Trabajar fuera trae estos encuentros
Un viaje profesional de un mes y medio fuera de casa me dio la oportunidad de tener una experiencia excitante.
Hace un año aproximadamente, la empresa en la que trabajo me envió a trabajar a una ciudad costera del norte de España. Habían contratado unos trabajos de un mes y medio de duración aproximadamente y dado el poco trabajo que tenia la delegación donde estaba ubicado me enviaron a llevar la dirección técnica de los mismos.
A mis 32 años, viviendo en pareja con mi chica, sin críos pero con otras obligaciones nunca había estado fuera de casa tanto tiempo así que no me hacía gracia la idea de tener que estar tanto tiempo fuera de casa, alejado de mis costumbres, de mis amigos, de mi pareja. Además, el trabajo se prolongaría hasta bien entrada la noche todos los días, en jornadas de lunes a sábado, por lo que dado que estaría a 1200 km de casa, no podría volver a casa en todo este tiempo.
Los días iban pasando poco a poco, las relaciones personales con los compañeros de trabajo, clientes, etc. iban enlazándose con el paso del tiempo, no obstante pasábamos muchas horas juntos, cada uno en sus quehaceres. El único día que librábamos de trabajar era el domingo, día que aprovechaba para hacer turismo por la zona y visitar lo más característico.
El último de esos domingos, me traslade al centro de la ciudad directamente desde el trabajo el mismo sábado por la noche. Había pensado en cenar en algún restaurante típico y dar una vuelta por las zonas de copas de la ciudad. Y así lo hice. Después de tomar una caña, me metí en un restaurante y cene tranquilamente la comida típica de la zona, aconsejado por el camarero del restaurante. Era tarde, la cocina estaba en las últimas pero el camarero, muy amable, se ocupó de que todo estuviera en orden y bien rico. Después de cenar, tome un café y le dije al camarero que ya estaba recogiendo, colocando las sillas sobre las mesas para poder barrer mejor, que si podía tomar una copa. La verdad que estaba a gusto en aquel sitio y la conversación con él, que me hablaba mientras me recogía, era agradable aunque no pasaba mas allá de la curiosidad de cada uno respecto al otro.
Luis, que así me dijo que se llamaba, me puso una copa y me dijo que no había problema en tomar algo mientras el recogía. – Así me haces compañía… me dijo entre risas. Tras un buen rato charlando con él, su trabajo estaba terminado. Todo estaba listo para cerrar. Se había quedado el último y a mí me pareció que lo hizo por mí. Todo un detalle. Aquel trato tan estupendo me hizo de invitarle a algo en algún pub cercano a lo que el accedió. Como yo no conocía la zona me llevo a un pub, con una decoración exquisita, lleno de gente joven y no tan joven, con una música alta y una zona de terraza interior con la música más suave y mesas donde nos sentamos y saboreando el licor de nuestras copas continuamos hablando.
Así me entere que Luis no era el camarero de aquel restaurante, era el dueño. Un chico tan joven, no creo que tuviera los 30 aun era el dueño. Me explico que el restaurante era de su familia, que tenían otros dos mas y que cada uno de sus hermanos gestionaba los otros dos igual que el gestionaba el suyo.
A eso de las 5 de la mañana, y con varias copas en el cuerpo, decidí que había llegado la hora de marcharnos. Habíamos intentado incluso ligar con alguna chica pero no había cuajado nada. Luis no le ponía mucho empeño, -igual es fiel a su mujer…- pensé, sin saber si quiera si tenía o no pareja.
Nos marchamos del último pub que habíamos visitado, en la calle, al llegar al parking donde estaba mi coche, me iba a despedir de Luis, cuando hizo algo que me dejo paralizado. Sin pensarlo se abalanzo sobre mi juntando mis labios y los suyos en un beso tan apasionado que me dejo perplejo. Reaccioné apartándolo.
- ¿Qué haces?, le pregunte como si aquello no fuera obvio.
- Besarte…. Creo que está claro.
- Ya lo veo ya… - estaba tan super cortado que no sabía cómo reprenderlo.
Mi reacción a aquel beso no debió ser todo lo severa que yo pensaba porque sin decir nada, Luis volvió a besarme de nuevo, sus brazos me mantuvieron para que saboreara su lengua dentro de mi boca mezclando nuestras salivas. Un calor me invadió en ese momento, mi reacción fue más complaciente que otra cosa, algo que Luis noto, ya que para acompañar aquel beso me agarro de las nalgas y me apretó contra sí.
- Me gustas. Desde que te he visto entrar en el restaurante me has gustado.
Esas palabras me dejaron pasmado, la verdad que durante los segundos que duraron aquel beso, volvieron a mi viejos recuerdos y me reactivaron la pasión vivida un verano algo lejano ya. Luis me propuso mientras me acariciaba, irnos a su casa. – vivo aquí encima. – me dijo. Yo no hablaba, solo di dos pasos en la dirección que dijo y al cabo de unos minutos estábamos en su piso besándonos con pasión y acariciando nuestros cuerpos.
