Tradición familiar VII

Madre e hijo llegan a casa

Alejandra y Víctor llegaron a mediodía a su casa con el resto de la familia, que los esperaban impacientes. Nada más entrar por la puerta dejaron las maletas y las bolsas en el suelo y saludaron a Virginia y José que estaban sentaos viendo la televisión y salieron corriendo a recibirlos.

Virginia: ¡Mamá! - dijo dándole un abrazo y muchos besos.

Alejandra: Hola princesa – dijo devolviéndole el abrazo.

Víctor: ¡Papá! - dijo mientras se daban un abrazo y palmaditas en la espalda.

José: Hola campeón – dijo devolviéndole el abrazo.

Alejandra: Hola mi amor - dijo besando a su marido.

José: Hola mi vida – dijo devolviéndole el beso y abrazándola.

Virginia: ¡Hola enano! - dijo dándole un abrazo y un beso fuerte.

Víctor: ¡Hola hermanita! - dijo mientras le devolvía el abrazo y el beso.

Después de los saludos, colocaron toda la ropa y las compras y se sentaron a comer y empezaron a hablar de cómo les había ido en ese tiempo. Virginia y Alejandra iban en tanga con las tetas al aire mientras que José y Víctor iban en calzoncillos.

José: Haber, ¿quién me cuenta cómo ha ido? Tengo ganas de escuchar cómo mi campeón se ha hecho todo un hombre – dijo riendo.

Virginia: Yo también – dijo riendo - ¡Por fin el enano ya no es enano! ¡Ya eres todo un hombre!

Alejandra: ¡Y qué hombre! – dijo riendo - ¡Me ha dejado bien follada, exhausta y satisfecha!

José: ¡Ese es mi hijo! – dijo orgulloso – Me alegro mucho, campeón – dijo abrazándolo - ¡Ya eres todo un hombre! ¡Y nada menos que con tu madre!

Víctor: Gracias papá – dijo devolviéndole el abrazo – La verdad es que lo estaba deseando, he cumplido todas mis fantasías sexuales con mamá y he disfrutado muchísimo.

Virginia: Me alegro mucho, hermanito – dijo abrazándolo – Por lo visto habéis disfrutado mucho – dijo viendo sus caras sonrientes.

Alejandra: Tanto o más que vosotros – dijo riendo - ¿O crees que no sé que habrás aprovechado para que tu padre te folle a base de bien? – le dijo a su hija.

José: Bueno, digamos que no hemos estado quietos – dijo riendo – me daba morbo saber lo que estabais haciendo – le confesó – y la niña está siempre dispuesta – dijo acariciando el culo de su hija mientras le miraba sonriente.

Víctor: Lo importante es que todos hemos disfrutado – dijo contento.

Alejandra: Sí y a partir de ahora disfrutaremos todos más, porque desde hoy también podrás follarte a la guarra de tu hermana – dijo divertida.

José: Bueno aún falta la última prueba – le advirtió a su hijo – tienes que follarte a mamá delante de mí y de tu hermana.

Alejandra: Claro hijo, tu padre tiene razón, se me había olvidado – dijo dándose en la cabeza con la mano – Para comprobar que ya eres un hombre y puedes ser hombre de esta familia y satisfacer a todas, debes de demostrarlo antes – explicó - Me tienes que follar delante de toda la familia, en este caso tu padre y tu hermana, en modo de bienvenida al núcleo sexual familiar – le informó.

Víctor: ¿En serio? – dijo atónito.

José: Sí – confesó - Tu hermana hizo lo mismo cuando la inicié al igual que todos los miembros de toda la familia.

Virginia: Es verdad – recordó – tuvimos que mandarte con la abuela porque eras muy pequeño – le recordó.

José: Bueno, ¿empezamos? – dijo impaciente y morboso.

Alejandra: Primero terminamos de comer, mi amor, que estoy hambrienta y tengo que coger energía para este semental – dijo dándole un tierno beso en la boca a su retoño.

Comieron tranquilamente, contando lo que habían hecho en ese tiempo tanto padre e hija como madre e hijo, con lujo de detalle. José se sorprendió de lo que hizo su mujer en el restaurante, pero recordó lo mucho que le gustaba hacérselo a él cuando eran novios. Después de comer y recoger, madre e hijo se prepararon y fueron a la habitación de matrimonio dónde Virginia y José esperaban sentados en sillas en frente de la cama.

