Tradición familiar
Una familia muy peculiar (RESUBIDO)
La familia Gutiérrez Velasco está compuesta por cuatro miembros:
Alejandra Velasco, la madre, tiene 51 años y se conservaba bastante bien, tenía unas tetas grandes y algo caídas, un culo grande y respingón, unas piernas largas y gorditas, un vientre con algo de grasa, con el pelo rizado y castaño, es muy guapa. Es la típica mujer que todos los hombres voltean a ver. Es ama de casa.
José Gutiérrez, el padre, tiene 52 años, es un hombre bajito y fornido, se cuida haciendo deporte, se dedicó a trabajar para una empresa importante, una multinacional. Aún tiene bastante éxito con las mujeres, cosa que a su mujer le saca de quicio.
Virginia Gutiérrez, la hija, tiene 21 años, es 5 años mayor que su hermano y se parece físicamente a su madre. Tiene las tetas normales para su edad, grandes, tersas y duras, un culo duro y respingón por el ejercicio, unas piernas largas y torneadas por la misma razón, también es morena de pelo, es una adolescente muy guapa, como su madre.
Víctor Gutiérrez, el hijo, es el hijo pequeño del matrimonio, es un muchacho normal, estudioso y deportista, algo introvertido, se cuida mucho físicamente.
Alejandra se encontraba en su casa, esperando a su marido, junto con sus hijos. José se había ido a trabajar como todos los días y llegaba a la hora de comer, se volvía a ir en la tarde y volvía para la cena. Como cada día hablarían de sus cosas mientras cenaban. Eran una familia muy unida y cercana. Cuando lo sintieron llegar a casa salieron a recibirlo.
Virginia: ¡Papi! - dijo dándole un abrazo y muchos besos en la cara.
José: Hola princesa – dijo devolviéndole el abrazo, tierno.
Víctor: ¡Papá! - dijo mientras se daban un abrazo y palmaditas en la espalda.
José: Hola campeón – dijo contento.
Alejandra: Hola mi amor - dijo besando a su marido.
José: Hola mi vida – dijo feliz.
Después de los saludos se sentaron a cenar y empezaron su conversación diaria, que, según sus padres, era para hacer que la familia sea unida y para eso tenían que hablar y contar todo lo que les había pasado en el día o sus planes futuros. En casa, siempre iban generalmente con poca ropa, en calzoncillos o en bragas sin sujetador, eran una familia liberal en ese aspecto. Hoy, todos estaban en calzoncillos y bragas.
José: Haber, ¿quién me cuenta lo que ha hecho o le ha pasado hoy? – dijo mirando a sus hijos.
Virginia: Yo hoy tuve un día ajetreado papi. Primero, la profesora que nos mete caña me sacó a la pizarra para explicar un trabajo. Segundo, en el descanso mis amigas me invitaron a una fiesta el sábado, pero he quedado con mi novio – dijo encogiéndose de hombros.
José: Sí quieres ir a la fiesta, puedes ir, pero ¡cuidado eh! - dijo mirando a su mujer quién asintió de acuerdo.
Virginia: Gracias papis, juro que me voy a portar bien – dijo levantándose para abrazar a ambos - Luego después de comer estuve con mi novio y me dijo de quedar esta noche para ver una peli, pero le dije que no podía, la verdad es que preferí quedarme con vosotros. Y de mi día poco más hay que contar.
José: Buena elección hija, bueno campeón y tu día ¿qué tal? – dijo curioso.
Víctor: Bueno mi día normal, en clase me dieron el resultado de los últimos exámenes y todos aprobados con buena nota, estuve con mis compañeros en el recreo jugando a las cartas en la cafetería y me dijeron de quedar esta tarde, pero les dije que no y me quedé estudiando – dijo con tono neutro.
José: Campeón tienes que salir más, los estudios son importantes para prepararse bien para afrontar el futuro, pero eres joven. Hazme caso, vive el presente y disfruta, que no pasa nada por divertirse. Hay tiempo para todo ¿verdad mi amor? – dijo serio.
Alejandra: Claro hijo, tu padre tiene razón – dijo seria.
José: Bueno ¿y tú día? – dijo mirando a su mujer.
Alejandra: Rutinario. Luego de que vosotros os fuerais a vuestros quehaceres yo fui a la compra, ordené la casa, paseé a los perros, les di de comer, puse una lavadora, tendí otra… en fin, mi día normal – explicó.
