Trabajo de verano

¿Y si una jóven se os ofreciera para lo que quisierais a cambio de un viaje?

Trabajo de Verano

Me llamo Dani y tengo 30 años. Esto pasó hace bastante cuando estudiaba en la universidad. En aquella época estaba siempre con mi amigo Paco, parecíamos siameses porque siempre estábamos juntos. Nos conocimos en el instituto y fue tal nuestra compenetración que decidimos estudiar la misma carrera en la misma facultad para no tener que distanciarnos.

En aquella época no éramos muy populares. Nos gustaba estudiar. Bueno, en realidad nos apasionaba estudiar. Tampoco es que no saliéramos, pero los demás no nos hacían mucho caso. Lo comprendo, no es agradable salir con los empollones de la clase que siempre están hablando de los libros.

Aquél verano se presentaba muy bien. Las notas habían sido excelentes y nuestros padres nos habían dado dinero para que nos fuéramos de viaje a donde quisiéramos. Ventajas de ser hijo único de un papá con pasta y que además está orgulloso de su “niño”.

Estábamos en la cafetería de la “uni” planeando a dónde ir en nuestras maravillosas vacaciones.

P- Tío, estoy como loco con este viaje. Nos lo vamos a pasar como nunca.

D- Sí, colega. Con pasta, sin horarios, sin problemas y con ganas de marcha. ¡Nos vamos a hartar de follar!

P- Sí, tío. Tenemos que ir a un sitio donde haya tías a montón y con ganas de pasarlo bien.

D- Pues  claro, esa es la idea. ¿Qué te parece Cuba? Allí las mulatas te ligan en el aeropuerto y no te dejan hasta que tienes que coger el avión de vuelta.

P- No está mal, pero a mi me gustan más las orientales. ¿Qué tal Tailandia? ¡No me digas que no nos lo pasaremos bien allí!

D- Claro que sí, pero yo prefiero las mulatas, con esas curvas.

P- ¿Y las tailandesas que no te dicen que no a nada?

En esas estábamos, que si un sitio, que si el otro, que si las mulatas… y así un buen rato. En eso que se acerca a nuestra mesa una chica impresionante. La conocíamos de verla en la cafetería pero nunca habíamos hablado con ella. Bueno en realidad casi nunca habíamos hablado con casi ninguna. La chica sin decir nada se sentó frente a nosotros.

L- Hola. Me llamo Laura. ¿No os molesto verdad? –lo dijo dándolo por seguro-. Veréis es que no he podido evitar oíros y me gustaría hablar con vosotros. Pero en lugar de hablar aquí, preferiría que nos sentáramos fuera en la hierba bajo un árbol.

Y sin decir más se levantó. Nos quedamos sorprendidos. Que una chica que estaba bastante bien, se acercara a nosotros, nos hablara y nos pidiera que nos sentáramos con ella a hablar era algo a lo que no estábamos acostumbrados en absoluto. Nos miramos y sin decir nada nos levantamos, cogimos nuestras carpetas y la seguimos.

La chica estaba bastante bien. No era ningún bellezón pero tenía buen cuerpo y era bastante guapa. Estaba fuera de nuestro alcance, no porque fuéramos feos, sino porque no éramos populares. No teníamos grupo de amigos y las chicas como Laura estaban todas dentro de esos grupos. Las que quedaban fuera eran las más feas y/o empollonas.

La seguimos unos minutos por los jardines hasta que se sentó bajo un árbol en una zona apartada. Se sentó y puso su bolso y sus libros junto a ella mientras nos indicaba que nos sentáramos junto a ella.

L- Veréis, tengo un problema. A pesar de que me esfuerzo mis notas no han sido muy buenas y estoy a punto de perder mi beca. La única forma que tengo de evitarlo es subiendo mi nota de biología mediante un trabajo que ha puesto el profe de manera voluntaria para los que quieran hacerlo. Ya se que vosotros no estáis haciendo mi carrera por lo que no podéis ayudarme con el trabajo, por lo que no es eso lo que necesito de vosotros.

Lo que quiero es hacer un estudio sobre la fauna de los mares de Jamaica, pues es algo que mi profesor tiene una especial predilección y se que la nota sería inmejorable. Pero no tengo pasta. Como ya os dije, estudio mediante una beca y no tengo dinero para pasar 3 o 4 semanas en Jamaica haciendo el estudio.

Y aquí es donde entráis vosotros. Por lo que os he oído, queréis iros a algún sitio donde pasaros el tiempo follando y os da igual dónde y con quién. Bien, yo os propongo que vayamos a Jamaica, allí yo hago el estudio y vosotros podréis follarme tanto como os apetezca. ¿Qué os parece? ¿No estoy lo suficiente buena para vosotros? ¿No os gustaría follarme todo lo que queráis?

Nos quedamos con la boca abierta. ¡Ese pedazo de mujer nos acababa de proponer con toda claridad ponerse en nuestras manos (y en nuestras pollas) para que hiciéramos lo que quisiéramos si la llevábamos con nosotros! La oferta era tentadora. Con lo que pensábamos gastarnos en un mes pagando putas podíamos pasar tres semanas con ella. Además así se acababan los problemas “raciales”. A Paco no le gustan mucho las mulatas ni a mi las orientales, pero a los dos nos encantas las españolas. Además siempre podíamos pedirles a nuestros padres algo más cuando ya estuviéramos allí para ampliar las vacaciones.

Nos miramos un momento y nuestros ojos intercambiaron una mirada cómplice.

D- Estoooo, Laura. ¿Y dices que si te llevamos a Jamaica harás todo lo que te digamos?

L- Bueno, haré lo que querías pero solo con vosotros y en el hotel. Nada de numeritos raros.

P- ¿Y podremos follarte también por el culo?

L- Sí, pero con cuidado. Solo lo he hecho una vez por ahí y me dolió bastante. Solo si sois suaves podréis disfrutar de mi culo. Se trata de que lo paséis bien pero sin hacerme daño. No soy masoquista, ¿estamos?

D- ¿Y podremos tenerte todo el día? ¿Las 24 horas?

L- Oye, las 24 horas no es posible. Yo tengo que hacer mi trabajo, porque para eso voy, y tengo que dormir. También me gustaría tener algún rato para disfrutar del viaje. Había pensado en un par de horas pero con lo salidos que estáis y lo poco que mojáis no os va a ser suficiente por lo menos al principio. Digamos que unas cuatro horas al día estaré a vuestro servicio, según vaya todo. ¿Os parece bien?

P- No está mal, pero cuatro horas me parece poco ¿no Dani?

D- Sí, no es mucho.

L- ¿Pero qué os pensáis? Cuatro horas quiere decir que al menos cada uno tendrá dos horas para hacer conmigo lo que quiera. Pensad lo que queráis, pero no creo que me aguantéis tanto tiempo.

P D- Sí, sí. Aguantaremos eso y más.

L- Bueno, veremos lo que pasa. Todos decís que tenéis mucho aguante y luego no duráis ni veinte minutos. Lo dejamos en principio en cuatro horas ampliables si aguantáis y si os portáis bien conmigo. Además, para que os quedéis contentos os propongo que os hagáis unos análisis y, si estáis bien, os dejo follarme a pelo. Yo tomo la píldora y no hay problema de embarazo. El análisis es porque no quiero ninguna venérea.

D- Pero todos los días sí que estarás a nuestro “servicio” ¿no?

L- Salvo que esté con el período. Calculo que lo terminaré a mediados de Julio. Si queréis podemos viajar el 15 y así tendremos casi toda la estancia allí libre de ese problema ¿qué os parece?

Nos miramos con los ojos brillantes. Pasarnos todas las tardes follando con una tía así ¡y a pelo! haciendo todo lo que quisiéramos… había que aprovecharlo. Pero quise algo más.

D- Una última cosa, vestirás como nosotros te digamos. Eso es innegociable.

L- No estoy dispuesta a dar un espectáculo. No pienso ir desnuda a ninguna parte. Solo para vosotros y en el hotel, ese es el acuerdo –dijo elevando un poco la voz-

D- No irás desnuda, no queremos problemas con la policía. Solo que nosotros escogeremos la ropa, bañadores, etc. Queremos verte provocativa pero nada más. Serás como nuestra muñeca Barbie a la que podremos vestir a nuestro gusto. Por supuesto que en la habitación estarás siempre desnuda. Tener a una tía alrededor en pelotas es mi sueño.

L- Bueno, en la habitación vale. Pero queda claro, no voy a ir desnuda en público. Que os quede claro.

P- Vale. Quedamos así. Pero para que nadie se eche atrás habrá que ponerlo por escrito ¿no? Vente a nuestra habitación del campus y lo dejamos firmado ¿te parece?

Laura se quedó pensativa y nosotros nos pusimos en pie. Le ofrecimos nuestras manos para que se levantara. Comenzamos a caminar hacia el dormitorio que compartíamos en el colegio mayor del campus.

Al llegar Laura se sentó en la cama y Paco se puso en el escritorio y abrió su ordenador portátil.

D- Bien Paco, vamos a redactar nuestro acuerdo. Así todo queda claro. Pero creo que antes de empezar deberíamos poder ver todo lo que tiene que ofrecer nuestra amiga ¿no te parece?

P- Sí, claro, es verdad. Tenemos que verla bien –dijo mi amigo con cara de salido y los ojos muy abiertos.

D- Venga Laura, desnúdate para que podamos verte.

L- Venga chicos, no me hagáis esto. Ya veis como soy y lo buena que estoy. No me hagáis desnudarme por favor.

D P- Sí, sí, tenemos que verte. Queremos estar seguros de lo que nos ofreces –afirmamos de manera categórica. La verdad es que teníamos muchas ganas de verla y, si era posible, tocarla. Ni éramos vírgenes (porque para algo existen las “profesionales”) ni era la primera chica “no profesional” que teníamos, pero no podíamos desperdiciar una ocasión así.

Laura suspiró y se puso de pie. Sujetó los laterales de su camiseta y se la sacó por la cabeza. Ante nuestros ojos apareció un bonito sujetador de encaje blanco que rodeaba un par de pechos preciosos. Con un hábil gesto lo desabrochó quitándoselo y pertimitiéndonos admirar ese soberbio par de pechos. Tenían un tamaño y una forma ideal y con pequeñas aureolas, como a mí me gustan.

Sus manos soltaron el enganche de la mini falda vaquera bajando la cremallera. La pequeña falda cayó al suelo mostrándonos un precioso tanga de encaje blanco a juego con el sujetador. Volvió a suspirar y sus manos se acercaron a los laterales de su tanga.

D- Espera Laura, un momento. ¿Me dejas que te las baje yo?

L- No, gracias. No es necesario, ya lo hago yo –dijo con fuerte ironía.

D- Insisto, déjame hacerlo, por favor.

Laura se resignó. Debió de pensar que pronto podrían hacer bastante más que bajarle su ropa interior, así que dejó caer sus manos a lo largo de sus costados. Me agaché frente a ella, puse mis manos en sus caderas, hice un pequeño movimiento rotatorio para que se girara y con una mano en su espalda hice que se agachara.

En ese momento tenía a diez centímetros de mis ojos una vista impresionante de su culo perfecto cubierto tan solo por la fina tira de su tanga. Puse mis manos en los laterales y comencé a bajarlo lentamente. Paco miraba la escena a través de la pantalla de su teléfono móvil con el que estaba grabando sin que Laura lo supiera.

Poco a poco fue apareciendo nuestro objeto de deseo. Laura tenía un sexo precioso, tierno y jugoso aunque sin depilar. Nuestras pollas estaban a reventar. Cuando el tanga llegó al suelo, toqué sus tobillos para que ella moviera los pies liberando la prenda que recogí para olerla. Intentó levantarse pero mi mano en su espalda le indicó que esperara y con la otra le indiqué que abriera sus piernas.

La vista era maravillosa. A tan corta distancia el olor y el calor que emanaba su sexo llenaba mi nariz. Llevé mi mano a su sexo y, nada más notar el contacto, Laura se enderezó como un rayo.

L- Bueno, ya está bien. Habéis pedido ver, pero nada de tocar. Ya está bien así –dijo de manera enérgica pero sin volverse del todo. Paco pudo ocultar el móvil que grababa.

D- No te pongas así. No pensaba hacerte ningún daño. Solo quería admirarte.

L- Vale, pero para haceros una idea de lo que “compráis” ya es suficiente.

P- En realidad no. Hemos visto tu cuerpo pero lo que no sabemos es qué tal follas, y eso es lo que “compramos” ¿no?

L- Pues con esto os vais a tener que conformar. No pensaréis que podéis follarme y luego dejarme sin viaje ¿no?

D- Tranquilos todos. Creo que hay demasiada desconfianza por ambas partes. Todos vamos a cumplir nuestra parte del trato y nadie va a aprovecharse de nadie. Ya hemos visto a Laura y está muy bien. Creo que de momento vale.

