Tras la fiesta de disfraces

Dos amigas universitarias van a una fiesta de disfraces, a la vuelta una de ellas descubrirá lo que puede llegar a hacer demasiado alcohol...

Había sido un día bastante fatigoso, tras una mañana completa estudiando para los exámenes universitarios que iban acercándose, Rei fue a una fiesta de disfraces aprovechando que sus padres habían ido de camping con otro matrimonio.

Su hermano menor, Teijo era un año menor que ella y se marcharía con unos amigos a la montaña y seguramente no volvería hasta la mañana siguiente.

Rei siempre había sido una chica guapa pero algo tímida de ojos rasgados y claros, pelo moreno y largo que siempre llevaba recogido en una coleta y una figura bastante bien formada. Su timidez le había impedido hacer muchas amistades durante el primer año de carrera, entre las pocas con las que contaba se encontraba Claudia, una compañera que tenía unos meses más que ella y que sí contaba con gran cantidad de amigas y mucha más de amigos, su pelo castaño al igual que sus ojos y su piel tostada no dejaban indiferente a nadie. Claudia había sido la que le había convencido para acudir junto a ella a una fiesta en la que no conocía a casi nadie.

Rei había hecho su propio disfraz, con gran esfuerzo y usando bastante tiempo más de lo debido, se había confeccionado un disfraz de ángel con un pijama de una pieza color celeste y unas alas hechas con diferentes materiales que le daban un aspecto bastante real.

Claudia sin embargo optó por comprarse uno de vaquera, con un pequeño chaleco parecido a un corsé que realzaba sus redondeados pechos, unos pantalones y un sombrero vaquero, todo ello de cuero marrón que la asemejaba bastante al arquetipo de vaquero del oeste americano.

Ambas amigas habían quedado en que Rei conduciría el coche y recogería a Claudia a la puerta de su casa, nada más verla Claudia se rió a mandíbula suelta del disfraz de su amiga, lo que no hizo ninguna gracia a ésta que decidió cortar de lleno las bromas de su amiga sin parar el coche con un simple:

  • Puedo ser muy mala.

Su amiga cogió el mensaje y no volvió a mofarse de la elección de Rei.

La fiesta duró hasta bien entrada a la noche, tiempo en el dio tiempo para todo, en el caso de Claudia para beber sobretodo. Con un gran bostezo el anfitrión despidió a ambas amigas.

Tras mirar de arriba abajo a su copiloto Rei decidió invitarla a pasar la noche en su casa, si sus padres la vieran, pensó el ángel, seguramente dejarían de pagarle la carrera. Claudia se limitó a cabecear afirmativamente mientras miraba a través de la ventana.

Con un pequeño esfuerzo finalmente encontró aparcamiento y sujetando del hombro a su amiga la acompañó hacia el salón.

Se lanzó agotada en el sofá de la sala de estar mientras su amiga entraba con gesto algo más enérgico pero más desacompasado.

Claudia miró en dirección a la anfitriona, un pequeño agujero había aparecido en el disfraz celeste del ángel dejando ver las inmaculadas braguitas de Rei, y, con una media sonrisa tomó la palabra:

  • ¿Estás preparada para demostrar lo mala que eres?

Rei levantó la vista hacia su amiga con total desconcierto mientras ésta se acercaba al sofá para sentarse cerca de sus pies.

  • ¿Pero qué tenemos aquí?, tu perfecto disfraz se ha descosido.

Claudia introdujo su dedo índice en el agujero y por encima de las braguitas empezó a introducirlo en el coñito de su amiga, Rei intentó incorporarse pero las férreas manos de la cowgirl se lo impidieron. Claudia besó rápidamente en la boca a la anfitriona que dejó de forcejear debido a la sorpresa y quizá también al aliento alcohólico que le había dejado en los labios.

  • Tranquila, lo pasaremos bien, simplemente déjate llevar.

Volvió a besarla, esta vez Rei entreabrió su boca y ambas lenguas se encontraron.

Claudia disfrutaba de la experiencia y mientras su dedo seguía horadando en el agujero del ángel, llevaba su otra mano bajo su propio pantalón de cuero.

La vaquera separó sus labios de Rei y con una pícara sonrisa miró los pechos de la joven.

Rápidamente dejó de horadar en el agujero e introdujo su mano bajo el disfraz de ángel y empezó a pellizcar los pezones de su amiga sobre el sostén, Rei se limitó a devolver la misma sonrisa que iluminaba la cara de su amiga.

Claudia sacó su mano de la entrepierna y llevándosela a la boca empezó a chupar sus dedos de forma sensual.

La cowgirl se puso en pie y en medio del salón empezó a bailar al son de una lenta música inexistente dando cada cierto tiempo unos traspiés hacia un lado y otro. Fue desabrochándose el chaleco corto por la espalda y éste cayó sobre la alfombra dejando ver un pequeño sostén rosa que destacaba sobre su piel tostada y que no llegaba a tapar totalmente sus redondeados pechos.

Rei miró fijamente la delantera de su amiga sin apartar su sonrisa:

  • Si eso es lo único que voy a poder ver puedes marcharte.

