Trabajando con Tia Laura 11
Se acaba la noche y sin dormir empezamos un nuevo día... Lo que no me esperaba era como iba a empezar
Al girarme para salir de la recepción me encontré con Elena que sentada en los sillones del vestíbulo parecía abstraída. Me acerque a ella – ¿Estas bien? – le pregunte. En ese momento me di cuenta de que ella tenia los ojos llorosos y la mirada perdida.
En el momento en el que nuestras miradas se cruzaron Elena recupero su perfecta compostura. – Si perdona, estaba distraída – me dijo con aquella cálida voz que tenía. – Esta bien – le dije mientras le explicaba a continuación lo que había pasado con su hija y porque estábamos allí tan pronto.
Por un momento Elena me miro y me dijo que si no tenía sueño podría hacerle compañía. – Sera todo un placer – le dije mientras me sentaba a su lado. Empezamos de nuevo a hablar y antes de darnos cuenta el reloj marcaba ya las dos de la mañana. – Mi marido esta con sus putas, tu tía durmiendo y mi hija durmiéndola – me dijo riéndose sarcásticamente ella mostrando aquella mirada de tristeza. – Te apetece pasear con esta vieja – me pregunto. – Sera un placer acompañar a pasear a una mujer tan bella como tu – le respondí. Ella por un momento se sonrió y levantándonos antes de salir del hotel volví a la recepción a dejar la llave en ese momento vi como ella se miraba y se arreglaba las pequeñas arrugas que le había hecho el vestido al estar sentada en los sillones del hotel. Se miraba tímidamente así misma y se colocaba el pelo. – Si me permites decírtelo no te hace falta nada, estas, preciosa – le susurre al oído acercándome a ella.
Ella se sonrió, su mirada brillo mientras se clavaba en la mía y salimos del hotel. En un momento la deje salir delante de mi y mientras dejaban que unas personas entrasen me saque el móvil del bolsillo y le mande un WhatsApp rápido a mi tía. Ella solo respondió “ten cuidado que la cosa esta jodida entre ellos, pero no deja de ser la mujer de mi socio, besos”. “Oído cocina” le respondí y guardándome el móvil en el bolsillo salí del hall del hotel para unirme a Elena. Empezamos a caminar sin rumbo por el paseo marítimo y de nuevo volvimos a sumergimos en una conversación super agradable los dos hasta llegar a un pequeño restaurante a pie de playa. Elena me sugirió tomar algo y le preguntamos al camarero si iban a cerrar respondiéndonos este que hasta las seis de la mañana estaban abiertos.
Elena y yo en la terraza bajo un cerezo que nos hacia estar mas a oscuras que bajo la luz de los focos pedimos unas bebidas mientras continuamos charlando. En un momento que nos reíamos de algo ella me pregunto mi edad. Yo le respondí que tenía diecinueve años y ella me dijo sabes que yo tengo cincuenta y cinco. – Me da igual solo estoy disfrutando de una conversación super agradable como hacia tiempo que no la disfrutaba con nadie que no sea de mi familia – le susurre. – Ya sabes que al ser super dotado a veces me siento como un viejo encerrado en el cuerpo de un niñato – le respondí. Nuevamente nos volvimos a reír y ella me dijo que desde luego yo también la había enganchado a hablar con ella que tenía una conversación muy amena. – Bueno será por el coco que tengo de super dotado – le respondí yo mientras nos reíamos de nuevo. – Bueno por lo que he visto no solo eres super dotado de “coco”, como dices tu, que te he visto antes en la playa y menuda anaconda tienes – me dijo ella mas desinhibida por la copa.
En ese momento al darse cuenta de lo que acababa de decir yo no pude más que reírme para quitarle a ella la vergüenza por lo que acababa de confesarme. Ella en ese momento se puso seria me pidió disculpas y me dijo que lo mejor seria volver al hotel. Me dijo que la perdonase que ella no era así, que menuda vergüenza.
