Transmilenio

Nunca se imaginó Ingrid que iba a experimentar tantas emociones fuertes ese día, cuando se montó en transmilenio para dirigirse a la universidad.

TRANSMILENIO

Ingrid como todas las personas que necesitan transportarse a la hora pico se monta en un transmilenio, tomando la ruta B52 en la estación banderas, dirigiéndose a la universidad que queda cerca al estación calle 76, donde empezó a cursar sus estudios profesionales como periodista. Ella está vestida con una faldita negra muy corta y ajustada que hace resaltar sus encantos corporales traseros y delanteros: unas nalgas muy redondas y una conchita abultadita que se marcan a través de la tela muy sedosa de su falda. Arriba usa una linda blusa rosada, con un escote que permite apreciar sus atractivos senos.

El transmilenio está repleto de gente y ella tiene que acomodarse como puede, quedando parada frente a un hombre que esta sentado y piensa en la falta de caballerosida de los bogotanos. En la siguiente estación Marsella sigue entrando más gente al transmilenio y ahora está repleto. Ingrid siente que alguien se coloca justo detrás de ella y la empuja con su cuerpo. Debido al empujón, Ingrid no puede evitar que su cuerpo haga contacto con el hombre sentado a su frente. Casualmente la altura del hombro coincide con ese triangulo íntimo de Ingrid entre sus piernas. Ingrid ha quedado tan pegada al hombro que lo siente hundiendo la carne de su rosadito triángulo, esto causa en ella una sensación muy extraña que no comprende, que la invade totalmente, tratando de retirar su abultadita conchita, pero lo único que obtiene es pegar mas su cola al hombre parado detrás de ella, sintiendose entre dos hombres que despiertan en ella unos deseos que no creía capaz de experimentar en un sitio tan público como transmilenio.

Ahora Ingrid también siente que la persona colocada detrás de ella se pega mucho a sus nalgas, ella mira hacia atrás y el le muestra una sonrisa, pensando que ella es quien saca su cola para complaserlo. Ingrid está como entre dos fuegos, por delante tiene a ese hombre rozando con su hombro la carne de su deliciosa conchita y por detrás otro que se le ha pegado atrevidamente a su redondo trasero. Ella trata de despegarse un poco de este último, pero con eso lo que logra es que el hombro del otro se hunda más en su carne y casi abre los labios de su vulva a través de la tela de su faldita. Entonces trata de retroceder para huir de esta sensación que le quema la conchita, pero sus nalgas chocan con el cuerpo del hombre a su espalda. La sensación es ahora doblemente tentadora, porque con este choque está sintiendo un bulto creciendo de este hombre tratando de abrirse paso entre sus redondas nalguitas, y esto también la quema, la turba demasiado.

Ingrid se deja llevar por la rica sensación que le produce el bulto del hombre creciendo entre sus nalgas, abre un poco sus piernas y así el bulto se acomoda mejor en su trasero, como si quisiera atravesar la tela de su faldita y llegar hasta la propia carne de su tierno culito. El hombre aprovecha esta actitud de Ingrid y empuja más su cuerpo hacia ella para pegarse más a sus nalgas. Este empuje excita a Ingrid doblemente, porque mientras siente que este bulto cada vez más grueso está abriendo sus nalgas, se da cuenta que otra vez su conchita ha hecho contacto con el hombro del otro hombre delante de ella. Ahora se ha hundido tanto en la suave y carnosa conchita de Ingrid que logra abrir los labios de su vulva como si hubiera atravesado la tela de la falda y el hilo que la cubren. Ingrid no puede creer que le esté pasando esto, por un momento quisiera apartarse de allí y evitar la situación, pero no logra hacerlo, las sensaciones son tan fuertes que la tienen demasiado excitada, y por si fuera poco su conchita ya la tiene muy húmeda.

La transmilenio sigue avanzando, pero todavía falta mucho para llegar a la estación calle 76 y afortunadamente para Ingrid está tan repleta de gente, que nadie puede notar lo que le está ocurriendo. El hombre a su espalda está disfrutando tanto sentir las redondas nalgas de Ingrid, que está moviéndose y frotando su miembro contra ese culito ardiente, Ingrid no puede evitar corresponderle y también mueve sus nalguitas de una manera muy sutil. Cuando las mueve así de esa manera tan especial su conchita también frota más contra el hombro del otro hombre y ambos se estremecen del placer. Ingrid ya lo está sintiendo cual pene que quiere abrirle la concha y penetrarla hasta su profundidad.