Después de cenar entre conversaciones y risas y de qué recogieran todo estuvieron viendo la televisión en familia. Alejandra estaba en el sofá con José acaramelados, mientras que Virginia estaba en un sillón enfrente de su padre y Víctor estaba en otro enfrente de su madre, ambos para verlos mejor. Alejandra si se dio cuenta de que su hijo se la comía con la mirada, y eso le gustó. Era de dominio público que tanto Virginia morí de deseo por su padre como que Víctor suspiraba de deseo por su madre. Luego cuando se acabó la película cada uno se fue a su habitación a dormir.
José: Bueno cariño, ¿quieres juerga o prefieres dormir? - dijo con una mirada traviesa.
Alejandra: Tu puta siempre quiere juerga - dijo cachonda perdida por como la miraba su marido.
José besó a su mujer apasionadamente mientras la metía mano en las tetas, sin aguantar la calentura. Le tocaba sus preciosas tetas y el culo. Alejandra se dejaba hacer encantada mientras ella también lo tocaba en el pecho y el culo. Cada vez estaban más calientes.
Alejandra: Mi amor, esto necesita cuidados de tu puta - dijo pícara, agarrando su erección.
José: Y a qué esperas zorra ¿una invitación? - dijo cogiéndose la polla con la mano.
Alejandra: Mi amor, me encanta mi vida - dijo lujuriosa empezando a masturbarlo mientras la lamía.
José: Vamos zorra demuestra lo bien que la chupas – gimió.
Alejandra: Agárrate mi amor que vienen curvas - dijo empezando a comerle la polla.
José: ¡Alex! – gimió - ¡Si mi amor, sí! ¡Qué bien lo haces, mi vida, sí, así puta!
Alejandra: ¿Te gusta mi amor? - dijo parando de chupársela y volviendo a chupársela ahora más profundo.
José: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí! – gimió.
Alejandra quería llevar a José al límite, quería que la tratase como lo que se sentía, una puta, su puta, su mujer, su esclava sumisa, su todo. No dejaba de chuparle la polla cada vez más rápido y profunda haciéndolo enloquecer. A ella le encantaba satisfacer a su amado marido, sentirse mujer en sus brazos, pero, sobre todo, sacarle su leche.
José: ¡Sí puta, sí! ¡Te vas a llevar mi leche en tus tetazas! ¡Oh sí! ¡Toma leche, puta, tómala toda! ¡Oh sí, me vacío en tu boca de puta! ¡Sí, toma leche! – gemía.
Alejandra no se apartó, sino que siguió chupándosela aún más rápido y profundo hasta que segundos después, sintió la corrida de José en su garganta. Se tragó toda la corrida gustosa, como un manjar. Cuando José terminó de correrse se colocó abrazada a él en la cama.
Alejandra: ¡Umm, oh sí que rica leche mi vida! ¿Te ha gustado mi amor? - preguntó pícara.
José: Mucho mi vida, gracias por chupármela, lo necesitaba - dijo excitado y agradecido.
Alejandra: Ya lo creo, después de ponerte cachondo mirando el culo y las tetas de tu hija – dijo divertida – Pero bueno, no me importa, lo que sea por mi hombre mi amor -dijo amorosa y tierna- te amo y lo haré siempre. Soy tu mujer, tu puta, tu esclava sumisa, tu zorra, todo lo que quieras que sea, soy tuya, siempre lo he sido, te amo, mi amor - dijo restregándose, cachonda.
José: Por supuesto puta- - dijo metiéndola mano y viendo lo encharcado que tenía el coño – pero esto no va a quedar así perra - dijo con deseo.
José la empezó a tocar las tetas mientras la besaba apasionadamente. Alejandra se dejaba hacer encantada. José la tocaba todo el cuerpo delicadamente, la besaba el cuello y bajaba a sus tetas, las comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, le hacía de todo mientras con la otra mano la tocaba el coño.
Alejandra: ¡Sí, mi vida, sigue, así! – gemía - ¡Cómeme el coño, sí, que gusto mi amor! ¡Qué bien lo haces, sí, me encanta!
José seguía a lo suyo sin dejar de comerle las tetas, empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de la puta de su mujer. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente. José le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su mujer al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su macho. José se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Luego de unos minutos José se colocó encima de ella y la penetró de una estocada, despacio para no hacerla daño, pero no le dio tiempo a reaccionar porque enseguida empezó a penetrarla rápido y profundo.
Alejandra: ¡Sí, mi amor, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! ¡Qué bueno eres follando a tu puta, mi amor! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! – berreaba loca de placer.
