Trabajando en un resort: Capítulo 5.

Trabajando en un resort. Capítulo 5: El daddy alemán me lleva al campo. (Relato 100% real).

¡Hola chicxs! Aquí está la quinta parte de esta serie, y la segunda aventura con el daddy alemán que conocí. Disfrutadla mucho. Agradezco vuestros correos, comentarios y valoraciones. Gracias :)

Trabajando en un resort. Capítulo 5: El daddy alemán me lleva al campo.

Esa noche fue una actuación diferente, la disfruté más que nunca, no podía dejar de mirar a Damien mientras bailaba y saber que minutos antes había estado tragándome su rabazo.

La noche acabó bien y fuimos a dormir todos pronto, estábamos muy cansados del espectáculo, es, sin duda, el que más trabajo nos da.

Al día siguiente bajé a desayunar yo solo, pues me desperté antes que el resto, no sé por qué, así que me adelanté y dejé a Davide durmiendo.

Me pedí mi café con leche, mi cruasán a la plancha y mi zumo de naranja, y me fui a mi mesa de siempre a tomármelo mientras miraba un poco el móvil. A los cinco minutos de estar sentado miré a mi alrededor y vi que tres mesas a mi derecha estaba Damien, desayunando solo y sin quitarme la vista de encima.

-Yo: ¡Buenos días Damien!

-Damien: Buenos días Jorge, te vi muy ocupado con el móvil y no te dije nada, ¿qué tal?

-Yo: Perdona, estoy medio dormido y no me he dado cuenta jajaj. Todo bien, ¿y tú?

-Damien: Muy bien. Vente a mi mesa hombre, así no hablamos a voces jajaj.

Me levanté de mi mesa, cogí mis cosas y me fui con él. Estaba nervioso, pero a la vez decidido, con el poco tiempo que pasaban allí las familias no podía andarme con rodeos, quería dejar seco a ese macho antes de que se fuera. Me senté a su lado y empezó el juego.

-Damien: Anoche bailaste genial, me encantó el musical.

-Yo: Muchas gracias, me encanta mi trabajo, y anoche tuve más energía que nunca jejej.

-Damien: ¿Ah sí?¿Y eso?

-Yo: Pues porque estaba acelerado después de lo que pasó en la ducha y verte entre el público me ponía a tope jajaj.

-Damien: Jajajaj qué peligro tienes. La chupas muy bien cabrón, no puedo quitármelo de la cabeza.

-Yo: Me encanta hacerlo, así que cuando quieras.

La conversación subía de tono y yo ya estaba con el rabo a tope, sobándomelo por encima del pantalón corto del chándal y Damien, que me había visto, hacía lo mismo, con una sonrisa de cabrón en la cara se sobaba su trabuco por encima de un pantalón corto de camuflaje que llevaba. No podía más y me lancé a la piscina.

-Yo: Oye tío, esta noche toca noche de juegos, así que terminaremos pronto, sobre las 0:00h estaré libre, te apetece que demos un paseo nocturno tú y yo.

-Damien: Vale, acostaré a los niños pronto y en cuanto se quede dormida mi mujer saldré. Espérame en la entrada de tu edificio a partir de las 0:30h e iré lo antes posible.

-Yo: Perfecto.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no me podía creer lo que estaba pasando, iba a volver a comerme el rabazo de ese hombre que me volvía tan loco, y esta vez sin prisa.

El día se me hizo eterno (clases, juegos, pasatiempos...), no pasaban las horas y cada vez que me cruzaba con mi daddy me ponía más cerdo todavía.

Por fin acabó la noche de juegos y nos volvimos al edificio. Estuve un rato hablando con unas amigas en su habitación y cuando dieron las 0:30h me fui con la excusa de que tenía sueño, bajé al portal y allí estaba él, como un clavo en la puerta esperándome.

Llevaba unos pantalones de deporte negros cortos, con la tela tan finita se le marcaba todo y pude ver que no llevaba gayumbos, eso me puso más cerdo aún. Llevaba unas deportivas negras y una camiseta de tirantes blanca, ajustada, marcando su cuerpazo y dejando sus brazos grandes y tatuados al aire. Iba medio despeinado pero eso le hacía estar más sexy, y con su barba perfectamente recortada. Llevaba una mochila negra, pero no sé qué llevaba dentro.

Yo llevaba una camiseta básica blanca de manga corta y unos pantalones cortos de deporte rojos, pero de una tela más gordita que la suya, aunque los míos eran un poco más cortos, y mis zapas blancas con calcetines blancos altos. Iba también medio despeinado después de tanto jugar con los críos y me había sacado mi piercing de la nariz (que siempre lo escondía por trabajo, pero me encanta cómo me queda).

