Tras la puerta del baño
Un niño descubre a su hermana y los placeres del vouyerismo.
TRAS LA PUERTA DEL BAÑO
La tarde empieza a caer mis hermanos hacen tarea, pero mi hermana como siempre termino antes y se dispone a meterse a bañar.
Ha ido por su ropa interior y su toalla, al final como siempre saldrá con ese camisón de gasa transparente color crema que enloquece mis ya difíciles doce años, ella de solo diez ya comienza a verse mujer y en particular sus nalgas me ponen en erección permanente.
Verla entrar y salir del baño eran mi pasión, sin embargo, necesito más y estoy decidido a todo. La estrategia de hoy es ingeniosa, tengo ya lo necesario mamá está como siempre a esta hora en la cocina preparándonos la merienda y planchando la ropa que usaremos mañana.
Nunca falla es una rutina casi perfecta, esto lo tengo bien estudiado, la cocina está al fondo después viene un amplio comedor y la sala de la cual se deriva un pasillo que conduce a las recámaras pasando antes de ellas por el baño, por lo cual al cerrar la puerta del pasillo este queda aislado de la vista de nadie, al quedar éste al centro de las cinco puertas de la sala, baño y recámaras, es necesario encender la luz si estas están cerradas, ya que de lo contrario es un área totalmente oscura.
Listo, ella ha cerrado ya la puerta del baño y mi corazón comienza a latir incontrolablemente aprisa, apago la luz y estoy solo en el pasillo en la penumbra solo se ve la luz que pasa por debajo de la puerta del baño, mi objetivo de esta vez.-
Me recuesto en el pasillo y saco de la bolsa del pantalón un espejo que cabe en la palma de mi mano, al que previamente le he pegado en el reverso tela delgada que evitará que este haga ruido al colocarlo en el suelo.
Así mismo tiene un pedazo de tela que sobresale y que me permite maniobrarlo rápidamente y recogerlo en caso necesario con solo un tirón. Mis manos tiemblan más que el resto de mi cuerpo, mi respiración está muy agitada, cuando comienzo a deslizar el espejo por debajo de la puerta, mi cara al raz del suelo busca las primeras imágenes en el espejo de lo que hay detrás de esa puerta.
Increíble veo la cortina del baño, parte del techo, el lavabo con total claridad, el espejo se empaña, lo saco apresuradamente lo limpio y lo introduzco de nuevo. Lo manipulo en busca de mi hermana, está sentada en el escusado veo sus pies, sus piernas bien definidas , la veo cortar un pedazo de papel, no imagina que está siendo observada, esa candidez me esta haciendo vibrar contra el helado mosaico que se tiende bajo mi cuerpo.
Por fin se levanta veo por primera vez el tesoro que se guarda en su cuerpo, la sensación es indescriptible puedo reventar en cualquier momento, tiemblo, tiemblo, sus labios vaginales sin vello aún se presentan imponentes ante mi mirada, se voltea y abre despacio las llaves de la regadera, corriendo la cortina para esperar a que la temperatura del agua sea la adecuada.
Quien fuera el agua que comenzará a recorrer ese cuerpo que desvela mis noches. La visión de sus nalgas perfectas, redondas de piel suave, tersa, de niña su espalda desnuda y los pezones montados en dos incipientes volcanes que ya pintan para ser enormes. Cada movimiento de ese cuerpecito desnudo reflejado en el pequeño espejo parece dibujado, la veo entrar al agua bañarse y recorrerse con el zacate enjabonado, lavar cuidadosa y casi podría jurar amorosa su entrepierna, alzar la cara erguir el cuello, su silueta infantil con esas nalgas ya bien torneadas al igual que sus pequeñas piernas.
Así transcurren los minutos más intensos de mi corta vida, sigo enamorado de mi hermana y no cejaré en mi empeño de hacerla mía, ahora a terminado abre la cortina transparente que velo las imágenes de su cuerpo.
Su entrepierna avanza hacia la puerta, ha visto el espejo, apresurada coloca una jerga en la orilla de la puerta pretendiendo bloquear la vista maravillosa que tengo corro a la recamara por una regla y empujo descaradamente la jerga, nada puede interponerse en mi camino con el pie la coloca de nuevo, me excita cada vez más el hecho de saber que ya esta enterada de que la deseo de que estuve observando cada uno de los movimientos necesarios para recorrer cada centímetro de su desnudez y dejarla limpia.
Ahora ella se encuclilla para con su mano colocar el trapo en la rendija debajo de la puerta, esto me da una vista extremadamente cercana del monte Venus más divino que existe, alcanzo a ver su ano delicioso y que debiera estar en este momento al alcance de mis labios sucios.
No importa vuelvo a empujar el trapo y ella resignada se comienza a secar, ya no hace nada por evitar que la mire, me pregunto que pasará por su mente.
Me incorporo y espero ansioso su salida, sale de prisa y se encierra en su cuarto. Sabe que la deseo, lo sabe y esto no quedará aquí.
METROBOSS