José se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla las tetas. Alejandra amaba y deseaba a su marido como nunca imaginó que le pasara con nadie. José la penetraba sin descanso, haciéndola ver las estrellas mientras ella le agarraba del culo para hacer la penetración más profunda. Luego de unos minutos muy intensos, Alejandra no aguantaba más, quería sentir la corrida de su amado en sus entrañas, inundándola, por eso sin dejar de besarlo, colocó a José debajo suyo con habilidad y sin sacar su polla de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. José seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo, azotándola ahora, incitándola a moverse.
Alejandra: ¡Si, mi amor como me gusta, sí! ¡Sigue mi amor, no pares, sí mi vida, más, más! ¡Me corro! ¡Vamos amo, dame tu leche en mi útero, dámela toda dentro de mi coño! ¡Llénale el coño con tu deliciosa leche a tu puta, amo! ¡Oh sí! – berreaba - ¡Compláceme!
José: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te lo voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Me corro! – gimió.
José se corrió besando de forma ardiente a su mujer mientras le agarraba del culo y ella le clava las uñas en el pecho. Cuando sintió la corrida de su amado, Alejandra no pudo evitarlo y se corrió junto con él, en un orgasmo muy intenso. Tras la corrida, copiosa y abundante de él en el coño de su mujer, y la corrida simultanea de ella al sentirla, ambos se tumbaron en la cama abrazados, enamorados.
Alejandra: Ha sido fantástico mi amor – dijo besándolo.
José: Si que lo ha sido, pero todo puede mejorar ¿no? - dijo sonriendo.
Alejandra: Eres incansable, mi amor - dijo amorosa – Si te empeñas en mejorar aún más me matarás.
José: Solo pienso en matarte de amor y placer – dijo abrazándola.
Alejandra: Te amo – dijo besándole tiernamente.
José: Yo también te amo mi vida - dijo enamorado.
Alejandra: Mi amor, tengo que hablar contigo – dijo seria.
José: Dime – dijo mirándola.
Alejandra: Bueno, como ya sabes, Víctor ya llega a una edad, y teniendo en cuenta que iniciamos a la niña más o menos con esa edad, quiero iniciar a Víctor – dijo seria.
José: Sí, yo también lo creo – dijo pensativo – es una hormona con patas, todo el día mirando tus tetas o el culo de su hermana. Quién sabe si le gusta alguna chica y por eso cambió tan de repente – dijo serio – Sí, yo creo que ya es hora de enseñarle a tratar a una mujer y a ser un hombre.
Alejandra: Sí él quiere, este fin de semana, aprovechando que empiezan las vacaciones de verano, me lo llevo a la casa del pueblo, a solas, y le hago un hombre – dijo seria – Pero solo espero que se desinhiba conmigo, de lo contrario no valdrá para nada.
José: Está bien mi vida – dijo mientras se acurrucaban a dormir – Si le cuesta por los nervios o algo, provócalo y que saque su instinto.
Al día siguiente, Alejandra se despertó y vio a su marido acostado, espatarrado y con la polla en erección llamándola a gritos. Se relamió, le encantaba la polla de su marido. Después de unos segundos, Alejandra se colocó entre las piernas de José y le rozaba con las tetas su polla. Comenzó a chuparla con pasión, a lamerla con fruición y deseo, cuando estuvo bien lubricada se la metió entre las tetas y empezó con la cubana mientras le lamía la punta de la polla.
José: ¡Oh sí! ¡Qué buen despertar, mi amor! ¡Oh sí, puta, así! ¡Qué buena zorra eres cariño, sí, cómo me gusta! ¡Oh sí, no pares, sí! – gimió.
Alejandra poco a poco aumentaba el ritmo y la presión que ejercía en la polla de José. Alejandra comenzó a comerle lo que sobresalía de la polla de José mientras lo masturbaba con sus tetas llevando a José al cielo. José se corrió en la boca de Alejandra que se tragó la leche de José con gula, pasión y deseo.
José: ¡Oh sí, trágatelo todo, puta! ¡Oh sí, qué bien lo haces, oh sí, sí, así! ¡Toma leche, puta, sí!
Cuando José se corrió se tumbaron en la cama abrazaditos y desnudos, y Alejandra aprovechó para acurrucarse un rato con su marido. Luego de unos minutos de remoloneo, ambos se levantaron para desayunar y allí se encontraron con sus hijos.
Virginia: ¡Buenos días! – les dijo a sus padres contenta.
José: Buenos días, princesa – dijo besándole la cabeza.