Poco a poco nos fuimos desnudando, tenía ganas de probar una polla después de tanto tiempo y torpemente la busque enseguida metiendo mi mano en el interior de su bóxer mientras nos besábamos. Luis me vio nervioso e intento tranquilizarme:
- Tranquilo… no corras tanto… disfrutemos cada momento…
Yo solo asentí con la cabeza. Su experiencia fue imponiéndose poco a poco. Del beso paso a recorrer mi torso con su boca deteniéndose en mis pezones y mordisqueándolos. Me volvía loco. Mi polla estaba que estallaba dentro de su prisión. Luis pasaba su mano sobre ese bulto y lo apretaba… con suavidad… para acabar agarrándome por las nalgas y apretándome contra él.
Me llevo a su cuarto y me echo en la cama. Caí boca arriba solo con los gayumbos puestos. El se había quedado en calzoncillos también e inclinado sobre mi me fue besando por todo el cuerpo mientras me daba mordisquitos por encima del slip en mi apretada polla. Mi mano buscaba su cuerpo. Lo tocaba. Lo acariciaba. Encontré su paquete y mi mano agarro la polla de mi amante abrazándola con suavidad. Tenía un tamaño considerable, mayor que la mía, toda descapullada y babeante ante tanta excitación. Luis se deshizo de su slip y su pene salto ante mi cara mientras continuaba con sus juegos sobre mi.
- Chúpamela… lo estas desando.
Sin pensarlo lamí la base de su polla. Con la mano la movía con suavidad, le pajeaba. Mi lengua se detuvo en su glande, mordisqueándola. Mi mano libre apretaba los huevos. Estaba depilado completamente. Era muy complaciente lamer, besar, morder…saborear aquel miembro duro, grande… enorme. Luis había parado de tocar mi cuerpo para regodearse en el placer que le estaba ocasionando aquella mamada.
- Ohhhhhh… que bien la chupas tiooooo. – apenas era capaz de hablar.
Sus gemidos iban en aumento junto con su control de la situación. Había agarrado mi cabeza y me estaba follando literalmente la boca. Yo solo podía tragar una y otra vez la polla de mi compañero. Estaba muy caliente ante la excitación que le estaba provocando.
Saboree la polla de Luis durante unos minutos, después, decidió que debía ser el quien saboreara mi pene y así lo hizo. Se situó entre mis piernas y su boca caliente y húmeda junto con las caricias que me hacía en la base del pene iban a provocar que mi leche saliera si no se detenía.
- Para… para… Ohhhhhhh… no quiero correrme asiiiiiiiii.
Mis manos intentaban apartarlo de su juego. No quería correrme tan pronto… pero Luis no se detuvo… bajo un poco el ritmo…masajeaba mi polla con suavidad… despacio… abrí los ojos… mis gemidos inundaban la habitación… lo vi levantar la cabeza… mientras su manos actuaban sobre mi miembro…como si fuera un susurro le oí decirme…
- Córrete cielo… siente placer…. Quiero verlo en primer plano. – su cabeza se hundió de nuevo en mi. Aplicando su boca a mi placer.
Ante aquellas palabras, me abandone al placer… sentí como el calor de la corrida me recorría. Empecé a eyacular abundantemente mientras Luis me acompañaba meneando mi pene y acariciando con su mano mi ano. Al notar aquello me abrí mas para sentir aquellas caricias profundamente, entonces Luis hizo algo que no pensé que sentiría jamás. Su lengua, su boca se aplicaron en mi culo lamiéndolo mientras daba los últimos coletazos de mi corrida… aquello me estaba volviendo loco. Su lengua presionaba mi entrada mientras sabiamente de vez en cuando la mano que me movía la polla bajaba a mis huevos y buscaba pasearse por el agujero.
Luis me dio la vuelta, me coloco a 4 patas y hundió su cara en mi culo… que bien lo hacía… yo estaba súper caliente… que sensación…. Al cabo de unos minutos su dedo se hundió en mi ojete y poco a poco lo fue moviendo de dentro a fuera girándolo cuando estaba dentro. Yo estaba arqueado totalmente. Después fueron dos dedos… después solo el dedo gordo… de nuevo dos. Estaba en el séptimo cielo…
- Joer tio… que bien lo haces…. Ohhhhhhhhh… sigueeeeee…. – mi excitación no había bajado ni un apice con la corrida.
- ¿Te gusta verdad?... Luis lo tenía todo controlado. Le encantaba estar al mando de la situación.
- Métemela tío… -Ya no podía aguantar más. Tenía el ojete todo abierto y quería sentir el calor de su polla dentro de mí.
- Te lo iba a decir ahora…. Sonrió maliciosamente…. No te muevas.
En nada de tiempo había enfundado un condón en su tranca y había embarduñado de aceite mi culo y su polla. En mi posición no podía ver nada, sentí como algo duro se restregaba contra mi culo. Su polla estaba a las puertas de mi y Luis me agarro de la cintura para solo decir…
- Te voy a follar cariño…- presiono su polla que poco a poco se fue abriendo paso hacia el interior. – uffffffff! que extrechitoooooo culito.
