Tradiciones Addams Parte 5 Final
Aquí sí el final. Introduciéndose a la "Rueca del Placer", los chicos Addams pierden la virginidad y concluyen su primera lección de adiestramiento en las oscuras tradiciones de la familia más extraña sobre la Tierra. Esta parte tiene más "acción" que cualquiera de las anteriores.
CAPÍTULO 5
Morticia los llevó alrededor del sofá a una de las esquinas más oscuras del calabozo. Algún tipo de mesa había sido puesta allí. Tenía un armazón de hierro, con largas y torcidas cadenas. Un lado era flanqueado por dos gárgolas, el otro por dos cuervos metálicos. Una plataforma estaba fijada al centro del armazón. En ella había dos almohadas grises y cuatro cuerdas de cuero.
Los tres se pararon al frente en silencio hasta que Morticia habló.
-LA RUECA DEL PLACER. Ha estado con los Addams por generaciones. El tío abuelo Boris lo usaba para violar a sus sirvientas. La prima Arachna pasaba días en ella, tomando un amante tras otro por dos años. Su propio padre y tío Lucas fueron concebidos aquí, en esta misma mesa. Y también es donde Homero y yo consumamos nuestro matrimonio, en el cementerio familiar mientras los invitados nos miraban
Ella cruzó hacia la veja estructura y pasó su mano por la madera y el metal. Entonces, volvió a dirigirse a sus jovencitos.
-Y ahora Merlina y Pericles Addams, es su turno para usarla -Los dos jóvenes se pararon rígidamente, con la severidad del momento. Sus cuerpos a ese punto estaban llenos de deseo sexual, y la vista de tal artefacto familiar ponía una profunda emoción en ellos -Merlina, paso al frente.
La chica avanzó como le ordenaron. Su cuerpo desnudo vibraba con adrenalina. Morticia puso sus manos en los hombros de su hija.
-¿Estás lista para abrazar tu legado como una Addams y darte por completa a la persecución de la lujuria y la lascivia?
-Sí Madre.
-Entonces ubícate en la Rueca -Merlina se puso sobre la mesa. Acostó su cabeza sobre la almohada gris y levantó sus manos a la altura de las cuerdas. La muchacha dobló las rodillas para poner los pies en las otras dos que quedaban. Su trasero quedó al límite de la contracción. Estaba completamente expuesta. Morticia la ató y tiró del cuero tanto como para herir la carne de su hijita, quien no mostró ni una pizca de queja -Ahora tú Pericles, paso al frente.
El joven pasó frente a su madre, pudiendo sentir la sangre en sus oídos.
-¿Estás listo para unirte a la tradición de tus antepasados? ¿Para romper tabúes, explorar la perversión y la lujuria y perseguir tus más básicos deseos?
-Sí Madre.
-Párate a los pies de la mesa -Él caminó a la orilla del artefacto y miró a su atada hermana, quien derramaba líquidos sobre la madera.
-¿Madre?
-¿Sí querida?
-¿Va a dolerme? -Morticia sonrió y gentilmente acarició su mejilla.
-Sí querida, dolerá. Un dolor exquisito, y tal vez incluso haya sangre -Merlina sonrió también y levantó sus cejas en anticipación.
Morticia se paró cerca de Pericles lo suficiente como para que él escuchara su respiración en su cara. Puso una mano en su mejilla, bajó a su cuello, su pecho, su estómago y su miembro vibrante. Lo acercó más al cuerpo expectante de Merlina, hasta que la punta de su falo tocó el borde de la rajita. Su cerebro se llenó de sensaciones en el momento en que su madre lo movió de arriba abajo, dejando que los fluidos de Merlina lo recorrieran. La chica se agitó y suspiró inquieta. Morticia al fin lo dejó libre y suspiró en la oreja del chico con un suave movimiento de la lengua.
-Pónselo adentro.
Pericles comenzó a deslizarse lentamente en la estrecha apertura de su hermana, encontrando cierta resistencia a medida que avanzaba. Repentinamente, Morticia puso su mano en el trasero de su hijo y lo empujó hacia adelante, causando que toda la longitud de su pene impactara contra la vagina virgen de Merlina. Inmediatamente un orgasmo recorrió el tenso cuerpo de la muchacha, siendo lanzada al torrente de doloroso placer.
-Ahh... ah... -gimió la chica. Morticia volvió a suspirar en el oído de su niño.
