Torturando a mi ex mujer ayudado por mi amante
Juan y Sandra vuelven a Barcelona para reencontrarse con Paqui.
Tercera parte de Me gusta follar con mujeres chillonas y Follándome a la recién estrenada secretaria , mejor leérselas antes para entender mejor este, aunque se puede leer sin hacerlo.
Como cada vez que íbamos a Barcelona en AVE nos tocó un importante madrugón. A las 7 de la mañana estábamos ambos subiendo al tren que nos llevaría a Madrid. Si iba y volvía en el día no me importaba ir en el avión privado, pero si iba a pasar la noche siempre cogíamos el tren. Solo cuando sonaba el despertador me arrepentía de esa actitud ahorrativa si soy sincero, pero me gustaba mantener los pies en la tierra a pesar del dinero.
Ambos dormimos hasta que notamos que el tren se paraba en la estación barcelonesa. Un chofer nos esperaba en la calle. Nos dejó en el hotel, subimos nuestras maletas y nos dirigimos hacía la cafetería donde nos iban a presentar un proyecto sobre entrega de paquetes con drones. El proyecto era una mierda, una fantasía de los dos indocumentados que lo presentaban. Aquello ni tenía posibilidades técnicas, ni legales ni económicas.
Acabamos con los típicos, ya hablaremos, etc. y nos quedamos solos en la cafetería del hotel.
- bueno, ¿y de verdad hacía falta que viniésemos hasta Barcelona a ver a estos dos?
- Estos dos me la soplan, sinceramente. Vienen recomendados por Estrada, por lo que había que verlos, seguramente no tu, pero si yo. Y ya que tenía que verlos aprovechamos para jugar un poco esta noche.
- ¿qué se te ha ocurrido?
- Ni te lo imaginas.
- Dame pistas
- Hoy yo miraré.
Nos tomamos un café y pedimos la cuenta. Subimos a nuestras habitaciones. Sonia entró a la mía para que le diese una rápida comida de coño.
- es lo mínimo, hoy nadie me va a tocar – me dijo mientras se soltaba la falda y se quitaba las bragas.
Le lamí el potorro con ansias y por más de media hora mientras ella se apretaba sus pequeños pezones. Cuando acabé con ella la mujer no podía ni andar.
Aprovechamos lo que quedaba de mañana para hacer llamadas y actualizar cosas pendientes.
Comimos en el Borne en un lugar muy bohemio.
- apúrate con el café, tenemos una cita.
- ¿con quien?
- Calla y no preguntes.
Cogimos un taxi y nos llevó de vuelta al hotel. Sonia me condujo hasta la cafetería. Allí nos esperaba Paqui vestida muy discretamente.
- Buenas tardes Paqui – le dijo Sonia.
- Hola buenas tardes – dijo Paqui haciendo ademán de levantarse.
- No te levantes por favor. Te preguntaras para que he querido verte. Bueno hemos querido.
- Me lo imagino.
- No te lo imaginas, te lo aseguro.
- A ver.
- ¿desde cuando eres puta?
- ¿eso importa?
- ¿cuánto cobras?
- Lo sabes, 150 euros la noche.
- ¿Y se la chupas al primero que llega con 150 euros?
- Tengo 40 años aunque me conservé bien, la competencia es alta entre las chicas jóvenes. Es el mercado por decirlo de alguna manera.
- ¿Cuánto le pagas al de recepción?
- 30 euros por aviso.
- ¿Qué se juega el puesto de trabajo por 30 euros de mierda?.
- Bueno, de vez en cuando tengo que hacerle trabajos gratis al asqueroso del director de hotel para que haga la vista gorda, pero básicamente, si.
- Ya veo.
- Es lo que hay…
- Bueno, te ofrezco 1.500 euros.
- ¿Y por que me vas ofrecer 1500 euros si por 150 me podéis follar?
- Porque los 1500 nos dan derecho a hacer contigo todo lo que queramos.
- ¿A que hora?
- Tranquila pantera. Cuando digo todo es todo. Cualquier no, significa que no te llevas un duro. Nadie te obliga, pero si aceptas, aceptas.