Víctor: Bueno ¿qué tengo que hacer? – dijo curioso - ¿Tengo que correrme dentro de mamá o dónde?

Alejandra: Pues a ser verdad tienes que follarme cómo quieras y por dónde quieras, pero no te puedes correr hasta que yo te lo suplique – le aclaró.

José: Cierto campeón. Tu madre, cuando acabe debe de estar completamente agotada, eso significa que puedes satisfacer las mujeres de esta familia, que son insaciables – dijo divertido - ¿Podrás?

Víctor: Por supuesto, le tengo muchas ganas a mamá, por el morbo y porque está buenísima – dijo sincero y morboso – Pero pensaba que sería un polvo y ya.

Alejandra: Es la prueba de tu iniciación – le aclaró.

José: Todo hombre de la familia ha de ser un semental capaz de satisfacer a una mujer y el que no sea capaz de satisfacerlas se le considera indigno y no es visto con buenos ojos – explicó - No hay muchos casos y no queremos que haya porque no solo no podría participar sexualmente con la familia, sino porque sería excluido de las reuniones familiares – le informó.

Víctor: ¡Guau! ¿También lo hiciste con Virginia así? – dijo curioso - ¿Tú lo hiciste, papá?

Alejandra: Sí, tu padre dejó muy satisfecha a tu hermana – dijo orgullosa – y ella le dejó agotado a él.

Virginia: Eso quiere decir que soy una mujer digna de esta familia, capaz de satisfacer también a los hombres, que estáis sedientos de sexo siempre – dijo divertida y morbosa.

José: Claro hijo, yo dejé muy satisfecha a tu abuela – dijo sonriendo al recordarlo – no pudo sentarse bien en varios días del meneo que le di – dijo orgulloso de sí mismo.

Víctor: ¡Yo espero dejar igual a mamá! – dijo riendo.

Alejandra: Y yo también hijo – dijo abrazándolo morbosa.

José: Bueno, empezar cuando queráis – dijo apartándose un poco de ellos.

Virginia: ¡Vamos hermanito! – le animó - ¡Deja el pabellón bien alto!

Virginia y José se acomodaron en sus sillas para ver el espectáculo. Víctor y Alejandra se quedaron de pie enfrente de ellos. Madre e hijo estaban muy excitados, sabiendo que iban a tener público, y no cualquier público, su padre y marido y su hermana e hija, ni más ni menos. Eso les daba muchísimo morbo. Empezaron a tocarse, a besarse con ardor, metiéndose mano por todos lados. Pronto Víctor estuvo erecto y su madre aprovechó para desnudarlo completamente. Víctor le quitó el tanga y ambos quedaron desnudos. Alejandra se agachó y comenzó a comerle la polla a su hijo, primero lenta y profundamente, sintiendo como se abría paso por su garganta, pero luego aumentó el ritmo haciéndolo salvaje, como una tigresa. Víctor viendo a su madre tan deseosa, comenzó a follarle la boca como un poseso.

Víctor: ¡Oh sí! ¡Me encanta! ¡Qué boca tienes, puta! ¡Eres una buena puta, traga pollas! ¡Vamos puta, trágate la polla de tu hijo! – gimió agarrándola del pelo.

Alejandra siguió un rato más siendo follada por la boca por su hijo, de manera salvaje, parecía que le iba a incrustar la polla en la garganta mientras José y Virginia observaban todo morbosos, expectantes. Luego de unos minutos, Víctor le sacó la polla de la boca a su madre y le dio un descanso.

Alejandra: ¿Te gusta la mamada, cielo? – dijo cogiendo aire.

Víctor: ¡Me encanta lo puta que eres, mami! – dijo besándola con ardor.

Madre e hijo se comían la boca, jugaban con sus lenguas y no dejaba Alejandra de masturbarlo mientras le amasaba los testículos y Víctor le exprimía las tetas, pellizcando sus pezones. Ambos estaban muy cachondos. Víctor la colocó en la cama a cuatro patas, y sin ningún miramiento, a la vez que le daba un sonoro azote, le incrustó su polla de una estocada, pero suavemente, en el coño, y cuando la tuvo totalmente dentro, empezó a follarse a su madre de una manera salvaje.

