Tradición familiar XI
Llegan las nuevas noticias
Varias semanas después, la familia se encontraba cenando tranquilamente, pero notaron que Alejandra estaba muy contenta, había puesto la mejor vajilla en la mesa y el mantel de las ocasiones especiales. Padre e hijos estuvieron debatiendo qué pasaba, cuando Alejandra llegó a la mesa con la cena.
Alejandra: Dejad los cuchicheos, os enteraréis después de la cena – dijo divertida.
La familia, tras mirarse, decidieron esperar. Cenaron como siempre. Tras la cena, por fin Alejandra se puso de pie y levantó su copa, que rellenó de agua, mientras que el resto los rellenó de sidra.
Alejandra: Os tengo una buena nueva - dijo con una sonrisa brillante.
Víctor: ¿Qué pasa, mamá? - dijo curioso viendo la sonrisa brillante de su madre.
Alejandra: Pasa cariño, que estamos embarazados mi vida, vas a a ser papá - dijo con una sonrisa brillante y contenta.
José: ¿Hablas en serio? - dijo estupefacto.
Alejandra: Si mi amor, me entere esta mañana – dijo a su amado marido - ¿No te alegra ser papá? - dijo con una sonrisa brillante y contenta a su retoño.
Víctor: Si claro, ¡Guau! Un hijo - dijo estupefacto, abrazando a su madre y subiéndola por los aires gritando de felicidad - ¡Voy a ser papá!
Alejandra: ¡Ya! Bájame, cariño me vas a marear - dijo con una sonrisa brillante y riendo contenta.
Víctor: ¿Y vosotros qué opináis? - dijo curioso viendo estupefactos a su padre y hermana.
José: Claro, felicidades, cariño - dijo saliendo del shock - ¡Felicidades, campeón! – dijo a su hijo, sonriendo orgulloso - ¡Guau un nieto! - dijo abrazándolos.
Virginia: ¡Felicidades mami y Víctor! - dijo abrazándolos contenta y celosa a partes iguales - Me alegra mucho tener un hermano-sobrino – dijo divertida haciendo reír a todos.
Alejandra: Gracias mis amores, ahora vamos a celebrar - dijo con una sonrisa brillante y contenta, estaba muy emocionada por cómo lo estaban tomando todos.
La familia celebró con karaoke y película toda la noche. Ya en la cama, Víctor y Virginia se fueron a la habitación de él a dormir mientras que Alejandra se quedó con su marido y comenzó a prestarle toda la atención que no había podido prestarle antes. Estaban en la cama cuando Alejandra se puso juguetona y comenzó a tocarle la polla a su marido. José besó a su mujer apasionadamente mientras la metía mano, sin aguantar la calentura. Le tocaba sus preciosas tetas y el culo. Alejandra se dejaba hacer encantada mientras ella también lo tocaba en el pecho y el culo. Cada vez estaban más calientes.
Alejandra: Mi amor, esto necesita cuidados de tu puta - dijo pícara.
José: Y a qué esperas zorra ¿una invitación? - dijo cogiéndose la polla con la mano.
Alejandra empezó a masturbarlo.
Alejandra: Mi amor, me encanta mi vida - dijo lujuriosa mientras la lamía.
José: Vamos zorra demuestra lo bien que la chupas – le ordenó.
Alejandra: Agárrate mi amor que vienen curvas - dijo empezando a comerle la polla.
José: ¡¡Alex!! ¡Si mi amor, sí! ¡Qué bien lo haces, mi vida, sí, así puta! – gimió.
Alejandra: ¿Te gusta mi amor? - dijo parando de chupársela y volviendo a chupársela ahora más profundo.
José: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí! – gemía.
Alejandra quería llevar a José al límite, quería demostrarle todo su amor por dejarla tener un hijo con su propio hijo, algo fuera de lo común y que nadie aceptaría, solo alguien tan especial como él. No dejaba de chuparle la polla cada vez más rápido y profunda haciéndolo enloquecer.
José: Ven aquí, puta – dijo cogiendo a su mujer y colocándola boca arriba en la cama – Voy a llevarte al cielo - dijo con deseo.
José la empezó a tocar las tetas mientras la besaba apasionadamente. Alejandra se dejaba hacer encantada. José la tocaba todo el cuerpo delicadamente, la besaba el cuello y bajaba a sus tetas, las comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, le hacía de todo mientras con la otra mano la tocaba el coño.
Alejandra: ¡Sí, mi vida, sigue, así! ¡Cómeme el coño, sí, que gusto mi amor! ¡Qué bien lo haces, sí, me encanta!
José seguía a lo suyo sin dejar de comerle las tetas, empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su puta. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente. José le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su mujer al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su macho. José se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Luego de unos minutos José se colocó encima de ella y la penetró de una estocada, despacio para no hacerla daño.
Alejandra: ¡Sí, mi amor, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! ¡Qué bueno eres follando a tu puta, mi amor! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! – berreaba.
