Trabajo extra (relato corregido)

Lo que oíste bombón –dijo mientras sacaba la cartera del bolsillo interior de la chaqueta que había dejado en el sofá-. Mira, estas buenísima, has hecho un show fenomenal, nosotros estamos hoy de celebración, hemos venidos con estas princesas que nos están alegrando muchísimo la noche pero falta la guinda del pastel que eres tú y no queremos escatimar en gastos. Así que di, ¿Cuánto pides por dos horas de sexo?.

Disculpadme los que ya me habian leido y habiais comentado mi relato, he tenido que corregirlo, pues habían detalles importantes que no habia mencionado y me gusta que quede relatado exactamente tal y como ocurrió. Perdon por las molestias y gracias una vez mas por leerme. besito s.

Queridos lectores, escribo este nuevo relato porque tenía ganas de contar otra experiencia diferente a la de “UN DIA PARA RECORDAR”, de la sección de confesiones, la cual seguiré contando porque me encanta recordar la historia, pero ahorita que estoy llena de vitalidad escribiente, os contare este otro.

Quiero recordar para los que me leéis por primera vez, como soy físicamente. Soy de piel tostada, aunque en verano si me pongo bien negrita, tengo el pelo negro, bien largo y liso, ojos grandes verdes de pestañas largas, mido 173 cm, peso 55 kilos, soy de pechos bien agraciados pues uso una 105A, y un culito redondito y respingón, ya que debido a mi trabajo tengo que cuidarme mucho. Me considero una mujer sexy que conoce muy bien sus armas de mujer para conquistar, jejeje.

Este relato ocurrió en 2005, entonces tenía 29 años y seguía una línea de vida llena de experiencias de todo tipo, pues a pesar de mi trabajo actual como stripper profesional (la cual debo admitir que me retiraré en poquito tiempo y me quedaré solamente de relaciones publicas), como toda persona también tuve mis inicios, y el mío comenzó como gogo en una discoteca de Valencia (a la que omitiré el nombre), en la cual entré por méritos propios, previo acceso de una prueba entre más de 20 candidatas debo presumir.

La historia sucedió, si no me falla la memoria, un sábado 9 de abril, lo recuerdo bien porque el dia 12 es el cumpleaños de una de mis mejores amigas, la cual contaré un día de estos una historia que le sucedió a ella, pero eso es otro relato. La cuestión que llevaba ya más de 2 horas  bailando, estaba un poquito cansada, en esos ambientes una ya conoce gente del entorno que puede proporcionarte un “extra” de energía, y entre cambios de turnos con los compañer@s puedes ir a darte ese plus que necesitas para aguantar muchas veces el exceso de trabajo.

Mientras me dirigía a la zona del privado para “relajarme” un poquito, una compañera se acercó y me dijo que unos hombres me ofrecían dinero por un baile privado. Me indicó con la mirada a una de las mesas de la zona VIP de la discoteca y  me dijo que si me interesaba, me acercara y negociara un trato con ellos, que podía sacar buena tajada pues se les veía de buen plantel. La verdad que era la primera vez que me ofrecían algo así, siempre lo había hecho para alguno de mis novios o para algún folleteo esporádico, pero no para unos desconocidos y menos por dinero, pero la verdad que sonaba bastante bien, así que me dirigí a la mesa…

-Hola chicos –dije con la mejor de mis sonrisas-. Saludé con sus respectivas presentaciones a los 4 varones y 2 mujeres que formaban la mesa.

-Hola preciosa, por favor, siéntate –me dijo levantándose con gesto galante, agarrándome de la mano como una princesa a la vez que hacia un hueco entre él y uno de sus amigos. Supuse que sería el portavoz, pues se veía el más mayor, a pesar que rondaría los 50 años más o menos, tenía el pelo algo canoso, de complexión delgada, los ojos de color miel, se veía bastante atractivo a pesar de  su madurez. Su nombre era Juan.

Los otros tres hombres rondaban la treintena larga, quizás uno de ellos que era de color, Mauricio, estrenaba la cuarentena, pues se le veían las facciones algo más desgastadas, de complexión fuerte, se le notaban los brazos bien definidos, aunque David, el sobrinito no tenia tampoco mucho que envidiar, se notaba que se cuidaba, bien definido, iba muy metrosexual, con sus cejas depiladas al milímetro y su pelo bien engominado. El amigo sí estaba más ancho que ellos, tenía una barriga algo prominente y se le notaba un poco de papada, pero tampoco era del todo gordo, nunca recordé su nombre, yo lo llamaba “grandote”.