Alejandra: ¡Oh sí! ¡Qué buena polla tienes! ¡Folla mi coño! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares! – berreaba - ¡Qué placer, cielo, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Quiero más, dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame! ¡Oh sí!

Víctor complacía a Alejandra mientras la follaba el coño, prácticamente la taladraba el coño con su polla y mientras la cogía del pelo para follarla de la forma más salvaje posible. Víctor se follaba a su madre de perfil hacia su padre y hermana, para que no se perdieran detalle. Víctor la cogió y sin sacarle la polla del coño, la depositó tumbada boca abajo con las piernas abiertas, le volvió a incrustar su polla de una estocada en el coño, y siguió follándose a su madre de una manera salvaje mientras no paraba de azotarla y pellizcarle los pezones. Virginia masturbaba a su padre mientras José le hacía un dedo al encharcado coño de su hija sin perderse el espectáculo. Víctor siguió follando a su madre por el coño, mientras no paraba de azotarla, marcando el ritmo de la follada. Alejandra recibía la follada de su hijo en éxtasis, era morboso estar siendo follada por su hijo, frente a su familia, frente a su marido. Ese pensamiento hizo que Alejandra encadenara varios orgasmos sin descanso mientras su retoño la taladraba su coño sin descanso, como un poseso. Víctor sentía lo mismo que su madre, pero incrementado con el morbo de poder follarse también a su hermana algún día y por la cara de morbo que leyó en su cara, ella también lo estaba deseando. Virginia se arrodilló frente a su padre, quedando de perfil a su madre y hermano y le sacó su polla para empezar a comérsela mientras se masturbaba ella. Víctor tras unos minutos, le sacó la polla del coño a su madre y la colocó a cuatro patas sobre la cama para empezar a meter su polla poco a poco en su culo. Cuando empezó a meterle la polla por el culo Alejandra suplicaba más.

Alejandra: ¿Vas a follarle el culo a mami? – gimió ansiosa - ¡Folla mi culo de puta, mi semental!

Víctor estaba muy caliente oyendo a su madre suplicar que se la follara por el culo. La penetró despacio, pero de una sola vez. Alejandra comenzó a gritar mientras su hijo la follaba despacio al principio para poco a poco aumentar el ritmo de la follada a un ritmo vertiginoso, endiablado, salvaje a petición de ella mientras la azotaba el culo y le pellizcaba los pezones. Virginia seguía comiéndole la polla a su padre.

Alejandra: ¡Oh sí, mi cielo! – berreaba loca de placer - ¡Sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí!

Víctor acompañaba y marcaba su ritmo con duros azotes y pellizcos en los pezones de Alejandra mientras la follaba el culo salvajemente, y mientras la cogía del pelo se la empezó a follar de forma más salvaje posible. Alejandra se corría una y otra vez, sin descanso, pidiendo más. José, del morbo de ver a su mujer siendo follada por su hijo mientras su hija le comía la polla no aguantó más y se corrió en la boca de su hija, que se tragaba cada gota de leche que soltaba su padre con gula.

José: ¡Oh sí, putita, traga leche, toda la leche de papi! – gimió - ¡Oh sí, me corro!

Virginia: ¡Mmmmmmmmmmhhhggggg! – gimió corriéndose junto a su padre al sentir su corrida, morbosa sin dejar de masturbarse.

Alejandra miraba sonriente a su marido y le asintió, dando su visto bueno a sus retoños. Él lo entendió y le devolvió la sonrisa sin perderse detalle de como su retoño taladraba a su mujer sin descanso. Alejandra estaba disfrutando. De repente, Víctor sacó la polla del culo de su madre y se la metió en su coño de una estocada violenta y profunda.

Alejandra: ¡Oh sí, fóllame a tu antojo, mi cielo, por todos mis agujeros, sí! – berreaba loca de placer - ¡No pares, sigue, sí, sí, sí, me corro!  ¡Sigue, reviéntame el culo y el coño, sí! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Eres todo un semental! ¡Oh sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, putón! – gemía azotándola - ¡Oh sí, toma polla, oh sí! ¿Quieres que te llene el coño de leche, puta? ¿O prefieres estar cagando mi leche varios días? – la provocó.