- 1500 es lo que gano en dos semanas. Acepto, claro que acepto.
- Bien, pues a las 2 de la mañana te quiero en la habitación 1120. Te puedes ir, tu café ya lo pagamos nosotros.
Paqui se levantó y desapareció por la puerta.
- joder Sonia te oigo y me asustas – le dije.
- Asustado vas a acabar cuando acabe la noche. Te dejo que tengo que ir a hacer unas gestiones. He pedido un chofer a una empresa distinta.
- Como veas – le dije.
- Sube y descansa que lo vas a necesitar.
Subí a mi suite y después desnudarme, me metí en la cama a dormir un poco. Dormí más de dos horas hasta que sonó el teléfono de la habitación.
Dúchate, vístete y en media hora te espero abajo para ir a cenar.
Cuando bajé al hall, Sonia me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Cenamos en la zona alta de la ciudad. Una comida excelente unas vistas impresionante. Hay que ver lo bonita que es Barcelona. Es tal y como decía Serrat.
Nos tomamos una copa en el Mervellé más atraído por lo que contaba Loquillo en Cadillac Solitario que por el ambiente. Al final nos tomamos tres rondas y para cuando nos subimos en el Mercedes y el chofer nos llevó de vuelta al hotel íbamos más que contentos.
- Espérame en tu habitación – me dijo Sonia.
- ¿no habíamos quedado en tu habitación? – pregunté
- No, le he dicho a Sonia que vaya, no a ti.
- No entiendo nada.
- No tienes nada que entender. Ve a tu cuarto y espera.
Entre en la suite y me puse una copa. Ya llevaba lo mío, pero no tenía otra cosa que hacer.
Sonia entró 5 minutos después con una bolsa de deportes. De ella sacó una pantalla y un micrófono.
- vas a flipar.
- A ver, a ver.
En cinco minutos había conectado la pantalla y en ella se veía su salón con más o menos seis cámaras instaladas en ella que lo cubrían todo.
- las has escondido – le pregunté.
- ¿para qué?, pagamos por esto.
- Solo preguntaba.
- Cuando vaya a subir me avisaran desde recepción.
Sonia se puso una copa y esperó. Sonó el teléfono de la habitación. Sonia contestó.
- ya esta aquí.
Nos pusimos los dos a ver la pantalla y esperamos. Paqui entró mirando para todos lados. Sonia hablo por el micrófono.
- a ver zorra, desnúdate – Paqui empezó a quitarse la ropa mientras miraba hacia los lados. Se había afeitado el coño – encima de la mesa hay unas pinzas, póntelas en los pezones – eran pinzas de la ropa – no quiero que se las apriete poco – me dijo tapando el micrófono.
Paqui se frotó los pezones hasta que los tuvo crecidos. Se colocó las pinzas.
- ahora coge el plug anal, métetelo en el culo – Paqui cogió un tubo de lubricante y después de masajearse el ano empezó a meterse el plug anal de gran tamaño.
Paqui puso cara de dolor. Esperamos hasta que le cambió la cara.
- ponte a cuatro patas delante de la maquina enfrente tuya. Metete ese rabo en el coño – Paqui obedeció y poniéndose a cuatro patas cogió la polla de goma que salía de la maquina sexual allí instalada metiéndose la mano entre las piernas. Se metió el consolador en su coño. Se quedó inmóvil esperando.
Sonia metió la mano en la bolsa y sacó un mando a distancia. Sonrió y lo puso a tope. Paqui dio un respingo y un grito de sorpresa. La maquina funcionaba a toda mecha entrando y saliendo con fuerza de su coño. Al principio mi ex mujer aguantaba el tipo, pero según pasaba los minutos a pesar de lo que ella trataba de evitar empezó a correrse.
- un poco más despacio por favor – dijo Paqui entre gemidos – me vais a matar.
- ¿Quieres que baje la velocidad?
- Si por favor.
- Bueno, si quieres que baje la fuerza de la maquina me vas a contestar a unas preguntitas.
- Lo que sea.
- Esta bien. ¿Cuánto tiempo llevabas poniéndole los cuernos a Juan antes de dejarle.