Las dos chicas parecían americanas por el acento con el que conversaban, aunque una era de rasgos orientales, Amy creo que se llamaba y la otra Gina, que era rubia de unos ojos azules bien intensos. Ambas tenían unos cuerpos bien definidos, muy esbeltas de tacones alto que hacia estilizar su figura. Aunque la oriental no destacaba por sus pechos, si era guapísima, llevaba el pelo escalonado por encima de los hombros, se le veía con mucho estilo, portaba unas gafitas rectangulares bien bonitas que le daban un aire como de secretaria sexy. La rubia tenia el pelo ondulado, largo a media espalda, era alta, alrededor de 1,80, el corto vestido rojo que llevaba dejaba contemplar unas piernas largas y muy sexys, esta si tenia los pechos mas grandes que su amiga, aunque claro está no llegaba a los míos.

-Mira guapa, iré al grano para no hacerte perder el tiempo –añadía a la vez que me servía una copa de ron con hielo mientras yo encendía un cigarro para escuchar mas relajadamente su propuesta-. Estamos celebrando el ascenso de mi sobrino, pasándolo en grande charlando y riendo y hemos decidido que seria un buen regalo  para finalizar la noche pagarle un baile con la chica más sexy de la discoteca y bueno, no es por nada pero… desde luego que deberían hacerte un monumento con ese cuerpazo que tienes niña – en ese instante reímos todos-.

-Oh, gracias guapo, -dije sonrojada por el halago a la vez que bebía un poco de la copa pero sin dejar de mirarle con mis grandes ojazos verdes, analizando su propuesta rápidamente para saber que decir-

-Bueno… queremos saber cuánto cobrarías por un baile privado, pero los demás queremos mirar también como lo haces, queremos saber cuánto tiempo y cuáles son las condiciones.

Los 6 me miraron al mismo tiempo esperando intrigantes mi respuesta, yo analizaba la situación, sabiendo que en la discoteca solamente hay un privado en la parte trasera del local, donde está el despacho de Antonio, el jefe, pero antes tendría que pedirle permiso y ello implicaba  un “favor especial”,  pues éste no tenia un pelo de tonto y sabia que ahí se ganaba dinerito extra que él no podía controlar,  como que algunas de mis compañeras ejercían de chicas de compañía para algunos clientes VIP, y aunque él no pedía su parte del pastel, si le gustaba aprovecharse de alguna manera de ese extra que algunas se ganaban de las relaciones que se hacían por trabajar en ese local. Por lo demás, era fácil si yo imponía mis normas, así que por fin hablé…

-Está bien, acepto, pero estas son mis condiciones:

1º) No puede tocarme si yo no se lo permito;

2º)  Bailaré 5 canciones de unos 2 minutos;

3º) Os cobraré 500€ porque también miraréis vosotros;

¿Os parece bien? –les dije mientras apagaba el cigarro y daba el último trago a la copa.

-Por mí está perfecto –dijo el hombre elegante- cuando tú indiques, nos dices dónde tenemos que entrar y que comience la fiesta. –volvieron a reir todos-.

-OK.  Darme un minuto que hable con una de mis compañeras para que me sustituya mientras tanto y en seguida vuelvo con vosotros.

- Ok bombón. Cuando tú digas.

Volvió a levantarse respetuosamente dándome la mano de nuevo para sacarme de mi lugar, y me dirigí  hacia la cabina del Dj. Allí estaba el jefe con unos chicos haciendo la grabación de la fiesta para después venderlo en el merchandising. Le comenté lo que necesitaba y me dio permiso para ausentarme, pero con una palmadita en el culo delante de todos me dijo que no se me olvidara que debía “pagar el tributo” habitual para estos casos, que lo apuntaba en su lista roja. Justo antes de salir de la cabina me giré y sonriéndole le guiñé el ojo en clara aprobación a su exigencia. Creo que se les puso dura a todos, pues no dejaron de mirarme con vicio a través del cristal de la cabina del Dj como si fuera la única hembra del lugar, hasta que llegué de nuevo a la zona VIP.

Me acerqué a la mesa de “mis clientes” y le pedí que me siguieran. Salimos del bullicio del lugar  para recorrer un pasillo largo, subir unas escaleras para acceder a la parte superior del local y atravesar un par de puertas donde al fin entramos a una sala que había de unos 30 metros cuadrados, bien armada, con un lindo equipo de música, sillones y sofás de cuero blanco y una pequeña barra de bar de ébano. El lugar era perfecto. Les pedí que se acomodaran en uno de los sofás mientras a David le pedí que lo hiciera en otro distinto, estaban como en “L” así al chico lo tenia de frente y a ellos de lado pudiendo observar  hasta el mínimo detalle.