Yo en ese momento le dije que se tranquilizase que no pasaba nada que ahora no estaba en sus reuniones de té de “piti mini” en las que todas eran la perfección de las buenas formas. Que estaba disfrutando enormemente con ella y no quería acabar aún. Ella me miro y pareció relajarse. Ella se relajo y me dijo que sin problema que seguíamos allí un rato más.
- La verdad, si no te incomoda que hablemos del tema y no te molesta nunca he visto ninguna así – me confeso ella. – Debe ser enorme – me susurro ella mientras me dejaba ver que estaba completamente desinhibida por el alcohol y estaba empezando a excitarse. – Sinceridad por sinceridad – le pregunte. Ella asintió. – Me he dado cuenta de que me la estabas mirando y por eso me la dejado todo ese rato fuera del bañador – le susurre mientras apoyaba mi mano en su rodilla. – Pues como tu dices sinceridad por sinceridad me ha encantado verla es muy bonita – me susurro ella. – Hace mucho que no veo una dura – me confeso ella y en ese momento acercándose a mi oído ella me dijo – Como hace unos diez años que no veo una polla dura – me dijo mientras sus labios acariciaban mi oreja. Sentí como mi piel se erizaba y decidí seguir jugando. – Diez años sin catar polla me muero – le dije mientras ahora nuestras caras estaban a centímetros. - ¿Te puedo preguntar hace cuanto que no te acuestas con una mujer? – me pregunto mientras a diez centímetros de su cara veía como sus ojos se clavaban en los míos y veía su mirada repleta de deseo, curiosidad y excitación. – Horas – le respondí.
Ella en ese momento sonrió y mientras veía como sus ojos no paraban de clavarse en los míos sentí mi pulso en los oídos y al ver aquella sonrisa sentí que debía besar a aquella mujer, pero no veía aun el momento de dar el paso. – Aunque me encantaría que en un rato pudiese responder a esa pregunta “segundos”- le dije mientras me había ido acercando a su oído y suavemente había mordido su lóbulo. Ella esclava de la excitación se había dejado caer hacia delante e instintivamente al apoyar su mano para no caer esta fue directa a hacer contacto con mi polla que semi dura empezaba a despertar. Elena al sentir el contacto de mi polla debajo de su mano la dejo allí parada. Dudo que hacer si apartar la mano o no saber que hacer …
- Por favor no me apartes la mano – me dijo ella después de un momento de silencio. – No lo haría por nada del mundo – le susurre mientras nuestras caras volvían a estar frente a frente. Mi mano decidió que ya era el momento y subiendo poco a poco por su rodilla llego a meter mis dedos por debajo de su falda. En ese momento la mano derecha de Elena recogió de la mesa una servilleta de tela y la puso encima de su regazo tapando mi mano. – Estamos locos – me susurro. – Quieres vivir y experimentar – le susurre yo. En ese momento ella continúo sonriéndome mientras nuestras caras permanecían recorriendo cada poro del otro. – Debo estar loca para hacer esto – me dijo ella mientras en mi cadera sentía como su mano desabrochaba un par de botones del pantalón y se introducía dentro. Menos mal que no llevaba gayumbos pensé así el contacto seria mas fácil. – Por que desde luego borracha no estoy – me susurro ella justo antes de lanzarse a besarme. Me dio un beso rápido en los labios y de nuevo sus ojos volvieron a recorrer los míos. Mi mano continúo deslizándose y al llegar a su pubis introduje la yema de mis dedos por el lateral de su braguita. En ese momento deje que la yema de mis dedos resbalase por su pubis hasta llegar mi dedo corazón a su clítoris. En ese momento con solo apoyar mi dedo en este, la cara de Elena se contrajo, y sentí como sobre mis dedos aquella maravillosa mujer mientras apretaba mi polla y ahogaba sus gemidos se corría para mí. Dejo caer su frente sobre mi hombro y mientras recuperaba el resuello se quedó allí apoyada.