Alejandra: ¡Oh sí, mi cielo, quiero tu leche en mi útero! – berreó - ¡Préñame, quiero que me preñes! ¡Córrete dentro del coño de la puta de tu mami! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! Si quieres mi leche en el fondo de tu coño, ¡pídemelo! – gimió azotándola mientras cambiaba de posición.

Víctor giró a su madre para colocarla boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas y empezó a follarle con violencia el coño a su madre. Alejandra le hizo la pinza con las piernas apretándole bien su culo contra su coño para que no pudiera sacar su polla de dentro de su coño.

Alejandra: ¡Oh sí, quiero tu leche en mi útero! ¡Dame toda tu leche en el fondo de mi coño, hijo! – berreó muy cachonda - ¡Preña a mami! ¡Dámela toda, vacía tus huevos en el coño de mami!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Toma toda mi leche en tu coño, mami! ¡Oh sí, me vacío los huevos en tu coño, puta! ¡Tómala toda, oh sí, toda mi leche! – gimió.

Víctor se corría dentro del coño de su madre y lo hacía más cachondo que nunca al hacerlo delante de su hermana y su padre mientras su madre le pedía que la preñara, por lo que soltó una cantidad de corrida enorme, más que las veces anteriores. Alejandra se corrió como una loca entre gritos de placer al sentir la descarga de leche de su hijo en el fondo de su coño. Cuando terminaron de correrse, el placer de Alejandra fue tan intenso que se desmayó con los ojos en blanco y una sonrisa de felicidad en la cara. Víctor se tumbó en la cama exhausto y abrazó a su madre, mientras José y Virginia los miraban sonriendo y abrazados, emocionados.

Virginia: Eres todo un semental – le alabó - ¡Has dejado K.O. a mamá follando! – dijo contenta – Eso no lo ha conseguido ni papá – dijo riendo divertida mirando a su padre.

José: Exacto hijo – dijo divertido – No me molesta que mi hijo me supere, me enorgullece – dijo dándole un golpe en el hombro.

Virginia: ¿No te molesta que mamá quiera tener un hijo de Víctor? – dijo curiosa.

José: Para nada, cariño, si eso es lo que quiere tu madre y le hace feliz, por mí está bien – dijo sonriendo – Al fin y al cabo, no va a cambiar nada, yo la amo y ella me ama incondicionalmente y os queremos a los dos de igual manera.

Alejandra: Por eso te amo – dijo despertando – Eres el hombre de mi vida – dijo abrazándolo amorosa – Sí quiero tener un hijo de Víctor, primero porque me resulta morboso, segundo porque quiero comprobar si es capaz de embarazar a una mujer y tercero porque me gustaría tener un hijo de él.

Víctor: A mí también me resulta morboso, y si eso quieres yo no tengo problema en embarazarte – dijo sonriendo.

Alejandra: Eres un semental digno de esta familia, cariño – dijo abrazándolo – Tu abuelo estaría muy orgulloso de ti.

Madre e hijo se abrazaron con ternura y padre e hija se fueron a la cocina abrazados a preparar algo de comer.

Padre e hija prepararon algo de picar y lo pusieron en el salón. Madre e hijo descansaban en la cama de la habitación, cuando fueron a buscarlos.

José: Ya está todo listo holgazanes, vamos a picar algo – dijo divertido.

Alejandra: Ya vamos, amor – dijo levantándose de la cama.

Madre e hijo se levantaron y se asearon un poco. Cuando fueron al salón se encontraron a padre e hija sentados en el sofá, esperándoles.

Virginia: ¿Ya estáis aquí? – dijo completamente desnuda – Ya era hora – dijo divertida.

Alejandra: ¿Qué habéis preparado? – dijo curiosa.

José: Sándwiches, pinchos de tortilla que sobró de la comida de ayer, y un poco de carne a la brasa recién hecha.

Se sentaron en la mesa para comer algo, madre e hijo estaban hambrientos y se les notaba. Padre e hija se reían de ellos, le hacían bromas al respecto. Luego de comer un poco, madre e hijo se fueron al sofá y padre e hija se quedaron en las sillas de la mesa sentados. Alejandra miró a Virginia que estaba abrazada a su padre y ensimismada. Sabía en lo que estaba pensando, recordando su rito de iniciación.

