Trabajo por Amor III

Con gran satisfacción llego hasta su habitación, preparo la bañera con agua tibia para darse un rico baño, preparo una copa para terminar de relajarse, quito toda su ropa y...

Dicho esto, se dio la vuelta y fue detrás de Eva, esto hizo que Sophie reventará de coraje, se sintió utilizada, pidió un Uber y salió en el momento de ahí, estaba decepcionada, pero de ella misma, una tipa que recién conoció hace un par de horas logro llevarla a la puerta del cielo y al mismo momento la dejo parada a las puertas del infierno.

Durante el camino de regreso al apartamento los pensamientos volvieron a rondar por su mente, pero esta vez con era más un autoanálisis que iba haciendo, ¿Por qué le importaba tanto la opinión de una chica que en menos de 24 horas había conocido?  Incluso podría pasar que al haberse retirado sin decir ni una palabra haría recapacitar a Montse, y esta le hablaría pidiendo alguna disculpa o algo así, llego al apartamento, se desmaquillo, se colocó el pijama y cada vez que podía miraba su celular esperando q este sonara; esa noche pareció interminable por lo tanto a las 4:30 am salió rumbo a su trabajo, “a lo mejor Montse se sentía tan mal que se emborracho y de lo ebria que estaba pues no le pudo llamar, si, seguro, eso debió pasar” este vago pensamiento la reconforto un poco, y logro llegar hasta el hotel sin derramar ninguna lagrima.

Ese día se escudó en lo que mejor le salía “la cocina” empezó a preparar las cosas con las indicaciones tal como Montse se las había indicado, la verdad el pavo tenía un aroma muy agradable, lo degustaron entre sus compañeros y todo parecía a la perfección, aparte de eso preparaba y coordinaba los platillos para los eventos de ese día, la verdad es que Carlos confiaba mucho en ella y por eso ni siquiera se acercó donde ella para preguntar cómo había resultado la reunión de un día antes, y para bien de Sophie eso fue lo mejor.

Todo el resto del día paso tan ocupada en lo que hacía que se desconectó absolutamente del resto del mundo, termino todo alrededor de las 3:00 am y con gran satisfacción llego hasta su habitación, preparo la bañera con agua tibia para darse un rico baño, preparo una copa para terminar de relajarse, quito toda su ropa y se metió a la bañera, esta noche en particular y ya con los efectos del alcohol en su sangre, dejo riendas sueltas a sus recuerdos.

“Esa noche, estando en la bañera, la puerta del baño se abrió, la silueta desnuda de Alejandra se hizo presente, y con unos pasos seductores se acercó a donde estaba ella, una música instrumental se escuchaba de fondo, mismo que le sirvió para hacer unos pasos de baile frente a Sophie, Ale metió una pierna en la bañera y Sophie inmediatamente inicio a besar, daba caricias con sus manos a lo largo de su muslo, hasta que poco a poco iba acercándose a su rosados labios vaginales los cuales trataban de esconder ese clítoris que de vez en cuando se dejaba ver, pero cada vez que Sophie se acercaba para probar esa delicia, Ale se alejaba, dando más morbo y deseo de probar a su mujer; esta estaba más juguetona que otras veces, y este juego se volvió cada vez más seductor, Ale le toma la mano a Sophie y se la pasaba por el cuerpo, para que esta la acariciara, la llevaba cerca de su pezón pero solo dejaba que le diera pequeños toques, el deseo estaba a tal punto que Ale se metió a la bañera pasando cada pierna a los lados de Sophie quedando así a disposición de ella, Sophie se adueñó con su boca del pezón de Ale, tan delicado como siempre solía serlo, sus manos recorrían cada parte del cuerpo, podía sentir como su piel se erizaba al contacto de sus manos, Ale solo se dejaba llevar, se arqueaba y gemía, pero disfrutaba cada movimiento tanto de las manos como de la lengua de Sophie, y después de manosear su tan delicado cuerpo Sophie no espero más y se incorporó dentro de la vagina de Ale la cual dio un brinco acompañado de un fuerte gemido haciendo notar su placer, dando así riendas a un vaivén de placer, era tan exquisito sentir el cuerpo de su mujer disfrutar de todo lo que Sophie le hacía, esa noche Ale se entregó a como pocas veces lo había hecho, en el sentido que se dedicó solo a recibir, cosa que al ser una chica versátil, siempre predominaba más su lado activo, pero esa noche, esa noche marco una diferencia,  se entregó en alma y cuerpo a Sophie hasta que exploto en placer en la mano de esta, quedando sin fuerza para sostenerse, solo se dejó caer sobre ella.”

