Trabajando con Tia Laura 10

Nos vamos a Marbella y de camino mi tía y yo jugamos y nos lo pasamos genial

Apenas había dormido un par de horas y sentí como la mano de mi tía me mecía para hacer que me despertase. – Vamos “sobri” hora de despertarse – me susurro mi tía mientras esperaba a verme abrir los ojos para saber fehacientemente que me levantaba.

Me desperté y vi como a mi lado dormidas y abrazadas, yacían mis primas. Tanto Raquel como Pirsa estaban profundamente dormidas y con cara de satisfacción.

Bajé desnudo como estaba, al piso de abajo, y dirigiéndome a la cocina me encontré con mi tía que desnuda al igual que Maina me esperaban para desayunar acompañadas por Paqui que nos contó que ese dia por la tarde nos abandonaba unos días para volver a Santander y preparar con su abogado todo el tema del divorcio.

Nos sentamos los tres a desayunar mientras hablábamos de la noche anterior y de lo excitante que había sido. Maina me dijo que me recordaba de haberme visto con esa edad por casa de mis padres y que incluso recordaba el dia en el que en el ascensor mientras ella subía a su casa había notado como mi mano había pasado de su rodilla y subido por su muslo interno hasta llegar a tocar sus braguitas por dentro de la falda. – Ese dia decidí que haría que surgiese la oportunidad de convertirme en tu mujer – nos contó Maina mientras se metía debajo de la mesa al percatarse de que al contar la historia mi polla se había empalmado y Maina no quería renunciar a su polvo mañanero.

Como si aquello fuese lo más normal del mundo mientras la cabeza de Maina emergía entre el espacio que quedaba entre mis piernas y la mesa la boca de Maina alojo mi polla y empezó a colmarme de placer. – Debemos salir como en media hora – me dijo mi tía mientras terminaba de desayunar y dejando las cosas en el fregadero iba a su casa a prepararse.

Le dije a Maina que me acompañase a la ducha. Nos metimos en el baño de la planta de abajo y comenzando a ducharme coloque a Maina entre la pared de la ducha, yo la coloque de espaldas a mí y poniéndome en cuclillas repetí aquel movimiento que le había hecho en el ascensor años atrás. Desde su pantorrilla mi mano izquierda fue subiendo por el interior de su muslo derecho hasta llegar a su pubis. – Me encanta que te acuerdes del primer dia que te toque – susurre en su oído mientras me incorporaba y pegaba mi pecho a su espalda sin apartar mi mano de entre sus piernas. – Ese dia al sentir tu mano supe que desde ese instante seria tuya – me confeso mientras bajando su mirada giraba el cuello para mostrarme su cara. – Siempre seré tuya y mi única misión en esta vida será colmar todos tus deseos – susurro mientras girándose me abrazaba. – Desde ese dia al sentir como tus dedos recorrían mi piel supe que no sería capaz de negarte nada y que a pesar de mi timidez tendría que luchar por ver el momento de poder entregarme por completo a ti como ya por fin he hecho – me dijo antes de besarme levemente en los labios y girándose de nuevo inclino su cadera hasta que su culo contacto con mi cadera suavemente. – Tómame por favor – susurro. En ese momento dirigí mi miembro a su entrada, mientras mi mano acariciando su cadera araño suavemente esta para llegar a su clítoris y proporcionarle un doble placer. Aquella mujer no dejaba de sorprenderme mostrándome hasta qué punto me amaba y clavando toda mi virilidad dentro de ella disfrutamos los dos de nuestros cuerpos mientras el agua de la ducha nos refrescaba a los dos.

A las nueve y media de la mañana habiendo terminado de desayunar, ducharme y disfrutar del cuerpo de mi negra pulse el timbre de la casa de mi tía.

Esta me abrió la puerta y tomando yo su maleta nos dirigimos a la calle. Cogimos un taxi en la puerta de la casa y nos dirigimos a la estación de tren. Durante el viaje en taxi mi tía me fue aconsejando sobre cómo debía de comportarme con unos y otros durante la cena que tendríamos esta noche. Llegamos a la estación de tren y Jacinto llamo a mi tía al móvil le dijo que él, su mujer y su hija iban a ir en avión y que nos veíamos en el hotel


mi tía le dijo que perfecto.

Mi tía odiaba volar en avión así que por eso nosotros íbamos en tren. Nos subimos en el tren y como no podía ser de otra forma íbamos en preferente. Apenas dos o tres personas más viajaban en el mismo vagón que nosotros. Mi tía me explico que al ser viernes ese vagón iba vacío porque la mayoría de la gente que lo usaba eran empresarios y los viernes apenas había reuniones de trabajo.

Mientras empezábamos a salir de Madrid en el tren mi tía me conto que Maina la tenía sorprendida. Era increíble lo camaleónica que era aquella mujer y lo que era capaz de conseguir solo hablando y follándote con la mirada. Mi tía me conto que le encantaba la situación y lo que lo estaba disfrutando. Mi tía me dijo que desde hacía unos días estaba disfrutando por fin plenamente su vida. Me dijo que le encantaba lo bien que lo pasábamos.

Mientras empezábamos a introducirnos en las llanuras manchegas mi lívido despertó de nuevo. Me fije en mi tía. – Estás preciosa – le dije sacándola de sus pensamientos. – Tu también sobrino – me susurro mientras apoyando el dorso de su cara em mi hombro miraba hacia arriba y sus ojos buscaban los míos. – Tía estoy encantado de poder decirte que estoy enamorado de ti – le susurre mientras mi tía al oírme me sonreía y recorriendo los últimos centímetros que nos separaban me besaba. – Yo también te amo sobrino, a ti y a mis tres esposas – susurro mi tía al dejar caer su cara de nuevo a mi hombro. – Te amo y me encanta saber que me puedo entregar a ti completo – me susurro. – No sabes lo que me ha reconfortado saber en estas semanas que las cuatro te hemos amado en secreto durante todos estos años y por fin hemos podido confesarte nuestro amor prohibido – me susurro mi tía mientras hablaba en mi hombro.

No pude ni quise evitar en ese momento buscar de nuevo los labios de mi tía y volver a besarme con ella. –Tía se está despertando mi a lívido – le confesé mientras mi mano inevitablemente tocaba su pecho por encima del sujetador. – Sobrino lleva tu mano a mi entre pierna por favor – me susurro de nuevo mi tía mientras metiendo mi mano por la cremallera de su pantalón me percate de que mi tía no llevaba ropa interior. – Me he puesto muy cachonda esta mañana cuando he visto como Maina te la chupaba y como estos días vas a estar a solas conmigo he pensado disfrutar de ti después – me gimió de nuevo en mi oído mientras volvía a besarme.