La verdad, me sorprendía un poco que las chicas quisieran ver también el espectáculo, pensé que serían las novias de los dos hombres que iban con el “elegante y el sobrinito”, pues en la mesa una de ellas, la oriental, estaba con el sobrino y mientras andábamos por el pasillo hacia las escaleras, iba bien engatusada del brazo de otro de ellos, pensé que serian buenos amigos o colaboradoras de la empresa. Se quitaron las chaquetas y los abrigos, ellas se sentaron entre los 3 hombres mientras yo buscaba la música apropiada para el baile, escogí “afterdark”de tito & tarántula , famosa por salir en  la película “Abierto hasta el amanecer” con el baile de Salma Hayek, (me encanta esa canción), después añadiría “Cream” y “partyman” de Prince , “Justify my love” de Madonna y cerraría con “You can leave your hat on”de Joe Cocker , más conocida por la película “Nueve semanas y media”. (Oye, una también hace sus pinitos en la música para intentar ser más profesional en el trabajo).

Saqué de la barra del mini bar 3 botellas de champagne que había con su respectiva cubitera de pie alto. Todo estaba listo para comenzar, hasta el vestido que llevaba esa noche era idóneo para el show, pues llevaba un sujetador blanco que contrastaba perfectamente con mi piel morena, realzando mis grandes pechos hipnotizando a todo macho dispuesto a deleitarse conmigo, una faldita que apenas me cubría medio culito, el cual dejaba a la vista el tanguita amarillo fluorescente que llevaba debajo y a juego unas botas de tacón blancas de vaquera que conjuntaban con mi sombrero de “cowgirl”. La verdad, parecía que iba gritando “folladme” allá por donde fuera.

Con algunas luces de neón tenues en la sala y un público expectante comenzó a sonar “Afterdark”,  yo en posición de espaldas al chico, me giré  agarrándome el sombrero mirándolo con ojitos de loba y comencé a contonear mi espectacular cuerpo de 29 añitos, la verdad que en esa época iba de diosa, pues no había hombre que se me resistiera. Seguí avanzando hacia él a pasos muy lentos, repasando mi figura con las manos, parándome para bajar mi cuerpo a la vez que acariciaba mis caderas contoneándole el culito, el cual me azoté una vez, lenta pero fuertemente, mirándole con mis ojazos verdes de pestañas larguísimas.

He de confesar que aquello me estaba poniendo bien cachonda, nunca había hecho un numerito así para un privado a pesar de que bailaba cada noche delante de miles de desconocidos, además me estaba ganando un extra y la verdad, no lo estaba haciendo nada mal, hasta yo me sorprendí con la soltura con la que me desenvolvía. Me paré delante de él, me di vuelta y comencé a quitarme la minifalda, exhibiéndole mi precioso y respingado culito  a la altura de su cara, con movimientos acompasados me la iba bajando hasta que finalmente quedo en el suelo y girándome para ponerme frente al chico, lancé el vestidito al pecho de Mauricio, que estaba observándome con muchísima atención. Seguí magreándome y recorriendo cada centímetro de mi lindo cuerpo, me abrí un poquito de piernas y con mucha gracia me quité el sujetador, tirándolo también hacia el grupo, que esta vez fue Juan quien lo agarró,  ya estaba en topless, con los brazos en cruz y en posición de “motorista”, fui bajándolos para apoyarme en las rodillas dejando caer mis tetas por su propio peso, me encanta cuando las enseño porque veo esas caras de deseo y vicio que ponéis los hombres (y algunas mujeres).

Ya solo andaba con la tanguita, las botas y el sombrero, contoneándome agarré una de las botellas de champagne que había acomodado para la ocasión y comencé a beber a morro, llenándome la boquita, dejando caer el líquido por mis labios, brotándome por el cuello, por mis pechos, llegando a los pezones que se puntiagudearon por el frio y colándose por el canalillo de mis tetas, las cuales acerqué al chico para que pudiera mamármelas  mientras se bebía el champagne, entonces le puse mi sombrero a él y aproveché para acomodarme a su entrepierna, le abracé por el cuello mientras él seguía mamándome las tetas y los pezones como un desesperado, se notaba que ya andaban un poco “tontitos” por el alcohol que habían bebido en el reservado, pues me fijé que Amy  meneaba disimuladamente la polla de Mauricio por debajo de su pantalón mientras Juan manoseaba las piernas y “el grandote” había metido la suya por el escote del vestido Gina.

