Tragedia Regia (3)

Mi esposa me sigue detallando todas las marranadas que hace con sus amantes. Hay Lupita, que puta me saliste!.

Después de lograr que mi esposa tuviera multiples orgasmos y yo también lograra descansar dos o tres veces, cuando me dejó cogermela, excitada por todo lo que había recordado y me había confesado, en una maldita noche llena de confidencias impúdicas de parte de ella, se quedó bien dormida.

Yo no podía conciliar el sueño. Eran casi las 4 de la mañana y yo seguía pensando en todo lo que le había sacado.

Lo del gerente de su antiguo trabajo en la tienda del centro de la Cd., de cómo había seguido con él después de casarse conmigo, cuando mi hijo tenía solo 15 meses de edad, del cual se decía que era el verdadero padre. De los compañeros de trabajo de ella en el banco, incluso uno de ellos brasileño y por lo que me dijo, muy exitoso en su trabajo, aparte de la gran verga que tiene, que de seguro anda metiendo entre las piernas de mujeres de todo el puto mundo. Pensando yo como mi esposa le había gustado bastante al infeliz, tanto que él le llamaba por larga distancia desde España para que ella lo hiciera venirse por teléfono. Ese cabrón debe tener viejas de a madre, muchas y de todos los calibres, y la mía le encantaba. Pos ha de ser muy buena en la cama, no? Hija de su puta madre.

Las confidencias de Lupe me tenían en estado de shock. Los detalles que me dio de todo lo que hacía y hace con sus amantes me hicieron desconocerla. Me sentía muy dolido, muy deprimido. Cómo era posible que a ella no le remordiera la conciencia de andarme haciendo eso. De que estaba hecha? Cuántos años venerándola, cuidándola, midiéndome cuando éramos novios para no desbocarme en las caricias, para no mancharla. Y resulta que desde entonces, con su patrón le ponía de a todo. Al sexo oral y anal. Que cuando ese hijo de la chingada andaba caliente en horas de trabajo, mandaba traer a mi novia del piso de ventas y se encerraban en su oficina y la ponía de rodillas a mamárle la vergota y lo peor, a ella le gustaba de a madre, tanto mamársela como dejarlo que se vaciara en su boca y tragarse todo lo que él le daba. Chingada madre.

O el chavillo ese, el de 22 años. Cabrona, ella va a cuplir 32. Cómo es posible que a estas alturas se encapriche con un morrillo y que se lo pelee con su huilas compañeras, para ver quien se lo coge primero. Que lo valla seduciendo poco a poco sin importarle su condición de señora casada y con hijos. Pinche vieja, de qué estará hecha? En qué plan andaba con ellos? Serán sólo amantes o se enamorará de ellos? Hay huey... Ahí me asusté. Como siempre, como toda la vida, mi temor principal es y será que me la bajen, que otro me la quite. Y se valla yendo con uno de ellos. Y todavía me faltaba saber de otros dos. Ella me dijo que ya llevaba tres, sin contar al actual y sólo me había explicado lo de estos dos. Me lleva...

Pero el que más me preocupaba era el actual, el gerente de una de las empresas que ella visitaba ofreciendo los servicios del banco. Ese que la llevó a recoger papelerías a las casas de trabajadores que vio entre semana y después de andarle metiendo mano todo el día, acabó siendo mamado y masturbado por mi mujer, como premio a su disposición para llevarla en su coche a trabajar. Y que ella tan impresionada me dijo como le había visto salir la leche de la vergonona que, según ella, tiene ese cabrón. Ese era el que más me preocupaba. Los otros de una u otra forma pertenecían al pasado, hasta cierto modo me valían madre, éste no. Si sacrificó el domingo de su familia para estar con ella, algo debía sentir ya por ella, no? Porque no les mencioné que ella me aclaró esa noche aciaga que este también es casado y con hijos, como ella. Yo no sé, pero para sacrificar un domingo con mis hijos y mi esposa, debe ser por un motivo mucho muy importante. De parte de ella, el trabajo. Según ella los sábados y domingos los trabajadores se encuentran en su casa, y ahí los agarra con su papelería completa. Debe ser. Pero, y él?. Y si le agregamos que tal parece que mi Lupe es campeona en la cama? A la mejor ya se empelotó de ella el huey. Puta madre, qué miedo. Empecé a sudar frío. Me dio mucho miedo pensar que ese huey se estuviera enamorando de mi mujer y que ella lo llegara a corresponder. Me horrorizó a madres.