Mi tía llevaba una camiseta verde y una chaqueta que había dejado en el asiento de al lado nuestra, amén de sus pantalones de traje entallados y unas sandalias de tacón que le hacían resaltar un culo respingón precioso. – Tía solo con verte me dan ganas de entrar en ti y no salir – le dije mientras mi tía sentía como mis dedos la penetraban por completo. – Que gustazo sentirte “sobri” – me susurro de nuevo mientras alejándose lo justo de mí, sus ojos recorrían los míos. – Sigue “sobri”, sigue – me pidió mi tía mientras sentía como mi mano la masturbaba sin parar. En ese momento mi tía se levantó la camiseta por encima del sujetador y tirando de la copa de este hacia abajo me invito a comerme sus tetas mientras entre los asientos miraba si venia alguien o no. – Sigue, sigue – gemía mi tía mientras mi mano la trabajaba dentro de sus pantalones. Momentos después las piernas de mi tía aprisionaron mi mano y apretando los dientes mi tía se corrió en mi mano.

Mi tía me volvió a besar y continuó disfrutando de los latigazos del orgasmo. – Desde luego que tiene su morbo eso de tener sexo fuera de casa – me dijo mi tía sonriéndome y volviendo a besarme. – Ya me conto mi hija lo bien que se te daba follar en los trenes – me confeso mi tía. Mientras mirando de nuevo tanto a la parte de delante del vagón como a la de atrás veía como las dos únicas personas que quedaban en el vagón se levantan para desaparecer camino de la cafetería.

Mi tía espero asomada al pasillo a que estas dos personas, saliendo del vagón, cerrasen la puerta y mientras sin ni siquiera volverse a mirar hacia mí, mi tía llevo sus manos a los pantalones y desabrochando el pantalón sus pulgares se metieron por la tira de la cadera para arrastrando el pantalón dejar su culo a mi vista. – “Sobri”, ha llegado el momento de que me folles – me susurro mi tía mientras con los pantalones bajados a medio muslo bajaba su pierna izquierda para apoyarse en el suelo y la derecha contrayéndola la llevaba su rodilla a la altura de su pecho para poder echar su cadera hacia atrás y dejar así su coño a la disposición de mi polla. Me gire un poco hacia ella y pasando mi glande por su ano mi tía elevo un poco la cadera a fin de permitirme que me pudiese clavar dentro de ella. Con mi mano izquierda acaricie suavemente el clítoris de mi tía y está en leves susurros empezó a gemir. – Que gusto sentirte – me murmullo. – Sigue – me pidió mi tía mientras sentía el comienzo de mi glande apoyado a la entrada de su vagina.

Poco a poco agarrándome a la cadera de mi tía empecé a penetrarla suavemente introduciendo solo la mitad de mi miembro dentro de ella ya que la posición no era la más idónea para una penetración completa. Mi tía se agarraba con sus dos manos al reposabrazos del lado exterior y disfrutaba de mis embates en su interior. Mi tía contenía sus gemidos y disfrutaba del morbo del momento al estar en un vagón de tren. – Te gusta sentirme – le susurre mientras mi mano izquierda abandonaba su clítoris para colándose por debajo de su camiseta y su sujetador llegar a hacer contacto directo con su pecho. – Uuuum me encanta que me folles – gimió intentando cruzar su mirada con la mía.

Por un momento más continuamos de esa manera y mi tía rego mi polla con su segundo orgasmo. – Que gustazo tenerte dentro de mi – me dijo saliéndose de mí y en ese momento subiéndose los pantalones giro para volver a sentarse a mi lado. La mano de mi tía se dirigió a mi polla y pasando la yema de sus dedos por mi glande empezó una rica paja. – Me encantaría que te volvieses a correr con la misma cantidad que le echaste anoche a tu prima Isabel – me susurro mi tía mientras inclinándose la lanzaba a comerme la polla. – Uuuf tía es que lo de anoche fue muy morboso – le respondí. – ¿Sabes que yo también tengo sueños así? – me confeso ella. – Pues cuando quieras lo hacemos realidad – le respondí. – Solo tienes que contármelo y nos dejamos llevar – le dije yo mientras ella hundía en su boca mi polla lo máximo que le permitía su garganta. Mi tía asintió con la cabeza mientras suavemente su lengua dibujaba círculos en mi glande.

– ¿Qué te parece si empezamos ahora? – me pregunto dejando salir mi polla de su boca. – Me parece perfecto – le respondí mientras mi tía me ayudaba a guárdame la polla en los pantalones. – ¿Te puedo hacer una pregunta? – me dijo. Yo por respuesta asentí y ella tomando aire como pensando la manera de hacerme la pregunta comenzó a hablar. – Alguna vez has estado con chicas de tu edad? – me pregunto. – Algún intento ha habido, pero entre la inexperiencia, el tamaño de mi ... “ya sebes” – le dije mientras me señalaba mi polla a la vista antes la imposibilidad de abrocharme el pantalón. – Siempre han sido experiencias nefastas – le confesé. – Hasta que me acosté con la prima Gema y para mi esa noche se convirtió en la mejor de mi vida. Me tomé un segundo – Fue fantástico para mí, por fin, cuando con quince años por fin conseguí penetrar una vagina, sentir como esta abrazaba mi polla y como por fin la chica que me recibía con las piernas abiertas no sentía la más mínima molestia y además me quería y sabía cómo llevarme al recibirme en su interior. En ese momento todo era gozo y placer y una sensación que nunca antes había sentido. Así que pensé que, si con las mujeres mayores que yo podía disfrutar de ellas y ellas de mí, aunque fuese más difícil llamar su atención, a ellas se dirigirían mis atenciones – sentencie mientras no apartaba mi mirada de la suya. – Todo el mundo pensaba que tener una polla de veinticuatro centímetros es una bendición, pero créeme que a veces ha sido un calvario – le dije mientras sentía como su mano masturbaba mi polla.

Mi tía me beso y en ese momento sentí como su boca buscaba la mía. – Ahora te entiendo “sobri”- me respondió ella. Mientras ahora su boca buscaba mi polla mi tía comenzaba a comérmela. – Es enorme y es una delicia, que lo sepas – me susurro mi tía. Sentir como la boca de mi tía alojaba algo más de la mitad de mi polla fue un placer. – Tía no sabes la de veces que intenté de manera infructuosa atraer tu atención – le confesé. – Me encantaba sentarme contigo en el porche a hablar por las noches y perder mi mirada en tus piernas – le susurre mientras su boca subía y bajaba a lo largo de mi polla. – Me hubiese encantado que alguna de esas noches hubieses entrado en mi habitación o que allí en el porche me hubieses enseñado tus pechos – le gemí mientras sentía como su lengua recorría ahora mi glande. No sabes cómo me hubiese encantado que me hubieras follado alguna de esas noches o me la hubieras chupado como me la estas chupando ahora mismo tía – le susurraba mientras ahora mi mano marcaba el ritmo de la mamada. – Es una delicia sentir tus labios tiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – le dije mientras ella notaba que me corría en su boca y cerraba los labios entorno a mi polla para alojar toda mi corrida. Mi tía dejo que me vaciara por completo dentro de su boca y se tragó toda mi corrida sin dejar escapar nada. Mi tía dejo escapar mi polla entre sus labios cuando está ya había perdido gran parte de su rigidez y por lo tanto ya me permitía guardarla dentro del pantalón.