Os propongo lo siguiente: ahora redactamos el acuerdo, luego contratamos el viaje por Internet para que Laura vea que vamos en serio y por último Laura nos da un anticipo de lo que disfrutaremos en Jamaica. ¿Os parece bien?

P- Yo estoy de acuerdo.

L- No es que me ilusione la idea pues se suponía que solo follaríamos en Jamaica, pero no me parece mal. Hagamos las reservas ahora.

Nos pusimos los tres en torno al ordenador. Laura accedió a permanecer desnuda tras nuestra petición expresa. La verdad es que estaba espectacular.

Redactamos una especie de acuerdo en el que dejamos fijado los derechos y deberes de cada una de las partes. El texto decía así:

“Nosotros, Paco y Dani, nos comprometemos a sufragar todos los gastos del viaje de cuatro semanas que efectuaremos a Jamaica con Laura, así como los gastos de equipo de submarinismo, licencia, etc que sean necesarios para la realización de su trabajo. Todos los gastos extras “normales” que se produzcan serán de nuestra cuenta. Si hay alguno que se salga de lo habitual se negociará en su momento. A cambio Laura se compromete a ser nuestro juguete sexual durante al menos cuatro horas diarias cumpliendo inmediatamente nuestras órdenes. Ella cumplirá todo lo que se le ordene salvo que vaya en contra de su salud o pueda causar daños o heridas. Si eso se produjera nosotros la indemnizaremos convenientemente. Todo su cuerpo estará a nuestra disposición y podremos penetrarla sin límite durante el tiempo establecido por todos sus orificios. Acordamos ser cuidadosos con su ano para no producirle heridas ni, en lo posible, dolor. Laura también se compromete a aceptar vestir y llevar lo que le ordenemos con la excepción de ir desnuda en público. Las relaciones sexuales solo se efectuarán en la habitación y, solo mediante acuerdo de ambas partes, en el exterior. A petición de Laura, se pondrá mucha atención en evitar cualquier tipo de escándalo público. Los contactos sexuales solo se realizarán en Jamaica salvo acuerdo puntual en contra. Los tres firmamos el…”

Este fue el resultado de cada uno incluyera frases, cambiara palabras y demás, para dejar claro unos aspectos y rechazar otros con los que no se estaba de acuerdo hasta llegar a un punto de equilibrio.

Luego nos pusimos con las reservas. Estuvimos visitando muchas páginas, comparando las características de los hoteles y los horarios de las compañías aéreas. Finalmente reservamos tres billetes de avión para dentro de dos semanas, una habitación para los tres con todo incluido en un gran complejo hotelero en un lugar muy bonito, cerca de la playa y del puerto donde está el club de submarinismo en el que reservamos plaza para que Laura pudiera hacer su trabajo de biología sobre los animales del fondo marino de Jamaica.

Laura estaba muy contenta pues veía que el viaje se estaba haciendo realidad. Nosotros también pues habíamos encontrado una buena oferta que entraba dentro de nuestro presupuesto. Teníamos delante un viaje de cuatro semanas muy interesante aún sin Laura. El sitio era espectacular con unas playas increíbles, múltiples actividades y alcohol sin límites, pero además la tendríamos a ella para disfrutarla a nuestras anchas.

Imprimimos los documentos de las reservas y le entregamos una copia para que la guardara como comprobante y garantía, pues no se podía anular el viaje ya que no había devolución del dinero ya pagado. Laura tenía su billete de avión y también la reserva del hotel, con lo que su viaje estaba asegurado. También envió una copia de los documentos a su dirección de correo electrónico por si se estropeaban.

Laura, todavía desnuda, guardó los papeles en su carpeta y se volvió hacia nosotros.

L- De acuerdo, chicos. Habéis cumplido vuestra parte y yo voy a cumplir la mía. Voy a daros una muestra (pequeña) de lo que os espera en Jamaica.

Y sin decir nada más se arrodilló frente a nosotros. Abrió mi bragueta y con un gesto sacó mi polla se completamente erecta. Comenzó a pajearme mirándome a los ojos con una leve sonrisa. Sus labios reemplazaron a la mano y suavemente fue recorriendo su longitud con su lengua. Sus labios rodearon mi capullo y una corriente eléctrica me recorrió toda la espalda. Su boca subía y bajaba cada vez un poco más llegando hasta casi la totalidad de mi miembro. Yo estaba en la gloria y solo volví a la realidad cuando la boca de Laura abandonó mi polla para atender a la de Paco. Solo su mano me pajeaba suavemente.

Laura estuvo un par de minutos mamando de Paco y luego mantuvo nuestros sexos en sus manos mientras nos decía…

L- Bueno, chicos. ¿Queréis que siga o queréis follarme?

P- Yo quiero que sigas. Ya estoy a punto.

D- Yo prefiero follarte. Tengo muchas ganas de montarte.

L- Pues vete poniendo un condón que ahora estoy contigo. Y tú, Paco, no se te ocurra correrte en mi boca. Como lo hagas te la corto. Tienes mi cara o mis tetas para ello.

Paco asintió. La boca de Laura volvió a cerrarse con aquél trozo de carne en su interior mientras Paco cerraba sus ojos y yo corría al cajón donde guardábamos los preservativos, casi caducados por el poco uso, para ponerme uno. Me quité toda la ropa y me tumbé en la cama mirando al techo porque si seguía mirando como ella “trabajaba” a Paco me podía correr sin tocarme de caliente que estaba.  No llevaba ni un minuto tumbado cuando oí los gemidos de Paco al correrse. Miré y su polla estaba lanzando su carga sobre las tetas de la chica.

Laura se limpió con un pañuelo de papel y se acercó a la cama.

L- Encima o debajo –preguntó.

D- Tú encima. Quiero ver como se mueven tus pechos.

Ella se puso sobre mí, humedeció sus dedos con un poco de saliva que restregó en su sexo y procedió a introducirse mi durísima polla. Lo hizo suavemente con los ojos entrecerrados mientras un ligero gemido salía de su boca. Comenzó a moverse arriba y abajo. Mis manos acariciaron sus pechos que se bamboleaban al ritmo de su cuerpo. El tacto era maravilloso. Su piel era increíblemente suave. Procedí a sopesarlos y a apretar ligeramente los pezones. No le gustó porque su gesto cambió y sus ojos se abrieron, aunque no dijo nada. Seguí acariciándolos y sus ojos volvieron a cerrarse sin dejar de moverse sobre mi polla.

D- Cambiemos –dije. Ponte a cuatro patas.

Ella adoptó la postura que le pedí mientras yo me situaba tras ella. La vista era espectacular. ¡Qué buena estaba la tía! Nunca me había tirado a ninguna tan buena ni pagando. Acaricié labios de su sexo. Otro suspiro salió de sus labios.

L- Métela ya. Vamos.

No me hice de rogar y comencé a follarla. Me agarré a sus caderas. La sensación era fantástica. Uno de mis dedos acarició su ano.

L- Deja eso. Ahora no toca, ¡céntrate en lo que estás haciendo, cabrón!

Su tono no era agresivo al contrario que sus palabras. Cerré mis ojos para disfrutar de las sensaciones que recibía y rápidamente me corrí con un gran gemido. Abrí mis ojos y vi que Paco había grabado de nuevo la escena con su teléfono móvil.

Caí sobre Laura que se derrumbó sobre la cama.

L- Sácala con cuidado antes de que se afloje y se salga el condón- me ordenó.

Me quité de encima de ella quedando acostado en la cama mientras me reponía del esfuerzo. Ella con cuidado retiró el condón de mi miembro haciéndole un nudo y, sin previo aviso, se metió mi polla en la boca limpiándola mientras me sonreía.

L- Me has follado bien, cabronazo –su boca, además de deliciosa, era muy grosera. Me ha gustado. Si la primera vez has aguantado tanto, es posible que lo pasemos realmente bien en Jamaica. Pero no os hagáis ilusiones que no volveremos a hacerlo hasta llegar allí, ¿estamos?

Asentimos y Laura comenzó a vestirse. Cuando estaba terminando se puso a rebuscar por la habitación.

L- ¿Dónde están mis bragas? Venga, dádmelas ya.

P- Es un recuerdo. Me las quedo.

L- De eso nada. Hacen conjunto con el “suje” y son caras. Devuélvemelas –dijo de manera imperativa aunque sonriente.

P- Bueno, no te pongas así. Te las devuelvo si me dejas que le de una chupadita a tu coño.

L- Pero mira que eres pesado. ¡Si ya estoy vestida! Otro día –dijo, aunque sin mucho convencimiento.

P- No, insisto. Déjame saborearlo –dijo Paco mientras la besaba ligeramente y sus manos soltaban el cierre de la falda que cayó al suelo.

Con los labios pegados la hizo retroceder hasta que topó con la cama tumbándose en ella. Paco se arrodilló entre sus piernas comenzando a lamer la zona.

Laura cerró sus ojos y se dispuso a disfrutar. Paco siguió lamiendo y acariciando todo el sexo de la chica. Los gemidos eran constantes. Le hice una seña a Paco de que yo también quería participar. Él en principio negó pero insistí y accedió. Mientras su boca lamía el clítoris mi mano comenzó a acariciar la vagina. Él se retiró y yo tomé su puesto sin que ella pareciera notarlo.

El olor y el sabor de su coño eran maravillosos. Introduje dos dedos dentro de su vagina mientras mis labios rozaban su clítoris. Los gemidos se intensificaron hasta que su espalda de arqueó, dio un pequeño grito y sus manos sujetaron mi cara contra su sexo. Mis dedos notaron como su vagina se cerraba en torno suyo. Poco a poco su respiración se fue normalizando. Una gran sonrisa adornaba su cara. Sus ojos se abrieron y mostraron sorpresa al ver que no era Paco quien estaba entre sus piernas.

L- Vaya par que estáis hechos. Al final os habéis salido con la vuestra. Da igual, os lo agradezco. Habéis estado geniales. Muchas gracias. Ahora tengo que irme.

Paco aprovechó que estaba todavía tumbada para meter el tanga por sus piernas llevándolo tan arriba como pudo. Ella se levantó y terminó de colocárselo. Se puso la falda y se peinó ligeramente.

L- Me habéis hecho disfrutar y eso es bueno. Creo que nos lo pasaremos bien juntos. Aquí tenéis mi teléfono. Dadme los vuestros para estar en contacto y ver como quedamos para el viaje.

Le dimos nuestros móviles y quedamos en vernos para hablar sobre el viaje.

L- Nos vemos  –dijo dándonos dos buenos aunque breves besos con legua que volvieron a levantar nuestros miembros.

L- ¡Pero cómo estáis de salidos! Veo que voy a tener mucho trabajo en Jamaica –dijo dando unos toquecitos sobre nuestros paquetes y girándose hacia la puerta.

La experiencia había sido fantástica. Laura había demostrado que sabía como complacernos. Además tenía un cuerpo precioso. Realmente sentíamos que habíamos hecho un muy buen trato.

En los días siguientes estuvimos preparando todo lo relacionado al viaje. Faltaba poco más de una semana y queríamos tenerlo todo previsto para que no se nos pasara nada. Queríamos disfrutar del viaje y sobre todo de Laura.

Sobre la ropa de ella, decidimos que le pediríamos que nos enseñara todo su vestuario para elegir lo que se llevaría. Además le compraríamos algunas cosas que nos gustaran como faldas muy cortas o vestidos casi transparentes. La ropa interior y los bañadores decidimos comprárselos sin más. Estuvimos visitando varias páginas web e hicimos una compra de sujetadores con poca copa o mostrando el pezón de encaje y gasa. Compramos bragas con abertura para acceder cómodamente a su sexo y tangas a juego con los sujetadores. Le compramos también tres bañadores de dos piezas de una marca famosa por lo diminuto de sus diseños. Apenas tapaban nada y, lo mejor, se volvían transparentes al mojarse. Eso nos garantizaba el espectáculo para nuestros ojos y para los de la gente que estuviera en la playa sin que ella pudiera protestar mucho. Por último hicimos una pequeña compra de juguetes eróticos como un par de vibradores con mando a distancia, bolas chinas, dos plug anales (uno con una especie de cola de caballo), esposas acolchadas, varios pañuelos de seda, un dispositivo para mantener la boca abierta y varios botes de lubricante. Nos poníamos muy calientes solo de pensar en usar todo eso con Laura.

Cuando quedamos con ella le explicamos que necesitábamos ver su armario y accedió a ir a su apartamento. Lo compartía con dos chicas y un chico. Cada uno tenía su habitación independiente y compartían el salón, cocina y baño.

Con nerviosismo abrimos su armario. Fuimos sacando la ropa y haciendo dos montones, lo que no nos gustaba (pantalones, faldas largas, camisetas) y la ropa que era aceptable. Escogimos, pese a sus pequeñas protestas, varias faldas cortas, blusas con botones y un vestido ligero. Lo más morboso fue sacar y desplegar toda su ropa interior. ¿Por qué nos gustará tanto a los hombres la ropa interior de las mujeres? ¿Será porque esa ropa está siempre tan cerca de su sexo como a nosotros nos gustaría estar?