Claudia dio la espalda a su amiga mientras seguía contoneando su cintura y, como si fuera parte del baile, se desabrochó la ropa interior rosa que cayó también pesadamente.

Con un rápido volteo volvió a colocarse frente a su anfitriona que observó con aire de interés el baile que realizaban sus redondeados pechos, ahora con grandes pezones castaños oscuros a juego.

  • ¿Es este el castigo para los ángeles que se portan mal?

Con un sensual guiño se acercó mientras su cintura seguía moviéndose a un lado a otro, pareció caer de rodillas a la altura de la cintura de la otra joven y sin darle tiempo a reaccionar terminó de rasgar con varios tirones el disfraz de su amiga y lanzó el trozo de tela a su espalda, dejando únicamente la parte de arriba del disfraz y exponiendo totalmente al aire sus braguitas blancas y sus tersas piernas.

  • Así que esta angelita se ha portado mal.

  • Muy mal, señora jueza.

Claudia empezó a acariciar los muslos de su amiga suavemente mientras la miraba fijamente a sus claros ojos, una pequeña mancha apareció en la impoluta prenda interior de Rei.

  • Yo sé qué hay que hacer con las angelitas malas.

Colocando ambas manos en la cintura de Rei las bajó por sus piernas arrastrando con ellas las braguitas que quedaron en sus tobillos. Una pequeña mata de pelo negro húmedo cubría los genitales del medio desnudo ángel que se limitaba a observar con ojos brillantes cada movimiento de la cowgirl.

Pasó lentamente su dedo por la rajita de su amiga provocando una sacudida en todo su cuerpo, Claudia observó su dedo húmedo durante unos segundos antes de restregárselo por sus suaves labios y relamerse.

  • ¡Realmente divino!

Sin mediar más palabras bajó su cabeza hasta el bosque oscuro de su amiga y empezó a lamer con ansias todo el néctar que empezó a salir de su cueva. Rei comenzó a gemir placenteramente mientras con los ojos cerrados apoyaba su cabeza sobre el brazo del sofá disfrutando del momento.

Tras unos largos segundos de regocijo Rei se zafó de su amiga colocando su mano derecha sobre la cabeza de ésta y empujándola levemente.

Se reincorporó sentándose justo frente a la arrodillada Claudia, se fundieron en un pequeño beso antes de que volviera a zafarse de ella y acercar su boca al oído.

  • También quiero.

Claudia apoyó sus manos sobre ambos lados de las piernas de su amiga, rozando con ellas los suaves muslos para levantarse y sin cambiar su posición bajarse la cremallera.

Unas bragas color rosa a juego con el desechado sostén aparecieron ante los rasgados ojos de Rei que se pasó una lengua por sus labios.

Con un pequeño esfuerzo entre ambas los pantalones terminaron de caer a los pies de Claudia. Rei dio un largo beso a las braguitas de su amiga antes de bajárselas, esta vez sin ninguna ayuda.

Unos genitales totalmente desprovistos de todo vello ocuparon el lugar de las braguitas.

Rei volvió a dar un largo beso, esta vez directamente en el inicio del sexo de su amiga. Usando dos de sus dedos empezó a abrir paso en el ano de su amiga mientras seguía mojando con sus labios la abertura de Claudia y usaba su otra mano para acariciar el cachete izquierdo de la cowgirl mientras ésta se dedicaba a mirar hacia su cabeza sobando y pellizcándose los pezones.

Finalmente Rei usó su lengua para penetrar en la vagina de su amiga al ritmo de sus dos dedos que ya habían conseguido entrar en casi toda su longitud por el otro agujero.

Claudia empezó a gemir más fuerte mientras su compañera recorría con su lengua cada uno de los recovecos de la entrepierna, apartó sus brazos de los pechos dejándolos caer nuevamente y colocando su mano derecha sobre la izquierda del ángel marcó un nuevo compás de penetración anal mientras que usaba su otra mano para acariciar frenéticamente el cabello de ésta.

Rei paró de lamer el coño de su amiga y medio incorporándose sobre el sofá empezó a chupar los pezones mientras volvían a usar sus manos para lo mismo.

De repente un ruido sobresaltó a las dos y al girarse hacia la puerta del salón pudieron ver cómo una sombra desaparecía de allí.

Claudia miró con ojos desenfocados a su compañera que aún no se había incorporado del todo.

  • ¿Tus padres?

La mujer de ojos rasgados cabeceó negativamente aún con el corazón palpitándole más de lo debido.

  • ¿Entonces?

Una puerta sonó al cerrarse en el pasillo. Rei terminó de incorporarse.

  • Es mi hermano, ese cabrón ha tenido que estar espiándonos.

Claudia puso su brazo en torno a los hombros de su amiga y acercando sus labios le dio un sonoro beso.

  • En tal caso tendremos que enseñarle a no espiar.

Rei sonrió mientras acariciaba con el dorso de su mano el pecho izquierdo de su compañera como si fuera lo más normal del mundo.

  • ¿También le castigarás?

  • Oh no, mi angelita, le castigaremos las dos.

Y volviendo a fundirse en un nuevo beso ambas se encaminaron a la habitación de Teijo.