Traicionada 2
Hice aquello que un Amo no debe nunca hacer, fue delicioso. Desenlace.
Este relato es la continuación de Traicionada 1, estoy convencido de que si tu intención es leer una historia sabrás como actuar ahora.
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Las noches eran agradables estados de paz, mi mente vagaba de castigoen castigo atormentando el hermoso cuerpo de mi sumisa Slava con la justa dosis de placer y dolor, sus involuntarios gemidos de excitación iban acompañados por musitados ruegos de clemencia cuando la humillación hacía mella en su espíritu y sentía que un sólo acto más de perversión acabaría rompiendo en mil pedazos la cordura de su mente.
Era pleno y satisfactorio observar como al rozar la primera luz la ventana salía de la cama como una exhalación hacia la cocina y preparaba velozmente el desayuno que tomaría su Amo, su frenética actividad era muy lógica, pues si tardaba apenas unos segundos más de lo debido ese rayo de luz que daba el inicio a la carrera acabaría entrando en la habitación y llegando al suelo, iluminando una de las muchas notas que estaban tiradas por el suelo, cada una de estas notas contenían una instrucción detalla del castigo que habría de sufrir en caso de que la luz del sol llegase a la nota antes que su esmerado desayuno a mi cama.
En su carrera me deleitaba con el movimiento de sus pechos, eran amplios y macizos, con una potente aureola que acaba coronada en un erguido pezón, su cuerpo estaba hecho especialmente a mi gusto como no podía ser de otra forma, era una mujer de generosas curvas, hermosa, femenina, muy femenina sobre todo cuando acalorada saltaba sobre la cama depositando ante mí la tostada y resoplando trás subir las escaleras casi sin resuello, se le veia feliz por haber cumplido su tarea a tiempo, o eso debía pensar, pero lo cierto es que el sol marcaba con meridiana exáctitud el centro de la nota negra.
Por supuesto que era la nota negra, yo mismo había movido su posición para hacerla coincidir con el rayo solar, estaba desconsolada, juraría que había sido más rápida que nunca y sin embargo el sol delataba que su castigo era inexorable
Yo sabía que la nota negra era un suplicio para ella, se trataba de un castigo psicológico, no tenía que rozar ni uno sólo de sus cabellos para atormentarla, me bastaba simplemente marcharme de su lado durante una semana para que la tristeza inundase su cuerpo.
Me vestí y me marche sin siquiera despedirme, así era la nota negra, una semana completa de autismo con respecto a su Amo, una semana que aprovecharía para preparar la ejecución del pensamiento negro.
Al séptimo día envié un mensaje a su correo electrónico citándola en 2 horas en una hermosa cabaña donde habíamos quedado la primera vez, no hacía falta que contestase al mensaje, no era una invitación, cuando su Amo hablaba ella escribía sus versos en piedra, eran su ley.
Llegó exáctamente a las 2 horas, tiempo atrás la enseñe que la puntualidad es hacer exáctamente lo que tu Amo ordena, no llegar antes, aprendió bien lección y llamo a la puerta a la hora indicada, iba vestida como requería la ocasión únicamente con una falda con vuelo y un jersey de lana, sin nada más salvo los elegantes zapatos.
Coloqué la nota negra en el suelo y junto a ella un preservativo cerrado, miró temerosa la nota negra pues no sabía que podía estar sucediendo, pero no dijo nada, agacho la mirada y con extrema y deliciosa sumisión inclino su cuerpo hacia el suelo cayendo de rodillas y adoptando una postura de sumisión completa.
Agarré sus cabellos y la llevé directamente a una mesa baja, siguió mi paso como pudo gateando y arrastrandose sin emitir una sóla queja, la deje tirada sobre la mesa y apoyando mi mano sobre sus cabellos quedó fija su cabeza en el extremo de la mesa, sin más preámbulos, me saque el pene del pantalon y lo sitúe sobre su mejilla sin moverlo, tan solo apoyado sobre ella, se veia deliciosa así de indefensa y sumisa.
Noté como su miedo inicial daba paso a la excitación y como separaba las piernas inconscientemente, eso me recordó el motivo de esa cita, me levanté y arranqué su falda de entre sus piernas, gimió de placer y anticipación, podía ver claramente como su humedad resbalaba por sus carnosos labios, decidí dejar puesto su jersey, y tomé cinta aislante de mi pantalón, con ella comencé a atar sus piernas a la pata de la mesa, quedaba ella sobre la mesa con una extremidad por cada lado.