Víctor: Buenos días, papá, mamá – dijo en tono cansado.
José: Buenos días, campeón – dijo dándole una palmada en el hombro.
Alejandra: Buenos días, chicos – dijo mientras preparaba el desayuno.
José: Víctor, tenemos que decirte algo – dijo serio.
Víctor: ¿El qué? – dijo curioso.
José: Cómo sabes en la familia hay una tradición, lo que no sabes, es que esa tradición es que los padres iniciamos a los hijos sexualmente – dijo serio.
Víctor: ¿En serio? Creí que era una trola – dijo curioso.
José: No es ninguna trola, yo mismo inicié a tu hermana, ¿verdad, princesa? – dijo sonriente.
Virginia: Cierto – dijo recordando con una sonrisa y lanzándole un beso.
José: ¿Qué dices, campeón? – dijo serio.
Alejandra: ¿Quieres que te inicie tu madre en los placeres del sexo? – dijo traviesa.
Víctor: ¡Sí, claro! – dijo sorprendido, pero contento.
José: ¡Perfecto, campeón! Os iréis este fin de semana al pueblo, unos días y no volveréis hasta que tu madre te haya hecho todo un hombre – dijo abrazando a su hijo orgulloso.
Alejandra: Cierto, cielo. Así que prepárate – dijo guiñándole el ojo con una sonrisa pícara.
La familia fue a sus quehaceres diarios y todo transcurrió con normalidad. La noche de antes Alejandra entró en la habitación de su hijo mientras estudiaba, para hablar con él sobre lo que harían en el pueblo. Llevaba una camiseta sin sujetador y unos pantaloncitos cortos, mientras que su hijo estaba en calzoncillos.
Alejandra: Cielo, ¿tienes un momento? – dijo seria – Quiero saber algo.
Víctor: Sí, claro, ¿qué pasa? – dijo curioso.
Alejandra: ¿De verdad quieres hacerlo? ¿Cómo te sientes? – dijo seria.
Víctor: ¡Sí, claro! No creía que fuera posible, pero lo voy a disfrutar – dijo mostrándole una erección – No es un secreto que me pones mucho, mamá.
Alejandra: Ya lo veo – dijo señalando su erección riendo - Me halaga, pero quiero que te desinhibas cuando estemos solos, quiero que te sientas libre de hacer o decirme lo que quieras, no me voy a enfadar si me llamas puta, o perra, o mamá simplemente.
Víctor: Eso haré mamá, tranquila – dijo nervioso y excitado.
Alejandra: Haremos todo lo que quieras y lo que surja, cielo, pero si tienes alguna fantasía también lo haremos – dijo guiñándole un ojo.
Víctor: Gracias, mamá – dijo sonriendo - ¿Tú quieres hacerlo? Quiero decir – dijo nervioso – nadie te obliga.
Alejandra: Cielo, me parece lo más bonito del mundo que una madre o un padre inicie sexualmente a sus hijos, que los enseñe como tratar o qué hacer con su pareja, que los lleve por el buen camino – dijo tierna – No te preocupes, solo concéntrate en disfrutar y de aprender.
Víctor: Y ¿vamos a seguir teniendo sexo luego cuando volvamos? – dijo curioso.
Alejandra: Sí tú quieres si – dijo riendo – tu padre y tu hermana follan de vez en cuando, pero te advierto, mientras estemos en el pueblo seré tu mujer, tu puta, tu esclava, todo lo que quieras, pero cuando volvamos, si me quieres follar o quieres hacer algo conmigo, antes que tú está tu padre, al igual que le pasa a tu hermana que antes que ella estoy yo. – dijo seria - ¿Entendido?
Víctor: ¡Alto y claro! – dijo haciendo el saludo militar.
Alejandra: Bueno, te dejo estudiar, prepara la maleta que mañana por la mañana nos vamos para el pueblo – dijo dándole un pico.
Víctor: Vale mamá – dijo devolviéndole un pico.
La familia hizo un día normal para ellos. Alejandra se despidió esa noche de su marido con una batalla sexual que acabó con ambos exhaustos, pero felices. Al día siguiente, madre e hijo se fueron, luego de despedirse de José y Virginia. Alejandra llevaba una camisa sin sujetador y una falda por la rodilla que realzaba su culo, junto con un tanga, mientras que su hijo llevaba un vaquero sin calzoncillos y una camisa. Iban cargados con una maleta cada uno con ropa para 2 semanas. Cuando llegaron a la casa del pueblo, cada uno fue a dejar las maletas, pero Alejandra le dijo a su hijo que su habitación, durante el tiempo que estuvieran solos sería la de matrimonio.