Cuando Elena se hubo recuperado incorporándose esta vez y quedando su cara frente a la mía Elena esta vez me beso, me beso con lujuria encendida y pasión desbocada. – Desde luego que tengo que estar loca – me decía ella plenamente satisfecha pero alucinada con la situación. – Eres un demonio y eres un crio con una vieja – me dijo ella mientras volvía a besarme. – Eres una mujer muy interesante y con un cuerpo que quita “el sentio” – le respondí yo ahora a ella mientras de nuevo al abrigo de la oscuridad retomaba la paja que ni había empezado a hacerle. – Demonio, demonio – susurraba ella en mi oído de nuevo. – ¿Qué quieres hacerme? – me gemía en el oído. – Quiero prepararte para follarte como te han follado en tu vida y clavarte toda la polla que estas recorriendo con tu mano en lo mas profundo de tu coño mientras te colmo de orgasmos – le susurre mientras mi lengua recorría su oído y mordisqueaba su lóbulo. – Dios santo de mi vida no me lo puedo creer – me gimió mientras mi mano entre sus piernas había terminado de castigar su clítoris y aquella hermosa mujer se corría para mi por segunda vez.
Al igual que la vez anterior Elena apoyo su cabeza en mi hombro mientras disfrutaba de su orgasmo. – Lo siento, pero no me puedo contener – le susurre mientras mi dedo corazón y mi dedo anular comenzaban a penetrarla. – Que delicia – gimió ella en mi hombro. La penetre mientras ella acurrucaba su cara en mi hombro y en él su boca apagaba sus gemidos. – Cuanto hacía que no sentía esto – me gemía ella. Continúe por un rato penetrándola y de nuevo sentí como aquella deliciosa mujer estaba preparada para correrse de nuevo mientras aun su mano no había soltado mi polla.
En ese momento vimos como dos de las camareras se acercaban a nosotros. – Disculpen ustedes – dijo la camarera. En ese momento Elena saco mi polla por completo fuera del pantalón y le dijo a la camarera – No puedo abandonar esta delicia mírala – le dijo a esta mientras había sacado por completo mi polla del pantalón. – Desde luego yo algo así tampoco lo dejo escapar – dijo una de las camareras mientras dirigiéndose a la otra le decía – Trae tres de los biombos retractiles que tenemos. En ese momento las dos camareras desaparecieron mientras volvían de nuevo con los biombos que colocaron delante de nosotros. – Ahora ya pueden disfrutar tranquilamente – nos dijo la camarera dejándonos de nuevo a solas.
Ahora estábamos completamente aislados por un lado teníamos la pared de la edificación del beach club, por otro lado, los biombos y por otro lado el cerezo que nos protegía de miradas indiscretas. – Saber que esas dos camareras saben que estamos aquí solo hace excitarme más – me susurro ella.
Volvimos a besarnos y mientras mi mano seguía penetrando a Elena mi mano izquierda se apoyo en su cadera y ascendiendo suavemente se apoyo sobre la base de su pecho. – No puedo creer que vaya a entregarme a ti – me susurro- - Crees que te arrepentirás – le susurre ahora yo a ella. – Para nada – desde que hemos empezado a caminar juntos esta tarde de camino a ***** me has conquistado – me confeso. – Entonces por favor dime que no puedes creer que vaya a follarte – le dije. – Solo quiero sentirte – me susurro. – Pero no sé cómo vamos a hacerlo aquí – me dijo ella. En ese momento entendí que por el momento por lo menos ella no era una mujer desinhibida como para follar conmigo en un lugar público.
Continúe dedeando a Elena y cuando por cuarta vez se volvió a correr aquella mujer me miro desencajada. – Nunca me ha pasado esto – me gimió ella. – Eres increíble – me dijo ella mientras de nuevo volvía a besarme. En ese momento sentí como su mano se movía a lo largo de mi polla y besándome de nuevo Elena recorrió toda la extensión de mi falo. – Es enorme – me susurro mientras sus dos manos tomaban posesión del tronco de mi polla y empezaba a pajearme. – Me encanta saber que pensaba que este dia iba a ser una mierda y mira cómo ha acabado – me dijo. – Aun no ha acabado – le susurre. En ese momento la hice levantarse.