D- Laura, por favor, ¿puedes probarte este tanga?

L- No, de eso nada. Lo que queréis es que me vuelva a desnudar para que terminemos follando de nuevo. No, no lo voy a hacer. Ya es mucho que os permito que sobéis mis cosas.

P- No te enfades, es que viéndotelo puesto podemos elegir mejor.

L- Que no, no seáis pesados.

D- Mira, te propongo que si te pruebas lo que te pidamos te hacemos otro trabajito con nuestras bocas.

L- Lo siento, no hay trato. Me gustó pero ahora no me apetece, estoy nerviosa.

P- Pues eso te calmaría. ¿Y si te ofrecemos a cambio de tu pase de modelos un día libre de tus obligaciones en Jamaica?

Laura se quedó pensativa un instante. Sopesaba ambas opciones.

L- Bueno, vosotros ganáis. Pero el día libre lo escojo yo.

Laura se desnudó por completo tras poner el pestillo a su puerta para evitar que nadie nos molestara. Fue probándose todos sus conjuntos de ropa interior uno tras otro. Era una gozada ver como se los ponía y los quitaba. Ver como su sexo aparecía apenas cubierto por una fina tela que lo hacía más deseable aún era una tortura voluntaria.

Hicimos que se paseara arriba y abajo de la habitación, girándose, agachándose, mostrándonos su coño marcando sobre la tela lo hacía más morboso y deseable. Incluso nos permitía que la sobáramos sobre las ligeras prendas. Fue fantástico. Nunca había disfrutado tanto como ese día. Pienso que fue tan bueno o incluso mejor que cuando me la follé. Siempre me ha atraído la ropa femenina y ese día cumplí con creces mis mejores fantasías.

Al terminar de ver toda la lencería, la situación nos tenía realmente calientes, hirviendo. Ver a una chica con un cuerpo tan deseable como el de Laura totalmente desnuda frente a nosotros, probándose un montón de conjuntos de lencería y poder incluso acariciarla hacía que nuestras pollas estuvieran más duras que el acero durante todo el tiempo que llevábamos en la habitación. Le pedimos que no nos dejara así y, tras insistir varias veces, accedió a masturbarnos. Nos sentamos en la cama y ella se sentó desnuda sobre sus talones frente a nosotros dando la espalda a la puerta de espejo de su armario. Si la mirábamos, teníamos la vista de sus impresionantes pechos y de una ligera sonrisa maliciosa en sus labios. Si mirábamos al espejo veíamos su carnoso culo, su ano y una pequeña parte de su sexo.

Empezó a masturbarnos y en menos de un minuto Paco lanzó su carga seminal al hombro y pecho izquierdo de Laura. Ella siguió masajeándome mientras recorría el miembro de Paco dejándolo limpito. Luego se volvió hacia el mío y empezó a acariciar la punta con su lengua mientras me guiñaba un ojo pícaramente. Descargué tan pronto separó su boca a indicación mía pues recordé que dijo que no le gustaba que lo hiciéramos en su boca. Nos limpiamos y le dimos las gracias con un beso en los labios.

La ropa interior que queríamos que llevara ya la habíamos encargado nosotros y la principal función de revisar sus cajones y del “pase de modelos” era tan solo disfrutar del morbo de acariciar su ropa y verla con ella puesta. Para disimular escogimos dos conjuntos muy sexys y un bañador de dos piezas bastante pequeño.

P- De momento esto es lo que te vas a llevar. Ya sabes que nosotros elegimos tu ropa. Puedes ponerlo aparte. Pasado mañana te traeremos unas cosas más que estamos comprando. ¿De acuerdo?

L- Me preocupa vuestro gusto con la ropa. Solo habéis escogido lo más pequeño y transparente. Ya os dije que no quiero dar espectáculo, pero vale, me comprometí y me pondré lo que queráis. Solo os pido que tengáis cuidado.

Estuvimos hablando un poco más sobre diferentes aspectos del viaje y decidimos que era hora de que nos marcháramos.

D- Bueno, Laura, nos vamos. Pero antes de irnos, nos dejarás que te vistamos ¿no?

L- Pero que pesados que sois. Desde luego que os gusta sobarme. Vale, venga, adelante –dijo entre resignada y juguetona. Parezco vuestra muñeca Barbie particular.

Paco le puso sus bragas, yo le coloqué el sujetador, Paco la camiseta y yo los pantalones vaqueros. Por supuesto que aprovechamos para acariciarla un poco más aún. Finalmente le pusimos sus zapatillas y nos fuimos aunque deseábamos quedarnos.

Nos vimos varias veces más antes del viaje pero fue siempre en cafeterías y para charlar sobre el viaje además de entregarle la ropa y lencería que habíamos comprado. No hizo ningún comentario sobre nuestras compras y tan solo confirmó que eran de su talla. Le entregamos nuestros certificados médicos para que comprobara que estábamos limpios y así poder follar a pelo. Los revisó y guardó junto al suyo que nos mostró para estar iguales.

En el viaje en avión evitó nuestras manos juguetonas amenazándonos con un dedo acusador y diciendo que habría tiempo de sobra para todo. Y así lo hicimos. El viaje fue tranquilo y llegamos sin novedad al hotel. Era por la mañana de un precioso y soleado día.

Nos entregaron las llaves de nuestra habitación, subimos y, en cuanto cerramos la puerta hicimos que Laura se desnudara completamente como habíamos acordado.

La Habitación era muy grande. Tenía una primera sala con varios sillones, una gran televisión una gran mesa de despacho con una cómoda butaca. Al lado estaba el dormitorio con una gran cama de 2 x 2 metros. También había una cama individual que bajaba al abrir una puerta que parecía de un armario. Completaban el mobiliario dos pequeñas butacas con una pesita redonda con una lámpara de pie y otra gran televisión. Toda una de las paredes estaba ocupada por un armario de puertas correderas de espejo que llegaban hasta el techo. Por último llegamos a nuestro completísimo cuarto de baño que disponía tanto de ducha como de bañera. También teníamos una buena terraza con una mesa, 4 sillas y una vista preciosa del mar.

Abrimos nuestros equipajes y procedimos a colocar nuestras pertenencias en el armario. Había espacio de sobra para todos. Paco y yo nos mirábamos incrédulos de que estuviéramos por fin en Jamaica y deshaciendo el equipaje junto a una preciosidad en pelotas.

L- Bueno, chicos, ¿qué hacemos? -dijo Laura al terminar. ¿Os parece si visitamos todo el hotel para conocer las instalaciones y además vamos al club de submarinismo para dejarlo todo listo para empezar mañana?

P- Me parece bien. Pero ¿qué quieres decir con empezar mañana? Nosotros queremos empezar contigo hoy ¿verdad Dany?

D- Pues claro, ya estamos en Jamaica y un trato es un trato.

L- De acuerdo, pero dejarme al menos conocer esto un poco ¿no? No seáis tan impacientes que no me voy a escapar. ¿No me tenéis ya desnuda?

D- Muy bien, seremos pacientes, pero hay una cosa que sí tengo ganas de hacer. Verás es que quiero depilarte todo el chumino. No es que lo tengas muy peludo, pero lo quiero sin nada. Y creo que ahora es un buen momento. Luego podemos verlo todo. ¿Te parece?

L- Bueno, la verdad es que no es mala idea. Lo había pensado algunas veces pero nunca me había decidido a hacerlo total. De acuerdo, pero no tengo crema depilatoria.

P- No hace falta. Yo uso cuchillas de afeitar y podemos utilizarlas contigo. Dany pon una toalla sobre la cama y tú Laura desnúdate y te tumbas.

Paco fue a por sus utensilios de afeitar y encontró a Laura desnuda y tumbada sobre la toalla. A falta de mejor solución, traía un vaso con agua caliente. Mojó un poco toda la zona a afeitar y puso un poco de gel. Friccionó y rápidamente se cubrió de espuma. Con una de sus cuchillas desechables comenzó a rasurar meticulosamente y con cuidado para evitar cortes. Laura se incorporó sobre sus codos para observar la maniobra.

Poco a poco el vello fue desapareciendo. Volvió a poner espuma en alguna zona que no había quedado perfecta y en pocos minutos el coño de Laura parecía el de una bebita.

P- ¿Te gusta? No te he hecho daño ¿verdad?

L- No, no. Está muy bien. Queda muy bonito. Me gusta.

P- ¿Me dejas que te lo coma un poco?

L- Como quieras. Te lo has ganado y, además, me vendrá bien.

Paco comenzó a lamer toda la zona recién afeitada. Laura se recostó y miraba la escena reflejada en el gran espejo. Poco a poco empezó a gemir. Estaba claro que esta vez Paco quería llevarle él solo hasta el climax, por lo que me puse a revisar la ropa para elegir lo que ella se pondría cuando terminaran.

Estuve revisando sus perchas aunque ya me conocía su vestuario de memoria. Finalmente me decidí por un vestido casi transparente y uno de los micro-bikinis con sandalias de cuero. Lo puse sobre la cama junto a ella que gemía fuertemente. Un par de minutos después se agitó en un buen orgasmo mientras rodeaba la cabeza de Paco con sus piernas.

Cuando aflojó un poco la presión Paco se incorporó, se bajó los pantalones y rápidamente la penetró. Laura seguía con la respiración agitada pero pronto se recuperó un poco y le dio un par de puñetazos a Paco en el pecho que no le causaron daño pero que le hicieron detenerse.

L- Eres un cabrón. Te has aprovechado de mí –dijo con la voz todavía agitada. No puedo fiarme de ti ni un minuto. Eres un desgraciado. Quítate de mi vista.

P- Perdóname Laura, pero es que no pude evitarlo. Estabas tan tentadora y yo tan caliente…

L- Vete a la mierda y fóllate a tu madre, cabrón. No me cuentes historias. Habíamos quedado en que luego nos íbamos, no en que intentarías follarme. Déjame en paz.

D- Perdónale. No lo volverá a hacer, te lo prometo. No le dejaré. Comprende que ya estamos aquí y que tenemos muchas ganas. Es normal.

L- Lo entiendo, pero necesito fiarme de vosotros. Si empezamos así esto va a terminar mal y no me gustaría. Yo quiero cumplir mi parte pero es necesario que no intentéis engañarme.

D- Tienes razón y lo siente. Bueno, lo sentimos. No volverá a pasar. ¿Hacemos las paces? ¿Olvidado? –insistí.

L- Vale –dijo aún enfadada. ¡Pero este hoy solo tiene media hora! –dijo señalando a mi compañero.

Paco abrió la boca para protestar pero el gesto de Laura y mi expresión de reproche le hicieron cambiar de opinión y aceptó el castigo.

Laura se puso la ropa que elegí y nosotros también nos pusimos nuestros bañadores y camisetas de algodón.

Primero fuimos al club de submarinismo. Todo estaba preparado según habíamos reservado. Dispondría de una lancha con todo el equipo y un experimentado buceador que haría las inmersiones con ella. Quedaron en empezar a las 9 de la mañana del día siguiente.

Volvimos paseando por la playa hacia el hotel. Había multitud de deportes a nuestra disposición como esquí acuático, motos de agua, windsurf y muchos más. Además de una playa exclusiva para los huéspedes del hotel, teníamos varias piscinas rodeadas de tumbonas, palmeras y bellas jóvenes que nos servían cualquier bebida que pidiéramos pues estaba todo incluido. Le preguntamos al empleado que nos guiaba si también las camareras estaban incluidas y con una sonrisa nos dijo que no pero que se podía arreglar  y que le avisáramos cuando quisiéramos.

Decidimos permanecer allí en la piscina lo que quedaba de la mañana hasta la hora de comer. Había bastantes clientes tomando el sol y las camareras pasaban entre ellos con sus bandejas de bebidas.

L- Vamos chicos, hay que probar el agua –dijo despojándose de su vestido.

D- No, luego vamos. Ahora tenemos sed. Báñate tú.

L- Como queráis, pero vosotros os lo perdéis –dijo y salió corriendo hacia la piscina tirándose de cabeza.

Vimos como las miradas de casi todos los hombres se fijaban en Laura y en lo bien que le quedaba su minúsculo bikini amarillo. Ella estuvo nadando arriba y debajo de la piscina demostrando lo buena que estaba el agua y lo bien que nadaba. Cuando se cansó nos llamó desde el borde de la piscina para que nos uniéramos a ella. Con gestos le indicamos que no, que preferíamos que viniera ella.

Se acercó a la escalerilla y salió del agua. Absolutamente todas las miradas se detuvieron en ella pues, al mojarse, el bañador se había vuelto transparente y se le notaban perfectamente sus pezones y los labios de su coño. Ella se sorprendió al ver las miradas de toda la piscina clavadas en ella. Se miró el bañador y comprendió el por qué de las miradas. Hizo un instante intención de ponerse a correr pero recapacitó, levantó la cabeza y se encaminó hasta nosotros con paso majestuoso.