Alejandra: Cielo, ya que hemos venido a follar, vamos a dormir en la misma cama – dijo sonriendo pícara – vamos a mi habitación que es más grande.
Víctor: Vale mamá – dijo sonriente.
Luego de acomodar la ropa en el armario, Alejandra fue a preparar la cena mientras Víctor iba a darse una ducha. Cuando la cena estuvo lista, fue el turno de Alejandra de ducharse mientras el muchacho preparaba la mesa y veía la televisión. Cuando estuvieron aseados, madre e hijo se sentaron a cenar, ella vestida con un fino camisón sin nada debajo y él con un pantalón corto. Madre e hijo cenaron tranquilos, conversando de cosas triviales. Recogieron la cena y se pusieron a ver la televisión. Había una película romántica y decidieron verla. Alejandra aprovechó una escena de sexo para tantear el terreno.
Alejandra: Cielo, hace mucho calor aquí – dijo mirando su polla descaradamente – mejor nos desnudamos, ¿no? – dijo sensual.
Víctor: Sí, buena idea, mamá – dijo cachondo.
Madre e hijo se desnudaron en el salón, lentamente, mientras se miraban sonriendo. Sus ropas acabaron en la esquina del salón. Cuando quedaron completamente desnudos, Alejandra le preguntó qué opinaba de ella.
Alejandra: ¿Te gusta lo que ves? – dijo provocativa - ¿Te gusta el cuerpo de la vieja de tu mami?
Víctor: Sí, mamá, muchísimo – dijo sin evitar empalmarse al ver el cuerpo de su madre – Tienes un cuerpo espectacular.
Alejandra: Ya lo veo – dijo señalando su polla – pero quiero que me digas cómo me ves. ¡Suéltate!
Víctor: Estás buenísima, mamá. Me encantan tus tetazas y tu culo. Tienes unas piernas muy sensuales – dijo dándola un buen repaso.
Alejandra: Gracias cielo – dijo besando en la boca a su hijo – a mí también me gustas mucho. Tienes un cuerpo fibrado, una buena polla, larga y gruesa, un culo duro y respingón – dijo relamiéndose – y además eres muy guapo, cielo.
Víctor: Gracias, mamá – dijo sonrojado - ¿Es más grande que la de papá?
Alejandra: Aún te queda por desarrollarte, cielo – dijo riendo – pero te acercas mucho.
Víctor: ¿Puedo tocarte? – dijo tímido.
Alejandra: Adelante cielo, soy toda tuya, no tienes que preguntar, solo hazlo – dijo ofreciéndose.
Víctor se acercó tímido y comenzó a tocarle las tetas suavemente a su madre, le pasaba los dedos por los pezones y las miraba embelesado. Alejandra lo dejaba hacer a su ritmo, sin atosigarle, dejando que el muchacho se soltara poco a poco.
Alejandra: ¿Quieres comértelas? – dijo ofreciéndoselas.
Víctor: ¿Puedo? – dijo excitado.
Alejandra: Claro, cielo – dijo riendo – son para tí.
Víctor cogió tímido las tetas de su madre y comenzó a lamerle los pezones suavemente, le pasaba la lengua por los pezones y le amasaba sus grandes tetas. Alejandra lo dejaba hacer a su ritmo mientras comenzaba a gemir.
Alejandra: ¡Oh sí! Cómele las tetas a mami, cielo. ¡Así, sí! – gemía - ¡Me encanta sentir tu lengua y tus manos en mis tetas!
Víctor siguió comiéndole las tetas de su madre cada vez con más ansia, arrancando a su madre gemidos y gritos de placer, sin dejar de amasarle las tetas. Alejandra, después de unos minutos de disfrutar de la comida de tetas que le hacía su hijo, le cogió la cara y le separó para besarlo apasionadamente. Cuando acabó el beso, lo sentó en el sofá.
Alejandra: Me ha encantado cielo, pero esto no podemos dejarlo así – dijo agarrando la polla a su hijo.
Víctor: ¡Mamá! – dijo gimiendo.
Alejandra: Prepárate cielo, y disfruta de lo que te va a hacer mami – dijo sensual.
Alejandra le cogió la polla a su hijo con ambas manos y comenzó a masturbarlo, lentamente mientras le sonreía mirándole a los ojos en todo momento. Sintió la dura polla de su hijo en sus manos y se estremeció de deseo, lujuria, morbo.