Tal pareciera que ella, dormida, hubiera sentido mi calor nervioso, porque sofocada se destapó y se quejó del calor. Se despertó y me miró preguntándome si yo no tenía calor.

No tienes calor, papi?, preguntó.

No, mami, tú si tienes?

Sí, mi amor, mucho. Estoy sude y sude. Quítame toda la ropa y tráete una toalla mojada, por fa, si papi?

Sí princesa. Haber. Le dije, procediendo a desnudarla, pues todavía traía puesta la falda, la blusa y el brasier. Ya los calzones se los había quitado cuando me hizo comerle la chocha. Le encueré con calma, pues en cuanto me dijo lo de la toalla mojada se volvió a quedar dormida. Fui al baño y la empapé y le exprimí el exceso de agua y regresé a la cama. Le empecé a pasar la toalla húmeda por todo el cuerpo. Empecé por su cuello y cara. Seguí por sus brazos y ella sola los levantó para que se la pasara por las axilas y los pechos. Seguí por su abdomen, por su adorado abdomen que me había hecho tan feliz en dos ocasiones dándome a mis hijitos, Diego y Armandina. PERRA! Cómo era capaz de hacernos tanta chingadera?

Me fui otra vez al baño, mirándome al espejo mientras volvía a enjugar la toalla. Me desconocí. Me veía más viejo. Envejecí mucho esa maldita noche, me cae. Regresé con ella y seguí con sus piernas y su panochita, que tan felices había hecho,

y hará

, a tantos cabrones. Le abrí las piernas con cuidado y le pasé la toalla por ahí. Se quejó otra vez, pero ahora del gusto.

Haayy, amor. Qué ricooo. Me dijo sin abrir los ojos y abriendo las piernas al máximo.

Qué, mamita, sentiste fresco?

No, sentí delicioso. Síguele papi, síguele así, ándale. Me respondió, empezando a moverse como una culebrita sobre la cama, cuando yo le pasaba mi mano enfundada en una parte de la toalla mojada. Cómo era posible! Qué, nunca se le pasaba la calentura a esta pinche vieja? Apenas hacía un par de horas que casi me ahogas con tu chocha, cabrona!. Te viniste como cinco veces! Pensaba yo sin dejar de mover mi mano y la toalla en su pepa, viendo como abría su boca en señal de que estaba realmente muy caliente, otra vez!

Ya papi, deja la toalla. Me dijo arrebatándomela de la mano y echándola al piso, a un lado de la cama. –Ven, acuéstate de lado con tu cara entre mis nalgas, así. Me dijo, metiéndome debajo de ella; ella boca arriba, con sus piernas flexionadas sobre la cama, haciendo puentito sobre mi cabeza.. De ese modo quedé con mi cara recostada en la cama sobre una mejilla y con sus rendijas, de la choha y del culo, justo en mi cara muy cerca de mi boca.

– Ahora sí, mi amor cómeme, ándale papi, vamos a dormirnos así, cómeme la cosita y la colita rico. Quiero soñar que me están cogiendo, si mi amor?

  • Sí, mamita, lo que tú quieras. Le respondí. Qué más, si me daba chance de gozarla, pos órale, qué no? Saqué mi lengua y le recorría toda la raja del culo y la metía en su pepa lo más que podía. Al principio ella se movía y se quejaba suavemente por mis lenguetazos, pero a los 10 minutos se quedó bien dormida. Yo le seguí, arrullándola con mi lengua, hasta que perdí la conciencia, ya estaba muy cansado, fue una noche muy larga y culera. Culerísima.