Flashback

Era sábado, Víctor estaba de nuevo con los abuelos en el pueblo y José y Alejandra se disponían a hacerle el rito de iniciación a su hija. Estaban ansiosos. Aprovecharon la comida para decírselo. Cada uno se sentaron a un lado de su hija en la mesa.

Alejandra: Virginia, cariño, tenemos que decirte algo – dijo seria.

Virginia: ¿El qué? – dijo curiosa.

José: Verás, cariño, lo que pasó en tu cumpleaños es solo el principio de lo que hay que hacer – dijo serio.

Virginia: ¿Qué más hay que hacer? – dijo cautelosa.

Alejandra: No es nada malo, cariño, pero no sé si querrás hacerlo – dijo seria.

Virginia: ¿Por qué? – dijo curiosa.

José: No es muy apropiado – dijo serio – Pero es un paso más en tu educación sexual.

Virginia: Vosotros diréis – dijo cautelosa.

Alejandra: Verás, cariño, ya tuviste sexo con tu padre por tu decimoquinto cumpleaños, como marca la tradición – dijo seria.

Virginia: Sí – dijo nerviosa.

José: Ahora debes tener sexo conmigo, tú y yo, delante de la familia, en este caso tu madre – dijo serio.

Virginia: ¿Qué? – dijo morbosa.

Alejandra: Sí, lo que pasa que es una prueba más, debes demostrar delante de la familia, en este caso delante de mí, que puedes satisfacer al hombre de la casa, es decir, tu padre – dijo seria.

Virginia: ¿En serio? – dijo excitada.

José: Sí, cielo, a partir de ahora y dado que aceptaste que te iniciara en el sexo, podrás tener sexo conmigo o con tu hermano cuando alcance la edad, pero para eso debes demostrar que has aprendido lo suficiente y que sabrás disfrutar y hacer disfrutar en el sexo, no solo a los hombres de la familia, sino a tu futuro marido – dijo serio.

Virginia: ¿También lo tendré que hacer con mi hermano? – dijo morbosa.

Alejandra: Cuando alcance la edad adecuada y sólo en el caso de que él lo consienta y acceda a la iniciación – dijo seria.

Virginia: Me gusta la idea – dijo sonriente - ¿Cuándo empezamos? ¿Qué tengo que hacer? – dijo emocionada.

José: Tranquila, cariño – dijo divertido - ¿Tanto morbo te da que tu madre te vea siendo follada por mí?

Virginia: Mucho – dijo morbosa – Pero también me gusta la idea de poder ser la mujer que satisfaga a mi hermano el día de mañana – dijo emocionada.

Alejandra: ¿No pensarás en tu hermano cómo en un compañero de vida? – dijo seria – No es natural.

Virginia: ¿Por qué? – dijo curiosa – No sé si lo veré de esa manera, pero de lo que sí estoy segura es de que quiero tener sexo con él, dormir con él, despertarme con él – dijo sincera.

José: Cariño, lo que tú quieres es ser su novia y eso no puede ser – dijo serio. – Tú debes tener tu novio y él su novia.

Virginia: ¿Qué tiene de malo? – dijo curiosa y algo triste.

Alejandra: No es natural, cariño – dijo seria, abrazándola.

José: Bueno, creo que vamos a empezar ya – dijo para cambiar de tema – Vamos a disfrutar – dijo azotando el culo de su retoño.

Alejandra: No la maltrates demasiado ― dijo muerta de risa.

José dirigió a su hija al baño- Al llegar al baño, Virginia se desnudó y que al no saber qué era lo que iba a requerir de ella, se sentó junto a la bañera. Sin dirigirse a ella, José se desnudó y se metió en la bañera mientras Alejandra se colocaba apoyada en el lavabo. Virginia no se movía, solo miraba expectante a su padre.

José: ¿A qué esperas? – dijo serio - ¿Me vas a obligar a salir e ir por ti?

Colorada y avergonzada como pocas veces, Virginia se levantó de la silla y se puso de pie para entrar a la bañera con su padre. Alejandra los miraba morbosa.

José: Date la vuelta – ordenó - Quiero ver tu cuerpo de putita – dijo sabiendo lo que le ponía a su hija la humillación.

Al escuchar a su padre, Virginia se puso a menear el trasero a escasos centímetros de su cara, pero José tenía otros planes.

