Tradición familiar VIII

Vida y diversión en familia

Se encontraban todos en casa, era fin de semana, y estaban todos en el salón viendo la televisión. Era por la tarde, y estaban aburridos. Alejandra, que llevaba desde que inició sexualmente a su hijo, siempre deseosa de sexo y de “jugar” con sus hombres se le ocurrió una idea.

Alejandra: Chicos, ¿por qué no jugamos a un juego? - dijo divertida.

José: ¿A cuál? - dijo curioso a sabiendas de los juegos que se ocurrían últimamente a su mujer.

Alejandra: Poneos Víctor y tú en las sillas sentaditos y tapados con el mantel, nosotras - dijo señalando a su hija y a ella - nos metemos debajo y os comemos la polla, si acertáis quién os la está comiendo os dejaremos correros en nuestra boca, pero si no os ataremos a la cama y os violaremos a los dos - dijo pícara.

José: Eres toda una puta mi amor - dijo riéndose por las ocurrencias de su mujer - yo por mí acepto, ¿tú, hijo? – dijo travieso.

Víctor: Yo también acepto, será divertido y morboso – dijo riendo.

Virginia: ¿Pues a qué esperamos? – dijo encantada de poder hacerle una mamada a su hermano.

José y Víctor se dirigieron a la mesa del comedor y sentaron en una silla cada uno, tapándose con el mantel hasta el ombligo para no ver nada. Virginia y Alejandra se besaron para empezar a calentarlos, era un beso de lenguas muy sensual, mientras se metían mano. Iban en tanga, por lo que tenían acceso a todo su cuerpo con libertad. Luego, sonriendo traviesas a sus hombres, se metieron debajo de la mesa y cada una se situó delante de una polla, Virginia delante de la de su padre y Alejandra delante de la de su hijo. Empezaron a lamerles las pollas y los testículos sin tocarlos.

Víctor: ¡Oh! – gimió.

José: ¡Qué bien usas tu lengua! – gimió.

Alejandra y Virginia siguieron lamiendo las pollas de ambos un rato más, luego se intercambiaron el lugar, para lamer la otra polla que tenían a su alcance, ya toda dura por el trabajo de la otra. Virginia disfrutaba de la polla de su hermano, de su sabor, de su textura, por primera vez, llevaba años esperando ese momento. No dejaron de lamer hasta que Alejandra dio el banderazo de salida a su hija guiñándole un ojo. Alejandra se tragó entera la polla de su marido despacio, mientras que Virginia se tragó la de su hermano imitando a su madre.

Víctor: ¡Oh sí! – gimió.

José: ¡Oh! – gimió - ¡Que boquita de puta tragona tienes!

Alejandra y Virginia siguieron comiendo las pollas un rato más, luego se intercambiaron el lugar de nuevo, mientras ellos disfrutaban de una comida de polla espectacular, pero aún sin arriesgarse a decir quién se la estaba comiendo, porque Virginia imitaba a su madre en la manera de comer y lamer las pollas para hacerlo más divertido y torturar más a su padre y hermano, estaba deseando violarlos a ambos. Alejandra sabía que su marido quería que le hiciera lo que solo le hacía ella, que se quedara con su polla incrustada en la garganta unos segundos cómo ella le hacía para comprobar que era ella, pero lo que no sabía su marido era que su hija llevaba practicando con plátanos para poder hacérselo también, así que le hizo un gesto afirmativo a su hija con la mano para que lo pusiera en práctica y así lo hizo.

José: ¡Oh sí, sabía que eras tú, mi puta viciosa! – gimió.

Tras decir eso, Alejandra y Virginia se sacaron las pollas de la boca y salieron de debajo de la mesa, cada una por su lado de donde estaban dejando ver que la que le estaba comiendo la polla a Víctor era Alejandra y Virginia era la que le estaba comiendo la polla a José.

Alejandra: ¡Ajá! Te equivocaste mi amor - dijo divertida.

José: ¿Qué? - dijo sorprendido.

Alejandra: Pues que nuestra querida hija lleva practicando como aguantar tu polla en la garganta como hago yo para poder hacértelo a ti, y la que te acaba de hacer eso ha sido ella, no yo - dijo divertida.

José: Eso no puede ser - dijo sin salir del shock.