Alejandra: ¿Te gusta, cielo? - dijo pícara.
Víctor: ¡Oh sí! – gimió – Sigue.
Alejandra siguió pajeando a su hijo lentamente hasta que vio que no iba a aguantar más y decidió dar un paso más. Alejandra, después de guiñarle un ojo a su hijo, se llevó la polla de su hijo a la boca, comenzando a chupársela de una manera sensual, y lenta.
Víctor: ¡Oh sí, mamá! Cuantas veces he soñado con esto – gimió - ¡Sí! ¡Cómemela! ¡Sí!
Alejandra siguió la orden de su hijo y se metía la polla entera, haciéndole una buena garganta profunda y llevando a su hijo a la gloria, sin dejar en ningún momento de mirarle a los ojos. Alejandra sentía un inmenso morbo al saber que sería la primera mujer de su retoño, de su consentido. Luego de unos minutos, aumentó el ritmo de la mamada, quería exprimirlo, que su bebé le diera de beber su rica leche.
Víctor: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí! – gimió.
Alejandra: Vamos cielo, dame toda la leche que guardas para mí - dijo morbosa, sacándose la polla de su hijo de la boca y sin dejar de mirarle a los ojos, para acto seguido, volverse a meter la polla hasta la garganta y subir aún más el ritmo.
Víctor: ¡Sí! Tómala toda, mamá – gimió explotando en su boca, morboso - ¡Toma toda mi leche! ¡Sí, me corro!
Víctor se corría y se corría dentro de la boca de su madre, que tragaba todo lo que podía de la grandísima corrida de su hijo, sin dejar de mirarlo a los ojos en ningún momento. Cuando terminó de correrse, Víctor se quedó sentado y relajado, aún con su polla morcillona. Alejandra, sin dejar de mirar a su hijo, se sacó su polla de la boca y le enseñó su corrida en su boca para, acto seguido, tragársela ante la mirada alucinada de su hijo.
Alejandra: Caray cielo, me has llenado el estómago de leche, ¡Que corrida! - alabó a su hijo - Ven, vamos a mi cama, que es más grande.
Alejandra llevó a su hijo a su habitación y lo tumbó en la cama para luego tumbarse ella. Durante el trayecto, Alejandra iba delante, lo que daba a su retoño una excelente visión de su anatomía, su culo totalmente desnudo, expuesto y sus enormes tetas eran vistas de lado por su retoño. Ella lo sabía, se sentía observada, observada sexualmente por su retoño. Solo de pensar en lo que había hecho y lo que iban a hacer, se le mojaba su coño.
Alejandra: Ven cielo, túmbate encima de mí – dijo abriendo sus piernas para que se colocara entre ellas mientras Víctor hacía lo que le decía su madre - Bien cielo, ahora besa a tu madre.
Víctor, algo cohibido miró a su madre que le sonreía y empezó a besarla, al principio besos pequeños y poco a poco subiendo de tono hasta que su madre le dijo como besar.
Alejandra: Cielo, besar se besa así - dijo antes de coger a su hijo de la nuca y atraerlo a ella.
Alejandra besaba como una loba a su hijo, le metía la lengua hasta la campanilla y guiaba a su hijo, que poco a poco empezaba a soltarse y a tener iniciativa. Víctor comenzó a devorarle la boca a su madre mientras la acariciaba sus tetas y le pellizcaba los pezones.
Alejandra: Cielo, besar en la boca está muy bien, pero hay más partes. Besa mi cuello lentamente y no dejes de tocarme las tetas – le guio.
Víctor le hacía caso y empezó a besarle el cuello a su madre arrancándole suspiros y gemidos, se volvió más osado y bajo su mano para tocarle el coño a su madre. Víctor bajó a las tetas de su madre para lamerlas, comerlas y morderlas, mientras no dejaba de tocar y acariciar el coño a su madre, de arriba abajo y de forma circular, como tantas y tantas veces había visto hacer en las películas porno. Después de un rato así Alejandra quería más y se puso a cuatro patas.
Alejandra: Cielo, demuéstrame como manejas la lengua, cómeme el coño – le pidió, exponiéndose ante él sin pudor.
Víctor muy caliente bajó hasta el coño de su madre sin dejar de mirarla, mientras Alejandra giraba su cabeza y sonreía de forma sexy a su hijo. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente.
Alejandra: Vamos cielo, usa esa lengua en el coño de dónde saliste – pidió - Cielo me matas de placer ¡Sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! ¡No pares, sí, más más! ¡Sí! ¡Que bien usas la lengua, cielo! – gemía morbosa.