José: Deja de hacer el idiota ― le exigió dándole un sonoro azote sobre sus ancas ―Tengo que reconocer que tienes unas tetas y una cintura en sintonía con tu culo ― dijo mientras extendía la mano hacia ella.

Virginia: ¿Qué quieres de mí? – preguntó cohibida y cachonda, entrando a la bañera de mano de su padre.

José: Ahora lo verás – dijo mirándola a los ojos - Ven― dijo abrazándola, apoyó su espalada contra su pecho.

Virginia no solo se dejó mimar, sino que ronroneó como una gatita al sentir las manos de su padre recorriendo sus pechos mientras Alejandra no les quitaba la vista de encima. En silencio, José cogió uno de sus pezones entre sus dedos y jugó con él, mientras deslizaba la otra mano hacia su sexo. Virginia separaba sus rodillas para facilitar así el ataque. Usando dos de sus yemas, separó los hinchados pliegues de su hija y como si fuera un tesoro, buscó el botón que tenía escondido entre ellos.

Virginia: ¡Oh! – gimió.

Asumiendo que era una batalla de resistencia, cogió su clítoris entre sus dedos mientras le regalaba un par de pellizcos en sus pezones. La calentura de Virginia aumentaba exponencialmente al ver a su madre apoyada en el lavabo mientras su padre jugaba con su cuerpo. Todos sentían mucho morbo, pues José ya mostraba una fuerte erección que rozaba con el culo de su retoño y Alejandra bajaba su mano a su pacho y empezaba a pellizcarse los pezones. José, tras unos minutos de juego, la levantó levemente en la bañera y apuntando a su entrada, dejó que ella tomara la decisión.

Virginia: ¡Te deseo! – gimió dejándose caer, hundiendo su polla lentamente en su interior.

Con Virginia voluntariamente ensartada y sin moverse, aceleró la tortura que sus yemas ejercían sobre el hinchado botón que había descubierto entre sus labios. Ese estímulo doble junto con los suaves pellizcos que seguía dando a sus pechos fueron llevando a Virginia a un estado de excitación total y usando la polla dura y palpitante de su padre como su particular silla de montar, se lanzó al galope. Alejandra bajó su mano a su coño, solo tapado por su braga, para empezar a masturbarse.

Virginia: ¡Fóllame! – pedía gimiendo - ¡Lo necesito!

Satisfaciendo sus deseos y gradualmente, comenzó a sacar y a meter su polla con parsimonia, midiendo los tiempos y sin volverse loco, haciendo que su hija se impacientara aún más.

Virginia: ¡Enséñame quién manda! – imploraba.

Solo entonces consideró que era el momento y maximizando el ritmo y la profundidad de las placenteras cuchilladas que estaba regalando a su hija, le mordió la oreja mientras le pellizcaba de forma ruda los pezones. Virginia estaba dominada por la lujuria y llena de morbo al ver a su madre masturbarse mientras miraba como su padre la taladraba el coño en su presencia. Virginia tuvo el primer orgasmo de la tarde. Era tanto el morbo y la lujuria que sentía que, cuando unos minutos después notó que su padre iba a cambiar de posición y se sentó de nuevo en la bañera, lo sorprendió y poniéndose frente a él, se clavó de una lenta y profunda estocada su polla en u húmedo coño. Padre e hija notaron como la polla dura y palpitante del padre se abría paso en el coño de su hija forzando sus pliegues a abrirse.

Virginia: ¡Como me pone follarte mientras la puta de mi madre mira! – berreó besando con ardor a su padre y empezando a galopar como una amazona su dura polla.

Durante unos minutos, Alejandra observó morbosa a su hija votar sobre la durísima polla de su padre, mientras padre e hija se devoraban sus bocas y José no dejaba de tocar el culo, las piernas y las tetas de su hija, ni de azotarla para marcarle el ritmo, ni de pellizcarle los pezones con dureza cuando Virginia le exigía que la castigara.

José: ¡Eres una putita muy mala! – gimió azotándola y mordiendo su cuello por enésima vez.

Virginia: ¡Soy tu putita! – berreó - ¡Castígame frente a mamá!

José, premiando a su retoño, la tomó entre sus brazos e izándola, salió con ella de la bañera. Alejandra miraba expectante.