L- Sois unos hijos de puta –dijo sin apenas mover los labio. Se me ve todo. Me siento desnuda. Esto es una cabronada.

D- No te cabrees. Es un bañador caro y de calidad. Si se transparenta “un poco” no es problema. Nadie te puede decir nada.

L- ¿Pero estás loco? Se me ve t-o-d-o. Estoy en pelotas. Os dije que no quería “numeritos” de estos.

D- Insisto en que no tienes razón. Todos los bañadores se transparentan al mojarse y este se transparenta un poco más, pero eso es todo. Solo queremos lucirte. Además al depilarte el chichi hemos evitado que se note aún más. Piensa que tus bañadores son todos así y, si te vas escondiendo, vas a hacer el ridículo y se fijarán más en ti. Los primeros días te mirarán un poco, pero luego lo verán normal. Tranquilízate, estas preciosa y muy sexy. Mira aquella rubia que está junto al agua. Su bañador no es mucho más grande que el tuyo.

L- Sois unos cabrones pero tenéis razón. Tendré que dejar que me miren. Voy a pasar mucha vergüenza pero tendré que sobreponerme. Pídeme algo fuerte que necesito recuperarme de la sensación de estar desnuda en público –dijo recostándose en su tumbona.

Al momento llegó un sonriente y creo que atractivo barman a traer su bebida en lugar de las camareras. Laura le devolvió la sonrisa al coger su vaso.

L- Pues no está mal esto del bikini. Tiene sus ventajas. ¿Habéis visto lo bueno que está el tío?

P- Ja, ja. Si al final hasta te van a gustar nuestras compras. Pero ojito con ligar. Sabes que solo eres para nosotros.

L- De eso no se ha acordado nada, solo que tengo que “atenderos”, pero nada más.

D- No, no. De ligar nada. No queremos competencia porque además eso sí que sería complicar las cosas. No, de momento no. Si acaso más adelante ya veremos y según te portes. El viaje es para hacer tu trabajo, estar con nosotros y, si acaso, algo de turismo, pero no se habló de que te pusieras a ligar. Olvídate de eso de momento ¿estamos? –dije de manera firme pero amable.

L- De acuerdo. Lo dejamos para más adelante, pero que conste que no renuncio a ello.

P- Pero si no vas a tener ganas. Ya verás, con la de “trabajo” que vas a tener no te van a quedar ganas de más.

Estuvimos un rato charlando y bebiendo bajo las palmeras. También disfrutamos con Laura de la piscina. El agua estaba genial y nos lo pasamos muy bien jugando en el agua los tres. Aprovechábamos para rozarnos con ella pero sin que se enfadara. Notábamos las miradas de envidia y curiosidad de los hombres sobre nosotros.

Así estuvimos dentro y fuera del agua hasta que llegó la hora de comer. El restaurante era muy elegante. Tuvimos que subir a la habitación a cambiarnos de ropa pues no se podía acceder con ropa de baño. Había un extenso buffet con una enorme variedad de platos para que te sirvieras lo que más te gustara. Comimos muy bien y nos reímos mucho probablemente por la cantidad de vino que estábamos bebiendo.

Luego volvimos a la habitación a echarnos una siesta.

P- ¡Cómo hemos comido! Estoy totalmente lleno. No me cabe ni una aceituna.

D- Sí, ja ja, yo también estoy inflado. Ahora nos echamos un sueñecito y luego nos ponemos a jugar ¿os parece bien? ¿A qué hora empezamos, las cuatro… las cinco…?

Estuvieron de acuerdo en que fuera a las cinco, y tras lavarnos los dientes nos acostamos en la cama grande con Laura desnudita entre nosotros.

Cuando me desperté mis compañeros aún dormían. Faltaba media hora para el comienzo de nuestros “juegos”. Sin hacer ruido me acerqué a mi zona del armario. Allí enchufé mi ordenador portátil y le conecté una micro cámara espía de gran calidad de resolución. Comprobé que funcionaba bien y la instalé disimulada en un lateral del televisor. Me aseguré que no cubría bien la habitación pues no quería que se perdiera ningún detalle y volví a cerrar la puerta del armario. Había colocado el ordenador en la parte superior del armario por lo que no era probable que lo descubrieran.

Faltaban pocos minutos para las cinco cuando desperté a Laura.

D- Despierta preciosa que ya es hora.

L- ¿Ya? ¿Seguro que es la hora? –dijo mientras bostezaba.

D- Sí, son las cinco. ¿Tienes que ir al baño?

L- Pues sí. Ahora vuelvo, no te muevas.

D- Te acompaño. Quiero verte mear.

L- Serás guarro. Haz lo que quieras –dijo sin darle más importancia.

La seguí y se sentó en el inodoro. Le indiqué que abriera las piernas para verlo bien. Al poco empezó a caer el dorado líquido. Era la primera vez que lo veía en directo. Acerqué mis dedos al chorro y noté el calor de su orina. Llevé mis dedos a mi boca y saboreé su sabor salado.

L- No me lo puedo creer. Eres realmente asqueroso. ¿Pero cómo puedes hacer eso?

D- No pasa nada. Siempre quise hacerlo.

Ella se limpió con un poco de papel y se acercó a mí mientras me desnudaba.

L- Oye Dany –dijo cogiéndome de la mano. No quiero que pienses que soy una puta por lo que va a pasar aquí. Esto me da una vergüenza terrible, mucho más de lo que te piensas, y si lo hago es solo porque no puedo perder la beca.

No creas que soy promiscua. Apenas he estado con hombres. En realidad tú has sido el quinto que ha estado dentro de mí y esto me supera. Sí que me gusta follar y vosotros no estáis mal del todo, por eso me decidí a haceros esta propuesta en un momento de impulso irracional. No se si voy a hacerlo bien y también me asusta que me hagáis daño físico pero sobre todo daño en mi cabeza. Se que cuando volvamos todo habrá cambiado dentro de cada uno (al menos dentro de mi) y entre nosotros, pero lo que más me asusta es que pueda llegar a despreciarme como persona. Yo se que no soy una puta, pero temo que cambie mi opinión sobre mí misma.

D- Tranquila Laura. Puedo hablar también en nombre de Paco cuando te aseguro que no tenemos ninguna intención de hacerte daño. Todavía nos conocemos poco, pero puedes estar segura que sabemos que no eres una puta. Ojo, hemos estado con algunas y siempre las hemos tratado con respeto porque las consideramos unas trabajadoras de una profesión muy dura.

Tú estás fuera de toda duda. Necesitas este viaje y nosotros te lo hemos proporcionado. Nosotros necesitamos una mujer porque se nos da bien estudiar pero fatal ligar y tú vas a ser la mujer. No le des más vueltas. Todos saldremos ganando. Ya verás, será divertido. Lo único que tienes que hacer es soltarte, relajarte, dejarte llevar y disfrutar con nosotros. Te prometo que intentaremos hacer que tengas muchos orgasmos. ¿Vale? ¿Más animada? ¡Pues vamos a follar! –dije dñandole un pequeño azote en su desnudo culo.

Volvimos y Paco seguía dormido. Le hice señas de que no le despertara y de que comenzara a mamarme la polla. Se arrodilló y se sentó sobre sus talones. Como yo ya estaba desnudo, acercó su mano y la tomó llevándosela a la boca. Estaba morcillota pero pronto se puso durísima gracias a sus caricias. La recorría toda con su lengua y luego se la tragaba toda hasta que sus labios la hacían desaparecer totalmente de la vista.

Decidí que estaría más cómodo sentado en una butaca y cambiamos de lugar. Siguió con su mamada. Yo cerré los ojos para disfrutarla mejor. Le pedí que lo hiciera más lento pues no quería correrme todavía. Quería que durara mucho.

Así estuvimos casi media hora. Ella lamía y engullía mi miembro mientras me miraba a los ojos. Era increíble. Entonces decidí que era el momento de follarla y así se lo dije. Se tumbó en la cama junto al dormido Paco. Decidí que no quería nada complicado y simplemente me tumbé sobre ella metiéndola toda mi polla de una vez. Entró sin problemas pues estaba muy mojada.

Comencé a moverme dentro de ella. Notaba el calor y la suavidad de su vagina. Era maravilloso poder follar sin condón. Decidí prolongarlo todo lo posible y comencé a hablar.

D- Parece que te estaba gustando la mamada ¿no? Estás chorreando.

L- Anda, bésame y calla, que te desconcentras –dijo con una sonrisa vergonzosa.

D- Te beso si me lo confiesas –dije sin dejar de mover follarla lentamente.

L- Vale. Sí, me gustaba. Me gusta mucho chupar pollas y ver esa cara de tontos que se os pone. Estáis muy graciosos.

D- ¿Y también te gusta que le folle así?

L- No mucho. Es agradable, pero así no llegaré nunca a ningún orgasmo. Lo sabes.

D- Bueno, pero es que quiero disfrutar este nuestro primer polvo. El otro no vale porque fue con condón.

L- Como quieras, pero si sigues así me voy a dormir.

D- Inténtalo, pero no lo vas a conseguir –y aumenté el ritmo.

Comencé a follarla duro. La cama comenzó a moverse mucho y Paco se despertó.

P- Cabrones, habéis empezado sin mi –dijo desperezándose.

L- ¿Y a ti qué más te da? Acuérdate que estás castigado y solo tendrás media hora. ¿O no te acuerdas?

P- Sí, bueno, pero al menos puedo mirar ¿no? Y dormido…

D- Bueno, - pues – mira – como - me la – follo –dije con la voz entrecortada por los violentos movimientos sobre Laura.

Laura tampoco decía nada. Tenía la boca abierta y parecía concentrada en un punto del techo. Cuando noté los espasmos de su vagina mi polla descargó. Caí sobre ella y luego comencé a besar su cuello con mucho cariño.

L- Anda quita que me aplastas. ¿Te ha gustado?

D- Pues claro, há sido fenomenal. Y follar a pelo es genial. Qué buena idea tuviste con lo de los análisis.

L- Claro, a mí también me gusta más hacerlo a pelo. Es más “natural”. No mola tener que parar para colocar el concón.

P- Dejaros de charla que yo estoy que exploto. Laura ¿podrías hacerme una mamada, por favor?

L- Así me gusta, que pidas las cosas por favor –dijo alegre con una gran sonrisa mientras se volvía hacia él y se metía su dura polla de golpe hasta la garganta.

Laura se colocó a cuatro patas mamando con ganas la polla de Paco. Yo tenía una vista fantástica del culo de ella y de cómo mi semen escurría por sus piernas. Limpié mi corrida y me puse tras ella a lamer su coño. Al principio se sobresaltó por la sorpresa pero rápidamente noté como se relajaba y disfrutaba de mi lengua. Por la postura no llegaba a su clítoris pero si a su vagina. También decidí que mi lengua visitara su ano. Intentó protestar, pero con la boca llena no podía. Me dio unos golpes en la cabeza para que me quitara pero yo sujeté su mano y le dije que se relajara, que le iba a gustar.

Seguí moviendo mi lengua de su ano a la vagina y vuelta a empezar. Intentaba penetrar su ano con mi lengua y no me dejaba, pero luego conseguí que lo relajara.

P- Dany, no se lo que le estás haciendo pero por favor ¡no pares!

Al parecer Laura estaba disfrutando de mi trabajo y se tragaba el sable de Paco en toda su longitud haciendo las delicias de mi amigo.

P- Laura, para que voy a correrme. ¿No me oyes? ¡Paraaaa!

Pero Laura estaba como loca y no oía nada. Al instante Paco se corrió dentro de la boca de Laura que había dejado cuyos labios guardaban la totalidad de su polla. Laura permanecía en esa postura con la mirada borrosa ajena a la realidad.

Cuando Paco se recuperó, sacó suavemente su flácido miembro de la boca de la chica. Vio el movimiento de su garganta al tragar su lefa y se acercó a mí. Comenzó a acariciar el clítoris y los pechos de Laura que aumentó sus gemidos. Un par de minutos más tarde notamos su orgasmo.

D- Parece que te ha gustado ¿no, Laura?

L- Ha… ha sido… increíble. Nunca… me habían hecho… algo así. Dios, ¡qué lengua tienes y qué placer notarla en mi culo!

D- Pues puedo repetirlo siempre que quieras.

P- Yo también, yo también puedo hacértelo.

L- Gracias chicos. Paco, tú también has estado fantástico. Muchas gracias a ambos.

P- No, gracias a ti que has dejado que me corriera en tu boca.

L- ¿Qué dices? Yo no he hecho eso.

P- Y hasta te lo has tragado. No me lo creería si no lo hubiera visto.