- Ummmm, un año, más o menos.
- ¿y quien fue el afortunado?
- Mi jefe
- ¿Y como fue?
- Juan no me atraía sexualmente, a mi jefe le admiraba, era todo un triunfador. Un día me sacó a comer pues me veía distraída. Acabamos follando en el Pardo en su coche
- Ósea ni te llevó a su casa.
- Vivía en Villalba, estaba demasiado lejos
- ¿Y cuanto tardaste en repetir?
- Una semana después
- ¿Y la siguiente?
- Al día siguiente
- ¿Y a partir de ahí?
- Todas las semanas. Al principio era solo sexo, pero poco a poco empezamos a hacer un poco de vida en común. Íbamos a restaurantes caros, tomábamos copas en sitios de moda, me sentía una reina. AL principio me costó asimilar lo que hacíamos en la cama, pero después me di cuenta que me encantaba sentirme usada, sentirme sucia, ser su juguete sexual. No eran pocas las veces que entraba en su despacho con una libreta como para tomar notas y allí se la chupaba hasta que me atragantaba con su lefa.
- ¿Y no te da vergüenza contárselo a tu ex?
- Sino me hubiese visto prostituirme me moriría de vergüenza, pero ¿qué hay peor que eso?
- Ya lo veras… sigamos. ¿qué hiciste cuando te fuiste de casa – Sonia iba preguntando apuntado por mi.
- Monté a mi jefe toda la noche, me sentía libre de un hombre que no me daba lo que quería.
- ¿Y el resto de la semana?
- Le di mi culo. Luis había insistido pero yo me había resistido, pero fruto de la lujuría acepté darle mi culo
- ¿Y sabias que mientras te desgarraban el culo tu marido se había convertido en un hombre muy rico?
- Me enteré años después, en esos momentos solo quería sentir aquella polla entrando en mi cuerpo a abriéndome en canal.
- Pues te salió redondo hija – Sonia iba bajando la velocidad según Paqui hablaba - ¿Cómo acabaste de puta? – Paqui se quedó callada, Sonia dio un golpe de mando a distancia, Paqui dio un respingo.
- No tan fuerte por dios.
- Contesta.
- Nos pillaron a mi jefe y a mi robando.
- ¿cómo?
- Luis me pidió que falsease unas tonterías en la contabilidad, resultó que llevaba sisando 10.000 euros al mes y llegaba un momento que se notaba.
- ¿Cómo os pillaron?
- Fue una auditoria. Para cuando pensé que la cosa no iba a más, un día entró la policía en la oficina, nos esposo delante de todo el mundo y nos sacaron de la oficina de malos modos.
- ¿qué pasó después?
- Nos despidieron, nos enjuiciaron por estafa, el juicio salió un año después. Vivimos de los ahorros de Luis. Nos cayeron tres años a cada uno. Luis pasó 18 meses en Alcalá Meco y yo 12 meses en la cárcel de Ocaña. Intenté encontrar trabajo pero era poner mi nombre en google y que saliese todo. No hubo manera de conseguir nada. Cuando Luis salió nos trasladamos a Barcelona, en Madrid ya no teníamos nada. La casa de Luis había sido subastada, los ahorros se esfumaron, mi madre nos ayudo un poco, pero muy poco.
- ¿Y ponerte de puta?
- Luis se intentó buscarse la vida, pero el único camino que teníamos era que yo pusiese el coño. A través de un amigo que conoció en la cárcel conseguí un curro en un prostíbulo de cierto nivel.
- ¿Y?
- ¿Y que? – Sonia le dio un golpe de mando y Paqui grito.
- Mira zorra, no te hagas la tonta. ¿Cómo fue prostituirte?
- Un asco, lloraba cada tarde antes de ir al club. El primer cliente me quiso dar por el culo, al segundo le tuve que chupar una asquerosa polla sudada y el tercero se quiso correr en mi cara.
- ¿Y después?
- Estuve un año allí. Me fui acostumbrando con el tiempo, pero solo ganaba 1500 euros al mes, y con Luis sin trabajar no nos daba.
- ¿Y?