Virginia: Es cierto papi, quería poder satisfacerte al menos como lo hace mamá, y para ello le pedí que me enseñara todo lo que te gustaba, cosa que ha hecho a las mil maravillas visto el resultado - dijo traviesa.

Víctor: Ya te vale papá, mira que no reconocer a tu hija - dijo riendo.

Alejandra: Lo que me lleva al siguiente punto: vuestro castigo – dijo pícara - ¿A qué esperamos? ¡Vamos a la habitación!

Alejandra los cogió de la mano a cada uno mientras que Virginia iba a por unas cuerdas. Cuando llegaron a la habitación, José y Víctor se tumbaron cada uno en un lado de la cama esperando lo que madre e hija tenían en mente, curiosos, Alejandra los desnudó y cuando llegó Virginia con las cuerdas, los ataron de brazos y piernas, con las extremidades abiertas, al cabecero y los pies de la cama.

Alejandra: ¡Bueno! Ya estáis preparados, así que ¡apretaos los cinturones que vienen curvas! - dijo divertida.

Virginia: Muchísimas curvas - dijo traviesa.

Alejandra y Virginia se desnudaron y se pusieron encima de ellos rozando sus cuerpos con los de su marido y su hermano respectivamente. Luego de rozarse ambas se besaron lascivamente antes de ponerse de pie en la cama y colocarse cada una sentada en la cara de ellos, mirando a la pared.

Alejandra: ¡Vamos, comernos los coños! – gimió - ¡Oh sí, usa tu lengua en mi coño, mi semental, sí!

Virginia: ¡Oh sí, hermanito, usa tu lengua, cariño, demuéstrame todo lo que te ha enseñado mamá! – gemía morbosa.

José y Víctor se esmeraban en comerle los coños a su mujer y hermana respectivamente, sentían mucho morbo, sobre todo Víctor de tener el coño de su hermana en la boca, mientras ellas se restregaban su coño y su culo por toda su cara. Como hacían debajo de la mesa, madre e hija se intercambiaron puestos, quedando Virginia encima de la cara de su padre y Alejandra encima de la cara de su hijo. Madre e hija estaban muy cachonda y morbosas, les gustaba el juego y a padre e hijo también por las duras erecciones que ambos tenían. Así estuvieron un rato, hasta que ya no aguantaron más y se montaron encima de las pollas de ellos para penetrarse de una estocada el coño, Alejandra con la polla de su hijo y Virginia con la de su padre.

Alejandra: ¡Oh sí, que polla tiene mi niño, sí, me encanta como me abres el coño! – berreaba de placer morbosa - ¡Cómeme las tetas!

Víctor: ¡Qué buena estás, putón! – gemía comiendo los pezones de su madre que ella misma le ponía en la boca.

Virginia: ¡Oh sí, papi, como me gusta que me folles, sí, sí, sí! – berreaba con los ojos en blanco.

José: ¡Eres más puta que tu madre, sí! – gemía.

Así estuvieron un rato, comiéndoles las tetas mientras ellas se follaban solitas el coño, cabalgando cual amazonas mientras de vez en cuando madre e hija se besaban y se tocaban las tetas, para deleite de Víctor y José. Luego de unos minutos, ambas se levantaron se dieron la vuelta dándoles la espalda a ellos, y con una parsimonia inaudita, se penetraron el culo de una estocada mientras jugaban cada una con las tetas de la otra mirando a ambos hombres a los ojos con lujuria, morbo, pasión.

Alejandra: ¡Oh sí – gritaba - ¡Me encanta que mi niño me folle entera mientras mi niña me toca las tetas!

Virginia: ¡Me encanta la polla de mi papi, sí, en todos mis agujeros! – berreaba - ¡Pellizca mis pezones, mami!

José/Víctor: ¡Par de putas! - gimieron.

Así estuvieron un rato más, comiéndose las tetas entre ellas para calentar aún más a sus hombres, mientras se follaban solitas el culo, aumentando el ritmo poco a poco. Luego de unos minutos en los que el placer y morbo eran demasiado, ambas se levantaron y madre e hija se penetraron el coño y el culo respectivamente de una estocada mientras seguían jugando cada una con las tetas de la otra y Víctor le comía las tetas a su madre chupando los dedos de su hermana y José le mordía los pezones a su hija. El ritmo era vertiginoso, producto del exceso de lujuria que sentían, mezclados con el morbo y la pasión.