Mi tía elevo su cara y la dejo a la altura de la mía. Por un momento abrió la boca y me dejo ver como en ella albergaba toda mi corrida. A continuación, la cerró y pude ver como su garganta hacia el movimiento de deglución y hacía que toda mi simiente resbalase por su garganta en dirección a su estómago. – Delicioso sobrino – me susurro mi tía. – Ahora vamos a pedir algo que la boca me sabe a polla – me susurro mi tía mientras me besaba en la mejilla. – Me encanta como me conviertes en “tu” guarra – me susurro mi tía mientras antes de levantarse se abrochaba el pantalón y saliendo andando por el pasillo yo la seguía.

Seguir a una mujer que amen de poderosa tiene un cuerpazo te hace sentir a ti de igual manera porque en tu interior sabes que esa mujer se ha entregado a ti. Caminar por aquel pasillo y ver como la mirada de todos los hombres se fijaban en el culo de mi tía al pasar y como la follaban con la mirada me hacían sentir orgulloso. Ver como al llegar a la cafetería y como la mirada de todos los hombres recorrían de manera disimulada con lascivia las tetas y el culo de mi tía me hizo apoyarme detrás de ella y susurrándole al oído decirle – Ves como todos los hombres de este vagón te están follando con la mirada. Estoy seguro que todos harían cola para follarte y correrse en tu cara – le dije a mi tía. – Ya, pero cariño ese privilegio solo lo tienes tu – me confeso mi tía de igual manera en un susurro en mi oído.

En ese momento mi tía pidió unos refrescos y algo de picoteo mientras en una de las baldas laterales del vagón nos apoyábamos a disfrutar de lo que habíamos pedido. – Esta noche voy a estar espectacular para ti, quiero que sepas que desde que comencemos la cena hasta que acabemos solo estaré pensando en ti sobre mi mientras siento toda tu polla dentro de mi coño – susurro mi tía haciendo que el hombre que estaba detrás de mi oyese todo lo que ella me decía. En ese momento me fije como mi tía se empezaba a encender. – No sabes cómo te necesito – me dijo mientras ahora sus dientes se apretaban suavemente contra mi lóbulo. – No te imaginas el conjunto de ropa interior que me he comprado para que me lo arranques a bocados mientras me destrozas a pollazos – me susurro de nuevo mientras veía como el hombre que estaba detrás de mi cada vez se ponía más nervioso. – No sabes cómo sueño con que tu polla me destroce por todos lados, que te folles mi coño, que te comas mis tetas mientras te chupo la polla, que me revientes mi culito y que te folles mis tetas de puta – continuo mi tía hablando suavemente denotando lo excitada que estaba. – Y si por lo que sea contigo no me satisfago pienso dejar que me folle el primero que me escuche y sepa lo cachonda que estoy – dijo mi tía mientras en ese momento sentía como el tío que estaba a mi espalda salía apresurado hacia la puerta del vagón para volver a su sitio. Con tan mala suerte que tropezó y cayendo de culo nos enseñó tanto a mi tía como a mí que tenía una gran mancha en la entre pierna del pantalón. – Míralo – me dijo mi tía mientras su mirada no se apartaba del hombre que en posición sentada yacía en el suelo ante el ridículo propio de haber tropezado. – Se ha corrido solo con oírme – me susurro mi tía mientras al girarse sentía como su pecho izquierdo rozaba todo mi pectoral. – Ves por eso me encantas que te excite follarme y me encanta entregarme a ti – me dijo mi tía mientras sentía como se paraba y dejaba su pezón clavado sobre mi - Solo tú sabes follarme y hacerme tuya no solo en cinco minutos si no en horas – me dijo mi tía mientras a aquel tipo lo ayudaban a levantar entre un par de personas mi tía recorría con mi mano a ojos de este hombre toda mi polla. – Eres muy especial “sobri”, para mí siempre lo serás – me susurro mi tía. – Siempre para mi serás mi hombre, nunca lo olvides ¿vale? – me dijo mi tía mientras salíamos del vagón de camino a nuestro asiento a recoger nuestras cosas porque ya estábamos llegando a Málaga.

Al llegar a la estación mi tía me sugirió que la dejase ser mi guía. Yo por supuesto le dije que por mi sin problema. Mi tía y yo dejamos en la consigna de la estación nuestras maletas. Y viendo que apenas eran las doce de la mañana nos fuimos al museo Picasso de Málaga. Acompañe a mi tía y juntos disfrutamos del arte de este museo. Mi tía y yo fuimos comentando las obras y hasta cerca de medio dia estuvimos disfrutando de la ciudad. Al salir mi tía me dijo de comer en un restaurante que se llamaba “El Pimpi” y mientras disfrutábamos de la gastronomía de la ciudad nos deleitábamos con las vistas de la Alcazaba y del teatro romano de Málaga.

Tras una deliciosa comida mi tía me sugirió que lo mejor era ya acercarnos a la estación recoger nuestro equipaje y poner camino a Marbella. Así lo hicimos mientras empezábamos a recibir las fotos que tanto mi prima Raquel como Isa y Maina se hacían y nos mandaban al grupo de WhatsApp que habíamos creado. - ¿Te pone cachondo ver a mi hija y a tu prima follarse mientras tu otra mujer las graba? – me pregunto mi tía cuando Maina mando al grupo el primer video de polvo que se estaban dando Isa y Raquel. – Desde luego que si – le confesé. – Ahora en el hotel lo arreglamos – me dijo mi tía mientras subíamos al taxi. – Al hotel * - dijo mi tía al taxista mientras este desde el retrovisor recorría las piernas de mi tía. – Jacinto, tu padre acaba de llamarme me ha dicho que ha reservado dos habitaciones hijo – me dijo mi tía mientras su mirada se clavaba en la mía. – Espero que estén la una al lado de la otra – le respondí yo en el mismo tono mientras dejaba mi mano en su rodilla. – Mami, crees que querrá dormir siesta – le pregunte mientras mi mano ascendía de su rodilla a su cadera. – Seguro que sí, pero no la misma que tu – me respondió mi tía mientras el taxista veía como mi mano se colaba por la abertura de su cadera. El taxista no daba crédito. – Bebe tú vas a querer que cuando se duerma me vaya a dormir la siesta contigo – me pregunto ella. – Por supuesto que si – le respondí mientras mi mano se colocaba entre sus piernas por encima de la braguita y sentía como mi tía estaba completamente empapada. – Lo que me sobra ya sabes lo que es – le dije mientras entre la camisa y el pantalón dejaba ver la tira de arriba de sus braguitas. – Como siempre que duermo la siesta contigo, ¿no? – me dijo mi tía mientras en ese momento el taxista daba un volantazo porque se había cambiado sin darse cuenta de carril. – La verdad es que te veo muy preparada para la siesta – le dije a mi tía mientras ahora se veía la silueta de mi mano por debajo de la camisa de mi tía ascendiendo por su abdomen. – Si, pero ya sabes que me gusta que lo compruebes – me dijo ella cuando mi mano hubo llegado al nacimiento de sus pechos. – Lo sé – le respondí mientras mi mano se colocaba por debajo de la copa de su sujetador y la palma de mi mano agarraba por completo el pecho de mi tía sin llegar a abarcar ni un tercio del mismo mientras sentía entre mis dedos como el pezón de mi tía crecía.