Cuando desperté Lupita ya no estaba en la cama. A pesar de habernos desvelado tanto se había levantado temprano a despachar a sus hijos a la escuela. Siempre ella ha sido así, lo que sea de cada quien. Nada puedo reprocharle en cuanto a su forma de ser buena madre y señora de su casa. Pero me salió muy puta.

Al ver el reloj, me levanté espantado, hacía más de una hora que debería estar en el trabajo. En eso ella entró y al verme asustado y entrando al baño me dijo que ni me preocupara, que ella ya les había hablado por teléfono a la línea de camiones donde yo trabajo, para avisarles que estaba enfermo, que hoy no iría a trabajar. Que me bañara y me fuera a la cocina, que ya estaba listo el almuerzo. Me bañe y me fui con ella a almorzar.

Qué pasó, tú no vas a ir al trabajo? Le pregunté, al verla sin arreglar y sin pintar.

Hay no. A la oficina no. Sólo voy a recoger dos papelerías que dejé pendientes y me regreso, ando bien cansada.

Si mami? Y vas a verte con él hoy? Pregunté sin empacho. Quería saber. Me urgía.

A quién Rafa, a quién te refieres papi, ya vas a empezar?

No mami, no te enojes! Sólo quiero saber. Ya quedamos en que me ibas a decir todo, no? Sólo infórmame, es todo lo que quiero.

No Rafa. Hoy no lo voy a ver. Ya?

Por qué.

O que la....

Respóndeme nada más, no la hagas de jamón. Por qué no lo vas a ver.? Contéstame bien, piensa que así es esto. Entre más la hagas de pedo, más me voy a tardar en acostumbrarme. Ándale, no te midas. Échale. Le dije decidido a saber.

Sí es cierto, tienes razón. Okey. No lo veo entre semana, sólo si me dan ganas lo busco y le digo que pase por mí porque lo quiero ver. Que traigo ganas de coger y que me lleve al motel. Pero normalmente nos vemos en fin de semana, ya sea el sábado o el domingo, cuando él se le puede escapar a su esposa. A veces lo llevo a trabajar conmigo a las colonias, a buscar afiliaciones, y ya después nos vamos. Y si no traigo pendientes, nos encerramos desde temprano.

Cómo temprano, desde qué horas.

Desde las 12 ó 1 de la tarde. Haz de cuenta que vamos a almorzar primero y ya nos vamos al motel desde esas horas. Vemos la tele encueraditos un rato, para bajar la comida y órale. Quieres detalles? Dime, si no para mejor no dártelos. Te pones muy mal, mi amor.

Sí, si quiero detalles, de eso se trata, no? Ni modo me tengo que acostumbrar.

Bueno, que conste eh. Ya dijiste que no te ibas a enojar y no me iba a volver a pegar.

Te lo juré por los niños y te lo voy a cumplir. Dale, venga. Sólo quiero la verdad.

Tampoco quiero que te pongas triste. Ni modo papi, así te tocó tu amorcito, un poquito cachonda. Jajajaja. Hay, no te creas mi cielo. No te enojas, verdad?

Un poquito cachonda, pensé, qué más quisiera que sólo fueras

un poquito

, cabrona. Se me hace que hasta eres una de esas mujeres enfermas de sexo, no me acuerdo como se dice, ninfómana, creo.

No, no me enojo, ni me pongo triste para nada. Explícame todo, ándale.

Pos sí, papi. No desvestimos y no echamos en la cama un ratito. Ya ves que dicen que es malo coger después de comer. Será cierto papi?

Se me hace que sí. Por el esfuerzo.

Sí verdad. Y nosotros lo hacemos bien fuerte mi amor. Bien recio.

Te da muy fuerte?

