Torrediente. (El caso del torero corneado) 2º

Continúan las pesquisas de nuestro detective dentro del club de campo, la Puri recibe un masaje con final feliz.

El caso del torero corneado 2 parte.

Escuchaba sentado en el taburete el suave sonido del Hilo musical, sintiéndome acariciado por el vientecillo que salía del casi silencioso aparato de aire acondicionado, pensando en lo bien que sentaría una temporadita de vacaciones y lujo, pagados por los generosos honorarios de “el niño del estoque” cuando le presentase las pruebas de la infidelidad de su Puri.

-         Su cubalibre de ron, señor.

Me gire mirando a la chica vestida de pingüino, seguía igual de maciza que antes pero me tomé mi tiempo para darla un buen vistazo.

Rubia posiblemente natural, pelo largo y lacio que la servía de cortinilla cuando bajaba la cabeza, deduje que era tímida y se había acostumbrado a usar esa táctica infantil, cara estrecha y labios finos apenas pintados reforzaron mi primera impresión, lo mismo que su voz bajita como si no quisiera hacerse de notar, decidí imponerme y jugar con ella.

-         Y estas cosas en mi vaso ¿Qué son?

-         Hielos señor.

-         ¿En qué parte de la frase: ponme un cubata con mucho ron y poco hielo, te has perdido?

-         En ninguna señor, pero se sirven siempre con…

-         Mira bonita, déjate de chorradas y sácame la mitad de esas piedras del vaso ¡vale! Cuando quiera un granizado de algo ya te lo pediré.

-         Si… si señor ahora mismo.

Ella se giro hacia el fregadero y saco dos de los cubitos ayudándose de una cucharilla larga, momento en yo aproveche para mirarla las ancas, la verdad es que la tía estaba buena y era jovencita, si no fuera por lo del polvo anal echado con lola, que me había dejado descargadito… a lo mejor intentaba algo con ella.

Tras sacar los hielos la chica se giro poniéndome el vaso delante pero no lo toqué.

-         Su cubalibre de ron, señor.

-         Quieres decir mi medio cubalibre, anda maja rellénalo bien que no voy a pagar media consumición.

-         No puedo señor, las dosis van marcadas y no puedo poner de mas.

No dije mas simplemente cogí el vaso y le di un buen trago, estaba muy bueno pero me lo retire de la boca diciendo:

-         ¡Menuda mierda de mejunje me has puesto tía! no lo voy a pagar así que prepárame la hoja de reclamaciones mientras voy al vestuario, cuando vuelva te la relleno, hay mucho parado en el país y si no quieres tu curro… ya sabes, al paro que vas.

-         Oiga mire yo he puesto del bueno, oiga…

Yo pasé de ella ahora más seguro de que era rubia natural por su tontería tan acusada, entrando en las instalaciones a base de echarle cara, una vez dentro el típico plano de las salidas de emergencia me ayudó a llegar a los vestuarios del club, no tardé en encontrar los femeninos y di un vistazo rápido, allí sobre una camilla estaba la Puri recibiendo un masaje con final feliz.

Suerte tuve de verla la cara pues estaba tumbada en una camilla con la cabeza ladeada hacia la puerta, solo por suerte conseguí distinguirla y salir antes de que nadie se diera cuenta de mi presencia, fui a un lateral del edificio y me asome a una ventana que pillaba a la espalda de la camilla, coloque allí la cámara y la puse a grabar camuflando el aparato con una servilleta arrugada que me había agenciado a escondidas en el bareto de la entrada.

Antes de alejarme para no llamar la atención, dejando la cámara solita para que grabase lo que ocurriese dentro, vi que el masaje se lo estaba administrando una chinita, a juzgar por los ojillos rasgados de su carita pálida, la joven era morena y llevaba una larga cola de caballo larga de coj… quiero decir… hasta los glúteos, su uniforme de trabajo consistía en un top blanco y un pequeño pantaloncito corto de algodón, con las manos embadurnadas de aceite oloroso y balsámico recorría la espalda desnuda de la Puri, la cual solo emitía sonidos de placer entrecortados.

Yo me dirigí a los vestuarios masculinos y aproveche una taquilla abierta para meter allí mis cosas, para dar tiempo a la cámara a grabar lo que pasara, decidí darme una ducha que ya me hacía bastante falta desde hacía una semana, tras despelotarme y coger el gel de la taquilla vecina me fui a las duchas tomando prestada de paso una toalla limpia de un armario.

Mientras yo me duchaba la puri se divertía de lo lindo, la chinita la masajeaba a conciencia hasta que en un momento dado, va y la quita la toalla que tenia sobre el culo y la deja en pelota picada, siguiendo con el masaje pero esta vez dedicado a sus nalgas y toda la zona baja, (tanto vaginal como anal) se unta los dedos con aceite que saca de un frasquito aparte y vuelve a usar los dedos en la zona genital de la rubia.