Miraba hacia atrás susurrando gemidos de dolor y desconcierto al ver como ataba sin piedad sus piernas a la mesa, pero no se atrevía a quejarse abiertamente, la nota negra de la entrada estaba justo delante de su vista y eso la atemorizaba, no sabía que podía significar, noté que se consolaba mirando el condón, pensando que sería un juego como tantos otros en los que gozaría como una auténtica perra dando placer a su Amo.
Pasé al lado delantero y tomé sus manos fijandolas firmemente en las patas delanteras con la cinta adhesiva, notaba que estaban apretadas y fijas, ella estaba incómoda y temerosa, pero su rostro seguía rojo de excitación, y sus ansias de sexo trás una semana completamente castigada, estaban tan elevadas que nublaban su juicio.
Tomé asíento delante de su rostro en un pequeño cojin, no hizo falta el más mínmo gesto por mi parte, se abalanzó sobre mi polla y comenzo tragarse el miembro con ansia devoradora, veía como se internaba cada vez más a través de su garganta, hacía todo esfuerzo posible por lamer con todo su ser, aprisionada y atada tenía poco movimiento pero sus lamidas y chupadas hacía que mi polla engrandeciera en su boca hasta llenarlo casí hasta el dolor de excitación.
Agarré con fuerza su cabello y guié su felación a mi gusto, era delicioso follarse esa boca ardiente, notaba como se calentaba tanto que comenzaba a frotar su púbis contra la mesa, estaba realmente cachonda, era el momento
Tomé con fuerza su cuello con mi mano y presioné su cabeza hasta el fondo, sus labios acariciaban la base de mi pene y notaba como se cerraba su garganta contra el glande hinchado y amoratado.
¿Recuerdas cual es la palabra de seguridad?
Pregunté en un tono firme y seco.
Por su puesto no esperaba respuesta apenas si podía respirar cuanto menos responder
- Yo sí recuerdo cual es tu límite. Nada de sexo sin protección.
Paró instintivamente en su forzada felación, durante apenas un instante, apenas perceptible, pero yo la conocía mejor que a mí mismo y supe que algo se estremecía en su interior.
- Es por ello que he traido un único condón, allí, junto a la tarjeta negra.
Noté como su respiración se hacía más rápida, estaba excitada, nerviosa, la angustia comenzaba a atenazar su pecho, la intranquilidad más aguda tomaba fuerza en su interior.
-Ya me he cansado de ti.Me aburres.Eres tan predecible, tan anodina.
Agarré su cabeza con ambas manos y continué follandome su boca mientras destrozaba cada uno de sus recuerdos a golpe de palabras.
- Hoy será la última vez que te folle, o más bien, la primera vez que te viole, luego no volverás a saber de mí.
Su angustia se hizo patente con la primera lágrima que cayó rodando sobre su mejilla y aterrizó en mi muslo, mientras su cabeza seguía subiendo y bajando a lo largo de todo mi pene, su cabeza trataba de procesar toda la información.
Saqué la polla de golpe de su boca y se la tapé con más cinta aislante, trató de resistirse y mover la cabeza de un lado a otro pero no era rival para mí, simplemente hizo más divertida la tarea de amordazarla.
- Pero no te preocupes todo terminará como ha empezado, ya lo verás.
Fui a por el condón y me acerque a ella con mi sonrisa más perversa.
- La culpa como no podía ser de otra forma, es tuya mi boba perrita.Tú y tu manía de usar condón, eres una perra resentida, que no sabe hacer disfrutar a su Amo, pero hoy vas a aprender, vas a tener este condón metido en la cabeza durante mucho tiempo.
Me incliné sobre ella y acerqué el condón a su rostro.
Literalmente.- Pegué el condón a su frente dejando que oscilara entre sus ojos que me miraban con una mezcla encantadora de estupor y angustia.
No me des las gracias preciosa, esto te va a doler más a ti que a mí.- Solte una profunda risotada que hizo que todo su cuerpo vibrara estremecido dando rienda suelta a las lágrimas.
