Tragando leche de mi suegro

Este relato cuenta como un día normal, me vi obligado a tragarme toda la corrida del padre de mi novia.

Ante todo voy a presentarme: me llamo Jesus, tengo 25 años y vivo en Oviedo, Asturias. Me considero una persona normal fisicamente: mido 1’75, peso 66 kg y tengo el cuerpo fibrado, porque me encanta el deporte y entreno 2 horas diarias en el gimnasio. En el ambito sexual, soy bisex: tengo novia, pero tambien me encanta tener sexo con hombres, prefiriendo ser pasivo en esos momentos.

Este relato es algo que me paso hace un mes más o menos y termino con mi boca tragandose una abundante corrida de mi suegro.

Aquel día, yo me encontraba aburrido en casa, era mi día de descanso en el trabajo y mi novia estaba muy atareada estudiando para un examen que tenía el día siguiente. Por eso, decidí acercarme hasta un sexshop al que suelo ir. Me gusta ese particularmente, porque tienen una buena selección de películas de todos los tipos, y ademas de las típicas cabinas individuales, tienen 2 salas de proyección colectivas para 10 personas. En estas salas alguna vez han pasado cosas dignas de contar.

Cuando entre al sexshop, me entretuve un rato hablando con Miguel, el dependiente, un chaval de mi misma edad con un físico muy impactante. Mide un metro noventa, tiene unos musculos de impresión con mucho trabajo de pesas detrás, y como descubrí en una ocasión (que ya contaré en otro relato) muy bien dotado. Hablamos de las típicas tonterías y después de un rato, pasé a una de las salas.

La película que había escogido prometía. Relataba las vivencias de un colegio mayor para miembros masculinos unicamente, regido por curas. En la película se veían numerosas escenas de cómo los curas obligaban a los jóvenes a todo tipo de practicas sexuales. Estaba viendo una escena particularmente cachonda en la que uno de los alumnos, estaba totalmente desnudo haciendole una mamada a uno de los curas, el mas viejo del colegio y que tendría unos 60 años. A pesar de su edad, el cura tenía un rabo considerable, que al joven le costaba trabajo introducirse completamente en la boca. El cura estaba sentado en un sillón con la sotana levantada mientras chaval le hacía una mamada gloriosa. En eso, otro de los curas entro en el despacho y al ver el cuadro se despojo inmediatamente de su sotana y le ofreció su polla al joven para que alternase la mamada entre las dos pollas. Cuando a este segundo cura se le puso dura, comenzo a follarse el culo del chaval como una bestia, clavandosela hasta el fondo sin miramientos. Yo estaba super cachondo viendo como era follado por dos pollas y justo cuando el cura viejo empezaba a llenar la boca del joven de leche, oí que otra persona entraba en la sala. Hasta aquel momento, yo era la única persona que estaba viendo la película y no le dí mas importancia.

Para mi sorpresa, note una mano sobre mi hombro y escuche una voz que me decía: hombre, Jesús nunca imagine que te encontraría aquí. La voz me resultaba familiar y casi me da un infarto allí mismo cuando levante la vista y me encontre con Pedro, el padre de mi novia Lucia. Yo no sabía que decir, cuando pedro se sento a mi lado. Me encontraba totalmente cortado.

Pedro se puso a ver la película y cuando el otro cura sacó la polla del culo del joven y empezó a correrse en su cara, me preguntó que hacía allí, que el solía ir y que nunca me había visto por allí. Yo estaba totalmente chocado, y no sabía que contestar. Ante mi silencio el me pregunto que si Lucía sabía de mi afición. Yo le conteste que ella no lo sabía y que seguro que no le iba a gustar saberlo y le pedí por favor que no se lo dijera.

Asta aquel momento, yo tenía una buena relación con él, con confianza y por eso le pedí que no se lo dijera. El me contestó que no se le diría, pero que le resultaba extraño encontrar al novio de su hija viendo películas porno homosexuales, que no creía que debiese ocultarselo. Yo estaba callado, pensando en la cara que pondría Lucía cuando su padre se lo contase.

Viendo mi cara, Pedro me miró y me pregunto que si realmente quería que no se lo dijera a Lucía, a lo que yo le conteste que sí, que por favor no se lo dijera. El se rió y me dijo que estuviera tranquilo, que no se lo iba a contar, pero que ya sabía lo que debería hacer. Yo le pregunté el que, a lo que el cogió mi mano y la llevo hacia su paquete, posandomela encima de su polla. Noté que estaba empezando a empalmarse y el me dijo que le hiciese lo mismo que el chaval le había hecho al cura, que nos fuesemos a una de las cabinas individuales y que le comiese la polla. Yo ya me había comido muchas antes y estaba dispuesto a lo que fuese por ocultarle a mi novia esto, por lo que acepté sin dudarlo.

Dejando la película en proyección, nos fuimos a una de las cabinas individuales. Una vez dentro, cerramos la puerta y el se sentó en el sillón de la taquilla, se desabrochó el pantalón y me dijo: ¡toda tuya! Arrodillate y chupa.

Yo me puse de rodillas en el suelo delante de él, entre sus piernas abiertas y cogí su polla con mi mano. Empecé a acariciarla suavemente, masajeandola arriba y abajo, mientras empezaba a lamerle el capullo poco a poco. Después de un par de minutos de lamersela ya la tenía totalmente dura. Tenía una polla normal, ni pequeña ni muy grande; le mediría unos 18 cm de largo, y 5 de ancho, con unas gruesas venas que la recorrían en toda su longitud.