Uy, sí amor. Me la mete bien rico. Aguanta bastante papi. Me coge mucho. Me deja bien cogidita. Jijiji.

Y qué, apoco nomás te la mete y ya. Explícame bien!

Claro que no. Me pone a tono; me besa, me acaricia y hace que yo lo acaricie a él.

Me come y yo me lo como a él. Mira, me pone boca abajo en la cama y me besa desde los hombros hasta las piernas y me mete su lengua entre las nalgas y me las muerde, me encanta que me muerdan las nalgas papi, no sé por qué, cuando me muerden las nalguitas y me chupen los pechos, me pierdo, te lo juro. Ahí le digo que se acerque a mi cara, que se la quiero mamar y me la da. Se pone de rodillas en la cama, frente a mí y me ofrece su cosota, nombre papi, la tiene grandísima y gordísima. Se la mamo bastante mi amor, haz de cuenta que se la quisiera arrancar con la boca, me desespera que la tenga tan buena, te lo juro. Sin soltársela me giro y quedo boca arriba. Él me la sigue metiendo en la boca; fíjate, haz de cuenta que él hincado y yo acostada, me llega la cabezota de su verga hasta la boca!, nombre papi, la tiene bien largota, bien buena que la tiene. Me la saca de la boca y me pasa sus huevos por la cara, para que se los chupe también. Se los lamo y se los chupo papi. Los tiene bien ricos y peludos. Le lamo entre las piernas, donde acaban los huevos y él se la jala, nombre mi amor, lo pongo bien caliente. Le digo que me coma también, que ya no aguanto. Y se acuesta sobre mí, sosteniéndose en sus brazos para no aplastarme, verdad, y me chupa la cosita mientras yo me la meto lo más que puedo en la boca. Así como que me cabe más de verga en la boca mi amor, casi me meto la mitad, la siento en mi garganta y así como que no me da asco. No me produce vomitarme. Como por ejemplo, cuando se la mamo así, haz de cuenta normal, él parado y yo de rodillas, así sí me dan arcadas si me la quiero meter mucho en la boca. Por qué será mi amor? –Tenía los ojos cerrados, acordándose de sus marranadas. Los abrió y me volteó a ver.

Me sorprendió con la boca abierta. Imaginándome todo lo que ese desgraciado le hace a mi amorcito. Imaginando el tamaño del vergón que ha de tener y comparándolo con el mío, con mi pitillo. Qué vergüenza. Qué vergüenza de verguilla tengo y qué vergüenza de puti-esposa tengo. Chingada madre.

Oye papi, que se me hace que ya te está gustando lo que te digo!.

Cómo me va a gustar. Por Dios! Lo que pasa es que me asusta saber todo lo que te hacen. Se trata de tí, mi propia esposa, la madre de mis hijos, no lo entiendes? Le aclaré con sentimiento. No lo pude evitar, me dolió mucho, me ofendió mucho el que pensara que eso me pudiera gustar. Que pensara que me excitaban sus aventuritas amorosas y sus cochinadas sexuales. PUTA Y PENDEJA.

Hoooo, perdón. Te digo que no lo soportas. Es demasiado para tí, amor. Es por demás, ya me voy a bañar.

No, no. Espérate. Cuéntame, ándale. No seas mala, no me dejes así, en ascuas.

Bueno, pero ya cálmate por favor. Te voy a platicar con una condición.

La que sea.

Que me lleves a esas dos direcciones a la tarde, cuando lleguen los niños.

Órale. Así quedamos. Pero dime todo.

Okey, pero deja irme a bañar y arreglar, me siento muy chimoltrufia. No me tardo nada, dame un besito. Me dijo, poniéndose de pie junto a mi para besarme.

Me pidió un besito! Y me lo dio, y de lenguita!. No a matar, pero sí me metió media lengua y la movió dentro de mi boca unos instantes solamente. Que delicia. Bendita seas, pensé. Me agarró la mano y la puso entre sus piernas, por debajo de la bata, no traía calzones y me dijo que sintiera como se había puesto de acordarse de lo que le hacían. Carajo, estaba derritiéndose la mendiga, pero bien empapada!. Traía la vagina bien mojada y resbalosa.