Aquella mujer era desde luego inteligente a rabiar al hacerla ponerse de pie ella me hizo acompañarla y quedando de frente a ella me susurro – Estoy dispuesta a hacerte una paja e incluso a chupártela, pero no vamos a follar aquí – me susurro. – Ni siquiera “una clavada” – le pregunte. – ¿Qué es eso? – me pregunto. – Básicamente te la meto una vez para no esperar hasta la siguiente vez que tenga la oportunidad – le respondí. – Esta bien, “una clavada” como tú dices – me respondió ella riéndose de mi ocurrencia.
– Necesito sentirte – me gimió mientras sentía como separaba algo sus piernas y me invitaba a entrar en ella. – Espera mejor así – le dije mientras la giraba y ayudándola a subirse la falda apartaba a un lado sus bragas y con la otra mano guiaba mi polla para empezar a clavarme dentro de ella. – Lo de “una clavada” como va – me pregunto ella. – Hasta que me sientas en lo más hondo de ti – le respondí mientras con pequeños envites me iba clavando dentro de ella. Cuando llegue a hacer tope le dije – Ya estoy clavado por completo dentro de ti, ¿Quieres que me salga? – le pregunte. – Ojalá pudiese decirte que no, pero prefiero que la primera vez que me “folles” sea en otro sitio – me confeso ella. - ¿Puedo seguir un poco más? – le pregunte. – Siii – susurro ella dándome a entender que estaba cerca de correrse. Empecé a bombear dentro de ella y justo cuando abrí su útero sentí como aquella hermosura se meaba de gusto para mí. Vi como el hilillo de flujo que corría pierna debajo de ella brillaba con la luz de la luna. Ella se quedo clavada contra mi hasta que las contracciones de su vagina cesaron.
En ese momento Elena se giró y poniéndose de rodillas empezó a chupármela. Aquella hermosa mujer me invito a sentarme y disfrutar de la mamada desde luego sabia como chupar una polla. Mientras me la chupaba su mirada no se apartaba de la mía. – Se te da genial – le dije mientras ella no paraba de chupar y yo pasaba mi mano por su pelo dejando ver su cara. – Me esmero mucho cuando las cosas me gustan – me respondió ella. – Nunca me he tragado el semen de nadie, pero el tuyo esta noche se viene a dormir conmigo – me dijo mientras sentía como en ese momento me corría en su boca. Elena fue disminuyendo el ritmo de la mamada y cuando ya estaba en los últimos coletazos del orgasmo se quedo con la mitad de mi polla dentro de la boca dejando que terminase de vaciarme en ella. – Eres un amante muy generoso – me dijo cuando se volvió a sentar en la silla después de ayudarme a guardarme la polla dentro del pantalón.
De nuevo nos sentamos y vimos que en ese momento el reloj marcaba cerca de las seis de la mañana. Pague la cuenta amen de una generosa propina de 250€ y Elena y yo nos encaminamos al hotel. Al llegar en el ascensor nos besamos como posesos. – Ahora me voy a tener que hacer una buena paja contigo como protagonista – le dije. – Espera, para que tengas una buena inspiración – me dijo ella mientras iba por el pasillo se levanto la falda y me dejo ver su culo. – Saca el móvil y haz fotos – me pidió. En ese momento le hice fotos a su culo y me enseño los pechos. Luego grabe un video en el que se la veía a ella andando por el pasillo del hotel enseñando los pechos, el culo y su poblada vagina.