- A través de otra amigo que trabajaba en hostelería conocimos a uno que trabajaba en la recepción de este hotel Me aseguró un mínimo de 20 servicios al mes, el se llevaría 30 euros. Haciendo números me sacaba 2400 euros.
- Ósea que este mes el cabrón de tu pareja va a tener más para vicios.
- Eso parece.
- ¿Y por que no se puso a descargar cajas en el puerto y tu a limpiar escaleras?
- Juan tiene la espalda mal – Sonia le dio caña de nuevo – por dinero, joder, por dinero.
- Quiero que te quites el plug y te metas el consolador en el culo
- ¿Me puedo quitar las pinzas?
- ¿Quieres una pinza en el clítoris?
- No
- Pues no preguntes tonterías.
Sacó el plug de su culo y se metió en él el pollón que salía de la barra de la maquina.
- con cuidado por favor – Sonia le dio caña.
- Y una mierda con cuidado- me dijo al oído Sonia riéndose. Paqui empezó a gritar.
- Joder la muy puta nunca me la hubiera imaginado gritar así – dije yo.
- Pues no sabes lo que le espera – contestó Sonia.
El aparato le dio con fuerza en el culo, bajó un poco la velocidad pero le dio fuerte hasta que Paqui cayó reventada.
- tomate un red bull, descansa dos minutos y seguimos – oyó la puta en los altavoces
- gracias – contestó ella.
Paqui se puso un red bull y a continuación se bebió un ron del mini bar a morro.
- joder conmigo ni bebía.
- Pues ahora bebe lefa a litros, ¿te importa?
- Hace años que dejo de importarme lo que le pasaba a esta zorra. Creo que en el momento en que tu te metiste mi polla en la boca me di cuenta de la suerte que había tenido por ser dejado por esta chacha.
- Me alegro.
Paqui estaba en medio de la sala esperando instrucciones.
- quiero que cambies el cabezal de la maquina. Pon el de doble cabeza. Métetelo en el culo y en el coño a la vez.
- Pero… me va a destrozar.
- No te he preguntado.
Paqui cogió de la mesa el cabezal y lo conecto. Se volvió a agachar y se introdujo en ambos agujeros el aparato. Sonia le dio con cuidado al principio pero según pasaba el tiempo iba subiendo la velocidad. Paqui tenía los ojos fuera de orbita. La mujer gritaba como loca.
- arráncate las pinzas, ¡¡ahora!! – la zorra de Paqui con una mano dio un tirón de cada una de las pinzas dando un alarido cuando se soltaba cada una de ellas.
- Joder que dolor – gritó mi ex mujer.
- No te he preguntado – contestó Sonia.
Paqui volvió a caer rendida después de 15 minutos con sus dos agujeros convertidos en bebederos de patos. La muy zorra parecía resignada a su suerte y solo quería que nos aburriésemos de verla ser usada.
Paqui quedo tirada sobre el suelo en casi posición fetal.
- Zorra, no te pago para que descanses - dijo Sonia por el micrófono – levántate ahora mismo y ponte en el potro que tienes a tu izquierda. Quiero que te tumbes en él y te pongas el antifaz que cuelga de él en los ojos y los auriculares en los oídos.
Paqui se levantó como pudo, parecía que le costaba subirse al invento que había comprado Sonia. Ni idea lo que se había gastado y peor aun, ni idea como lo había subido o como lo pensaba bajar. El aparato esa una especie de silla de ginecólogo, más tumbada y con los brazos en cruz donde nuestra protagonista de la noche extendió sus propios brazos justo en cuanto había subido sus piernas al los apoyos para las rodillas y puesto el antifaz y los auriculares.
- no te muevas zorra – dijo Sonia – vamos para allí – me dijo a mi.
Paqui se dio cuenta de nuestra presencia por las vibraciones de nuestro andar por la tarima, pero no nos podía ver. Fue Sonia la que se acercó al potro.
- ¿Le has puesto música alta?, ¿Heavy, la puta lo odiaba?