Me coloqué detrás de su culo, no podía verme y su angustia crecía a cada instante, así que decidi regalarme el placer de ver como su cuerpo se contorsionaba con el quedo llanto mientras escogía con sumo cuidado que fusta iba a realizar el trabajo de calentarme ese culo.
- Zstst!, Zstst!, Zsts!
Normalmente se arqueaba de placer y dolor cuando la aplicaba la fusta en su delicioso culo, era un lienzo perfecto, blanco, redondo y amplio, un placer para un artista de la fusta como lo soy yo, sin embargo esta vez sólo había dolor y estremecimiento, podía notar como la vergüenza comenzaba a llenar su cabeza de pensamientos y su respiración se hacía agitada.
Cuando obtuve un fino color rojizo, apliqué mi mano sobre ella, con suaves cachetes que hacían retumbar ese culo delicioso, abria sus nalgas y observaba su húmeda cueva seguida por el rosado ano, sin duda había venido bien preparada para la ocasión, lamí largamente mi dedo más largo y comencé a aplicarlo lentamente en su ano, estaba tensa y apenas dejaba paso, pero yo sabía que era cuestión de tiempo, nunca antes pudo resistirseme su culito y no iba a comenzar hoy.
Comencé a lamer su coñito, paseando la lengua por encima de sus labios, besandolos como si fuese su propia boca, dejando que mis labios separasen sus secretos y mi lengua inundase su profundida, mientras mi corazón seguía perforando su apretado ano que iba cediendo centímetro a centímetro a mi empuje, parecía que mi boca obraba maravillas en su cuerpo, pues al poco tiempo se olvidó de la desesperanza, de la humillación y la perversión, su llanto se quedo dormido y comenzó a despertar su líbido, un caudal de sexo descendio por su vagina y lleno mis labios, mientras que su goloso culo abria sus puertas de golpe agradeciendo la entrada de todo mi dedo hasta el fondo. Arqueada, su espalda y pedía más guerra.
- Voy a follarte este culo prieto que te parece perrita? - Reia mientras veia como su cuerpo alzaba la cadera buscando placer, había olvidado completamente donde estaba.
Agarré con fuerza su cadera y colo que la punta de mi polla en la entrada de su ano, notaba como su cadera hacía movimientos circulares, invitando a una invasión sin piedad.
Empujé y cale hasta el fondo mi sexo forjado, soltó un fuerte suspiro de placer y se corrió de golpe en toda mi polla.
- No ha dolido tanto verdad? Tenías tu coñito de perra muy mojado.-Dejé que la frase fuese calando hondo en ella, tanto como estaba incrustada mi polla en su coño.
Se detuvo de golpe, sorprendida, acongojada, tomo consciencia de su cuerpo y notó que no era su ano ardiente lo que clamaba de dolor y placer, era su sucio coñito la que la había engañado, y acogía con tremenda voracidad mi polla desnuda.
- HHGMGM! - Gritó y se revolvió.
Trataba de sacarse la polla de su interior, pero era una tarea imposible, me rei a carcajadas dejando que se debatiese.
- Ufff sí perra.Cuanto más te mueves más ganas me dan de correrme.
Se detuvo en seco, aterrorizada.
- Ah que rico, esto es el paraiso, podría correrme sólo de notar cada pliegue de tu rico y mullido chochito amor.
Se volvío histérica, gritaba y se zarandeaba intentando escapar sólo hacía chirriar la mesa y aumentar mis carcajadas, y mi excitación, veia claramente como las ligaduras de sus manos y piernas se retorcían pellizcando su piel pero ella sólo deseaba escapar y seguía en su loca huida, que unicamente la alejaba de mí unos pocos centímetros que luego retrocedía en otro moviemiento realizandome sin ella saberlo un autentico trabajo de profesional, su contorsionado coñito masajeaba mi polla hasta límites insospechados.
Plaf, plaf, plaf! - Azoté su orondo culo animándola a seguir cabalgando mientras que con una risa gutural la ofrecía una alternativa.
Si consigues arrastrar la mesa hasta la baldosa amarilla, dejaré de follarte y simplemente me correré en tu cara, que te parece? Jajaja...
Dejó su absurdo bamboleo y encaminó todas sus energías en mover la mesa hacia la baldosa amarilla, en cada vaiven la mesa se acercaba una decena de milímetros a su destino, y mi polla se inflaba de morbo hasta límites insospechados, jamás en mi vida había estado tan excitado.