José se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla las tetas. Alejandra no aguantaba más y colocó a José debajo suyo con habilidad y sin sacar su polla de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. José seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo. Alejandra seguía cabalgando a su marido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso. José, luego de unos minutos, quitó a su mujer de encima, la puso a cuatro patas, y se colocó entre sus piernas y al ver que estaba extremadamente lubricada, le metió la polla de un empujón mientras le empezaba a comer las tetas. Ella tenía el coño hirviendo. José esta vez no tuvo miramientos, le metió la polla de una embestida y empezó a follarla.
Alejandra: ¡Mi amor, me matas de placer! ¡Vamos mi semental, folla mi coño, el coñito de la puta de tu mujer! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Mi amor dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame, pellízcame, destrózame! ¡Oh sí! – berreaba.
José la follaba de manera salvaje, penetrando en el coño de su mujer de manera dura y fuerte mientras azotaba su culo y le pellizcaba los pezones. José la siguió follando en esa posición, pero luego de unos minutos de follada intensa, viendo que se iba a correr, cambió de postura a su mujer, la tumbó en la cama y levantó sus piernas colocándolas sobre sus hombros para follarla el culo. La penetró de una embestida. Alejandra disfrutaba de la follada de su marido.
Alejandra: ¡No pares, mi amor, dame más, más, sí, sí, sí! ¡Me corro! – berreaba.
Tras unos minutos de intensa follada, José viendo que se iba a correr, le pellizco sus ya muy sensibles pezones a su mujer, llevándola al cielo.
Alejandra: ¡Sí, mi amor, quiero tu eche, sí, dame tu leche! ¡Me corro, no pares! – berreó.
José: ¡Oh sí, me corro, puta, sí! – gimió.
José se corría abundantemente dentro del coño de su mujer por fin después de muchos meses, uniéndose su mujer en un potente orgasmo. Tras la corrida, copiosa y abundante de él, ella se tumbó al lado de José, que cayó rendido al lado suya.
Alejandra: ¿Te ha gustado? – dijo amorosa.
José: Mucho – dijo sonriendo - ¡Por fin puedo rellenarte tu delicioso coño de leche!
Alejandra: ¿Tanto lo has echado de menos? – dijo curiosa.
José: Ni te lo imaginas – dijo riendo, azotándola – Me encanta follarte el culo y rellenarte la cara, las tetas o el culo de leche, pero prefiero el coño.
Alejandra: Bueno, ya puedes volver a hacerlo de nuevo – dijo amorosa.
José: Perfecto – dijo sonriendo.
Ambos se asearon y se acurrucaron para dormir, mientras en la habitación de Víctor, ambos hermanos celebraban la paternidad del muchacho. Ambos hermanos se encontraban en la cama, desnudos y abrazados. Virginia estaba muy callada, y su hermano lo notó.
Víctor: ¿Qué te pasa? – dijo mirándola sin dejar de abrazarla.
Virginia: Me duele que mamá tenga a tu hijo – dijo incapaz de mentir al cruzarse con los ojos de su hermano.
Víctor: ¿Qué? – dijo sorprendido.
Virginia: No me malinterpretes, me hace muy feliz que mamá vaya a tener otro hijo, que me dé un hermanito o hermanita, pero hubiese preferido que no fuera tuyo, sino de papá – dijo sincera – Soy egoísta, lo sé, pero no puedo evitarlo, quiero ser l madre de tus hijos – dijo llorosa.
Víctor: No te preocupes, te entiendo, aunque me da morbo haber dejado embarazada a mamá y cumplir su deseo de tener otro hijo, pero me hubiese gustado que fuera de papá – dijo sincero.
Virginia: Lo que más me duele, es que me he dado cuenta de que tú tendrás otra mujer y que esa zorra será la madre de tus hijos, y no yo – dijo llorando, abrazada a él.
Víctor: No te preocupes, hermanita, también puedo ser el padre de tus hijos – dijo tierno.
Virginia: ¿Hablas en serio? – dijo ilusionada.
Víctor: Por supuesto, no voy a dejar que la genética de esta familia se devalúe con el idiota que tienes por novio – dijo serio – Si es lo que quieres, por mí no hay problema de ser el padre de tus hijos, hermanita.
Virginia: Es lo que más deseo en esta vida, amor – dijo besándole amorosa y contenta.
Víctor: Eso sí, tendrás que convencer a mi futura mujer – dijo travieso.
Virginia: Si te refieres a esa zorra que tienes en mente, no te preocupes que la convenceré – dijo seria.
Víctor: Me encantaría ver eso – dijo acariciando su culo.
Virginia: Pídelo por esa boquita – dijo acariciando sus labios sensualmente – y tu hermanita, tu mujercita, tu puta, tu esclava y la futura madre de tus hijos, te complacerá – dijo besándole con ardor, cachonda con la idea de someter a la zorra que le gustaba a su hermano.
Empezaron a besarse con ardor, tocándose, acariciándose, jugando con sus lenguas, restregándose en el caso de Virginia. Es ese momento, ambos empezaron a escuchar los gemidos de su madre siendo follada por su padre, y se calentaron aún más. De repente, a Víctor se le ocurrió una idea. Separó a su hermana de él para poder mirarla.