Víctor le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su madre al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su hijo. Víctor se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Víctor se guiaba por su instinto y los gemidos de su madre. Siempre había soñado con poder hacer sexo oral con su madre. Luego de un rato, Alejandra paró a su hijo.
Alejandra: Cielo, ya está bien que vas a dejar seca a tu madre – dijo separando a su hijo suavemente entre jadeos – creo que ya es hora de que me folles cielo, fóllate a tu madre, a tu puta - decía morbosa y deseosa.
Víctor: Si mamá, te voy a follar como una puta, aunque es mi primera vez – dijo excitado colocándose tras ella, entre sus piernas.
Alejandra: Lo sé cariño, y eso es muy bonito cielo, ven métemela aquí - dijo separándose los labios vaginales y enseñándole el agujero.
Luego de unos instantes Víctor se colocó, rozó por instinto su dura polla con el coño húmedo y chorreante de su madre y la penetró de una estocada. Alejandra gritó de placer al sentirse llena con la polla de su retoño. Víctor al principio la follaba lento e inseguro, pero luego con ayuda de su madre la empezó a follar de forma desesperada. Víctor se dejaba guiar, sin parar de follar a su madre, creía que estaba en un sueño, se estaba follando a su madre. Empezó a pellizcarla las tetas mientras no paraba de follarla.
Alejandra: ¡Sí, cielo, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! Qué bueno eres cielo ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! – berreaba morbosa.
Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí! – gimió.
Alejandra: ¡Oh sí, quiero tu leche en mi útero! ¡Dame toda tu leche en el fondo de mi coño, hijo! – berreó morbosa - ¡Vamos, mami está esperando toda tu leche en su coño de puta! ¡Dámela toda, vacía tus huevos en el coño de mami!
Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Toma toda mi leche en tu coño, mami! ¡Oh sí, me vacío los huevos en tu coño, puta! ¡Tómala toda, oh sí, toda mi leche! – gimió.
Víctor se corría dentro del coño de su madre por primera vez y lo hacía más cachondo que nunca y soltando una cantidad de corrida enorme, más que anteriormente. Alejandra se corrió como una loca entre gritos de placer al sentir la descarga de leche caliente y espesa de su hijo en el fondo de su coño. Cuando terminaron de correrse, acabaron tumbados en la cama exhaustos y abrazados.
Alejandra: Ha sido fantástico mi campeón, eres todo un semental – le alabó - ¡Menuda corrida! ¡No me extrañaría que me preñases!
Víctor: Gracias por esto, lo deseaba mucho - dijo mirando lascivamente a su madre - ¿No tomas protección? – dijo sorprendido.
Alejandra: No, cielo, tu padre y yo lo hacemos a pelo, pero nunca hemos tenido más hijos – explicó – A mí no me importaría y te confieso que me da morbo tener un hijo de mi propio hijo – dijo traviesa.
Descansaron unos minutos, pero Alejandra quería más, le daba demasiado morbo que se la follara su hijo como a una puta barata. Luego de unos minutos de descanso y viendo que su hijo no paraba de tocar sus tetas y su culo, Alejandra le preguntó que quería hacer.
Alejandra: Bueno cielo, ¿estás listo para otro asalto? - dijo colocándose en posición de misionero.
Víctor: Siempre - dijo divertido y caliente, colocándose sobre su madre.
Alejandra: Me gusta que mi hijo sea tan pervertido en querer follarse a su mami - decía mientras se abría más de piernas para facilitar las maniobras de su hijo.
Víctor empezó a meter sus dedos despacio en el coño de su madre, mientras acariciaba a su madre en las piernas. Víctor aprovechó para tocarle el coño a su madre. Luego de unos minutos así y de comprobar que su madre estaba chorreando, Víctor la empezó a tocar el coño. Alejandra se dejaba hacer sin dejar de acariciar el pecho de su hijo con pasión y de morrearlo. Víctor le siguió tocando el coño, pero esta vez aprovechó para meterle un dedo dentro, por instinto.
Alejandra: ¡Oh si cielo, no me esperaba eso de ti! ¡Sigue, no pares! ¡Oh sí! ¡Méteme más dedos, no pares de frotarme el coño! ¡Sí! – gimió.
Alejandra durante unos minutos se dejaba hacer hasta que no pudo más de tanta calentura.
Alejandra: Vamos cielo, sigue haciendo eso a mami, pero ahora usa también la lengua -decía hirviendo en calentura.