El hombre de atrás aprovecha esa entrega que siente de parte de Ingrid con esos movimientos sutiles y deliciosos de sus nalgas contra su miembro y atrevidamente conduce una de sus manos hasta tocar sus muslos y muy delicadamente sube un poco la cortita falda de ella. Ingrid no se atreve a protestar, más bien desea que prosiga y se atreva a mucho más. Él parece leer sus pensamientos y muy atrevidamente desliza su mano por debajo de la falda y toca la piel de sus nalgas, Ingrid está tan excitada que ya no se puede oponer y lo deja hacer lo que quiera. El hombre acerca su boca a los oídos de Ingrid y le susurra: -¡Qué ricas nalgas tienes mami! Estas palabras la terminan de desarmar y derretir y ella abre un poco más sus piernas como diciéndole: -¡Son todas tuyas papi! Él hombre, entonces, viendo que ella ya está entregada de esta manera, no se puede contener y de una manera muy audaz y disimulada saca su miembro del pantalón, el contacto con las nalgas de Ingrid lo han puesto muy erecto y grueso, entonces él sube de nuevo su faldita delicadamente y desliza el caliente miembro hasta tocar sus ricas nalgas.

¡Ingrid no puede creer que esté sintiendo la carne viva de ese miembro erecto en sus nalgas! ¿Cómo fue capaz? -se pregunta ella-. Ahora ese contacto de la carne de su miembro tan grueso y duro en su culo la vuelve loca. El hombre busca con la punta de su miembro, entre las nalgas de Ingrid, el orificio de su culito divino, ella le da toda la facilidad que puede, lo encuentra pero lo obstaculiza la tela del hilo, él desliza su mano hasta tocar el hilo, aparta esa mínima tela y así la cabeza de su duro miembro hace contacto con ese orificio tan íntimo de ella. Empuja la cabeza lenta y suavemente penetrando el culito de Ingrid muy ricamente. Ella siente esta verga en su culo como una barra ardiente que la quema y la derrite. Sigue moviendo sus nalgas muy suave, pero, apasionadamente, quisiera succionar esa verga al máximo y sacarle toda la leche para que se derrame sabrosamente en el interior de su culito, haciéndola muy feliz. Con esos movimientos apasionados de sus nalguitas, provocados por ese miembro tan rico dentro de su culo, Ingrid también ha estado frotando más fuerte su conchita contra el hombro del otro hombre delante, y esto la tiene súper mojada, su clítoris está erecto y durito. Este hombre se siente tan excitado sintiendo esa vulva tan carnosa y divina frotando su hombro, que tampoco se puede controlar y se atreve a deslizar su mano por debajo de la faldita de Ingrid hasta tocar esa vulva que lo tiene totalmente cautivado, desliza sus dedos por debajo de la tela del diminuto hilo rojo y busca la entrada de su vagina, la encuentra mojadita y los conduce a su interior, entran con mucha facilidad y se pierden en la profundidad de esa bella cueva.

Ingrid siente esos dedos entrando en su húmeda vagina y esto la hace delirar de placer, está gozando tanto de este doble placer: la verga del hombre de atrás está dentro de su culito, entrando y saliendo de una manera tan especial, y ahora los dedos del hombre de adelante están dentro de su vagina, penetrándola y excitándola tanto que se siente como un volcán a punto de estallar. Esto es demasiado para Ingrid, no lo puede aguantar más, le sobreviene un primer orgasmo que lo siente en su culito, son muchos espasmos en su interior que parecen succionar la verga del hombre atrás. Ingrid tiene que hacer un gran esfuerzo para no empezar a gritar como una loca cuando siente la leche de ese miembro caliente corriendo por dentro de su culito. Las piernas de Ingrid le fallan de la emoción tan fuerte, y por si fuera poco, los dedos del hombre delante están frotando deliciosamente su clítoris y ahora le viene otro orgasmo dentro de su vagina, siente varios espasmos, uno tras otro, no puede evitar lanzar unos callados gemidos: -Aaahhhh, -Ufffffffsssss, -Aaaauuuhhh, por cada orgasmo que le llega y casi la hacen gritar por el infinito placer que siente.

