Tradición familiar. 2ª parte

Ahora se aplicó más en la felación…, lamió sin vetos ni pudores, jalaba la gran polla con avidez y los testículos del macho agradecieron la lengua de ella. Sabía bien aquella verga de su hermano. Era como la de su padre o quizás poco más pequeña quizás, ahora lo sabía después que el majestuoso...

Ascendía lentamente los peldaños de la escalera

. Iba descalza. Al llegar al rellano giró por el pasillo, pero se detuvo al ver la luz que emergía por debajo de la puerta de la habitación de Toni. Se acercó a ella, la abrió cuidadosamente, y volvió a mirar como ocho años antes lo había hecho en la habitación de sus padres. Pero ahora ella comprendía todos los pormenores del sexo, y no era una niña que fingía dolor de estómago para no dormir la siesta. No se sorprendió en exceso al ver a Toni desnudo en la cama con los ojos cerrados. Tal vez lo esperaba.

Asía con su mano derecha su nada despreciable verga…subía y bajaba el prepucio lentamente a la vez que componía un gesto de gozo en su rostro. Se quedó inmóvil. Observó a su hermano condescendiente. Toni masajeaba los huevos a la vez que manipulaba su excelso rabo. De vez en cuando acariciaba sus testículos con más fruición, unas pelotas acordes a los 18 cm de polla.

– ¡¡Qué lástima de verga que no haya descargado todavía su leche dentro de ninguna niña!!

Peor para ellas se dijo a sí misma henchida.

No alcanzaba a ver todo el tamaño de su virilidad, pero lo suponía grande por la extrapolación del meneo. Probablemente como el de su padre, ya se sabe que de tal palo tal astilla. Instintivamente bajó su mano y la introdujo dentro de su vestidito estampado corto…

Se comenzó a tocar el conejito de pelo corto, aun no se lo  había rasurado ni le hacía falta, ya que tenía una vulva diáfana de vello púbico. Sintió su mano ascender por sus muslos hasta dar con su labios apretados llegando al botón un tanto endurecido, la hizo suspirar. Acarició el clítoris y notó la humedad del deseo de inmediato. La hubiera gustado acariciar sus pezones, pero la prenda que llevaba encima era demasiado larga para tal cosa, lo hizo sobre la tela. Turbada por lo que estaba viendo, perdió los nervios y se dejó llevar por un impulso lujurioso, la sinrazón de satisfacer el cuerpo sin pensar en las consecuencias.

Empujo la puerta de la habitación de su hermano y entró en ella sin avisar. Toni abrió los ojos sobresaltado… – ¿Qué…que…que haces aquí? Dijo tratando de cubrirse torpemente con el edredón.

Sigue, sigue, no te cortes.

– ¿Qué haces en mi habitación Mónica? ¡Es mi habitación!

– Tranquilo Toni. No pasa nada.

Dijo sentándose en un borde de la cama.

– ¡Sal de aquí de inmediato!

Dijo más violento aún.

¿Te estabas haciendo una paja, No?

– ¡Sal de aquí Mónica, por favor!

– No me importa lo que estás haciendo. Subía a mi habitación y he visto luz en la tuya.

– Eso no significa que tengas que entrar sin llamar. ¡Joder qué manía tienes!

– Tienes razón. Pero lo que he visto me ha dejado, como diría… encandilada. Por eso he entrado.

– ¿Por qué te llama tanto la atención verme haciéndomela, si dices que me has visto muchas veces…? Sabes tengo derecho a mi intimidad, en mi habitación

. Trataba de taparse, cosa que consiguió al fin.

– Perdona

Toni. No quería increparte. Dijo subiéndose la camiseta hasta el final de los muslos y cruzando una pierna por detrás de la otra hasta que sus pantorrillas se fundieron en una sola.

No debes entrar en mi habitación. Yo no voy a la tuya. Y si entro, llamo antes, y cuando me das permiso… paso. Ella no escuchaba a su hermano, tenía un objetivo y como si fuera un soldado cumpliría con su cometido hasta el final.

– Estás muy excitado, ¡¿no es eso?! ¿Pensabas en mí?

– ¡Déjame en paz Mónica!

– Por eso te hacías una paja. Te ha excitado lo que hemos hablado ¿Verdad?

– ¡Que me dejes en paz!

– Comprendo.

Dijo ella bajando la vista. – Eres virgen aún, ese es el problema.