L- ¿De verdad lo he hecho? No me he dado ni cuenta. Con el asco que me da, o eso pensaba. La verdad es que tengo un sabor raro en la boca. No es malo pero sí raro.

D- Pues claro, te lo tragaste. Yo oí como Paco te avisaba, pero tú seguiste. Estabas super concentrada en tu ano y no pensabas. No debe de haber sido tan desagradable ¿no?

L- Puede ser. Intentaré probar cuando no me tengáis “extasiada” y pueda valorar lo que hago.

Seguimos charlando un rato más mientras nosotros acariciábamos su precioso cuerpo.

D- Bueno, ¿seguimos? Tenemos mucha tarde por delante y yo con tanto lametón a tu culo ya me he recuperado. ¿Te importa cabalgarme un rato?

L- Claro que no. Túmbate.

Y al instante laura se puso a horcajadas sobre mí y se introdujo mi polla en su coño comenzando un movimiento delicioso.

L- Estoy sorprendida… de lo que conseguís… que haga. No me… reconozco –dijo con voz entrecortada por el esfuerzo. Me está… gustando… este trabajo.

P- Pues es solo el primer día. Ya verás. Yo me he traído el Kamasutra y pienso probar todas y cada una de las posturas. Entre los dos, a partir de ahora vas a ser la que más sepa de sexo –dijo mientras abría su parte del armario y rebuscaba hasta encontrar un libro que comenzó a hojear sentado en la butaca mientras nosotros seguíamos follando con buen ritmo.

Era delicioso ver como se bamboleaban los pechos de Laura arriba y abajo. Los estuve sopesando y acariciando. Apreté los pezones hasta que una mirada de reproche de ella me hizo dejar de retorcerlos.

Cambiamos de postura y comencé a follarla desde atrás. Me gustaba sujetarla por las caderas. La vista de la espalda de Laura me encantaba. Su delicioso culo, su cintura estrecha, su melena que se agitaba al ritmo de su cabeza componían una visión que hacía que mi polla se mantuviera dura como el acero. Solo el pensar que me estaba tirando a una preciosidad como aquella y que podría hacerlo tanto como quisiera me transportaba hasta la gloria.

Paco hojeaba su Kamasutra y nos enseñaba las fotos de las posturas que más le llamaban la atención. Fuimos probando algunas de ellas, lo que hizo que nos riéramos mucho pues algunas eran bastante complicadas y nos hacíamos un lío con piernas y brazos. Pasamos casi una hora probando diferentes posturas.

D- Laura, antes se la mamaste a Paco hasta que se corrió en tu boca y te lo tragaste. Me gastaría hacer lo mismo. Además querías comprobar como era ¿no?

L- Ya, sí, ¿pero ahora? Me lo estoy pasando bien follando.

D- Y yo también, preciosa, pero ahora me gustaría mucho. Porfa…

L- Vale, pero con esto terminamos por hoy. ¿De acuerdo?

Asentí. Con cara de resignación Laura sacó mi polla de su coño, me hizo tumbarme y se la introdujo en su boca. Al instante se comenzaron a oír mis gemidos de placer y mis manos se colocaron sobre su cabeza.

L- Las manos no o lo dejo. Y aunque te deje correrte en mi boca me avisas ¿vale? Lo voy a hacer aunque no estoy muy seguro de que no vomite –dijo ella con dudas en su voz.

Volvió a la carga. Me encantaba porque se introducía completamente la polla en su boca hasta la garganta. Una y otra vez su cabeza subía y bajaba. Le dije que no parara, que siguiera así que ya faltaba poco. En menos de un minuto confirmé que me corría. Ella dejó tan solo la punta dentro de su boca mientras comenzaba a escupir varios chorros de semen que quedaron almacenados en su boca.

Sacó la polla con cuidado evitando que nada escapara. Su expresión era rara pues tenía como hundidas las mejillas, parecía que tenía todo el semen junto a los labios.

D- ¿Qué tal? ¿Cómo sabe? ¿Te gusta?

Hizo como un intento de hablar pero con un gesto negó que pudiera hacerlo.

D- Bueno, no debe ser tan malo pues no has vomitado. Ahora tendrías que tragarlo ¿no?

Negó con la cabeza.

P- Venga, inténtalo –animó Paco.

Laura tomó aire y comenzó a tragar. Vimos como lo hacía varias veces.

L- ¡Buagh! Es pegajoso, cuesta tragarlo.

P- Pues no te costó conmigo.

L- Eso parece, pero no me ha gustado.

D- Es cuestión de práctica. Poco a poco.

L- ¡Qué cabrón! Cómo se nota que no eres tú el que se traga esa guarrería. Se me ocurre algo: el que quiera correrse en mi boca tendrá que compartir la corrido conmigo. Así sabréis lo que es eso.

P- ¿Compartir la corrida? ¿Qué es eso?

L- Pues que te pasaré parte desde mi boca para que te la tragues. ¿No es tuya? Pues para ti también. Ya lo sabéis, el que quiera hacerlo ya sabe lo que le espera –y diciendo eso se encaminó hacia la ducha moviendo su precioso culo.

Nos miramos Paco y yo e intercambiamos una mirada de sorpresa. Mientras oíamos caer el agua de la ducha fuimos al armario para elegir la ropa que Laura se pondría para bajar a cenar. Comenzamos por la ropa interior eligiendo un precioso conjunto con tanga negro con la entrepierna abierta. Bueno más que abierta se podía decir sin entrepierna pues el encaje del triángulo frontal terminaba justo donde empezaba la vulva y solo las dos tiras laterales encuadraban los labios de su sexo. Precioso. Moría de ganas de ponérselo.

Además seleccionamos una falda a medio muslo con vuelo y una blusa cuyo escote dejaría ver un poco del sujetador de encaje.

Laura protestó un poco cuando se vio puesto el tanga aunque tras observarse en el espejo reconoció que quedaba muy bonito y muy erótico. Eso sí, se sentía como si no llevara nada, lo que la ponía un poco nerviosa. He de reconocer que en realidad su coño quedaba a la vista si la falda se subía, lo que era fuente de intranquilidad para ella y de morbo para nosotros.

La cena también era de tipo buffet. Se ve que la clientela era internacional y no querían complicaciones. Había para todos los gustos.

Como en el acuerdo firmado estaba establecido que las actividades sexuales fuera de la habitación serían tan solo por acuerdo de todos, Laura dijo que no intentáramos nada porque ya era bastante sentir que estaba con el coño al aire. Ella notaba claramente la textura de la tapicería de la silla y del aire acondicionado al andar. Estuvo contestando nuestras preguntas sobre las sensaciones de estar así y todos nos reímos mucho.

Tras cenar nos dirigimos a la discoteca que existía dentro del complejo hotelero. Estuvimos bebiendo unos cócteles y bailando. Laura parecía haberse relajado y olvidado que cualquiera podría ver su depilado coño cuando su falda se levantaba ligeramente en los giros. Nadie pareció observarlo y tras un par de horas allí Laura nos dijo que tenía que dormir.

L- Vosotros estáis de vacaciones, pero yo tengo que hacer el trabajo y me esperan a las 9 en el club de submarinismo. Necesito dormir. Quedaos vosotros si os apetece, pero yo me subo a la habitación a dormir.

P- ¿Y no quieres jugar un poco con nosotros? Venga, seguro que sí –dijo Paco con tono tentador.

L- No, gracias. Ya hemos jugado un rato esta tarde y de momento es bastante para mí –dijo con todo de burla. Quedaos un rato. Yo me pongo el pijama y a dormir.

D- No, pijama no. El trato era estar desnuda en la habitación, recuerda.

L- Pero no puedo dormir desnuda, no estoy acostumbrada. Necesito por lo menos tener bragas, sin ellas no podré dormirme.

D- Bueno, pues quédate con las que llevas puestas.

L- Qué cabrón. Es casi como no llevar nada.

P- Pero es lo que hay. Al menos inténtalo. Nosotros nos tomamos la última y subimos. Intentaremos no despertarte.

D- Creo que cabemos los tres en la enorme cama ¿no os parece? ¿Qué tal si te acuestas en el centro y nosotros a los lados?

L- Por mi vale, pero el que ronque duerme en la terraza, os aviso –y diciendo eso dio media vuelta y comenzó a caminar. A los tres pasos vimos como, sin dejar de caminar, sus manos levantaban su falda dejándonos ver brevemente su lindo culo apenas cubierto por el escaso tanga. Cuando llegó a la esquina nos lanzó un beso y se fue.

D- Dios, Paco. Qué suerte. Vaya pedazo de tía que tenemos y qué buena que está. Si nos hubieran dicho que estaríamos en Jamaica con semejante pedazo de hembra a nuestra disposición no lo hubiéramos creído jamás.

P- Y que lo digas. Ya tengo unas ganas terribles de que llegue mañana por la tarde para follarla sin misericordia –dijo mientras nos levantábamos para pedir nuevas copas.

-.-.-.-.-.-

A la mañana siguiente Laura se levantó y sin hacer mucho ruido se duchó y marchó al club de submarinismo. Nosotros pasamos la mañana en la playa, haciendo surf y editando lo grabado por la cámara que había instalado. Nos pusimos super calientes viendo lo que habíamos hecho la tarde anterior con Laura. Pasamos varias veces la parte en que Laura se tragó la corrida de Paco. Nos fijamos en su cara y realmente no se daba cuenta de lo que hacía. Hicimos la comparación de esa expresión con la que puso después cuando se tragó la mía y nos reímos mucho.

Laura llegó a la hora de comer y estuvo toda la comida contándonos todo lo que vio en su inmersión. Estaba entusiasmada y nos animaba a vivir la experiencia con ella. Yo le tengo mucho miedo a las profundidades y rechacé taxativamente su oferta, pero Paco dijo que se lo pensaría. Ella también nos habló de Paul su compañero de inmersión. Decía que era muy simpático y amable. También nos confesó que se moría de ganas de verle desnudo después de observar el tamaño del bulto de su entrepierna. Siempre se ha dicho que los negros tienen buena “herramienta” y probablemente en este caso era verdad.

Cuando nos despertamos tras la siesta, todos teníamos ganas de follar. Incluso Laura parecía muy dispuesta. Se ve que Paul le había gustado mucho.

P- Veréis, yo quiero probar todas las posturas que hay en el libro. Quiero poder decir que he hecho el Kamasutra completo, y con nadie mejor que con Laura que es preciosa, amable, joven y flexible. ¿Qué me dices?

L- Que no hace falta que me adules. Ya sabes que puedes hacer conmigo lo que quieras y que si quieres probar todas esas posturas pues me parece bien. Solo os pido que no seáis muy brutos y que me dejéis descansar algún rato. No creo ser capaz de estar cuatro horas seguidas follando, porque vosotros podéis turnaros, pero solo hay un coño que es el mío.

D- No te preocupes, te dejaremos descansar. Me apetecía que me la mamaras durante mucho casi todo mi tiempo, pero la idea de Paco está bien.

L- Bueno, yo creo que sería mejor si para descansar de las folladas de Paco me dedico a mamártela. Follar todo el rato me parece agotador aunque tal vez no lo sea. Tú decides, lo que quieras.

D- Puede ser cansado follar todo el rato. Otro día lo hacemos. Para hoy me quedo con tu boca, pero te lo tienes que tragar ¡eh!

L- Vale, pero ya sabes que tendrás que compartirlo como acordamos. ¿Quién empieza?

P- Yo, que ayer tuve poca sesión.

L- De acuerdo. ¿Turnos de veinte minutos cada uno? Ve eligiendo la primera postura mientras me pongo un poco de lubricante que no quiero que me lo irrites.

D- ¿Qué te parece si te lo como un poco? Así te vas calentando y disfrutarás más de la pequeña polla de Paco.

P- Cabrón, tú sí que la tienes pequeña, más pequeña que yo. ¿Verdad, Laura?

L- No seáis capullos. Las dos me gustan. Tienen buen tamaño y lo vamos a pasar bien. Dejaos de tonterías, y sí, cómeme el chichi cinco minutos que me apetece. Lo haces muy bien.

Se tumbó en la cama con las piernas flexionadas y abiertas. Me puse a la tarea. Me encanta su sabor y podría estar comiéndomelo durante horas. Oí unos gemidos, levanté la vista y comprobé que Paco estaba junto a ella que mamaba su polla con gusto. Pasamos unos minutos hasta que decidieron comenzar a follar.

Empezaron por la primera hoja y se pusieron en posición. Paco se sentó con la espalda apoyada en la pared y Laura se sentó encima de su polla comenzando a subir y bajar ayudada por las manos de él en su culo.

Hojeé el libro. Había posturas muy interesantes que me prometí probar. Bueno, en realidad yo también quería probarlas todas o casi todas porque algunas parecían muy cansadas. Desde luego las que más me gustaran viéndoles probarlas primero. Todas tenían unos nombres graciosos: la de la abeja, la de la ostra, la del tigre… Realmente apetecían probarlos.