Virginia: ¿A dónde me llevas? ― preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

José no contestó. La llevó a la habitación con su mujer siguiéndole los pasos y la lanzó sobre la cama. Se acercó a ella y usó las corbatas que había dejado con anterioridad sobre las sábanas para atar sus manos al cabecero. Virginia se dejaba hacer, morbosa y expectante. Alejandra se sentó en un sillón y volvió a observar a su marido e hija.

José: ¿Confías en mí? – preguntó.

Virginia: Al cien por cien – gimió con anticipación.

Tras escuchar esa afirmación quiso verificar que tanto de verdad tenía y por ello, se subió a horcajadas sobre ella. Excitada como pocas veces en su corta vida había estado, soportó que usando su glande jugara con su sexo hasta que a punto de correrse le pidió que la tomara.

José: ¿Quieres que te bautice como mi nueva putita oficial frente a mamá? – susurró en su oído metiendo la punta de su polla en su húmedo coño.

Virginia: ¡Sí, amo, folla a tu nueva putita frente a tu puta! – gimió - ¡Bautízame!

Satisfecho por su respuesta hundió un poco más su polla en su vagina y recorriendo con sus manos su cuerpo, magreó sus tetas. Alejandra, sabiendo lo que se proponía su marido, lo dejó hacer a sabiendas que iban a disfrutar muchísimo ambos, pues a ella se lo salía hacer de vez en cuando. Dejando atrás sus pechos, los dedos de José siguieron subiendo por ella hasta llegar a sus hombros mientras de nuevo su polla se introducía un poco más en ella hasta llegar a meterla toda, hasta el fondo, chocando con la pared de su vagina.

Virginia: ¡Bautízame! – berreó.

​Haciendo caso a la guarra de su hija, comenzó a usar su polla como ariete para demoler sus defensas, al tiempo que sus manos se iban cerrando alrededor de su cuello. Alejandra observó como cada vez que apretaba más su marido el cuello de su retoño, su coño chapoteaba más. José, notando que a su retoño le iba faltando el aire, continuó obstruyendo su tráquea mientras su polla martirizaba su interior con fieras y brutales embestidas. Virginia chilló un nuevo orgasmo antes de que sus manos terminaran de cerrarse en su cuello con mucha fuerza, ahogándola. La sometió a media docena de empellones. Al advertir que estaba a punto de llegar al orgasmo, apretó aún más su agarre al cuello de su retoño. Alejandra miraba morbosa y excitada la acción de su marido. Virginia temblaba en pleno orgasmo, sin poder parar, mientras se asfixiaba.

Virginia: ¡Papá! - intentó chillar mientras se debatía intentando huir.

José: ¡Yo te bautizo como mi putita personal! – gimió aumentando la intensidad de sus embestidas y el agarre en su cuello.

Tras las palabras de su padre, Virginia sintió un dolor en el cuello y la falta de aire en sus pulmones junto con el placer que sentía al darle su padre, tremenda follada frente a su madre, sin poder evitarlo, se corrió mientras sentía que se moría. Fue una muerte dulce y gozosa porque la ausencia del aire, el miedo y el placer dieron origen a un clímax que jamás había sentido ni en sus masturbaciones ni cuando folló anteriormente con su padre.

Virginia: ¡Me encanta! - berreó antes de perder el conocimiento.

Con ella tirada ya sobre el colchón, José la sacó para correrse en sus tetas, satisfecho por lo bien que lo había llevado a cabo. Alejandra miraba tierna a su retoño y orgullosa a ambos. Tras lo cual, ambos padres se sentaron a su lado, velando su cuerpo durante diez minutos. José estaba agotado. Cuando al cabo de diez minutos, Virginia despertó, al abrir los ojos y ver a sus padres rompió a llorar, histérica.

Virginia: Juro que me lo creí. Pensé que me estabas asesinando – dijo llorando histérica.

José: Yo solo te mataría a polvos, putita mía – dijo tierno.

Alejandra: Lo has hecho muy bien, cariño, has dejado a tu padre agotado – dijo abrazándola feliz.

Virginia: Y él a mí – dijo recuperándose.

José: Eres una digna mujer para esta familia – dijo contento.

Virginia: Me alegro de serlo, papá – dijo sonriente.

Fin del Flashback

Alejandra sonrió, tierna mientras abrazaba a su retoño. Definitivamente, eran una gran familia, muy unida.