Vaya usted a saber que mie… de aceite seria ese, pero los dedos entran y salen de los bujeros de la Puri a una velocidad asombrosa, la rubia jadea por cada uno de los ocho dedos que frotan y se hunden en los agujeros de su cuerpo, sus ancas se levantan de la camilla a cada instante y su cuerpo no tarda en estremecerse de gozo, se corre de gusto rozando su pecho contra las sabanas, de su chomino brota tanto flujo que cuando vi la grabación creí que se había meado, pero volvamos al tema, la chinita no conforme con sus dedos saca algo parecido por el tamaño a un rotulador y tras conectarlo se lo mete por el ano a la rubia, luego se agacha y coloca un almohadón bajo el vientre de su clienta para que mantenga las ancas levantadas, seguidamente se agacha y comienza a pasar la lengua por el coño de esta, lamiéndolo de arriba abajo y a la vez sobeteando el ya prominente y excitado clítoris.

La Puri gime y se contonea, con la china comiéndola el chocho y a la vez sintiendo su culo trajinado por el chisme vibrátil, no tarda en correrse una segunda vez empapando la cara de la joven que lejos de detenerse se come mas ávidamente la salsa de la rubia y el mejillón que la suelta, entre jadeos un grito sale de la boca de la Puri:

-         ¡Amin!

Entonces aparece el tal Amin, es un marronazo, es decir un negro algo descafeinado que no por eso hace de menos a su raza, este viste camiseta de manga corta y pantalones cortos igualmente blancos como los de la chinita, se sitúa ante las fauces de la Puri y se saca el oscuro salchichón medio erecto colocándolo ante los labios de la rubia, esta adelanta la boca como puede a la vez que con los brazos se abraza a las piernas del tío atrayéndolo contra la camilla, chupetea con ganas el miembro del joven y musculado moreno sintiendo como este crece en su boca hasta límites inesperados, el apoya una de sus manos en la nuca de la rubia, seguidamente comienza a envestir su rabo contra la tráquea de la mujer follándola la boca sin remilgos, de las fauces de esta brota la saliva a raudales mientras se comba por los espasmos que la produce su tercer orgasmo ocasionado por la boca de la chinita que no ha abandonado su chirla ni por un instante, la Puri jadea de felicidad contra las pelotas del marronazo con los ojos en blanco.

Este aprovecha el descontrol momentáneo de la rubia para desenfundar el pijo de su babeante boca, bordea la camilla y apartando a la china y al rotulador vibrante, se encaloma sobre las rotundas y bien puestas ancas de la Puri, apoya la cabeza baboseada del miembro en el bujero anal y empuja con ganas sumiéndola medio aparato en un pis pas dentro del ano, la china no pierde la compostura y sigue sobando con los dedos de su mano la chirla de la rubia, mientras se consuela dactilarmente usando los dedos de la zurda en su propio conejo, que a estas alturas ya tiene completamente empapado en su propia salsa china.

Los movimientos de Amin el marronazo, son mas rápidos a cada minuto que pasa, su larga verga desaparece y reaparece cada pocos instantes del ano de la rubia, esta gruñe y gime de dolor y placer mezclados, babea la camilla y se la saltan las lagrimas aunque no de emoción precisamente, el calibre de Amin es un tanto excesivo para ella pero la Puri solo desea ser follada y gozar a lo bestia, la china se quita los pantalones y aplica el vibrador a su propio chochete, este responde adecuadamente y su propietaria no tarda en correrse gimiendo como una gatita sin dejar de masturbar a la rubia.

Entretanto Amin da unos sonoros azotes a las ancas de Puri para que no deje de agitar el culo mientras la penetra vigorosamente, el esfínter aprisiona y masajea la verga en cada envestida que recibe, el placer se hace tan intenso que la rubia tiembla, entre sonoros gemidos y jadeos esta se encorva y goza de nuevo, el marronazo la sigue a corta distancia pero conserva la suficiente lucidez para recordar que la clienta quiere el esperma fuera, en el último instante este saca su verga del bujero marrón y se corre salpicando las nalgas de la mujer hasta los riñones, gordos goterones caen resbalando por su raja y caderas hasta caer chapoteando en la camilla, tras unirse al flujo de la rubia empapando la mano de la chinita por el camino.

Naturalmente la chinita limpió la herramienta de Amin oralmente y con deleite para ambos, dejándola prácticamente reluciente antes de que esta vuelva al pantalón blanco, ya hacía tiempo que el bueno de Amin avisó a la china de lo mucho que se mosqueaba el jefe con la ropa de trabajo sucia, desde entonces ella limpia siempre con esmero y responsabilidad todas las vergas que encuentra antes de guardarlas.