Pasados varios minutos decidieron cambiar. Ella se tumbó de lado y Paco se puso entre sus brazos y piernas que le abrazaban. Parecía más cómoda y así estuvieron hasta que pasaron los veinte minutos de su turno.

D- Venga, Paco. Mi turno. Salte de Laura que me toca –y diciendo esto le di una fuerte palmada en su trasero.

D- ¿Cómo quieres que me ponga, Laura?

L- Túmbate y yo me encargo.

Me coloqué en el centro de la cama con mi polla tan solo morcillona. Ella se puso a cuatro patas con las rodillas cerca de mi cabeza. Comenzó a mamármela. Era delicioso ¡qué maravilla de boca! Decidí que estaría bien corresponder a sus caricias y dándole unos golpecitos en su pierna le indiqué que pusiera una a cada lado de mi cabeza para hacer un buen 69.

Estaba en la gloria. Si bien me gusta mucho que me coma la polla, también es cierto que me encanta disfrutar de lamer su coño, a pesar de que acabara de estar “rellenado” con la polla de Paco. Comencé a lamer toda la zona. Notaba cómo le gustaba por leves movimientos y gemidos que salían de su boca ocupada en tragarse todo mi miembro. Lamí, chupé y apreté su clítoris provocándole mayores gemidos de placer. Se notaba que los veinte minutos de folleteo con mi amigo la tenían más caliente que yo porque pasados unos minutos su cuerpo se tensó en su placentero orgasmo.

Estuvo un par de minutos sin moverse disfrutando y reponiéndose de su orgasmo. Retomó su labor mamadora con gran entusiasmo como queriendo agradecer el orgasmo recibido. Tan bien lo hizo que en dos minutos le avisé que se preparara que le llenaría su boca con mi semen. Al oírlo intensificó sus esfuerzos que no se detuvieron hasta que me miembro dejó de escupir.

Con cuidado para evitar que nada escapara de su boca se incorporó dándose la vuelta para acercar nuestras bocas y así pasarme su contenido como habíamos acordado. Entreabrí mis labios y noté como un líquido espeso entraba. El sabor no era malo. Tal vez para ella fuera algo más fuerte porque el que me había pasado incluía además de mi semen su saliva. Me senté en la cama y procedí a tragar el contenido de mi boca. La verdad es que no fue desagradable y así se lo dije.

L- Pues a mí no me gustó.

D- Tal vez por ideas preconcebidas. Ya verás como con la práctica te acostumbras.

L- No lo creo porque no me gusta.

D- Sí que lo harás porque te terminará gustando. ¡Venga! No está tan mal, reconócelo. Te propongo que por cada orgasmo que te provoque te tragues mi corrida.

L- De eso nada. Como mínimo cada tres, que todavía me da asco. Incluso el verte hacerlo me ha dado repelús.

D- Para no tener que andar contando orgasmos, ¿una vez cada uno se traga la corrida?

L- No se cómo quieres tragarte eso, pero vale, una vez cada uno.

D- Es que me gusta ver esa cara rara que pones, ja, ja.

L- Eres un cabrón.

P- Venga dejad de discutir que me toca. Laura, siguiente postura, túmbate sobre mí y…-comenzó Paco a explicarle la postura a la vez que le mostraba el libro.

Estuvieron cambiando de posturas durante casi todos sus veinte minutos pues una de ellas debía de ser muy placentera y Paco se corrió, dando por finalizado su turno.

Pasamos toda la tarde follando y chupando de manera muy agradable. Laura consiguió que Paco se corriera otra vez y que yo lo hiciera dos veces más, con lo que volví a probar mi semen. Se notaba que era la tercera descarga pues la cantidad era bastante inferior. Sin embargo ella se corrió dos veces follando y en cuatro de las que apliqué mi lengua a su sexo, demostrando que realmente el femenino es el sexo fuerte.

Cuando terminamos estábamos muy satisfechos y felices. Nos fuimos a la ducha y nos duchamos los tres juntos aprovechando para seguir magreando nuestros cuerpos.

L- Chicos, hoy os habéis portado. Me he corrido como nunca, os lo agradezco mucho. Si queréis podéis proponerme alguna pequeña locura, pero sin pasarse ¿eh?

Estuvimos hablando Paco y yo. Se nos ocurrieron varias cosas pero las descartamos porque no queríamos forzar la máquina con ella.

P- Sabes que hemos traído unos cuantos juguetes sexuales. Bueno, pues nos gustaría que esta noche llevaras dentro este pequeño huevo vibrador. Tiene un mando a distancia que manejaremos nosotros.

D- Es algo inocente y divertido ¿no te parece? Así haremos unas risas y tú también disfrutarás.

L- La culpa es mía por deciros nada. Seguro que vais a hacérmelo pasar mal –dijo arrugando la nariz en una mueca graciosa de niña enfadada.

D- Que no, que te gustará –dije entre risas. Muchas mujeres los usan. Mira, hoy llevarás estas braguitas rosas que tienen abertura central. No te quejes que irás más tapada que ayer, que en realidad tenías el chichi al aire, y por eso llevarás una falda más corta. Una cosa más, irás sin sujetador pero no se notará porque te lo vamos a pintar con estas pinturas especiales para cuerpo que también hemos traído. Te vas a poner la blusa blanca que es bastante transparente y que ayudará a que parezca que lo llevas.

P- Buena idea. Voy a por las pinturas. Laura siéntate en la butaca que empezamos.

Le puse a Laura uno de sus sujetadores para poder marcar el contorno y que quedara muy real. Paco, que dibuja mejor que yo, se puso a dibujar los tirantes con sus enganches ficticios mientras yo rellenaba los pechos de color liso. Luego dibujó un falso encaje en el borde del escote con lo que conseguía una apariencia muy real.

L- No está mal –dijo Laura viéndose en el espejo mientras se colocaba la blusa. Nada mal. Es ir sin “suje” pero sin que se note. ¿Estoy guapa?

D- Guapísima. ¿Entonces irás así, sin falda?

L- No jodas, eso ni por asomo. Dame el huevo que me lo pongo.

P- No, primero las bragas y luego el huevo. Acuérdate que tienen abertura.

Así lo hizo, se colocó las bragas cuyo color era muy parecido al que habíamos pintado sus pechos y luego se introdujo el huevo, dejando fuera un pequeño aro que facilitara su extracción poniéndose por último la diminuta falda.

L- ¿Estoy sexy? –dijo alegremente Laura mientras giraba frente a nosotros.

Sin contestar pulsé el mando y el huevo comenzó a vibrar dentro de su vagina.

L- Uy, ¡qué sensación! No está mal, me gusta, es agradable.

P- Bueno, pues disfruta mientras nos vestimos nosotros y bajamos a cenar.

La cena fue divertida pues el mando no solo regulaba el funcionamiento sino también la intensidad. Cuando lo poníamos al máximo durante un rato, los ojos de Laura se abrían mucho y se mordía el labio. Sus mejillas se coloreaban y su respiración se agitaba. Pasados unos pocos minutos lo parábamos dejándola a punto pero sin terminar. Ella nos insultaba en voz baja y nos daba patadas por debajo de la mesa mientras nos reíamos. Dejamos de jugar con el mando y le permitimos que cenara tras llegar al orgasmo en una ocasión que lo mantuvimos en funcionamiento más rato y prometernos que nos haría una última mamada del día tragándoselo, por supuesto. Las mamadas fueron en la habitación. Primero me tocó a mi. Cuando me corrí en su boca, Paco trajo un vaso.

P- Échalo aquí y sigue con mi polla.

Laura así lo hizo, repitiendo la operación de escupir el contenido de su boca en el vaso.

P- Muy bien. ¿A que te apetece beberlo del vaso?

L- Eres un asqueroso, Paco. Me dan arcadas solo de verlo. Malo es tragarlo según sale, pero hacerlo desde un vaso. No puedo, no puedo. No me obliguéis.

D- Pero lo prometiste.

L- ¡Pero no puedo! ¿No lo comprendéis? Me dan arcadas solo de pensarlo.

D- Tengo una idea –dije acercándome a la pequeña nevera que teníamos en la habitación con un surtido de bebidas. Tomé un zumo de naranja en mi mano. ¿Y si hacemos un cóctel? Con el zumo será mejor ¿no?

Ante el silencio de ella, procedí a poner el zumo en el vaso con nuestras corridas removiendo el contenido.

D- Toma, ahora sí que podrás.

L- Sois asquerosos, lo sabéis ¿no? Os pasáis conmigo. No está bien que me obliguéis a hacer esto –dijo Laura sin dejar de mirar el vaso que tenía en su mano totalmente desnuda como siempre que estaba en la habitación.

P- Venga, no te cabrees. No es para tanto. Solo es un zumo de naranja con proteínas. Y ya has probado nuestras proteínas… unas cuantas veces.

L- Desgraciados –dijo Laura subiendo con decisión el brazo y bebiendo todo el contenido de un tirón. Puso cara de asco.

D- ¿Tan malo estaba?

L- No, pero me da asco el pensar lo que acabo de hacer. Sois unos cerdos. Dejadme en paz, me voy a dormir –dijo con cara de cabreo encaminándose al cuarto de baño para hacer sus necesidades.

Esa noche se acostó ella sola en la cama individual supletoria.

-.-.-.-.-.-

Cuando la volvimos a ver ella volvía de su sesión de buceo. Nos saludó alegre, ya se le había pasado el enfado. Estuvimos comiendo amenizados por los comentarios de Laura sobre lo que había visto en su inmersión y los nuestros sobre nuestras experiencias con el esquí acuático. Tras la siesta nos dispusimos a una nueva sesión de sexo con nuestra preciosa compañera.

L- ¿Qué habéis pensado para esta tarde, sátiros?

D- Hemos estado pensando que nos gustaría probar a follar cambiando cada pocos minutos. Hasta ahora nos hemos alternado cada veinte minutos. Hoy queremos hacer los cambios cada cinco. ¿Te parece bien, Laura?

L- Como queráis. Pero pararemos a descansar ¿no? Toda la tarde sin parar puede ser demasiado…

P- Sí, claro, cuando quieras, no hay problema. Tú nos avisas.

L- ¿Y no va a ser aburrido?

D- Creemos que no, pero podemos cambiar si no nos gusta. Además iremos cambiando de posturas.

L- Como queráis. ¿Cómo empezamos?

Empecé por montar a Laura en la tradicional postura del misionero, cómoda y placentera. Pero no comencé a follar inmediatamente. Primero disfrutamos haciendo entre los dos un cunnilingus para que estuviera bien preparada.

Cuando sus gemidos eran perfectamente audibles paramos y me dispuse a penetrarla. Lo hice de una vez pues estaba muy lubricada por nuestras lenguas y su excitación. Terminé mis primeros cinco minutos notando las contracciones de su orgasmo, lo que me provocó el mío. Cuando se repuso, Paco fue el que comenzó a follarla. Él prefirió que estuviera tumbada boca a bajo. Laura cerró sus piernas cuando la polla de Paco ya estaba en su interior. Así pasó su turno.

Estuvimos alternándonos durante casi tres horas con varias paradas de algo más de cinco minutos para que ella descansara. Nos habíamos corrido dos veces cada uno y ella solo esa vez al principio de la tarde.

D- Bueno, ¿qué tal si cambiamos un poco? Me apetece otra cosa.

P- Sí cambiemos.

L- Sí, por favor. Tengo el chichi irritado de tanto follar. Yo pensaba que no aguantaríais tanto pero parece que me equivoqué. ¿Qué queréis que hagamos?

P- Paco,¿qué te parece si le comemos el coño mientras nos chupa la polla?

D- No está mal. Me gusta. ¿Vale Laura?

L- Por mí de acuerdo.

D- Sé me ha ocurrido una cosa. Laura túmbate boca arriba y cógete los tobillos. Paco trae unos pañuelos de la bolsa de los “juguetes”.

Paco trajo varios pañuelos de seda bastante largos. Procedí a sujetar la mano derecha de Laura a su tobillo.

L- ¿Por qué haces eso? Sabes que no lo necesitas –dijo ella con cara de extrañeza.

D- Lo se, pero puede ser divertido. Tranquila, que no pasa nada –dije para que se relajara. Procedí a atar la mano izquierda al tobillo correspondiente. Ahora trae el sujetador para la boca.

L- ¿Qué es eso? No me gusta como suena.

D- Mira que eres pesada. Es solo para que puedas tener la boca abierta sin tener que hacer esfuerzo. Mira, aquí lo tienes. Vamos a probarlo y si no te gusta lo quitamos. Abre la boca todo lo que puedas.

Procedí a colocar el aparato. Era un conjunto de barritas metálicas que se sujetaban a los dientes impidiendo que pudiera cerrar la boca. Colocamos a Laura tumbada boca arriba en los pies de la cama con la cabeza fuera del colchón. A mi señal, Paco se situó entre las piernas de Laura comenzando a lamer el delicioso sexo que habíamos estado follando varias horas.