- Que va, son lo ultimo en silencio. Esos auriculares, que creo que va a ser lo único que me lleve esta noche de aquí, cuestan una pasta pero provocan el silencio absoluto al que se los pone. La tía no oye nada de nada. Los he probado.
Sonia engancho los tobillos de Paqui a unas correar y mediante al mecanismo abrió las piernas de la puta hasta casi hacerle daño. Cerró sobre su estomago otra correa, otra bajo as tetas, para lo que tuvo que elevarlas y otra a la altura de su cuello. Otra correa abrazaron los brazos de la mujer a la altura del bíceps, antebrazo y finalmente muñeca.
El potro era realmente una chulada, dejaba a la persona totalmente abierta, con acceso a sus tres agujeros e inmovilizada. Además de eso había espacio en él que permitían a otra persona acercarse.
Paqui respiraba rápidamente más por el miedo a lo que vendría a continuación que la excitación. El miedo vencía al placer.
Sonia se recreó en su obra.
- ¿Si te digo que en años de casados jamás la vi así de abierta?
- ¿Y a mi?
- A ti el primer día te vi más abierta que a nadie en mi vida.
- Un honor – dijo Sonia dándome un rápido pico en los labios.
Sonia cogió la primera maquina usada y volvió a meter un cabezal nuevo. En esta ocasión una polla de un tamaño generoso, pero sin ser los calibres anteriores. Lo puso de manera que entraba de abajo arriba por el ano de mi ex mujer.
Paqui grito al notar como la punta del juguete hacia contacto con su irritado esfínter. Sonia ni se inmutó, cogió una tira de cinta americana y se lo puso a la prostituta en la boca. Se había acabo el problema. Le dio caña al torturador anal.
Sonia les colocó unas nuevas pinzas en los pezones que se sacó del bolsillo.
- estas a lo mejor también me las llevo. No las había visto nunca.
Y efectivamente, las pinzas acababan en los planchas que apretaban en pezón mucho más que si lo hiciese unas normales. Las cerró hasta que la rosca no pudo más.
- ¿no te estas pasando? – dije
- ¿te importa?
- Pues la verdad es que poco.
- Pues no molestes.
La cara de Paqui era un poema. Por un lado la maquina penetradora que le magullaba su dolorido ano, por otras las pinzas que la reventaban.
- Fóllale el coño, pero cuidado con las pelotas – me ordenó mi amiga.
No me lo pensé dos veces, ya no era el revanchismo de nuestros años de casados, a Paqui me la podía follar cuando quisiese por 150 euros, sino que simple y llanamente estaba caliente y con ganas de meterla.
Mi polla entró como la mantequilla en aquel abierto coño rasurado. Debajo mía una barra guiaba al consolador hasta el culo de mi ex mujer y ahora puta encontrándome con él en su interior. El clítoris estaba enorme y de vez en cuando le daba golpecillos como si jugase a las chapas con él.
- Quita – me dijo Sonia mientras colocaban una apretada pinza en él. Eso me puso como un toro y empecé a darle sin tregua - no te vayas a correr torero. Y yo acabé sacando mi polla de aquel coño que tantas decepciones me había dado en mi anterior vida.
Me puse una copa mientras Paqui era sometida y Sonia se recreaba. No conocía yo ese lado sádico de mi chica.
Sonia dejo que me acábasela copa, cuando estaba a punto de acabarla le quitó de un tirón la cinta americana de la boca de la torturada. Yo esperé que diese algún berrido, pero estaba muda.
- métesela en la boca. Fóllasela.
Ni lo pensé. Me quité lo que quedaba de ropa y me puse de cuclillas con un pie a cada cara de mi ex mujer. Cogí mi polla con la mano y se la metí hasta el fondo de su garganta. Paqui se atragantaba pero chupaba ni duro pedazo de carne como si le fuese la vida en ello. Mis pelotas chocaban contra su barbilla. Paqui se esmeraba en la mamada hasta que mi cuerpo se convulsionó, primera señal de que mi eyaculación se acercaba
- déjaselo todo en la boca, que no salga ni una gota – y obediente yo me corrí en la boca de mi ex mujer vaciando mis cojones por completo – ¿qué tal ha ido?, por la cara parecía que disfrutabas.