Virginia: ¿Qué pasa? – dijo mirándolo intensamente.
Víctor: Hay algo que me gustaría hacer, quiero que me hagas una paja con los pies mientras te masturbas frente a mí y escuchamos a papá y mamá follar – dijo pellizcando sus pezones, arrancando un gemido.
Virginia no respondió, simplemente se sentó en la cama mirando hacia su hermano y abrió sus piernas mostrando su ya húmedo coño. Víctor la miró con más intensidad.
Virginia: Los deseos de mi hombre, de mi hermanito, de mi macho, son órdenes para mí – dijo restregando sus pies por las piernas de su hermano.
Víctor se dejó hacer. Virginia empezó a pasarle los pies por todo el cuerpo de su hermano mientras se acariciaba sus tetas y se pellizcaba sensualmente sus pezones. Víctor ya tenía una erección y Virginia no apartaba la vista de ella, aunque no dejaba de jugar con sus pies por el pecho y cuello de su amado hermano cuando oyeron a su madre gritar un orgasmo. Eso fue demasiado morboso para Víctor, que no aguantó más y cogiendo los pies de su hermana, se metió los dedos de uno en uno en la boca, lamiéndolos mientras masajeaba el resto del pie con muy sensualidad. Virginia estaba muy cachonda.
Víctor: Tienes unos pies muy sensuales, puta – dijo lamiendo sus dedos.
Virginia: ¡Oh, mi amor! – gimió.
Víctor alternaba besos y lamidas a los dedos de su hermana. Viendo que a ella le gustaba cada vez más, los besos eran menos suaves, hasta que pasó su lengua por toda su planta. Así estuvo unos minutos minutos, saboreándolos, pasando de uno a otro, les pasaba la lengua, le daba mordisquitos, los besaba. Virginia no lo aguantó más y tras oír a su madre gritar un nuevo orgasmo empezó a masturbarse, sin dejar de mirar a su hermano con toda la lujuria que sentía, movía sus pies restregándolos por su cara, los pasaba por toda la cara hasta llevarlos a su boca de nuevo para que los lamiera, los lubricara. Víctor quería su parte.
Víctor: Ya es hora de que me des placer, putita mía – dijo soltando sus pies - ¡Hazme una buena paja con esos pies, perra! – ordenó.
Virginia: ¡Sí, amo! – gimió empezando a masturbarse, abriendo sus labios vaginales y mostrando su humedad a su amado hermano.
La muchacha pasó ambos pies por toda la extensión de carne de su hermano, masajeándole sensualmente su trozo de carne y sus testículos. Luego, colocó la polla de Víctor entre ambos pies y empezó con la paja. El muchacho sentía mucho placer, además del morbo. Virginia aumentaba su masturbación, llegando incluso a meterse varios dedos dentro de su encharcado coño sin dejar de pajear a su hermano, con las miradas de ambos conectadas. Luego de unos minutos, coincidiendo que Virginia aumentó la intensidad de la paja, y oyeron un nuevo potente orgasmo de su madre, Víctor le avisó que se iba a correr.
Víctor: ¡Oh sí, puta, sigue usando tus pies, me voy a correr, guarra! – gimió.
Virginia: ¡Córrete en los pies de tu puta, amor! – le pidió aumentando la velocidad y presión con la que lo pajeaba.
Víctor: ¡Oh sí, me corro, puta, guarra, sí, toma leche, toma la leche de tu hombre, puta! – gimió.
Virginia: ¡Oh sí, sí, no pares de dármela toda, sí, me corro! – gemía sintiendo la explosión de su hermano bañando sus pies y parte baja de sus piernas.
Víctor se corrió abundantemente en los pies y piernas de su hermana, que recibía toda la corrida de su amado hermano con placer, corriéndose juntos en un orgasmo brutal, presas del morbo y la excitación. Cuando Víctor terminó de correrse, Virginia reptó hacia su polla para recoger los restos de leche y le limpió la polla con la lengua para luego levantarse al cuarto de baño, dejando a un Víctor sonriente en la cama, mirándola. Llegó con una toalla húmeda.
Víctor: ¡Guau! ¡Eso ha sido alucinante! – la alabó – Sinceramente, no creía que te gustara ese fetiche de los pies.
Virginia: Gracias, amor – dijo besándole con amor – Lo tendrás siempre que lo desees, no me disgusta hacer nada que tú me pidas, me da morbo y me gusta ser tu juguete – dijo pícara.
Víctor: Entonces se repetirá de vez en cuando – dijo divertido dejándose asear por su hermana.
Virginia: Cuando quieras, mi amor – dijo besándole amorosa, sin dejar de asearlo.
Virginia aseó con mimo a su hermano, pero cuando iba a asearse ella, Víctor le quitó la toalla, la empujó con suavidad a la cama y con el mismo mimo que ella le había aseado, la aseó, mientras ella le miraba con adoración y ternura, sonriente. Luego se besaron con amor y se acurrucaron para dormir. Durmieron como bebés todos esa noche.