Mi tía por un segundo cerro los ojos mientras yo sentí como el pezón de mi tía aún se ponía más duro. Mi tía llevo su mano por encima de la camisa a la mía y dejando entre ambas la camisa y la tela del sujetador la mano de mi prima atenazo la mía y sentí como sin haberla tocado mi tía se corría apretando de igual manera sus dientes y sus piernas como si estuviesen sincronizados.

En ese momento llegábamos a la cuna del lujo en pleno Puerto Banús y el taxista visiblemente nervioso no quiso no cobrarnos la carrera. Solo cuando de pie delante del maletero nos miró a ambos nos dijo – Ojalá yo hubiese tenido una madre como usted, tanto por su mentalidad como con su cuerpo – mientras el taxista me daba la maleta con una sonrisa bobalicona para que tapase mi erección.

El taxista salió del recibidor del hotel mientras un botones cargaba en un porta equipajes nuestras maletas para entrar en el hotel. Mi tía se acercó conmigo a la recepción e identificándose nos dieron una suite de lujo. – No te preocupes tenemos dos habitaciones – me dijo mi tía mientras el recepcionista del hotel al ver nuestros DNI se percataba de que de algún modo éramos familia. – Muy ben Srta. ***** la habitación está dispuesta y el coche vendrá a buscarla a usted y al caballero a las nueve y media de la noche para llevarla a su cena. De igual manera su coche de alquiler lo dejaran aquí mañana a las nueve para que pueda disponer de él – sentencio de manera ceremoniosa el recepcionista. – Muy bien por favor resérveme dos hamacas en el Beach Club de la piscina – dijo mi Tía. – Mi sobrino y yo disfrutaremos de las mismas hasta las ocho y media.

Subimos a la habitación mientras el botones ya había desaparecido con nuestras maletas. Supuse que ya tendríamos la suite asignada antes de llegar y el botones ya se había adelantado a nosotros. – Tengo un coche alquilado para poder movernos mañana a nuestro antojo – me dijo mi tía mientras subíamos en el ascensor.

Al llegar a la habitación entramos en un gran salón que se disponía con dos habitaciones en sus laterales cada una con su propio baño. Mi maleta estaba en una habitación y la de mi tía en la otra. – Ponte un bañador y bajamos a la playa hasta la tarde – me dijo mi tía mientras los videos de Magda, Bea y Paqui empezaban a descargarse en mi móvil.

Decidí desnudarme delante de mi tía mientras ella hacía lo propio delante de mí. – “Sobri” no me pongas el caramelo delante que no me puedo contener – me dijo mi tía mientras delante de mí mirando mi cuerpo se empezaba a masturbar. – ¿Sabes que me he corrido en el taxi? – me pregunto mi tía, sabiendo la respuesta, dejándome ver como de pie delante de mí, mi tía se penetraba con dos dedos así misma. – Joder tía desde luego es un espectáculo verte – le dije mientras mi polla se empezaba a despertar. – Verte a ti desnudo también es un espectáculo sobrino – me respondió ella mientras caminando hacia atrás mi tía entraba en su habitación, mientras, yo la seguía sin perder detalle de su cuerpo y mi tía no apartaba su mirada de mi polla que morcillona se mantenía en el máximo tamaño que alcanzaba. Mi tía se dejó caer en la cama mientras se seguía follando con su dedo anular e índice disfrutando del momento. – Sigue mirándome “sobri”, me encanta que me mires mientras me estoy haciendo un dedo viendo tu polla y cerrando los ojos te recuerdo follándome a mí – susurro mi tía mientras subía sus pies sobre el colchón y dejaba sus piernas flexionadas en los bordes del colchón.

Yo estaba apoyado en el marco de la puerta. Mi tía abrió en ese momento los ojos y viéndome allí apoyado se percató como yo ponía cara de estar sorprendido. Empezaba el juego….

  • Tía yo lo siento acabo de volver de la playa y he oído gemidos y pensé que te pasaba algo – balbuceé. – Tía no he podido evitar al estar viéndote así quitarme la ropa y disfrutar de ver tu cuerpo – tartamudee de nuevo. – Sobrino te estabas pajeando mientras me mirabas – me dijo mi tía mientras sensualmente se mordía el labio inferior. – Si “tita” veo todos los días tu espectacular cuerpo en la playa y ahora al verte desnuda no he podido resistirme- le confesé mientras salía hacia el salón.

Mi tía desde la habitación me llamo. – Sobri por favor ven aquí – me llamo. Yo en ese momento saqué una camiseta de la maleta y me la puse. Me encantaba hacerlo porque hace tiempo me percate que si estaba medio empalmado o empalmado al estar vestido de medio cuerpo para arriba al aparecer mi erección por debajo de la misma hacía que esta pareciese aún más grande.

Aparecí de nuevo bajo en marco corredizo de la habitación de mi tía. – Sobri sé que esto no está bien, pero si quieres verme, ya que estas ahí y estamos solos quiero que disfrutes de las vistas – me dijo mi tía mientras retomaba el dedo que se estaba haciendo. Mi tía de nuevo empezó a gemir mientras su mano acariciaba su clítoris con la mano izquierda a la vez que los dedos índices y anular de su mano derecha la penetraban. – Tía, ¿te puedo pedir algo? – le dije mientras ella abriendo sus ojos elevaba su cabeza para poder mirarme. – Tú me dirás sobrino – carraspeo ella. – ¿Puede acercarme?, me gustaría verte más de cerca – le confesé. – Esta bien – me dijo negando con la cabeza. – Ya total de perdidos al rio – me dijo con tono de estar avergonzada, pero con una sonrisa maquiavélica en su cara.