Víctor bajó su cara con una sonrisa pícara y cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente. Víctor le comía el coño con gula, con ímpetu, sin dejar de meterle un dedo en su coño llevando a su madre al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar, morbosa, disfrutando de la comida de coño que le daba su hijo. Víctor se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Se atrevía a más y le metía ahora hasta tres dedos dentro de su coño. Víctor al ver a su madre tan cachonda se volvió más descarado y le metió un dedo en el culo a su madre mientras con la otra mano le torturaba el clítoris como cientos de veces había visto hacerlo en las películas porno. Alejandra no se lo esperó, pero no se negó, ella también lo deseaba.
Alejandra: Cielo me matas de placer – gimió - ¡Sí! ¡No pares! ¡Sí! ¡Qué bien usas la lengua, cielo! Méteme los dedos en mi culo, ¡vamos, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro! ¡Me encanta! ¡No paro de correrme! ¡Oh sí! – se corrió brutalmente - Cielo para, que quiero tener tu polla dentro de mí, en el agujero que quieras - decía exhausta.
Víctor: Vale puta, como tú quieras, pero te pienso follar dónde me dé la gana, quiero hacer realidad algunas fantasías contigo zorra - decía totalmente desinhibido, cosa que puso más cachonda a su madre.
Alejandra: Claro cielo, dónde quieras, como quieras, y por dónde quieras - decía morbosa.
Víctor cogió a su madre y la colocó con las piernas en sus hombros para, después de mirarla de manera lujuriosa, meterle la polla de una sola estocada en el encharcado coño de su madre, haciéndola gemir de placer. Víctor no esperó esta vez la aprobación de su madre, sino que empezó a follarla de manera salvaje, penetrando en el coño de su madre de manera dura y fuerte mientras le comía las tetas y le pellizcaba los pezones. Luego de unos instantes, Víctor, sin sacarle la polla a su madre del coño, la levantó y la llevó hasta el mueble del espejo, y la puso esta vez con ambas piernas a ambos lados de él. Víctor al principio la follaba lento para hacer sufrir un poco a la puta de su madre que no paraba de correrse y de pedir más. Alejandra no aguantaba más y tiró a Víctor a la silla y sin sacar su polla de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. Víctor seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo. Víctor empezó a volver a follarla de manera salvaje, tirando unas decoraciones de encima del mueble del espejo. Empezó a comerle las tetas y la boca mientras no paraba de follarla. Víctor la colocó a cuatro patas sobre la cama y se puso a jugar con su polla en su coño. Cuando empezó a meterle la polla por el coño Alejandra suplicaba más.
Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Oh sí, toma polla, sí! ¡Qué gustazo follar tu coño de puta! ¡Oh sí! – gemía.
Alejandra: ¡Sí, cielo, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! Qué bueno eres cielo ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! ¡Sí, más duro, más fuerte, no pares, más salvaje, dame más! ¡Me corro, sí! ¡Dame más fuerte, cielo, no hagas sufrir a mami! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! Vamos mi cielo, ¡dame tu leche en mi culo, dámela toda! ¡Lléname los intestinos con tu deliciosa leche, mi cielo! ¡Oh sí! – berreaba.
Víctor: ¡Sí puta, sí! ¡Te vas a llevar mi leche en tu culazo de puta! ¡Oh sí! ¡Toma leche, puta, tómala toda! ¡Oh sí, me corro, puta! ¡Sí, toma leche! – gimió agarrando sus tetas.
Víctor se corría en el fondo del culo de su madre, que recibía con gusto tanta leche de su hijo corriéndose simultáneamente. Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se tumbaron en la cama abrazados de nuevo, llenando las sábanas con restos de flujos, semen y heces.
Alejandra: Eres todo un semental – alabó besándolo.
Víctor: Gracias, tú eres toda una puta mamá - dijo mirando lascivamente a su madre.
Alejandra: Gracias mi cielo – dijo riendo - ¿Deseas algo más? - dijo traviesa.
Víctor: De momento descansar, pero mañana quiero una buena mamada matutina – dijo azotando sus tetas, travieso -Tengo muchas fantasías que cumplir contigo y no voy a desaprovechar la oportunidad, mami.
Alejandra: Mi hombrecillo pervertido – dijo pícara y tierna.
Ambos se asearon y después de cambiar las sábanas se acostaron, acurrucaron como una pareja bien avenida y se durmieron, ella abrazada a su pecho y él agarrando su culo.