– Quiero que la semana que viene me llames y me paso por tu casa – me dijo parándose en la puerta de su habitación y antes de lanzarse a comerse mi boca abrió para despedirse de mi. – Gracias por ser un encanto conmigo – me dijo cuando abriendo la puerta de la habitación se refugió detrás de esta. – Ojalá no me fuese a Madrid en un par de horas – me dijo con pena. – Por favor no dejes de llamarme – me dijo antes de besarme de nuevo y suspirando cerrar la puerta de la habitación. No pude menos que acariciar la puerta mientras durante unos segundos me quedaba allí parado. Desde luego aquella mujer me había dejado marca…
Me dirigí a mi habitación y encamándome con mi tía me acosté mientras veía como el sol empezaba a despuntar en el horizonte.
Mi tía al sentir como me acostaba en la cama con ella se despertó. – Vaya ya estás aquí – me dijo. – Vendrás hartito de follar, ¿no? – me pregunto. Yo negué con la cabeza y empecé a contarle a mi tía la historia de cómo había salido con la niña, con Bea y como se había emborrachado y como le había cerrado la puerta de la habitación mientras ella se desnudaba delante de mí. – Vaya, vaya, pensé que te la follarías, aunque luego pasases de ella – me dijo mi tía. – Parace mentira que aun no me conozcas – le respondí. – Yo para acostarme con una mujer necesito que me atraiga su mente solo un cuerpo bonito no me sirve para nada – le respondí mientras ella me miraba y dándome la razón se apartaba la sabana y me dejaba ver su cuerpo embutido en aquel conjunto de ropa interior precioso. – Y dime mi cuerpo te parece acorde a mi mente – me dijo mi tía mientras su mano iba directa a agarrar mi polla. – Sobrino me has tenido toda la noche esperando y ahora quiero que me lo cuentes todo, pero mientras voy a empezar a follarte – me susurro mi tía mientras poniéndome boca arriba se sentaba encima de mi polla.
Le empecé a contar a mi tía como Elena y yo nos habíamos ido caminando por el paseo marítimo hasta un restaurante que vimos abierto y como nos sentamos al abrigo de un cerezo que nos tapaba de miradas indiscretas.
Le conté mientras mi tía se movía sobre mi como Elena y yo habíamos empezado a tontear y como poco a poco nos habíamos besado. Le conté como la mano de Elena desabrocho dos botones de la bragueta de mi pantalón y su mano se había aventurado a coger mi polla. – Esta misma polla que yo ahora me estoy clavando en lo mas profundo de mi coñooooooooooooo – gimió mi tía mientras se corría para mí.
Le conté a mi tía mientras la hacía girar sobre el colchón y ahora era yo el que estaba sobre ella, mientras me empezaba a mover sobre ella le conté como la mano de Elena tras provocarle su tercer orgasmo como con sus dos manos había agarrado mi polla y me hebia empezado a pajear. Le conté a mi tía como la mirada de Elena se clavaba en la mía mientras sentía la dureza de mi miembro y mordiéndose el labio inferior se sentía satisfecha de atraer mas ella a un chico como yo que su joven hija. Le conté a mi tía mientras no dejaba de clavarme en su interior como Elena con sus dos manos agarrando mi polla se corrió en mi mano por cuarta vez. Mi tía en ese mismo instante se corrió para mi. – Clávate en lo mas hondo de miiiiiiiiii – gimió mi tía mientras yo me quedaba clavado en lo mas profundo de su ser y notaba como su vagina se contraía para mi y como su útero abrazaba mi glande. – Dios sobrinooooooooooooooooooo que gustooooooooooooooooo – chillo mi tía mientras se dejaba vencer por la corrida que acababa de tener.
En ese momento mi tía de nuevo me hizo girar y poniéndose sobre mi empezó de nuevo a follarme ella moviendo sus caderas exageradamente haciendo que mi polla se frotase por toda su pared vaginal. – Sigue contándome – me gimió ella mientras no paraba de moverse sobre mi y llevaba mis manos a su culo.