Fui a saludarlo con un apretón de manos y en cuanto me acerqué me agarró fuerte el culo y me dio un beso en el que me metió la lengua hasta la garganta, y yo respondí igual, claro.

-Damien: Llevaba todo el día deseando hacer esto cabrón.

-Yo: Joder, y yo... ¿a dónde quieres ir?

-Damien: Sígueme.

Empezamos a andar y le seguí sin preguntar. Aquello era todo campo, era una zona un poco apartada de la ciudad donde solo había resorts de lujo, entre cada resort había unos 5 o 6 km de distancia, y todo eran carreteras para conectarlos y campo.

Nos adentramos en el campo, como a un kilómetro de mi edificio, para estar tranquilos, de pronto se paró, abrió su mochila y sacó una manta enorme que colocó encima del cesped, se quitó toda la ropa excepto las zapatillas y se tumbó.

-Damien: Aquí no nos molestará nadie, ponte cómodo jejej.

Al verle así me puse malísimo. Me quité la ropa lo más rápido que pude, dejándome también las zapas y me tumbé con él. Empezamos a sobarnos y a besarnos mientras la brisa de la noche nos rozaba los huevos al aire y la luna llena nos daba la luz que necesitábamos para vernos perfectamente el uno al otro. No se me ocurría u lugar mejor, se estaba a gusto, nadie nos molestaba y follar en el campo siempre me ha puesto muy cachondo.

Según nos besábamos y nos acariciábamos los rabos estos iban creciendo y babeando, había precum por todos lados, en nuestra manos, en nuestras pollas, en nuestros vientres...

Me puse a cuatro patas y le dije:

-Yo: Relájate, que voy a hacer lo que llevo todo el día pensando.

-Damien: Mmmm dale nene.

Pasé mi lengua por sus pezones, que ya estaban duros, bajé por su vientre con pequeños besitos y sacando la lengua para comerme todo el precum que había soltado, y por fin llegué a mi ansiado trofeo.

Agarré su mástil con la mano, apretando, lo que hizo que saliera más precum, y pasé mi lengua por su capullo mientras se retorcía de placer. Después lo metí entero en mi boca y empecé a chuparlo como si fuera un calipo.

Le pajeaba con mi mano mientras le hacía una buena mamada y con la otra jugaba con sus huevazos que me volvían loco.

-Damien: Joder, qué bien lo haces tío, nunca me la han comido así...joder, ahhh, sigue cabrón, ahh, sigue tío, mmmm....

Cuanto más gemía más cachondo me ponía y con más ganas le comía ese pollón.

Bajé a sus huevazos, esos que tan cerdo me ponían y pasé mi nariz por ellos, aspirando su olor, ese olor a macho que tanto me gustaba. Estuve oliéndolos un rato mientras mi daddy gemía y cuando no pude más empecé a darle lametones, como si fuera un perrito. Se los llenaba de saliva, los lamía, me los metía uno a uno en la boca, jugaba con ellos...y mientras tanto ese macho alemán se retorcía encima de la manta en medio del campo.

Después de un rato haciéndolo subí otra vez a su cara y empecé a besarle con ganas, a lo que él me respondía de la misma manera.

-Damien: Qué bien lo haces tío.

-Yo: Me alegro de que te guste, me encanta darte placer.

-Damien: ¿Sí?¿Te gusta darme placer? Pues me encantaría follarme ese culazo que tienes.

-Yo: Nunca me han follado, soy activo.

-Damien: ¿Me dejarías al menos comerlo un poquito? Cuando se lo hago a mi mujer se vuelve loca, seguro que te gusta jejej.

Escuchar eso me encendió más de lo que estaba, me imaginaba a ese macho empotrador comiéndole el culo a su mujer (que era una puta modelo) y después follándosela. Me puso muy cachondo imaginarme esa escena, pero no me conformaba con imaginarla, quería verla, necesitaba verle en su aspecto más dominante, con su papel de macho empotrador, y esa noche me tocaría a mi hacer el papel de su mujer.

Sin pensarlo me puse a cuatro patas ofreciéndole mi culo (que tengo que decir que no esta nada mal, aun siendo activo tengo un culazo).

Mi macho se puso por detrás a cuatro patas también, dispuesto a lamerme el culito de arriba a abajo y hacerme disfrutar.

Joder, qué bien usaba su lengua el cabrón. Me abría las nalgas con sus enormes manos de leñador, me escupía en el agujero y después pasaba su lengua desde mis pelotas hasta el final de mi raja.

Me temblaban las piernas, el tío sabía muy bien lo que hacía y yo no podía parar de gemir.