El hombre ubicado atrás retira su miembro del culito de Ingrid, lo guarda y aprovecha la parada dela Av 39 para bajarse del transmilenio, no sin antes dejar en la mano de Ingrid una tarjeta con sus datos personales y susurrarle al oído: -Llámame mami! Ingrid se percata entonces que la siguiente estación es la calle 76 y se demora entre estas estaciones aproximadamente 12 minutos, decidida a aprovechar ese placer al maximo, mantiene su sexo pegado al hombro del otro hombre sintiéndose desfallecida, expirementando tanto placer en su sedienta cuquita. Ella siente adelante toda su concha y el hilo mojado por los jugos derramados del interior de su cueva vaginal y atrás sus nalgas mojadas por la leche que le dejó la verga tan rica que le penetró el culito. Todavía le parece un sueño lo ocurrido, nunca había experimentado un doble placer tan intenso como éste en su vida.

Ingrid llega por fin a la su estancion y se baja del transmilenio, pero cuál es su sorpresa al ver que el otro hombre, que le dio tanto placer metiendo sus dedos en su vagina, también se ha bajado y está caminando detrás de ella. ¿Será que estudia en la universidad también? -Se pregunta ella-. Sigue caminando, entra en la universidad y va al baño de mujeres, entra en un cubículo, se sube la falda y empieza a limpiarse por delante y por detrás. Escucha que se abre la puerta y entra alguien, pero no le da importancia. Sale del cubículo y se está lavando las manos, cuando siente que la aprisionan unos brazos por detrás, voltea y casi se le sale el corazón al ver que es el mismo hombre que venía caminando detrás de ella. Él le tapa la boca y le dice en el oído: -No tengas miedo mami, sólo quiero terminar lo que dejamos pendiente. Hay un momento de suspenso y él empieza a besarla por la nuca, de una manera muy sensual.

Ingrid se deja arrastrar por las emociones, él deja de tapar su boca y le dice al oído: -Quiero que me lo mames mi amor! Ella se da la vuelta, él saca su verga y se la muestra. La tiene tan grande y gruesa que Ingrid queda embelesada viéndola, la tienta tanta esa carne en vara que se arrodilla lo toma con sus manos y lo introduce en su boca con ganas de tragárselo. –Ummm que divino lo tienes papi, le dice Ingrid, mientras se lo chupa con unas ansias locas. Él la toma por sus cabellos y empuja su cara hacia su pene, haciendo que éste entre todo en su boca, luego la jala por los cabellos para que el pene salga un poco y la vuelve a empujar para que le entre todo de nuevo. Así como que se vuelve loco y repite esto una y otra vez, diciéndole: -Mámalo duro mami! Ingrid lo complace y se lo mama de esta manera tan rica, ella lo disfruta tanto como él. Ingrid lo succiona de una manera tan especial mientras entra y sale de su boca que él no tarda mucho en derramarle su leche en la boca. Ella se traga toda esa leche y se siente en el paraíso. Pero, ahora daría cualquier cosa por sentir esa verga tan caliente dentro de su vagina.

Ingrid se incorpora y saca sus senos de su blusa para provocarlo y excitarlo. Los tiene tan bellos y carnosos que logran su cometido, el hombre introduce los pezones en su boca y empieza a lamerlos mientras su pene comienza a crecer de nuevo. Ingrid lo ayuda frotando con sus manos fuertemente esa verga que ya se está poniendo dura otra vez. Cuando ella lo siente bien duro y grueso, está tan ansiosa que conduce al hombre a un cubículo, le pide que se siente y ella rápidamente se le va encima buscando la punta de su pene con su deseosa y húmeda vagina, la encuentra y desciende con su cuerpo para que le entre todo ese pene tan rico hasta lo más profundo. Cuando ella lo siente en su interior así tan divino, se vuelve loca, se mueve con extremada pasión, cabalgando encima de él y lo siente tan caliente, tan duro que no puede evitar empezar a sentir orgasmos, uno tras otro, y empieza a gritar: -Ayyyyyyyyyyyyyy , y a gemir: -Ahhhhhhhhh, tan fuerte que él tiene que tapar su boca. Ella se sigue moviendo con tanta intensidad encima de su pene que él tampoco puede contenerse más y empieza a soltar toda la leche que le queda en la vagina ardiente de Ingrid. Ella se la succiona toda y se quedan ambos, por un rato indefinido, muy juntos así, desfallecidos, muertos de placer. Nunca se imaginó Ingrid que iba a experimentar tantas emociones fuertes ese día, cuando se montó en transmilenio para dirigirse a la universidad.

Quiero que muchas mujeres compartan su opinión de mi relato, pueden escribirme a ingridperiodista@gmail.com