Virginia: ¡Oh sí, me encanta, sí, no voy a tardar en correrme, sí! – berreaba - ¡Chupa mis dedos, hermanito! ¡Muerde mis tetas, papi!

Alejandra: ¡Oh sí, me encanta, quiero que me preñes mi niño, quiero que me hagas un bombo! – berreaba - ¡Preña a mami, rellena el coño de mami con tu leche, sí!

Víctor: ¡Oh sí, toma leche mami, toma mi leche, sí! – gemía morboso – ¡Me corro!

José: ¡Oh sí! – gemía morboso - ¡Me corro, toma leche, putita, sí!

Virginia: ¡Oh sí, dame tu leche, papi, rellena mi culo con tu leche! - berreaba morbosa.

Víctor, como hacía casi siempre que follaba con su madre, se corrió dentro de su coño, mientras que José se corrió dentro del culo apretado de su hija. Madre e hija se corrieron al sentir la explosión de sus hombres en su interior. Cuando terminaron de correrse, Alejandra cogió a su hija y delante de ellos comenzaron a besarse. Luego, exhaustas, se acurrucaron en ellos, Alejandra en su marido y Virginia en su hermano, luego de desatarlos. Alejandra besó amorosa a su marido y Virginia besaba tiernamente el hombro y cuello de su hermano.

Alejandra: ¿Qué os ha parecido? - dijo curiosa.

José: Bastante bueno y excitante - dijo sorprendido.

Víctor: Ya te digo - dijo riendo, abrazando a su hermana.

Alejandra: ¿Repetiríais experiencia? - dijo divertida.

José: Siempre que queráis - dijo riendo mientras le tocaba el culo a su mujer y la besaba en la boca.

Virginia: A mí me ha encantado, cuando queráis repetimos - dijo riendo mientras besaba a su hermano, tocaba las tetas a su madre y era manoseada por su hermano.

Víctor: Cuando queráis avisad y repetimos, es morboso follar juntos - dijo riendo, manoseando a su hermana y besando sus labios.

Alejandra: Me alegro de que os haya gustado, ahora cada mochuelo a su olivo, ¡venga! – dijo autoritaria – Lavaos y a estudiar.

Virginia y Víctor, tras levantarse y hacer el saludo militar, se fueron riendo a lavarse y a sus habitaciones a estudiar. Alejandra se fue a preparar la cena mientras José se quedaba ordenando papeles del trabajo. Pasaban los días y Alejandra estaba cada vez más juguetona. Ella decidió que como para su hijo Víctor como para su marido era una puta, un juguete sexual que manejaban a su antojo, y a ella le gustaba, pensó que se dedicaría a satisfacerlos. Se lo comentó a su hija una tarde y esta le propuso una idea.

Virginia: Mamá, ¿qué te parece si nos vestimos como porno chachas? - dijo pícara.

Alejandra: ¡Qué buena idea mi niña! Pero ¿nos? - dijo curiosa.

Virginia: Sí claro, yo también me siento igual que tú y me encanta, me tiene cachonda que papá y Víctor puedan usarme en cualquier momento para calmar su calentura, y yo también quiero servirles como tú, sobre todo a Víctor - confesó.

Alejandra: ¿Estás enamorada de él, cierto? – dijo tierna – No lo niegues, tu padre y yo lo sabemos desde siempre, eres muy apegada a él, estabas ansiosa porque iniciara a tu hermano sexualmente para poder follar con él y vives pendiente de él – enumero – He visto como le miras y sabemos que estás con tu novio por aparentar normalidad solamente.

Virginia: Es cierto, mamá, estoy enamorada de mi hermano – dijo con la cabeza gacha, triste, sabiendo que nunca podrían estar juntos.

Alejandra: Es muy bonito, cariño, pero sabes que debéis tener vuestras parejas, independientemente de vuestros sentimientos – dijo seria.

Virginia: Lo sé, mami, aunque me duele el alma de pensar que mi hermano se folle a otra, sé que es lo normal – dijo llorosa – Lo tengo asumido, pero eso no quita que pueda satisfacerlo y atenderlo como se merece.

Alejandra: En eso estoy de acuerdo – dijo guiñándole un ojo - Esta bien mi niña, está claro que cada vez ese par nos vuelve más putas y viciosas si es que eso es posible -dijo riendo.