- Ahhhhhhhh… un dolor intenso me invadió la zona… reprendí los gritos y solo mi respiración entre cortada y fuerte delataba mi sufrimiento…
- Duele ¿no?...Eres toda una zorrita cielo… aguanta un poco que ya esta casi dentro… - De un empujón la metió entera y se detuvo un instante….- Ahooooora…. Ya la tienes….
- Siiiiii, Ohhhhhhhh… - súbitamente el dolor inicial iba remitiendo… el placer de estar ensartado, el morbo de la postura… fue creciendo…. Luis se daba cuenta.
Poco a poco fue aumentando el ritmo… sus manos fuertes me agarraban de la cintura mientras iba dando las embestidas cada vez mas fuertes… gemia, estaba muy excitado… disfrutaba follándome…
- Me vuelves loco…agggggg. Sus susurros, su aliento detrás de mi… su movimiento acompasado estaba provocando en mi que estuviera disfrutando de la follada como nunca.
- Aggggg siiiii… tu a miiiii … dame por culo Luis…. Dame placer…..
- Toma cielo…. Ohhhhhhhhh
- Eso es…. Asiiiii aggggggggggggg
El intercambio de frases no hizo más que encender más aun la llama del placer. Eso unido a que mi culo se movía para tragarme aquella verga cada vez que intentaba salir, además de los rasguños que mis uñas provocaban en sus muslos al tratar de provocar más violencia en cada embestida hizo que Luis sintiera que llegaba la hora de su corrida…Pero no quería hacerlo aun…
- Ufffff… tío… tngo que parar un poco o me correré…
Yo quise devolver el favor que antes me había realizado el.
- No te pares… sigue… córrete… quiero sentirlo como te corres asiiiii a cuatro patas….
Sin decir nada… se abandono… intento agarrarme la polla para provocar que nos corriéramos juntos, pero al darme cuenta de que por la postura perdía el ritmo, le aparte la mano diciéndole –disfruta tu cielo…..
Me atrajo mas hacia si. Apretándome. Note como un ligero temblor. Luis hizo amago de sacarla para correrse fuera.
-Aggggg nooooo… córrete ahí… dentro de miiiii.
Antes de que terminara de pronunciar la frase Luis se estaba corriendo dentro de mi culo…agarrándome con fuerza para que el roce provocara que toda su leche saliera y quedara depositada en su condón.
Entonces empezó a hacerme una paja para que yo también sintiera… en pocos segundos su polla estaba de nuevo erecta, erguida, con fuerza. Tiro de mi… me puso de pie frente al espejo de su armario… se coloco detrás, donde podíamos vernos la cara. Y allí de pie, por segunda vez, volvió a clavarme su polla, tras colocarse un nuevo condón. Me estaba follando con más fuerza que antes. Ahora mientras me embestía me la meneaba. Estaba arqueado hacia adelante. Sintiendo mas placer si cabe. Las caricias de sus fuertes manos y de su tranca en mi culo hizo que me corriese en seguida.
- Ohhhhhhh… agggggggggg… me corrrooooooooooo.
- Tomaaaaaa. Asiiiii correte…
Mi semen caía al suelo después de pasar por su mano. Continúo embistiéndome unos minutos más hasta que paro. Iba a abandonar cuando le dije…
- Dámela… quiero saborearla….
Me agache y la lamí con avidez.. la mordía. La succionaba. Saboreaba aquella polla. Miraba a mi compañero y veía como sus gemidos se escapaban de su boca. Al cabo de unos minutos, me cogió de la cabeza y marcando el ritmo, me obligaba a tragar su polla. Aceleraba el ritmo. Crecía en excitación. Sus piernas empezaron a temblar a la vez que sus gemidos se convirtieron en gritos.
- OHHHHHH … ME CORROOOOOOOO.
Me saco la polla de la boca y la dirigió a mi pecho soltándome una lechada impresionante. Mientras yo le masajeaba los huevos y le apretaba los muslos con mis manos.
Se agacho y me beso en la boca. Su mano derecha extendió su semen por mi tórax deteniéndose a juguetear con mis pezones.
- Magnifico.- concluyó. Ha sido estupendo. ¿te ha gustado?
- Me ha encantado. Mi beso le confirmo mis palabras.
Nos duchamos y nos tumbamos en la cama para descansar, estaba amaneciendo y mi cabeza volvió a los problemas laborales. Pero ese día no tenía que trabajar era mi día de descanso. Me desperté al medio día y vi una nota que decía “Cuando salgas solo tienes que tirar de la puerta para cerrar. Tienes café recién hecho. Ya sabes dónde encontrarme”
Volví a mi hotel. Me tumbe en la cama y me quede dormido. Cuando me desperté me hice una paja recordando la noche anterior. Había sido una noche increíble. Una pena que esto haya ocurrido el último domingo libre que tenia. No volví a ver a Luis.
Estoy deseando que vuelvan a enviarme a realizar un trabajo a la zona para volver a ver a Luis, cosa que no creo ni que sea posible. Entre tanto cada paja me recuerda la noche que pase con él.