– ¡Eso no tiene nada que ver!

– Imagino que no o tal vez sí.

– Tú no eres virgen y también lo haces.

Es verdad. Pero deberías haber cerrado la puerta si no querías que te sorprendiera alguien.

– ¡Creí haberlo hecho! seguro que la has abierto tú sin darme cuenta.

– Te equivocas, no lo hiciste hermanito. Y te he visto.

– Muy bien. Ya sabes lo que estaba haciendo. Ahora te rogaría que te fueras y me dejaras en paz.

– ¿Quieres que te ayude con eso?

– ¿Qué me ayudes con…..que me ayudes a….que dices Mónica?

– Quieres que te ayude a terminar lo que estabas haciendo, se me da bien hacer pajas.

– Ehhh…. ¡Estás loca!

– ¿Por qué?

– Déjame en paz Mónica, por favor.

– Puedo hacerlo mejor incluso que tú, todos quedan satisfechos con mis manos ¡Te gustará más!

– ¡No me lo puedo creer!

– Ven., déjame tonto… no te imaginas cuantos tíos pagarían por que le hiciese una paja.

Dijo ella tratando de descubrir el cipote de su hermano.

Déjalo ya Mónica. Me estas poniendo nervioso. Vete a tu cuarto y duérmete ¡Déjame!

Exclamó mientras retiraba el edredón que cubría el rabo que hacía de mástil de aquella tienda de campaña. Él cerró los ojos y ante la vista de ella apareció el soldado, aún duro, clamando entrar en batalla con la mano que mece la cuna, la mano que mece al mundo…la de la mujer, pese a no  producirse frente a su contrincante natural, era más que excitante, clamando saciar su sed ante la interrupción que minutos antes había tenido. Si quieres leer el final y el resto de la saga de relatos de "La tradición familiar", sígueme en mi blog de relatos referenciado en mi perfil o en la siguiente dirección  https://sesionesorgasmicas.blogspot.com/ son gratis y con mayor morbo que en todorelatos.

¡Vaya Toni que agradable sorpresa! La tienes bien grande. Te debe medir al menos 20 centímetros…

El muchacho se volvió a tapar su hercúleo cetro y, abrió los ojos otra vez.

¡Ya está! Ya me la has visto. Y solo me mide 18 para tu información . Ahora ya te puedes ir.

– Bueno nene no está nada mal para un chico, cuando la media es de 15 cm en España.

Dijo el algo menos ofuscado.

– Vale, te dejo que acabes con lo que has empezado ¿no?

– Tal vez.

– Muy bien. Me iré pero antes te dejaré algo para que te inspires.

Se subía el vestido estampado, y ahora sí dejaba ver por entero la zona tersa de astracán cubierta por un tanga, ante la atenta mirada de su hermano, luego giró sobre si misma mostrándole también sus nalgas prietas y sus piernas perfectamente moldeadas. Dejó caer la tela y salió de la habitación de Toni cerrando la puerta tras de sí. El quedó mudo. La estupefacción se adueño de su mente por unos instantes. Cuando se hubo asegurado que su hermana había salido definitivamente, retiró el edredón de su cuerpo y observó su miembro algo menos duro ya. Se sentó en la cama y paseó la vista por la pequeña habitación. Observó una fotografía de su hermana que yacía encima del sifonier. Cerró los ojos nuevamente y se dejó caer sobre la cama.

Ahora su pensamiento estaba dedicado en exclusiva a esa imagen que le había proporcionado Mónica. Su sexo de labios apretados con una raja pronunciada que invitaba a la locura, todo ello adornado de fino vello púbico. Instintivamente comenzó a masajear su badajo de nuevo. ¿E Mónica que haría? ¿Se estaría masturbando como le había dicho? ¿Qué era lo que había insinuado de ayudarle a terminar? ¿Qué quería decir su hermana con eso? ¿Tal vez ella quería sexo con él? Eso era imposible, aunque su hermana era muy lanzada. No, eso jamás pasaría entre ellos. Se castigó mentalmente al pensar siquiera en ello ¿Pero cómo podría ayudarle su hermana a terminar? ¿A qué se refería? Dejó momentáneamente de hacerse preguntas y retomó nuevamente la imagen del coño y el culo de Mónica recién visionados.