- Pero claro, con cada empujo me pones más y más caliente pequeña zorrita, así que date prisa.
Frenética redobló sus esfuerzos para alcanzar la meta, inclinaba su culo hasta el fondo calandose mi polla hasta las mismisimas entreñas y logrando que mis huevos golpearan contra sus muslos para luego lanzarse hacia delante con determinación suicida que arracanba un suspiro de placer a mi cuerpo y tensaba un grado más mi polla a punto ya de dar la última nota en una orgía de semen y perversión.
- Eso es perra, salta como un buen caniche, pon la polla de Amo a punto, un par de empujones más y te regaré por dentro como núnca lo han hecho antes.
Apenas quedaban unos centímetro para que alcanzase la meta cuando metí profundamente mi dedo pulgar en su culo clavando su cuerpo a la mesa.
- AHgmggm! - Gimio de dolor y angustia.Seguro que pensaba que aquello no era justo.
Pobre, aún hoy sigue sin saber que no existe la justicia cuando pones tu cuerpo en manos de un Amo.
Anclada la mano en su culo, y perforando su ano, tome impulso para penetrar su coño a gusto, disfrutando del calor que subía de mis pelotas hacia mi polla señal inequívoca de que estaba a punto de finalizar mi fantasía perversa.
Sin embargo seguía pujando por avanzar y sin el empuje del vaiven de su cuerpo su movimiento había quedado reducido a unos pocos milímitros cada vez que lograba fijar los dedos de los pies en el suelo y empujar con toda su alma, todo este esfuerzo era un placer inmenso para mí, disfrutaba enormente sientiendo su cuerpo angustiado por llegar a una ridícula baldosa amarilla.
Divertido aflojé al tensión en su culo y la deje avanzar lentamente.
- UGMMMG UUGMGMMGG!! - Desesperada moviá la cabeza de un lado a otro, y contorsionaba todo su cuerpo tratando una vez más de apartarse de mi, sin duda quería hacerme ver que había llegado a su meta particular.
Me detuve y sin salir de su interior eché una ojeada, vaya sin duda había logrado su objetivo era algo realmente meritorio, había avanzado no menos de 1 metro a fuerza de arrastrarse.
Fantástico has llegado!. Reí francamente satisfecho mientras sacaba mi polla de su interior.
Sin embargo...creo que voy a terminar de follarte igualmente, al fin y al cabo, quién es el Amo? - Reí jocosamente y calé mi polla de golpe en su magullado coño, empujando con morbosa satisfacción mientras apretaba sus caderas en una cabalgada bestial.
AAMGMGM! AMAMGG!! - Sollozó largamente y se dejó caer exhausta en la mesa, estaba totalmente rendida de cansancio, dolor y humillación.
Con cada embestida podía oir claramente el repicar del condón en su frente, era como una campana dando las horas en un funeral, lentas, solemnes y con cada golpe le recordaban que estaba pasando, como mi polla horadaba su interior con la intención de dejarla completamente llena de semen, debía estar aterrorizada, quedarse embarazada de esa forma era algo inpensable para ella y la angústia de su desesperada postura sólo la hacía sentirse aún más humillada y engañada.
Agarré con fuerza su pelo y tiré formando una coleta tal y como me gusta hacerlo cuando estoy a punto de correrme.
- Oh sí puta! Esta es una cabalgada fabulosa, eres toda una guarra en la cama! Jajaja. - Yo estaba ebrio de placer y sólo me preocupaba de tomar todo el morbo y deseo que quisiese para mí, disfrutando del cuerpo de mi sumisa.
Casí podía oir como pensaba una y otra vez "Manzana Azul...Manzana Azul" pero esta vez de poco le iba a valer la palabra segura, esta vez lo único seguro sería la obeciencia absoluta a su maestro.
Sacaba del todo mi polla de su coño, y la empalaba sin piedad una y otra vez, sin dar tregua, la mesa continuaba su vaiven pero esta vez con una desvalida mujer tirada por encima como un muñeco de trapo y por la acción de mis acometidas.