-Otra vez -le dijo. Él salió y dejó solo la punta adentro, gruñendo mientras lo hacía. Esta vez fue Merlina la que habló.
-¡OH DIOSES! ¿Qué haces? ¡CONTINÚA HACIÉNDOMELO! -Pericles lenta y rítmicamente empezó a moverse de adentro hacia afuera y de vuelta. Pudo ver rastros de sangre en su vara.
-Más duro -dijo Morticia, mientras caminaba hacia el otro lado de la Rueca. Él comenzó a darle con dureza, haciendo que sus testículos chocaran contra su aún virgen ano. El placer lo recorrió y se empezó a agitar. Merlina movía su cadera para nivelarse con los ataques de su hermano, de la mejor manera que podía atada así. Sintió como si fuera a ser atravesada en dos.
Un momento de maravilloso tormento e indescriptible placer se apoderó de su cuerpo. Su cabeza se agitó hacia atrás y su boca se abrió.
-Oh sí, ¡Oh SÍ! ¡FÓLLAME! ¡FOLLA A ESTA PUTA PERVERTIDA! -Morticia puso sus manos en las de su hija y las hizo deslizarse por su cuerpo hasta que llegó a sus senos. Apretó sus pezones suavemente.
-Así Pericles, ¡Dale duro, FÓLLALA FUERTE! Llena cada centímetro de su concha con tu verga, ¡Le gusta! ¡Le gusta ser atravesada por la carne!
-¡Está tan estrecho, Dioses! ¡Puedo sentirlo todo! -exclamó Pericles, su respiración acelerada. Tomó la cadera de su hermana y empezó a impactarla aún más fuerte que antes.
Merlina movió sus rodillas alrededor del cuerpo de su hermano y se ató a él.
-¡Oh Dioses! Madre, ¿Soy una puta?
-Sí hija, eres una súcubo, la pequeña zorra de mamá.
-Sí, soy una zorra. ¡SOY LA PEQUEÑA PUTA DE LOS ADDAMS, FÓLLENME FUERTE, ME LO MEREZCO!
-Sí, has sido una niña muy mala Merlina, una chica sucia...
-¡Soy una cerda, Madre! ¡DAME MÁS, PERICLES!
-Mi demonio degenerada, estoy tan orgullosa -sonrió Morticia y acercó sus labios a los de su hija, quien no tardó en meter su lengua en la garganta de su Madre.
La Rueca parecía a punto de romperse. Morticia empezó a caminar dando vueltas y vueltas alrededor del armazón. Se le ocurrió otra cosa. Bajo la mesa había una pequeña palanca. La movió, y el armazón empezó a dar vuelta. Las cadenas giraron también, quedando desde el suelo. Pericles no había sacado su duro pene de su hermana, por lo que la sensación de la chica girando eran espasmos de placer. Merlina quedó esta vez de estómago, mostrando su culito a su hermano, en pompa, como la bestia de antes.
-Bien, es momento para la siguiente lección. Eres una bestia otra vez querida. Una perra. Y como tal, tu hermano tendrá el honor de probar tu último agujero. ¿Estás preparada para el mayor placer que puedes imaginar de tu cuerpo, el último vestigio del placer de la carne y la morbosidad?
-Sí Madre. ¿Esto va a doler también cierto? -preguntó la chica con una sonrisa siniestra. Su madre la tomó de la cara y le sonrió.
-Como el infierno -la chica pareció complacida por esto. Morticia guió el falo de su hijo a la entrada trasera de la muchacha, quien se tensó, y estaba a punto de tener un orgasmo otra vez solo por la expectación. Nuevamente el empujón, y entró de golpe, rompiendo el trasero de Merlina, quien gritó de dolor, con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡OH DIOSES! ¡Es aún más estrecho que su concha! -gimió Pericles, sin gastar tiempo en acostumbrar a su hermana. Inmediatamente empezó a bombearla desde atrás.
-¿Y tú como te sientes querida? -preguntó Morticia dando manotazos en el trasero de su hija con vigor, dejándoselo colorado en unos segundos -¿Sucia?
-Mucho más que antes, Madre. Es un dolor bestial, ¡Creo que va a romperme!
-¿Y eso te gusta? ¿Te gusta que te destrocen el ano? ¿Tu sucio trasero de súcubo? ¿Te gusta mi pequeña monstruo, mi puta?