Le conté como en ese momento la hice ponerse de pie y dejando s pierna a un lado le clavaba la polla en su maduro coño después de apartar sus braguitas a un lado. – Ni siquiera has dejado que se bajase las bragas – me dijo mi tía mientras ponía sus manos sobre mi pecho y no paraba de montarse sobre mi polla. Se la he clavado durante un cuarto de hora tía – le confesé y le he regalado un nuevo orgasmo – le confesé. – Como a mi ahora sobrinooooooooooooooooo – me dijo mientras se quedaba clavada sobre mí.
Mi tía reanudo sus embates sobre mi polla mientras yo ahora me incorporaba y me deleitaba con los grandes pezones de mi tía. – Así que le diste un principio de follada – me susurro mi tía mientras había hecho que me tumbase de nuevo sobre la cama y ahora mientras estaba follando sobre mi ponía mis tetas a la altura de mi boca para que siguiese chupando sus tetas.
Tía cuando se ha corrido ha tenido un momento de duda, creo yo, ha dudado sobre si seguir dejando que la follase o acabar de otra manera – le confesé a mi tía. – No me ha dejado seguir tita, se ha bajado al pilón y ha empezado a chupármela mientras me hacia sentarme en la silla – le confesé a mi tía. En ese momento ella se desacoplo de mi y descendiendo hacia mi polla empezó a chupármela. – Si tita como tu estas haciendo ahora – le dije mientras de igual manera mi mano apartaba el pelo de la cara de mi tía.
Mi tía en ese momento empezó a chupármela y mientras yo le contaba como Elena me la había chupado de una manera u otra, lo que había hecho con su lengua, o como había acompañado con su mano la mamada mi tía repitió los mismos movimientos. – Tía al final me ha dicho que nunca se había tragado la corrida de ningún hombre pero que la mía se la iba a tragar y que esa noche se iba a ir a su habitación con toda mi corrida en su estómago – le susurre a mi tía mientras en ese momento me corría en la boca de mi tía y ella de igual manera que Elena se tragaba mi corrida.
- Así, así, tía – le dije. Así lo hacen las buenas zorras – me contesto mi tía una vez me hube vaciado dentro de su boca y ella se lo había tragado. – Desde luego que si – le respondí y tu eres la maestra de todas – le sonreí a mi tía mientras por segunda vez en la noche otra mujer me besaba con el sabor de mi corrida en su boca.
Tras aquella buena follada y desquite con mi tía nos dirigimos a la ducha. Mi tía y yo nos duchamos juntos y al salir mi tía hizo una video llamada con Maina en la que mi tía dando las pautas a seguir a mis primas Isa y Raquel ayudaron a mi negra a correrse en la boca de ambas mientras en otro móvil veían los videos de Elena y mi tía desnuda daba las pautas a seguir para el resto del dia.
Después de colgar mi tía me pregunto si quería dormir y la verdad es que no tenia sueño apenas… Mas de una vez me había ido a trabajar algún viernes del tirón después de haber salido todo el jueves por la noche y supongo que mi cuerpo estaba acostumbrado a robarle algún que otro dia de sueño. – Tus tres mujeres me han pedido que sea yo la que paute un poco las normas a seguir cuando tu no puedas atenderlas – me dijo mi tía mientras bajábamos a desayunar.
Al salir del ascensor el reloj que había justo en frente del mismo marcaba las 11 de la mañana en la recepción nos encontramos a Jacinto y a Elena junto con su hija que se disponían a hacer el check out ya que a las doce cogían el vuelvo de vuelta a Madrid. Jacinto me agradeció haber acompañado a su hija a la habitación del hotel al salir y se despidió de mi hasta el lunes. Jacinto se adelantó con mi tía para comentar algunas cosas y mientras la hija se sentaba en uno de los sillones que ayer estaba su madre Elena quedándose a mi lado me susurro mientras se percataba que tanto mi tía como su marido estaban lo suficientemente lejos como para no oírnos – Me encanto disfrutar de tu compañía anoche – me susurro. – No sabes las ganas que tengo de repetir tranquilamente en Madrid – me dijo de nuevo mientras acercándose a mi me daba dos besos. – Te prometo que te compensare no haber podido disponer por completo de mi anoche – me dijo mientras me daba el primer beso. – No te creas que anoche me quede con ganas de nada disfrute tremendamente de ti, todo lo que quieras que hagamos será un placer hacerlo realidad – le susurre mientras ella me daba el segundo beso. Al apartarse de mi me miro ruborizada mientras veía su mirada centellear.