  • Andas empapada Lupita. Te pones bien cachonda cuando te acuerdas de esos hueyes. Me da miedo que te llegues a enamorar de uno de esos cabrones. Pregunté sin más preámbulos, mientras la sostenía por la cintura parada junto a mí y la miraba fijamente a los ojos. Me urgía saber lo que pensaba al respecto. Era una pregunta muy importante y su respuesta todavía más.

Me recargó en sus pechos y me acarició la cabeza y la cara, diciendo un increíble,

Te amo menso, te quiero mucho! No estés pensando tonterías. Déjate de pendejadas! Yo te amo a ti y a mis hijos; esos son sólo cuerpos y vergas que me hacen falta. Así soy papi, ni modo. Aguántese mi cabrón, mi cabroncito. Ándale, almuerza papi. Yo no me tardo. Ahorita que venga te platico lo que quieras.

Pos si se aventó como una hora bañándose y arreglándose. Cuando vino a la cocina me fijé que traía el uniforme, o sea la falda y la camisa, pero si medias, con unos zapatos abiertos de tacón alto. Le dije si siempre sí iría a la oficina y me aclaró que no, que se había puesto el uniforme y se iba a maquillar ese día, exclusivamente para mí. A Chingas y eso? Pregunté. Me dijo que como siempre yo estaba peleando por como se vestía y se pintaba ahora lo haría por mí. La falda era una de esas que yo pensaba que ella le habría subido la bastilla más de lo que ya lo había hecho y se lo pregunté. Me dijo que sí era cierto, que era muy buen observador. Que les había subido a dos de ellas para cuando se iba con sus novios, porque se emocionaban mucho cuando iban en los carros, porque se le subían mucho y les enseñaba mucha pierna. Se sentó frente a mí y sacó su rímel de pestañas para terminar de maquillar su ojos, y dispuesta a que yo le siguiera preguntando cosas de sus novios.

No sé a ustedes, pero cuando mi esposa se está maquillando, me excita mucho verla mientras platicamos y hoy no era la excepción. Mientras se levantaba las pestañas y los ojos le crecían mucho le seguí preguntando.

Bueno, y a todo esto, cómo se llama ese huey con el que andas?

Se llama José, le decimos Pepe.

Uta, qué original. Pepe!

No ando con él por su nombrecito, sino por su vergotota y lo que sabe hacer con ella, mi amor.

Huy, perdón.

Pos con qué cosas sales Rafa. Jajaja.

Así que le gustan mucho esas faldas al señor.

Sí, le encantan. Bueno a todos. En la oficina todos parecen bobos cuando llego yo. En cuanto entro a la oficina se quedan callados y se dedican a mirarme las piernas. Idiotas.

Ya me los imagino.

Nombre papi, hasta babean los pendejos. Jajaja

Y con Pepe?

Con él qué?

Él no babea?

Uyy sí. Claro que sí. Pero con él le hago de otra manera. Soy una maldita. Jajaja

Pos qué le haces, tú?

Me quito los calzones y las medias en el baño de damas de la oficina, antes de salir y me voy a esperarlo a la banqueta a que llegue por mí. Si se tarda en llegar, cuando me subo le digo que no traigo calzones y que se me ven las nalgas por atrás. Que se tardó mucho en llegar y que un compañero que me gusta llegó y me estaba metiendo mano bien rico, y ya mero me iba con él. Que me gusta mucho. Me dice que no me cree y le digo que me meta la mano y se cerciore. Me la mete y se queda frío. Le digo que le dé rápido porque aquél sólo iba por su coche, porque ya le había dicho que sí. Se pone bien sacado de honda. No quiero que me sienta segura, luego se creen los estúpidos.