Al rato se empezaron a oír los gemidos de Laura. Realmente le gustaba que le comieran el coño. Cuando los gemidos eran fuertes, cogí la cabeza de ella que colgaba fuera del colchón y le introduje mi polla. Comencé a meterla y a sacarla follando su boca. Poco a poco fui haciendo más profundas mis embestidas. Ella abría sus ojos y parecía que no le gustaba.

D- Tranquila, relaja la garganta que quiero meterla toda. Volví a empujar, pero no había forma de que entrara. ¿Qué pasa Laura? No consigo que entre.

Saqué mi polla. Laura intentaba hablar pero no conseguía entenderla. Le quité el aparato.

L- Bruto, bestia. ¡Me haces daño! ¿Qué pretendes, romperme la garganta?

D- No, solo follarte la garganta. Otras veces te la has metido entera...

L- Sí, pero lo he hecho yo de la forma adecuada, no a lo bestia como tú. Además ese cacharro me impedía poder decirte nada…

D- Bueno, lo intentamos ahora sin el cacharro, pero tienes que relajar la garganta ¿eh?

Volví a meter mi polla en su boca. Llegué hasta el final y presioné sin éxito. Entonces comencé a masajear su garganta al mismo tiempo que empujaba y, de repente, mi polla ingresó en su totalidad. Comencé a meterla y sacarla suavemente dentro de su garganta. Mis huevos chocaban con su cara. Saqué la polla para permitir que respirara.

D- ¿Mejor?

L- Mejor… pero… no me… gusta.    Me… asfixio.

D- Vale, la tendré menos rato dentro ¿de acuerdo? –dije al mismo tiempo que volvía introducirla pero un gruñido de Laura hizo que parara un minuto para que pudiera volver a respirar normalmente.

Paco, que hacía una parada cada vez que nos oía hablar, volvió a su trabajo. Esta vez fue más fácil llegar hasta su garganta. Follaba su garganta medio minuto y luego paraba para que respirara de nuevo. Así lo hice varias veces hasta que en la última me corrí.

D- Ha sido increíble –dije cuando me recobré.

L- Ha sido repugnante. Casi me asfixias y has llenado mi garganta de tu asqueroso semen. Incorporarme para que pueda tragarlo.

La sentamos sobre la cama como nos pedía. Poco después se reponía.

P- Ahora me toca a mí.

L- Otra vez no, por favor. Casi me asfixio. No quisiera morir con una polla en la garganta…

P- Haz un esfuerzo y luego lo dejamos, ¿vale?

Laura se resignó. Intercambié el lugar con Paco. Limpié un poco el coño de las babas de Paco y me puse a la tarea. Me gustaba mucho hacerlo y me dispuse a disfrutarlo. Mientras Paco se esforzaba en conseguir llegar hasta la garganta de Laura. Al poco consiguió que se relajara y permitiera que su esófago se llenara con el trozo de carne de mi amigo.

Tan relajada estaba que noté que sus músculos se relajaban y empezaba a disfrutar de mi lengua. Al poco hizo que Paco parara de follar su garganta para disfrutar del orgasmo que le estaba produciendo. Tenía una cara de felicidad maravillosa.

L- Gracias, ha sido genial. Muchas gracias Dany. Paco cuando quieras, mi boca te espera.

D- De nada, chica. ¿Qué tal vas con tu garganta? ¿Te haces a la postura? –dije con interés real, pues la postura era muy placentera para nosotros y si a ella le parecía bien…

L- Bastante bien. Al principio contigo me costó relajarme, pero cuando lo consigues está bastante bien. Solo me gustaría que soltaras mis manos y así os podré avisar cuando me ahogáis, ¿vale? –inmediatamente solté los nudos- Cuando quieres “picha brava”…

Paco no se hizo de rogar y volvió a introducir su pedazo en nuestra amiga. Las embestidas eran profundas y se veía que Paco lo estaba disfrutando. Laura estaba agarrada a las piernas de Paco y marcaba el ritmo, haciendo paradas de vez en cuando. Así siguieron un rato hasta que Paco mantuvo un poco más su polla en el interior de la boca mientras se corría audiblemente.

Al poco Laura se levantó haciendo gestos para conseguir tragar la descarga.

L- Buf, sí que cuesta de tragar.

D- ¿Qué tal? ¿Te gusta?

L- No es que me encante, pero no está mal. Prefiero ser yo la que os la mama porque así yo regulo como, cuanto y cuando me la meto hasta el fondo. Por lo demás está bien. Al principio el problema son las arcadas y luego la sensación de ahogo, pero cuando te relajas ves que no está mal y te dejas llevar. Lo que me sigue costando es tragar vuestro semen. Si me lo pedís todos los días no, pero si es de vez en cuando podemos repetir.

D- Perfecto, entonces lo haremos de vez en cuando. ¿Todos de acuerdo? Bien. Y ahora me gustaría repetir. ¡No te cabrees! Solo cinco minutos. Es por disfrutar de la experiencia.

P- Venga, y así terminamos.

Laura volvió a tumbarse y abrió su estupenda boca. Noté sus manos en mis muslos preparadas para marcar el ritmo. Introduje mi miembro en su boca y presioné. Su esófago aceptó mi polla que se introdujo al completo. Me encantaba ver como su garganta se ensanchaba y se contraía al ritmo en que la llenaba con mi carne.

No estuvimos ni cinco minutos y luego nos dirigimos a la ducha para prepararnos para la cena. A Laura la vestimos con un fino vestido blanco de estilo ibicenco con lencería negra de encaje que se trasparentaba. Estaba espectacular. La cena fue agradable y no hubo nada más reseñable esa noche.

-.-.-.-.-.-

Los días se sucedían de la misma forma: las mañanas Laura se dedicaba a sus inmersiones y nosotros a disfrutar de los deportes acuáticos, del sol y de la barra libre del bar. Luego comíamos, nos echábamos nuestra siesta, pasábamos la tarde follando con Laura, cenábamos, un poco de baile en la discoteca y a dormir. Unas vacaciones muy placenteras.

Una tarde, pasados unos diez días, Laura estaba contenta durante la comida pues la recopilación de datos para su trabajo iba muy bien y le encantaba Paul su compañero de inmersiones. Decía que estaba para “hacerle un favor”, a lo que le recordamos que habíamos quedado en que de momento no para no complicar nuestro “acuerdo veraniego”.

Tras reposar la comida nos dispusimos a disfrutar de otra tarde de sexo con nuestra amiga.

P- Bueno Laura, reconozco que estás cumpliendo bien tu parte del pacto. Creo que todos, incluida tú, lo estamos pasando bien ¿no? No sabes cuánto me alegro. Bueno, ahora creo que hay que dar un paso más, pues hasta ahora hemos dispuesto de tu boca y chocho pero hemos dejado a un lado tu lindo culo. Hoy quiero follarte por atrás.

L- Chicos, por favor, no. Me estáis follando todo lo que queréis, os hago unas mamadas increíbles, os dejo que me atéis y me metáis vibradores, no me pidáis el culo, por favor.

D- Laura, quedamos en que también podríamos follarte por ahí aunque con cuidado. Acuérdate, lo prometiste.

L- Sí, no se me olvida –dijo ella con cara de sufrimiento- pero es que no me gusta, me va a doler como la otra vez y no quiero. ¿Por qué no lo dejamos? Pedidme otra cosa en vez de eso.

P- No, si vamos a pedirte muchas cosas más. Tenemos mucha imaginación. Pero no vamos a renunciar a llenarte ese culito tan lindo que tienes.

D- Venga, tranquilízate que no va a ser tan malo. ¿Te acuerdas de cómo te gusta que te meta mi lengua? ¡Si hasta te tragaste la corrida de Paco sin darte cuenta!

L- Sí que me gusta, pero una polla…. es más gorda y duele.

D- Que no, que seremos cuidadosos. Venga, anímate. Iremos dilatándolo poco a poco y no te dolerá.

L- ¡Joder! Qué pesados. Que no, que duele. Y si estás tan seguro, que te lo haga Paco a ti primero y luego me dejo.

D- No jodas Laura, que no soy maricón. Bueno, que no somos maricones. Eso no puede ser.

L- Pues claro que sí. Si cabe en mi culo, cabe en el tuyo. Y si a ti lo que te gustan son las tías, tú no eres maricón aunque te den por el culo. Mi razonamiento es lógico ¿no?

P- Bueno, sí, es lógico, pero en lógica femenina. No se si me pondrá dura viendo el culo de Dany. Con el tuyo sí, porque estás muy buena, pero con el de él… no lo creo.

L- Pues tenemos los vibradores que pueden hacer la misma función. Lo siento, no hay excusa, si queréis follarme el culo primero probar en uno de los vuestros. Es mi última palabra.

D- Estás incumpliendo nuestro acuerdo.

L- No, eso no es cierto. Yo dejo que me deis por culo si él te da a ti primero. No incumplo nada.

P- Laura, se razonable. ¿Cómo voy a dar por culo a Dany? Es ilógico, no somos maricones.

L- Bueno, pues lo hago yo con el vibrador. Yo no tengo problema. ¡Y no es cuestión de homosexualidad! Ya te lo he dicho, si le gustan las mujeres, ¡y tengo muchas pruebas!, no es maricón, joder. Deja eso ya. ¡No es maricón, no es maricón, no es maricón! Métetelo en la cabeza de una vez. No se trata de eso, solo de que si tan seguros estáis de que no duele demostrádmelo.

Paco y yo nos quedamos pensativos. Laura estaba cerrada en su decisión y no parecía que hubiera forma de hacerla cambiar. Pero es que dejar que te metan algo por ahí… es muy duro de aceptar. Sí que dicen que el punto G de los hombres está ahí, pero de eso a dejar que te lo hagan… hay mucha distancia.

Laura nos dejó solos mientras iba al cuarto de baño a hacer sus necesidades y aprovechamos para hablar.

D- ¿Qué hacemos?

P- Joder, es una cabronada. No me quiero perder la oportunidad de follar ese culito que tiene, pero es que la condición es muy jodida. ¿Dejarías que te lo metiera para que aceptara?

D- ¡Qué cabrón! ¿Y por qué no tú? ¿Por qué tiene que ser mi culo?

P- Porque tú eres más guapo, ja, ja. No te cabrees, ha sido ella la que te eligió.

D- Ya, te escudas en ella.

D- No se. La verdad es que yo también me muero de ganas de follar su culo. Además me encantaría hacer un sándwich. Ya sabes… uno por el coño y otro por el culo al mismo tiempo.

P- Joder, es verdad. Eso hay que probarlo. Venga, anímate, lo haremos con cuidado.

D- No se, tío. Pero si lo hago me vas a deber una bien grande…

P- Venga vale.

En eso que Laura volvía del cuarto de baño.

L- ¿Qué habéis decidido?

P- Que sí, que lo hacemos. Dany lo probará primero. ¿Cómo lo hacemos?

D- Lo primero es que vais a utilizar mucho lubricante. Que sea Laura la que meta un dedo bien untado que su mano es más pequeña y luego hablamos.

Sacaron el bote de lubricante y yo me puse a cuatro patas sobre la cama. Laura se untó el dedo índice y comenzó a meterlo lentamente. La sensación era extraña pero no desagradable. Al principio me costó relajar el esfínter pues me hacía daño cuando lo presionaba. Poco a poco el dedo entró. Entonces Laura comenzó a meterlo y sacarlo totalmente. Le indiqué que no lo sacara del todo pues era peor. Cogió ritmo y lo metía y sacaba con soltura y rapidez. No me dolía, la sensación era rara como si tuviera ganas de cagar, pero no me dolía. Laura me pidió permiso y le autoricé a que metiera dos a la vez. Fue más sencillo que con el primero. Tal vez porque ya estaba algo dilatado. Al poco eran tres los dedos que tenía dentro de mi ano. Laura movía su mano follándome con sus dedos como si de una polla se tratara.

L- ¿Probamos ya con el vibrador? –dijo sin dejar de mover su mano dentro y fuera.

D- Bueno, pero creo que mejor la picha de Paco, que es más pequeña.

P- Eres un cabrón. No te metas con mi polla. Lo que pasa es que elegiste un vibrador demasiado gordo.

No se si podré porque no está dura. Tu culo no “me pone”, ya lo sabes…

L- Pues te la chupo. Trae –y comenzó a metérsela en la boca.

Al poco ya tenía una buena consistencia. Entonces se la sacó y la untó con lubricante. Paco se situó detrás de mi y en el espejo pude ver la misma imagen que cuando Paco se follaba a Laura “a lo perrito” pero con mi cuerpo en su lugar. Cerré los ojos, bajé mi cabeza hasta la cama entre mis brazos y me dispuse para lo peor: el momento en que me follara, el momento en que perdiera la virginidad de mi culo. Traté de apartar el pensamiento de mi cabeza. “No, yo no soy maricón”, me repetía mentalmente una y otra vez.