-¡Me fascina, Madre! Me siento como toda una Addams, ¡Ahhh!... Como las mujeres del libro... ¡Aaaahhhh!... Como una depravada sedienta de penes ¡AAAHHH!... una putita sin remedio, Madre... ¡Oh sí Pericles, DAME MÁS DURO POR MI ANO!
El sudor recorría sus cuerpos desnudos. Morticia intercambiaba caricias en los pechos de su hija y besos en su cara con jaladas de cabello y duros golpes en el trasero que estaban volviendo loca a la mayor de los Addams. Pericles aumentó al límite su velocidad, ambos jóvenes estaban muy cerca.
Merlina se tensó, sus manos se cerraron, sus pies de curvaron, su espalda se arqueó y su cabeza de estiró hacia atrás. Cada músculo de su cuerpo parecía a punto de romperse y explotar, simultáneamente relajándose. Pensó que iba a gritar pero todo lo que salió de sus labios fue un largo, bajo y profundo suspiro, seguido por un grito.
-¡Me vengo! ¡Me corro! ¡PERICLES, ME CORRO! -El chico también sintió el calor en su verga, seguido por una explosión en los testículos. Su rostro se contorsionó y comenzó a gemir.
-Voy a... voy a... -Rápidamente Morticia lo sacó del interior de su hermana y empezó a masturbar su miembro, agitándolo con fervor.
-Oh sí, vente para mí, pequeño monstruo de Mamá, chico malo... -en ese instante una blanco tiro de semen salió de él y cruzó el cuerpo empapado, desnudo de Merlina, que acababa de voltearse como pudo para recibir el la leche de su hermano.
Pericles se apoyó contra la pared, y Merlina tomó el líquido sobre su cuerpo para llevárselo seductoramente a su boca, como pensaba que le gustaría a su Madre. Ésta sonrió y aplaudió, complacida.
-Bravo, ¡Bravo! ¡Bien hecho! -Desde el sofá, Dedos empáticamente hizo sonar sus dedos, dándoles el pulgar, y Largo dio un gruñido, chocando sus palmas. Pericles miró orgulloso a la audiencia.
EL cuerpo de Merlina aún se agitaba. Su cerebro daba vueltas con euforia cuando Morticia la desató.
-¡Madre! ¡Oh madre, eso fue... eso fue...! -ella no podía encontrar la palabra correcta. Morticia le sonrió y Merlina bajó sus brazos a sus lados. Madre e hija volvieron a compartir la leche con un profundo beso que estaba enviciando a la chica. El sabor de los labios de su madre era algo digno de disfrutar cada noche.
-Sí querida, lo sé. Y es solo el comienzo. Ahora quédense donde están, aún hay una o dos cosas que se necesitan hacer -La matriarca de los Addams se acercó a un ropero de la que sacó una de las botellas de la Abuela -Ella nunca me perdonaría si no obtengo una muestra. Semen, sangre de himen, secreciones vaginales, sudor... una combinación potente.
Comenzó a recolectar los especímenes del cuerpo de Merlina. Estaba frío, pero la chica aún estaba acalorada.
-Una cosa más. Largo, haz los honores por favor. Niños, vengan aquí -Los dos chicos se sentaron a cada lado de su madre que dejó la botella en la mesa luego de probar un poco. Ella puso sus brazos alrededor de sus hijos y los miró -Estoy muy orgullosa de ambos, hoy se hace un nuevo capítulo en sus vidas.
-No habríamos podido sin ti, Madre -dijo Pericles. En ese momento, Largo entró con una vieja cámara.
-Miren a la cámara queridos -dijo Morticia. Pericles puso su mano en el trasero de su madre mientras Merlina posó con una expresión dura, con sus dedos en la boca, aún con sabor a semen. El flash apareció después del clic -Ahí está, ahora serán inmortalizados en la historia del libro. Algún día sus hijos lo mirarán buscando inspiración y sabiduría. Puedes ir a correr si quieren.
Ambos se vistieron y fueron a la puerta. Antes de irse, su madre los detuvo.
-¿Niños?
-¿Sí Madre? -preguntó al girarse Merlina.
-Solo recuerden, si quieren hablar o pedir algún consejo, su Padre y yo estamos aquí para ayudarlo con cualquier cosa -levantó una ceja seductoramente y sonrió -y digo... cualquier cosa ...
La luna se levantó sobre la vieja Mansión, y la familia volvió a sus deberes. Sí, es siniestro, aterrador, pervertido, extraño, morboso, delirante, raro, pero son la Familia Addams, y ellos están orgullosos de sus tradiciones.