Él si se la imaginaba Follándola por todos los lados. Metiéndose por atrás, o por delante mirándola a los ojos. Notó el hormigueo otra vez, sobre su cipote. Llevó su mano hasta él y comenzó a menearlo entrando y saliendo del coñito de Mónica. La dureza hizo su presencia de inmediato. Estaba excitado. Tendría que verter su lefa una vez más en solitario, siempre sólo. Retomó la imagen excitable de su hermana antes de abandonar la habitación. Vio como subía su vestido y le dejaba ver su sexo perfecto. Eso le alborotó. Ella le había dicho que la tenía grande. Eso le había gustado, pues venía de una experta que ya había visto unas cuantas y se había empotrado al menos dos que hubiera confesado… El primo de Miriam y el quesero. A punto de caramelo, se dijo para sí. Tengo que lanzarme y follar con la primera que se le pusiera a tiro, el NO ya lo tengo y la vergüenza para los corruptos.

Como dijo esta tarde su hermana “¡Alguna caerá…! Tal vez Julia, tal vez Mamen, tal vez Yolanda. Daba igual. Una de ellas sería, fea o guapa, gorda o flaca, un coño es un coño y punto”. Ninguna es fea por donde mea.

Estaba seguro que a ellas no las importaría. Era él quien fallaba. El que se quedaba cortado un paso antes de cruzar la línea. Se puso en pie de un salto. Tomó sus pantalones y se los metió por los pies. Abotonó el botón de la cintura y subió la cremallera del vaquero, y sin fijar el cinturón… descalzo, salió de su habitación. Llamó con los nudillos a la puerta cerrada de la habitación de Mónica a la vez que emitía su nombre con cierto nerviosismo.

Mónica ¿duermes?

– No.

– ¿Puedo pasar?

– Entra.

Le contestó.

¿Qué quieres? Pregunto ella fingiendo una tranquilidad que no existía.

¿Qué haces así? Preguntó Toni al descubrirla completamente desnuda tirada encima de la cama.

Ya sabes lo que hago. ¿Para qué has venido?

– ¿Te estás masturbando?

Preguntó el aún más acobardado.

Sí.

– ¿No te vas a tapar?

Ante la desnudez de su hermana.

No. Estoy bien así. ¿O es que te molesta mi cuerpo? Te advierto que a más de uno ya le gustaría…

– Me imagino. No me molesta. Pero….si te cubrieras un poco….

– Ya. ¿Y no te pone más verme desnuda?

– Claro. Estas muy bien. Tú ya lo sabes.

– Quieres tocarme.

Toni quedó en silencio… Se puso colorado. – ¿Quieres tocarme Toni? Toni callaba. – No te pongas nervioso. No me importa que me toques. No hay nada malo en ello, lo has hecho cientos de veces sobre la ropa, solo que ahora no hay ropa…

– Somos hermanos Mónica.

– Lo sé muy bien. Por eso tenemos más confianza… ¿Quieres que te toque yo?

– No está bien Mónica.

– No te he preguntado si está bien o no. Te he preguntado si quieres que tela acaricie yo ¿O a qué has venido empalmado?

Mónica se acercó a él arrastrando su culo por encima de la cama. Sus tetas se balanceaban ante la atenta mirada de Toni. – Anda Déjame. Dijo ella a la vez que hundía sus dedos entre el ojal y el botón del pantalón vaquero de su hermano.

– ¿Qué vas a hacer?

Preguntó el muchacho inquieto.

Chisssss….no digas nada….déjame…..déjame hacer.

Mónica consiguió su fin. Abrió el pantalón de Toni y bajó la cremallera de su bragueta. El miembro duro apareció ante ella.

¡Joder Toni sigues así! La tienes muy tiesa. Demasiado rato empalmada te puede dar gangrena ¡¿Lo sabías?!

Se sentó a su lado. En el borde de la cama. Su mano envolvió aquel tallo duro y caliente de su hermano. El dio un respingo hacia atrás. Ella lo asió con fuerza y determinación.

¿Qué sientes? Él no contestó. Venció su cabeza hacia atrás doblando el cuello. – Ven. Ponte en pie. Quítate los pantalones.

Mecánicamente Toni se puso en pie y ella bajó los pantalones hasta los tobillos dejando al descubierto enteramente pollón inhiesto con un ángulo de 30 grados mirando al techo y una ligera curvatura al lado izquierdo.