Mientras la Puri se recuperaba de aquella cantidad de orgasmos, yo acababa de ducharme y me secaba con la toalla prestada, después pase por “mi” taquilla volviendo a ponerme la ropa nueva de mercadillo, pero intercambie mi corbata de los chinos por una mas guay de una marca famosa que me encontré en la taquilla de al lado, dejando la mía en su lugar pues una cosa es un intercambio y otra muy distinta un robo, también usé su colonia y desodorante ya de paso eche un vistazo a la cartera del despistado que se había dejado la taquilla abierta, requisándole los 200 Euskos que llevaba como multa por su torpeza, aprovechando para guindarle una visa con la que me proponía hacerme unos regalitos y renovar el antivirus, ya de paso eche un vistazo al carnet de identidad y sus tarjetas de visita, el gachó se llamaba Celedonio Pocasluces era banquero y corredor de fincas en sus ratos libres, decidí conservar toda la cartera como prueba circunstancial mientras duraba mi investigación.

Antes de salir metí en una bolsa del club, dos rollos de papel higienico, una toallita de bidet para sustituir a la mía ya mencionada de dos colores y un albornoz limpio que encontré en otra taquilla, así como un polo a rayas que me pareció de mi talla y un pantalón corto a juego, seguidamente me asome a la ventana donde había dejado la cámara y viendo que en la camilla solo había una mancha clara bastante espesa, recogí mi cámara confiando que la grabación hubiera resultado tan provechosa como esperaba, luego fui hacia la entrada encontrándome en la puerta del bareto a un tío mayor echándole la bronca a la camarera vestida de pingüino, deduje que debía ser su encargado o el maître del bareto de lujo.

Me pare ante el tío mayor preguntándole que pasaba, la chica me reconoció y dijo que yo era el cliente descontento a lo que el maître repuso:

-         Yo a usted no le conozco caballero, muéstreme por favor su carnet de socio del club.

-         No soy socio majéte, solo soy un invitado del señor Celedonio Pocasluces, ya sabe usted ¡el banquero!

-         Si claro que se quien es el señor Celedonio, un pilar de la sociedad si se me permite decirlo.

-         Si hombre si, se le permite decirlo, ¿pero que tiene usted contra la chiquilla aquí presente?

-         ¿Yo? nada señor que es una torpe y una novata en esto del servir a la gente de posición, pero no se preocupe su señoría que en seguida soluciono el tema, tal y como está hoy el asunto enseguida la sustituyo.

-         Mira majéte, ¡perdón! no se su nombre.

-         Francisco señor, Francisco Roblecaido para servir a dios a usted.

-         Por dios bendito ¿es usted un Roblecaido de verdad? Hacía años que no escuchaba su apellido, pensé que todos habían “caído” en desgracia.

-         Pues no señor, como ve aquí aun queda este servidor, aunque ya no somos de la nobleza, la crisis, la democracia y esas cosas.

-         Bueno mira Paquito, ¿me permites que te llame Paquito verdad?

-         Yo…yo…

-         Como te decía, mira Paco esto lo soluciono yo ahora mismo, mira yo necesito una ayudante durante un par de días, el mismo tiempo que tú necesitas para que esta chica salga de tu vista y se te pase la mala uva, así de paso ella aprenderá modales y meteremos algo en su cabeza, te voy a hacer el favor de quitártela de encima, pero no le des su puesto a nadie pues volverá y mucho mejor educada, déjalo de mi mano.

-         ¿Cómo la va a educar? es pobre, medio tonta y viene de la clase baja, nunca debimos admitirla en un club tan selecto.

-         ¡Disciplina inglesa! – Dije dando una sonora palmada- ¡no hay nada mejor que calentarlas un poco!

-         Lleva razón señor, ¿pero no podría… verlo? Al menos un poco.

-         Pero mira que eres pícaro Paquito, anda y dame cancha, una vez educada te la devuelvo suave y ya podrás tú hacer lo que quieras, en un par de días como ayudanta le doy un cursillo rápido.

-         Como desee el señor, ¿por cierto no se su nombre?

-         Llámame Hose lui, todos lo hacen, además en determinados momentos un nombre sonoro es, o puede resultar embarazoso.

-         Qué razón lleva el señor, se ve que es usted un hombre de mundo, en fin don Hose lui, en dos días esperaremos el regreso de la señorita Carmen, debidamente educada por supuesto.

-         Cuenta con ello Paquito, ahora indícala lo que ha de hacer para que se haga a la idea y no se me alborote, de paso y mientras la espero ponme un cubata pero como debe de ser, es decir bueno y con solo un hielo, que este bien cargadito pues va de cuenta de la casa y ha de dar prestigio al que lo prepara, sin menoscabo del que lo toma.

-         ¡Qué razón lleva usted señorito Hose lui! repito que se nota que es usted un tío de mundo.

Continuara…


Bien amigos la historia continuara más adelante, una vez más pido disculpas por el dialogo algo soez pero repito que va con el personaje.

¡Sed felices!