Me acerque a los pies de la cama de mi tía y me quede mirando todo el cuerpo de mi tía. – Eres preciosa – le confesé mientras mi mirada se perdía en el bamboleo de sus pechos por las pequeñas acometidas que mi tía se daba y como respuesta de los movimientos de su mano en su clítoris. – Tía eres preciosa – le volví a decir de nuevo mientras era incapaz de apartar la mirada de mi tía. En ese momento me hinque de rodillas delante de mi tía entre sus piernas. Veía perfectamente el asterisco que dibujaba el ano de mi tía y como de manera tímida asomaban los labios mayores de mi tía entre sus dedos. – Tía, ¿puedo tocarte? – le pregunte tímidamente. En ese momento mi mano fue directa al monte de venus de mi tía. – Tía estas muy mojada – le dije mientras mi mano empezaba a acompañar en la suya en la masturbación. – Si “sobri”, es que estoy muy excitadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – me dijo mi tía mientras se corría y lanzaba chorros de flujo sobre mi mano y resbalaban por el colchón.

Mi tía en ese momento se levantó del colchón y viniendo en mi busca su primera intención fue la de besarme, pero debió recordar que estábamos inmersos en que yo tenía quince años y debíamos ir poco a poco. – Bueno ya has visto como se masturba una mujer, este secreto debe quedar entre tu y yo, ¿de acuerdo? – me dijo mi tía mientras sin esperar mi respuesta se levantaba e iba a la maleta para ponerse un bikini. – Venga vístete y bajamos al Beach Club – me dijo mi tía.

En ese momento me dirigí a mi habitación y abriendo la maleta me percaté de que en efecto Maina no solo me había preparado una maleta perfecta si no que con el orden que le había dado a todo estaba perfectamente ordenado por orden de posible uso.

Me cambié y me puse un bañador normal una camiseta, la toalla y chanclas. En ese momento mientras salíamos de la habitación Jacinto llamo a mi tía para preguntarle si ya estábamos en el hotel y mi tía le dijo que si y que en ese momento nos encaminábamos al Beach Club. – Aaah vale perfecto pues ahora nos vemos – le dijo mi tía. – Esta con su mujer y con su hija en el Beach club – me dijo mi tía dándome a entender que nuestro plan de piscina quedaba en suspenso. – Supongo que haber estado a solas contigo habría sido más divertido – me susurro mi tía. – Pero ya sabes que estamos en viaje de trabajo – sentencio apesadumbrada mi tía.

Bajamos al vestíbulo del hotel y por los jardines del mismo nos encaminamos a la salida al paseo marítimo.  Mi tía llevaba su bikini negro puesto y encima de este una camisola blanca semi transparente que dejaba entrever lo que llevaba debajo. – Tía estas guapísima – le dije cuando cruzamos el paseo marítimo y dejando pasar a mi tía delante de mí vi entre las transparencias aquel hermoso culo del que era dueño mi tía.

En el momento en el que iba a llevar mi mano al culo de mi tía me llamo mi madre para ver cómo iba la vida. Le dije que me encontraba en Marbella con la Tía Laura para una cena de negocios y que ahora íbamos a disfrutar un rato de la playa. Mi madre me pregunto si sabía que tanto la prima Isa como la Prima Raquel se habían cambiado de piso y se venían a vivir justo debajo de mí. Le dije a mi madre que sí y que Maina mi asistente personal las estaba ayudando con la mudanza. Mi madre me pregunto cómo iba el trabajo y demás y yo mientras hablaba con ella me perdía en el bamboleo del culo de mi tía que andaba delante de mí. Mi tía al darse cuenta solo pudo mirarme y sonreírme al darse cuenta de mi cara dura.

Por fin llegamos al Beach Club y tanto mi tía como buscamos con la mirada a Jacinto. Este estaba en la barra tomando una cerveza y colgando la llamada a mi madre los dos nos acercamos a saludarle. Nada más llegar Jacinto saludo a mi tía y a mí me dio un abrazo y la enhorabuena. – Muchacho nos ha hecho ganar cinco millones de euros – me dijo Jacinto pletórico. – Menudo fichaje has hecho Laura – le dijo Jacinto a mi tía mientras acercándose a mí de igual manera me daba un abrazo dando varias palmotadas en mi espalda. – Bueno que queréis tomar – nos dijo Jacinto mientras se dirigía a mi tía. Ambos pedimos dos cocktail de la carta y nos dirigimos a las tumbonas donde estaba el socio de mi tía con su mujer y con su hija. Al llegar a las mismas no pude menos que quedarme petrificado ante aquellas mujeres.

Llegamos a una de los reservados que estaba en uno de los laterales de la terraza del beach club con una cabaña de cañas que constaba de varias tumbonas y una mesa entre cada una de ellas. Jacinto al llegar nos presentó a su mujer. Mi tía ya la conocía, pero yo al verla a pesar de lo que me había dicho mi tía me quedo petrificado por la belleza de aquella mujer.

Mi tía se acercó a saludarla y a mí me la presentaron como Elena aquella mujer parecía una copia de Natasha Henstridge , me acerque a ella y dándole dos besos me dijo – Así que tú eres Montero – mientras sonreía. – El gran salvador de la cuenta ***** - me dijo ella mientras se sentaba en la hamaca a tomar el sol. En las tumbonas que había al otro lado del reservado nos sentamos Jacinto, de espaldas a su mujer y en la tumbona que estaba más alejada nos sentamos mi tía y yo usando la mesa que quedaba entre las dos tumbonas para poner las bebidas.

Como digo estábamos sentados mientras yo permanecía a los pies de la tumbona mi tía permanecía sentada a la altura de la cintura mientras evidentemente mi tía y Jacinto estaban enfrascados en una conversación en la que yo apenas ni quería ni podía meter baza. Por el costado de Jacinto gracias a que llevaba las gafas de sol puestas me deleitaba viendo el maduro cuerpo de la mujer de Jacinto. Amén de la belleza de aquella mujer podía ver su espectacular cuerpo. Aquella mujer debía rondar como Jacinto los cincuenta a los cincuenta y cinco años, pero desde luego conservaba un cuerpo espectacular. Aquella mujer debía rondar el metro setenta y cinco, pelo largo y rubio como su clon, un buen par de tetas y unas piernas gruesas, aunque perfectamente torneadas que morían en un culo que a pesar de permanecer oculto al estar tumbada boca arriba en la tumbona se veía aún muy apetecible.

Mientras me encontraba escrutando el cuerpo de aquella mujer mi tía llamo mi atención y casi sin darme cuenta la conversación de pasar por mi lado me engullo por completo y en un muy breve lapso de tiempo me vi imbuido en una profunda conversación tanto con Jacinto como con mi tía sobre la campaña de publicidad de Maga. Jacinto nos estuvo enseñando en su Tablet varios videos de rodajes que habían realizado ya sobre la primera campaña de la empresa de Magda y mientras comentamos varias veces me levanté y me senté en la hamaca que ocupábamos mi tía y yo.