Se fueron a comprar mientras Víctor y José se iban un rato y compraron varios disfraces, entre ellos el de porno chacha. Así las encontraron vestidas cuando llegaron José y Víctor después de pasar un rato juntos practicando deporte, practicaban de todo: rugby, fútbol, baloncesto, eso los unía más como padre e hijo y aparte podían hablar de sus cosas. Se quedaron sorprendidos al verlas así vestidas. Llevaban un vestido de porno chacha muy corto, con tacones y sin ropa interior que no dejaba nada escondido.

José: ¿Y esto? - dijo sorprendido.

Virginia: Hola amo, ¿desea algo? – dijo sumisa.

Víctor: Mola - dijo divertido.

Alejandra: Nos hemos vestido así porque esto es lo que somos, vuestras esclavas, vuestras putas que están dispuestas a serviros y satisfaceros siempre – dijo mirando al suelo, sumisa.

José: ¿Eso queréis? - dijo cachondo, mostrando el bulto de sus pantalones.

Virginia: Sí amo, eso deseamos, poder serviros siempre – dijo mirando a su hermano.

Víctor: Me gusta como suena eso - dijo cachondo, acariciando el culo de su hermana, haciéndola suspirar.

Alejandra: Desde este momento, podéis usarnos cómo queráis, dónde queráis y cuándo queráis, además de por dónde queráis – explicó - ¿Desean algo los señores? -dijo provocativa.

José: Y dime ¿tenéis más disfraces? - dijo conociendo a su mujer.

Alejandra: Varios, amo - dijo provocativa.

José: Bien, pues tú - dijo señalando a su mujer - vas a quedarte con ese disfraz - dijo mientras su hijo asentía caliente – y tu jovencita te vas a poner un disfraz de colegiala ¿entendido? - dijo a su hija.

Virginia: Sí amo, cómo deseé – dijo sumisa.

Víctor: Me mola eso - dijo cachondo.

Virginia fue a su habitación a cambiarse, cuando salió de la habitación vestida de colegiala a José casi le da un infarto de lo buena y sexy que se veía su hija. Virginia llevaba una falda de cuadros muy corta, una camisa blanca anudada por debajo de sus tetas, unas medias blancas y unos tacones, dejando ver que seguía sin ropa interior.

José: ¡Vaya hija, estás tremendamente buena y sexy así vestida! - dijo a su hija.

Virginia: Gracias amo - dijo excitada al ver la mirada lujuriosa de su hermano a su cuerpo.

José: Bueno vamos a ver el fútbol Víctor y yo, así que traernos unas cervezas y algo de picar ¡Venga! - dijo dando un azote a su hija que recibió gustosa mientras su hijo hacía lo mismo con su madre.

Alejandra/Virginia: Sí, amo – dijeron sumisas y cachondas.

Se fueron a preparar algo de picar y de beber mientras Víctor y José se iban al salón a ver el fútbol. Cuando llegaron al salón, dejaron todo encima de la mesa y se sentaron en el suelo enfrente de ellos. Madre e hija actuaban como si tuvieran todo ensayado al milímetro, de manera idéntica. Padre e hijo las miraban y se miraron cómplices, sabiendo sin decirse nada que ambas habían nacido para eso.

José: Bien putas, os veo muy quietas, ya es hora de que trabajéis, ¡comednos las pollas! - dijo caliente.

Alejandra/Virginia: Sí, amo – dijeron sonrientes.

Alejandra y Virginia se pusieron delante de su marido y hermano respectivamente mientras ellos se sacaban las pollas de los pantalones y empezaron a lamerles las pollas y los testículos sin tocarlos. Alejandra y Virginia siguieron lamiendo las pollas un rato más, hasta ponerlas bien duras, no dejaron de lamer hasta que Alejandra dio el banderazo de salida a su hija guiñándole un ojo. Alejandra se tragó entera la polla de su marido despacio, mientras que Virginia se tragó la de su hermano imitando a su madre, ambas mirándolos a los ojos con lujuria.

Víctor: ¡Oh sí, cómete toda mi polla, hermanita! – gimió.

José: ¡Oh sí, que puta traga pollas eres, nena! – gimió.