- Joder, cojonudo. No sé si cuando estaba conmigo la zorra esta se la chupaba igual de bien a su amante, pero desde luego es una colosal mamona.
- Bueno, meale en la cara, vístete y vamos a tu cuarto, esto no ha acabado – dijo Sonia mirando el reloj.
- ¿Qué la mee?
- Si, haz le pis encima – le apartó el antifaz a Paqui la cual seguía sin oír nada debido a los auriculares, nos miraba a ambos con ojos sumisos y resignados.
No me lo pensé mucho, le un trago a la aguada copa y acercándome a ella, me subí en el potro y empecé a mear en su cara. Paqui cerro los ojos y la boca, pero la deje perdida.
- Anda Juan, vuelve a colocarle el antifaz que esta ya ha visto todo lo que tenía que ver.
Le coloqué el antifaz y después de vestirnos salimos al pasillo y de ahí a mi suite. Sonia llevaba el teléfono móvil de Paqui en su mano.
- no te preocupes, luego se lo devuelvo.
- ¿para que lo quieres?
- Mira lo que he escrito al tal Luis “cariño ven a buscarme al hotel, me dicen que puedes ganar otros 1500 euros. Habitación 1120, la puerta estará abierta, entra sin llamar, ven a las 4”
- Joder, pero ¿cuándo mandaste eso?
- Cuando la atamos por primera vez.
Eran las cuatro menos diez de la mañana y en la pantalla Paqui permanecía atada con las pinzas en los pezones, abierta de piernas y amarrada al potro. Sonia puso la enésima copa de la noche y me empezó a masajear los hombros haciendo tiempo en la espera.
Oímos en los altavoces como la puerta del cuarto se abría. Miramos rápidamente a la pantalla y Luis entraba poniendo cara de sorprendido de todo aquello que se iba encontrando. Una suite más grande que su casa, juguetes sexuales por todos lados y su amante atada y hecha mierda aun potro con todos su agujeros dilatados.
- joder que desmejorado esta el cabrón este – dije yo.
Sonia cogió el micrófono.
- bienvenido Luis. Vas a tener que perdonarme, no ha sido Paqui quien envió el SMS esta noche, fui yo. Su cliente. En el SMS te proponía ganar 1500 euros, voy a cambiar de idea. Te ofrezco 5000 euros – Luis miraba hacia todos los sitios – pero 5000 euros son mucho dinero y vas a tener que ganártelo. Sé que no esta la cosa para que los dejes pasar por lo que quiero oír de tu boca decir si aceptas o no.
El antiguo playboy pareció que se lo pensaba, pero 5000 euros unidos a los 1500 que Paqui llevarían a casa esa noche eran tres meses de trabajo de su amante prostituyéndose.
- de acuerdo. ¿qué queréis de mi?
- De ti queremos ver como te dan por el culo, por una vez vas a ser quien reciba y no quien da por el culo a otros.
- No se de que me hablas.
- No lo sabrás, pero lo sentirás, ya veras.
El hombre estaba desorientado, le pedían mucho pero necesitaba el dinero.
- quiero que le quites el antifaz a Paqui, pero no los auriculares. Quiero que le mees en la cara.
- ¿qué le mee?
- Si queremos ver como lo acepta.
El hombre se dirigió a la cabecera del potro y quitó el antifaz de su amante. Esta se quedó alucinando cuando vio la cara de Luis delante de ella. Al no oírse grito primero de sorpresa y después preguntándole que hacía aquí. El hombre no contestó, sacó su polla empezó a orinar en toda su cara.
- no me mees hijo de puta, me las pagaras – gritaba a puro pulmón Paqui mientras Sonia se descojonada de risa.
El chulo putas acabó de mear y se apartó.
- quiero que desates a tu zorra, primero las piernas y después los brazos - Paqui le soltó una patada en cuanto tuvo la pierna libre. En cuanto sus manos fueron liberadas dudo entre quitarse los auriculares o no, afortunadamente se las quitó.