En una de las ocasiones que me senté seguimos hablando mientras sentía la extraña sensación de que una mirada me atravesaba. Sin mover la cara mientras hablaba con Jacinto mire en mi campo de visión intentando encontrar aquella mirada que sentía, pero nada…  Hasta que por fin mirando justo en frente de mi me percate de que Elena estaba ahora sentada a los pies de la hamaca y miraba hacia mí. No veía sus ojos ya que estaban ocultos tras sus enormes gafas de sol, pero sentía como aquella mujer me atravesaba con la mirada. De repente una suave brisa de aire empezó a soplar suavemente y en ese instante sentí como aquella brisa daba en mi glande…. No me había dado cuenta, pero por la pernera del bañador mi polla había decidido de mutuo propio salir a ver el dia que hacía. Por un momento la voz de Jacinto y de mi tía desapareció al igual que el ruido del gentío a mi alrededor y el mundo completo se paró mientras sentía como la mirada de aquella madura estaba clavada en mi polla que había aparecido por el interior de mi pernera izquierda del bañador.

Decidí, que como estábamos en la esquina más alejada de la terraza del beach club y arropados por una valla justo a nuestra espalda, aquella mujer se pudiese deleitar con las vistas así que continuando la conversación con Jacinto y mi tía continuamos hablando de las campañas, los anuncios, la publicidad, la gestion de redes sociales, etc. mientras cada vez que tenía oportunidad veía como Elena no apartaba la vista de mi miembro intentando ser lo más disimulada posible.

En un momento de la conversación mi tía se disculpó desapareciendo camino del baño y nos quedamos a solas Jacinto y yo. Viendo las bellezas que poblaban la playa y teniendo la sensación de que alguna de ellas eran scort de lujo Jacinto me lo confirmo diciéndome en voz baja – si necesitas una habitación para esta noche di en recepción que quieres que te den la habitación de “Lopez Tahúr 2” – me confeso Jacinto. – Yo luego cuando volvamos de la cena me quito a “la parienta” de encima y alguna de esas diosas me la llevo a la habitación de “Lopez Tahúr 1” – me dijo con una sonrisa irónica. – De vez en cuando hay que echar una canita al aire – me dijo Jacinto. – Yo ya tengo setenta años, ¿sabes? – me dijo él. – Pero te aseguro que con una pastilla azul no tengo ninguna diferencia contigo – me dijo riéndose sutilmente sin que su mujer se percatase de nada. – Te lo agradezco, pero no me apetece contratar los servicios de ninguna de esas chicas – le confesé a este. – Como veas – me respondió él.

Poco después mientras seguíamos hablando de otras cosas de nuevo apareció mi tía. Sutilmente mientras sentía la mirada de aquella madura clavada en mi a la vez que empecé a hablar con mi tía y Jacinto de nuevo aportando mis ideas, arrastré sutilmente la tela interior del bañador haciendo que mi miembro de nuevo quedase dentro del mismo y cruzando mi pierna por debajo de la otra hice que mi miembro no volviese a poder aparecer. Alguno de los presentes miro el reloj y diciendo la hora que era nos dispusimos todos a volver al hotel para arreglarnos para la cena.

Recogimos las cosas y en ese momento apareció Bea la hija de Jacinto y Elena. Aquella señorita desde luego había heredado la belleza de la madre Bea media entorno al metro ochenta, rubia con el pelo larguísimo, un escote que enseñaba dos enormes tetas operadas sin duda, un culo tonificado y unas largas piernas. Esta muchacha al verme se acercó y plantándome dos besos mientras doblaba exageradamente la espalda para que sus tetas apareciesen aún más grandes se mostró molesta al ver que no babeaba detrás de ella. Su padre nos presentó y ella en ese momento le dijo a su padre que se apuntaba a la cena de la noche mientras cogía su bolso y caminaba al lado de su madre desapareciendo del Beach Club. Jacinto nos dijo que subían ya a la habitación y mi tía dijo que como nosotros éramos rápidos en arreglarnos nos quedábamos un poco más en la playa.

Jacinto algo afectado por los cocktail y las cervezas que se había tomado le costó un poco salir de la tumbona y fue gracioso verle andar entre las hamacas. Mi tía se tumbó sobre la hamaca en la que estábamos y me pregunto que me habían parecido. Yo le conté el pequeño percance que había tenido con Elena en el que mi amigo el calvo había estado tomando el aire y mi tía se partió de risa. Me pidió que me la pusiese como había estado y yéndose ella a sentarse donde estaba Bea me confirmo que en efecto “había tenido las mejores vistas de la playa” – mientras de nuevo se moría de risa. - ¿Te de morbo verdad? – me pregunto mi tía. – Pues la verdad es que si me parece una mujer espectacular – le confesé. – Tienes cincuenta y seis años – me confeso mi tía. – Pues desde luego tiene un cuerpazo que algunas de veinte matarían por tener – le respondí.

Mi tía por encima de las gafas me miro. – Creo que tenemos media hora – me dijo. – ¿Puede venir mi quinceañero favorito? – me pregunto mi tía. – Te quiero decir una cosa tita ahora que estamos solos – le susurre. – Me ha encantado lo de la habitación – le sisee. – Y a mí me encantado que lo hayas visto – me confeso ella dejándome ver como se excitaba. – Vamos a hacer una cosa sobri tu siéntate en mi tumbona y yo me siento en la de en frente de ti – me dijo ella mientras se cambiaba de tumbona y la acercaba en la que yo me iba a tumbar.

Me tumbe justo en frente de mi tía y ella dibujo una sonrisa nerviosa en sus labios. – Dime, desde cuando llevas espiándome – me pregunto mi tía. – Desde hace un par de veranos tía – le respondí. – Siempre me encanta veros a las primas Isa, Raquel y Gema y a ti tita – le susurre. – Así que, pequeño guarrete, ¿nos espías a las cuatro? – me dijo mi tía gratamente sorprendida. Yo solo asiento con la cabeza. – Si tía me encanta miraros y no puedo apartar los ojos de vosotras – le confesé. – Me encanta veros cuando salís del agua y se os marcan los pezones en el bikini – tita le dije mientras miraba hacia abajo. – Bueno pues ya has conseguido verme a mí, ¿no? – me respondió ella. – Si la verdad es que me ha encantado que me hayas dejado verte – me respondió ella. – Ha sido muy excitante tía – le respondí. – Lo malo es que al final tu no has podido aliviarte – me respondió ella. – Si quieres podemos volvernos y te ayudo yo – me susurro ella. – Me encantaría Tita – le respondí.

Mi tía y yo nos encaminamos a la habitación y en menos de diez minutos ya estábamos en la puerta de la misma. Abrí la puerta y mi tía paso delante de mí. En ese momento mi instinto me decía que me abalanzase sobre ella, pero dado que estábamos haciendo que tenía quince años supuse que a esa edad me habría quedado parado mirándola.