Laura sacó sus dedos de mi ojete y noté como, al instante, algo gordo topaba con mi ano. Paco me agarró por las caderas y muy lentamente comenzó a empujar. Contuve la respiración.

L- Paco, quieto. No te muevas más. Dany, ¿cómo estás? Ya tienes el capullo dentro que es lo más gordo. Paco se quedará quieto hasta que le avises. ¿Duele?

D- Bueno, no se, un poco, escuece. Es una sensación rara. No es dolor, es molestia. Supongo que se me pasará. Ponle más lubricante en esa mierda de picha que tiene.

L- No te pases con Paco, que lo está haciendo bien y con mucho cuidado, no como el cabrón que me lo hizo a mí. No le puedo poner más lubricante, ya tiene mucho. Tranquilo que todo está bien. ¿Seguimos?

D- Sí, pero lo haré yo. Paco quédate quieto y yo me moveré. ¿Vale?

Tras el acuerdo de Paco, comencé a echarme lentamente hacia atrás. Notaba rozamiento pero no más dolor, la cosa marchaba. Al poco noté el cuerpo de Paco pegado al mío. ¡La tenía toda dentro y no me había dolido apenas! Tan solo unas molestias, pero no dolor. Me detuve un instante y comencé a moverme hacia delante y hacia atrás.

L- ¿Vas bien? ¿Te duele?

P- ¿Quieres que lo haga yo? Si no se te va a salir…

D- Vale… muévete tú… pero despacio.    Y no… no me duele… solo molesta… pero no me duele.    Lo habéis hecho bien… cabrones.

Si he de ser sincero, no me estaba disgustando nada. Era incluso agradable. Notaba una presión como en la parte interna de mi polla y ganas de cagar. Fui dándome cuenta de que no me desagradaba, que en realidad me gustaba si no fuera por esas ganas de cagar, que seguro que no eran reales sino provocadas por la polla de Paco.

D- Bueno, ya vale, que vas a terminar llenándome el culo con tu leche. Déjame, que tengo que ir al baño.

Paco se quitó y salí corriendo hacia el baño. Me senté y tan solo salió una gran cantidad de pedos pero nada más. Mientras Paco se duchaba para limpiar su polla de los restos que hubiera en mis intestinos.

De repente me acordé de la cámara que grababa todas nuestras sesiones y que Laura desconocía. Allí tendría que haberse grabado claramente como Paco me daba por culo. Paco es mi amigo pero en estos temas no me fío de nadie. Así que…

D- Bien, Laura. Yo he hecho mi parte, ahora te toca a ti. Aunque creo que lo justo es que también Paco te demuestre que no duele ¿no?

P- Oye, eso no es lo que habíamos quedado. Se habló de uno de nosotros, no de los dos.

D- Sí, pero tú me has follado y yo no a ti. Eso no es justo. Además Laura no está convencida del todo, ¿verdad Laura?

L- Pues claro –dijo ella guiñándome un ojo- Necesito más datos. Paco, tú también. Así todos habremos puesto nuestro ojete a disposición de los demás. Venga, te toca, ¡qué no cuele!

Cogimos a Paco cada uno de un brazo. Él se resistía levemente, pero dejaba que le pusiéramos a cuatro patas sobre la cama. El proceso fue el mismo solo que esta vez el culo era el suyo y la polla mía y que Laura no tuvo que chupármela. La sensación era parecida a cuando me follaba a Laura aunque notaba mucha más presión en mi miembro por su ano virgen. Tanto era así que no llevaba ni medio minuto follándome a Paco cuando derramé mi semen en sus intestinos.

P- ¡Hijoputa! ¡Te has corrido! No solo me has follado sino que te has corrido. Esta me la vas a pagar, hijoputa –dijo Paco bastante cabreado sacándose mi polla de su culo.

D- No… te… cabrees.   Ha sido… sin querer.

P- Eres… eres.    Esto no se me hace. Esto son mariconadas. Vete a la mierda.

D- Joder, Paco, no te cabrees que no es para tanto. Tu culo es muy estrecho y la sensación muy fuerte. No he podido evitarlo, joder, nada más. Si quieres luego te dejo que me vuelvas a follar, ¿vale?

P- Luego no, ahora. Ponte que vas a saber lo que es follar… -dijo empujándome sobre la cama.

Estaba realmente cabreado así que obedecí. Laura nos miraba entre sorprendida y descojonada de risa. Por culpa de su cabezonería estábamos así dándonos por culo nosotros dos y ella solo observaba.

Paco se colocó detrás de mi e introdujo su polla en mi culo.

D- ¡Eh! Tranquilo, más despacio y ponte lubricante o te doy una ostia ¿vale? –le dije pues me estaba haciendo daño- Venga, tranquilito que te estás pasando. Vale que te dejo que lo hagas pero sin pasarte.

Paco untó mi ano y su polla de más lubricante y volvió a la carga más despacio. Esta segunda vez la introducción de su miembro fue más rápida aunque tampoco me dolió mucho.

L- ¿Qué tal chicos? ¿Mejor? ¿Te duele, Dany? ¿Te gusta, Paco? ¿Más tranquilos?

D- Sí, todo bien, pero luego vas tú, no lo olvides. Y te vas a enterar de lo que es que te den por culo. Esta noche no te vas a poder sentar –dije algo enfadado por el tono jocoso de sus preguntas.

L- No te pases, que tu cabreo es con Paco, no conmigo. Yo no te he hecho nada…

D- Sí, por tu culpa estamos aquí dándonos por culo el uno al otro en lugar de darte a ti…

L- Bueno, por mi culpa solo a ti. Lo de Paco es idea tuya, no te olvides. Y si te crees que voy a permitir que me hagas daño… Si os dejo que me lo hagáis es solo cuando os hayáis tranquilizado, tenlo en cuenta.

P- Vale, como quieras –dijo Paco mientras seguía follándome- pero podrías ir metiéndote un dedito ¿no? Así ganamos tiempo.

L- No, guapo, no quiero quitarte ese placer. Yo os espero disfrutando de la vista de dos machotes españoles dándose alternativamente por culo, ja, ja.

Laura se recostó en la butaca desde donde tenía una magnifica vista de nuestro espectáculo. A mi ya me dolía el culo que se empezaba a irritar y, como parecía que Paco tampoco conseguiría correrse, optó por desmontarse de mi retaguardia.

P- Venga quita, que no me gusta tu culo de maricón.

D- No te pases, que te doy una ostia, y te lo digo en serio. No me vuelvas a llamar maricón ni en broma, te lo advierto. Y la culpa es de tu pichilla que es muy floja.

P- ¿Floja, floja mi polla? ¿A que te doy?

L- Venga chicos, no os peleéis. Me habéis demostrado completamente que se puede hacer sin que duela mucho. A Dany le has dado hasta dos veces… Venga vamos a tomarnos una copa a la terraza para relajarnos y luego me lo hacéis a mi.

Venga, animaros, que os voy a hacer disfrutar de verdad, os lo prometo…- dijo cogiéndonos de los brazos y llevándonos hasta la terraza.

Nos sentamos en pelotas en torno a la mesa. Laura se acercó a la nevera que teníamos en la habitación y preparó tres copas que luego trajo a la mesa. La vista de la playa y el mar era espectacular. Estábamos muy a gusto a pesar del riesgo que nos vieran desde otras terrazas, pero no nos importó. Disfrutamos de nuestras bebidas y conseguimos olvidar los tensos momentos anteriores. Paco y yo comparamos nuestras experiencias. No nos había dolido mucho. Incluso llegué a reconocer que no me importaría recibir más veces a Paco por “la puerta trasera” entre grandes risotadas de todos.

Tan relajados estábamos que no le importó nada a Laura arrodillarse entre mis piernas y comenzar una lenta mamada que luego hizo extensiva a la “pichilla” de Paco. Me encontraba en la gloria: en Jamaica, en la terraza de nuestro hotel, viendo el mar, tomándome un cubata con mi colega mientras una tía nos hacía una deliciosa mamada… Era mi sueño hecho realidad.

D- Bueno, chicos. ¿Y si comenzamos la desvirgación total del culo que falta?

P- Se está bien así. Hay que ver que bien la chupa Laura, pero tienes razón, creo que ya es hora ¿no, Laurita?

L- Sí, (glup, glup) cabrones (glup, glup) Ya me tenéis (glup) ganas ¿verdad) –dijo mientras seguía chupando la polla de Paco metiéndosela entera del todo en su garganta. Cuando queráis…

Pasamos a la cama, Laura se puso a cuatro patas y comenzamos a lubricar su ano, primero con mi dedo índice al que pronto se unió el de Paco. Laura gemía suavemente; no le estaba doliendo y eso era bueno. Girábamos nuestros dedos a la vez que los metíamos y sacábamos estirando un poco para dilatarlo convenientemente y que no le doliera. Finalmente teníamos nuestros cuatro dedos índices metidos a la vez en su culo. Aquello estaba listo. Miré a Paco pidiéndole permiso para ser el primero y me lo concedió. El mal rollo de hacía un rato se había disuelto entre los cubatas y la mamada en la terraza.

Unté un poco mi polla con lubricante y me situé tras nuestra amiga.

D- ¿Preparada? Pues allá voy –dije comenzando una lenta penetración.

Metí el glande y me detuve esperando se acostumbrara a la intrusión pues Laura había emitido un gemido al penetrarla.

D- ¿Bien? ¿Te hago daño?

L- No, tranqui, está bien, pero no te muevas todavía ¿vale?

Me mantuve estático tras ella. Paco acariciaba su espalda y sus pechos tranquilizándola. Estuvimos unos minutos así y luego noté que ella se echaba hacia atrás empalándose en mi polla. Comenzó un suave movimiento follándose lentamente. Era muy agradable. Al poco la sujeté de las caderas y comencé yo a tomar la iniciativa. Ella siguió moviéndose. Le pregunté y no dijo nada, solo gemía al ritmo de mis embestidas. Paco continuaba con su masaje de pechos.

Solo puedo decir que era maravilloso. Si bien me encantaba follar su coño en esa misma postura, follar su culo era mucho mejor aún. Ver su preciosa espalda con su estrecha cintura, mis manos en sus caderas, mi polla desapareciendo en su oscuro agujero, bien apretada por su esfínter era algo tan sublime y placentero que no pude aguantar mucho rato y en cinco minutos me corrí entre audibles gemidos de placer. Me quité de detrás suyo tumbándome en la cama.

P- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? –preguntaba Paco a Laura- ¿Puedo ayudarte en algo?

L- Ha estado bien. Escuece un poco pero no pasa nada. Una lengua ahí ahora sería de agradecer. Te importaría…

P- Jo, está lleno de lefa de Dany. Qué asco.

L- Pues límpialo un poco. No seas tan escrupuloso, que yo tengo que tragarme vuestras corridas completas…

D- Déjalo, yo lo hago. Ha estado fantástica y se lo debo.

Limpié el culo de Laura con un pañuelo de papel y procedí a lamer toda la zona con todo cariño y abundante saliva. Hice que se tumbara boca arriba, levantara las piernas y se las agarrara con las manos. Así tenía acceso tanto a su escocido culo como a su delicioso coño y clítoris. Extendí mis lametones por toda esa zona con gran agrado por su parte.

L- Ya déjalo, está bien. Túmbate aquí a mi lado ¿quieres?

¿Te ha gustado?

D- Sí, claro, ha sido genial. ¿Y tú?

L- No ha estado mal. No ha sido… pero puede valer. Al final hasta notaba un poco de gustillo.

P- Entonces ¿puedo?

L- Espera un poco, todavía escuece un poco. Pero ven y te la voy chupando ¿quieres?

Laura se dispuso a chupársela y yo decidí que seguiría con mi tarea anterior lamiendo su coño y ano. Tras unos minutos…

D- ¿Qué os parece si me tumbo, Laura se coloca sobre mi y hacemos un 69? En esa postura Paco puede aprovechar para follarte el culo mientras te como el Chichi. ¿Os gustaría?

L- Por mi vale. Ya sabes que me gusta como me lo coméis…

P- Por mí también. Pero si te doy con los huevos en la cara te aguantas ¿eh?

D- Vale, pero métesela con cuidado. No le hagas daño.

Paco se colocó tras ella y lentamente se la metió entera pero sin detenerse. Laura le animó y rápidamente comenzó una alegre cabalgada en la grupa de nuestra encantadora amiga. No tardó en correrse dejándole todo el ano lleno con su corrida.

Esa noche nos dimos cuenta de que había algo especial en la relación que habíamos construido entre los tres durante aquellos días en el paraíso. Algo que sería muy difícil romper aunque volviéramos a la dura realidad de antes…

Pero eso será otra historia…

FIN

P.D.: Contestaré a todos los que me envíen comentarios sobre mi relato.