Mientras todo este recuerdo venía a la mente de Sophie, ella misma se daba placer, tocando su clítoris o sus pechos, todo recordando a su amada Ale, recordando lo que se sentía tenerla cerca, recordando el sabor de sus besos, de sus caricias, recordando a quien un día fue su mujer, llevándola así a un éxtasis de placer, pero antes de poder terminar en un chorro de sus jugos vaginales, los remordimientos también llegaron, caer en el veinte que todo eso solo eran recuerdo, recuerdos nada más, recordando que esa maravillosa mujer ya no estaba más ahí para ella, estando consiente que no la puede ver, que no la puede tocar, que no la puede hacer disfrutar, esos recuerdo hicieron que sus ojos se llenaran de lágrimas, su corazón se hizo pequeño y causaba un fuerte dolor y sin más, aquella rica sensación y placer que sentía minutos antes al estarse tocando desapareció, metió su cabeza en la bañera para poder dar un grito ahogado y seguir llorando sin control, salió de la bañera y se tumbó en la cama, mientras todos estos recuerdos atormentaban su mente, vino uno aún más perturbador, “Montserrat” ese simple nombre la dejo helada, si bien es cierto calmo sus lágrimas, pero su corazón aún dolía, ese nombre estaba rondando su cabeza hoy, entre el dolor y el alcohol no lograba recordar bien su rostro, su sonrisa, su caminado, su tono de voz, hasta que entre lo ebria que estaba y sus nuevos pensamientos se quedó completamente dormida.

En la mañana siguiente despertó un poco mareada, se preparó un café, hizo su agenda mental, y trato de vestirse lo más profesional posible para la llegada de Montserrat, así es, ese día llegaría hacer la degustación de los platillos para la fiesta, “¿Sera que le pedirá disculpas por haberla dejado tirada?” “¿o simplemente la ignoraría?” “y peor aún ¿Le reclamaría por haberse ido?” eran demasiadas preguntas las que rondaban su mente, preguntas con un sinfín de respuestas, con una gama de posibilidades demasiado grandes, se sentía en una encrucijada, siempre trataba de estar uno, dos o hasta tres pasos delante de cualquier persona, saber los posibles escenarios le permitía poder canalizar las posibles formas en las que ella reaccionaria, algo así como un juego de ajedrez, por cada movimiento tener 3 defensas listas y 2 ataques, y de ser necesario tener listo un peón al cual sacrificar.

Pero aun teniendo un enredo de pensamientos, se alisto, se dirigió a la cocina para estar justo a las 8:00 am y así empezar tan ardua labor como era preparar simples degustaciones de una chiquilla consentida, siguiendo al pie de la letra cada una de las indicaciones de la receta que ella le dio, aunque recordó una pequeña frase que alguien por ahí se la había dicho “Las recetas no funcionan al menos que utilices el corazón” por lo cual se concentró en 2 cosas, primero seguir al pie de la letra las instrucciones de la receta, y según buscar obtener una sonrisa en el rostro de Montserrat. Siendo estos sus objetivos, y ya con un mejor animo que el que tenía la noche anterior, comenzó a hacer su magia en la cocina, reía, bailaba, hasta cierto punto juguetoneaba con sus auxiliares, y estos encantados al verla tan feliz, para ellos era la mejor chef que el hotel ha podido tener.

María: ¡Que feliz te has levantado hoy mi niña!

Sophie: Posiblemente niña Mary, pero es que hay muchos motivos para serlo, sobre todo que ya está usted nuevamente con nosotros, y ese es un gran motivo para ser feliz.

María era auxiliar de cocina desde que el hotel inicio, una señora de ya avanzada edad, que se había convertido en la madre adoptiva de Sophie dentro del hotel, siempre estaba pendiente de ella, y era una de las pocas personas que sabían sobre la preferencia de Sophie por las mujeres, y a pesar de ser una mujer mayor, nunca le recrimino nada, pero ya tenía varios días que se había ausentado por estar mal de salud.

María: Mi niña sabes que no te dejaría sola para estas fechas.

Sophie: Muchas gracias, en serio que necesito manos para preparar todo esto, la señorita Evora es muy delicada.

María: No me refería a eso y tú lo sabes, pero está bien yo te ayudo en todo.

Sophie: Lo sé bien, pero igual te necesito en la cocina- termino con una sonrisa que indicaba que del otro tema no quería hablar.

La mañana transcurría sumamente rápido, Carlos llegaba cada media hora a verificar como estaban, sin menos pensar, siendo las 11:00 am y con todos los preparativos a medio terminar, totalmente concentrada en la preparación de la bebida, siente un susurro el cual le dice “Que bella te vez cuando te concentras tanto”