Alejandra y Virginia siguieron comiendo las pollas un rato más, mientras ellos disfrutaban de una comida de polla espectacular, mientras veían el partido, al que cada vez ponían menos interés. Luego de unos minutos, José estaba demasiado caliente como para seguir y cogió a su mujer, la sacó las tetas de la camisa y la puso contra la pared con el culo en pompa y mientras la cogía del pelo le metía la polla de un empujón hasta el fondo de su coño.

Alejandra: ¡Oh sí, amo! ¡Cómo me abres mi coño! – berreaba - ¡Dame polla, amo, méteme tu polla hasta el fondo!

José: ¡Cómo me pones, puta! - gimió azotándola duramente.

Víctor cogió a su hermana y la puso encima de la mesa, le sacó las tetas del vestido y mientras la cogía de las piernas y se las colocaba en sus hombros, le metía la polla de un empujón hasta el fondo de su coño, haciéndola gritar.

Virginia: ¡Oh sí, amo, dame duro, sí! – berreaba - ¡Como me abres el coño, amo, sí, no pares, dame más, sí!

Víctor: ¡Qué buena estás hermanita! – gimió.

Víctor y José se miraron y se comprendieron con la mirada. Padre e hijo sacaron sus pollas de su mujer y hermana respectivamente, José cogió a su hija y la en el sofá mirando contra la pared, a cuatro patas y le metió la polla de un empujón hasta el fondo de su culo. Víctor, cogió a su madre y la tumbó en el suelo, al lado del sofá, con las piernas abiertas, la penetró violentamente por el coño.

Virginia: ¡Oh sí, papi, dame polla, reviéntame el culo, sí, me encanta! – berreaba.

José: ¡Me encanta tu culazo putita! – gimió.

Alejandra: ¡Oh sí, cariño, folla a la puta de tu mami, dale duro a mami! – berreaba morbosa - ¡Preña a mami!

Víctor: ¡Que puta eres mami! – gimió - ¡Me encanta follarte!

Empezaron a follarlas violentamente. La casa de llenó de gritos de placer de madre e hija y gruñidos de padre e hijo. José acompañaba cada embestida con duros azotes al culo de su retoño. Víctor no dejaba de comerle las tetas a su madre sin dejar de follarla salvajemente. Virginia miraba la follada entre su hermano y su madre con envidia y morbo. Eso hizo que colapsara en un potente orgasmo, arrastrando así a toda la familia.

Virginia: ¡Oh sí, sí, sí, me corro, sí! – berreaba mirando a su hermano con su madre.

José: ¡Oh, joder, como ordeñas mi polla, sí, me corro, toma mi leche, sí! – gimió.

Alejandra: ¡Oh sí, me corro, me encanta que me folles hijo, sí, dame tu leche, sí, me corro! – berreaba de placer, morbosa de ver a su marido rellenar el culo de su hija con su corrida - ¡Préñame!

Víctor: ¡Oh sí, toma mi leche, sí, sí, sí! – gimió morboso.

Víctor se corrió morboso dentro del coño de su madre mientras José rellenó el culo de leche a su retoño. Alejandra y Virginia tuvieron potentes orgasmos. Cuando acabaron de correrse padre e hijo colocaron a su hija y madre en el sofá y se sentaron exhaustos junto a ellas mientras se abrazaban a su hermano y marido, respectivamente.

José: ¿Os ha gustado? - dijo curioso.

Virginia: Mucho, papi – dijo besando a su hermano en el cachete.

Víctor: Me encanta esto - dijo divertido, agarrando el culo a su hermana.

Alejandra: Me ha encantado, amor – dijo contenta y morbosa.

José: ¿Y queréis seguir con este juego? - dijo cachondo.

Virginia: Sí amo, eso deseamos – dijo sonriendo, abrazada a su hermano.

Víctor: Me gusta como suena eso - dijo cachondo.

Alejandra: Sí amo, no queremos parar - dijo provocativa – Solo espero que el joven amo me preñe pronto – dijo morbosa.

José: Tú sigue así y tu hijo te preñará antes de que cante un gallo – dijo riendo.

Alejandra: Eso espero – dijo guiñándole un ojo a su hijo, que sonreía.

El resto del día lo pasaron tranquilos, cenaron, vieron la televisión en familia y se fueron a dormir, solo que Virginia no se fue a su cama, sino a la de su hermano.