Sabes mucho de hombres, princesa.

Lo necesario papi. No tan fácil me chingan. Por eso te digo, no tengas dudas de mi amor por tí y los niños, mi cielo. Yo sé de qué se trata ésto.

Así que vas como para regalo de ese Pepe. Sin calzones ni medias.

Como ahorita.

No traes chones?!

No, no tarigo. Mira ( se abrió de piernas y no, no traía calzones! ) Si voy a andar contigo toda la tarde, quiero que me vayas metiendo mano, como ellos. Tu también tienes derecho, no? Además te estás portando bien lindo. Te lo juro que nunca pensé llegar a esta grado de comunicación contigo. Sólo te voy a pedir una cosita.

Qué cosita:

Que mañana martes me des permiso de hablarle a Pepe para que me dé.

Permiso? O sea que me puedo negar. Puedo decidirlo.

Si me das permiso, qué lindo. Si te niegas, como quiera me voy con él. Y después, si acaso te voy ha avisar cuando me vaya a coger con él o con otro. Si acaso... te digo, porque como puede que sí, puede que no. Tú sabes. Pero si ya estamos tan bien, para qué la haces de tos?.

Sólo decía. Y porqué precisamente mañana?

Primero, porque con todo esto de contarte lo que hago con otros ando ardiendo, te lo juro. Dos, porque voy a andar contigo en nuestro carro y de seguro vas a seguir preguntándome lo que hago con ellos y me voy a poner peor de caliente platicándote, además te dejaré meterme la mano por debajo de la falda y meterme el dedo, como a ellos los dejo. Y tres, porque este fin de semana, para el viernes o sábado, me va a bajar y quiero quedar llenita.

Llenita? De qué?

Hay papi. Te digo!. Llenita de verga, mi amor.

Cabrona!

Cabrón! Jajaja. Ándale, ya arréglate, ya van a llegar los niños de la escuela. Les voy a pedir una pizza para que coman y nosotros nos vamos a trabajar y me llevas a comer cuando terminemos.

Y al motel?

No, gracias. Al motel me van a llevar mañana. Hay qué rico, hasta me dan escalofríos de acordarme lo que me van a encajar mañana, mi amor. Te juro que ando ardiendo. Ándale vete a vestir o te hinco ahorita a que me la comas, papi.

Pos por mí no hay problema.

No, ya van a llegar tus hijos. Órale.

Me fui a vestir. Mientras lo hacía no dejaba de mirar en el espejo al cornudo en que me había convertido. Será normal.? Habrá muchos hombres como yo, que aguantan esta posición?. Cuál será la estrategia que siguen?. Se buscan ellos también una amante?. Pero yo cómo, se me hace que sólo se me para con mi Lupita. Para qué chingados quiero otra vieja, para que me haga lo mismo, me encuerne por no llenarla. Estaba y estoy jodido.

Ese día nos fuimos cuando llegaron los niños. Anduvimos toda la tarde juntos. Fuimos a Galerías Mty a comer y a caminar por los pasillos comerciales como novios, de la mano o abrazados. Nos sentábamos en una banca y yo le seguía preguntando por sus amantes. Había mucho que preguntar y ella tenía mucho que responder y créanmelo, ella todo respondió. Todo. Detalladamente. Así lo solicité yo mismo.

Fechas, nombres, tamaños, lugares, TODO me dijo. No tuvo misericordia. No le dio pena. Hasta parecía que por no estar en su casa, sino en la calle se sentía más desenvuelta y sus crónicas eran más detalladas, se acordaba con gusto y placer de cada uno de los hombres que se pasó por entre las piernas. En todo eso siempre estuvo presente una cosa. Esa nunca faltó, LA DESLEALTAD. No tenía respeto por su esposo, yo. No tenía respeto por sus hijos, Dieguito y Mandy. Ella misma me lo dijo. – Lo siento mi amor, pero cuando ando caliente y un bato me gusta, me lo cojo. Me vale. La picazón que siento en mi cosita no la puedo controlar, perdóname, Rafa. Siento bien feo por ti, te lo juro, pero así es, mi cielo.