Sentí como las manos de mi tía acariciaban mi torso por debajo de la camiseta y haciéndome levantar los brazos me sacaba la camiseta. Mi tía deposito un suave beso en mis labios y agarrándome de la mano me llevo a mi habitación. Entrando en ella mi tía se sentó en el borde de la cama y atrayéndome a ella me dijo – Ahora vamos a hacer lo que antes te has quedado con las ganas – me dijo mientras empezaba a desabrochar mi bañador.  En ese momento mi bañador resbalo por mis piernas hasta mis pies y la mano de mi tía muy suavemente comenzó a pajear mi polla. – Vaya sobrino que polla más bonita tienes – me susurro mi tía mientras veía como entre sus manos mi polla empezaba a crecer. – Pero muy qué muy bonita – susurro mi tía mientras se mordía el labio inferior y sus dos manos empezaban a pajear mi polla. –  Menudo pedazo de polla que calzas sobrino – me dijo mi tía mientras su mirada y la mía se cruzaban. – Sabes yo alguna vez también te he mirado en la playa, pero nunca pude imaginar que guardabas algo tan grande dentro del bañador – me susurro mi tía. – Tía me encantaría sentirte más – le susurre. – Así que ¿quieres follarte a tu tía? – me dijo mientras su lengua ahora lubricaba mi glande. – Si tita me encantaría follar contigo – le gruñí mientras sentía el placer que me daba su lengua por todo mi prepucio.

Mi tía estaba completamente cachonda, como yo. – Sobrino creo que ya suficiente estamos haciendo con que te haga una paja – me dijo mi tía mientras no paraba de masturbarme. – Soy tu tía y además soy una mujer casada y madre – gimió mi tía que había llevado su mano a su clítoris y empezaba a masturbarse. – Tía si me dejas yo te puedo hacer una pajita a ti mientras tú me la haces a mi – gemí de nuevo.

Mi tía por un segundo paro y mirándome a los ojos me dijo – Esta bien desnúdate y ponte boca arriba en la cama –. Mientras yo me arrancaba las chanclas mi tía se terminaba de desnudar y yo saltaba sobre la cama quedando boca arriba mientras sentía como mi glande botaba contra mi estómago. En ese momento mi tía se puso en paralelo a mi dejando su cara a la altura de mis rodillas mientras su mano se agarraba de nuevo a mi manubrio y mi tía llevaba mi mano a su vagina. – Mira aquí es donde tienes que tocarme para que me de placer – me dijo mi tía mientras llevaba mi dedo pulgar a su clítoris. – Miiiiiiiiiraaaaaaaaaaa tienes que moverlo tú, asiiiiii, asiii – me dijo mie tía mientras en los primeros movimientos la mano de mi tía me ayudaba a masturbarla. – ¿Así tía? – le dije mientras yo daba las primeras vueltas con mis dedos en torno a su clítoris. – Si, así, así, así mi vida – dijo ella mientras se derretía de placer. – Sigue, sigue – gimoteo ella.

Por un momento más ella continuo con la placentera paja mientras de nuevo mi tía se corría para mí. – Tía quiero saborearte – le dije ahora llevando mi boca a su coño y con mi lengua empezar a castigar su clítoris. Me quede como doblado sobre mí mismo mientras empezaba a comerme el coño de mi tía. Ella por respuesta se subió sobre mi cara y quedando boca abajo mientras yo me comía su coño mi tía empezó a tragarse mi polla. – Joder sobri que bien se te da – carraspeo mi tía mientras sentía como su boca ensalivaba mi polla. Mi tía sacándose mi polla de la boca mi miro y me dijo – Sobri córrete que quiero que te corras conmigo – mientras de nuevo volvía a engullir mi polla. En poco más de un minuto mi tía sintió como inundaba su boca con mi corrida y de igual manera sentí como mi boca se inundaba con los fluidos de mi tía. Mi tía espero a que terminase de descargar en su boca y con su boca llena de mi corrida mi tía termino de limpiarme la boca mientras por segunda vez en el dia se tragaba mi corrida. En ese momento aun con restos de mi corrida en su boca mi tía busco con su boca la mía e intercambiamos nuestros sabores. – Espero que lo hayas disfrutado – me dijo mientras ahora me cogía de la mano y me llevaba a la ducha. – Ahora vamos a asearnos – me dijo mientras abrí el agua de la ducha y denuda conmigo mi tía se metía en la bañera y empezaba a mojarme. Mi tía recorría con sus manos todo mi cuerpo me lavo por completo. – Sabes que esto es algo que debe quedar entre nosotros ¿verdad? – me pregunto. – Por supuesto tita – le respondí. – No te preocupes no le contare nada a nadie – le jure.

Mi tía se salió de la ducha antes que yo y al verla de pie delante del tocador no pude resistirme a apoyarme en su culo y dejar que toda mi “extensión” se apoyase sobre ella. – Oye no seas descarado – me dijo mientras echando su cadera hacia atrás mi polla era acogida entre sus nalgas. – Venga sobrino que no quiero llegar tarde – me dijo mientras se separaba de mí.

Salí del baño y dirigiéndome a mi habitación me vestí con unos pantalones de pinza cortos y una camisa de vestir mientras me colocaba uno de esos zapatos que imitan piel sin calcetines. Vamos iba hecho todo un pijo. Espere a mi tía en el salón de la habitación mientras terminaba de vestirse. Cuando salió se acercó a mi vestida. Definitivamente mi tía estaba impresionante verla vestida como estaba me hizo dar un salto en la silla. – Dime sobri crees que tu yo de diecinueve años se excitara mucho esta noche sabiendo como voy vestida a la cena – me dijo mi tía mientras daba una vuelta y me enseñaba por completo el conjunto que llevaba. – Tía con quince años, con veinte y con ochenta recordarte así vestida hará que mi polla siempre se ponga dura – le respondí. Mi tía se giró y volviendo a su habitación se terminó de poner el vestido azul largo de gasa que llevaría esa noche.

Saliendo de la habitación mi tía mientras me besaba en la mejilla me dijo – ¿Sabes que la chica que nos atendió en la tienda de lencería me dijo que tenía las mismas tetas que Mía Khalifa ? Lo único es que las mías son naturales y por lo que he visto las de ella parecen operados – me susurro mi tía.

Mi tía se encamino a la puerta y yo en ese momento me quede petrificado. – Tía no puedo ir – le confesé. – ¿Qué te pasa? – me pregunto preocupada. – Que no puedo ni caminar – le confesé mientras desabrochándome el pantalón le dejaba ver mi polla empalmada al máximo. Mi tía por un segundo mientras ya había girado el pomo de la puerta y había abierto esta como unos diez centímetros la volvió a cerrar. Camino hasta mí y poniéndose de rodillas delante de mí metió mi polla en su boca un par de veces. – A ver preciosidad tenemos que irnos por que tenemos un compromiso ineludible, pero en cuanto volvamos prometo ocuparme concienzudamente de ti – le susurro mi tía a mi polla.

