terminado una vez que la había tragado. Poniendo poca atención a la mujer en su estómago, pronto comenzó a digerir sus pies primero. Julia comenzó a moverse dentro, pero no había ningún rescate mas allá de la solitaria y desierta jaula cuando los crueles ácidos cubrieron la parte inferior de su cuerpo. Pero ella no podía escapar y la serpiente seguía conteniéndola, dejando que el largo proceso continuara con el abultado cuerpo de la mujer mientras ella se retorcía dentro. Nada reconocible podría emerger de su agitado estómago. Incluso si la serpiente cambiaba de opinión y vomitaba a Julia, la mujer quedaría terriblemente quemada y desfigurada por los ácidos del estómago, apta solo para ser devorada otra vez.
Las horas pasaron por el engordado reptil que yacía en el piso de la jaula. Si algunos de los amigos de Julia hubieran llegado para entonces, hubieran estado asombrados a los síntomas que la serpiente presentó. Su esbelta figura presentaba un enorme bulto en medio de su cuerpo, con el figura del cuerpo de una mujer claramente visible dentro. El distendido estómago cambiaba y se abultaba con los movimientos de la desafortunada víctima, débiles sonidos de náuseas venían de su estómago cuando los poderosos fluidos digestivos cubrieron a la desafortunada mujer. Pero la serpiente dormitaba confortablemente, se relajó mientras digería a la chica, conteniendo sus forcejeos con una cruel obscuridad. Ocasionalmente la serpiente se acomodaba alrededor de su abultado cuerpo y dormía durante la noche cuando apagados gritos empezaron a resonar débilmente en la obscurecida jaula.
Al día siguiente, el vientre de la serpiente todavía contenía a su desafortunada víctima, quien, con esporádicos movimientos continuaba viva a pesar de su larga noche en el tracto digestivo de la bestia. Los ácidos del estómago habían sido muy poderosos y los pies de la chica se habían ido, sus piernas se desintegraban lentamente cuando ella se sacudió débilmente dentro. Ella gritaba ocasionalmente en el obscuro y viscoso estómago, pero los ácidos gástricos que habían desintegrado sus pies estaban ahora sobre sus muslos y ella se estremeció débilmente en la obscuridad cuando la serpiente la digería.
Entonces las luces se apagaron, comenzaron a destellar cuando el estruendo de la alarma del club comenzó. Un desperfecto en un transformador cerca del club había dejado a obscuras a una cuadra entera y le tomaron muchos minutos a las luces de emergencia encenderse. Asustada, la serpiente reaccionó instintivamente, sus músculos se contrajeron poderosamente alrededor de la masa en su estómago y la serpiente comenzó a vomitar su reciente comida. La serpiente se esforzaba para expulsar el pesado cuerpo de Julia y el bulto en la mitad de su cuerpo comenzó a moverse hacia su cuello. Las mandíbulas de la serpiente se abrieron y se dilataron, pronto una masa obscura y brillante apareció en su hocico. La cabeza de Julia estaba espesamente cubierta con fluidos estomacales cuando fue expulsada del tracto digestivo de la bestia. Sus hombros aparecieron después en la convulsionada garganta y, finalmente, la serpiente vomitó la medio digerida mujer en el suelo como un húmedo y viscoso bulto.
Veinticuatro horas en el estómago del animal habían hecho cosas espantosas a Julia. Sus pies y rodillas desaparecieron, sus muslos y su cintura estaban terriblemente quemadas por los poderosos ácidos gástricos. De alguna manera, ella había permanecido viva cuando sus piernas eran digeridas y, ahora Julia yacía en agonía en el suelo de la jaula. Sacudiéndose débilmente cuando los ácidos quemaron y disolvieron su piel. La serpiente volvió, encontrándola incapaz de arrastrarse e indefensa, entonces abrió su hocico y empezó a tragar los muñones donde habían estado su pies y comenzó a tragar sus piernas una vez mas. Julia se sacudió y se retorció débilmente cuando los pequeños dientes lastimaron su torturada piel, pero poco podía hacer cuando ella entró en el largo y viscoso pasaje al estómago nuevamente.
Sus brazos se arrastraron sobre su cabeza esta vez cuando la serpiente tragó a la indefensa mujer, Su hocico se dilató cuando ella entró en la obscura garganta. Los gemidos de la mujer pronto terminaron y solo sus manos se veían, terriblemente quemadas se crisparon cuando la garganta la envolvió. La obscuridad se cerró sobre ella y ocasionalmente se oían sonidos de quejido apagados cuando la serpiente tragó a su víctima por última vez. Los movimientos de Julia eran débiles cuando ella hizo el largo y solitario viaje hacia el estómago una vez mas. La digestión continuó nuevamente y ella yacía aún cuando el largo proceso digestivo continuó con ella por cinco lentos y terribles días. En pocos días solo la parte superior del cuerpo de Julia quedaba en el estómago y los digeridos restos de sus piernas fluían lentamente a través de los intestinos. El abultado vientre de la serpiente lentamente continuó encogiéndose cuando Julia se desintegró en su estómago y, finalmente, la fuerte y encantadora chica desapareció para siempre.