Después de despedirnos mi tía y yo nos encaminamos a desayunar. Sentándonos en la cafetería mi tía me conto que Jacinto le había dicho que esta tarde tendría reunión con los dos socios y era muy probable que hubiese cambios en la empresa para ella. Mi tía parecía pletórica y ansiosa a la vez.
Desayunamos y como a pesar de que el verano era patente la brisa marina era fresca. Mi tía me dijo que si me apetecía bajar a Soto grande y allí coger el barco de un amigo suyo. Le dije que me parecía una idea perfecta. Así que sin más dilación mi tía y yo subimos a la habitación a coger las cosas para un a dia de playa lo cual básicamente se componía de coger la toalla un bañador y poco más.
Bajamos de nuevo a la recepción del hotel y mi tía pregunto por el coche de alquiler a cargo de la empresa que habían dejado para poder movernos a nuestro aire. En ese momento el recepcionista le entrego a mi tía las llaves del coche y salimos al aparcamiento del hotel. Me quede de piedra cuando vi el coche que había alquilado mi tía. Se trataba del Ferrari California edición 2017. – ¿Este coche has alquilado? – le pregunte a mi tía mientras ella pulsando el mando hacia que la puerta del copiloto se abriese. – Si soy una reina en la empresa me tratan como una reina – me dijo mi tía mientras sentándose en el asiento del copiloto me invitaba a conducir. No me lo podía creer, mi tía, ¡había alquilado un Ferrari!!!!!!. Pulse el motor de encendido y saliendo del aparcamiento nos sumergimos en el trafico de la carretera de la costa. Mi tía de camino llamo a su amigo y le dijo que sin problema podríamos coger el barco si alguno de nosotros tenia licencia de patrón y si no se encargaba él de buscarnos una tripulación. – No te preocupes yo tengo licencia de patrón – le dijo mi tía. A continuación, su amigo le dijo que le dejaba el barco en el amarre de puerto y las llaves del mismo en capitanía de puerto para que pudiese recogerlas ya que él estaba en Suiza.
- Tía me eres una caja de sorpresas – le dije mientras colgaba el teléfono y me decía que todo estaba solucionado. – Alucino contigo – le confesé. – Sobrino hay que tener recursos – me dijo mi tía mientras nos acercábamos a Soto grande.
Al llegar pasamos a una urbanización cerrada en la que las calles no eran calles si no canales de agua en los que en vez de circular coches circulaban embarcaciones de quince a veinte cinco metros de largo (o manga como diría a partir de entonces). Llegamos a capitanía de puerto y mi tía no tardo ni cinco minutos en salir del edificio con las llaves del barco mientras siguiendo a uno de los trabajadores nos acompañaba hasta el velero de su amigo.
Mi tía y yo llegamos al barco y descalzándonos en la pasarela subimos al mismo. – Desde luego menudo amigos tienes tía – le dije mientras dejaba la toalla al lado del timón. – Srta. * - dijo uno de los trabajadores de puerto. – Si – dijo mi tía acercándose a la popa del barco. -Por favor no salgan aun de puerto ya que le van a traer del restaurante **** el catering para que puedan pasar el dia en el mar – le comunico.
Mi tía y yo esperamos hasta que nos trajeron el catering y mientras nos distrajimos con las fotos que nos iban mandando Maina, Isa y Raquel. Me mori de risa cuando Elena me mando un mensaje en el que decía “Mi hija me acaba de preguntar si eres gay”. “jajajajaja” ponía a continuación ella.
Unos minutos después el catering por fin aparecía y yo me cai de culo cuando vi quien los acompañaba ….