- Luis ahora quiero que te bajes os pantalones y te pongas a cuatro patas en el sillón, si en algún momento paras te quedas si el dinero, quiero que lo tengas muy claro. – le dijo Sonia al hombre – Paqui zorrita mía, quiero que te levantes, y le pongas tus auriculares al maricón de tu amante.
El hombre se bajo sus pantalones y se puso a cuatro patas en medio del salón de la suite.
- abre las nalgas con tus manos Luis – Paqui mientras tanto se levantaba como podía y atravesaba el salón hasta situarse delante de su amante poniéndole los auriculares.
La zorra dejo al hombre con los auriculares puestos, los pantalones quitados y abriéndose el culo con las manos y corrió a beber agua.
- no te laves Paqui. Quiero que busques en esa bolsa azul. Hay un arnés con una polla tamaño Rocco Siffredi, va a ser fácil. Póntelo y rompe el culo a ese cabrón que te ha llevado a prostituirte.
Ni lo dudo. Se puso el arnés, avanzó unos metros y de un golpe de cadera le penetró hasta el fondo. Luis dio un grito desgarrador y empezaron a salir lagrimas de dolor por sus ojos.
- dale fuerte, dale hasta que yo te diga zorra.
Y Paqui empezó a darle con fuerza y sin pausa mientras el hombre parecía morir. EN aquel momento era Paqui la persona con mayor mala hostia del mundo dándole su merecido a quien la había arrastrado a una vida de necesidades cuando lo puso haber tenido todo.
Paqui le reventó el culo hasta que ella misma desfalleció de cansancio. Cuando le ordenamos parar ambos cayeron reventados en el suelo.
Dejamos que descansasen no más de 5 minutos.
- Luis, maricona, vístete y lárgate. Le daremos tu dinero a la zorra.
- No, quiero que me lo deis a mi – grito Luis mirando hacia todos los lados.
- Bueno, algo podemos hacer. ¿quieres que te rompamos más el culo, pero en esta ocasión la maquina de la derecha?
- No
- Pues lárgate. Paqui ponte algo de beber, pero no te laves.
Vimos como Luis se vestía y cojeando salía del cuarto, llamamos a recepción para pedir que nos avisasen cuando un tío cojeando y con pinta cutre salía del hotel, y que no le dejasen volver a entrar.
Dejamos pasar unos minutos y Sonia volvió a coger el micrófono.
- Paqui guapa, abre el cajón de la izquierda de la entrada y allí hay un contrato, quiero que lo firmes.
- ¿Qué es?
- Que nos cedes los derechos de imagen y sonido de lo grabado hoy.
- No pienso firmar eso.
- Son 5000 euros más.
- ¿dónde hay un boli? – contestó la puta rápidamente.
- En el mismo cajón.
Vimos por la cámara como firmaba
- ahora ve al segundo cajón del baño y en un neceser hay 12.000 euros, coge 11.500 y deja 500. Te estamos grabando.
Paqui se dirigió al baño y beso los billetes, sacó uno de 500 del fajo y lo dejo en el neceser.
- ahora largo – sentenció Sonia.
Vimos por la pantalla como la furcia recogía su ropa y como podía salía del cuarto y cerraba la puerta a su espalda.
- ¿creo que hoy va a ser el ultimo día en este hotel – dije sonriendo
- ¿por qué?
- Por tanto grito que habrán recibido mil quejas en recepción del resto de habitaciones.
- Alquile todas las que podíamos molestar.
- Joder pues si nos ha salido cara esta coña de hoy.
- Ni me lo preguntes.
- Esta bien, mételo como gasto de empresa.
- ¿Lo del sex shop también?
- También. Por cierto, que vas a hacer con eso?
- Mañana entrará una chica del servicio de habitaciones de mi confianza, ella se encarga. Los altavoces, el auricular y cámaras me lo manda a Madrid y el resto se lo queda.
- Tu sabrás…
- Por cierto, ¿me invitas a dormir en tu cama hoy?
Evidentemente ni Sandra ni yo pudimos resistirnos a follar como posesos el resto de la noche. No nos despertamos hasta la hora de comer momento en el que llamé a mi piloto para que viniese a recogernos desde Madrid. No teníamos el cuerpo para trenes.