Saca los pies. Dijo agachada a la vez que tiraba del pantalón vaquero. – Siéntate . Ordenó.

Toni se sentó en la cama. Estaba desnudo. Como su hermana. Los dos enteramente desnudos... Ella tomo la verga otra vez y le miró a los ojos.

– ¡¡Ya verás que gusto cuando una chica te la menea!! ¿Te la meneo?

Toni no dijo nada.

Pensaba en la situación que estaba viviendo como algo irreal. Su hermana, sentada a su lado en pelotas como él dispuesta a todo o a casi todo, con su verga en la mano subiendo y bajando el prepucio de su rabo. Sentía que le iba a estallar de lo dura al sentir el calor transferido de la manita de Mónica. Entonces le llegó la autentica sorpresa. Su hermana agachó su cabeza y lo metió dentro de su boca. El abrió los ojos asombrado del espectáculo. El calor de los labios de ella acariciando los bordes de su glande le dio un nuevo giro a la escena vivida. Quiso  protestar, no se atrevía. El placer era más intenso cada vez. Mónica lo sacó de la boca, miró su cara. Le vio los ojos cerrados y la cabeza vencida hacia atrás.

¿Te gusta esto Toni?

– Ehhh…

– ¿Te gusta lo que te hace tu hermanita…?

– Sí, pero no debemos… Mónica. Somos hermanos.

– ¿Y qué importancia tiene eso?

No hacemos nada malo a nadie, solo nos damos placer. Paso de esos pudores sociales que prohíben el incesto, poniéndolo como algo demoniaco ¿Acaso en el paraíso no tuvieron que follar hermanos con hermanos o padres con hijos…?

– Tal vez tengas razón, pero ahora es diferente entre hermanos no debemos Mónica.

– Déjate caer en la cama, bobo.

Toni se tumbó en la cama. Mónica tomó la verga… la levantó formando con ella un triángulo entre el vientre de Toni y su mano. La introdujo nuevamente en la boca.

Ahora se aplicó más en la felación…, lamió sin vetos ni pudores, jalaba la gran polla con avidez y los testículos del macho agradecieron la lengua de ella. Sabía bien aquella verga de su hermano. Era como la de su padre o quizás un poco más pequeña quizás…, ahora lo sabía después que el majestuoso falo paterno la desvirgara aquel día de asueto y morbosidad incestuosa, y no por lo que pudiera recordar de la gran follada a su madre con ocho años. Aunque no estaba segura del todo, las medidas no eran su fuerte.

Ya me viene…..ah……Ufffffff…. ¿Qué haces? Preguntó Toni.

Me masturbo, tengo derecho a mi parte de orgasmo. Dijo ella sin rubor.

La mano izquierda de Mónica se aplicaba sobre su raja buscando bajo su capuchón el clítoris en un ir y venir lento y profundo.

¿Qué estamos haciendo Mónica? Preguntó Toni desencajado.

Nos estamos dando placer ¿No te gusta? ¿No te lo pasas bien? Anda disfruta tonto, no lo dejes pasar…

– Me gusta mucho, solo que me da un poco de pudor…

– Mira mi chocho lo mojado que está… ¿Me quieres tocar Toni? ¿Me quieres tocar tú? Necesito que me toques el coño un poco al menos…

– ¡Joder Mónica! Esto es muy fuerte.

– Ven nene no seas decoroso…, tócame tú por favor quiero que frotes el coño y me saques un buen chorro de jugo.

– Estás muy cachonda nena…y yo me voy a correr enseguida.

–  No te lo puedes imaginar bien como estoy de perra…y más tocando este pedazo de pollón… y si te corres mejor, me gusta ver como sale la leche de las pollas.

Tuvo en ese momento un “deja vi”, de cuando su padre la desfloró, en esa misma postura pajeaba a su hermano, viendo en él el reflejo de su padre con la polla fuera del pantalón…. Jorge, su padre, sin saber cómo se vio seducido por su hija un verano dándole clases particulares, cabe decir que casi se sacó la carrera de navales, por eso es solo bedel de un colegio de curas y profesor de mates de su hija…. Pero esas clases fueron mucho más que simples matemáticas… eran muchas horas las que compartían codo con codo cada día. Se les fue de la mano hasta que aleccionó a Mónica en la práctica sexual… ¡¡Desvirgó a su hija y le enseñó a hacer una buena mamada...!!

CONTINÚA...