Esa visión me puso más cachonda si cabía pero no me distrajo de “mi trabajo” y restregándome lentamente sobre el sobrino sobándole el paquete con el tanguita que cubria mi conejito, comencé a notar como su bulto andaba en aumento, creo que ya me estaba ganando el plus que habíamos acordado. Le agarré del pelo y saqué su cara de entre mis pechos, él me miró como ido, presa del calentón que le estaba provocando, yo me giré frotándole mi culito respingón por de encima de su paquete, quedándole de espaldas rodee su cuello con mi brazo derecho quedando así mis pechos mas alzados y firmes y con la otra mano le apretaba el muslo, le sobaba por debajo de la camisa y en un momento fui deslizando entre sus piernas para ponerme de rodillas,  me volví a dar vuelta quedando sentada de lado con mi culito mirando hacia “mi público” y mi carita a la altura de su pronunciado bulto que ya hacia grandes  galas de querer ser protagonista, me acerqué lentamente y comencé a darle bocaditos suaves por la parte interior de sus muslos hasta que llegando al medio abrí la boquita y le lamí la mojada entrepierna añadiéndole un bocadito juguetón mientras le miraba a sus viciados y salientes ojos.

En ese momento, sin dejar de agarrarle con mis juguetones dientes, levanté mi culito enseñándolo al graderío y despacito fui quitándome la tanguita hasta dejarlo por encima de las rodillas, entonces saqué su empinado paquete de mi boca y me incorporé acercándome con pasitos cortos a sus compañeros/as, desnuda, vestida solamente con las botitas blancas, les hice un gesto con el dedo haciéndoles saber que no las necesitaba, Gina se incorporó del sofá y poniendo una mano en mi culito para sobármelo disimuladamente con la otra me acabo de quitar las braguitas como si fuera una niñata inocente,  a la cual agregué un gesto picarón, rozando suavemente mi dedito acusador por mi rajita de bebé bien depilado y me la lleve a la boca chupándome y mordiéndomelo añadiendo una sonrisa traviesa.

Justo en ese momento acabó la música y los 6 aplaudieron y gritaron dando su total aprobación de que les había encantado el show.

Ha sido espectacular tío –dijo el chico-

Jajaja, sí ya se te nota que te gustó , -dijo riendo Juan, mientras nos hacia mirar el abultado paquete que le había quedado - Pilar, ha sido genial, creo que todos quedamos con ganas de más…

Gracias, me alegro mucho que les haya gustado, para mí ha sido un placer.

No, noo, te aseguro que el placer ha sido nuestro, ojala pudiéramos ampliar el trato de alguna manera – me dijo sonriéndome y guiñándome un ojo.

¿Con qué tipo de ampliación estamos hablando? – dije bastante intrigada. Sinceramente pensé que quería ampliarlo por otros días o tenerme de acompañante o algo así, pero en absoluto me esperaba que quisiera lo que me propuso a continuación.

Nos gustaría tenerte para nosotros durante por lo menos una hora, es decir, que fueras nuestra sumisa. – dijo tajantemente, muy seguro de sí mismo.

¿¿Perdona, como dices?? - dije bastante sorprendida.

Lo que oíste bombón –dijo mientras sacaba la cartera del bolsillo interior de la chaqueta que había dejado en el sofá- .  Mira, estas buenísima, has hecho un show fenomenal, nosotros estamos hoy de celebración, hemos venidos con estas princesas que nos están alegrando muchísimo la noche pero falta la guinda del pastel que eres tú y no queremos escatimar en gastos.  Así que di, ¿Cuánto pides por dos horas de sexo?.

Una cosa era ser una chica atractiva sin ataduras, que de vez en cuando hace “travesuras” por puro placer, pero otra muy distinta era venderme. Vale que tenía un trabajo en el que exhibía con alegría mi lindo cuerpecito, pero otra muy distinta era esto. Y he de confesar que aunque el streaptease me había puesto muy caliente y aunque yo no era ninguna PUTA, si es verdad que aquellos tipos iban bien trajeados, calzaban buenas joyas, y a ellas se las veía señoritas de compañía de las caras. Además el dinero me venía fenomenal, y no tendría que compartirlo con nadie, ni tendría que hacerle al jefe otro extra por esto, pues a no ser que entrara y nos pillara en faena, no se enteraría.

-Está bien, acepto, pero quiero saber cuál es mi papel en el juego, y que voy a tener que estar dispuesta a hacer. –dije ya toda lanzada, dispuesta a todo.

CONTINUARÁ...

PORFAVOR SEGUIR MANDANDOME VUESTROS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS. UN BESAZO A TOD@S .