Riéndome salí con mi Tía de la habitación y bajamos a vestíbulo. Al llegar nos llego a todos un WhatsApp con la ubicación del restaurante. En ese momento me dia cuenta de que el restaurante estaba a poco mas de trescientos metros caminando y en coche a algo menos de diez minutos. – Tía yo prefiero ir andando y así me doy un paseo (y de paso se me baja la empalmada que llevo) – le dije a mi tía. Esta me dijo que por ella perfecto. Que nos veíamos en la puerta.

Salí por la recepción del hotel y me guie por el mapa para ir por el paseo marítimo de camino al restaurante. – Espera – oí que decía alguien que venía corriendo detrás de mí. Me pare y al fijarme en quien me llamaba vi a Elena que presurosa salía del hall del hotel en mi dirección. – Prefiero ir andando contigo que escuchar a esos dos hablando de trabajo sin parar – me dijo ella mientras llegaba a mi altura. Mientras caminábamos al restaurante tuvimos el tiempo suficiente para mantener una agradable conversación y me di cuenta de que aquella mujer era completamente encantadora, me atrapo desde el primer momento y la conversación fluía de la manera mas agradable que os podáis imaginar. Era casi como hablar con mi tía.

Llegamos a la entrada del restaurante y Elena decidió entrar sin esperar ni a mi tía, ni a su marido ni a su hija. Yo por supuesto la seguí y entramos a la zona ajardinada que era donde nos esperaban los dos socios de mi tía. – Si admites un consejo, estate tranquilo, estos perros viejos ladran mucho pero ya no muerden nada – me dijo ella con una sonrisa torcida.

Llegamos a la mesa donde se encontraban los socios de mi tía y Elena me presento a los dos socios de mi tía y de su marido. En efecto tenía razón en que aquello era casi cómico. Aquellos dos octogenarios estaba claro que iban acompañados por dos putas de lujo de no más de veinticinco años y a pesar de ser las diez de la noche estaban ya deseando coger la cama.

Me presente a ambos socios y Elena me hizo una seña para que me sentase a su lado no sabiendo si era en busca de mi salvación o de la suya. – Yo con mi marido me llevo veinte años, pero lo de estos ya es de traca – me dijo en un momento en el que ambos hablaban con el camarero.

Por fin llegaron mi tía, Jacinto y la hija de este. En ese momento la conversación se centro en ellos y la hija de Jacinto se sentó en frente de mí. La cena comenzó y debido a que los dos vejetes estaban para dormirse dejamos la cena en unos entrantes que en poco más de lo que estuvieron servidos y consumidos a la mitad me di cuenta de dos cosas. La primera que aquellos dos hombres se estaban quedando dormidos allí sentados y segundo que la cena era una mera excusa para Jacinto para bajar a la playa a ver a sus putas en la habitación que me dijo en la playa ya que aquellos hombres apenas ni me miraron.

Tras despedir a los dos socios que dijeron que todo lo que pidiésemos lo apuntasen en su cuenta continuamos la cena quedándose algo mas agradable. Yo mantenía una muy agradable charla con Elena y Jacinto con mi Tía y con su hija.

Elena me confeso que le había escuchado decir que en mi primer dia me había famoso en la oficina al salvar una cuenta de las mas importante de la agencia que ya daban por perdida y que sabiendo que era el sobrino de Laura se había quedado asombrada ya que pensaba que era un enchufado más. Pero en unos pocos días había demostrado de sobra mi valía. – Por eso lo de presentarme a estos dos ¿no? – le susurre señalando a las sillas que habían ocupado los dos. – Bueno, ojalá fuese por eso – me respondió Elena con la tristeza dibujada en su rostro dándome a conocer que sabia de sobra los escarceos de su marido. – Solo te puedo dar un consejo si me lo admites – me dijo ella. – Nunca te conformes con el menor de los males – me dijo ella mientras de reojo una mirada de odio se clavaba en su marido.

De nuevo Elena y yo no sumergimos en una maravillosa conversación en la que saltábamos del arte a la política, la cultura, el teatro y el deporte. Elena me dijo que a ella le encantaba cuidarse y salir a correr, a montar en bici, hacer escalada y algunos otros deportes en los que coincidimos plenamente. En ese momento nos intercambiamos los teléfonos y hablamos de algún fin de semana en Madrid ir a escalar juntos.

  • Pues me parece una idea excelente – oí que decía Jacinto mientras se giraba y su mano golpeaba suavemente mi hombro. – Montero – me dijo atrayendo mi atención y sacándome de la maravillosa conversación que estaba disfrutando con su mujer. Me giré y por un momento pude ver la decepción en el rostro de elena supongo que al igual que en el mío. – Mira que estamos pensando que los “viejales” nos quedamos aquí y hemos pensado que mi hija y tú os podríais ir al puerto a tomar algo y así salís – me dijo Jacinto mientras aquello me caía como un jarro de agua fría. En ese momento mi mirada se dirigió a mi tía que vi como me suplicaba que aceptase ya luego tendríamos tiempo de que me pagase el favor.

Sobre las once y media salimos del restaurante y caminando fuimos al puerto. Desde luego aquella chica tenia un cuerpazo, pero sin embargo era una carcasa completamente vacía que no merecía la más mínima pena en conocer. Un par de veces me intento comer la boca, pero le hice dos quiebros profesionales que le quitaron por fin las ganas de un tercero. Aquella muchacha solo sabia ir haciéndose fotos para su Instagram y hablar de que estaba de moda, de que se bebía etc. Cerca de las doce y media de la noche aquella chica se había bebido hasta el agua de los floreros y empezaba a estar bastante ebria. Aquello ya era demasiado y decidí que lo mejor era volver al hotel andando y así de bajo a ver si le bajaba algo la castaña que llevaba.

Una vez que llegamos a la puerta del hotel me sugirió que la acompañase a la habitación y así lo hice. En la puerta de la misma dejo caer su vestido quedando completamente desnuda mientras caminaba hacia la cama. Por un segundo estuve tentando de entrar, pero decidí que lo mejor era cerrar la puerta y salir de allí que fue lo que hice.

Caminando al ascensor pensé en plantarme en la habitación que compartía con mi tía y en ese momento me di cuenta de que no tenia la llave así que bajé a la recepción. Cuando la puerta del ascensor se abrió en el hall del hotel me di cuenta de que un reloj que había justo delante marcaba la una de la mañana. – Joder un paseo de diez minutos se ha convertido en una vuelta de una hora con la borracha esta – masculle para mi mismo. Me dirigí a la recepción y pedí la llave de mi habitación. Al girarme me encontré…..