Y usas condón, supongo.

A veces. Bueno al principio, cuando empiezo con uno. Pero ya después nos vale. Total lo limpio, se nota, no amor?. Además me inyecto cada mes.

Cómo ven? Pos así como lo escribo, no se cuida!. Es que mi Lupita es muy, pero muy pendeja. Ella nunca se ha caracterizado por ser una mujer inteligente, y lo sabe, y lo acepta con donaire, como dicen por ahí. Sí es muy lista, eso que ni qué. Pero es muy bruta la cabrona. Desde que éramos novios, lo pendeja le brillaba, le brotaba donde quiera que estuviera, y ahora como que se le ha remarcado gacho. Tiene fama en todas partes de buena persona, pero también de estúpida. Es muy inculta, muy burra la jija de la chingada. Yo he tratado de cultivarme de a poco, compro muchos libros para mis hijos y les compré esta computadora con internet, para que sigamos aprendiendo, no?. A ella nunca le han importado, ni los libros ni la compu, no le llama la atención la buena lectura. Le gusta leer cochinadas de revistas baratas y pedorras. Ni las de Vanidades y Cosmopólitan que les digo que le compraba yo. No, ya me confesó que ni las leía, que no las necesitaba, ¡que al cabo ya sabía como calentar a un hombre! Cómo ven? Como si sólo de eso hablaran esas revistas. Nombre, pendejísima que estaba y está mi pobre Lupita. En la tele vé puros programas de chismes de tv- Azteca, de la paty Chapoy y en Televisa al putillo ese que sale por las tardes; puras mamadas mira. Es una mazorca mi pobre Lupe; pero estaba y está muy bonita y buenota. Quién sabe, a lo mejor por lo calenturienta que es, se le ha desbocado más la pendejés. Tal vez por tragar tantos mecos de pendejos, iguales o peores que ella, a la mejor se le está secando el mini cerebro, será? Y yo pos cómo me defiendo. Con todo esto que les escribo, que ella me cuenta, no creo que me tengan catalogado como un dechado de inteligencia, verdad? Me lleva la chingada. Qué pendejo estoy yo también, verdad? Cómo se me fue a ocurrir enamorarme y luego casarme con semejante puti-pendeja, verdad?. Las viejas como la mía no nacieron para ponerles casa y brindarles un apellido por medio del santo matrimonio, no, estas nacieron para andar puteando en la calle, buscando una buena verga que las haga bramar. Es lo que les gusta de a madre. Me duele reconocerlo: en cuanto mujeres como la mía sienten a un hombre cerca, se mojan. Porque para eso nacieron: PA´ PUTAS!!

Ni pedo, yo me enamoré y me casé con esta re-puta y ya me chingué. No me queda más que reconocerlo. Qué no?.

Total que anduvimos toda la tarde en la calle, como enamorados. Qué tarde más deliciosa, aunque me anduviera contando todas sus cochinadas, me la pasé de lujo luciéndola. Sí es cierto, a los pinches idiotas se les van los ojos cuando la ven. Qué orgulloso andaba yo con mi vieja. Pero qué preocupación, qué angustia. Mañana iba a ser muy diferente y no lo podía evitar. Mañana yo me tendría que ir a trabajar y ella a sus labores también y a la hora en que yo estuviera saliendo de mi trabajo, ella también. Sólo que yo me dirigiría a mi casa, mientras ella estaría parada en la banqueta del banco esperando al tal Pepe de mierda, sin calzones y con la falda bien rabona. Pasándose la lengua por la boca, inquieta imaginándose la vergota que le iban a encajar, como ella misma me lo dijo al medio día. Puta de mierda.

Ahí les platico luego cómo me detalló ese encuentro motelero con el tal Pepe.

Atentamente, Rafael.