Rodeé su polla con mis labios y empecé a bajar metiedome su polla en la boca poco a poco hasta llegar a tenerla completamente dentro. Mientras con mi mano le acariciaba los huevos, comencé a tragarmela arriba y abajo lentamente, recorriendo toda la longitud de su polla con mis labios. Cuando completamente en mi boca, notaba como me la llenaba, manteniendo mi mandibula abierta. Comence a acelerar el ritmo, mamandosela cada vez mas rapido. Cuando llevaba unos 5 minutos mamando, empezó a jadear cada vez que me tragaba su polla. Me la saqué de la boca y me puse a lamerle el capullo, recorriendolo con mi lengua por todos los lados, y chupando su prepucio. Empezó a salir su liquido preseminal que me apresuré a lamer. Tenía un sabor fuerte, mas que otros que había lamido.

Llevé mi lengua hacia abajo por su polla hasta llegar a sus huevos que empecé a lamer a la vez que con la mano le masturbaba. Tenía los huevos grandes, muy peludos y en cada lamida me quedaba con la lengua llena de sus pelos. No pasé mucho lamiendole los huevos, porque me dijo que me volviese a meter su polla en la boca. Obedecí y segui mamando.

La mamada duró bastante, ya que por este momento llevaba ya 25 minutos mamandosela, notando como iba chorreando ya. Yo estaba mamandosela hasta el fondo cuando el agarro mi cabeza con las manos y empezó a llevarme la cabeza con fuerza hacia su polla, follandose mi boca sin ningún tipo de miramiento. Hacía que su polla se me clavase salvajemente en mi boca y no se como, en un momento, se me abrió el labio inferior y sangraba levemente. Yo paré para limpiarme el labio de la sangre, no era mucho, pero quería limpiarlo, pero el me dijó que siguiese, y volvió a agarrar mi cabeza para obligarme a comerme su polla de nuevo. Pasó 5 minutos más dandome duro, yo sentía el cuello dolorido por sus embites cuando empezó a jadear sonoramente, y aumento aún mas su velocidad. Su polla en la garganta casi me daba arcadas cuando noté como empezaba a correrse.

Un gran chorro de leche salió a presión de su polla, directamente al fondo de mi boca. El dejó mi cabeza quieta mientras un segundo, un tercer disparo de leche salia de su rabo con tanta fuerza como el primero. Mi boca ya estaba llena de su leche, cuando me saque su polla aún seguía dando más, por lo que un chorro cayo en mi nariz. Su leche dejó de salir y yo ya pensaba que mi labor había terminado y me puse a limpiarme el semen que tenía en la nariz, cuando el me dijo: ¿que coño haces? Tenías que tragartela toda.

Yo le respondí que lo sentía, que no sabía que quería que me la tragase, a lo que el me respondió que dejase de lamentarme y que empezase de nuevo, o lo primero que haría cuando llegase a casa sería tener una conversación con Lucía. Eso era lo último que yo quería por lo que con la boca pastosa de la corrida anterior, comencé a mamarsela de nuevo. Empecé por limpiarle los restos de leche que tenía por la polla y el me mandó lamerle los pelos, que estaban todos pegajosos por la lefa, hasta dejarlos limpios, aquello no me gustó pero estaba totalmente a su merced, para que mantuviese el silencio. Su polla estaba flaccida como consecuencia de mi trabajo anterior, por lo que lo primero que tuve que hacer después de limpiar toda la leche de antes, fue lamerla durante largo rato hasta ponersela dura otra vez. Tras un buen rato lamiendo, noté como su polla empezó a crecer dentro de mi boca hasta volver a alcanzar una buena dureza. Una vez bien dura, comencé a tragarmela con ansias, con ganas de hacer que se corriese de una vez para poder irme a casa. Sin embargo, al rato descubrí que me iba a costar más de lo previsto, ya que al acabar de correrse, tenía aguante para rato

Me entregué con toda mi experiencia acumulada a mamar aquella polla, buscando una nueva corrida. Me la metía entera en la boca, jugando con mi lengua sobre su capullo, haciendo movimientos circulares a la vez que me la tragaba completamente arriba y abajo. Sentía como mi suegro disfrutaba con ello, con tener a su yerno de rodillas en el suelo, entre sus piernas abiertas comiendole el rabo, con la boca dispuesta a tragarse su corrida, cosa que como me diría después, nunca había hecho con su mujer, pues esta se la mamaba muy poco y nunca hasta hacerle correrse, por lo que aquello le encantaba particularmente. Tras largo rato mamando, noté como me agarraba nuevamente por la cabeza, para empezar a follarse mi boca como antes. Yo me deje llevar, dejandole que manejase mi cabeza para que se corriese cuanto antes, cosa que no tardó mucho en hacer. La corrida fue menos intensa que la primera, pero aún así, me tuve que tragar una buena cantidad de leche

Después de esta segunda corrida, Pedro se levantó, se subió el pantalón y me dijo que estuviese tranquilo, que Lucía nunca sabría esto y se fue. Yo me fui al rato, después de haberme limpiado.