Agarre su culo con ambas manos y separé sus nalgas disfrutando de la gloriosa vista de su ano rosado y su coño perforado podría seguir así durante varias vidas pero mi brutal excitación anunciaba una corrida brutal que no tenía la más mínima intención de retener así que aprete fuertemente sus carnes y clave hasta el fondo de su ser la gran inyección bombeando una y otra vez toda la leche que nunca se quiso tomar por ese delicioso coño.
- Si joder, toma toda la puta leche zorra... vas a tener toda la que no te has querido tomar en estos años, te aseguro que te voy a rellenar hasta los bordes encanto.
Apreté fuerte mis caderas contra ella y dejé que toda la adrenalina saliese de mi cuerpo junto con el semen dejandome caer sobre ella resplando trás un trabajo bien hecho.
Acerqué mis labios a su oido y murmure:
- Asumelo, yo soy tu Maestro, tu Señor, tu Amo, y tu resistencia es mi combustible.
Trás unos minutos y al notar que su llanto comenzaba a pasar de la pura humillación y frustración a una honda pena, sonreí para mis adentros y me incorporé saliendo de ella lentamente, lo cual condujo a un leve gemido y otro arrullo de lágrimas por su parte.
Me senté exáctamente donde me había sentado al inicio de toda la lección, en el cojín situado justo delante de su cabeza y despegué con cuidado la cinta aislante que cubría su boca.
Mi pene aún erecto hondeaba a escasos centímetros de sus labios, estaba recubierto de jugos y aún parecía querere más, como siempre me pasaba en su presencia.
- An Animal.. hijo de puta...- Su voz era un mero susurro y su llanto hacía que sus palabras sonaran entrecortadas.- Eres un mald... humpf!
Tapé su boca con mi mano apretando fuertemente, evitando cualquier huida, trató de menear la cabeza y zafarse pero era sencillo controlarla como siempre, dejé que se debatiese un poco más y luego con la otra mano apreté sus mandíbulas por los lados haciendo que abriese la boca un poco, lo justo para introducir en ella el conteníd que había colocado en la palma de la mano con la que la estaba acallando.
Se quejó y gimió pero finalmente entró entre sus labios y se aposentó en su lengua, giro asqueada la cabeza y gimió, me miró con odio y pude ver un destello de duda cuando se cruzaron nuestras miradas, yo sostenía su mirada con calma, con una media sonrisa de autosuficiencia que siempre aparecía en mi rostro cuando un plan salía bien.
Esto la desconcertó profundamente y casí me parecia escuchar el lento girar de los engranajes en su cabeza, mientras cientos de extrañas sensaciones se agolpaban en su mente, eso que tenía en la boca era viscoso y resbaladizo, y tenía un sabor extrañamente familiar en su paladar... era fuerte, denso..., sonreí divertido mientras su cara pasaba del asco a la sorpresa e inmediatamente después a un torrente de lágrimas.
Esbocé media sonrisa y retiré las manos de su boca, ella se quedó muy quieta sin atreverse a escupir ese pequeño rastro de esperanza que había hallado por sorpresa en su boca, sus lágrimas rodaron por sus mejillas y fueron a caer sobre mis muslos, lanzo un llanto o un suspiro que contenía todo el alivio, el miedo y la rabía que había pasado en las últimas horas, en el sollozo dejó caer el preservativo que aún estaba húmedo de mi semen.
No dijo ninguna palabra, simplemente bajo la mirada y comenzó a lamer delicadamente mi miembro, con un mimo, un cariño y una dedicación infinitas, era su forma de agradecerme la experiencia, era consciente de que su Amo le había regalado una experiencia irrepetible y única.
Había disfrutado de una violación en un entorno seguro y medido, pero con los miedos, y los sentimientos de una agresión real, sin sus peligros y sin los desastrosos efectos posteriores, simplemente había sido una experiencia que la acompañaría el resto de su vida.
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Antes de nada agradecerte el tiempo que has dedicado a leer este relato, pero lo más importante es que desaconsejo de todo punto imitar este comportamiento, es extremadamente peligroso además de ilegal, en una relación de Dominación y sumisión este comportamiento queda relegado a relaciones donde cada uno conoce más a la otra persona que así mismo.
Por lo demás espero que hayas disfrutado de mi relato, estaré encantado de leer tu comentario y cualquier crítica.
Si deseas contactar conmigo de forma más privada para charlar sobre futuros relatos será un placer responder a tu correo.