Tras el Bautizo
Historia que cuenta el día de mi primer anal.
Les voy a contar una historia que me sucedió cuando tenía 19 años, fue mi primer anal. Primero me describo: soy una chica rubia, de 1.70 m. de altura, delgada, con ojos azules, pelo rubio largo y liso, pecho normal (talla 90) y culito normal también. Me gusta vestir de manera que se luzca mi figura y para ese día, que era la comunión de una prima, llevaba un vestido de fiesta ajustado a mi figura con un escote prominente; era largo hasta los tobillos pero llevaba una larga abertura en la pierna derecha. La ropa interior la componían un sujetador de color negro que juntaba bien mis pechos para formar un canalillo apetitoso y un tanguita de hilo de color negro, para acompañar me puse unas medias que llegaban hasta mis muslos y unos zapatos de tacón acabados en punta. Cogí un chal de lino blanco para taparme un poco el escote (sobretodo en la Iglesia). En la peluquería me hicieron un recogido que me favorecía bastante y me dejaron unos tirabuzones a ambos lados de mi cara muy finitos.
En la Iglesia todo transcurrió con normalidad, aunque me di cuenta de que había mucha gente que no me quitaba ojo (más bien los hombres).
Después, en la fiesta, fuimos a comer a un restaurante donde nos juntamos la familia. Había más comuniones por lo que los comedores estaban a tope. Nos tocó en un salón a compartir con otra familia y allí vi a un chico alto y moreno que me pareció muy guapo. Estaba sentado en las mesas de enfrente a las de mi familia y no dejaba de mirarme, al principio estaba un poco molesta pero luego me excitó la idea de pensar que me deseaba.
En la transición entre el primer y el segundo plato me levanté para ir al baño y cuando abrí la puerta de los baños para volver a los salones me lo encontré que entraba. Me saludó, me dio conversación sobre las comuniones y se me presentó, se llamaba Jorge. Nos dimos dos besos aunque en el segundo él buscó mi boca y rozó levemente mis labios y eso hizo que me recorriera un escalofrío por el cuerpo, tras esto él entró al baño y yo volví a mi sitio.
Tras la tarta de rigor y el helado vinieron las copas y tuve que volver al baño, en esta ocasión Jorge vino detrás mía y en el hall de los baños me echó piropos, me dijo que era muy guapa y que me invitaba a una copa en un pub cercano. Yo, que ya iba un poco bebida acepté; se lo dije a mi familia y me fui (primero salió él y al rato yo, para no levantar sospechas).
Nos montamos en su coche y durante el trayecto fuimos hablando, en el pub nos tomamos varias copas mientras seguíamos charlando y de repente nuestras bocas se juntaron. Nos dimos varios besos, él me acarició la pierna que se dejaba ver a través de la raja de mi vestido. Decidimos irnos, me dijo que fuéramos a la casa de sus abuelos que no había nadie y estaríamos tranquilos.
Nada más entrar a la casa y cerrar la puerta nos fundimos en un abrazo y nos besamos. Fuimos a un cuarto donde tenía una cama de matrimonio, nos tumbamos y empezó a besarme en el cuello y la boca. Bajó los tirantes de mi vestido y me desabrochó el sujetador, besó mis tetas, succionó mis pezones que estaban muy duros y metió su mano entre mis piernas por encima de la ropa. Cogí la iniciativa, lo tumbé en la cama y le quité los pantalones y los calzoncillos; tenía un buen miembro y apuntaba al techo. Mi lengua empezó a juguetear con su prepucio y a lamer desde la punta hasta la base de su poya. Me la metí en la boca y le empecé a succionar la poya y los huevos. Él marcaba el ritmo de la felación tirando con sus manos de mi pelo, estuvimos así hasta que de repente me agarró la cabeza con fuerza y empezó a follarme la boca, a mi me daban arcadas porque no podía respirar y me la metía muy adentro, en unos segundos sentí como se llenaba mi boca de un jugo pegajoso y dulce, me la sacó y me dijo que me lo tragara, lo hice y me besó. Me dijo que se había corrido porque ahora se iba a centrar en mi, me iba a hacer disfrutar y después se iba a correr en mi culo, yo le dije que lo que quisiera menos eso porque nunca me lo habían hecho.
Ahora fue Sergio el que me tumbó en la cama, me subió el vestido hasta la cintura y me apartó a un lado el tanga, dejó a la vista mi coñito rasurado y empezó a jugar con sus dedos y su lengua. No se el tiempo que estuvimos así pero tuve varios orgasmos seguidos y mi espalda se arqueaba una y otra vez, entretanto aprovechaba para comerme el culito, ensalivarlo bien y meterme un dedito, yo estaba fuera de control.
Me terminó de quitar el vestido y el tanga, sólo me quedaron las medias, se tumbó sobre mí y a la inversa e hicimos un 69 yo volví a bombear su poya y él seguía haciéndome gritar de placer, él paró se colocó un condón y me levantó las piernas dejando ver bien mi coñito que estaba palpitante, puso la punta de su pene sobre mi vagina y empujó firmemente. A mí se me escapó un suspiro y él empezó a embestirme una y otra vez, sus huevos chocaban contra mi culito y yo gozaba. Paró un momento para cambiar de postura, me puse a cuatro patas y él me penetró por detrás, con una mano estimulaba mi clítoris y yo me corrí otra vez. Ante esa excitación, Jorge sacó su poya, escupió en mi culo y lo lubricó con su saliva y mis jugos vaginales. Acercó su poya a mi ano y empujó muy suavemente, yo sentí como había algo que presionaba mi esfínter e intenté relajarme, me costó pero tras varios intentos y mucha paciencia noté como me entraba algo, me había metido la punta e intentaba ganar terreno muy lentamente. Tras largos minutos mi culito cedió y comenzó a bombear con un poquito más de intensidad pero a mi me molestaba un poco, él paró la sacó y se retiró el condón, volvió a penetrarme lentamente y a bombearme aunque no tuve que aguantar mucho porque en pocas embestidas noté como se calentaba mi culo y era su leche otra vez. Me la sacó y yo noté cómo un líquido bajaba por mi esfínter, cuando me incorporarme para limpiarme cayeron unas gotitas de semen sobre la cama que escurrían de mi culo. Me puse el tanga, el vestido y me miré al espejo, daba miedo; estaba toda despeinada y se me había corrido todo el rímel.
Me acicalé un poco y Sergio me llevó a mi casa, los dos lo pasamos muy bien. Cuando me bajé del coche me avisó de una mancha que llevaba a la altura de mi culo y era el resto de semen que había quedado en mi interior y al ir sentada había bajado hasta el orificio de mi culito y traspasado mi ropa. Esto podía ser el principio de una relación muy intensa y hasta ahora ha sido uno de mis mejores polvos.