Me dio la vuelta, me tumbó bocarriba y colocó mis piernas sobre sus hombros. Se escupió en la mano y ensalivó con ella su enorme rabo, lo colocó en mi agujero y acercó su cara a la mía para besarme con ganas mientras frotaba su capullo contra mi ojete haciendo círculos.

-Damien: Confía en mi, esto te va a gustar.

-Yo: Fóllame como te follas a tu mujer.

Al decirle esto le cambió la cara, pues no creía que yo estaba tan receptivo, pero me tenía muy cerdo, y puso una sonrisa de macho cabrón con la que me daba a entender que esa noche iba a experimentar el mayor placer de mi vida.

Empezó a hundir su rabo lleno de saliva en mi culo. Me dolía un poco, era un rabo enorme, muy gordo. Me quejaba y el paraba en seco, pero sin sacarla, tenía que acostumbrar a mi culito virgen a ese grosor de rabo e ir poco a poco.

No paraba de besarme, pasarme la lengua por el cullo, por los pezones...me tocaba el rabo y las pelotas con su mano llena de saliva. Echó otro lapo entre su pollón y el agujero de mi culo y siguió metiéndolo.

Yo gritaba de dolor, aunque poco a poco empezaba a sentir una mezcla de dolor y placer. Por fin la metió entera, sentía sus enormes pelotas pegadas a mi culo. Le abracé fuerte, enrosqué mis piernas a su cintura, le agarré del pelo y metiéndole le langua en la boca le dije:

-Yo: ¡Fóllame cabrón, estréname el culo!

Empezó a embestirme con ganas, como un animal, sus pelotas rebotaban contra mi culo, su rabo entraba y salía, su pecho estaba pegado al mío mientras sudábamos, nos retorcíamos de placer y gemíamos como locos. Estaba siendo follado por primera vez en medio del campo por un tío hetero, alemán, de casi dos metros, con cuerpo de leñador, casado y con dos hijos. Un rabo que ha engendrado a dos niños y que todas las noches se folla a una supermodelo me estaba entrando en el culo por primera vez. No podía parar de gemir.

-Yo: Ahhh, joder, sí...sigue, sigue tío, joder...qué bien follas cabrón, me encanta, ahh...

-Damien: Te gusta eh...joder qué culazo tienes, mejor que el de mi mujer...nunca había probado un culo tan rico...ahhh, cabrón qué follada te estoy pegando, joder...ahhh...

Cuantas más cosas me decía más cachondo me ponía. No podía parar de besarle y agarrarle el culo mientras me embestía. Mi rabo estaba a reventar y de un momento a otro y sin tocarme empecé a soltar chorros de lefa como si fuera una fuente.

-Yo: Ahhh joder, me corro tío, me corro cabrón...ahhh, diooooss...

-Damien: Dale nene, suéltala toda joder...ahhh qué bueno tío...

Mis chorros llegaron hasta mi barba, nos llenaron el pecho a los dos. Mi macho seguía follándome con ganas mientras recogía con su lengua mi corrida de mi barba y me besaba con ella. Era un cerdo y eso me encantaba. A los pocos minutos me sacó el rabo del culo, dejándome un vacío enorme y se puso de pie.

-Damien: Ponte de rodillas y cómeme los huevos, que te voy a dar tu premio por portarte tan bien.

Le hice caso, con mi cuerpo lleno de mi leche me puse de rodillas y empecé a lamerle esas pelotas que me volvían loco. Llevaba un buen rato follándome y sudando, tenían un olor que daban ganas de esnifarlas. Las lamía con ganas hasta que de pronto:

-Damien: Ufff abre la boca nene, me corro...ahhhh, toma tío, toma tu premio...ahhh...

Me llenó la boca de leche en pocos segundos. Soltó un montón de chorros con fuerza dentro de mi boca. Me lo tragué todo y empecé a comerle ese rabazo de nuevo para sacarle hasta la última gota. Cuando estaba bien limpia me puse de pie y le besé con ganas.

-Damien: Eres un cabrón tío, me pones demasiado guarro...

-Yo: Y tú a mi joder, me acabas de desvirgar, me ha encantado.

-Damien: Me alegro tío, espero que no sea la última.

-Yo: No lo será, voy a aprovechar todo lo que pueda mientras estés aquí jejej.

Recogimos las cosas en la mochila y nos fuimos andando de vuelta desnudos, con la ropa en la mano. Hacía muy buena noche y nos apetecía andar en pelotas por el campo y airearnos los huevos. Cuando llegamos a la puerta del edificio nos vestimos por si quedaba alguien despierto y nos despedimos. Quedamos en que cuando hubiera gente delante seríamos trabajador y cliente, pero cada vez que nos quedáramos a solas aprovecharíamos para guarrear a tope, no podíamos dejar pasar esta oportunidad.

Continuará...